Solo si se resuelven las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (2)
En cuanto al problema de las nociones, en la reunión anterior compartimos acerca de tres puntos: el primero trataba las nociones sobre creer en Dios; el segundo, las nociones sobre la encarnación y el tercero, las nociones sobre la obra de Dios. Terminamos de debatir los dos primeros puntos y hablamos de algún contenido conceptual bastante básico respecto al tercero. En cuanto a las nociones referentes a este punto, o al contenido relativo a ellas, ¿contemplasteis después con detenimiento qué otro contenido está relacionado con estas nociones y con esta verdad? Ninguna verdad es tan simple como su significado literal; todas albergan en el interior su propio significado real, y todas tienen relación con la entrada en la vida de las personas, así como con todos los aspectos de su vida diaria y su fe en Dios. Por tanto, ¿habéis averiguado a raíz de vuestra vida diaria algún contenido relativo a este aspecto de la verdad? Cuando escucháis las charlas sobre este aspecto de la verdad, solo podéis entender una parte, en un sentido literal, y obtener algo de discernimiento sobre las nociones obvias. Después, por medio de una contemplación más profunda, de la oración, de la búsqueda y de compartir con vuestros hermanos y hermanas en base a vuestra experiencia, deberíais ser capaces de obtener un entendimiento un tanto más profundo y práctico. Si nos fijamos en estas tres verdades en el sentido literal, ¿cuál está más relacionada con las actitudes corruptas de las personas, su comprensión del carácter de Dios y su entrada práctica? ¿Qué verdad es la más exhaustiva y profunda? (La tercera). La tercera verdad es un poco más exhaustiva. La primera eran las nociones sobre creer en Dios, que son bastante obvias y superficiales; la segunda eran las nociones sobre la encarnación, que abarcan algo de contenido que la gente puede ver y entender, y con el que pueden entablar contacto y reflexionar en la vida; la tercera verdad trataba las nociones sobre la obra de Dios, que afecta a las actitudes corruptas de las personas. Esta última verdad es en cierto modo más profunda. Entonces, ¿qué son exactamente las nociones sobre la obra de Dios? ¿Cuáles tiene la gente? ¿Cómo deben entender y tratar estas nociones, y cómo se deben resolver? Este es el contenido de la charla de hoy.
Cuando las nociones de las personas sobre la obra de Dios pasan de ser aplicar el razonamiento y juicio a ser hacerle exigencias a Dios, tener deseos extravagantes, entrar en conflicto con Él y realizar ciertas evaluaciones y juicios sobre Su obra, entonces estas nociones ya no son un punto de vista ni una creencia, sino que también guardan relación con las actitudes corruptas de las personas. Una vez que se empiezan a preocupar por las actitudes corruptas, eso basta para provocar que se resistan a Dios, lo juzguen e incluso lo traicionen. Por tanto, no supone un gran problema si las nociones de la gente sobre Dios no van más allá de las figuraciones y la especulación. En cambio, si derivan en un punto de vista y una actitud hacia la obra de Dios, si se convierten en exigencias irrazonables o en juicios y condenas contra Él, o bien se llenan de ambición, deseos o intenciones, entonces ya no son nociones corrientes. ¿Por qué digo esto? Porque estas nociones y pensamientos tienen relación con tu entrada en la vida, con tu entendimiento de la obra de Dios, con si puedes aceptar y someterte a Su soberanía y con si puedes reconocerlo como tu Soberano y el Creador, y todo esto guarda relación directa con tu postura y actitud hacia Dios. Si lo miramos de esa manera, ¿supone un problema serio para las personas albergar tales nociones? (Sí). A fin de diseccionarlas, si lo hacemos desde un punto de vista teórico, pueden sonar un poco abstractas o de algún modo muy alejadas de vuestra vida diaria. Así que hablemos un poco más sobre las condiciones de vida de distintos tipos de personas, las que podemos ver en nuestra vida cotidiana o entre los seres humanos, o sobre su destino o sus diversos puntos de vista y actitudes hacia la vida y hacia la soberanía e instrumentación de Dios, de modo que diseccionemos las nociones de las personas y les permitamos ver que Dios rige e instrumenta al género humano, y cuáles son las circunstancias reales de la obra de Dios. Este es un tema sobre el que no es tan fácil hablar. Si la charla es demasiado teórica, a la gente le parecerá hueca, al tiempo que, si se preocupa demasiado por asuntos triviales o es muy cercana a su vida real, pensarán que es muy superficial y se producirán problemas de este tipo. Sea como sea, en cualquier caso, vamos a hablar sobre ello de una manera bastante directa y sencilla de entender, que no es otra que contando una historia. Mediante el argumento y los personajes de esta, así como la filosofía de vida que se refleja en la propia historia y los fenómenos que la gente observa, esta es capaz de entender algunas de las maneras y métodos a través de los que Dios hace Su trabajo, además de los puntos de vista falaces que la gente tiene en la vida real relativos a la obra de Dios, a Su soberanía e instrumentación de todo, o a algunas cosas incorrectas a las que se aferran. En cierto modo, a la gente le resulta más sencillo de entender cuando se comparte de este modo.
Pues esta es la historia. Había una vez una niña pequeña que nació en una familia no muy rica. Desde que era muy joven albergaba un deseo: no pedía ser rica ni tener una vida opulenta, lo único que quería era alguien de quien poder depender. ¿Era su deseo demasiado extravagante? ¿Pedía demasiado? (No). Pero, por desgracia, su padre murió antes de que ella se hiciera mayor, así que, en efecto, no tenía a nadie de quien depender. Había perdido a la principal persona con la que podía contar en la vida, la única de la que podía depender, según pensaba ella con su mente infantil. ¿Acaso esta mente tan tierna no se vio afectada por una gran angustia? Debió provocársela que sucediera algo así. ¿Había trauma en su corazón? Lo había, sin duda. ¿De qué manera nació ese trauma? Fue porque, con una mente tan infantil, aún no estaba preparada, y decía: “Puedo ser independiente, puedo valerme por mí misma, ya no me hace falta depender de mis padres”. Como se suele decir, todavía no había desplegado sus alas. Su mente ingenua no había llegado a pensar qué hacer respecto a su futuro o cómo sobrevivir sin sus padres. Fue en esta situación, antes de ser consciente de tales cosas, cuando su padre murió, lo que significaba que su medio de sustento en la vida desapareció, y que la situación se iba a volver todavía más difícil de lo que ya era. Os podéis imaginar cómo fueron sus días después de aquello. Tuvo una vida difícil con su madre y su hermano pequeño, apenas salían adelante. Sin embargo, por muy angustiada que estuviera, la vida tenía que continuar, así que siguió dando tumbos, sin dejar de hacerle compañía a su madre y su hermano. Unos años más tarde, ya crecida, pudo ganar algo de dinero de manera independiente para cubrir los gastos cotidianos de su madre y su hermano, si bien para nada eran ricos. Todo este tiempo, su deseo más profundo no había cambiado. Necesitaba a alguien de quien depender, pero ¿qué clase de persona? ¿Qué era exactamente de lo que quería depender? Describídmelo. ¿Qué significa “alguien del que depender” en términos sencillos? Alguien que le proporcionara un medio de vida, además de ropa y comida, para que no le hiciera falta salir a ganarse ella la vida por su cuenta ni tampoco tuviera que padecer ningún sufrimiento. Alguien en quien, al menos, pudiera apoyarse cuando las cosas fueran mal y que, como se suele decir, la respaldara; esa era la clase de persona con la que esperaba contar. Aunque no pudiera ayudarla ni sustentarla económicamente en la vida, al menos tendría un hombro en el que apoyarse cada vez que algo fuera mal o se sintiera angustiada, alguien que la ayudara a sobrellevar los tiempos difíciles y a capear el temporal; esto era lo que ella deseaba. ¿Era mucho pedir? ¿Era un deseo irrealizable? No lo era. ¿No desea mucha gente algo tan simple como esto? Poca gente puede decir que nació sin nadie más con quien contar aparte de sí mismos. La mayoría de los que viven en este mundo y en una comunidad esperan tener un amigo o alguien con quien contar, y esta muchacha no era una excepción.
En un abrir y cerrar de ojos, llegó a la edad de casarse, y seguía deseando encontrar alguien de quien depender, alguien fiable. No tenía que tratarse de una persona especialmente rica ni que le diera una vida de lujos, ni tampoco un gran conversador. Solo hacía falta que estuviera presente para apoyarla cuando más problemas tuviera, o le acuciaran las dificultades o las enfermedades, aunque solo fuera para dedicarle unas palabras de consuelo y nada más. ¿Era este un deseo que se podía hacer realidad fácilmente? No está claro. Nadie sabe si los deseos de la gente son lo que Dios planeó darles o llevar a cabo en ellos, o si al final sus deseos los predetermina su destino. Por tanto, nadie sabía si el deseo de esta muchacha se haría realidad, tampoco ella misma. Sin embargo, siguió aferrada a él y avanzó hasta la siguiente etapa en la vida. En aquel momento, se sentía muy aprensiva e intranquila, pero, sea como fuere, el día había llegado aun así. No sabía si la persona con la que planeaba casarse era realmente alguien con quien podía contar para el resto de su vida, pero aún albergaba esa sincera esperanza en su corazón: “Debería ser alguien de quien pueda depender. Los anteriores veintitantos años de mi vida han sido ya suficientemente duros. Si acabo con alguien que no sea fiable, el resto de mi vida será incluso más duro. ¿Con quién más voy a poder contar?”. Se sentía afligida, pero no podía hacer nada, así que conservó la esperanza. A fin de sobrevivir, cuando la gente no sabe qué hace aquí en esta vida ni cómo sobrellevarla, avanzan a tientas con este tipo de deseos y esperanzas desconocidas. Llegado ese momento, ignoraba cómo sería su futuro. El futuro era una incógnita. Siguió avanzando hacia delante. Sin embargo, a menudo se dan muchos hechos que se oponen a los deseos de la gente. A partir de ahora, no opinemos sobre por qué dispone Dios de esta manera el destino de las personas, ya se trate de su disposición intencionada o de que la corrupción e ignorancia de la gente hayan causado que sus deseos y exigencias sean diametralmente opuestos al destino que Dios ha dispuesto para ellos, de modo que a menudo tales deseos no se pueden hacer realidad y nada suele salir de la manera que esperaban. Por ahora no vamos a tratar nada de esto. Vamos a continuar primero con la historia en sí.
Después de casarse, la muchacha entró en la nueva etapa de la vida, sin dejar de mantener su deseo. ¿Qué le esperaba en esta etapa de la vida? No lo sabía, pero no podía eludirlo solo porque tuviera miedo a lo desconocido. Tenía que endurecerse y avanzar, y le quedaba aún vivir el día a día. En este gran punto de inflexión en su vida, el destino que Dios había dispuesto para ella llegó al fin, y era lo opuesto a lo que había anhelado. La vida familiar hogareña que ansiaba, con una simple cama, un pequeño escritorio, una habitación limpia y sencilla, un marido e hijos, esa vida corriente que quería nunca sucedería. Después de casarse, su marido se pasaba todo el año fuera de casa por trabajo, así que debían vivir separados. ¿Qué perspectivas le ofrece una vida así a una mujer? La de ser acosada y discriminada. Tener que afrontar ese entorno de vida supuso otro golpe en su vida y su destino. Era algo que nunca había visualizado, y también que nunca hubiera querido ver o afrontar. Pero ahora los hechos eran completamente inconsistentes con sus deseos y figuraciones. Aquello que no quería ni ver ni experimentar era lo que le había ocurrido. Su marido se pasaba el año entero fuera, trabajando. Ella tenía que ser independiente, tanto en la vida como económicamente. Tenía que ir a ganar dinero para pagar las facturas por su cuenta. No tenía a nadie que la ayudara en la vida, y tenía que depender de sí misma para todo. En semejante entorno vital, ¿acabó esta mujer con alguien con el que contar o no fue así en absoluto? (No fue así). Cuando se casó, ¿se cumplió su deseo o se frustró? (Se frustró). Obviamente, en la segunda etapa importante de su vida, una vez más se vieron frustradas sus esperanzas y no tenía a nadie con quien contar. La persona de la que había pensado que podría depender no estaba a su lado, y no podía contar con él para nada. Aquel al que había considerado el pilar de su fortaleza, su sólido apoyo y alguien de quien depender no era en absoluto fiable. Tenía que arreglárselas sola, ocuparse de todo y afrontarlo por su cuenta. Durante los tiempos más difíciles, lo único que hacía era esconderse en la cama y llorar bajo las mantas, sin nadie con quien compartir sus problemas. Por motivos de imagen, en aras de la competitividad y la autoestima, a menudo proyectaba una apariencia imponente y parecía una mujer fuerte, pero en el fondo era muy frágil. Necesitaba apoyo y anhelaba a alguien de quien depender, pero este deseo todavía no se había hecho realidad.
Unos años más tarde, iba de un lado para otro con varios hijos pequeños a cuestas, alquilaba casas y llevaba una vida sin domicilio fijo. De este modo, uno de sus requerimientos más básicos para la vida se estaba erosionando paulatinamente, poco a poco, a medida que los años se sucedían. Lo único que quería era una habitación pequeña con una cama, un pequeño escritorio, una estufa para cocinar, que su familia comiera alrededor de la mesa, criar unas cuantas gallinas y llevar una vida sencilla. No esperaba ser rica ni pudiente. Mientras la vida fuera simple y pacífica y la familia estuviera junta, con eso bastaba. Sin embargo, lo único que podía llevar ahora era una existencia precaria en la que se hacía cargo de sus hijos. No es solo que no tuviera a nadie de quien depender, sino que, peor aún, tuvo que convertirse en alguien con quien sus hijos pudieran contar. También pensaba que, como vivir en este mundo mortal era tan penoso, tal vez encontraría una manera de solucionar su aflicción, como hacerse monja budista, o encontrar un lugar donde cultivar sus virtudes espirituales, lejos de la sociedad humana y del sufrimiento, sin depender de nadie ni que nadie dependiera de ella, porque vivir así era demasiado cansado y doloroso. Pero ¿cuál era la única cosa que la mantenía y le daba fuerzas para continuar? (Sus hijos). Eso es. Si no los hubiera tenido, es posible que cada día que viviera hubiera sido más doloroso, pero, una vez que los tuvo, asumió sus responsabilidades y se convirtió en la persona de la que ellos dependían. Cuando la llamaban “mami”, le parecía que la carga sobre sus hombros era demasiado pesada, que no podría renunciar a sus responsabilidades así como así, y que tampoco podría depender de otros, sino ser aquella de la que dependen los demás. Esto, pensaba, se podía considerar una fuente de la alegría, una actitud y una motivación en la vida. De este modo, aguantó otros diez años por sus hijos. ¿Parecían largos los días? (Sí). ¿Por qué era así? (Porque su vida era dura, así que los días se le hacían largos). Lo sabes por experiencia, esas palabras suenan a las de alguien que ha pasado por lo mismo. Los días eran duros y tortuosos, así que parecían extremadamente largos. Lo único que experimentaba era una especie de tormento en el fondo de su corazón, así que tenía que vivir contando los días, y esta clase de vida no era fácil de sobrellevar. Incluso después de que los hijos hubieran crecido, su deseo permaneció inalterable. Seguía teniendo este deseo en el fondo de su corazón: “Los hijos ya son mayores y no supone un esfuerzo cuidar de ellos. Si mi marido pudiera estar con nosotros y la familia se reuniera, entonces nuestra vida sería aún mejor”. Su maravillosa figuración regresó e, igual que dicen los no creyentes, devolvió el viento de la esperanza a sus velas. Cada vez que no podía dormir por la noche, pensaba cosas como: “Ahora que han crecido los hijos, si pueden ir a la universidad y acabar encontrando un buen trabajo y ganar dinero, entonces la vida será más fácil y la situación de comida, ropa y alojamiento será mejor que la actual. Y, si mi marido regresa, la vida será mejor todavía, ¡y tendré alguien con quien contar! Las dos personas con las que conté con anterioridad me fallaron, pero ahora cuento con otras de quienes depender. ¡El Cielo me ha tratado bastante bien! Parece que vienen días mejores”. Eso creía. ¿Esto es bueno o malo? Nadie lo sabe. Nadie sabe cuál es el destino de una persona en la vida ni lo que viene después. Todo el mundo va dando tumbos por la vida, aferrado a sus preciosos deseos.
Pasaron diez años, trasladaron a su marido a un trabajo distinto y la familia se reunió por fin, lo cual era bueno. Así que, al final, ¿se podría convertir su marido en alguien con quien contar? ¿Podría compartir un poco de la aflicción de su vida? Como nunca habían vivido juntos ni se habían relacionado a un nivel muy profundo, no conocía nada bien a su marido. En los días que siguieron, ambos empezaron a aprender a vivir juntos y a obtener un entendimiento mutuo más profundo. En cualquier caso, su deseo no cambió. Esperaba que este hombre se convirtiera en alguien de quien depender, en aquel que la consolaría y aliviaría su dolor, pasara lo que pasara. Sin embargo, las cosas tampoco salieron como ella pretendía. Este marido con el que nunca se había relacionado a un nivel profundo, este hombre al que no entendía en absoluto, simplemente no podía convertirse en aquel de quien dependiera. El motivo era que, para estas dos personas, la capacidad de supervivencia, las cualidades humanas, las perspectivas de vida, los valores y las actitudes hacia sus hijos, familia y parientes eran por completo diferentes. La pareja discutía y tenía conflictos permanentes por cualquier minucia. En el fondo, esta mujer esperaba poder seguir aguantando hasta que su marido fuera capaz de llegar a entender su gentileza, su paciencia y sus dificultades, y acto seguido se conmoviera a un nivel emocional y reconectara con ella, pero este deseo no se hizo realidad. Por lo que a ella respectaba, en el fondo, ¿era su marido alguien con quien poder contar? ¿Podía convertirse en alguien del que ella dependiera? (No). Cada vez que afrontaba dificultades, su marido no solo no la consolaba ni aliviaba su pesar, sino que lo incrementaba, la hacía sentir incluso más decepcionada y desamparada. Llegada a este punto, ¿cuáles eran sus sentimientos y su entendimiento más profundos sobre la vida? La decepción y el dolor, lo que la llevó a cuestionarse: “¿De veras hay Dios? ¿Por qué mi vida es tan dura? Lo único que quiero es alguien con quien contar, ¿es demasiado pedir? Solo tengo este pequeño deseo. ¿Por qué no se ha hecho todavía realidad en todos estos años que he vivido? No exijo nada excesivo ni tengo ambiciones. Solo quiero a alguien en quien apoyarme cuando las cosas vayan mal, eso es todo. ¿Por qué no se puede satisfacer siquiera un deseo tan pequeño?”. Esta situación continuó durante varios años. Obviamente, la vida de esta familia no era muy armoniosa, se producían discusiones con frecuencia. Los hijos estaban tristes e infelices, y sus padres igual. No había paz ni alegría en la familia, y lo único que sentía cada uno de sus miembros era miedo, desazón y terror, además de aflicción e inquietud en el fondo de su corazón.
Unos cuantos años después, las cosas al fin dieron un giro y el evangelio del Señor Jesús llegó hasta ella. Sintió que su deseo se haría finalmente realidad: “No me hace falta depender de mi padre, de mi marido ni de nadie a mi alrededor”, pensó. “Mientras cuente con el Señor Jesús, estaré en paz y tendré a alguien de quien depender de veras, y encontraré la paz y la felicidad reales, por lo que la vida no será un calvario tan grande”. Tras aceptar el evangelio del Señor Jesús, esta mujer se puso mucho más feliz, y por supuesto su vida se volvió más asentada. La actitud de su marido hacia ella no había cambiado y él era aún igual de duro, la ignoraba y no le mostraba consideración, cuidado ni preocupación de ningún tipo, ni siquiera paciencia, gratitud o tolerancia. No obstante, como contaba con la salvación del Señor Jesús en su corazón, la actitud de ella hacia todo esto cambió. Ya no reñía ni trataba de razonar con su marido, porque había llegado a entender que la gente no tiene nada que ganar al discutir sobre todo eso. Cada vez que se torcían las cosas, hablaba con el Señor Jesús y su corazón se volvía mucho más abierto. De este modo, su vida familiar parecía haberse vuelto relativamente asentada. Sin embargo, no duraron mucho los buenos tiempos y su vida dio otro giro. Desde que empezó a creer en el Señor Jesús, predicó el evangelio con fervor, abrazó la vida de iglesia y apoyó a sus hermanos y hermanas. Sin embargo, su marido no lo aprobaba. Empezó a atosigarla y a menudo la regañaba con cosas como: “¿Todavía quieres vivir conmigo? ¡Si no es así, separémonos!”. A ella no le quedaba otra alternativa que orar al Señor y soportarlo. Aunque los días así eran difíciles y dolorosos, el trauma en su corazón era mucho menor que antes, y además podía extraer algo de consuelo de la oración. Cada vez que se hallaba en dificultades, le oraba al Señor. Su corazón tenía así a alguien con quien contar y obtenía una satisfacción temporal, y le parecía que su vida era mucho mejor.
Con el tiempo, los niños crecieron. Como habían vivido con ella desde la infancia y el afecto hacia su madre era en cierto modo más acentuado, la mujer pensaba: “Ahora que mis hijos han crecido, ya no necesito depender de mi marido, puedo contar con ellos”. A todos los efectos, parecía que ya había llegado a depender del Señor Jesús y había puesto el corazón, su familia e incluso su futuro y perspectivas en Sus manos. Sin embargo, en el fondo aún se aferraba a este deseo con respecto a las personas que era capaz de ver y con las que se relacionaba, y esperaba que tal deseo se convirtiera en realidad algún día. Como a la gente no le es posible ver dónde está el Señor Jesús, dicen que se encuentra a su lado y en su corazón, pero a ella le parecía que no se podía tocar ni ver a Dios, lo cual le causaba inquietud. Pensaba que sería suficiente con contar con el Señor Jesús para sobrellevar los acontecimientos importantes y los grandes problemas, pero que en la vida real tendría que depender todavía de sus hijos. A lo largo de todo este tiempo, su deseo no había cambiado ni ella se había desprendido de él. Ahora creía en el Señor Jesús, pero ¿por qué no se había alterado todavía este deseo? Hay múltiples razones para ello. Una es que no entendía la verdad ni sabía ni comprendía mucho sobre la soberanía y la instrumentación de Dios; esa es la razón objetiva. La subjetiva es que era una persona cobarde. Aunque creía en Dios, después de experimentar tanto dolor, seguía sin tener ninguna perspectiva clara sobre la importancia de creer en Él, ni sobre el destino de las personas, la instrumentación de Dios ni la manera en la que obra el Creador. ¿En qué se demuestra que no tenía una visión clara sobre estas cosas? En primer lugar, siempre cargaba sobre los demás su propia felicidad y su arraigado anhelo de una vida mejor, con la esperanza de que su deseo se hiciera realidad gracias a la ayuda o la solidaridad de los demás. ¿Era esta una visión equivocada de la vida y del destino? (Sí). Este punto de vista era erróneo. Como padre o madre, ¿es un error depositar tus esperanzas en tus hijos, esperar que sean buenos hijos y capaces de mantenerte cuando se hagan mayores? No es un error y tampoco es pedir demasiado. ¿Qué problema hay aquí entonces? Quería depender constantemente de sus hijos y así tener una vida feliz, disfrutar de esto o aquello y hacerlo el resto de su vida. ¿Cuál era su errado punto de vista al hacer esto? ¿De dónde le venía esta idea? ¿Cuál era el origen de este punto de vista? La gente siempre alberga una extravagante esperanza de cierto modo de vida y estándar para vivir. Es decir, incluso antes de llegar a conocer cómo ha predestinado Dios su vida o cuál es su destino, ya han planeado cuál ha de ser su estándar para vivir, que es ser felices, disfrutar de paz y alegría en la vida, ser ricos y pudientes y disponer de gente que los ayude y de quien depender. La gente ya ha planeado su propia senda y objetivos en la vida, su destino final en ella y todo lo demás. ¿Está la fe en Dios presente en todo esto? (No). No lo está. Esta mujer siempre tuvo una misma visión de la vida: si dependo de este o aquel, mi vida se volverá más pacífica, más feliz y próspera; si cuento con este o aquel, mi vida se asentará y será más segura y alegre. ¿Este punto de vista es correcto o incorrecto? (Incorrecto). Después de muchos años, ya había alcanzado la etapa de creer en el Señor Jesús, pero seguía sin ver con claridad en qué consiste la vida humana. Seguía teniendo sus propios planes e intenciones, y calculaba su senda futura y planeaba su vida venidera. Al fijarnos ahora, ¿eran correctos o incorrectos esta actitud hacia la vida y esta especie de plan? (Incorrectos). ¿Por qué? (Porque perseguía sus propios ideales y deseos, en lugar de lo que Dios requiere de las personas). Lo que perseguía no tenía nada que ver con la predestinación de Dios. Incluso antes de saber lo que Él iba a hacer, decidió primero buscar a alguien de quien depender. Dependería de una persona en esa etapa y de otra en la siguiente. De este modo, perdió su dependencia de Dios y solo llegó a contar con la gente, en lugar de con Él. Dado que tenía constantemente este deseo y estos planes, ¿llevaba a Dios en el corazón? (No). Entonces, en cierto modo, ¿cuál fue el motivo del dolor que le causaron todas sus dificultades? (Se lo causó su deseo). Eso es totalmente cierto. Entonces, ¿cómo surgió su deseo? (Al no creer en la soberanía de Dios ni en Su instrumentación y disposiciones). Así es. No entendía cómo funciona el destino de las personas, ni cómo opera la soberanía de Dios. Esta es la raíz del problema.
Continuemos con la historia. Cuando los hijos de esta mujer crecieron, algunos empezaron a trabajar y otros sentaron la cabeza y se casaron. Por supuesto, tuvieron que dejar a sus padres y llevar vidas independientes, y no les era posible juntarse a menudo con ellos. Entonces, ¿cuál fue el siguiente problema al que se enfrentó esta mujer? Su deseo de depender de sus hijos parecía a punto de volver a hacerse pedazos. Era otra tragedia dolorosa, otro golpe en su experiencia de vida. Por todo tipo de razones, sus hijos no podían vivir a su lado, hacerle compañía, visitarla con frecuencia ni cuidarla. Por tanto, cada vez se alejaba más de ella la esperanza de que sus hijos permanecieran a su lado, fueran buenos hijos y la cuidaran, así como su deseo de depender de ellos para poder tomarse las cosas con más calma y tener una vida más cómoda y feliz. Así, la preocupación, la inquietud y el anhelo por sus hijos se volvieron cada vez más intensos. ¿Acaso no se trataba de otro tipo de dolor? A medida que envejecía y los años le iban pesando más, su dolor se volvía cada vez más profundo, al igual que el anhelo por sus hijos. Pasaron muchos años y, aunque las personas con las que contó en cada etapa de su vida fueron diferentes, todas la abandonaron en el momento previsto, destrozaron por completo sus deseos e ilusiones y la dejaron extremadamente atormentada y con una profunda angustia. ¿Qué provocó esto en ella? ¿La llevó a reflexionar sobre la vida o sobre cómo dispone el Creador el destino de las personas? Si se tiene en cuenta el pensamiento normal de la gente, después de escuchar algunos sermones y haber entendido algunas verdades, deberían saber algunas cosas sobre el Creador, la vida y el destino de las personas. Sin embargo, por diversas razones y debido al problema con la propia protagonista de esta historia, llegado este punto no era capaz de comprender ni tenía idea de qué había experimentado ni con qué se había encontrado en cada etapa de la vida, como tampoco de cuál era su problema, y en el fondo de su corazón todavía anhelaba a alguien de quien depender. Así que ¿de quién exactamente debería hacerlo? Es cierto que Dios es Aquel con el que la gente puede contar, pero Él no está solo para eso, no es Su único cometido. Es más importante que la gente sepa cómo llevarse bien con el Creador, cómo conocerlo y someterse a Él; esta relación no solo consiste en depender y que dependan de uno.
Después de que esta mujer perdiera la dependencia en sus hijos, al llegar a la vejez trasladó sus esperanzas a su marido, que se convirtió en lo único a lo que agarrarse. Tuvo que contar con él para sus necesidades básicas y para continuar viviendo. Debía buscar maneras para hacer a su marido vivir unos pocos años más, a fin de sacar algo de beneficio para sí misma. Con eso es con lo que contaba. Tras tanto tiempo vivido, ya era una anciana con el cabello gris, el rostro arrugado y había perdido casi todos los dientes. Aunque su apariencia había cambiado, lo que permanecía igual era que, en cada etapa de su vida, había fracasado en su intento y, a pesar de que eso le ocurriera muchas veces, mantenía un mismo deseo: el de tener a alguien del que depender. Otra cosa que no cambió fue su falsa idea sobre las promesas de Dios a las personas, además de otros delirios respecto a sí misma, al género humano y su destino y perspectivas. Aunque, en el fondo, estas falsas ilusiones eran cada vez más difusas y distantes, tal vez mantenía un hilo de esperanza en el fondo de su corazón: “Si en los años que me quedan soy capaz de vivir felizmente con alguien de quien puedo depender, o puedo presenciar el día en el que la obra de Dios termine y Él sea glorificado, esta vida no habrá sido en vano”. Así fue la vida de esta mujer. Y este es el fin de la historia. ¿Cuál debería ser su título? (“¿De quién dependo?”). Ese es un título bastante bueno y que da que pensar.
De vuelta al tema de nuestra charla, ¿qué tiene que ver esta historia con las nociones de las personas sobre la obra de Dios? ¿Qué parte guarda relación con estas? ¿Con qué nociones tiene que ver? Compartid lo que pensáis. (A la gente le parece que Dios debería llevar a cabo las cosas en función de sus expectativas y planes. Ese es el tipo de noción que tienen). Según las nociones de las personas, les parece que, mientras sus aspiraciones sean buenas, positivas y proactivas, el Creador debería concedérselas, y que no deberían ser privadas del derecho a luchar por tener una hermosa vida. Esto es una noción. ¿Concuerda el cumplimiento del Creador con los deseos del hombre, con sus esperanzas, con sus figuraciones? (No). Entonces, ¿de qué manera actúa el Creador? Independientemente de quién seas y de lo que hayas planeado, de lo perfectas y honorables que sean tus figuraciones, o de hasta qué punto coinciden con la realidad de tu vida, Dios no mira ninguna de estas cosas ni les presta atención; más bien, las cosas se logran, se orquestan y se arreglan de acuerdo con los métodos y leyes ordenados por Dios. Este es el carácter justo de Dios. Algunos piensan: “Después de las innumerables dificultades que he experimentado en mi vida, ¿acaso no tengo derecho a una buena vida? Cuando acuda ante el Creador, ¿acaso no seré apto para pedir y aspirar a una vida y un destino hermosos?”. ¿Acaso no es esta una noción humana? ¿Qué son para Dios tales nociones y pensamientos generados por el ser humano? Son demandas irrazonables. ¿Cómo se producen tales demandas irrazonables? (La gente no conoce la autoridad de Dios). Esta es la razón objetiva. ¿Cuál es la razón subjetiva? Es que tienen un carácter rebelde, y que no están dispuestos a buscar la verdad ni a someterse a la soberanía y los arreglos del Creador. ¿La vida que el Creador dispone para la mayoría de la gente es una vida de penurias o una feliz y despreocupada? (Una vida de penurias). La mayoría de la gente vive una vida de penurias, con demasiadas dificultades y demasiado dolor. ¿Cuál es el propósito del Creador al disponer penurias para la gente a lo largo de toda su vida? ¿Qué significado tiene? Por un lado, estos arreglos tienen por objeto permitir que la gente experimente y conozca la soberanía, los arreglos y la autoridad de Dios; por otro, Su propósito principal es permitir que la gente experimente lo que la vida realmente es, y así darse cuenta de que el destino del hombre está controlado por la mano de Dios, y que no lo decide ninguna persona ni se modifica a raíz de los cambios en la voluntad subjetiva de la gente. Sea lo que sea que haga el Creador y sea cual sea el tipo de vida o destino que haya dispuesto para las personas, les hace reflexionar sobre la vida y sobre lo que realmente es el destino del hombre y, al reflexionar sobre todas estas cosas, les hace presentarse ante Dios. Cuando Dios expresa la verdad y le dice a la gente qué es todo esto, hace que la gente se presente ante Él, acepte lo que Dios dice, lo experimente, entienda cuál es la relación real entre todo lo que Él dice y todas las cosas que la gente experimenta en su vida real. Él permite a la gente verificar la practicidad, exactitud y validez de estas verdades, después de lo cual las obtienen y reconocen que el hombre está controlado por la mano del Creador, que el destino del hombre lo gobierna y arregla Dios. Una vez que la gente haya comprendido todo esto, ya no tendrá planes para su vida que no sean prácticos ni que vayan en contra de los deseos del Creador ni de lo que Él ha ordenado y dispuesto. Por el contrario, tendrá una evaluación y un entendimiento cada vez más exactos, o una comprensión y un plan de cómo debe vivir su vida y el camino que debe tomar. Este es el propósito y el significado de las muchas dificultades que el Creador dispone en la vida de las personas.
Si retomamos la historia, después de que la protagonista experimentara muchas penurias, ¿cuál fue su entendimiento de por qué había sufrido dificultades y dolor en esta vida, y de por qué el Creador instrumentó y arregló las cosas de esta manera? ¿No entendéis eso de la historia? ¿Ganó un entendimiento de estas cosas? (No). ¿Por qué no? (Porque, en cada etapa de la vida y en cada punto de inflexión en ella, cuando sus deseos se destrozaron una y otra vez, no reflexionó ni sacó conclusiones sobre por qué su sueño de toda la vida no se pudo hacer realidad. Si pudiera haber reflexionado y buscado la verdad, habría cambiado. Sin embargo, no entendió la soberanía del Creador, y solo pudo perseverar de manera decidida en su sueño y con la esperanza de que su destino cambiara un día de repente, lo cual era imposible. Durante este proceso, se resistía y luchaba constantemente, de ahí su inmensa angustia). Así era. Porque eligió una senda equivocada, aunque no lo sabía. La consideraba correcta, la tenía por su búsqueda y deseos legítimos, y luego trabajó sin descanso, luchó y se esforzó en esa dirección. Nunca dudó de que su deseo fuera realista o no, ni tampoco de su corrección. En su lugar, insistió en esta dirección con tozudez, nunca cambió ni dio marcha atrás. ¿Cuál era entonces el propósito de Dios al imponer tantas penurias en su vida? Él no hizo todo esto por accidente. En la vida de cualquier persona, Dios dispone ciertas experiencias excepcionales y otras que son dolorosas. De hecho, el Creador está usando este método y estos hechos para decirte que no continúes así, que esta senda no lleva a ninguna parte y no es la que debes tomar. ¿Qué percibes en esto, de un modo intangible? Que Dios elige una senda para las personas, y que además es Su manera de hablar con estas, de salvarlas, y de hacer que se zafen de sus nociones incorrectas y de su tozudez. Es también la manera en la que Dios te dice: la senda que eliges es un lodazal, un pozo de fuego, un camino sin retorno, y no debes recorrerlo. Si sigues por este camino, continuarás sufriendo. Esta no es la senda correcta en la vida, no es la que debes tomar ni la que Dios ha predestinado para ti. Si eres una persona inteligente, después de experimentar las penurias, reflexionarás: “¿Por qué he experimentado tales penurias? ¿Por qué me topé con obstáculos? ¿No es esta la senda adecuada para mí? Entonces, ¿cuál debería recorrer y qué dirección debería tomar en la vida?”. Mientras reflexionas, Dios te brindará algo de inspiración y te guiará, o te indicará la dirección correcta en la que debes dar el siguiente paso. Dios te está guiando constantemente, de modo que puedas captar de manera más práctica y acertada la senda ante ti que Él ha planeado para tu vida real. ¿Hizo esto la protagonista de la historia que os acabo de contar? (No, nunca reflexionó). ¿Qué clase de carácter tenía? (Era intransigente). La intransigencia es muy problemática. Desde que era una niña hasta que se convirtió en una anciana de pelo gris, nunca cambió su deseo de tener a alguien de quien depender. Ya fuera antes de haber oído el evangelio de Dios y obtenido una percepción sobre cómo creó el Creador los cielos y la tierra y todas las cosas, o bien cuando el evangelio de Dios llegó a ella y Él le reveló la verdad acerca de todo esto, su deseo no mutó en ningún momento; este es el aspecto más deplorable. Las personas tienen pensamientos e ideas. ¿Qué propósito albergaba Dios al crear todo esto para ellas? Que percibieran y comprendieran a las personas, acontecimientos, cosas y entornos que Dios dispone para la gente. Como persona normal que posee razón y conciencia, todo ser humano creado entenderá más o menos los deseos del Creador hasta cierto nivel de profundidad cuando experimente y aprecie en su corazón todas estas cosas que Dios ha instrumentado. Esta manera en la que obra Dios es particularmente práctica y real. Sin embargo, como la gente es demasiado arrogante e intransigente y no puede aceptar fácilmente la verdad, es difícil para ellos captar las intenciones del Creador. ¿Cómo se manifiesta la intransigencia de las personas? Se siguen aferrando a sus propias cosas, da igual lo que Dios diga o haga. Su mentalidad es: “Quiero planear mi vida. Tengo ideas, tengo cerebro, soy cultivado y puedo ejercer el control sobre mi vida. Soy capaz de ver el origen de todo en mi vida y de instrumentar todo esto por completo, así que puedo planear mi propia felicidad, mi propio futuro y mis propias perspectivas”. Cuando se topan con un obstáculo, dicen: “Esta vez he fallado. Lo intentaré la próxima vez”. Creen que así es como debe vivir la gente, y que, si una persona no tiene espíritu competitivo, será extremadamente inútil y endeble en la vida. ¿Cuál es el origen de su insistencia? ¿Cuál es la razón? Creen que no cabe duda de que han de ser personas fuertes, no débiles, y no dejar que la vida las derrote y mucho menos que nadie las menosprecie, y que deben ser independientes y competitivas, poseer determinación y que otros los tengan en alta estima. Estas actitudes, estas ideas y estos pensamientos dominan su comportamiento, de modo que, cada vez que se enfrentan a dificultades, a apuros o al dolor que Dios instrumenta para ellos, eligen el mismo camino que antes: el de perseverar en sus propios pensamientos, no dar marcha atrás e insistir por completo y hasta el final en lo que creen que es bueno, correcto y beneficioso para sí mismos, y en ser personas competitivas. Es precisamente este carácter intransigente el que los lleva a emitir muchos juicios ignorantes y poco prácticos, y da lugar a multitud de comprensiones y experiencias que no son prácticas.
Acabo de hablar sobre un aspecto de las actitudes de las personas: la intransigencia. Debido a esta, cuando se enfrentan a las circunstancias y dilemas dolorosos en los que las coloca el Creador, su actitud no es la de someterse, sino más bien la de aferrarse a cualquier cosa que los beneficie y no abandonarla. ¿Cómo lidia Dios con ese comportamiento? La obra de Dios es independiente de su voluntad, así que, ¿cómo lidia Dios con semejantes acciones de las personas? Dios no asegurará de manera definitiva algo como: “Esta vez has fallado, así que estás condenado. La gente como tú no es buena y ya no te quiero”. Dios no ha abandonado a las personas. Él se sigue desempeñando igual, dispone distintos entornos, personas, acontecimientos y cosas, de tal manera que puedan experimentar el mismo dolor y afrontar los mismos apuros. ¿Qué propósito tiene esto? (Hacer que la gente entre en razón). Hacer que la gente reflexione, entre en razón y abandone sus puntos de vista obcecados. Una y otra vez, Dios emplea Sus propios métodos singulares para conversar de esta manera con los seres humanos, y para relacionarse con ellos de esta manera. Al final, ¿qué resultado quiere lograr Dios obrando con este método? Dios guía a las personas al hacerles pasar por diferentes apuros, angustias e incluso enfermedades y desgracias familiares a lo largo de su vida. El propósito de hacer que la gente experimente este sufrimiento es que reflexione y comprenda de manera constante en su alma, y que verifique en su fuero interno: “¿Es esta la disposición de Dios? ¿Cómo debo caminar por mi futura senda? ¿Debería cambiar de rumbo? ¿Debería buscar el camino de la verdad? ¿Debería cambiar la manera en la que vivo?”. Dios hace que la gente experimente todo tipo de dolor, tribulaciones, desgracias y apuros, a fin de que después reciban en el fondo de su corazón la confirmación de que hay un Soberano que rige el destino de las personas; por tanto, no pueden ser obstinadas, arrogantes ni tozudas, sino que han de aprender a someterse: someterse a los entornos, al destino y a todo lo que ocurre a su alrededor. Antes de que oigas las claras palabras de Dios, Él se sirve de estas formas y estos hechos para hacerte experimentar toda clase de entornos, personas, acontecimientos y cosas, y para que confirmes una y otra vez en el fondo de tu corazón que el destino de las personas lo dispone Dios, que nadie posee ni puede ejercer la soberanía sobre su propio destino. Cuentas constantemente con esta clase de entendimiento o de voz en el fondo de tu corazón, y confirmas sin cesar que todo lo que experimentas no lo causa ninguna persona ni ocurre por casualidad, ni tampoco se debe a razones o circunstancias objetivas, sino que es Dios quien ostenta Su soberanía sobre todas las cosas de manera invisible. No es coincidencia que una persona conozca a otra y suceda algo, ni que se encuentren con un entorno que cambie su vida. No es coincidencia que a una persona le afecte una enfermedad y luego obtenga grandes bendiciones. De esta singular manera, Dios le dice a cada cual que Él ejerce soberanía sobre el destino de la gente, que la observa y la conduce a diario, y que guía a todo el mundo a lo largo de su vida, día tras día. Además de hacerle saber a la gente que Él ostenta la soberanía sobre el porvenir del género humano, sobre todas las cosas relacionadas con las vidas de las personas, sobre el destino de los seres humanos y absolutamente todo lo que tenga que ver con esta; ¿qué más quiere conseguir Dios? Pretende que se desvanezcan, desaparezcan y se desechen poco a poco algunas de las nociones, figuraciones y exigencias nada prácticas que la gente le hace a Dios, el Creador, y que luego las personas alcancen poco a poco el punto en el que puedan reconocer con claridad y comprender la manera en la que el Creador guía al género humano y dispone el destino de la vida entera de las personas. A partir de estas cosas, se puede observar que Dios tiene un carácter, es vívido y se asemeja a la vida. No es una estatua de barro ni un robot, tampoco una criatura inanimada como la gente se imagina, sino que, en cambio, posee vida y actitudes. En cierto sentido, esto hace que la gente entienda las maneras en las que obra el Creador y que se desprenda de todo tipo de nociones, figuraciones y de algo del razonamiento y la lógica vacíos que no concuerdan con la realidad. En resumen, hace que la gente se desprenda de todas las nociones y figuraciones vacías relativas a la obra de Dios. En otro aspecto, una vez que se desprenden de estas nociones y figuraciones, pueden aceptar y someterse a la obra de Dios y a Su soberanía. En cierto sentido, esto es un pequeño resultado, pero, en otro, se da uno distinto que no habéis visto y es el más grande y profundo. ¿Qué resultado es este? Dios usa estos métodos para decirle a la gente que todo lo que Él hace y consigue en las personas lo lleva a cabo en un estado particularmente práctico y real. Una vez que entienden esto, descartarán algunas cosas vacías e ilusorias, obedecerán y se someterán de veras a los arreglos del Creador, y luego afrontarán realmente todo lo que Él dispuso en la vida real, en lugar de usar algunas teorías vacías o conceptos religiosos o conocimiento teológico para imaginar al Creador o para lidiar con algunas cosas en la vida. Este es el desenlace que Dios desea ver y lo que quiere lograr en las personas. Por tanto, en la primera etapa, antes de que oigas la voz del Creador y entiendas Sus claras palabras sobre diversas verdades, la manera en la que Dios obra en las personas es la de disponer diversos entornos para que los experimentes y a los que exponerte. Cuando cuentes con alguna confirmación y albergues algunos sentimientos sobre estas cosas en el fondo de tu corazón, te conmuevan y las comprendas, Dios te revelará en términos claros en qué consiste la vida, en qué consiste Dios, cómo empezaron a existir los seres humanos y qué clase de senda deben tomar las personas. De este modo, en función de la creencia de que los seres humanos provienen de Dios y Él los creó, y la de que hay un Soberano entre los cielos y la tierra y todas las cosas, la gente entonces toma la senda de la fe en Dios, y acto seguido acepta Su juicio y castigo, así como Su salvación y Su perfeccionamiento; esto resulta incluso más efectivo. Ahora bien, ¿quiénes son todas las personas que aceptan la obra de Dios de los últimos días? Como poco, reconocen la existencia de Dios y creen que todo el universo está sujeto a Su soberanía. También creen en el destino y en que Dios predetermina la vida humana, y más aún, creen en la existencia del reino espiritual y del cielo y el infierno, y que el destino de las personas está predestinado. De entre esta gente, Dios ha seleccionado a Su pueblo escogido, que ama la verdad y es capaz de aceptarla. Entienden la voz de Dios y aceptan Su obra. Se trata de una manera y un principio según los que obra Dios.
Acabamos de hablar sobre cómo obra Dios en las personas, y acerca de las maneras en que lo hace. Solo tratamos estas cosas de pasada, sin decir nada sobre cuáles son las nociones de la gente o qué exigencias le hacen a Dios. Ahora vamos a hablar sobre los problemas relacionados con ello. Ya que hemos mencionado en esta charla que la gente tiene algunas ideas y entendimientos vacíos y vagos sobre la obra de Dios, vamos a buscar algunos ejemplos para demostrarlo y a hablar un poco tanto de los ejemplos positivos como de los negativos. Sobre esta base, ¿acaso no será la gente capaz de comprender qué figuraciones son bastante vacías y poco definidas, así como nociones sobre la obra de Dios? Partiendo de la historia que os conté antes, la protagonista padeció unas cuantas experiencias dolorosas en su vida. Después de cada una, Dios continuó usando Sus propios métodos para disponer e instrumentar su destino y guiarla por el camino que tenía delante. Aunque no entendía, ni sabía, ni reflexionaba, Dios lo hizo igualmente, como siempre lo había hecho. En este periodo, ¿exhibió algún pensamiento sobre la manera en la que obra el Creador? ¿Se podría decir que tales pensamientos eran una especie de noción? ¿Qué son exactamente tanto estos pensamientos como esta especie de noción? Para empezar, en cuanto a la protagonista en sí, albergaba un deseo. No esperaba ser rica ni pudiente en la vida, solo quería alguien de quien depender. Por medio de la disección y el análisis, nos damos cuenta de que este deseo era erróneo. En cierto sentido, era contrario al destino que instrumenta y dispone Dios para las personas y, en otro, tampoco era práctico. Por tanto, ¿ha aportado Dios una definición o un enunciado sobre este deseo suyo? De acuerdo con las figuraciones de las personas, sería muy fácil para Dios hacerle a alguien entender un poco de doctrina, ¿verdad? Si quisiera hacerles entender, ¿acaso no entenderían? En esta mujer existía el deseo de tener a alguien de quien depender, Dios podría hacer que no tuviera este deseo o que lo cambiara, ¿hizo tal cosa? (No). No, no lo hizo. ¿Era su deseo una especie de noción? ¿Era sobrenatural? ¿Era vacío? Es un fenómeno natural que surjan tales pensamientos en las personas. ¿Por qué digo esto? Dios hizo al hombre con libre albedrío. El hombre tiene un cerebro, pensamientos e ideas. Después de ser corrompido por Satanás, el hombre se sumergió en los sonidos y las vistas del mundo y, después de ser criado por sus padres, condicionado por su familia y educado por la sociedad, en los pensamientos del hombre surgen muchas cosas; cosas que nacen de su propio corazón y que lo hacen naturalmente. ¿Cómo se forman estas cosas que surgen naturalmente en el hombre? En primer lugar, una persona debe tener la capacidad de pensar en los problemas; esta es la base que uno debe tener para ser capaz de dar lugar a estas cosas. Luego, mediante el condicionamiento del entorno —como ser educado por la propia familia y la sociedad—, así como el impulso del propio carácter corrupto y las ambiciones y deseos, estos pensamientos toman forma poco a poco. En lo que respecta a los pensamientos e ideas que se forman así, al margen de si se ajustan a la realidad o son vacíos, o sean como sean, ahora no vamos a emitir un veredicto sobre ellos. En su lugar, hablaremos sobre cómo se ocupa Dios de los pensamientos de este tipo. ¿Los condena? No. ¿Cómo los aborda entonces? No los elimina de las personas. Estas albergan una noción y figuración, creen que, con un toque amable de la enorme e informe mano de Dios, cambiará su manera de pensar. ¿Acaso no es esta noción vaga, sobrenatural y vacía? (Sí). Es una noción que tiene la gente de cómo obra Dios. En lo profundo de sus corazones, la gente a menudo tiene fantasías de la obra de Dios y los métodos de Su obra, aunque no les dan voz. La gente se imagina al Creador acercándose suavemente al hombre y, con un movimiento de Su gran mano y un soplo de Su aliento, o la rotación de un pensamiento, las cosas negativas dentro del hombre desaparecerán en un instante, con la silenciosa quietud de un gran viento que sopla una nube. ¿Cómo trata Dios estas ideas del hombre, estas cosas a las que da lugar la mente del hombre? Dios no las resuelve con métodos sobrenaturales y vacíos, sino que dispone el entorno del hombre. ¿Qué clase de entorno dispone Él? No se trata de uno vacío; Dios no hace nada sobrenatural que rompa todas las leyes. Más bien, Él dispone un ambiente que obliga a la persona a entender la materia y a reflexionar sin cesar, después de lo cual Dios hace uso de todo tipo de personas, acontecimientos y cosas para iluminar el camino de esa persona, con lo cual esta llega a un entendimiento. Dios no cambia su destino, solo añade unos pocos incidentes al rumbo que este toma, lo que facilita que entienda tales cosas. Las nociones del hombre son todas sobrenaturales, vacías, indefinidas, discordantes respecto a la realidad, ajenas a ella. Por ejemplo, digamos que alguien está hambriento y le gustaría comer. Los habrá que digan: “Dios es todopoderoso, lo único que tendría que hacer sería echar Su aliento sobre mí y estaría lleno. ¿De verdad necesito cocinar? Sería maravilloso que Él pudiera hacer un pequeño milagro para que yo no tuviera hambre”. ¿Acaso no es esto impracticable? (Sí). Si le dijeras a Dios que tienes hambre, ¿qué diría Él? Te diría que buscaras algo de comida y la cocinaras. Si aseguraras que no tienes comida y no sabes cocinar, ¿qué haría Dios? Te diría que aprendieras. Este es el lado práctico de la obra de Dios. Cuando os encontréis con algo que os resulte oscuro y ya no pronunciéis oraciones huecas ni dependáis vagamente de Dios seguros de vosotros mismos, ni depositéis vuestras esperanzas en estas nociones y figuraciones que tenéis sobre Él, entonces sabrás lo que debes hacer, conocerás tu deber, tu responsabilidad y tu obligación.
Acabo de hablar del aspecto de que, cuando la gente no entiende los entornos que Dios dispone, ¿qué hace Él? Continúa disponiendo entornos. Lo hace para que sigan entendiendo la soberanía del Creador y comprendan cuál es su destino a través de la experiencia de la vida, y a fin de que en el fondo de su ser sepan que sus deseos difieren de su destino y de las disposiciones del Creador. Él lo hace para que aprendan a desprenderse poco a poco de sus propios deseos y se sometan a todo lo que instrumenta el Creador. Esto es bastante fácil de entender. Otro aspecto es que, cuando a las personas les llegan las claras palabras de Dios, ellas se forman más nociones y figuraciones. ¿Qué nociones? “Las palabras de Dios son el pan de vida y la verdad. Las palabras de Dios son Dios mismo. Cuando oigo Sus palabras, por muy estúpido que sea, de inmediato me vuelvo inteligente. Con tal de que lea más palabras de Dios, mejorará mi calibre y aumentarán mis habilidades”. ¿Qué son estos pensamientos que tiene la gente? Son sus nociones. Por tanto, ¿es así como obra Dios? (No). Al tratarse de nociones del hombre, sin duda están reñidas con la obra de Dios y se oponen a ella. Aquí radica un hecho. Dios habla con el hombre cara a cara y le dice lo que debe y lo que no debe hacer, qué camino tomar, cómo someterse a Dios y los principios en los que debería entrar en el marco de los diversos aspectos de la obra. Dios le dice claramente al hombre todas estas cosas, sin embargo, este a menudo sigue esperando y prevé que Dios le va a decir cuáles son realmente Sus intenciones por otros medios que no son Sus palabras, conserva la esperanza de ser capaz de lograr resultados anteriormente inimaginables y de presenciar milagros. ¿No es esta la noción del hombre? (Lo es). De hecho, ¿qué hace Dios? (Dispone entornos prácticos para que la gente recorra y experimente las palabras de Dios). ¿Qué hace Dios si la gente todavía no entiende Sus intenciones después de que disponga esos entornos prácticos para ellos? (Los esclarece y los guía). ¿Qué deberías hacer si Él no te esclarece ni te guía? (Practicar de acuerdo con las palabras de Dios y hacer lo que Él dice). Eso es. Desde el momento que Dios empezó Su obra hasta el presente, ¿cuántas palabras les ha dicho Dios cara a cara a las personas? Hay tantas que, aunque pases varios años leyendo, no vas a llegar al final. Sin embargo, ¿cuántas palabras obtiene la gente? Si alguien obtiene demasiado pocas, ¿qué prueba esto? Que la persona no ha dedicado esfuerzo suficiente a las palabras de Dios y no las ha escuchado. Hay algunos que dicen: “He escuchado”, pero ¿has asimilado las palabras de Dios? ¿Las has entendido? ¿Te has centrado en ellas? No lo has hecho, así que las palabras de Dios ya te han pasado de largo. Por tanto, cuando Él emplea un lenguaje claro para decirle al hombre cómo actuar, cómo vivir, cómo someterse a Él y cómo experimentar cada acontecimiento, si el hombre sigue sin entender, lo único que hace Dios es disponer entornos para él, darle algo de esclarecimiento especial, o hacer que se someta a ciertas experiencias concretas. Hasta ahí llega lo que Dios puede, debe y está dispuesto a hacer. Los hay que preguntan: “¿No quiere Dios que todo el mundo se salve y nadie sufra la perdición? Si Dios usara ese método para actuar, ¿cuánta gente sería capaz de salvarse?”. Como respuesta, Dios preguntaría: “¿Cuántas personas prestan atención a Mis palabras y siguen Mi camino?”. Son las que son; se trata del punto de vista de Dios y del método de Su obra. Dios no hace más. ¿Cuál es la noción del hombre sobre este asunto? “Dios se compadece de los seres humanos, le preocupan, así que tiene que responsabilizarse hasta el final. Si el hombre lo sigue hasta el final, su salvación es inevitable”. ¿Esta noción es correcta o incorrecta? ¿Concuerda con las intenciones de Dios? En la Era de la Gracia, resultaba normal que las personas tuvieran estas nociones porque no conocían a Dios. En los últimos días, Dios ya les había contado todas estas verdades, y además dejó claros los principios de Su obra de salvar a las personas, así que es un gran disparate que sigan albergando tales nociones en el corazón. Dios te ha contado todas estas verdades, así que, si al final sigues diciendo que no entiendes las intenciones de Dios ni sabes cómo practicar, y sigues soltando palabras tan rebeldes y traicioneras, ¿puede Dios salvar a una persona así? Los hay que siempre piensan: “Dios hace una gran obra. Debería ganarse a más de la mitad de las personas del mundo y emplear a una gran cantidad de gente, una fuerza poderosa, y a un importante número de personajes de alto nivel para que den testimonio de la glorificación de Dios. ¡Sería maravilloso!”. Esta es la noción del hombre. En la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, en total, ¿cuántos fueron salvados y hechos perfectos? Al final, ¿quién fue capaz de temer a Dios y evitar el mal? (Job y Pedro). Fueron los únicos. Como Dios lo ve, temerle a Él y rechazar el mal es, de hecho, cumplir con el estándar de conocerle, de conocer al Creador. Gente como Abraham y Noé eran rectos a los ojos de Dios, pero aun así estaban en un nivel inferior al de Job y Pedro. Por supuesto, Dios no hizo tanta obra entonces. No proveyó a la gente como lo hace ahora, ni dijo tantas palabras claras, ni hizo la obra de salvación a tan gran escala. Puede que no se haya ganado a mucha gente, pero eso se halla todavía en el marco de Su preordinación. ¿Qué aspecto del carácter del Creador puede verse en esto? Dios espera ganarse a muchas personas, pero, de hecho, si no puede hacerlo —si no puede ganarse a esta humanidad mientras hace Su obra de salvación— entonces Él preferiría abandonarlas y desecharlas. Esta es la voz interior y el punto de vista del Creador. En este sentido, ¿qué exigencias o nociones alberga el hombre respecto a Dios? “Ya que Tú deseas salvarme, debes ser responsable hasta el final; me prometiste bendiciones, así que debes dármelas y dejar que las gane”. Dentro del hombre hay muchos “debes”, muchas exigencias, y esta es una de sus nociones. Otros dicen: “Dios hace una obra muy grande, un plan de gestión de seis mil años, si al final solo se gana a dos personas, eso sería una lástima. ¿Acaso no serían entonces Sus acciones en vano?”. El hombre piensa que no debería ser así, pero Dios está contento de ganarse incluso a dos personas. El verdadero propósito de Dios no es solo ganarse a esas dos, sino más, pero, si la gente no despierta ni entiende y todos malinterpretan y se oponen a Dios, y todos son inútiles e inservibles, entonces Dios preferiría no ganárselos. Tal es Su carácter. Algunas personas dicen: “Eso no serviría. ¿Acaso no se reiría Satanás?”. Puede que Satanás se ría, pero ¿acaso no es el enemigo vencido de Dios de todos modos? Dios sigue habiéndose ganado al hombre, a muchos de entre ellos que son capaces de rebelarse contra Satanás y no sufrir su control. Dios se ha ganado a verdaderos seres creados. ¿Son capturados por Satanás aquellos a los que Dios no se ha ganado? No habéis sido hechos perfectos; ¿sois capaces de seguir a Satanás? (No). Algunas personas dicen: “Aunque Dios no me quiere, no seguiré a Satanás de todos modos. Aunque Satanás me ofreciera bendiciones, no las aceptaría”. Ninguno de aquellos a los que Él no se ha ganado sigue a Satanás; ¿acaso no gana Dios así la gloria? La gente tiene una noción sobre la cantidad de personas que Dios se gana o la escala en la que Él lo hace; creen que Dios no debería ganarse solo a esas pocas. El hecho de que el hombre pueda dar lugar a una noción así se debe a que, por un lado, no puede comprender la mente de Dios ni entender el tipo de personas que Él quiere ganarse; siempre hay una distancia entre el hombre y Dios; por otro lado, tener una noción así es una manera de que el hombre se consuele y se libere en lo que respecta a su propio destino y futuro. El hombre cree: “Dios se ha ganado a muy pocas personas, ¡qué glorioso sería para Él que se nos ganara a todos! Si Dios no descartara a ninguna persona, sino que las conquistara a todas, y todas acabaran siendo hechas perfectas, y la charla sobre la elección y la salvación de las personas por parte de Dios no quedara en nada, ni tampoco Su obra de gestión, entonces ¿acaso no sería Satanás más humillado todavía? ¿No ganaría Dios una gloria mayor?”. Que pueda decir esto se debe en parte a que no conoce al Creador y en parte a que tiene su propio motivo egoísta: le preocupa su futuro, así que lo vincula a la gloria del Creador, y así su corazón se siente aliviado, cree que puede tenerlo todo. Además, también piensa: “El hecho de que Dios se gane a las personas y humille a Satanás es una prueba fehaciente de la derrota de este. ¡Es matar tres pájaros de un tiro!”. A la gente se le da muy bien buscar su propio beneficio. Esta noción es bastante inteligente, ¿verdad? La gente tiene motivaciones egoístas, ¿y acaso no hay algo de rebeldía en estas? ¿No se le exige algo a Dios? Radica en ello una resistencia silenciosa contra Dios, que dice: “Nos has escogido, nos has guiado, has trabajado tanto en nosotros, nos has concedido Tu vida y Tu plenitud, nos has otorgado Tus palabras y la verdad, y nos has hecho seguirte todos estos años. Si al final no te nos pudieras ganar, supondría una gran pérdida”. Esta excusa es un intento de chantajear a Dios, de obligarle a ganárselos. Supone decir que, si Dios no se los gana, los que salen perdiendo no son ellos, sino Él. ¿Es correcta esta afirmación? En ella se encuentran tanto las exigencias del hombre como sus figuraciones y nociones: Dios realiza una gran obra, así que debe ganarse como sea a mucha gente. ¿De dónde procede este “debe”? De las nociones y figuraciones del hombre, de sus exigencias irracionales y de su vanidad, aderezadas por una mezcla de su feroz e intransigente carácter.
Hay que hablar sobre tales nociones del hombre desde otra perspectiva. Hay algunos que piensan: “Ya que al Creador no le importa a cuánta gente se gane, y piensa que se ganará a los que se tenga que ganar, al ser esta Su actitud, ¿cómo debemos nosotros cooperar con Él? ¿Está bien limitarse a creer de manera casual y no tomárselo tan en serio? En cualquier caso, Dios tampoco lo hace, así que no es necesario que nosotros nos tomemos tan en serio satisfacer Sus exigencias, ni tampoco necesitamos contemplarlo como nuestra principal ocupación o nuestra aspiración para el resto de nuestros días. Ahora que conocemos los pensamientos de Dios, ¿acaso no deberíamos cambiar nuestra manera de vivir?”. ¿Es correcto o incorrecto este punto de vista? (Incorrecto). Ya que a la gente le ha quedado clara la actitud de Dios y que la entienden, deben desprenderse de sus nociones. Después de eso, ¿qué han de hacer y cómo deben escoger, comprender y lidiar con este asunto para poseer el punto de vista y la actitud que más deberían tener? En cuanto a sus puntos de vista, lo primero que deben hacer es tratar de reflexionar sobre ellos. Cuando alguien cree en Dios, cuenta con una figuración indefinida de veneración y estima hacia Él. Les parece que: “Dios es todopoderoso, omnipotente y, puesto que ha escogido a un grupo de personas de entre este género humano corrupto, sin duda va a ser capaz de completarlas. Por tanto, vamos a terminar bendecidos con toda certeza”. ¿Acaso en esa “certeza” no reside una mentalidad de probar nuestra propia suerte? Desear obtener bendiciones y la aprobación de Dios sin perseguir la verdad ni experimentar el juicio y castigo de Dios es la actitud que el hombre menos debería ostentar. No adoptes una mentalidad de probar suerte, la suerte es el gran enemigo. ¿Qué tipo de mentalidad es la de probar suerte? ¿Cuáles de tus estados, pensamientos, ideas, actitudes, nociones y puntos de vista llevan detrás una mentalidad de probar suerte? ¿Eres capaz de detectarlo? Si lo haces y percibes la existencia de una mentalidad de probar suerte para obtener bendiciones, ¿cómo deberías actuar para cambiarla? ¿Cómo la resuelves? Son problemas prácticos. Has de desentrañar la mentalidad de probar suerte. Debes resolverla. Si no lo haces, es probable que te haga tropezar y que sufras. Por tanto, ¿qué implica la mentalidad de probar suerte? Los hay que piensan: “Creo en Dios e incluso he abandonado a mi familia y he dejado mi trabajo. Sea como sea, aunque no haya prestado un servicio meritorio, he trabajado a destajo e, incluso si no ha sido así, he terminado agotado, por lo que, mientras siga a Dios hasta el final, puede que me convierta en uno de los vencedores, de los salvados, de los bendecidos, en uno de los integrantes del reino de Dios”. Esta es la mentalidad de probar suerte. ¿Acaso no tiene todo el mundo esa mentalidad? Como poco, la mayoría de aquellos que lo dejan todo atrás para seguir a Dios y cumplir su deber a tiempo completo poseen este tipo de mentalidad. ¿No es la mentalidad de probar suerte una especie de noción? (Sí). ¿Por qué digo esto? Porque, cuando no has entendido ni comprendido la intención y la actitud del Creador hacia este asunto, de manera subjetiva te limitas a perseguir y esperar un buen desenlace, y así es como lo abordas. Es una especie de noción. Para el Creador, ¿no es esa noción una especie de chantaje? ¿No se trata de una exigencia irracional? Es igual que decir: “Como te he seguido y lo he dejado todo atrás, he venido a la casa de Dios para cumplir mi deber a tiempo completo, se me tiene que considerar alguien que se ha sometido a las disposiciones del Creador, ¿verdad? Por tanto, ¿puedo tener ahora un futuro prometedor? Mi futuro no debería ser oscuro, sino estar a la vista”. Se trata de una mentalidad de probar suerte. ¿Cómo se resuelve? Uno debe conocer el carácter de Dios. Ahora que he compartido de esta manera, todo el mundo debería básicamente comprenderlo: “Así que eso es lo que Dios piensa. Ese es el punto de vista de Dios y Su actitud. Entonces, ¿qué debemos hacer?”. La gente debería dejar de lado su mentalidad de probar suerte. Para dejar de lado esta mentalidad, ¿basta con decir: “Lo he dejado de lado y no tendré más esos pensamientos. Trataré mi deber seriamente, aceptaré la responsabilidad y trabajaré más duro”? No es tan sencillo, cuando alguien desarrolla una mentalidad de probar suerte, surgen en ellos algunos pensamientos y prácticas, y, más que eso, se revelan algunas actitudes. Estas cosas se deben resolver buscando la verdad. Algunos dicen, “Si he entendido las intenciones y la actitud de Dios, ¿no me he librado de la mentalidad de probar suerte?”. ¿Qué clase de palabras son estas? Carecen de entendimiento espiritual; son palabras vacías. ¿Cómo, entonces, se resuelve este problema? Debes considerar: “¿Qué debo hacer si Dios me lo quita todo? Estas cosas que le dedico a Dios y las que gasto para Él, ¿se entregan voluntariamente o son intentos de negociar con Dios? No es bueno intentar negociar con Él. Tendré que orar a Dios y buscar la verdad para resolver eso”. Además, a medida que practicas y cumples con tu deber, debes entender qué principios-verdad no entiendes, qué haces que contradiga los requerimientos de Dios y Sus intenciones, qué tipo de senda es la equivocada y la que conduce al desastre, y qué tipo de senda puede contar con la aprobación de Dios. ¿Qué otras cosas implican una mentalidad de probar suerte? Hay personas que caen gravemente enfermas a las que Dios salva y dejan de estar enfermas. Piensan: “Todos creéis en Dios para perseguir las bendiciones. Yo soy diferente. Fue el gran amor de Dios el que me trajo aquí; me concedió circunstancias y experiencias especiales que me llevaron a creer en Él, así que Él me ama más que a vosotros, me trata con singular gracia y, al final, tendré más oportunidades de sobrevivir que vosotros”. Piensan que tienen una relación extraordinaria y especial con Dios, que su relación con Él es distinta a la de la gente corriente. Debido a su experiencia especial, se sienten extraordinarios y poco comunes, y por lo tanto mantienen una especie de certeza de que tendrán éxito. Se definen a sí mismos como ciertamente diferentes de los demás, y están seguros de su capacidad para sobrevivir; esta también es una mentalidad de probar suerte. Hay otros que han asumido un poco de trabajo importante y cuyo estatus es alto. Sufren algo más que los demás, se les poda un poco más que a los otros, se mantienen un poco más ocupados que el resto y hablan algo más que ellos. Piensan: “Dios y Su casa me han colocado en una posición importante y tengo el favor de mis hermanos y hermanas. Esto es un honor. ¿Acaso no significa que seré bendecido antes que los demás?”. Esa también es una mentalidad de probar suerte y una especie de noción.
Acabo de hablar sobre algunas de las manifestaciones y estados prácticos de probar suerte. ¿Qué otros estados, manifestaciones o aspectos que surgen a menudo y existen habitualmente en la mente de las personas se corresponden con probar suerte? Aparte de aquellos que tienen experiencias especiales, un alto estatus, y que han dejado todo atrás para gastarse por Dios a tiempo completo, además están los que son aptos, desempeñan deberes especiales y poseen talentos concretos. Todas estas personas cuentan con una mentalidad de probar suerte. ¿Qué quiere decir “apto”? Por ejemplo, algunos que predican el evangelio creen que, si se ganan a 10 personas, habrán dado 10 frutos y tendrán un 10 por ciento de probabilidades de ser bendecidos y, si dan 50 frutos, la probabilidad sube al 50 y, al llegar a los 100, alcanzarán el porcentaje total. Esta es una especie de noción, de trueque y, ante todo, es probar suerte. Si pueden medir la obra de Dios mientras se aferran a esas nociones y a esta mentalidad de probar suerte, ¿es esto creer en Dios? ¿Qué senda toman? ¿Acaso no hay algo de malo en esta búsqueda? ¿Por qué nacen en ellos tales cosas? ¿Por qué se agarran a ellas y se niegan a soltarlas? Algunos dicen que es porque no conocen a Dios. ¿Es correcto? Eso es hablar por hablar. ¿Cuál es entonces la razón? Aquellos que siempre se agarran a tales puntos de vista y actitudes, que poseen estas nociones y son especialmente tozudos a la hora de aferrarse a ellas, ¿de verdad están dedicando esfuerzo a las palabras de Dios? (No). Siempre muestran una actitud superficial hacia ellas, es decir, manifiestan la actitud y el punto de vista de alguien que mira a través de la niebla. Creen que, en su fe en Dios, solo les hace falta saber cuánto han sufrido por Él y qué precio han pagado, cuántos méritos se han ganado, qué talentos especiales tienen, cuánta destreza poseen, lo alto que es su estatus, qué clase de “momentos de compañía durante la adversidad” han experimentado con Dios, qué experiencias singulares han tenido, qué cosas especiales les ha concedido Él o qué gracia y bendiciones les ha otorgado que sean distintas a las que han recibido otros; con eso les parece suficiente. Por muy fuerte que se aferren a sus puntos de vista, nunca han reflexionado sobre si son correctos, o con qué palabras de Dios y principios de Su obra entran en conflicto, o si Dios los ha validado, si Él obra de esa manera o consigue las cosas de esa forma. Nunca les han importado estos asuntos. Hasta ahora, solo han reflexionado, cavilado y soñado en sus propias mentes. Entonces, ¿en qué se ha convertido la verdad para ellos? En un adorno. Aunque creen en Dios, su fe no tiene nada que ver con Él ni con la verdad. Entonces, ¿con qué? Solo guarda relación con nociones, figuraciones y con sus propios deseos, además de con sus bendiciones y destinos futuros. No han dedicado esfuerzo a la verdad, así que estos son los resultados con los que terminan.
Por medio de la charla de hoy, ahora que habéis obtenido algo de entendimiento de la manera de obrar de Dios o de Sus puntos de vista y Su actitud, ¿puede esto causar algún efecto y lograr algún resultado en lo que respecta a vuestras búsquedas para conocer a Dios, la verdad y la entrada en la vida? ¿Puede enmendar vuestros puntos de vista erróneos, de modo que os desprendáis de vuestras propias nociones? (Sí). ¿Qué requiere esto de la gente? (Desprenderse de sus nociones y actuar de acuerdo con los estándares requeridos por Dios). Debes entender que, dado que Dios ha realizado tales requerimientos y determinaciones, sin duda va a hacerlas realidad. Al final, es un hecho que las palabras de Dios no van a quedarse en nada, todas se llevarán a cabo y se cumplirán. Si crees que Dios no va a desempeñar necesariamente las cosas de las que habla, esta es la noción y la figuración del hombre, y también es dudar de Dios y juzgarlo. Los hay que dicen: “¿Cómo puede hacer eso Dios? ¿Cómo puede contentarse solo con salvar a aquellos que salva? ¿Acaso el amor de Dios no es enorme e infinito? Su paciencia es infinita, y Su tolerancia y misericordia también lo son”. Ponen toda clase de excusas para no perseguir la verdad, se reservan una vía de escape oportuna para poder transitar su propia senda, e ignoran las palabras y la obra de Dios, así como la aparición del Creador. En su corazón saben muy bien que esa es la verdad y, sin embargo, esperan que no sea así. Existe un elemento de incredulidad en lo que hacen, además de otro de competir contra el Creador, discrepar con Él y chantajearlo. ¿Qué propósito tengo al decir estas palabras? Hay quienes dicen: “Darnos un toque de atención, asustarnos o que entendamos que aquellos que desean echarse atrás pueden hacerlo sin más, que los que se vuelven débiles o negativos pueden limitarse a seguir siéndolo, y los que desean vivir su propia vida pueden vivirla. La obra de Dios no va a ser tan larga y además Él no necesita a tanta gente, ¡así que mejor tomemos caminos separados!”. ¿Son así las cosas? (No). No importa lo que diga Dios ni cómo lo diga, lo que Él hace entender a las personas son Sus intenciones y la verdad. Entonces, ¿qué senda debería seguir la gente? Deberían seguir el camino de Dios. ¿Sobre qué deberían reflexionar y qué han de buscar resolver? Todas las nociones, figuraciones y exigencias que contradicen a Dios. Todas son contrarias a la verdad. Debes renunciar a ellas, borrarlas de tu corazón y que ya no te afecten ni controlen más. Es necesario que seas capaz de presentarte de veras ante Dios y aceptar el juicio, el castigo y la poda de Sus palabras, limpiarte de tus actitudes corruptas y lograr la sumisión a la instrumentación y a las disposiciones de Dios. Además, debes reflexionar en todo momento sobre aquello en ti que es incompatible con Dios y contrario a la verdad, así como sobre tus actitudes corruptas, tus puntos de vista incorrectos sobre diversos asuntos y las diferentes nociones y figuraciones del hombre. Una vez que reflexiones y comprendas estas cosas con claridad y que busques la verdad para resolverlas de una vez por todas, habrás emprendido el camino correcto de la fe en Dios, y solo entonces serás capaz de obedecerlo a Él y someterte a Su instrumentación y a Sus disposiciones.
Todavía no hemos terminado de diseccionar la parte final de la historia “¿De quién dependo?”, de la que acabamos de hablar. Una vez que una persona empieza a creer en Dios, se presenta ante Él para orar, busca Sus intenciones, acepta Su esclarecimiento e iluminación, así como Su guía, y escucha cada palabra que sale de Su boca misma. Durante este periodo, Él emplea palabras claras para expresarle a la gente Sus intenciones y todo lo que le hace falta comprender. Dios no quiere que entiendas doctrinas y palabras, ni quiere que aprendas teología. Dios no emplea estas palabras para educarte para ser alguien con buena conducta, una buena persona o alguien con anhelos y aspiraciones; Dios no quiere que seas así. Él quiere usar Sus palabras para hacerte entender de dónde viene la gente, cómo deben vivir y qué clase de camino deben seguir. Sin embargo, después de oírlas, las personas no les dan importancia y se siguen aferrando a sus puntos de vista y a sus propios deseos, e incluso se agarran a sus propios principios de comportamiento. Por ejemplo, algunos dicen: “Nací queriendo ser una buena persona, y no creo que me halle muy lejos de serlo. No hago nada malo, no perjudico ni engaño a nadie ni me aprovecho de los demás, y desde que empecé a creer en Dios me he convertido en una persona todavía mejor. Siempre digo la verdad, me relaciono con los demás con sinceridad y obedezco a Dios y las disposiciones de la iglesia al cumplir con mi deber, ¿no basta con eso?”. ¿Piensa así mucha gente? ¿Pueden los creyentes satisfacer de veras los requerimientos de Dios si confían en esta forma de pensar? Hay muchas verdades que Dios requiere que la gente entienda y muchas lecciones que aprender. En particular, las verdades relativas a las visiones son las que deben poseer aquellos que creen en Dios, y se trata de elementos que sientan una base. Si ni siquiera entienden estas verdades, ¿pueden lograr la salvación? Si solo confían en figuraciones y se sienten bien consigo mismos y no persiguen la verdad, ¿son todavía aptos para aceptar el juicio y castigo de Dios o Sus pruebas y refinamiento? ¿Pueden obtener la purificación de Dios y que Él los haga perfectos? (No). Está claro que no. El número de personas en la iglesia que no persigue la verdad puede llegar a superar la mitad, o incluso más. Al considerar esta situación, pensaríais: “Dios ha dicho mucho, pero la gente todavía no lo entiende, así que ¿por qué no esclarece a estas personas ignorantes y estúpidas? ¿Por qué no dice algo más, hace un poco más de obra y les dedica más esfuerzo? ¿Por qué el Espíritu Santo no conmueve ni disciplina a estas personas ignorantes para que dejen de serlo, y hace lo mismo con las estúpidas? ¿Por qué Dios no actúa así?”. Eso es un error. ¿Acaso Dios no ha dicho suficiente? Mucha gente asegura que ya dice demasiado, que habla con excesivo detalle e incluso que se repite en exceso. Por tanto, ¿sabe alguien por qué debe hablar Dios de ese modo? Porque las personas son demasiado intransigentes y rebeldes, nunca aceptan Sus palabras ni le dedican esfuerzo a la verdad; Dios no va a forzar a los de esta clase. ¿Cómo los trata Dios si no aceptan Sus palabras? Él nunca hace las cosas por la fuerza; Su manera de obrar es esa. Ya ha dicho tantas palabras que la gente ni siquiera es capaz de leerlas todas, ¿cómo va a obligar a nadie? ¿Por qué no entienden Sus meticulosas intenciones? La protagonista de la historia, que pasó una vida de padecimientos, también leía las palabras de Dios y escuchaba Sus sermones, e incluso dedicó todo su tiempo a cumplir su deber en la iglesia, pero al final no entendió con quién podía contar exactamente, ni cómo nació su deseo, ni si se podía hacer realidad o no; en tal caso, debe de haber un problema. De hecho, desde el punto de vista de Dios, se trata de un problema bastante sencillo. Solo hace falta que cambies de rumbo y tomes el que Dios te ha dado y la senda que Dios te ha dicho, y que creas, aceptes, te sometas y practiques con firmeza, sin dudas ni reticencias. Sin embargo, la gente no es capaz de hacerlo. Se aferran con fuerza a sus propias nociones, figuraciones y esperanzas, y a las falsas ilusiones ocultas en su corazón. Incluso consideran estas cosas como el último asidero al que agarrarse, o lo que es peor, el pilar en el que se apoyan para su existencia, y dejan de lado las palabras de Dios y el rumbo que Él les ha marcado, ignorando ambas cosas. Entonces, ¿cómo afronta esto Dios? Si no reconoces ni aceptas las cosas buenas que se te dan, Dios te las quita. Una vez que se le quitan tales cosas, ¿qué ha ganado una persona? Nada. Por tanto, en el fondo de su corazón, esta protagonista ya no conocía las respuestas a las preguntas: “¿Es Dios realmente Aquel con el que puedo contar? ¿Con quién puedo contar de veras? ¿Con quién puedo contar para sobrevivir, obtener bendiciones y mi destino futuro?”. Ya había aumentado su confusión respecto a tales cuestiones. Al final, ¿cuál fue el remordimiento que permaneció en el fondo de su corazón? Que no tenía a nadie con quien contar, en quien confiar. ¡Qué trágica y miserable fue su vida! Se sentía confundida respecto a cuál es la importancia de las disposiciones del Creador para las personas en esta vida, lo desconocía. Después de haberse pasado la vida de esta manera y haber llegado a la vejez sin entenderlo en absoluto, sin llegar a una conclusión precisa ni alcanzar un rumbo y un objetivo acertados en la vida, cuando no fue capaz de obtener nada de esto, ¿qué hizo Dios al respecto? Puso punto final a la vida de esta persona. Dios ya había hecho todo lo posible. Había dispuesto entornos para ella, la había esclarecido y guiado, e incluso le había concedido la motivación para vivir cuando más sufría o cuando afrontó situaciones desesperadas. Dios le había permitido vivir hasta ese punto con el mayor amor y apoyo. ¿Y con qué propósito? El de hacerle cambiar. ¿Qué propósito es ese de cambiar? Entender que no hay nadie de quien puedas depender, ni debes hacerlo, ni tampoco intentar crearte una vida feliz por ti mismo, ni hacer que en ti nazca deseo alguno, y que, excepto el Creador, nadie puede instrumentar ni ejercer el control sobre tu destino, ni siquiera tú mismo. ¿Qué elección debes hacer? Acude ante el Creador sin palabras de queja ni condiciones, escucha lo que dice y sigue Su camino. Sea dolor o enfermedad, todo es parte de la vida humana y se ha de experimentar. Cuando se va a poner punto final a la vida de una persona y esta no entiende nada al respecto, ¿qué más hace Dios? Nada, lo que también implica que ya la ha dado por perdida. ¿Por qué ya no hace nada? Porque esa persona siempre ha vivido de acuerdo con sus propias nociones, deseos y perseverancia, y ha tratado todo lo que Dios ha instrumentado con una actitud intransigente, terca, sentenciosa y competitiva. Por tanto, cuando la vida de una persona está a punto de terminar y ha recorrido paso a paso estos entornos o procesos que ha dispuesto Dios, pero su conocimiento del Creador no ha cambiado en absoluto ni cuenta con entendimiento de ninguna clase sobre el destino de la vida humana, entonces resulta obvio a qué se reduce su vida, y el Creador dejará de interferir y no hará nada. Así es como obra Dios.
¿Qué nociones y figuraciones surgen en las personas como resultado de la manera de obrar de Dios? Cuando lo ven descartar a otros, surgen nociones en ellos y dicen: “Esta persona ha experimentado mucho dolor en su vida, ¿no se compadece Dios de ella?”. ¿Qué representa compadecerse? (Dar gracia). ¿Puede dar gracia determinar el destino de una persona? ¿Puede cambiarlo? ¿Puede transformar sus puntos de vista? (No). Por tanto, por muchas bendiciones, gracias y placeres materiales que el Creador le conceda a una persona, si estas cosas no pueden inducirla o ayudarla a que entienda las intenciones de Dios, ni a que tome la senda correcta en la vida, ni a que al final recorra la senda que Dios indica, ni a comprender qué son todas las cosas que la gente experimenta en su vida, entonces toda la obra que Dios ha hecho en ella será en vano y claramente se pondrá un punto final a este periodo de vida en el que la persona creyó en Dios. ¿Qué nociones tienden a surgir en las personas? “Dios es tolerante y paciente, y Su amor es poderoso y amplio. ¿Cómo es que no es capaz de amar a alguien semejante?”. ¿Cómo se manifiesta el amor de Dios? ¿Ama Él de veras a esta persona o no? ¿Produjo el amor de Dios algún resultado en ella? Cuando no se dan resultados, ¿cómo se manifiesta el amor de Dios? ¿Cómo se manifiesta Su carácter? ¿Cómo lleva a cabo Dios Su obra? De hecho, antes de que Dios haga cualquier cosa, Él ya ha escogido a esa persona, ha obrado en ella y ha pensado en predeterminar toda su vida e instrumentarla a Su manera. Las intenciones de Dios están detrás de todo ello. ¿Acaso no es esto el amor de Dios? (Sí). Esto ya es el amor de Dios. A medida que la persona pasa por cada proceso en su vida, Dios le demuestra misericordia y cuidado, la ampara, le concede motivación y dispone algunos entornos, protegiéndola constantemente para que complete su misión en esta vida. Durante este proceso, por muy insistente, terca, arrogante o intransigente que sea, Dios la ayuda sin cesar para que su vida transcurra sin sobresaltos de acuerdo con la manera de Dios, con el amor y la magnanimidad del Creador, y bajo la responsabilidad de Dios. No importa cuántos peligros y tentaciones se encuentre en la vida, ni siquiera cuántas veces se sienta desesperada y quiera suicidarse, Dios la guía a lo largo de la vida conforme a Su manera. Sin la guía de Dios, seguramente su vida no transcurriría sin sobresaltos, porque se vería acechada por todo tipo de seducciones, tentaciones o peligros. De modo que todo esto es el amor de Dios. En sus nociones, la gente piensa que el amor de Dios debería estar exento de tal dolor, tribulaciones y aspectos semejantes que son contrarios a sus sentimientos. De hecho, Dios concede constantemente misericordia, gracia y bendiciones a las personas de una manera amorosa y tolerante. Al final, también expresa la verdad con gran paciencia y amor, para que comprendan la verdad y obtengan la vida. Emplea diversos métodos a fin de lograr resultados, guiando a las personas paso a paso para que comprendan la vida humana y sepan cómo vivir con sentido. ¿Qué propósito busca Dios al realizar Su obra de esta manera? A un nivel más superficial, el propósito de Dios es que las personas puedan despojarse de todo el dolor que les sobreviene en la vida, así como del que ellas mismas causan. A un nivel más profundo, Su propósito es que vivan felices, que vivan su vida como personas normales, reales, y que vivan bajo la guía del Creador. Sin embargo, todo el mundo goza de libertad. Dios creó para las personas el libre albedrío y la capacidad de pensar. Posteriormente, aceptaron muchos elementos de este mundo y de esta sociedad, como el conocimiento, la cultura tradicional, las tendencias sociales, la educación familiar, etcétera. Dios siempre ha detestado estas cosas que provienen de Satanás, y las pone al descubierto para que la gente comprenda lo absurdo e hipócrita de todo ello, y su absoluta incompatibilidad con la verdad. Sin embargo, Dios nunca aísla a nadie ni lo mantiene alejado de estas cosas satánicas. Al contrario, Él permite que la gente las experimente y las discierna por lo que son, y que así obtenga unas experiencias de vida y un entendimiento correctos. Una vez que el proceso al completo ha terminado y Dios ha hecho todo lo que le corresponde hacer, las personas obtienen tanto como les resulta posible. Entonces, en esta etapa final, ¿qué nociones surgen en la gente? Que Dios ha abandonado a alguien, lo cual provoca que sientan que Él es desconsiderado con sus sentimientos. Llegados a este punto, tienen la sensación de que la pizca de cálida esperanza que esa persona era capaz de depositar en Dios se ha hecho añicos, y les parece un tanto cruel. Cuando perciben esta sensación de crueldad, sus nociones también quedan al descubierto. Quieres ser una buena persona y ayudar a salvar a ese individuo. ¿Resulta esto útil? Esa persona ha creído en Dios durante muchos años sin perseguir la verdad en absoluto y no ha ganado nada. Quieres compadecerte de ella y ayudarla, pero ¿puedes proporcionarle la verdad? ¿Puedes concederle la vida? No, así de sencillo, por tanto, ¿por qué albergas nociones sobre Dios? Su obra es justa y razonable para todo el mundo. Si no aceptan personalmente la verdad y no se someten a la obra de Dios, ¿cómo te puedes quejar de que Él no los salva? Sin duda, aquí residen bastantes nociones de la gente. Son muchas las que albergan acerca de la obra de Dios, tales como: “Ya que Dios ha hecho tanto, ¿por qué no lleva a cabo por completo esta última etapa? No parece que esto sea lo que Dios quiere hacer, ni tampoco lo que debería. Dado que Dios ha hecho una obra tan grande, debería permitir que se salven todos los que creen en Él. Únicamente un logro así sería el perfecto resultado de la obra de Dios. ¿Por qué descartó Él a esta persona? Esto contradice el amor y la misericordia de Dios por los seres humanos, ¡y es probable que lo malinterpreten! ¿Por qué haría Dios las cosas de esta manera? ¿No es un poco desconsiderado con los sentimientos de la gente?”. Así es exactamente el carácter justo de Dios. Se trata de Su carácter justo. Simplemente experimentadlo y algún día lo entenderéis.
Esto de lo que acabamos de hablar guarda relación con algunas de las nociones y figuraciones de las personas sobre la obra de Dios. Algunas son figuraciones, mientras que otras son exigencias que le hacen a Dios, es decir, la gente piensa que Él debería hacer esto y aquello. Cuando la obra de Dios no concuerde con tus nociones y discrepe de tus exigencias y figuraciones, te sentirás triste y disgustado y pensarás: “No eres mi dios, él no sería como tú”. Si Dios no es tu Dios, ¿entonces quién lo es? Cuando estas cosas no se han resuelto, la gente vive a menudo en estos estados y nociones, y adopta a menudo en su mente estas nociones y exigencias para medir la obra de Dios, para juzgar si están haciendo bien o mal las cosas y lo correcto de la senda que toman; esto generará problemas. Estás siguiendo una senda que no tiene nada que ver con las exigencias de Dios, así que, incluso si parece que lo sigues y escuchas Sus sermones y Sus palabras, ¿el resultado final será que obtengas la salvación? No. Por consiguiente, para lograr la salvación por medio de la fe en Dios, no es cierto que al aceptar Su obra y entrar en la vida de iglesia tengas por seguro formar parte de la obra de gestión de Dios y ser uno de los que Él va a salvar y perfeccionar, y que esto signifique que ya te has salvado, o que no cabe duda de que te vas a salvar. No es así. Se trata solo de nociones, figuraciones, razonamientos y juicios humanos.
Haced un resumen, ¿cuáles son las nociones humanas involucradas en esta historia que os acabo de contar? En cuanto las hayáis resumido, leedlas en voz alta. (Dios, hemos recapitulado cuatro nociones: la primera es que a la gente le parece que, si tiene un deseo y unas aspiraciones razonables que no sean excesivas, Dios debería cumplirlos. En segundo lugar, creen que, si Dios ha pagado un precio tan alto al obrar en ellos y siguen sin comprender, Dios debería hacer alguna obra sobrenatural para esclarecerlos al instante y que conozcan cuál es la senda correcta en la vida, en lugar de hacerlos sufrir tantas penurias en ella y hacer que anden a tientas por su cuenta y experimenten y afronten las cosas en sus propias carnes. En tercer lugar, la gente alberga nociones sobre el carácter justo de Dios. Les parece que, si Dios ha pagado un precio tan alto al obrar en ellos, el resultado que debe producirse al final es que Dios se los gane. En cuarto lugar, detrás de la fe de la gente en Dios se esconde algo parecido a la mentalidad de probar suerte). ¿Hay alguna más? ¿Quién me la dice? (Otra noción es que, dado que Dios ha obrado todos estos años y lo ha hecho tan bien, Él debería ganarse a más personas, y si solo se gana a unas pocas, es que no se trata de la obra de Dios). Van cinco nociones. ¿Hay más? (Se me ha ocurrido una: cuando la gente pasa por experiencias especiales, como que los arresten y los persigan, y durante ese proceso se relacionan con Dios de una manera auténtica y dan un testimonio real, lo consideran una especie de capital y creen que, al contar con ese testimonio vivencial, les es posible ganarse la aprobación de Dios, de modo que sus posibilidades de supervivencia serán mayores). (Además, la gente cree que, cuanto mayor sea su obra y el precio que paguen, más se ganarán la aprobación de Dios y más probable será que se salven). En otras palabras, les parece que las posibilidades de ganarse la aprobación de Dios dependen del precio que paguen, y que ambos aspectos son directamente proporcionales, no es que sean inversamente proporcionales o no exista relación alguna entre ellos, sino que han de estar vinculados; esa es una noción. Van siete. ¿Qué más? (Otro aspecto es que las personas creen que, si Dios quiere que entiendan la verdad, Él puede esclarecerlas para que comprendan, y no debería ponerlas a prueba, privarlas ni hacerlas sufrir, porque Dios las ama, y causarles sufrimiento no es amor). Se trata de una noción sobre el amor de Dios. ¿Qué otras nociones hay? (La gente piensa que sería mejor si Dios se ganara a todo el mundo. Humillaría a Satanás y Dios también se ganaría al género humano. Pero en realidad resulta egoísta y despreciable que piensen de esa manera, y lo hacen por su propio beneficio). Su figuración sobre los resultados de la obra de Dios es perfecta. Se trata de una noción. Además de lo egoísta y despreciable que es su objetivo, la gente cree que todo lo que Él hace debería tener un comienzo y un final, y que el desenlace ha de ser perfecto y conforme a sus deseos, figuraciones y su anhelo por las cosas hermosas. Sin embargo, cuando la obra de Dios finalice, a menudo los hechos no son conformes a las figuraciones de las personas, y el desenlace de todo esto puede que no sea tan perfecto como la gente se imagina. Por supuesto, nadie quiere ver que no va a quedar mucha gente cuando finalice la obra de Dios, al igual que en la Era de la Ley, cuando había pocos creyentes como Job que temían a Dios y evitaban el mal. A la gente le parece que los resultados de la obra de Dios no deberían ser así, porque Él es todopoderoso, y definen de ese modo la omnipotencia de Dios. La definición de esta es en sí misma una noción, un concepto de perfeccionismo que la gente se imagina, y no tiene nada que ver con lo que Dios quiere hacer y con los principios según los que realiza Su obra. ¿Qué otras nociones hay? (Cuando creen en Dios, no reflexionan sobre la senda que han recorrido, ni sobre cómo pueden desechar la corrupción y lograr la salvación. En su lugar, creen que Dios es todopoderoso y que, si Él dice que va a hacer cambiar a las personas, es que estas van a cambiar). Dios les dice cómo cambiar, pero ellas no ponen Sus palabras en práctica ni tampoco cambian por su cuenta, e incluso no paran de querer ahorrarse ellas el problema y que Dios las cambie. Es una especie de figuración vacía, de noción. ¿Hay alguna más? (La gente cree que alguien que ha sufrido mucho y ha topado con muchos obstáculos en su vida debería poseer al final un buen desenlace, y que Dios no debería renunciar a él. Al final, cuando Él no se gane a este individuo y quiera darlo por perdido, la gente adoptará la perspectiva de una “buena persona” a la hora de fijarse en todo lo que ha hecho Dios, y les parecerá que Sus acciones son demasiado crueles y desconsideradas hacia sus sentimientos). ¿Qué problema se produce aquí? Solo habéis descrito algunos asuntos y algunas de vuestras comprensiones perceptivas, sin mencionar para nada que se trata de un problema de nociones. ¿Cuál es aquí la noción principal de la gente? Les parece que Dios salva a una persona en función de lo desgraciada que sea y de lo mucho que haya sufrido. Les parece que, cuando Dios decida finalmente el destino de esta, debería mostrar Su corazón misericordioso y Su magnanimidad, tolerancia, amor y compasión, ya que tal persona ha sufrido mucho y su vida es muy desgraciada. Independientemente de si esta entiende la verdad o no y de hasta qué punto se somete a Dios, la gente cree que Él no debe tener tales cosas en cuenta, sino considerar lo desdichada que es la persona, que ha sufrido mucho dolor, que se aferra con gran tenacidad a su sueño, y hacer una excepción y permitir que se salve; esta es una noción de la gente. En las personas hay muchos “debe”, y se sirven de todos ellos para determinar lo que Dios debería hacer y para definir Sus acciones. Si los hechos ponen de manifiesto que Dios no ha llevado a cabo las cosas de este modo, entre las personas y Él nace la discordia, así como también surgen malentendidos acerca de Dios en ellas. ¿Y se trata solo de malentendidos? La rebeldía de las personas también nace de esto. Son los males y las consecuencias que acarrean las nociones para las personas.
Nuestro debate se centra en las nociones. Mediante la historia de la que acabamos de hablar, la gente puede ver que la protagonista se sirvió de muchas nociones para medir todo lo que Dios había instrumentado y, como consecuencia de todo lo que le sucedió y de la manera en la que Dios la trató, las personas desarrollan muchos pensamientos y exigencias acerca de Dios, todos los cuales son nociones. Contadme, ¿qué otras nociones alberga la gente? (Creen que Dios debería ganarse a más personas, en vista de la gran labor que hace. Sin embargo, Él dice que, si solo puede ganarse a unas cuantas, esas serán todas, y la gente cesa su búsqueda, pues les da la sensación de que a Dios no le gusta ganarse a tantas). Las nociones impactan en la búsqueda de las personas. Aquí se debe hacer una corrección. No es que a Dios no le guste ganarse a tanta gente, claro que le gusta. Aquí surge una pregunta. Cuando Dios determina en última instancia el desenlace de las personas, ¿en qué se basa para decir que ya no va a obrar en ellas y, en cambio, darlas por perdidas? En esto Él tiene un estándar, que además es un principio y unos mínimos. Si tienes nociones sobre este estándar, principio o mínimos, o si no lo puedes ver con claridad, surgirán en ti algunas discrepancias con Dios o figuraciones sobre Él. Hay quien dice: “Dios le dedicó mucho esfuerzo y, sin embargo, la mujer no cambió ni se desprendió de su deseo, sino que incluso se aferró a él y no se presentó ante Dios, así que Él la dio por perdida”. ¿Es esta la razón principal de que lo hiciera? (No). ¿Cuál fue, entonces? Al final de esta historia, cuando la protagonista llegó a anciana, si bien su aspecto era diferente y había envejecido con el paso de los años y los tiempos habían cambiado, lo que permaneció inmutable fue su deseo y esos delirios casi borrosos suyos. ¿Qué fue lo que la hizo aferrarse a tal deseo? (Un carácter intransigente y rebelde). Así es, el hecho de que no amara, persiguiera ni practicara la verdad ni aceptara las palabras de Dios fue lo que causó tal resultado. Sus actitudes corruptas de arrogancia, intransigencia y obstinación la hicieron aferrarse a su propio deseo e ideales, y le impidieron desprenderse de estos últimos. ¿Cuál fue la causa? Sus actitudes corruptas. Por consiguiente, cuando Dios ve que una persona llega al final del camino y su carácter sigue siendo intransigente, arrogante y obstinado, ¿esto qué significa? En el transcurso de la obra de Dios, aunque desde fuera parezca que esta persona es Su seguidor y cumple su deber, no practica ni experimenta Sus palabras en todo lo que hace, y en esencia no tiene entrada en la vida en absoluto. Por tanto, ¿la gente así acepta y se somete de veras a la obra de Dios? (No). Eso es. Esto da como resultado que Dios las acabe abandonando. Han recorrido toda esta senda vital y, aunque en su transcurso se presentaron ante Dios y comprendieron que fue el Creador el que lo instrumentó todo, y que es el Creador el que dispone el destino de las personas, durante el periodo en el que siguieron a Dios y escucharon Sus palabras, su carácter intransigente, arrogante y obstinado no sufrió el menor cambio, ni siquiera al final, así que el resultado habla por sí mismo. Este es el estándar final de Dios para renunciar a alguien, Su principio. No importa qué puntos de vista tenga la gente o qué evaluaciones hagan sobre este principio y este estándar de Dios. Nadie influirá en Él y Dios hará lo que le corresponda. Si no te relacionas con esta persona ni entiendes cuál es su esencia más profunda ni su carácter, sino que solo consideras su apariencia, nunca entenderás el principio y la raíz de las acciones de Dios, y emitirás juicios sobre estas y sobre Su veredicto respecto a tal persona. Permitidme que os pregunte: ¿por qué iba Dios a dispensar este tipo de trato a una persona tan desdichada, a alguien que ha experimentado todo tipo de sufrimientos en la vida, que ha pasado por toda una vida de dolor? ¿Por qué iba Dios a darla por perdida? Nadie quiere ver este resultado, pero sin duda es un hecho y existe de verdad. ¿Por qué la trata así Dios? Si Él hubiera obrado en esa persona durante otros diez años, a juzgar por su búsqueda, su carácter y la senda que toma, ¿habría cambiado? (No). Si Dios hubiera obrado en ella durante otros 50 años y le hubiera permitido vivir un poco más, ¿habría cambiado? (No). ¿Por qué no? (Su esencia-naturaleza determina que no es alguien que persiga la verdad, así que no importa cuántos años más crea en Dios, no va a cambiar). ¿Quién puede expresarlo de forma más concreta? (Está tomando una senda equivocada, no es la de perseguir la verdad. Eso significa que, por muchos años que crea en Dios, será inútil. Aunque crea en Él 10 o 20 años más, la senda que tome y la dirección de su vida no cambiarán). Es exactamente así. Alberga nociones y figuraciones en su interior. No persigue la verdad, ni su comprensión, ni su entrada en ella. Lo único que persigue es parecer un seguidor constante, pero la esencia permanece totalmente inmutable. Cree en Dios durante 10 o 20 años sin perseguir la verdad, o durante 30 o 50 sin perseguirla aún, y lo que acaba por revelar y lo que vive nunca cambia. Esto lo determina su esencia-naturaleza, y es justamente el tipo de carácter que tiene. Nunca ha cambiado, ni tampoco sus nociones y figuraciones de Dios. Por tanto, ¿cuenta Dios con principios para lidiar con una persona semejante? Desde luego. Las personas siempre fingen ser buenas, se creen muy tolerantes y maravillosas. Pero ¿es tu tolerancia tan grande como la de Dios? ¿Es tu amor tan grande como el Suyo? (No). Por tanto, ¿qué es la tolerancia de Dios? ¿Cómo puedes saber que Dios es tolerante y amoroso? Dios se sirve de diversos métodos que son beneficiosos para las personas, a fin de que se presenten ante Él, de que escuchen Sus palabras y las entiendan, y para hacerles caminar por la vida y practicar de la manera que Él requiere. Sin embargo, esa persona no lo acepta y se aferra a sus propios puntos de vista hasta el mismísimo final. Por tanto, ¿los da Dios por perdidos durante el transcurso de su experiencia de vida? (No). Dios no se rinde. En cada etapa de su vida, en todo lo que Él hace por ella y todo lo que Él requiere que experimente, Dios se toma en serio Su responsabilidad hasta el final. ¿Cuál es el propósito de Dios al responsabilizarse hasta el final? El de lograr ver un buen resultado, uno que sea satisfactorio y grato para la persona, de modo que pueda disfrutar de la auténtica felicidad que desea; esta es la tolerancia de Dios. Sin embargo, ¿cuál es el resultado que Dios percibe al final? ¿Ve el resultado que Él quería? (No). No lo ve, ya no hay esperanza a la vista. ¿Qué significa que Dios no vea esperanzas? Que Él ya no alberga ninguna esperanza respecto a esta persona. En términos humanos, está desesperado. Si hay un atisbo de esperanza, Dios no va a rendirse. Esta es la tolerancia y el amor de Dios. Él ejerce de manera práctica Su tolerancia y amor sobre las personas, en lugar de limitarse a decir palabras vacías. Al final, lo que Dios ve en esta persona es que su carácter corrupto no ha cambiado, su terquedad todavía persiste y su deseo permanece en el fondo de su corazón. Aunque quiere ser bendecida, no se desprende de nada cuando acude ante Dios. En su lugar, se aferra a este deseo mezquino y lo sostiene y lo agarra con fuerza durante la totalidad de su vida. En apariencia, la persona se entrega a Dios y le confía su vida y a todos sus parientes. Pero ¿cuál es la realidad? Ella quiere ser quien manda, estar a cargo de la gente a su alrededor, de sus parientes y de sí misma, y además quiere que dependan el uno del otro. En realidad, no le entrega todo esto a Dios en absoluto. Lo mires como lo mires, la senda que toma esta persona no es la de seguir el camino de Dios ni la de cumplir de manera consciente con Sus requerimientos. No toma en absoluto la senda de seguir el camino de Dios. Ha sufrido mucho y ha experimentado muchas cosas extraordinarias en su vida, pero eso todavía no ha hecho que abandone el precioso y feliz cuadro de vida que ha pintado ni que reflexione en modo alguno. ¿Qué clase de persona es esta? Los que son así son demasiado intransigentes. Si no persiguen la verdad ni siguen la senda correcta en la vida, al final este es el resultado. En última instancia, Dios hizo todo lo que pudo. Ya ha excedido las figuraciones de las personas y lo que estas pueden alcanzar. Dios les ha dado demasiado. En vista de su corrupción, su carácter y su actitud hacia Dios, no merecen estas cosas, ni tampoco tales bendiciones. Pero ¿se rinde Dios? Hace mucha obra antes de rendirse. No escatima al concederles Su amor, Su misericordia, Su gracia y Sus bendiciones. Sin embargo, después de haber recibido estas cosas de Dios, ¿qué actitud muestran a cambio? Lo siguen evitando, se alejan de Él y a menudo albergan dudas sobre Dios en su interior, se guardan de Él, discrepan de Él y se rinden. ¿Por qué quieren depender constantemente de los demás para crearse una vida feliz? No pueden convencerse para creer en Dios. No creen que Él pueda guiar a la gente por la senda correcta y hacerla feliz. Siempre consideran que su propia senda es la adecuada. Si Dios hubiera podido ayudarlos y conducirlos a cumplir sus objetivos de acuerdo con la senda que han escogido y según sus exigencias, lo habrían aceptado y se habrían sometido. Sin embargo, para hacer que la gente regrese a Él, Dios expresa la verdad, de modo que puedan aceptarla y tener una vida significativa, y esto está reñido con las nociones de la persona. Por consiguiente, quieren seguir su propia senda y vivir su propia vida. Creen que solo tienen que contar consigo mismos y con los demás, y que no pueden alcanzar sus metas si dependen de Dios. Como las personas no comprenden las intenciones de Dios y solo se aferran a sus propias nociones, se alejan cada vez más de Dios. Solo aquellos que perciben que Dios es el camino, y la verdad, y la vida, y que reconocen que la gente es sumamente corrupta y necesita la salvación de Dios, y los que ven que únicamente todo lo que hace Dios es la verdad y sirve para salvar al género humano de la influencia de Satanás y llevarlo a un hermoso destino, solo tales personas pueden admirar a Dios, contar con Él, seguirlo hasta el final y no abandonarlo nunca.
Acabamos de hablar sobre la actitud de Dios hacia una persona, y también acerca de las diversas formas en que Dios obra entre la gente y sobre ella. Si las personas desarrollan nociones respecto a esto, deberían a menudo examinar, reflexionar, entender y luego rectificar. ¿Cuál es el propósito de rectificar? Si se dan cuenta de que se trata de nociones y figuraciones y ven cómo hace Dios realmente las cosas, ¿siguen siendo propensos a crearse algunas nociones todavía más erróneas y distorsionadas sobre Dios? Aún es posible, porque la gente es rebelde y tiene pensamientos activos, así que es probable que desarrollen toda clase de nociones diferentes sobre Dios. Una noción da lugar a otra, lo que a su vez da lugar a más, y no paran de surgir toda clase de estas. Al tiempo que desarrollan nociones acerca de Dios, lo malinterpretan continuamente, así como reflexionan y luego comprenden constantemente la verdad, y mediante este proceso llegan poco a poco a conocer a Dios. ¿Por qué razón no pueden lograr el conocimiento de Dios? No saben qué son las nociones ni las reconocen en sí mismos, tampoco reflexionan sobre estas y ni siquiera se desprenden de ellas. Solo se centran en aferrarse a dichas nociones y nunca realizan el esfuerzo de aprender o entender cómo obra Dios o cuál es la esencia de Su obra. De este modo, además de las actitudes corruptas, se interpone otra cosa más entre Dios y las personas que también afecta a su salvación. Por tanto, al lidiar con sus propias actitudes corruptas, la gente ha de obtener un mejor y más detallado entendimiento de lo que son las nociones humanas. ¿Cuál es el propósito de comprender y resolver las nociones humanas? ¿Es para desprenderse de ellas? Es para que la gente entre en la realidad-verdad lo más rápido posible, entienda en qué quiere Dios exactamente que entre y cómo hace Él las cosas. Si las hiciera como imaginas, ¿podría ser efectiva en ti la obra de Dios? No, no podría. Por ejemplo, hay algunas cosas sobre las que Dios nunca te esclarece. En cambio, Él estipula en términos explícitos cómo hacerlas, y solo hace falta que las hagas. Sin embargo, siempre esperas que Dios te conmueva y te esclarezca y, en consecuencia, esta espera demora la obra, no cumples tu deber adecuadamente y acabas siendo sustituido. ¿Cuál fue la causa de esto? (Las nociones). Al fijarnos ahora en ello, ¿afectan las nociones de las personas a su entrada? (Sí). ¿Hasta qué punto la afectan? Como poco, afectan a su entendimiento de la verdad y a su entrada en la realidad y, en el peor de los casos, afectan a sus elecciones acertadas y las conducen fácilmente a tomar la senda equivocada. Es más probable que la gente malinterprete a Dios cuando tiene nociones. Por ejemplo, Dios los poda, juzga y castiga enteramente para lograr resultados positivos, de modo que obtengan un mejor entendimiento de sí mismos y de verdad se arrepientan. Sin embargo, creen que Dios se posiciona intencionadamente contra ellos y los quiere desenmascarar y descartar. No importa lo que Dios diga o haga, siempre piensan lo peor de Él, y creen que Dios no siente amor hacia ellos, e incluso tratan a aquellos que practican la verdad como idiotas. Él les muestra la senda correcta y les permite practicar la verdad y vivir en la luz, pero en su lugar eligen vivir en la oscuridad de acuerdo con sus filosofías y lógica satánicas. Así, la senda que caminan no es la de la salvación. Si insistes en ir en contra de Dios, ¿acaso no te apartas cada vez más de Su obra? A medida que te alejas de la senda de la salvación, se te descartará por completo. Hay un dicho en la Biblia: “Los necios mueren por falta de entendimiento” (Proverbios 10:21). ¿La muerte es grave? En el contexto de los últimos días, morir no es grave, pero perecer sí. Morir no significa perecer, mientras que perecer implica necesariamente no tener un desenlace, permanecer muerto para siempre. En el pasado, se decía que la gente podía morir de necedad. Sin embargo, hoy en día la necedad no es para tanto. ¿Quién no hace cosas estúpidas? Morir tampoco es para tanto, porque no significa necesariamente perecer. Así pues, ¿por qué perecen las personas? Por su terquedad y obstinación, que es mucho más grave que morir de necedad, ya que no se produce un desenlace. ¿Por qué digo que la terquedad y la obstinación pueden conducir a que la gente perezca? Esto tiene relación con la cuestión de la senda que toma la gente. ¿Qué clase de carácter es la terquedad? Es intransigencia. Tener un carácter intransigente es muy problemático. A veces la gente no entiende y solo quiere hacer las cosas de esta manera, mientras que otras veces entienden, pero siguen queriendo hacerlas así, sin seguir los requerimientos de Dios. Además, la obstinación es también una especie de carácter —es decir, resulta impermeable a la razón— e implica arrogancia y crueldad. Si estas dos actitudes no cambian, pueden terminar causando que una persona perezca. ¿Es esta una situación simple? ¿Os la podéis aplicar a vosotros mismos? Deberíais comprender lo que las actitudes arrogantes y crueles pueden conducir a hacer a las personas. Todo lo que hacen, da igual quiénes sean, se hace delante de Dios, el Creador, y Dios emitirá veredictos sobre las personas de acuerdo con Su carácter justo. Por tanto, ¿cuáles son las consecuencias de las cosas que hace la gente con actitudes arrogantes y crueles? ¿Por qué se puede decir que sus consecuencias son irreversibles? Todos deberíais entenderlo, ¿verdad? Pues bien, no vamos a mencionar nada más sobre las nociones implicadas en esta historia.
En cuanto a las nociones de las personas sobre la obra de Dios, ¿se os ocurre si hay alguna de la que todavía no hayamos hablado? ¿Son las nociones que habéis oído hoy las únicas que se tienen sobre la obra de Dios? Cuando hablamos sobre juicio, castigo, pruebas, refinamiento, poda, así como de revelar y perfeccionar a las personas, ¿con qué contenido se relaciona esto? ¿A qué clase de personas poda, juzga y castiga Dios? ¿Cuáles afrontan pruebas y refinamiento? Al hacer estas tareas y servirse de estos métodos para obrar en las personas, Dios cuenta con un principio y un ámbito que se basan en la estatura de las personas, en su búsqueda, su humanidad y el grado en el que entienden la verdad; no voy a hablar hoy con detalle sobre esto. En resumen, Dios poda y disciplina a las personas, las juzga y castiga, y las somete a pruebas y refinamiento; Dios obra en ellas de acuerdo con estos distintos pasos. Los principios de la obra de Dios acerca de las personas y qué paso de la obra se realiza se basan en su estatura. El término “estatura” puede sonaros a todos un tanto vacío. Se mide principalmente de acuerdo con el grado en que una persona entiende la verdad, en si la relación entre esta y Dios es normal, y además se basa en la medida en que las personas se someten a Dios. Si realizamos una distinción en función de esto, ¿han afrontado ahora más personas el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento? Para algunos puede resultar todavía pronto para estos pasos, son capaces de detectarlos, pero no de alcanzarlos, mientras que para otras personas semejante visión resulta en cierto modo aterradora. En resumen, estos métodos son los pasos que da Dios para salvar a las personas y hacerlas perfectas, y Él decide estos distintos pasos en función de definiciones precisas de todos los diversos aspectos de una persona. Nada respecto a la obra que Dios hace en las personas es arbitrario. Él la hace paso a paso y con principios. Se fija en tu búsqueda y tu humanidad, además de en tu percepción y en la actitud con la que tratas a toda clase de personas, acontecimientos y cosas en tu vida diaria, etcétera. En base a estas cosas, Él decide cómo obrar en las personas y cómo guiarlas. Dios necesita un periodo de tiempo para observar a alguien. No emite un veredicto apresurado en función de una o dos cosas; Dios nunca se precipita en nada de lo que hace en cualquier persona. Hay quien dice: “Me da miedo cómo Dios puso a prueba a Job. Si me llegara a pasar algo así de verdad, sería incapaz de dar testimonio de Dios. ¿Qué pasaría si Él me privara de esa manera de todo lo que tengo? ¿Qué haría yo?”. No te preocupes, Dios nunca obraría en ti de manera tan arbitraria, no has de tener miedo. ¿Por qué no? Antes de tener miedo, primero debes autoconvencerte con un hecho y considerar tu estatura. ¿Tienes la fe de Job, su sumisión y su temor a Dios? ¿Tienes acaso el mismo grado de lealtad de Job y su rotundidad a la hora de seguir el camino de Dios? Evalúa estas cosas y, si no tienes ninguna, ten la seguridad de que Dios no te someterá a pruebas y refinamiento, porque tu estatura no está a la altura y se queda muy corta. La gente también cuenta con algunas nociones y figuraciones acerca de las pruebas y el refinamiento de Dios, y además los teme, los evita y sospecha y se guarda de ellos. Una vez que hayan obtenido una comprensión profunda de estas cosas y de cómo obra Dios, sus nociones sobre Su obra desaparecerán poco a poco, y se centrarán en perseguir la verdad y en dedicar sus esfuerzos a las palabras de Dios. Al decir estas palabras, el propósito de Dios es lograr tal objetivo. Cuando sigues a Dios, debes comprender cómo obra y salva a las personas. Si realmente eres una persona que persigue la verdad, haz las cosas de acuerdo con los requerimientos de Dios. No lo mires con lentes de colores, y no te valgas de tu propia mente mezquina para comprender la mente de Dios. Debes entender cuáles son exactamente los principios de la obra de Dios, cuáles sigue para tratar a las personas, hasta qué punto Dios obra en alguien y cuál es Su estándar para evaluarlo. Una vez que lo entiendas, ¿qué debes hacer después? Dios no quiere ver que renuncies a tu búsqueda de la verdad, ni tampoco que tengas la actitud del que se tacha a sí mismo de causa perdida. Quiere ver que, cuando comprendes todos estos hechos que son ciertos, puedes ponerte a perseguir la verdad de una manera más firme, atrevida y segura, al tiempo que reconoces claramente que Él es un Dios justo. Cuando llegues al final del camino, mientras hayas alcanzado el estándar que Dios ha dispuesto para ti y te halles en el camino de la salvación, Dios no te dará por perdido. Grosso modo, de momento eso es todo en lo que respecta a las nociones de las personas sobre el juicio, el castigo, las pruebas, el refinamiento y la poda. Todavía hay multitud de detallados aspectos, demasiados para que podamos explicarlos con claridad en esta corta charla. Sería necesario dar algunos ejemplos sobre cómo manifiesta y revela la gente estas nociones en su vida cotidiana, y también haría falta contar algunas historias breves e incorporar unos pocos personajes y tramas, de modo que podáis entender o interpretar las nociones de las personas por medio de estos ejemplos de la vida real, y podáis daros cuenta de que estas cosas son nociones discordantes con la realidad, y están reñidas por completo con los principios y estándares de Dios. Él ni siquiera hace eso, ¿por qué no paras de pensar y especular a ciegas? Si vives constantemente en tus propias nociones y figuraciones, jamás seguirás la senda de perseguir la verdad de acuerdo con los requerimientos de Dios, y siempre estarás lejos de estos. Si sigues así, no tendrás senda de práctica y siempre estarás sujeto a limitaciones. Donde quiera que vayas, te quedarás bloqueado a cada paso, te quedarás sin saber qué hacer, y nada irá en absoluto sobre ruedas. A consecuencia de ello, al final ni siquiera tendrás derecho a recibir el juicio y el castigo de Dios. ¡Qué lamentable sería eso!
En lo que respecta a creer en Dios, nadie ha sido antes sincero con vosotros. ¡Ahora es cuando hay que serlo, ya que es el momento crítico! El tiempo se acaba, así que no tratéis la fe en Dios como un juego. Dios ha decidido completar a la gente y salvarla, y desea completar esta obra con meticulosidad. ¿Cómo consigue hacerlo? Explicándoles a las personas todos los aspectos de la verdad, para que puedan comprenderla claramente y no se descarríen. Dios te disciplinará cuando te descarríes. Si a menudo te desvías hacia tu propia senda, Dios te seguirá disciplinando hasta que regreses a la correcta. Al final, si Dios ha hecho todo lo posible y sigues sin cumplir con Sus exigencias, ¿a quién más se puede culpar? Solo a ti mismo. En ese momento, lo único que le queda a la gente por hacer es golpearse el pecho y llorar amargamente. ¿Qué es lo más importante a la hora de que la gente comprenda la verdad? Deben aceptarla y, tras hacerlo, ser capaces de buscarla y vincularla con su vida cotidiana. Solo así la gente podrá alcanzar poco a poco una auténtica comprensión de la verdad. Cuando escuchas sermones y comprendes su significado literal, crees que entiendes, lo cual no es realmente comprender la verdad. Es solo una comprensión de doctrina. Una vez lo entiendes al escucharlo, debes vincularlo en la vida real con tu propio estado y tu propia entrada, para que puedas llegar a conocerte a ti mismo y ser capaz de practicar la verdad. Solo así entras en la realidad-verdad. Si no practicas de este modo, la verdad y las palabras de Dios no tienen nada que ver contigo, y por tanto Él tampoco. ¡Si no practicas la verdad, no obtendrás nada!
11 de octubre de 2018