Las responsabilidades de los líderes y obreros (1)

Ahora que hemos terminado de hablar sobre las diversas manifestaciones de los anticristos, hoy vamos a compartir un tema nuevo: las diversas manifestaciones de los falsos líderes. En estos años que lleváis creyendo en Dios, os habéis encontrado toda clase de manifestaciones y prácticas por parte de los falsos líderes. Durante el proceso en el que la casa de Dios despide a los falsos líderes de todos los niveles, la mayoría de las personas obtienen más o menos algo de discernimiento relativo a ellos. Es decir, la mayoría de las personas cuentan con un poco de entendimiento de algunas manifestaciones específicas de los falsos líderes. Sin embargo, sea cual sea tu comprensión o el grado de esta, al final no es lo bastante sistemática o concreta. Durante las elecciones en la iglesia, muchas personas no logran entender los principios de elección de líderes, a qué clase de persona elegir líder y qué tipo de persona puede, en calidad de líder, llevar a los hermanos y hermanas a la realidad de las palabras de Dios y es un líder cualificado. No son muy conscientes de esas cosas ni las tienen claras. Hay incluso algunas personas atolondradas y sin discernimiento que eligen expresamente a falsos líderes durante las elecciones, escogen a cualquiera que sea como un falso líder mientras se muestran ciegos ante cualquiera que de veras esté cualificado y sea capaz de ser un líder con el calibre y la humanidad propios de uno. Aquellos que en lo fundamental no poseen el calibre ni la humanidad para ser líderes son elegidos por su entusiasmo externo o por algunos buenos comportamientos, y porque satisfacen las nociones de ser “bueno” que tiene la gente, mientras que aquellos que realmente poseen todas las cualificaciones para liderar nunca serán elegidos. Los que buscan acaparar la atención y se esfuerzan con entusiasmo, pero en lo fundamental son incompetentes, siempre aparecerán en toda clase de escenarios, parecerán especialmente activos, y la mayoría de la gente pensará que esta clase de personas están cualificadas y se las debería elegir. El resultado es que, después de que se las elija, no pueden encargarse de ningún trabajo. Son incluso incapaces de implementar los arreglos de la obra de lo Alto y tampoco saben cómo hacerlo. Aunque siempre se mantenían ocupadas con mucho entusiasmo, después de ser líderes durante un tiempo, no hay mejoría y se producen pocos avances en cualquiera de los trabajos de la iglesia, y se dan a menudo situaciones en las que la obra de la iglesia es un caos o la gente no está unida, debido a la perturbación o la usurpación del poder por parte de personas malvadas. Estas son las consecuencias que causa la obra de los falsos líderes. Tras la elección de un falso líder, no solo la entrada en la vida de los hermanos y hermanas se verá influida y se resentirá, sino que al mismo tiempo se verán afectados negativamente diversos aspectos del trabajo de la iglesia, de modo que la tarea de difusión del evangelio no se podrá llevar a cabo con fluidez ni eficacia. Se trata de un problema que, en parte, causan los propios falsos líderes, pero que también está relacionado parcialmente con aquellos que los eligen. Si no entiendes los principios-verdad, no tienes discernimiento, estás ciego y no puedes ver el interior de las personas, de modo que acabas eligiendo a un falso líder, entonces no solo te perjudicas a ti mismo y a otros, sino que el trabajo de la iglesia también se resiente. Ese es el impacto y el daño que causan los falsos líderes a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y al trabajo de la iglesia. Por tanto, debemos discernir y enumerar las diversas manifestaciones de los falsos líderes, y a partir de ahí, os posibilitaré que comprendáis qué comportamientos debe exhibir un líder cualificado, qué trabajo debe hacer y cuál es exactamente el ámbito de sus responsabilidades. El tema de discernir a los falsos líderes tiene gran importancia, ya que afecta al trabajo de la iglesia, a la entrada en la vida de cada miembro del pueblo escogido de Dios y, en particular, al modo en que progresa cada deber. Hay quien podría decir: “No pretendo presentarme a las elecciones ni tengo ninguna ambición o deseo de ser líder u obrero. Soy consciente de mí mismo, y con eso es suficiente para ser un creyente corriente, así que ese aspecto de los principios-verdad no tiene nada que ver conmigo. Si quiero escuchar, escucharé algo sobre mi propia entrada en la vida y mi salvación. Las diversas manifestaciones de los falsos líderes y las verdades relacionadas con ello no son relevantes para mi propia entrada en la vida, así que no tengo que escuchar, o puedo escuchar distraído o con desgana y simplemente pasar de puntillas por el proceso sin tomármelo a pecho”. ¿Es esta una buena actitud? (No). Otros dicen: “No tengo ambición y no quiero aspirar a ser líder. Desde niño, nunca pretendí ser funcionario ni destacar sobre el resto, me gusta simplemente ser una persona común y corriente. He querido ser seguidor desde el momento que empecé a creer en Dios. Me gusta seguir las órdenes de otros y hago cualquier cosa que me pidan que haga. ¡Es muy sencillo ser esa clase de persona! Solo soy alguien simple que no quiere preocupaciones ni cargas, así que no tengo necesidad de oír tales cosas ni tampoco quiero hacerlo”. ¿Es este punto de vista correcto o no? (No). ¿Qué tiene de incorrecto? (Aunque no quieran ser líder, si no entienden ese aspecto de la verdad y no pueden discernir a los falsos líderes, entonces, durante las elecciones, es muy probable que elijan a un falso líder, lo cual afectará al trabajo de la iglesia y a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios). Ese es un aspecto. ¿Algo más? (El problema de los falsos líderes existe en cada uno de nosotros y deberíamos examinarlo, reflexionar sobre ello y entenderlo a nosotros mismos). (Si no podemos discernir a los falsos líderes, ni siquiera sabremos cuándo nos ha desorientado uno, y nuestra propia vida se resentirá). (Esta clase de punto de vista es una manifestación de no perseguir la verdad. Ser líder en la casa de Dios no es lo mismo que ser ambicioso y querer ser funcionario en el mundo. Ser líder es perseguir la verdad mejor, llevar una carga en favor de la obra de la iglesia y ser considerado con las intenciones de Dios. Eso es esforzarse por la verdad). (Como miembro del pueblo escogido de Dios, tenemos la obligación y responsabilidad de denunciar a los falsos líderes. Si no somos capaces de discernir a los falsos líderes, podríamos estar permitiendo que uno se haga con el poder y afecte al trabajo de la iglesia). ¿Cuántos aspectos son esos? (Cinco aspectos). Cada uno de estos cinco aspectos es correcto y bastante acertado. Al diseccionar la esencia de este problema en función del punto de vista del tipo de persona que acabo de mencionar, básicamente encontramos estos cinco aspectos. Al margen de que quieras ser líder o no, como miembro del pueblo escogido de Dios debes asumir un papel de supervisión hacia los líderes y obreros. La casa de Dios también es tu casa, y el líder es como un pequeño amo de llaves. Si no se encarga bien de todo, eso también te afectará y te implicará a ti, así que tienes la responsabilidad y obligación de supervisar todo su trabajo.

No es difícil discernir a los falsos líderes, ya que este tipo de persona no resulta en absoluto poco común en la iglesia; han existido desde que dio comienzo el liderazgo en la iglesia y el trabajo en ella. Tanto su calibre y capacidad de comprensión, como su calidad humana y la senda elegida, presentan numerosas manifestaciones concretas. Antes de diseccionar esas manifestaciones concretas, debemos entender primero cuáles son las responsabilidades de los líderes y obreros, y qué trabajo específico se incluye principalmente. Solo aquellos capaces de hacer bien ese trabajo específico son líderes y obreros cualificados; aquellos que no pueden hacer ese trabajo son falsos líderes. Tal vez la mayoría de las personas todavía no tienen una manera de discernir a los falsos líderes, no pueden captar los principios básicos ni saben qué aspectos son los más fundamentales a discernir. Hoy, lo primero que haremos será compartir de manera sistemática cuáles son exactamente las responsabilidades de los líderes y obreros, y las enumeraremos una a una para que todo el mundo las conozca con claridad. Después de entender esos principios, cuando elijáis de nuevo a los líderes y obreros, contaréis con un criterio preciso mediante el cual considerar cómo realizar exactamente la elección y quién es exactamente la persona adecuada a la que debes elegir. Por tanto, primero vamos a enumerar las responsabilidades de los líderes y obreros.

Responsabilidades de los líderes y obreros:

1. Guiar a la gente para que coma y beba de las palabras de Dios, las entienda y entre en su realidad.

2. Conocer los estados de cada tipo de persona y resolver las diversas dificultades que afronten en su vida real en relación con su entrada en la vida.

3. Comunicar principios-verdad que se han de entender para ejecutar correctamente cada deber.

4. Estar al día de las circunstancias de los supervisores de distintos trabajos y del personal responsable de diversas tareas importantes y cambiar sus deberes o destituirlos de inmediato según sea necesario para evitar o paliar las pérdidas causadas por emplear a gente inapropiada y garantizar la eficacia y buena marcha del trabajo.

5. Mantenerse al día en la captación y la comprensión del estado y el progreso de cada punto de trabajo, y saber resolver con prontitud los problemas, corregir las desviaciones y poner remedio a los fallos en el trabajo para que marche sin contratiempos.

6. Ascender y cultivar a todo tipo de talento cualificado para que todos aquellos que persigan la verdad tengan la oportunidad de formar y entrar en la realidad-verdad lo antes posible.

7. Destinar y utilizar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad y sus puntos fuertes, de modo que se obtenga el máximo aprovechamiento de cada una de ellas.

8. Informar y buscar cómo resolver las confusiones y dificultades que afronten en el trabajo.

9. Comunicar, dictar y poner en marcha de manera precisa las diversas organizaciones de trabajo de la casa de Dios de acuerdo con sus requisitos, facilitando orientación, supervisión y exhortación, así como inspeccionar y hacer seguimiento del estado de su puesta en marcha.

10. Salvaguardar adecuadamente y destinar con prudencia los diversos objetos materiales de la casa de Dios (libros, equipamientos variados, alimentos, etc.) y llevar a cabo labores periódicas de inspección, mantenimiento y reparación para minimizar los daños y el despilfarro; evitar, asimismo, su apropiación indebida por parte de personas malvadas.

11. Elegir a personas fiables de una humanidad a la altura del estándar, sobre todo para la tarea sistemática de registrar, contabilizar y salvaguardar las ofrendas; comprobar y verificar periódicamente los ingresos y egresos para poder detectar rápidamente los casos de derroche o despilfarro, así como los gastos excesivos; poner fin a estas cosas y exigir una compensación razonable. Por otro lado, evitar por todos los medios que las ofrendas caigan en manos de personas malvadas y que se las apropien indebidamente.

12. Detectar con prontitud y precisión las diversas personas, acontecimientos y cosas que perturban y trastornan la obra de Dios y el orden normal de la iglesia. Pararlos y restringirlos, y darles la vuelta a las cosas. Asimismo, compartir la verdad de manera que el pueblo escogido de Dios desarrolle discernimiento por medio de estas cuestiones y aprendan de ellas.

13. Proteger al pueblo escogido de Dios de la perturbación, la desorientación, el control y el perjuicio de los anticristos, además de capacitarlo para discernirlos y rechazarlos de corazón.

14. Discernir, echar y expulsar enseguida a toda clase de personas malvadas y anticristos.

15. Proteger a todo el personal de tareas importantes de la interferencia del mundo exterior y mantenerlo a salvo para garantizar que los diversos puntos importantes del trabajo puedan avanzar de forma ordenada.

Las responsabilidades de los líderes y obreros se han resumido en un total de quince puntos, a partir de los cuales compartiremos. Vamos a observar primero cada una de las tareas incluidas en estos quince puntos. Los primeros tres se refieren al tema de la comprensión de la verdad y la entrada en la vida por parte de la gente. Ese es el trabajo más básico que los líderes y obreros deberían hacer y constituye una de las categorías más importantes. Como líder u obrero, para ti lo más básico es ser capaz de desempeñar esas tareas, poseer esa clase de calibre, tener ese tipo de carga y ser capaz de asumir esa responsabilidad. Esas son las cosas más básicas que deberías tener. Los líderes y obreros deben ser capaces de compartir las palabras de Dios, encontrar una senda de práctica en ellas, guiar a las personas para que entiendan las palabras de Dios y para que experimenten y entren en Sus palabras en la vida real y sean capaces de aplicarlas a esta, a fin de servirse de ellas para resolver los diferentes problemas o dificultades que se encuentren en la vida real y a lo largo del cumplimiento de su deber. Si el pueblo escogido de Dios tiene problemas que deben ser resueltos por un líder u obrero, pero estos no pueden usar la verdad para resolverlos, ese líder u obrero es inútil, incapaz de hacer siquiera el trabajo más básico. Esta clase de líder u obrero no está cualificado. Los puntos cuarto y quinto se refieren a los diversos aspectos del trabajo de la iglesia y a los supervisores de esos aspectos del trabajo. Si los líderes y obreros no vigilan a esos supervisores de la manera adecuada, el trabajo de la iglesia podría verse desorganizado o perturbado por personas malvadas, eso influiría en la efectividad y el progreso del trabajo, y este último podría incluso llegar a paralizarse. Por tanto, las tareas cuarta y quinta son también aquellas que un líder cualificado debe hacer bien. El sexto y el séptimo puntos se refieren al ascenso, fomento y uso de toda clase de personas. El principio de usar a las personas es hacer el mejor uso de todo el mundo, y toda clase de personas pueden desempeñar su deber mientras tengan una humanidad a la altura del estándar y puedan satisfacer los estándares requeridos de la casa de Dios. Es decir, permitir a toda clase de personas que sean capaces de realizar deberes apropiados; no hay necesidad de pedirle peras al olmo, es suficiente con que alguien sea adecuado para una tarea, la pueda hacer bien y sea competente. Asimismo, algunas tareas involucran aspectos técnicos y profesionales, y puede que a algunas personas se les den bien, pero que en realidad nunca hayan hecho ningún trabajo en ese ámbito ni entiendan los principios relevantes. En el caso de esas personas, si satisfacen el estándar para el ascenso y el fomento en la casa de Dios, se les debería dar una oportunidad y ascenderlas y fomentarlas, de modo que aprendan. De esa manera, habrá incluso más personas adecuadas para llevar a cabo las diversas tareas de la casa de Dios, y no quedarán plazas libres cuando la iglesia necesite de gente para las distintas tareas. Estas son cuestiones relacionadas con los dos aspectos de ascender y fomentar a las personas y de usarlas. Vamos a fijarnos en los puntos ocho y nueve. Estos dos puntos se refieren a la actitud con la que los líderes y obreros enfocan el trabajo, es decir, si pueden cumplir sus responsabilidades, tener lealtad y poseer la capacidad para hacer un buen trabajo en su trato de los requerimientos de Dios y los arreglos de la casa de Dios y pese a encontrar dificultades en el trabajo. Los puntos décimo y undécimo se refieren a los principios asociados al tratamiento de las ofrendas y de toda clase de posesiones en la casa de Dios. Por un lado, estos dos puntos versan sobre el calibre y la capacidad de trabajo de las personas, y por el otro, se refieren a temas de humanidad, si alguien tiene lealtad y si puede cumplir con sus responsabilidades. A continuación, echemos un vistazo a los puntos doce, trece y catorce, relativos a algunas circunstancias excepcionales que suceden en la iglesia; por ejemplo, si hay alguien que trastorna, perturba y altera la vida normal de la iglesia. Por supuesto, la circunstancia más grave es la aparición de anticristos u otras clases de personas a las que se debería echar o expulsar. Saber cómo actuar en relación con esta clase de personas, así como en qué principios basarse para hacerlo, también es trabajo enmarcado en el ámbito de la responsabilidad de los líderes y obreros. Estos tres puntos versan sobre las cuestiones que implica poder descubrir de inmediato los problemas y, en caso de enterarte de que alguien esté causando trastornos y perturbaciones, ser capaz enseguida de impedirlo, ocuparte de ello y resolverlo, así como de asegurar que el trabajo de la iglesia y la vida de iglesia no se vean perturbados. El último punto se refiere a la cuestión de la seguridad individual de toda clase de personal de trabajo importante, además de al tema de si se puede garantizar toda clase de trabajo importante. El trabajo puede progresar cuando el personal está a salvo, pero si surgen problemas o peligros ocultos en la seguridad personal, el hecho de que el trabajo puede seguir adelante o no se convierte en un problema. Vamos a echar la vista atrás y a ver cuántas categorías importantes hay en total. El primer, segundo y tercer puntos se corresponden con la primera categoría: la entrada en la vida humana. El cuarto y el quinto pertenecen a la segunda: los diversos aspectos del trabajo de la iglesia y los supervisores de esos aspectos del trabajo. El sexto y séptimo pertenecen a la tercera: el uso, fomento y ascenso de toda clase de personas. El octavo y el noveno pertenecen a la cuarta: los arreglos de la obra de la casa de Dios y las dificultades en el trabajo. El décimo y undécimo pertenecen a la quinta: ofrendas y posesiones de la casa de Dios. El duodécimo, el decimotercero y el decimocuarto pertenecen a la sexta: circunstancias excepcionales que suceden en la iglesia. El decimoquinto pertenece a la séptima: el importante trabajo de la iglesia y la seguridad del personal. Hay siete categorías en total, dentro de las cuales hay quince puntos. Estas siete categorías se encuentran dentro del ámbito de la responsabilidad de los líderes y obreros, y forman parte de su trabajo. Como líder u obrero, las tareas más básicas de tu trabajo son estas siete categorías, y estas siete categorías pertenecen al ámbito de los requerimientos de la casa de Dios a un líder u obrero. Si queremos determinar si un líder puede hacer un buen trabajo, si es competente, si posee el calibre para ser líder y si es un líder cualificado, deberíamos usar estas siete categorías. Tras haber entendido esto, a partir de estas siete categorías principales, compartiremos y diseccionaremos una por una las diversas manifestaciones y prácticas concretas de los falsos líderes, y también qué han hecho durante su periodo como líder que demuestra que son falsos líderes y que no están cualificados. Al determinar dicho hecho de acuerdo con estas siete categorías, existen evidencias concluyentes, lo que es relativamente justo y razonable. Decidme, ¿deberíamos compartir una por una estas siete categorías o compartir los quince puntos? ¿Qué es mejor? (Hablar sobre los quince puntos uno por uno). Eso encaja con vuestras preferencias; mientras más detalle, mejor, ¿me equivoco? A continuación, empezaremos formalmente nuestra charla sobre las diversas manifestaciones de los falsos líderes.

¿Qué es un falso líder? Sin duda alguna, es alguien que no puede hacer ningún trabajo real ni atiende sus deberes como líder. No lleva a cabo ningún trabajo real ni fundamental; simplemente se ocupa de algunos asuntos generales o de tareas superficiales; es decir, de cosas que no tienen nada que ver con la entrada en la vida ni con la verdad. Al margen de la cantidad de trabajo que hagan, su realización no tiene ninguna relevancia. Por este motivo, a este tipo de líderes se los califica de falsos. ¿Cómo se discierne exactamente a un falso líder? Empecemos ahora nuestra disección. En primer lugar, debe quedar claro que la primera responsabilidad de un líder o un obrero es guiar a otros a comer y beber las palabras de Dios y a compartir la verdad de tal manera que los demás puedan entenderla y entrar en la realidad-verdad. Este es el criterio más importante para comprobar si un líder es auténtico o falso. Hay que fijarse en si puede guiar a otros a comer y beber las palabras de Dios y a entender la verdad y si puede utilizar la verdad para resolver problemas. Ese es el único criterio mediante el cual se pueden comprobar el calibre y la capacidad para comprender las palabras de Dios que tienen un líder o un obrero y si pueden guiar al pueblo escogido de Dios a entrar en la realidad-verdad. Si un líder o un obrero son capaces de comprender las palabras de Dios en su totalidad y de entender la verdad, deberían resolver las nociones y las figuraciones de las personas sobre la fe en Dios de acuerdo con Sus palabras y ayudar a la gente a entender la practicidad de la obra de Dios. También deberían resolver las dificultades reales con que se encuentra el pueblo escogido de Dios de acuerdo con Sus palabras, sobre todo en lo que se refiere a las ideas erróneas que el pueblo tiene en su fe o sus malentendidos sobre el cumplimiento de un deber. También deben aplicar las palabras de Dios para resolver los problemas que se manifiestan cuando la gente se enfrenta a distintas pruebas y tribulaciones y ser capaces de guiar al pueblo escogido de Dios a entender y practicar la verdad y a entrar en la realidad de Su palabra. Al mismo tiempo, deben diseccionar las diversas actitudes corruptas de las personas en función de los estados corruptos revelados en las palabras de Dios, de manera que el pueblo escogido de Dios pueda ver cuáles de ellos se aplican a su caso, llegar a conocerse a sí mismo y odiar a Satanás y rebelarse contra él y, así, mantenerse firme en su testimonio, derrotar a Satanás y glorificar a Dios en medio de todo tipo de pruebas. Este es el trabajo que los líderes y los obreros deberían hacer. Es la obra más básica, fundamental y esencial de la iglesia. Si las personas que sirven como líderes tienen la capacidad de comprender las palabras de Dios y el calibre para entender la verdad, no solo serán capaces de entender las palabras de Dios y de entrar en la realidad de dichas palabras, sino que también serán capaces de aconsejar, orientar y ayudar a los que guían para que entiendan las palabras de Dios y entren en la realidad de dichas palabras. Sin embargo, los falsos líderes carecen precisamente del calibre necesario para comprender las palabras de Dios y entender la verdad. No comprenden las palabras de Dios, no conocen las actitudes corruptas que la gente revela en distintas circunstancias cuando se expone a Sus palabras ni los estados que producen resistencia, quejas y traición contra Dios, etcétera. Los falsos líderes no son capaces de reflexionar sobre sí mismos ni de relacionar las palabras de Dios consigo mismos; solo entienden alguna doctrina y unos pocos preceptos a partir del significado literal de las palabras de Dios. Cuando comparten con otros, se limitan a recitar algunas de Sus palabras y a explicar después su significado literal. Y, con eso, piensan que comparten la verdad y hacen un trabajo real. Si alguien puede leer y recitar las palabras de Dios como hacen ellos, pensarán que esa es una persona que ama y entiende la verdad. Los falsos líderes solo entienden el significado literal de las palabras de Dios; en esencia, no entienden la verdad de las palabras de Dios y, por tanto, son incapaces de hablar sobre su experiencia y su conocimiento de dichas palabras. Los falsos líderes no tienen la capacidad de comprender las palabras de Dios; solo pueden entender su significado superficial, pero creen que eso es comprender Sus palabras y entender la verdad. En el día a día, siempre interpretan el significado literal de las palabras de Dios para aconsejar y ayudar a otros y creen que hacer eso es realizar un trabajo y que guían a la gente a comer y beber las palabras de Dios y a entrar en su realidad. Aunque los falsos líderes suelen compartir las palabras de Dios con otros de esta manera, la cuestión es que no pueden resolver ni el más mínimo problema real y el pueblo escogido de Dios se queda sin poder practicar ni experimentar Sus palabras. Por muchas reuniones a las que asistan o por mucho que coman y beban las palabras de Dios, siguen sin entender la verdad ni tener entrada en la vida, y ninguno de ellos es capaz de hablar de sus experiencias y conocimientos. Aunque haya personas malvadas e incrédulos que causen perturbaciones en la iglesia, nadie es capaz de discernirlos. Cuando un falso líder ve que un incrédulo o una persona malvada causa perturbaciones, no pone en práctica el discernimiento sino que extiende su amor y sus exhortaciones hacia ellos, pide a los otros que sean tolerantes y pacientes con ellos y consiente que sigan causando perturbaciones en la iglesia. Esto provoca que cada punto de la obra de la iglesia sea bastante infructuoso. Esta es la consecuencia de la incapacidad de un falso líder para hacer un trabajo real. Los falsos líderes no pueden utilizar la verdad para resolver problemas, y eso demuestra que no tienen la realidad-verdad. Cuando hablan, solo sueltan palabras y doctrinas, y todo lo que indican a otros que practiquen son doctrinas y preceptos. Por ejemplo, cuando alguien se forma un malentendido sobre Dios, un falso líder le dirá: “Las palabras de Dios ya han tratado de toda esta cuestión: haga Dios lo que haga, es la salvación del hombre, es amor. Mira lo claras y explícitas que son Sus palabras. ¿Cómo puedes seguir malentendiéndolo?”. Este es el tipo de instrucción que los falsos líderes dan a la gente. Sueltan palabras y doctrinas para exhortar a las personas, constreñirlas y hacer que cumplan los preceptos. Esto no es efectivo en lo más mínimo ni sirve para resolver los problemas. Los falsos líderes solo pueden expresar palabras y doctrinas para guiar a las personas, lo que hace que estas piensen que el hecho de que ellos sean capaces de expresar doctrinas significa que han entrado en las realidades-verdad. Sin embargo, al enfrentarse a una adversidad, no saben cómo practicar, no tienen ninguna senda y todas las palabras y doctrinas que entendieron se quedan a medio camino. ¿Qué muestra esto? Que entender las doctrinas no sirve de nada ni tiene ningún valor. Lo único que entienden los falsos líderes son las doctrinas. No pueden compartir la verdad para resolver problemas; no hay principios en sus acciones y, en sus vidas, se limitan a seguir algunos preceptos que consideran buenos. Estas personas no poseen las realidades-verdad. Por este motivo, cuando los falsos líderes guían a la gente a comer y beber las palabras de Dios, no se produce ningún efecto real. Solo son capaces de hacer que las personas entiendan el significado literal de las palabras de Dios y no pueden ayudarlas a que las palabras de Dios las esclarezcan ni a entender el tipo de actitudes corruptas que tienen. Los falsos líderes no entienden qué son los estados de la gente ni la esencia-carácter que revelan ante cualquier situación determinada ni cuáles de las palabras de Dios se deberían utilizar para resolver estos estados erróneos y estas actitudes corruptas ni lo que las palabras de Dios dicen sobre ellos ni los requisitos y los principios de las palabras de Dios ni las verdades que encierran. Los falsos líderes no entienden nada de estas realidades-verdad. Se limitan a aconsejar a la gente diciendo: “Come y bebe más las palabras de Dios. Contienen verdad. Lo entenderás cuando hayas leído más Sus palabras. Si no las entiendes todas, deberías orar más, buscar más y meditar más sobre ellas”. Así es como aconsejan a la gente, y son incapaces de resolver problemas al hacerlo. Al margen de quién tenga un problema y acuda a ellos, siempre dicen lo mismo. Al fin y al cabo, esas personas todavía no se conocen a sí mismas ni entienden la verdad. No serán capaces de resolver sus propios problemas reales ni de entender cómo deberían practicar las palabras de Dios y se atendrán simplemente al significado literal de las palabras de Dios y a los preceptos. Siguen sin entender los principios-verdad de practicar las palabras de Dios ni las realidades en las que deberían entrar. Esto es lo que produce el trabajo de los falsos líderes: ni un solo resultado real.

Dios requiere que las personas vistan con modestia y decencia, con el decoro de un santo. “Con modestia y decencia, con el decoro de un santo”; diez palabras en total, ¿pero entendéis lo que significan? (Todos sabemos que, doctrinalmente, Dios requiere que las personas vistan con modestia y decencia, con el decoro de un santo, sin embargo, cuando nos vestimos, no sabemos cómo determinar lo que es modesto o decente). Eso tiene que ver con el problema de si la verdad se entiende o no. Si no puedes determinarlo, se demuestra que no entiendes las palabras de Dios. De modo que, ¿qué significa entender las palabras de Dios? Significa entender los criterios relativos a la modestia y la decencia de los que habla Dios o, más en concreto, al color y el estilo de la ropa. ¿Qué colores y estilos son modestos y decentes? Aquellos con la capacidad para comprender la verdad saben qué es modesto y decente, y qué es extraño. Aunque algunas prendas sean modestas y decentes, tienen un estilo pasado de moda. A Dios no le gustan las cosas pasadas de moda, y no le está pidiendo a la gente que imite los estilos del pasado ni que se conviertan en fariseos hipócritas. A lo que se refiere Dios con “modestia y decencia” es a tener una semejanza humana normal, mostrarse noble, elegante, y tener clase. Dios no le pide a la gente que se ponga ropa extraña ni que se vista con harapos como los mendigos, sino que vista con modestia y decencia, con el decoro de un santo. Esta es la comprensión de la gente normal. Sin embargo, tras oír esto, un falso líder se estusiasmó por completo y dijo: “Las palabras de Dios nos indican cómo vestir. ‘Con modestia y decencia, con el decoro de un santo’; si acatamos estas diez palabras, damos gloria a Dios, no lo avergonzamos y seremos personas con una alta consideración entre los no creyentes. Por tanto, ¿qué es ser modesto y decente? Es que debes hablar y actuar con semejanza humana, y has de tener el decoro de un santo. Hablando de santos, en general nos referimos a los santos antiguos. Si queremos tener el decoro de los santos, hemos de imitar el estilo de los santos antiguos, pero si vas por ahí con ropa antigua, la gente pensará que estás loco. Eso no se ajusta al principio de honrar a Dios, pero en tiempos recientes debe de existir alguna evidencia de la ropa que llevaron los santos y que podamos rastrear. El entorno social era mejor hace varias décadas. La gente era más simple y vestía de manera más conservadora y adecuada. Si vistieras de acuerdo con ese estándar, serías modesto y decente, y tendrías el decoro de un santo. Esa es la senda de práctica”. Al averiguar que la gente de los 70 y los 80 llevaba camisa blanca y pantalones azules, les dijo a los hermanos y hermanas: “He visto la luz en las palabras de Dios. La gente de los 70 y 80 usaba ropa bastante apropiada y simple. No se podría decir que fuera elegante, pero parece que se ajustaba mejor a los requerimientos de la palabra de Dios, así que vestiremos de acuerdo con ese estándar”. El líder fue el primero en vestir así, y a todo el mundo le parecía que quedaba bien y que era bastante decente y simple. El líder declaró: “Dios dijo que no lleváramos ropa extraña. Para empezar, todos los botones de la camisa deben ir abrochados, incluidos los de los puños, esos también. Las muñecas no deben estar expuestas, la camisa ha de ir metida por dentro y hay que llevarlo todo bien cubierto, sin que el pecho ni la espalda queden al aire. ¡Mira qué modesto y decente! ¿Acaso no es esto modesto y decente? ¿Y acaso no se ajusta al santo decoro, como requiere Dios?”. El líder se sentía especialmente complacido con el atuendo que llevaba en ese justo momento, y al mismo tiempo exigía a otros: “Vuestra ropa es demasiado moderna, va demasiado a la moda. Causa vergüenza a Dios y a Él no le gusta. Daos prisa todos y poneos lo que llevo yo, ¡sed iguales que yo!”. La gente sin discernimiento lo imitó, buscó y se puso el supuesto atuendo modesto y decente que se ajustaba al santo decoro, y la mayoría incluso pensó que estaba bien. Sin embargo, algunas personas sentían rechazo en su fuero interno por estas cosas pasadas de moda, y les parecía que vestir así era inapropiado, y que tal entendimiento de las palabras de Dios era distorsionado. A pesar de no ser capaces de decir con claridad si era correcto o incorrecto escuchar al líder y de no atreverse a sacar conclusiones, estas personas abogaron por no seguir a ciegas a la multitud. Creían que lo que el líder decía no era del todo correcto, y no lo siguieron. Solo aquellos idiotas, aquellos que carecían de la capacidad de comprender las palabras de Dios, no leían Sus palabras por su cuenta, acataban todo lo que les decía el falso líder y hacían lo que se les ordenaba y de la manera que se les ordenaba. Seguían al falso líder y lo emulaban, se vestían igual que él cuando salían. Cada vez que salían entre la gente, se sentían muy complacidos y pensaban: “Creemos en Dios Todopoderoso y hay mucho santo decoro en mi atuendo. ¿Qué lleváis puesto vosotros? ¡Qué llamativo, qué moderno, qué perverso! Miradnos a nosotros, ¡no dejamos ver nada!”. Pensaban que eran maravillosos. El falso líder no solo no lograba darse cuenta de que se trataba de una malinterpretación de las palabras de Dios, sino que en realidad pensaba que practicaba las palabras de Dios y entraba en la realidad de estas. Eso es lo que hacen los falsos líderes. Incluso cuando se trata de los requerimientos más simples y fáciles de entender que Dios hace de las personas, los falsos líderes no pueden entender de veras a qué palabras de Dios se hace referencia, así como tampoco los estándares y principios requeridos. ¿Pueden entonces entender qué dice Dios sobre el carácter corrupto de la especie humana o sobre toda clase de estados humanos? ¿Pueden conocer con precisión cuál es aquí la verdad? Por supuesto que no.

Los falsos líderes no poseen la capacidad de comprender las palabras de Dios; solo conocen el significado literal de dichas palabras que Dios ha pronunciado, pero no entienden qué verdades expresan estas, lo que Él requiere de las personas o qué principios-verdad debe entender la gente. Por tanto, cuando comparten las palabras de Dios, solo hacen algunas interpretaciones literales sobre ellas y les dan a las personas algunos preceptos, algunas reglas a seguir, y usan todo eso para demostrar que entienden las palabras de Dios y han hecho trabajo. Algunos falsos líderes incluso piensan que las palabras de Dios ya están claras, lo que sucede es que la gente no logra nunca comerlas ni beberlas ni dedicarles esfuerzo. Al ver que todo el mundo tiene libros de las palabras de Dios en sus manos, consideran que guiar a la gente a comer y beber las palabras de Dios es redundante. Por tanto, cuando se topan con problemas durante las reuniones o en el cumplimiento de sus deberes, solo remiten a la gente a algunos pasajes seleccionados de las palabras de Dios y les dicen cosas como: “Lee este pasaje de las palabras de Dios”, “Lee aquel pasaje de las palabras de Dios” o “Las palabras de Dios dicen esto sobre este aspecto y eso otro sobre aquel”. Solo les envían pasajes seleccionados de las palabras de Dios y se sirven de la persuasión para alentar a las personas a leerlas, pues creen que así es como se las guía para que coman y beban las palabras de Dios y que ellos están cumpliendo con la responsabilidad de un líder. Después de ver estas palabras, la gente dice: “Yo también he leído esas palabras de Dios; ¿acaso no es redundante que las recopiles para mí?”. Sin embargo, el falso líder piensa: “Si no te las envío, no serás capaz de encontrar en qué capítulo o en qué página están. Ni siquiera sabes en qué contexto dijo Dios esas palabras. Como líder, debería asumir esa responsabilidad, enviarte las palabras de Dios en cualquier momento y lugar”. Algunos falsos líderes, en una efusión de amor, llegan incluso a enviarle a alguien entre diez y veinte pasajes de las palabras de Dios en un día, para demostrar su lealtad a su trabajo y su determinación para guiar a las personas hacia la realidad de las palabras de Dios. Les envían esas palabras de Dios, ¿pero se resuelven así los problemas de esas personas? ¿Cumplen el papel que un líder debería desempeñar? A menudo no cumplen ese papel, ya que, si las personas pudieran entender esas palabras por su cuenta, no necesitarían de un líder. Los pasajes de las palabras de Dios que envían los falsos líderes son en realidad bien conocidos por aquellos que leen a menudo las palabras de Dios, ¿pero de qué carecen las personas? ¿Cuáles son sus dificultades y problemas? Consisten en que, cuando son problemas reales asociados a estas verdades, al afrontar dificultades, la gente no puede llegar a ver realmente la esencia de estos problemas, no sabe por dónde empezar a resolverlos ni cómo entrar en esas verdades; y los falsos líderes tampoco lo saben. Entonces, ¿han cumplido su responsabilidad en este asunto? ¿Son competentes en la obra de liderazgo? Está claro que no han cumplido esa responsabilidad. Por ejemplo, cuando la gente lee sobre ser una persona honesta en las palabras de Dios, los falsos líderes, al no saber cómo comer y beber las palabras de Dios y carecer de calibre para comprender y asimilar la verdad, dirían: “Los requerimientos de Dios no son grandes. Dios nos pide que seamos honestos, y ser honesto significa hablar con sinceridad. Las palabras de Dios lo han dicho todo, ¿verdad?: ‘Sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”’ (Mateo 5:37). ¡Qué claras son las palabras de Dios! Limítate a decir cualquier cosa que pienses en tu corazón, ¡es muy simple! ¿Por qué no puedes hacerlo? La palabra de Dios es la verdad, debemos practicarla. No practicarla es rebelarse, ¿y salva Dios a aquellos que se rebelan contra Él? No”. Al oír esto, la gente responde: “Todo lo que dices es correcto, pero seguimos sin saber cómo ser personas honestas. Porque en muchas ocasiones mentir es algo involuntario, o es algo que alguien hace cuando no tiene otra opción y hay una razón para ello. ¿Cómo se debería resolver esto?”. ¿Qué diría el falso líder? “¿Acaso no es fácil ocuparse de eso? ¿No lo han dejado claras las palabras de Dios? Ser una persona honesta es como ser un niño, ¡qué simple es eso! No importa lo viejo que seas, ¿es que no puedes ser como un niño? Solo fíjate en cómo se comportan los niños”. El que escucha entonces cavila: “Los principales comportamientos de un niño son ser ingenuo y vivaz, saltar de un lado a otro, ser inmaduro y no entender muchas cosas. Dado que el líder lo ha dicho, me comportaré de esa manera”. Al día siguiente, esa persona de unos treinta o cuarenta años se peina con dos pequeñas trenzas, se pone un lazo rosa y pasadores en el pelo, y viste camisa, zapatos y calcetines rosas; va toda entera de rosa. Al verla, el líder dice: “¡Eso es! Camina más como un niño, dando saltos de un lado a otro. Habla con más inocencia, como un niño, con los ojos libres de perversidad y una sonrisa en el rostro; ¿acaso no es eso regresar a la actitud de un niño? ¡Ese es el comportamiento de una persona honesta!”. El líder está bastante complacido, mientras que otros ven esto como un comportamiento necio y anormal. Este falso líder no solo no logró resolver el problema, sino que además no sabía cómo buscar los principios-verdad en absoluto, y guio a la gente a la senda de la absurdidad. Incluso en lo que se refiere a la verdad más simple de ser una persona honesta, el falso líder no sabe cómo comprenderla de manera correcta y pura, sino que recurre a aplicar preceptos a ciegas y la comprende con tal distorsión que repugna a aquellos que lo oyen. Esto es lo que hacen los falsos líderes.

Los falsos líderes comprenden las palabras de Dios de todo tipo de formas y se les ocurren diversos puntos de vista extraños y excéntricos al respecto. Además, con el pretexto de practicar y seguir las palabras de Dios, exigen a otros que acepten y se atengan a la comprensión que ellos tienen de dichas palabras. En resumen, la gente como estos falsos líderes tienen a menudo una comprensión superficial y distorsionada de las palabras de Dios. Si utilizamos un término espiritual para definirlo, diríamos que “carecen de entendimiento espiritual”. No solo su comprensión de las palabras de Dios está distorsionada, sino que a menudo exigen a otros seguir estas doctrinas y preceptos distorsionados igual que hacen ellos. Entretanto, usan su comprensión distorsionada para condenar a los que tienen una comprensión pura de la verdad. Estos falsos líderes que carecen de entendimiento espiritual no escrutan ni analizan las palabras de Dios como hacen los anticristos. Desde fuera, parece como si abordaran las palabras de Dios con la actitud servil de comerlas, beberlas y aceptarlas. Sin embargo, debido a su escaso calibre y a su incapacidad para comprender las palabras de Dios, las tratan como si salieran de un manual y creen que siguen la lógica de “uno más uno es igual a dos, dos más dos es igual a cuatro”. No saben que las palabras de Dios son la verdad y que, para entrar en la realidad de dichas palabras, uno debe entender a qué se refieren las verdades pronunciadas en ellas y cuáles son los diversos estados y el contenido que implican esas verdades. Cuando otros comprenden las palabras de Dios de una manera muy concreta y práctica, los falsos líderes lo consideran superficial y que no merece la pena escucharlo. Dicen: “Lo entiendo todo, lo sé todo. Esto de lo que hablas ya se ha explicado con claridad en las palabras de Dios, ¿por qué hace falta que lo digas?”. De hecho, no son conscientes de que aquello de lo que otros hablan se refiere a contenido específico relacionado con las verdades de las palabras de Dios. Como a estos falsos líderes les falta entendimiento espiritual y no poseen la habilidad de comprender las palabras de Dios, creen que todas las verdades son más o menos la misma, que no hay diferencias específicas entre las cuestiones que se tratan en las verdades; creen que, a pesar de hablar sin parar sobre estas cosas, en lo fundamental todas son la misma cuestión. Esta creencia indica un problema grave, y condena a esos individuos a no entender nunca la verdad.

Ahora hay personas de buen calibre y con buena capacidad de comprensión que ya han ganado algo de experiencia y entrada en las palabras básicas de Dios y poseen algo de realidad-verdad, pero que necesitan una guía más específica y liderazgo para que su entrada sea mejor y más detallada. Solo los falsos líderes no logran entender a qué se refieren los detalles específicos de la verdad o por qué se expresan de esa manera, y piensan que sirven para complicar las cosas sin necesidad o hacer juegos de palabras. No entienden ni saben cómo comprender ni experimentar los diversos aspectos implicados en la verdad. Por tanto, lo que pueden hacer después de convertirse en líderes es meramente guiar a las personas para que coman y beban las palabras de Dios que suelen compartirse normalmente y luego hablar sobre algunas doctrinas y resumir algunos métodos de práctica en relación con el cumplimiento de preceptos, y lo que las personas ganan de ellos no es más que algunos términos espirituales superficiales, así como palabras, doctrinas, preceptos y consignas que se dicen a menudo. En el caso de los nuevos creyentes, las predicaciones de los falsos líderes apenas pueden mantenerse en pie durante uno o dos años, pero pasado ese tiempo, aquellos que han entendido algunas verdades empezarán a discernir la serie de afirmaciones y enfoques de los falsos líderes. En cuanto a aquellos que carecen en lo fundamental de capacidad de comprensión, no importa lo que prediquen los falsos líderes, no sienten nada, no tienen conciencia y no logran darse cuenta de que lo que predican estos falsos líderes son meras palabras y doctrinas, y que lo que entienden son solo teorías huecas, consignas y preceptos, que no son la verdad en absoluto. A partir de estas manifestaciones, ¿pueden los falsos líderes cumplir la responsabilidad de “guiar a la gente para que coma y beba de las palabras de Dios, las entienda y entre en su realidad”? ¿Pueden desempeñar este papel? ¿Pueden cumplir sus responsabilidades? (No). ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema fundamental? (Que tales personas carecen de entendimiento espiritual y no pueden comprender la verdad). Carecen de entendimiento espiritual y no pueden comprender la verdad, sin embargo, siguen queriendo liderar a otros; ¡eso es del todo imposible! Esperar que los falsos líderes guíen a las personas a entender las palabras de Dios y a entrar en la realidad de las palabras de Dios es como intentar pastorear gatos, ¡es inviable! Pongamos el ejemplo de ser una persona honesta: las palabras de Dios son bastante simples respecto a este punto, son solo unas pocas frases, no son complicadas. Cualquiera con un poco de formación sabe lo que significan estas palabras. Sin embargo, los falsos líderes, para demostrar que son capaces para el trabajo y pueden guiar a las personas, elaboran sobre la base de las palabras de Dios: “¿Qué significa el requerimiento de ser honestas que hace Dios a las personas? Ser una persona honesta es lo que ama Dios. Los no creyentes no son honestos, no dicen la verdad y todo lo que dicen son mentiras y palabras engañosas; el mundo entero es una gran nación de falsedad. Por tanto, lo primero que Dios exige al venir hoy es que las personas sean honestas. Si no eres una persona honesta, Dios no te amará; si no eres una persona honesta, no se te puede salvar ni puedes entrar en el reino; si no eres una persona honesta, no puedes practicar la verdad y eres sin duda una persona falsa; si no eres una persona honesta, no eres un ser creado cualificado”. ¿Entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (No). Después de todo esto, sigue sin estar claro. Los nuevos creyentes, al oír esto, sienten que estas palabras son excelentes, algo que no han oído en los veinte o treinta años que llevan en la religión. Algunos incluso dicen: “Estas palabras son poderosas, cada frase merece un ‘amén’. Este sermón es realmente bueno, ¡es de veras un sermón de la Era del Reino!”. El falso líder continúa: “Dios nos pide que seamos honestos, ¿lo somos entonces?”. Algunos meditan sobre ello: “Ya que Dios nos pide que seamos honestos, eso significa que todavía no lo somos”. Otros se quedan en silencio y piensan: “Me considero bastante ingenuo, nunca me peleo con nadie ni me atrevo a timar a nadie en mis negocios. A veces, si consigo una pequeña ventaja, ni siquiera puedo dormir por la noche. ¿Soy una persona honesta? Creo que soy ingenuo, ¿y no significa eso lo mismo que ser honesto?”. Los hay que dicen: “No me sale decir mentiras de manera natural. Se me pone la cara roja cada vez que digo algo incierto, así que debo ser una persona honesta, ¿no?”. El falso líder luego añade: “Al margen de que seas una persona honesta, dado que la palabra de Dios nos pide que seamos honestos, para ti es imperativo serlo. Si te comportas de acuerdo con las palabras de Dios, eres una persona honesta. Luego te liberas de la falsedad, de las ataduras de la influencia oscura de Satanás. Una vez que te conviertes en una persona honesta, entras en la realidad-verdad, puedes cumplir bien tus deberes y someterte a Dios”. ¿Entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (No). Sin embargo, algunos están encantados: “Esas palabras son poderosas. ¡Amén! Todas y cada una de las frases son correctas. Nada de ello viene directamente de las palabras de Dios, pero se comprende todo de ellas. ¡Esa comprensión es fantástica! ¿Por qué no puedo comprenderlo yo así? Parece que este líder es ciertamente digno de ese cargo, ¡sin duda está hecho para el liderazgo!”. La gente con calibre y astucia reflexiona después de oír esto: “No has explicado qué es una persona honesta. ¿Cómo se puede ser exactamente una persona honesta?”. El falso líder continúa: “Ser una persona honesta significa no mentir. Por ejemplo, si cometiste fornicación en el pasado, entonces ora a Dios y confiesa cuántas veces lo hiciste y con quién. Si sientes que no puedes ver ni tocar a Dios, debes confesar ante el líder, aclararlo todo. La confesión sincera es el requisito más básico para ser una persona honesta. Además, consiste en hablar desde el corazón, en no mezclar falsedades con nada. Cómo piensas en relación con cualquier cosa, qué intenciones tienes, qué corrupción revelas, a quién odias o has maldecido en tu corazón, a quién quieres perjudicar o contra quién tramas; a esas personas se les debe confesar todo. Al hacerlo, te abres y te sinceras, vives en la luz. Eso es lo que significa ser una persona honesta. Una persona honesta debe desprenderse de su ego; ha de ser capaz de exhibir y diseccionar las partes más malvadas y oscuras de su corazón”. Al oír esto, ¿entendéis ahora cómo ser una persona honesta? (Todavía no). Incluso tras escuchar, solo son doctrinas que uno entiende, no prácticas específicas. Con tal comprensión de las palabras de Dios, los falsos líderes guían a las personas para que coman y beban las palabras de Dios de esta manera, y además comparten así, pensando que entienden perfectamente las palabras de Dios, que tienen la capacidad de comprenderlas y que pueden guiar a la gente a la realidad de las palabras de Dios. En realidad, todo lo que entienden y comparten no son más que doctrinas y consignas que no sirven de ninguna ayuda a quienes desean buscar la realidad-verdad y comprender los principios-verdad. Sin embargo, los falsos líderes siguen creyendo que poseen una gran capacidad de comprensión, que tienen una visión única de las palabras de Dios y que son superiores a la gente corriente. Van de aquí para allá predicando esas doctrinas y consignas, llegan incluso a hacer comparaciones con los demás, a menudo utilizan esas doctrinas y consignas para enfrascarse en riñas verbales, y hasta se sirven de ellas con frecuencia para sermonear, podar, juzgar y condenar a la gente. Piensan que al hacerlo están trabajando, trasladando las palabras de Dios a la vida real y aplicándolas. ¿No es este un asunto problemático? Los falsos líderes no pueden entender las palabras de Dios, no pueden guiar a la gente a la realidad de las palabras de Dios. Después de leerlas, solo pueden compartir algunas palabras y doctrinas, y aun así van por ahí predicándolas y haciendo alarde de ellas. Sin embargo, en realidad no entienden ninguna verdad en las palabras de Dios. Por ejemplo, no entienden algunos términos espirituales o expresiones similares, no conocen las diferencias existentes entre estos ni saben cómo adaptarlos a situaciones reales. Aparte de atenerse a los preceptos y de pronunciar palabras y doctrinas, carecen de una verdadera comprensión de las palabras de Dios y no las practican de veras. Por consiguiente, está claro que los falsos líderes no entienden la verdad ni son capaces de guiar a la gente para que entienda las palabras de Dios y entre en la realidad-verdad. Hemos ilustrado esto con el ejemplo de ser una persona honesta. Los falsos líderes, al no saber cómo percibir la verdad de ser una persona honesta, recurren a pronunciar palabras y doctrinas y a predicar consignas, lo cual desorienta a los necios y los atolondrados que carecen de entendimiento espiritual y los deja sin rumbo. Después de escuchar estas palabras y doctrinas, idolatran especialmente a los falsos líderes y, tras seguirlos durante varios años, acaban por no comprender ni siquiera las verdades más básicas y por no tener entrada alguna en ellas. Concluiremos aquí nuestra charla sobre este punto.

La segunda responsabilidad de los líderes y obreros es conocer los estados de cada tipo de persona y resolver las diversas dificultades que afronten en su vida real en relación con su entrada en la vida. ¿Cómo llevan a cabo este trabajo los falsos líderes? ¿Están cualificados para esta tarea? Vamos a diseccionar este punto. Conocer los estados de cada tipo de persona; ¿cómo se logra esto? Se logra mediante una comprensión de las palabras de Dios que exponen las actitudes y esencias corruptas de las distintas personas. Para captar los estados de las distintas personas, uno debe entender primero las palabras de Dios que exponen los diversos estados y actitudes y esencias corruptas de las personas, y ser capaz de comparar estos con la persona en cuestión. El tipo de actitudes que Dios expone hacen referencia a qué clase de persona son, cómo es su humanidad, qué clase de manifestaciones y revelaciones tienen y cuál es su actitud hacia Dios, hacia Sus palabras y hacia su deber; estos estados se deben comparar con las palabras de Dios y, al hacerlo, uno es capaz de captar los estados de las distintas personas. Por tanto, conocer los estados de las distintas personas se consigue en primer lugar gracias a la comprensión de las palabras de Dios y a la capacidad de comprender estas. Los falsos líderes no tienen la capacidad de comprender las palabras de Dios, así que, ¿pueden entender las complejas verdades sobre diversos tipos de personas que dejan en evidencia las palabras de Dios, así como los diversos estados y esencias corruptas que se exponen? (No). No lo entienden, no saben cuáles son las relaciones ni las verdades que intervienen. Como los falsos líderes no poseen la capacidad de comprender las palabras de Dios, captar los estados de las distintas personas —un asunto sumamente fundamental e importante— es una tarea muy problemática y difícil para ellos.

¿Cómo captan los falsos líderes los estados de las distintas personas? Piensan: “Esta persona es entusiasta, esa otra es mezquina, a esa le encanta vestir bien, esa otra tiene poca fe…”. Solo se fijan en estos fenómenos superficiales, pero desconocen cuál es realmente la actitud de alguien hacia las palabras de Dios y la verdad, así como cuál es en realidad su esencia-naturaleza. Por ejemplo, alguien tiene auténtica fe y es enérgico a la hora de hacer su deber, pero sus dificultades y enredos familiares afectan a los resultados de sus deberes; los falsos líderes, al ver esto, lo etiquetarán equivocadamente, dirán: “Esta persona es un incrédulo. No puede romper con su familia. Siempre está pensando en sus hijos. Tiene ahorros en casa pero no los ofrenda. Así que esta persona es muy problemática y no se puede contar con ella en el futuro para tareas importantes”. De hecho, el problema de esta persona no es grave; no puede ver la realidad de muchas cosas simplemente porque lleva poco tiempo creyendo en Dios y tiene un entendimiento superficial de la verdad. No sabe cómo lidiar con su familia e hijos ni cómo gestionar sus bienes. Aún se encuentra en el periodo de orar y buscar, y no ha encontrado todavía los principios y métodos de práctica correctos. Dispone de la voluntad de practicar la verdad, sin embargo, cuando se enfrenta a enredos y dificultades familiares, se muestra un poco débil durante un tiempo y no muy activo en el cumplimiento de su deber. No obstante, puede completar con seriedad el trabajo que la iglesia le asigna, algo que la mayoría de la gente no es capaz de hacer. A juzgar por su calibre, su humanidad y su actitud hacia la verdad, es una buena persona. Sin embargo, los falsos líderes no lo ven de la misma manera porque no entienden las palabras de Dios y no saben cómo usarlas a modo de criterio para determinar cuál es la esencia-naturaleza de alguien o si el estado en el que alguien se encuentra se debe a su esencia-naturaleza o a una debilidad temporal o es una cuestión de estatura; no pueden determinar estas cosas. Las dificultades con las que se encuentran este tipo de personas son las que suceden en la vida real y guardan relación con la entrada en la vida. ¿Pueden los falsos líderes lidiar con esta clase de problemas? ¿Pueden resolver las dificultades de estas personas? (No). Como los falsos líderes no pueden captar correctamente los estados de las distintas personas ni pueden discernir lo bueno y lo malo de la esencia-naturaleza de estas, tampoco pueden resolver adecuadamente sus dificultades ni sus problemas. En cambio, consideran que quienes, debido únicamente a su entusiasmo, pero poseedores de poco calibre y carentes de capacidad de comprensión, pueden correr de un lado para el otro esforzándose, soportar dificultades y pagar un precio son objetivos clave a los que cultivar, y comparten con ellos para resolver sus dificultades cuando estas personas experimentan problemas. Sin embargo, en cuanto a aquellos que de veras tienen calibre y buena humanidad, cuando se topan con dificultades y están un poco débiles, ¿cómo lo resuelven y lo abordan los falsos líderes? Cuando estas personas afrontan dificultades y en realidad solo están un poco débiles, de acuerdo con la situación, se les debería apoyar y ayudar; uno debería compartir las intenciones de Dios con ellos, no se les debería dar por perdidos por completo, y mucho menos etiquetarlos. Sin embargo, ¿cómo resuelven estos falsos líderes las dificultades de tales personas? Dicen: “La obra de Dios ya ha alcanzado tal etapa, sin embargo, todavía te aferras a tu marido, a tus hijos; incluso procuras que tus hijos asistan a la universidad y persigan sus perspectivas. A medida que los desastres van agravándose, ¿acaso quedan perspectivas en este mundo? Ni siquiera puedes cuidar de tu vida, ¿cómo te van a preocupar esas cosas? La obra de Dios está casi terminada, ¡qué poco tiempo queda! Si no te dedicas por entero, ¿se te puede seguir llamando ser creado? ¿Sigues siendo humano?”. ¿Radican en eso realmente las dificultades de esas personas? (No). La razón de que estas personas sean un poco débiles cuando se enfrentan a dificultades se debe meramente a su pequeña estatura, no a que no amen la verdad ni a que sean reacias a hacer su deber. Así pues, lo que dicen los falsos líderes no coincide con su estado; es obvio que se trata de un caso de etiquetado erróneo, en el que no se capta lo esencial o el aspecto clave de su estado, no se entiende lo que de veras piensan, qué clase de persona son y cómo se las debería guiar y ayudar para resolver sus dificultades. Los falsos líderes no saben cómo resolver estos problemas. Por tanto, ¿cómo debe resolver uno tales asuntos cuando surgen? Puedes decir: “El problema que afrontas es uno con el que mucha gente se encuentra. Aquellos que de veras dejan a sus familias atrás y se gastan de todo corazón por Dios no actúan por impulso, sino que se han preparado durante largo tiempo. Por un lado, han entendido bastante verdad y tienen de veras la voluntad de liberarse de su familia, de gastarse de todo corazón en la casa de Dios, y pueden garantizar que no se arrepentirán de ello más adelante; se lo han pensado a conciencia. Además, durante ese periodo, también oran a Dios para prepararse y abrir un camino, mientras continúan equipándose con la verdad, lo que les permite entender más verdades y tener más fe en dejarlo todo de lado para gastarse de todo corazón por Dios. Esto requiere tiempo, oración y, por supuesto, el liderazgo y los arreglos de Dios. Si tienes esa voluntad, no te pongas nervioso. Ora a Dios y aguarda con calma, y Dios dispondrá para ti. Si tus oraciones y tu voluntad se ajustan a las intenciones de Dios y reciben Su aprobación, si estás dispuesto y te someterás haga lo que haga Dios y no sientes remordimientos, entonces seguro que Dios te abrirá una vía. Durante este periodo, lo que la gente debería hacer es prepararse y esperar; lo único que pueden hacer es dotarse a sí mismos con la verdad, entender las intenciones de Dios y permitir que su estatura crezca poco a poco. Tener estatura consiste en poder elegir someterte a la soberanía de Dios y a Sus arreglos sin queja alguna sea cual sea el entorno que Él disponga; haga lo que haga Dios o cómo lo disponga, podrás someterte”. ¿Qué te parece esta clase de guía? (Es buena). Por una parte, cumples con tu responsabilidad, ayudas a la gente a entender las intenciones de Dios; al mismo tiempo, no la fuerzas más allá de su capacidad, sino que la tratas conforme a su situación real. ¿No es esto resolver problemas con las palabras de Dios? ¿No es resolver las dificultades que la gente afronta en la vida real a partir de su estado? (Sí).

En el desempeño de sus deberes, algunas personas son siempre negligentes y no muestran ninguna responsabilidad, siempre se comportan con aires de superioridad, son arrogantes, sentenciosas e incapaces de cooperar con otros, y causan pérdidas a la obra de la iglesia sin sentir ni un ápice de culpa. Un falso líder, al ver tal situación, se dispone a abordar y resolver el problema. Dice: “Esta persona desempeña un papel muy importante en este trabajo. Parece que no hay nadie lo bastante apropiado para reemplazarla, así que necesitamos compartir con ella para resolver sus dificultades”. Durante la charla, el falso líder descubre que esa persona no quiere hacer su deber en absoluto. Quiere perseguir cosas mundanas, hacer dinero a través de su profesión y gozar de una buena vida, y considera que obligarla a hacer su deber es pedirle demasiado. Piensa que cumplir su deber en la casa de Dios significa estar ocupada a diario, que no solo destruye su vida familiar personal, sino que también hace que le resulte imposible mantener la relación con los miembros de su familia y que, en caso de vulnerar los principios mientras hace su deber, ha de soportar recibir la poda. Una vida así le parece demasiado amarga y no quiere vivir de esa manera. El problema está claro: su conducta indica que es un incrédulo. Pero ¿cómo gestiona la cuestión el falso líder? Piensa: “Esta persona es talentosa entre los no creyentes; no es fácil encontrar a alguien como ella. Su estado se ha vuelto problemático; he de dejar de lado enseguida las labores que tengo entre manos y me tienen tan atareado para compartir con ella, para ayudarla a resolver esto. ¿Cómo puedo resolverlo? Las palabras de Dios son las más poderosas; primero, le leeré algunos pasajes de las palabras de Dios para resolver su falta de voluntad para cumplir su deber”. El falso líder le dice: “Ahora que han llegado los desastres, la gente ya no puede gozar de una buena vida. Sigues queriendo ganar dinero mediante una profesión y llevar una vida familiar sencilla, pero pronto el mundo entero se sumirá en el caos y ya no habrá familias simples. ¿No puedes ver la realidad de esas cosas? Has de orar más a Dios. Orar a Dios te dará fe. Además, necesitas comer y beber más las palabras de Dios. Después de comer y beber las palabras de Dios unas cuantas veces, se resolverá tu problema”. Entonces, busca cinco o diez pasajes de las palabras de Dios para leerlos y compartirlos con ella. La otra persona responde: “Ya vale de compartir. Entiendo todas esas palabras de Dios, estoy más formado que tú. No presumas”. Un día entero de charla y nada se ha resuelto. El falso líder piensa para sí: “Llevo muchos años haciendo el trabajo de la iglesia; no creo que no sea capaz de resolver tu problema”. Esa tarde retoman enseguida la charla: “¡Debes amar y venerar a Dios! Tienes la esperanza de convertirte en un ser creado cualificado. No es fácil encontrarse con este deber, has de apreciar esta oportunidad, pues no habrá nunca otra si la pierdes. Teniendo un calibre y unas condiciones tan buenos, ¿no sería una pena que no hicieras tu deber? A alguien con tus talentos se le debería ascender y aprovechar en la casa de Dios. ¡Aquí tienes grandes expectativas!”. La persona dice: “Para de hablar. Si me obligas a hacer mi deber, mi actitud seguirá siendo la misma. Si no se me permite tenerla, me marcharé de inmediato. ¡Tampoco es que esté suplicando quedarme aquí!”. Al falso líder se le agotan las palabras, pero no puede persuadir a esa persona ni resolver su problema. ¿Y eso por qué? Porque no es capaz de ver cuál es el problema esencial que presenta. Esa persona, cuando hace su deber, es negligente cuando le viene en gana, engaña cuando le apetece y simplemente actúa por inercia si le place; haga el trabajo que haga, es irresponsable. No está dispuesta a dedicar un poco de esfuerzo extra ni a decir unas cuantas palabras más para resolver algunos problemas, ya que eso le parece pesado y molesto. Sabe muy bien cómo hacer su deber adecuadamente y cómo actuar de manera apropiada, pero no está dispuesta a practicar así. Sin embargo, continúa haciendo su deber en la casa de Dios. ¿Cuál es la naturaleza de esta situación? ¿Cuál es aquí el problema? (Vino con la intención de obtener bendiciones y hacer tratos). Vino con esa esperanza; a tales personas se las considera unas oportunistas. Dice: “He oído que el mundo va a acabar pronto, que el apocalipsis se cierne sobre nosotros, así que no necesito trabajar más; ya he ganado bastante dinero de todas maneras. A lo mejor podría venir a la casa de Dios para comer gratis y asegurarme un puesto, para poder tener esperanzas de recibir bendiciones más adelante”. A juzgar por su actitud e intención al hacer su deber, su fe en Dios es oportunista; ha venido a la casa de Dios a vivir a costa de los demás, no por auténtica fe. Su actitud cuando hace su deber es especialmente desdeñosa. A la hora de contar con esa persona, la iglesia tiene que negociar con ella y persuadirla, y ni siquiera así se desempeña bien. ¿Puede una persona que carece incluso de conciencia hacer su deber de verdad? Se dedica solo al oportunismo y a vivir a costa de los demás, es una incrédula. Al fijarnos en la naturaleza de los dos aspectos de este problema, ¿captó su esencia el falso líder en su intento por resolverlo? (No). Al no lograr ver la esencia del problema, seguía considerando a esta persona una auténtica creyente, alguien que simplemente carecía de entendimiento de la verdad, tenía poca estatura, era momentáneamente débil y estaba necesitada de apoyo. Desde esas perspectivas, la intentó compartir y ayudar, y las palabras que recibió a cambio fueron: “Para de hablar. Esas doctrinas de las que hablas son inútiles. Ya sé todo eso, entiendo más que tú. ¿Cuántas doctrinas entiendes tú en realidad? ¿Qué grado de formación tienes? ¡He leído yo más libros que tú ingerido comidas!”. Se ha revelado su naturaleza, ¿verdad? El falso líder todavía cree que está haciendo la obra de un líder, no se da cuenta de que, de hecho, esta persona es una incrédula. Cuando los incrédulos ejercen su deber en la casa de Dios, incluso su mano de obra resulta inadecuada. ¿Se debe mantener cerca a estas personas? (No). Por tanto, este es el principio para ocuparse de esta clase de persona en la casa de Dios: si pueden y están dispuestas a ser mano de obra, hay que conservarlas; si no están dispuestas, hay que depurarlas rápidamente sin instarlas a que se queden ni amonestarlas. ¿Conoce el falso líder este principio? No. Trata a los muertos como si estuvieran vivos, los alimenta y les da agua. ¿Acaso no es eso una necedad? Los falsos líderes solo hacen cosas necias semejantes.

En diversas situaciones, cuando las distintas personas revelan diversos estados y manifestaciones, los falsos líderes siempre fracasan a la hora de captar la esencia de esas revelaciones y no pueden resolver los problemas que surgen en esas personas. Como no entienden la verdad, aplican etiquetas por error y caen en conductas imprudentes, confunden a aquellos que son temporalmente débiles o negativos de manera ocasional con incrédulos y personas que traicionan a Dios. En cambio, consideran a aquellos incrédulos que poseen algunos dones de manera superficial, que pueden hacer trabajos sencillos y esforzarse un poco, objetivos clave a los que se debe apoyar. A estos últimos les avergüenza afirmar directamente su falta de voluntad para hacer su deber, sin embargo, los falsos líderes no logran ver la realidad de la situación e insisten en persuadirlos para que se queden. Los falsos líderes no hacen otra cosa que cometer actos necios; las personas malvadas perturban a la iglesia, y ellos nunca se dan cuenta de ello ni resuelven el asunto. ¿Acaso eso no es caer en una conducta imprudente? ¿Cómo surge la conducta imprudente de los falsos líderes? Carecen de la capacidad de comprender las palabras de Dios y no entienden la verdad, así que, al afrontar diversas situaciones, recurren a las doctrinas más superficiales que entienden, las aplican repetidas veces de una manera que solo sirve para causar trastornos y perturbaciones. A menudo, no solo fracasan a la hora de resolver las dificultades con las que se encuentran las personas en la entrada en la vida y no solo son incapaces de apoyarlas en su transición de la debilidad a la fortaleza, sino que además provocan que alberguen nociones y malentendidos sobre Dios, las hacen pensar que la iglesia está intentando reclutarlas para aprovecharse de su servicio, como si la casa de Dios careciera de personas con talento y no pudiera encontrar a gente apropiada. Este es el impacto negativo que genera el trabajo de los falsos líderes. ¿Cuál es el origen de esto? (Los falsos líderes no pueden comprender la verdad, no la entienden, y cuando se topan con situaciones, simplemente aplican preceptos). No pueden comprender la verdad, solo son capaces de memorizar algunas palabras y dichos inflexibles. Carecen de un entendimiento vivencial y una comprensión reales de la verdad. Así, cuando acaban por surgir problemas, solo pueden decir unas pocas expresiones sin vida: “ama a Dios”; “sé honesto”; “sé obediente y sumiso al afrontar situaciones”; “haz bien tu deber”; “debes ser leal”; “debes rebelarte contra la carne”; “tienes que gastarte por Dios”. Se sirven de estas doctrinas, consignas y dichos vacíos para adornarse, y además se los enseñan a los demás, con la esperanza de influir y causar un impacto positivo en ellos; si bien, esto no logra ningún efecto ni cambia nada. Por tanto, los falsos líderes son incapaces de llevar a cabo ningún trabajo. Dado que ni siquiera son capaces de resolver las dificultades con las que se topa el pueblo escogido en la entrada en la vida, ¿cómo pueden hacer entonces un buen trabajo liderando la iglesia?

Cuando la gente encuentra diversas dificultades en la vida real y no sabe cómo afrontarlas ni cómo practicar la verdad, necesita buscar la verdad en las palabras de Dios para resolver estos problemas. Si alguien de poca estatura no sabe cómo buscar la verdad en las palabras de Dios ni cómo encontrar las palabras de Dios relevantes, debería acudir a aquellos que entienden la verdad para compartir a fin de resolver el problema, al tiempo que también formarse en cómo encontrar las palabras relevantes de Dios y cómo comprender la verdad. Esto significa encontrar en las palabras de Dios cuáles son los principios y los estándares requeridos de Dios, cómo define Él este asunto y qué exige en relación con el mismo, y si se explican algunos detalles específicos. Si las palabras de Dios sobre este tema son en cierto modo sencillas, si meramente esbozan los principios sin aportar ejemplos detallados, deberías aprender a reflexionar. Si no puedes averiguarlo por medio de la reflexión, busca a más personas con las que compartir, habla en las reuniones, y ve tanteando y buscando en el transcurso del cumplimiento de tu deber, obteniendo esclarecimiento e iluminación, para así llegar poco a poco a comprender cuál es la esencia del problema que se plantea. Por último, entra conforme a los principios de las palabras de Dios para llegar a una resolución de esas dificultades. Por ejemplo, algunas personas son perezosas y nunca pueden reunir fuerzas para cumplir con su deber, sin embargo, si se les menciona comer, beber y divertirse, se animan y se llenan de vigor, como si se hubieran revitalizado de repente. ¿Cómo resuelven estos problemas los falsos líderes? Ellos también tienen un método: les asignan más tareas a estas personas y no les dejan tiempo para estar ociosas. ¿Puede este enfoque resolver el problema? Algunas personas son reacias a hacer siquiera una pequeña cantidad del trabajo que se les asigna; ¡lo único que quieren es vivir a costa de los demás y piensan que lo mejor es no hacer ningún trabajo en absoluto! ¿Cuál es el problema de las personas extremadamente perezosas? Tiene que ver con su esencia-naturaleza, con si aman las cosas positivas y también con sus preferencias y sus búsquedas. Hay algunas personas que tienen un poco de calibre; si solo son seguidores corrientes sin carga alguna sobre ellos, carecen de energía para hacer su trabajo y no encuentran ningún interés en él. Sin embargo, si, de acuerdo con su calibre y el deber que pueden cumplir, se les asigna la carga de ser supervisores, se les permite ostentar algún cargo y asumir algunas obligaciones, se despierta su interés por el trabajo. A veces, cuando se muestran irresponsables en su trabajo o se vuelven perezosos, se les puede podar; otras veces, se les puede alentar y alabar. Así, estas personas, a las que les importa la imagen, les gusta el estatus y disfrutan siendo halagadas, obtienen la energía para cumplir su deber. Cuando piensan en holgazanear, reflexionan: “Por el estatus, por la carga que llevo, debo hacerlo bien”. De este modo, la pereza de tales personas puede resolverse parcialmente. Cuando los falsos líderes se encuentran con este tipo de problemas relacionados con la humanidad o con estados que implican la entrada en la vida y que surgen en el transcurso del cumplimiento del deber, resolverlos les resulta muy difícil y todo un desafío. No saben cómo resolver estos estados y problemas ni qué palabras de Dios utilizar para una determinada resolución. La mayoría de las veces, su enfoque consiste en persuadir o convencer a la gente para que lo haga bien; si la persuasión y el convencimiento no funcionan, recurren a enfadarse y a podarla. Si la poda no funciona, leen un par de pasajes de palabras ásperas de Dios a modo de advertencia, para que la gente sepa que ha de enmendarse. Si eso sigue sin surtir efecto, su último recurso es colocar a alguien para que vigile y se ocupe de esa gente. Solo cuentan con esas pocas técnicas, y se quedan sin opciones si no funcionan.

En resumen, sea cual sea el problema, los falsos líderes son incapaces de ver la realidad de la esencia de este, tienen dificultades para captar los verdaderos estados y entornos de las distintas personas, y menos aún pueden identificar dónde reside la raíz del problema o por dónde empezar para resolverlo de la manera más apropiada. Carecen de estos principios y métodos para lidiar con los problemas, por tanto, el trabajo de los falsos líderes no puede resolver los diversos problemas reales. Solo son capaces de predicar algunas doctrinas, de gritar algunas consignas, de seguir algunos preceptos y de actuar por inercia. ¿Cómo pueden tales personas ser aptas para el trabajo de liderar la iglesia? Por mucho que se formen o por muchos años más que crean, no serán aptas para el trabajo de liderar la iglesia. ¿Os habéis encontrado con algunos ejemplos de ello? (En nuestra iglesia, había alguien que tenía el deber de acogida que siempre hacía comentarios críticos y ofensivos, lo que afectaba a nuestro cumplimiento del deber y causaba trastornos y perturbaciones. Después de que denunciáramos esto ante el líder, este solo insistió en que nos conociéramos a nosotros mismos y nos sometiéramos al entorno dispuesto por Dios, sin resolver el problema real, lo que afectó al trabajo de la iglesia. El problema se resolvió solo después de un cambio en el liderazgo). Esta es una manifestación típica de falso liderazgo. Es un tipo habitual de falso líder: aquellos que no pueden identificar a una persona malvada o a un anticristo cuando se encuentran con uno, y les dicen a los demás que sean pacientes y tolerantes, que aprendan de la experiencia y obedezcan a la persona malvada o al anticristo. No disciernen a los anticristos ni a las personas malvadas, ni hacen nada respecto a ellos. Después de compartir tanto sobre las formas en las que se manifiestan los anticristos, todo el mundo que entiende la verdad debe ser ahora capaz de identificar a unos pocos. Sin embargo, ¿son tales personas, en calidad de falsos líderes, capaces de encontrar de qué manera poner en correspondencia esa charla con el comportamiento de un anticristo? ¿Pueden discernir a los anticristos? (No). ¿Y qué deriva de su incapacidad para discernirlos? Es posible que un anticristo les quite el poder, que permitan al anticristo controlar a la iglesia y que, al final, no hagan nada mientras el anticristo crea un reino independiente. Si no pueden discernir a un anticristo, no tienen manera de tratarlo como a su enemigo ni de dejarlo en evidencia, discernirlo ni rechazarlo; si no pueden discernir a un anticristo, es bastante probable que lo traten como a un hermano o hermana, con paciencia y tolerancia, lo que da lugar a que el anticristo llegue al poder en la iglesia y la controle. Por tanto, las consecuencias de no ser capaz de discernir a los anticristos son graves, superan cualquier previsión. Los falsos líderes no entienden la verdad; no pueden discernir las esencias de las diferentes clases de personas. Lo único que hacen es predicar palabras y doctrinas y aplicar preceptos, con amor para todos; a todo el mundo le permiten que se arrepienta y le dan una oportunidad, sea quien sea. ¿Acaso no es este el modo de actuar del clero religioso? ¿No es el mismo que los fariseos? Los falsos líderes, al encontrarse con los anticristos, suelen elegir hacer concesiones y ceder, buscando incluso una excusa o razón para asegurar que eso es tratar a los otros con amor. Aunque sepan que alguien es problemático y un anticristo, no se atreven a enfrentarse ni tienen el coraje para discernirlo y dejarlo en evidencia; eso es exactamente lo que hacen los falsos líderes. Incluso cuando algunos hermanos y hermanas ya hayan discernido que la persona es malvada o un anticristo, el falso líder seguirá diciendo: “No podemos juzgar a las personas o condenarlas a la ligera. Esa persona es muy entusiasta en su esfuerzo y está muy dispuesta a pagar un precio, no se trata de un anticristo ni de una persona malvada. Solo porque alguien diga unas cuantas palabras ásperas no se convierte en una persona malvada, ¿no?”. Los falsos líderes no pueden ver la esencia de las personas ni tampoco las consecuencias de las acciones de los anticristos. Siguen mostrando amor, tolerancia y paciencia hacia los anticristos, incluso los alientan a que reflexionen, se conozcan a sí mismos y se arrepientan de veras. Por mucho que un anticristo trate de conocerse a sí mismo, ¿puede cambiar su naturaleza? ¿Puede conocerse realmente a sí mismo? En absoluto. Aunque pueda parecer que los anticristos renuncian a algunas cosas y que en apariencia se gastan un poco, por dentro albergan ambiciones y grandes intrigas. La razón por la que los falsos líderes no pueden identificar a tales personas como anticristos es porque no entienden la verdad ni pueden discernir a los diferentes tipos de personas. No pueden ver realmente la esencia-naturaleza de las diversas personas ni saben cómo tratar o gestionar los distintos tipos de ellas. Cuando ven que otros dejan en evidencia a los anticristos, no se atreven a unirse y temen incluso más actuar en contra de los anticristos, por miedo a represalias en caso de ofenderlos. Su enfoque hacia los anticristos está limitado a predicar doctrinas y exhortaciones. Aparte de ser incapaces de discernir a las personas malvadas y a los anticristos, los falsos líderes tampoco pueden resolver los diversos asuntos que existen entre el pueblo escogido de Dios. Esto demuestra que los falsos líderes no tienen entendimiento de la verdad en absoluto; son incapaces de resolver problemas reales y de ninguna manera pueden guiar al pueblo escogido de Dios a la realidad-verdad. No importa lo que digan o hagan los falsos líderes, no oirás ninguna palabra de luz motivada por el esclarecimiento del Espíritu Santo, y mucho menos verás que poseen realidad-verdad alguna. Por tanto, los falsos líderes no ofrecen ningún beneficio ni ayuda en cuanto a la entrada en la vida de las personas; el poco trabajo que hacen consiste en predicar palabras y doctrinas, gritar consignas y actuar por inercia. Fracasan por completo a la hora de cumplir con el papel que debería desempeñar un líder.

Esto es todo en nuestra charla de hoy. ¡Adiós!

9 de enero de 2021

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