Las responsabilidades de los líderes y obreros (22)
En nuestra última charla, compartimos la decimotercera responsabilidad de los líderes y los obreros: “Proteger al pueblo escogido de Dios de la perturbación, la desorientación, el control y el perjuicio de los anticristos, además de capacitarlo para discernirlos y rechazarlos de corazón”. Ahora, hagamos un poco de revisión: ¿qué puntos concretos relativos al contenido específico de la decimotercera responsabilidad de los líderes y los obreros compartimos? (Compartimos cinco puntos: puesta al descubierto, poda, disección, restricción y supervisión). Estos cinco puntos son las tareas concretas relacionadas con esta responsabilidad de los líderes y los obreros; estas son las tareas específicas que los líderes y los obreros deben llevar a cabo en relación con los anticristos. Por tanto, ¿qué manifestaciones tienen los falsos líderes respecto a estas tareas? ¿Compartimos también algunos detalles en nuestra última charla? (Sí). Las manifestaciones de los falsos líderes son las siguientes: la primera es que temen ofender a la gente y no se atreven a echar ni expulsar a los anticristos. La segunda es que no pueden discernir a los anticristos. La tercera es que actúan como un paraguas protector para los anticristos. La cuarta es que tratan de manera irresponsable al pueblo escogido de Dios. ¿Cómo se pone de manifiesto la irresponsabilidad? Cuando se enfrentan a las perturbaciones y a la desorientación de los anticristos, los falsos líderes no pueden proteger a los hermanos y hermanas ni poner al descubierto las acciones malvadas de los anticristos y las argucias de Satanás ni compartir la verdad para ayudar a los hermanos y las hermanas a discernir a los anticristos; no llevan a cabo ese trabajo. Además, en el caso de aquellos con poca estatura y carentes de discernimiento que caen en la desorientación de los anticristos, los falsos líderes no solo no hacen ningún trabajo de recuperación, sino que también dicen cosas inhumanas como “lo tienes merecido”. Esta es una manifestación concreta de irresponsabilidad que indica que los falsos líderes carecen de sentido de la responsabilidad en relación con la obra de la iglesia. Estas manifestaciones son acciones y planteamientos específicos de los falsos líderes cuando los anticristos desorientan y perturban al pueblo escogido de Dios. Su actitud concreta hacia este trabajo es la irresponsabilidad y la deslealtad. Ponen diversas excusas y utilizan distintos métodos para dar luz verde a los anticristos y actuar como paraguas protector para ellos, a la vez que no protegen la obra de la iglesia ni los derechos y los intereses del pueblo escogido de Dios. Si los falsos líderes pudieran resolver de inmediato problemas como la perturbación, la desorientación, el control y los daños del pueblo escogido de Dios que provocan los anticristos y, posteriormente, restringir, aislar y echar o expulsar a estos, el pueblo escogido de Dios recibiría la máxima protección. Sin embargo, como líderes, son incompetentes para este trabajo. Desde cierta perspectiva, se puede decir que protegen de manera encubierta a los anticristos y que les abren el camino, de forma que estos pueden seguir desorientando, controlando y perjudicando al pueblo escogido de Dios, y perturbando la vida normal de la iglesia y el cumplimiento del deber del pueblo escogido de Dios. Estas son las diversas manifestaciones de los falsos líderes.
Punto 14: Discernir, echar y expulsar enseguida a toda clase de personas malvadas y anticristos (I)
Después de haber terminado de compartir la decimotercera responsabilidad de los líderes y los obreros, hoy vamos a compartir la decimocuarta. El contenido de la decimocuarta responsabilidad es similar en cierta manera al de la decimotercera. El trabajo concreto que los líderes y los obreros deben llevar a cabo en la decimocuarta responsabilidad no solo se relaciona con los anticristos, sino que también implica a diversas personas malvadas, con lo que su ámbito es más amplio que el de la decimotercera responsabilidad. Antes de compartir la decimocuarta responsabilidad, leamos primero su contenido. (La decimocuarta responsabilidad de los líderes y los obreros es “Discernir, echar y expulsar enseguida a toda clase de personas malvadas y anticristos”). Esta frase no es larga, sin embargo, en lo que se refiere al trabajo específico que los líderes y los obreros deben realizar, no es tan sencillo como parece a simple vista. ¿Cuáles son exactamente las responsabilidades de los líderes y los obreros que se mencionan en esta frase? ¿A quién va dirigido el trabajo que los líderes y los obreros deben llevar a cabo? (A las diversas personas malvadas y a los anticristos). ¿Cuál es el trabajo concreto que se debe hacer? (Discernirlos de inmediato. Una vez discernidos, echarlos o expulsarlos). Discernimiento rápido, sin dilación; una vez identificadas las señales, se deben realizar juicios y caracterizaciones precisos y, a continuación, como tratamiento de los individuos implicados, se los debe echar. En realidad, el trabajo específico que los líderes y los obreros deben hacer consiste en dos tareas: discernir a las personas y resolver problemas. En apariencia, parece muy simple: primero discernir, después encontrar de inmediato soluciones y medidas dirigidas a las diversas personas malvadas y a los anticristos que la casa de Dios requiere que sean echados o expulsados. Desde esa perspectiva, parece sencillo que los líderes y los obreros hagan bien ese trabajo y cumplan esa responsabilidad, sin demasiada dificultad, ya que la casa de Dios ha compartido con anterioridad extensas charlas sobre los detalles de cómo discernir y echar a diversas personas, y se ha dicho mucho sobre la cuestión. A primera vista, el trabajo relacionado con la decimocuarta responsabilidad parece similar en cierto modo al contenido específico de las responsabilidades decimosegunda y decimotercera que hemos compartido en ocasiones anteriores, pero en la decimocuarta responsabilidad, el trabajo de los líderes y los obreros va dirigido no solo a los anticristos, sino también a diversas personas malvadas. Esto amplía el ámbito para incluir varios tipos de personas malvadas, por lo que es necesario compartir el tema de manera sistemática y específica. Debido a que no se trata de las manifestaciones de un solo tipo de persona malvada, sino de diversos tipos, al compartir la decimocuarta responsabilidad de los líderes y los obreros, nos centraremos en especificar a quién va dirigido este trabajo. Eso por un lado. Además, a continuación compartiremos en detalle la manera de tratar a esas personas, si hay que restringirlas, aislarlas, echarlas o expulsarlas.
Qué es una iglesia
Antes de hablar sobre ese trabajo en detalle, compartamos primero un tema complementario, que posiblemente conozcáis bien o del cual tal vez no tengáis un entendimiento específico. ¿De qué tema se trata? El tema es “¿Qué es una iglesia?”. ¿Qué os parece este tema? Algunos podrían decir: “Estás hablando sobre las responsabilidades de los líderes y los obreros, así que céntrate en compartir esa cuestión de manera específica. ¿A qué viene hablar sobre qué es una iglesia? ¿Está eso relacionado con este tema?”. A primera vista, podría parecer que no hay relación alguna, y algunos podrían incluso decir: “Ese tema no tiene ninguna relación en absoluto. ¿Por qué ponerlo sobre la mesa para compartirlo?”. Al margen de lo que penséis, dejad de lado esas ideas y meditad primero sobre qué es una iglesia. Una vez que se haya compartido con claridad la definición de esta palabra, la designación “iglesia”, sabréis por qué compartimos este tema.
I. Diversos entendimientos acerca de qué es una iglesia
Hablar sobre qué es una iglesia significa proporcionar una explicación clara y precisa de la designación “iglesia”; significa comunicar la definición concreta y exacta del término “iglesia”. En primer lugar, podéis comentar cómo entendéis e interpretáis el término “iglesia”. ¿Qué es una iglesia? Empecemos por la explicación teórica y, después, pasemos a una definición más concreta y relativamente práctica. (Mi entendimiento es que una iglesia es aquel lugar donde los hermanos y hermanas que creen en Dios y persiguen la verdad con sinceridad se reúnen para adorar a Dios). Esta definición se refiere al tipo de lugar que es una iglesia; es básicamente una entidad tangible y física. Esta es una definición teórica. ¿Es precisa esta definición? ¿Presenta alguna inexactitud? En términos teóricos, esta definición es aceptable. ¿Quién puede añadir algo más? (Yo agregaré algo. Debido a la aparición y a la obra de Dios, y a Su expresión de la verdad, hay un grupo de personas que lo siguen; el colectivo que forman se denomina iglesia). Esta definición describe el tipo de colectivo que es una iglesia. Esta también es una definición formal y teórica. (Añadiré que ese grupo de personas cuenta con la obra del Espíritu Santo, y cuando se reúnen para leer las palabras de Dios, se produce el esclarecimiento del Espíritu Santo y son capaces de practicar la verdad y crecer en la vida. Una iglesia es una reunión de este tipo de personas). Esta adición a la definición de iglesia describe qué tipo de reunión es; los requisitos de esta reunión son comer y beber las palabras de Dios, tener la obra del Espíritu Santo y crecer en la vida. Esta también es básicamente una definición formal y teórica de iglesia. ¿Alguien quiere añadir algo más? (Es un grupo de personas que toma las palabras de Dios como principio de práctica y está gobernado por la verdad y por Cristo. Este grupo puede experimentar la obra de Dios, aceptar la verdad, crecer en la vida y salvarse. Este tipo de grupo se denomina iglesia). Este “grupo” es idéntico al “colectivo” que acabamos de mencionar. ¿Alguien quiere añadir algo más? Si no queréis añadir nada más, podéis volver a plantearos los cuatro entendimientos que hemos mencionado antes; en concreto, cuál habéis considerado exactamente que es la definición de iglesia desde que comenzasteis a creer en Dios hasta ahora. Definirla de una manera teórica debería ser sencillo, ¿cierto? Por ejemplo, un colectivo de personas que siguen y adoran con sinceridad a Dios puede denominarse iglesia; o un grupo que sigue la voluntad de Dios, persigue someterse a Él y lo adora puede denominarse iglesia; o un grupo que tiene la obra y la guía del Espíritu Santo, así como la presencia de Dios, y es capaz de adorarlo, puede denominarse iglesia. ¿No son estas definiciones teóricas de qué es una iglesia? (Sí). Todos entendéis y conocéis el contenido de estos requisitos que implica la definición de iglesia, ¿cierto? (Sí). Entonces, repetidlo. (Una iglesia se refiere a un colectivo de personas que creen en Dios y siguen a Cristo con sinceridad. Una auténtica iglesia tiene la obra del Espíritu Santo y la guía de Dios; Cristo y la verdad la gobiernan y es el lugar donde los seguidores de Dios comen y beben Sus palabras, experimentan Su obra y tienen entrada en la vida. Eso es una iglesia de verdad. Una iglesia es diferente de las comunidades religiosas. En una iglesia no se practican rituales religiosos ni formas externas de adorar a Dios). Esta es básicamente la definición teórica de iglesia. Por ejemplo, se puede definir qué es una iglesia como un lugar donde se reúnen las personas a quienes Dios ha llamado, como un colectivo de personas que creen en Dios, lo siguen, se someten a Él y lo adoran con sinceridad, como una reunión de personas a quienes Dios ha llamado, etcétera; estas designaciones reflejan algunos entendimientos básicos o definiciones de iglesia que hacen diversos grupos de creyentes. No vamos a entrar en la manera exacta en la que distintas religiones y denominaciones definen qué es una iglesia; para nosotros, que seguimos a Dios, ¿cuál es la definición de iglesia? No es más que un grupo de personas que creen en Dios con sinceridad, tienen la obra del Espíritu Santo y la guía de Dios y pueden comer y beber las palabras de Dios, perseguir la verdad y la sumisión a Dios y adorarlo. Tanto si se define como un lugar, un colectivo, una reunión, un grupo, una comunidad o cualquier otra cosa, sea cual sea el término que se utilice, los requisitos para la definición son básicamente estos. A juzgar por el entendimiento básico de iglesia que tiene la gente, a partir de los requisitos que utilizáis para definir la designación “iglesia”, está claro que una vez que la gente sigue a Dios y entiende algunas verdades, su entendimiento de iglesia es que ya no es una comunidad ni un grupo corrientes, sino que se relaciona con una creencia en Dios sincera, con leer Sus palabras, con tener la obra del Espíritu Santo, con ser capaz de someterse a Dios y adorarlo o con aspectos relacionados con la entrada en la vida, la transformación del carácter, el hecho de dar testimonio de Dios, etcétera. Si se mira de esta manera, después de empezar Dios a llevar a cabo Su obra, la designación “iglesia” ha adquirido en el corazón de la mayoría de las personas un entendimiento y una comprensión más profundos y concretos, los cuales están en mayor consonancia con la idea de Dios de una iglesia. Ya no es simplemente un edificio, una comunidad societaria, un departamento, una institución o cualquier otra cosa, sino que se relaciona con cosas como creer en Dios, en Sus palabras y en la verdad y adorarlo.
II. El valor de la existencia de una iglesia y la obra que realiza
Por lo que respecta al concepto y a la definición concretos de iglesia, no vamos a apresurarnos a sacar conclusiones ahora mismo. Después de tener un concepto básico de la designación “iglesia” o de su definición, ¿tenéis claras cosas como el valor de la existencia de una iglesia, la obra resultante de dicha existencia y el papel que desempeña una iglesia entre la gente? ¿Se relaciona el contenido de estos aspectos también con la definición de iglesia? En pocas palabras, lo que hace una iglesia es el valor de su existencia. Pongamos de ejemplo una casa; ¿cuál es la finalidad de esa casa? ¿Cuál es su valor y su importancia para las personas que viven en ella y la utilizan? Como mínimo, cobija del viento y de la lluvia, lo que es uno de sus valores; otro valor es que, cuando estás agotado y cansado y no tienes dónde ir, un hogar es un lugar en el que puedes descansar y estar tranquilo y contento. Esta casa se llama hogar, pero ¿cuál es su función para ti? Te cobija del viento y de la lluvia y te ofrece descanso, relajación, la capacidad de disfrutar de libertad, etcétera; estas funciones son el valor de esa casa para ti. Bien, una vez más, ¿cuál es el papel de una iglesia? ¿Cuál es el valor y la importancia de su formación y existencia? En pocas palabras, ¿qué hace una iglesia? ¿Qué papel desempeña? ¿Tenéis claro esto? ¿Qué obra o qué tipo de obra concreta debería realizar una iglesia? ¿Y qué debe conllevar el ámbito de su obra para que se denomine iglesia, para que esa obra sea lo que una auténtica iglesia debería hacer? Esto es parte del contenido específico que se debería compartir con relación a la definición de iglesia. En primer lugar, ¿qué obra lleva a cabo una iglesia? (Principalmente, proclamar las palabras de Dios, dar testimonio de Su obra y difundir el evangelio, para permitir que más gente acuda ante Dios y acepte Su salvación). ¿Es esta una tarea concreta? (Sí). Esta es la importancia de la existencia de una iglesia y una de las tareas específicas que esta debe llevar a cabo, pero eso no es todo. Difundir las palabras de Dios y dar testimonio de Su obra es una tarea concreta. ¿Quién es responsable de esta tarea? El equipo evangélico actual. ¿Qué otras obras hace una iglesia? (Organizar que los hermanos y las hermanas se reúnan, coman y beban las palabras de Dios y compartan estas, de manera que siempre puedan entender la verdad y cumplir sus deberes con normalidad). Esta tarea específica consiste en guiar a la gente para que coma y beba las palabras de Dios, entienda la verdad y cumpla sus deberes con normalidad. Difundir las palabras de Dios es una tarea principal e importante de una iglesia. Guiar a las personas para que coman y beban las palabras de Dios, entiendan la verdad y cumplan sus deberes con normalidad es la obra esencial de una iglesia; esto se gestiona a nivel interno. Estas dos tareas, una externa y otra interna, son la obra resultante de la existencia de una iglesia. También se puede decir que son dos tareas importantes que una iglesia debería llevar a cabo. ¿Hay otras? (Otra tarea es guiar a las personas para que experimenten el juicio de Dios con el fin de que se purifiquen y alcancen la transformación del carácter). Esta es una tarea específica interna de una iglesia. Todas estas tareas que habéis mencionado son básicamente representativas. Experimentar la obra de Dios, como experimentar diversos entornos o el juicio, el castigo, la poda, etcétera, y finalmente alcanzar la transformación del carácter y la salvación, es una tarea concreta. Este es el efecto y el impacto que la formación y la existencia de una iglesia tienen en la gente. La obra de difundir las palabras de Dios y dar testimonio de Él no corre a cargo únicamente del equipo evangélico, también se realiza a través de diversos artículos de testimonios vivenciales, himnos, distintos vídeos y películas, etcétera, que también son los contenidos y los proyectos específicos incluidos en la obra de difundir las palabras de Dios. Además, hay tareas relacionadas con la vida en la iglesia: comer y beber las palabras de Dios para entender la verdad, ser capaz de someterse a Dios y conocerlo, y experimentar la obra de Dios y los diversos entornos que Él dispone durante el cumplimiento de los deberes con el fin de alcanzar la transformación del carácter y la salvación. Estas son varias tareas realizadas sobre la base de la existencia de una iglesia una vez formada. Además de estas tareas principales, ¿hay alguna secundaria? ¿Qué son las tareas secundarias? Son las que se refieren a trabajos que no son importantes o que están relacionados con asuntos generales pero que, aun así, también aportan algunos beneficios al pueblo escogido de Dios a la hora de perseguir la verdad y cumplir sus deberes; este trabajo puede afectar de manera positiva al crecimiento en la vida de las personas y a la transformación de sus puntos de vista sobre diversas cuestiones. En circunstancias especiales, ¿se consideran obra necesaria de una iglesia aquellas tareas de asuntos generales relacionadas con la supervivencia física de la gente que derivan de la obra de una iglesia? Por ejemplo, la agricultura, la ganadería y otras actividades que proporcionan alimentos necesarios para los que cumplen sus deberes; ¿se considera que esas tareas son la obra esencial de una iglesia? (No). ¿Y qué hay del hecho de suministrar ordenadores, equipos y otras cosas para los que cumplen sus deberes? ¿Se considera eso la obra esencial de una iglesia? (No). Entonces, ¿a qué se refiere la obra esencial de una iglesia? Implica la definición de iglesia. Las definiciones de iglesia que habéis dado antes eran buenas; me han parecido bastante satisfactorias, porque los requisitos de vuestras definiciones se relacionan con verdades tan elevadas como la entrada en la vida de la gente, su auténtica creencia en Dios, el hecho de seguirlo y conocerlo, e incluso la transformación del carácter, someterse a Él y adorarlo. En vista de este punto, el porqué de la existencia de una iglesia no es en absoluto ofrecer cosas relacionadas con la vida carnal y los intereses de las personas, como mantenerlas abrigadas, alimentadas y sanas o procurar hacer realidad sus expectativas. Una iglesia no existe para contribuir a la supervivencia física de las personas ni para permitirles disfrutar mejor de la vida de la carne. Algunos dicen: “Eso no está bien. Las palabras de Dios mencionan nuestra vida y supervivencia físicas y nos indican que aprendamos algunas artes modernas y conocimientos sobre cómo mantenerse sano. ¿Acaso no está eso relacionado con nuestra supervivencia?”. ¿Se considera eso la obra esencial de una iglesia? (No). Dado que una iglesia se compone de creyentes en Dios, y la vida de las personas implica, por supuesto, alimento, ropa, cobijo, transporte y necesidades diarias, una iglesia ayuda a la gente a resolver esas cuestiones incidentalmente. Mientras estas se resuelven, las personas piensan: “La iglesia también es responsable de nuestras necesidades diarias. Ese es el trabajo normal de la iglesia y su obra esencial”. ¿Acaso no es esto un malentendido? (Sí). ¿Cuál es su causa? (No tienen claro cuál es la obra esencial de una iglesia). ¿Por qué incluso ahora todavía no lo tienen claro? ¿Acaso no tienen un problema con su comprensión? (Sí). ¿Por qué tienen un problema con su comprensión? Se trata de una cuestión de calibre. Al final, se reduce a que tienen poco calibre.
Por lo que respecta a la obra esencial de una iglesia, acabamos de mencionar tres puntos: uno es dar testimonio de las palabras de Dios y difundirlas; otro es guiar a las personas para que coman y beban las palabras de Dios y entren en la realidad de estas y para ayudarlas a entender la verdad, practicar las palabras de Dios y cumplir mejor sus deberes; y el otro es guiar a las personas para que experimenten la obra y la soberanía de Dios y se despojen de su carácter corrupto a fin de alcanzar la transformación del carácter, todo ello a partir del entendimiento de las palabras de Dios. El objetivo de todos estos puntos es que la gente alcance la salvación. Estos tres puntos están bien resumidos; son la obra que una iglesia debe llevar a cabo, así como el valor y la importancia de la existencia de una iglesia para la humanidad, para los miembros de la iglesia y para el pueblo escogido de Dios. Pero eso no incluye todo lo que debe abarcarse. Además de esas tareas esenciales, volved a pensar en de qué otros beneficios fundamentales disfruta la gente, aparte del que implica experimentar esta obra que realizan las iglesias. (La gente aprende a discernir a diferentes personas, acontecimientos y cosas). Discernir a diferentes personas, acontecimientos y cosas se acerca en cierto modo a la cuestión; se relaciona con la obra esencial de una iglesia. Cuando hablamos sobre la obra esencial, hablamos sobre las tareas representativas. Lo que acabamos de compartir ahora son las ganancias positivas que la gente obtiene o algunas de las obras que realizan las iglesias y que las personas experimentan o en las que participan. Además de estas tareas esenciales, otro valor de la existencia de una iglesia es ayudar a la gente a entender la humanidad, el mundo y la influencia de la oscuridad. ¿Es esta una obra esencial de una iglesia aparte de las tres tareas que habéis compartido? ¿Es esta una tarea concreta? (Sí). En comparación con las tres primeras tareas, esta se considera una tarea secundaria. ¿Por qué se considera secundaria? Porque es un resultado que la gente obtiene a través de experimentar las tres primeras tareas; se logra al experimentar la obra de Dios, al comer y beber Sus palabras, al entender la verdad, al comprender el carácter corrupto de uno mismo y al conocer a Dios. El resultado es que las personas llegan a entender esa humanidad perversa, ese mundo tenebroso y la influencia de la oscuridad. ¿Se ha logrado ahora de manera parcial ese resultado? (Sí). ¿Acaso no es ese el valor de la existencia de una iglesia? ¿Acaso no son esos la función y el efecto que la existencia de una iglesia debería tener en los que siguen a Dios? (Sí). En primer lugar, tiene ese efecto objetivo; además, las iglesias también llevan a cabo esa obra de forma positiva y activa. ¿Qué proyectos concretos intervienen en esa obra? Por ejemplo, las películas sobre los arrestos y las torturas que sufre el pueblo escogido de Dios; por un lado, son testimonios que realizan aquellos que siguen a Dios cuando sufren la persecución brutal de Satanás; por otro, ponen al descubierto cómo esa humanidad perversa, ese mundo tenebroso y la influencia de la oscuridad se resisten a Dios y a la verdad y los condenan, así como las diversas maneras en las que persiguen con brutalidad a aquellos que siguen a Dios. A la vez que ponen al descubierto esas cosas, las películas ayudan a la gente a entender la humanidad, el mundo y la influencia de la oscuridad desde esa perspectiva. Algunos dicen: “¿Qué quieres decir con ‘entender la humanidad y el mundo’?”. ¿Qué pensáis que significa? (Entender la oscuridad y la perversidad de la humanidad y del mundo, así como comprender la esencia de toda la humanidad como enemiga de Dios). Correcto. Quiere decir entender la perversidad y la oscuridad de la humanidad, comprender el feo rostro y la verdadera naturaleza de toda la humanidad como enemiga de Dios. Los vídeos sobre las torturas o los testimonios vivenciales personales son ejemplos concretos de esta obra que realizan las iglesias. Por otra parte, ¿cuál es la finalidad de poner al descubierto la cultura tradicional, las opiniones morales humanas, los pensamientos de ciertos grupos étnicos o razas, las doctrinas tradicionales del taoísmo y del confucionismo en China, algunas pseudoverdades, y las reglas y la educación familiares que atan a la gente y restringen sus pensamientos? ¿En qué categoría de obra se clasifica esto? ¿Acaso el contenido que diseccioné anteriormente en la historia de “Dormir sobre maleza y lamer la hiel” no se engloba en la categoría de entender el mundo, la humanidad y la influencia de las tinieblas? (Sí). Ese es un ejemplo del contenido específico de esta obra. Por tanto, esta obra también es una tarea concreta que debería hacer una iglesia. En resumen, la obra de una iglesia es, por un lado, guiar de manera positiva a las personas hacia la realidad-verdad a través de la verdad y hacia la sumisión a Dios. Por otro lado, consiste en poner al descubierto el mundo satánico y tenebroso, los diversos actos de Satanás de hostilidad hacia la verdad y Dios, las tendencias malvadas presentes en la sociedad humana y las diversas ideas y nociones de la humanidad corrupta, así como sus herejías, falacias, etcétera, de modo que la gente puede entender la naturaleza y la esencia reales de esta era perversa. ¿Acaso no es esta la obra esencial de una iglesia? (Sí). En realidad, ya habéis obtenido muchas cosas de la obra de la iglesia y habéis ganado beneficios sustanciales. Por lo que respecta a las personas en la iglesia, tanto si son aquellos que están interesados en la verdad como si son los que no lo están, después de seguir a Dios de tres a cinco años, a través de asistir a reuniones para compartir la verdad, orar-leer las palabras de Dios y experimentar la persecución y la denigración de los no creyentes, las perturbaciones de las personas malvadas y de los anticristos, y todo tipo de otras personas, acontecimientos y cosas, llegarán, sin darse cuenta, a discernir y entender ese mundo tenebroso, esa humanidad perversa, las autoridades dirigentes y la influencia tenebrosa del mundo entero. Esas son las ganancias que consiguen. ¿Y cuál es el origen de esas ganancias? ¿Provienen de la existencia de las iglesias? ¿De la obra que estas realizan? (Sí). Por un lado, las personas han logrado algo de entendimiento de las palabras, la obra y el carácter de Dios; por otro, también han adquirido algún conocimiento y discernimiento correspondientes del mundo, de la humanidad y de la influencia de la oscuridad. Los resultados y los efectos positivos de estas dos ganancias en las personas son lo que deberían lograr para alcanzar la salvación.
La obra de una iglesia puede resumirse en difundir las palabras y la obra de Dios y dar testimonio de ellas, y guiar a las personas para que coman y beban las palabras de Dios de modo que puedan entender la verdad, practicar dichas palabras y cumplir mejor sus deberes. Además, a partir del entendimiento de la verdad, pueden experimentar la obra de Dios, despojarse de sus actitudes corruptas y lograr una transformación del carácter. Aparte de estos tres aspectos, la obra de una iglesia también consiste en ayudar a la gente a entender la humanidad perversa, el mundo tenebroso y la influencia de la oscuridad. Aunque los proyectos de la obra de una iglesia no sean muchos, el contenido específico es vasto. Todo el contenido se relaciona con las palabras de Dios, la verdad, el despojo de las actitudes corruptas de uno y la sumisión a Dios; por supuesto, se relaciona aún más con la cuestión de ser salvado. Esa es la función de una iglesia y el valor de su existencia. Cada aspecto de la obra de una iglesia está muy relacionado con la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, porque tiene que ver con la manera en la que la gente trata las palabras de Dios, su actitud hacia Él, su salvación y sus puntos de vista y actitudes hacia el mundo, la humanidad y la influencia de la oscuridad. En resumen, la existencia de una iglesia está muy relacionada con todo el mundo, y la obra que lleva a cabo una iglesia, junto con el valor y la importancia de su existencia, es inseparable de toda persona que acepta la salvación de Dios.
Después de compartir la obra concreta que una iglesia debe llevar a cabo, vamos a hablar de las definiciones y las ideas inapropiadas que la gente tiene sobre la designación “iglesia” y la importancia de la existencia de una iglesia. En primer lugar, las personas piensan en una iglesia como un lugar repleto de calidez y luz solar, relativamente confortable y amigable, sin conflictos, guerras, asesinatos o derramamientos de sangre; un lugar ideal por el que suspira el corazón de la gente, lleno de felicidad. Aquí no hay celos ni luchas, ni argucias ni tendencias malvadas, ni ningún otro fenómeno que pueda encontrarse en el mundo secular. Se considera un puerto ideal en el que las personas pueden anclar el corazón. Al margen de lo bonitas que sean las figuraciones de la designación “iglesia” que tiene la gente, en definitiva, una iglesia les proporciona cierto grado de sustento espiritual. Este sustento espiritual tiene una función más tangible para las personas: cuando se encuentran con dificultades, pueden acudir a la iglesia a expresar sus problemas, y la iglesia puede ayudarlas a aliviar sus preocupaciones y resolver sus dificultades. Por ejemplo, si se encuentran con dificultades en el trabajo o en la vida, si sus hijos son desobedientes, si su cónyuge tiene un amorío, si hay conflictos entre suegras y nueras, si hay disputas con colegas o vecinos, si acosan a sus hijos, si algún déspota local se adueña de su tierra, etcétera; cuando ocurren estas cosas, la gente espera que alguien de la iglesia la defienda y la ayude a resolver y arreglar estos problemas. En la mente de las personas, una iglesia es un lugar así. Sin duda, en la mente de las personas, una iglesia es un refugio, un paraíso ideal, un lugar donde aliviar preocupaciones y resolver dificultades, poner fin a la violencia, dejar que la gente buena viva en paz y defender la rectitud. Si la vida se pone difícil, la iglesia debería ofrecer socorro; si no hay verduras para comer ni arroz para cocinar, la iglesia debería distribuir estos alimentos; si no hay ropa, la iglesia debería comprarla; si alguien enferma, la iglesia debería pagar el tratamiento. Cuando alguien se encuentra con dificultades en el trabajo, los hermanos y hermanas de la iglesia deberían echarle una mano, mover hilos, hacer uso de sus contactos u ofrecer guía. Cuando alguien tiene hijos y estos deben hacer exámenes de acceso a la universidad, recurre a la iglesia para encontrar más personas que oren por ellos, esforzándose así para asegurarse de que sus hijos logren entrar en la universidad. Al margen de las dificultades que surjan, mientras uno acuda a la iglesia, todas esas dificultades pueden resolverse y arreglarse. Incluso si alguien sufre malos tratos por parte de personas malvadas, la iglesia puede solucionar las cosas gracias a su numerosa dotación humana y a su gran influencia. Con los ánimos y el apoyo de muchos, uno dejará de ser tímido o de temer que los abusones lo avasallen. Incluso cuando alguien es acosado, aislado y se ve obligado a luchar en todo momento en la sociedad sin medios para ganarse la vida, puede buscar ayuda y buen consejo en la iglesia y encontrar un trabajo adecuado. Todas estas cosas, y más, constituyen el papel que la gente cree que una iglesia debería desempeñar y la obra que debería realizar. A juzgar por los pensamientos y las nociones de las personas, o por lo que exigen a una iglesia, está claro que, sin duda alguna, ven la iglesia como una institución de bienestar social, una organización benéfica, un servicio de búsqueda de parejas, una agencia de caza de talentos o una Sociedad de la Cruz Roja. Algunos incluso piensan que, al margen de lo capaces que sean o del estatus que tengan en la sociedad o entre la humanidad, siempre necesitan una entidad sólida en la que confiar. Cuando se encuentran con dificultades en la sociedad o se enfrentan a las autoridades, necesitan una fuerza robusta que los respalde, los defienda, dirija la orquesta para ellos y abogue por sus derechos e intereses. A su manera de ver, la iglesia puede cumplir ese papel y lograr el objetivo que ellos esperan, de modo que la iglesia se convierte en su única opción. Está claro que ven la iglesia como una unión o asociación social, como si fuera un sindicato de profesores o transportistas, o una asociación de granjeros, de mujeres, de gente mayor, etcétera; esos tipos de grupos y organizaciones sociales. Al margen de cuáles sean realmente las definiciones de la gente acerca de qué es una iglesia, a juzgar por la obra que hace una iglesia y por la definición precisa de iglesia, está claro que las actitudes y las exigencias de las personas hacia la iglesia no son correctas ni válidas, y la gente no debería tenerlas. Una iglesia no es un lugar para “robar a los ricos para dar de comer a los pobres”, poner fin a la violencia, dejar que la gente buena viva en paz o defender la rectitud, ni mucho menos para ayudar al mundo y salvar a las personas o aliviar sus preocupaciones y resolver sus dificultades. Una iglesia no es una organización benéfica, una institución de bienestar social ni una comunión social. El establecimiento y la presencia de una iglesia no son para actuar como un grupo o una organización social. Aparte de las pocas tareas esenciales que una iglesia debería llevar a cabo, que son dar testimonio de las palabras de Dios y difundirlas, así como guiar a las personas para que coman y beban Sus palabras, experimenten Su obra y se despojen de sus actitudes corruptas para alcanzar la salvación, una iglesia no tiene obligación alguna de proporcionar ninguna función ni de ayudar a la sociedad o a ningún grupo étnico. Además, una iglesia no es un lugar para luchar por los derechos y los intereses de la gente ni tiene ninguna obligación de asegurar su vida física, su estatus social, sus puestos de trabajo, sus sueldos, su bienestar social, etcétera. En sus nociones, las personas creen que las funciones de una iglesia son poner fin a la violencia, dejar que la gente buena viva en paz, defender la rectitud, aliviar las preocupaciones de la gente, resolver sus dificultades, ayudar al mundo, salvar a las personas y luchar por sus derechos e intereses; básicamente, estas funciones. Por tanto, la gente cree que la iglesia es su ayuda inmediata y que esta puede resolver y arreglar cualquier dificultad. Está claro que las personas consideran la iglesia como una institución, organización o grupo social. Sin embargo, ¿es una iglesia una institución de ese tipo? (No). Si las funciones y los papeles para los que la gente cree que una iglesia existe son poner fin a la violencia, dejar que la gente buena viva en paz, defender la rectitud, aliviar las preocupaciones de las personas, resolver sus dificultades, ayudar al mundo, salvar a la gente, luchar por los derechos y los intereses de las personas, etcétera, entonces esa iglesia no se puede llamar como tal, porque no tiene ninguna relación con las palabras de Dios, con la obra del Espíritu Santo ni con la obra de Dios de salvar a la gente. Un grupo o una organización de ese tipo simplemente se debería llamar grupo u organización, sin tener ninguna relación con una iglesia ni con la obra de una iglesia. Si una organización, con el pretexto de creer en Dios, realiza actividades como asistir a servicios, adorar a Dios, leer la Biblia, orar, cantar himnos y alabar, o incluso si celebra reuniones formales y actos de adoración, así como las llamadas reuniones de estudio de la Biblia, de oración, de compañeros de trabajo, de intercambio, etcétera, al margen del tipo de miembros y de estructura que tenga, nada de todo esto tiene relación alguna con una auténtica iglesia. Así pues, ¿qué es exactamente una auténtica iglesia? ¿Cómo es posible convertirse en una? Una auténtica iglesia se forma debido a la aparición de Dios, a Su obra y a Su expresión de la verdad para salvar a la humanidad. Se produce cuando las personas oyen la voz de Dios, se encomiendan a Él y se someten a Su obra. Eso es una auténtica iglesia. La organización y el establecimiento de una iglesia no corren a cargo de los humanos, sino que Dios se encarga personalmente de disponerla, guiarla y pastorearla. Por tanto, Él tiene comisiones para Sus iglesias. La misión de una iglesia es difundir las palabras de Dios, dar testimonio de Su obra, ayudar a la gente a oír Su voz, volver a Su presencia, aceptar Su salvación, experimentar Su obra para obtener Su salvación y dar testimonio de Él; es así de simple. Este es el valor y la importancia de la existencia de una iglesia.
III. La definición de iglesia
Después de compartir el tema de qué es una iglesia, ahora tenéis cierto entendimiento de la formación de una iglesia, de la obra que lleva a cabo y de los resultados que logra. También podéis entender algo del valor y de la importancia de la existencia de una iglesia. Por tanto, ¿podemos ahora formular una definición precisa de qué es exactamente una iglesia? En primer lugar, una iglesia no es un lugar para proporcionar a las personas consuelo emocional, para asegurar que estén bien alimentadas y vestidas ni para ofrecerles refugio. Una iglesia no es un lugar para garantizar los derechos e intereses físicos de las personas ni para resolver las dificultades a las que se enfrentan en la vida. No es un lugar para llenar sus vacíos espirituales y proporcionar sustento espiritual. Dado que las iglesias no son lo que la gente asume que son según sus nociones y figuraciones, ¿cuál es la definición concreta de iglesia? ¿Qué es exactamente una iglesia? En la Biblia, el Señor Jesús dio una descripción fundamental de la designación de una iglesia. ¿Cómo lo expresó exactamente? (“Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” [Mateo 18:20]). Estas palabras significan que, sin importar cuántas personas estén reunidas, mientras tengan la obra del Espíritu Santo y sientan a Dios allí con ellas, ese lugar es una iglesia; justamente eso. En los últimos días, Dios ha aparecido para obrar y expresar la verdad. Cuando se reúne la gente a comer y beber las palabras de Dios, a orar-leerlas y a compartirlas, Dios está presente allí, y también lo está el esclarecimiento del Espíritu Santo, lo que significa que Dios lo reconoce como una iglesia. Si la gente se reúne, pero no come ni bebe las palabras de Dios, si simplemente pronuncia en vano doctrinas espirituales vacías y no siente la obra del Espíritu Santo, entonces no es una iglesia, ya que Dios no la reconoce y, por tanto, no tiene la obra del Espíritu Santo. Dios bendice y guía las reuniones en las que está presente, y cuando la gente se junta en estas reuniones, tanto si come y bebe las palabras de Dios como si comparte la verdad o la utiliza para resolver problemas, todo esto está relacionado con los requerimientos y la dirección de Dios, con lo que todo está bendecido por Él. Por eso, mientras una reunión tenga la guía, la dirección y la presencia de Dios, puede denominarse iglesia. Esta es la definición más sencilla y fundamental de iglesia y fue la definición de iglesia durante la Era de la Gracia. Nació en el contexto de la obra de Dios en aquel momento, por lo que es precisa y cierta. Sin embargo, en esta etapa de la obra del juicio de Dios en los últimos días, como Dios ha pronunciado más palabras y realizado una obra mayor, la definición de iglesia debe ir más allá de aquella definición fundamental utilizada en la Era de la Gracia. La obra de Dios ha avanzado más. Una iglesia ya no se limita a tener la obra del Espíritu Santo y la presencia de Dios. En la actualidad, Dios obra personalmente en Sus iglesias, a las que guía y pastorea; el pueblo escogido de Dios puede comer y beber Sus palabras presentes, seguir a Cristo y dar testimonio de Él. Por consiguiente, la definición de una iglesia en los últimos días es más avanzada que en la Era de la Gracia; es una descripción más profunda, exacta y específica que antes y, por supuesto, inseparable de la verdad y de las palabras de Dios. Así pues, ¿cuál es la forma más exacta y adecuada de definir una iglesia? En primer lugar, la definición básica debería ser “grupo de gente que sigue a Dios con sinceridad”. Más en concreto, una iglesia es un grupo de gente que sigue a Dios con sinceridad, que está gobernada por Sus palabras, persigue la verdad, practica y experimenta Sus palabras, puede someterse y adorar a Dios, sigue Su voluntad y alcanza Su salvación. La clave de esta definición es “grupo de gente”. Una iglesia no es un lugar, un colectivo ni una comunidad ni mucho menos una simple reunión de personas con fe. El “grupo” puede estar formado por una docena de personas más o menos, por treinta o cincuenta o, claro está, por un número aún mayor. Pueden reunirse todas juntas o divididas en grupos más pequeños; esto es flexible y variable. En resumen, cuando estos seguidores de Dios lo enaltecen, dan testimonio de Él, lo adoran y siguen Su voluntad, son una iglesia. Al margen de cuántas se reúnan, siguen siendo una iglesia. Por ejemplo, a 50 personas se les denomina una iglesia pequeña, y a 100 personas, una iglesia grande; el tamaño de la iglesia viene determinado por el número de miembros. Hay iglesias grandes, medianas y pequeñas; el número de personas de una iglesia no es fijo. Veamos una vez más la definición de iglesia: grupo de gente que sigue a Dios con sinceridad, que está gobernada por Sus palabras, persigue la verdad, practica y experimenta Sus palabras, puede someterse y adorar a Dios, sigue Su voluntad y alcanza Su salvación. ¿Por qué se define una iglesia de esta manera? Porque Dios quiere obrar en las iglesias y salvar a ese grupo de personas. Solo se puede denominar iglesia a un grupo de personas de este tipo. Y solo cuando se reúne, puede un grupo de gente así comer y beber las palabras de Dios con normalidad y practicarlas, orar a Dios, someterse a Él y adorarlo realmente. Las palabras de Dios gobiernan y dirigen a ese grupo de personas; por tanto, la definición de una iglesia se produce a través de este tipo de grupo de gente. Debido a que las personas en las religiones no aceptan ni la verdad ni la obra de Dios, y que Dios no las salva, no forman una iglesia, sino una comunidad religiosa. Esta es la diferencia más clara entre iglesia y religión. Solo una iglesia está gobernada por las palabras de Dios, y solo una iglesia pastoreada personalmente por Cristo está gobernada por las palabras de Dios. ¿Qué significa estar gobernada por las palabras de Dios? ¿Necesitamos mencionar aquí la obra, la guía, el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo? (No). Decidme qué es más práctico: ¿estar gobernado por las palabras de Dios o tener la obra del Espíritu Santo? (Estar gobernado por las palabras de Dios). Estar gobernado por las palabras de Dios es más práctico y concreto. La obra del Espíritu Santo simplemente ofrece a las personas algo de esclarecimiento y de iluminación para ayudarlas a entender la verdad y guiarlas para que encuentren los principios de práctica en las palabras de Dios. El resultado obtenido es que están gobernadas por las palabras de Dios. Si el Espíritu Santo no obrara, ¿podría la gente seguir cumpliendo sus deberes adecuadamente a través del entendimiento de las palabras de Dios y de la comprensión de los principios? (Sí). En la actualidad, se han pronunciado mucho las palabras de Dios; las personas suelen escuchar sermones y pueden entenderlas. Incluso sin la obra del Espíritu Santo, la gente sabe lo que tiene que hacer. Los que aman la verdad pueden practicar las palabras de Dios y someterse a Su obra, siempre que entiendan la verdad. Los que no aman la verdad no entenderán las palabras de Dios a pesar de que las oigan y, aunque las entiendan un poco, no estarán dispuestos a practicar, de modo que solo se les puede descartar. En los últimos días, Dios expresa la verdad de manera directa para guiar y pastorear personalmente a las personas. La obra del Espíritu Santo solo es secundaria. Es como cuando un niño aprende a andar; a veces, un adulto le echará una mano para ayudarlo. Una vez que el niño ya puede caminar con estabilidad y correr, ya no es necesario que nadie lo ayude. Por tanto, la obra del Espíritu Santo no es absoluta ni fundamental. El hecho de que la gente esté gobernada por las palabras de Dios quiere decir que las entienden, que comprenden la verdad y que saben qué significan las palabras de Dios y cuáles son los principios y los estándares que Dios les requiere, y que pueden entender y aplicar dichos principios y estándares. Eso es lo que significa para el corazón de la gente estar gobernado por las palabras de Dios. Dios ya ha hablado sobre estas cosas con suficiente claridad y transparencia, de modo que aquí no hace falta mencionar la obra del Espíritu Santo. En los últimos días, Dios ha expresado muchas verdades y ha hecho que cada una de ellas sea clara y entendible para las personas. Por tanto, la obra del Espíritu Santo no es tan importante y solo es secundaria. Solo cuando la gente no entiende la verdad o cuando Dios no ha pronunciado muchas palabras con tanta exhaustividad y claridad, el Espíritu Santo realiza alguna obra de naturaleza secundaria e indicativa, lo que proporciona a las personas cierto grado de iluminación simple y sirve para alentarlas un poco y ayudarlas a tomar decisiones correctas y a recorrer la senda adecuada en sus vidas y en los diversos entornos. Ahora es la era de las palabras de Dios, en la que Él habla en persona para guiar a la humanidad, y las palabras de Dios lo dominan todo. La obra del Espíritu Santo solo es secundaria. Cuando la gente entiende la verdad, puede practicar las palabras de Dios y vivir según ellas, las intenciones de Dios se cumplen.
Fijémonos en la primera frase de la definición básica de iglesia: “seguir a Dios con sinceridad”. Este atributo, “con sinceridad”, tiene un significado específico. No se refiere a los que simplemente pasan el tiempo, ocupan su asiento solo de forma nominal, se comen el pan y se sacian, confían en la gracia para salvarse o tienen motivos y objetivos ocultos. Así pues, ¿qué significa “con sinceridad”? La explicación más básica y simple es esta: siempre que alguien oye hablar sobre Dios, la verdad o el Creador, siente anhelo en el corazón, renuncia, se entrega y soporta adversidades por voluntad propia, y está dispuesto a acudir ante Dios para aceptar Su llamada y abandonarlo todo para seguirlo. Siempre y cuando tenga un corazón sincero, eso basta. Algunos dicen: “¿Por qué no dices que es un grupo de personas llenas de fe que siguen a Dios?”. La gente no puede llegar a ese nivel. De entre los que cumplen sus deberes en la actualidad, algunos llevan creyendo unos diez años, y otros, veinte o treinta; tener esa sinceridad es básicamente suficiente. Definirlos como que están llenos de fe no es exacto. Nuestra definición de iglesia se basa en una situación básica y concreta, sin hacer uso de palabras puntillosas ni poner demasiado alto el listón de la definición ni el estándar, ya que eso sería poco práctico. Algunos dicen: “Decir ‘con sinceridad’ y ‘llenas de fe’ no es suficiente. Se le debería llamar un grupo de personas justas que temen a Dios y evitan el mal; ¡eso sería fabuloso!”. Si ponemos el estándar así de alto, todas las frases posteriores “perseguir la verdad, practicar y experimentar Sus palabras” serían innecesarias. El punto clave es que todos los miembros de la iglesia son aquellos a los que Dios quiere salvar. Este grupo de personas está lleno de actitudes corruptas de Satanás y de nociones y figuraciones sobre Dios. Dicho de manera más realista, están repletos de rebeldía, carecen de sumisión, no entienden la verdad ni tienen ningún conocimiento de Dios en absoluto; esta es la situación más realista. Por tanto, a ojos de Dios, los miembros de la iglesia se encuentran en tal situación y estado reales. Dios selecciona a la gente en función de esta condición básica: si pueden seguirlo con sinceridad, esforzarse de manera genuina y renunciar. Algunos dicen: “Si son sinceros, ¿por qué siguen teniendo deseos extravagantes? Si son sinceros, ¿por qué siguen queriendo recibir bendiciones?”. Todo eso cambiará poco a poco a medida que la gente experimente la obra de Dios. Ahora mismo, estamos definiendo el concepto básico de iglesia. Este concepto básico es el requisito mínimo y el estándar más bajo que Dios utiliza para seleccionar a las personas. Estos estándares no son insustanciales ni exagerados en absoluto; guardan especial consonancia con vuestra situación real. En otras palabras, cuando Dios os escoge y decide salvar a cualquiera de vosotros, esos son los criterios en los que Dios se fija. Si cumples esos requisitos, Dios te lleva a Su casa y te conviertes en un miembro de la iglesia. Esa es la situación real. Por tanto, la primera frase de la definición de iglesia es “seguir a Dios con sinceridad”; esto es relativamente exacto. Ese grupo de personas no alcanzan a temer a Dios y evitar el mal, a ser capaces de desvincularse de la influencia de las tinieblas ni a rebelarse por completo contra el mundo y el gran dragón rojo. No están a la altura de nada de todo eso. ¿Por qué? Porque en la definición se menciona, además, el hecho de ser capaz de perseguir la práctica de las palabras de Dios. En el proceso de esa búsqueda, debido a que la gente tiene un corazón que ama y anhela la verdad, pueden experimentar y practicar las palabras de Dios y, finalmente, adorarlo. Adorar a Dios implica someterse a Él, escuchar Sus palabras y aceptar Sus instrumentaciones, Su soberanía y Sus arreglos. En última instancia, ese grupo de personas pueden alcanzar la salvación. Ese es el estado real de los miembros de la iglesia a ojos de Dios. ¿No es esa la condición más básica? (Sí). Algunos dicen: “No mencionaste el hecho de despojarse de las actitudes corruptas de Satanás y alcanzar la purificación. Esta definición de iglesia no incluye eso”. ¿Está eso incluido en esta definición? (Sí). ¿En qué parte se incluye? En la de perseguir practicar las palabras de Dios. Si puedes perseguir practicar las palabras de Dios, ¿no se resolverán poco a poco tus actitudes corruptas? ¿No serás capaz de despojarte de las actitudes corruptas de Satanás y de conseguir una transformación del carácter? (Sí). Durante el período de consecución de una transformación del carácter, poco a poco, entiendes las palabras de Dios y resuelves tus actitudes corruptas. A medida que resuelves algunas de ellas, ¿aumenta tu fe en Dios y tu sumisión a Él? ¿Hay alguna relación entre estos dos aspectos? (Sí). Cuanto más adoras a Dios, más sumisión a Él tendrás. A medida que aumenta tu sumisión a Dios, ¿acaso no estás más cerca de alcanzar la salvación? (Sí). Así pues, ¿qué tipo de personas forman este grupo? Son las que pueden alcanzar la salvación. Esta es la situación real de los miembros de la iglesia. Algunos dicen: “En esta definición de iglesia no se menciona la obra que la iglesia lleva a cabo”. ¿Hay alguna parte de dicha definición relacionada con la obra esencial que una iglesia realiza? (Perseguir la consecución de la salvación). Esta parte está muy relacionada. La obra que hace una iglesia, ya sea difundir las palabras de Dios o guiar a las personas para que las coman y las beban, ayudándolas así a conocerse a sí mismas y despojarse de las actitudes corruptas de Satanás, tiene el objetivo final de ayudar a la gente a alcanzar la salvación. Por tanto, ¿podéis aceptar ahora este concepto más básico y simple de una iglesia? (Sí). Esta definición no es exagerada ni insustancial, y en ella no se utilizan términos ni frases altisonantes, sino que incluye las necesidades más básicas para la formación o la definición de una iglesia.
¿Entendéis el trasfondo de la definición del concepto de iglesia, ahora que os lo he explicado? (Sí). Si no lo hubiera explicado de esta manera, habríais pensado que la obra esencial de una iglesia y la definición de iglesia eran muy profundas. Ahora que entendéis la definición de iglesia, sentís que vuestro entendimiento de qué es una iglesia es muy superficial. Se ha dejado clara la definición de iglesia; es así de práctica. Cuanto más prácticas son las cosas, más suele sentir la gente que son superficiales. En realidad, si te fijas con atención, cada palabra de esta definición está vinculada y relacionada estrechamente con situaciones prácticas y específicas, sin ser superficial en absoluto. La primera frase de la definición de iglesia es “seguir a Dios con sinceridad”. El atributo “con sinceridad” es lo que Dios quiere. ¿Cuánta gente tiene esta sinceridad? ¿Les resulta fácil tenerla? No. Por lo que respecta a “gobernada por las palabras de Dios”, ¿es algo que ya hayas logrado? Piensas que esa frase es superficial y fácil de lograr. Si Dios dice: “Ponte en pie, sígueme y cumple tu deber”, y la gente obedece, ¿significa eso que está gobernada por las palabras de Dios? Eso solo quiere decir que las personas están dispuestas a creer en Dios y seguirlo, pero no han llegado al punto en el que las palabras de Dios las gobiernan; ¡eso todavía les queda muy lejos! ¿Qué debes tener para que te gobiernen las palabras de Dios? El requisito mínimo es que debes entenderlas; debes saber a qué se refieren los requisitos que contienen las palabras de Dios, los principios que estas requieren y, al enfrentarte a las diferentes personas, acontecimientos y cosas, cómo aplicar dichas palabras y convertirlas en tu práctica para satisfacer a Dios. Esto no es sencillo. Para llegar poco a poco al punto en el que, en cierto modo, te gobiernen las palabras de Dios, hace falta un largo período durante el cual comer y beber, orar-leer, experimentar, interactuar y entender las palabras de Dios, así como un entendimiento de las intenciones y el carácter de Dios. Por tanto, la frase “gobernada por las palabras de Dios” parece simple a primera vista, como si la mayoría de la gente estuviera gobernada por las palabras de Dios, pero en realidad ese no es el caso. A juzgar por las situaciones reales de las personas, está claro que esta frase es simplemente un requisito que Dios les impone, el cual todavía no han conseguido cumplir en absoluto. La frase siguiente, “perseguir practicar Sus palabras”, es un requisito de Dios para la gente. Todavía no has logrado practicar las palabras de Dios; simplemente, persigues practicarlas. ¿Cómo deberías perseguirlo? Cuando afrontes situaciones, practica según los requisitos de Dios. No mientas; sé una persona honesta. ¿Puedes hacer eso? No es fácil de hacer. Cuando te poden, deberías ser capaz de someterte, de reflexionar sobre ti mismo, de conocerte y de practicar conforme a la verdad. ¿Puedes lograrlo? Si te resulta extenuante o si tu voluntad es demasiado fuerte, y siempre quieres dejar que emerja tu impetuosidad, debes perseguir gestionar los asuntos conforme a los principios, sin poner al descubierto tu impetuosidad ni actuar de manera obstinada y arbitraria; debes hacer como dicen las palabras de Dios, aceptar la poda, llegar a conocer tus transgresiones y entender en qué te equivocaste. Eso se llama perseguir practicar las palabras de Dios. ¿Significa el hecho de que alguien comience a practicar las palabras de Dios que esa persona ha cambiado? No es tan simple. Si te eligen como líder u obrero, ¿puedes abstenerte de actuar de manera obstinada y arbitraria? No es tan sencillo; hace falta que entiendas la verdad y que seas capaz de practicar las palabras de Dios y de experimentar durante un período de tiempo; solo entonces podrás conseguirlo. Si dices que quieres practicar las palabras de Dios, pero solo tienes esa disposición verbal y careces de motivación en el corazón, no lo conseguirás. Cuando el corazón está dispuesto, y realmente quieres practicar la verdad, puedes poner la verdad en práctica. Cuando no estás dispuesto a practicar la verdad en el corazón, aunque hagas un juramento o cuentes con el apoyo de otros, no servirá de nada. Debes tener la determinación, es decir, debes tener un corazón con un tremendo deseo por Dios. Debes saber cómo define Él un asunto y qué requiere en relación con este, encontrar y recopilar todas las palabras de Dios asociadas a ese aspecto y, después, orar-leer y entender esas palabras. Anótalas en una libreta o colócalas en algún lugar donde puedas verlas con facilidad. Durante tus descansos laborales, míralas, léelas y, con el paso del tiempo, memorizarás esas palabras de Dios y las conservarás en el corazón. Cada día, reflexiona sobre su significado real y piensa qué forma de hablar y actuar se considera que es practicar las palabras de Dios. Eso se llama perseguir practicar las palabras de Dios. ¿Es fácil de conseguir? No; no es algo que pueda lograrse de la noche a la mañana o con una ráfaga de esfuerzo. Algunos dicen: “Hago un pacto de sangre”, pero no sirve de nada. Tú dices: “Ayunaré y oraré sin comer ni beber”, pero es en vano. Tú dices: “No dormiré en toda la noche y sufriré”, pero también es inútil. Debes perseguir la verdad; debes poseer manifestaciones de que persigues la verdad, y debes tener una senda para perseguirla; debes contar con los medios y los métodos correctos. Al margen de los tipos de medios y métodos que tengas, no puedes apartarte de las palabras de Dios; debes esforzarte por ellas, compararlas con todo, utilizarlas para resolver problemas en cada situación y convertirlas en tu prioridad principal. Eso se llama perseguir la verdad. Por ejemplo, por lo que se refiere a interactuar con otros, debes ver qué dicen las palabras de Dios al respecto y encontrar aquellas relacionadas con la interacción con los demás. En el caso de la cooperación armoniosa, también debes encontrar las palabras de Dios relacionadas con este aspecto. En cuanto a cumplir un deber con lealtad, encuentra las palabras de Dios sobre el cumplimiento razonable de los deberes, memoriza las palabras de Dios esenciales y consérvalas en el corazón. Por lo que respecta a qué es un falso líder, sus manifestaciones, si tiene conciencia y razón y cómo lo define Dios, encuentra estas palabras de Dios clave, anótalas en una libreta, colócalas donde puedas verlas con facilidad y ora-léelas siempre que tengas tiempo. Para cada asunto relacionado con tu entrada en la vida y la transformación del carácter, practica y esfuérzate de esta manera. Eso se llama perseguir la verdad. Si tu esfuerzo no alcanza ese nivel, eso no se llama perseguir la verdad; se llama actuar por inercia, rozar la superficie y salir del paso.
Fijémonos en la frase “adorar a Dios”. Adorar a Dios implica tener, de manera genuina, temor, miedo, respeto y sinceridad, así como tratar a Dios como tal, albergar un lugar para Él en el corazón, gestionar de manera racional los entornos que Dios ha dispuesto y las comisiones que ha encargado, tratar con seriedad y responsabilidad cada palabra que Dios ha dicho, etcétera. Todas estas manifestaciones se denominan adorar. Tanto si son palabras que Dios te ha transmitido cara a cara como si se trata de todas las palabras que Él ha llegado a expresar, mientras las conozcas y las recuerdes, y mientras las entiendas y las confirmes en el corazón, deberías tratarlas como los criterios conforme a los cuales comportarte, vivir, etcétera; esa es la manifestación de adorar a Dios. Al enfrentarte a cuestiones, al margen de si estas se ajustan a tus gustos, deseos o nociones, deberías seguir siendo capaz de tranquilizar el corazón y pensar: “¿Ha hecho Dios esto? ¿Surgió de Él? ¿Por qué lo ha hecho? ¿Qué parte de mí quiere Dios refinar? ¿Y cuál quiere transformar? ¿Cuál es exactamente Su intención? ¿Cómo debería someterme a Sus arreglos? ¿Cómo debería satisfacer Su intención? ¿Cómo debería cumplir mi responsabilidad como ser humano?”. Todas estas manifestaciones, además de otras similares, son manifestaciones de adorar a Dios. Incluso si no entiendes más verdad, como persona normal, como alguien que cree en la existencia de Dios y que lo sigue con sinceridad, esta es la actitud que al menos deberías tener hacia Dios. Deberías tratar todo lo que hace referencia a Dios, todo lo relacionado con Sus palabras, todo lo concerniente a la comisión que Él te encarga, a tu deber y a tu responsabilidad, con cuidado y precaución, no de manera despreocupada ni negligente ni irrespetuosa; eso se llama adorar a Dios. Tratar todo lo relacionado con Dios con un corazón prudente, cuidadoso, temeroso y pavoroso de Dios; eso se llama adorar a Dios. ¿Es eso fácil de conseguir? No. Sin una experiencia real, incluso entender las tres palabras “adorar a Dios” es difícil, mucho más practicar realmente la adoración a Dios. La última frase de la definición de iglesia es “alcanzar Su salvación”. ¿Cómo se debería entender esto? La senda para alcanzar la salvación es larga, y para ello se requieren aún más cosas. En primer lugar, la senda que recorres debe ser correcta; debes ser capaz de aceptar todas las verdades que residen en las palabras de Dios y ser alguien que persiga practicar dichas palabras y someterse a Dios. Las palabras de Dios deben gobernar tu vida. No solo debes reconocer la existencia de Dios, sino también amar la verdad y actuar conforme a esta; debes temer a Dios y someterte a Él de manera genuina, orar a Dios a menudo en el corazón y realizar poco a poco la transición a adorar a Dios. De ese modo, serás alguien que ama la verdad y se somete a Dios; serás precisamente el tipo de persona que Dios quiere salvar. Alguien que cree en Dios con sinceridad debe ser una persona adecuada. ¿Cuál es el beneficio de ser una persona adecuada? El beneficio es que no te costará demasiado alcanzar la salvación; tendrás la esperanza de conseguirla. Esta es toda la charla que hemos llevado a cabo sobre los detalles concretos de la definición de iglesia.
IV. Las nociones e ideas que la gente alberga hacia la iglesia
Acabamos de compartir qué es una iglesia, la obra esencial que lleva a cabo una iglesia y qué imagina la gente en relación con una iglesia y requiere de esta según sus nociones. Por último, hemos ofrecido una definición del concepto de iglesia. Ahora que ya la hemos definido, deberías tener un entendimiento exacto de la designación “iglesia”; deberías tener un entendimiento básico de la obra que una iglesia debería realizar, del papel que desempeña una iglesia a la hora de ayudar a las personas a ganar la verdad y a alcanzar la salvación, y del significado de una iglesia para todo aquel que siga a Dios. También hemos llevado a cabo una disección y una exposición breves y representativas de lo que la gente cree que es el valor de la existencia de una iglesia y de la obra que una iglesia debería hacer de acuerdo con sus nociones. ¿Hay algo que no seáis capaces de alcanzar a ver o comprender sobre los entendimientos y las interpretaciones que tienen las personas con relación a las iglesias según sus nociones? Algunos piensan que una iglesia debería llevar a cabo algún tipo de obra social o tener algún papel en la sociedad, como defender la rectitud. En las nociones de la gente, la iglesia representa una imagen positiva; así pues, ¿por qué no va a poder defender la justicia? ¿Tiene el hecho de defender la justicia algo que ver con la obra de una iglesia o con los requisitos de Dios? (No). ¿A qué se refiere este concepto de “defender la rectitud” sobre el que hablan las personas? (Lo que la gente denomina “defender la rectitud” no hace referencia a una rectitud real. Se trata de salvaguardar los intereses de la carne y no está en consonancia con la verdad). ¿Tiene esa rectitud algo que ver con la verdad? (No). Eso es lo que la humanidad denomina “rectitud”. Por ejemplo, doblegar algunas fuerzas malvadas, corregir algunas injusticias y situaciones en las que se perjudica y se humilla a la gente, imponer un castigo merecido a las personas malvadas, recuperar y proteger los intereses de grupos vulnerables, etcétera; todo esto es lo que la gente denomina “defender la rectitud”. ¿Cuál es la finalidad principal de este concepto de “mantener la rectitud”? ¿Tiene algo que ver con el hecho de que las personas persigan la verdad? ¿Tiene algo que ver con el hecho de que la gente se salve? (No). Se trata simplemente de un dicho que surge sobre la base de la rectitud y la ética humanas; no tiene nada que ver en absoluto con la verdad. ¿Podemos decir que no está a la altura del nivel de la verdad? (Sí). ¿Sí que podemos? (No; los dos conceptos no están relacionados). Cierto, no guardan relación alguna; son dos cosas distintas. ¿Qué tipo de rectitud defiende la humanidad? El tipo en el que, después de que personas malvadas opriman o priven de sus derechos o intereses a una persona corriente de un estatus social ligeramente más bajo, se castiga debidamente a dichas personas malvadas y la persona común o corriente deja de sufrir malos tratos. Se trata de recuperar y garantizar los intereses carnales de la gente, de lograr una igualdad relativa entre las personas, de eliminar las distancias entre las capas sociales y de asegurar que las personas malvadas no prosperen en sus acciones malvadas y que se reparen los agravios de los perjudicados. Esto es lo que la humanidad denomina “defender la rectitud”, y no tiene nada que ver en absoluto con la verdad. ¿Cómo podéis seguir diciendo que no está a la altura del nivel de la verdad? ¿Está relacionado con la verdad? No. Decidme, ¿son esas personas comunes y corrientes que han sufrido agravios necesariamente buenas personas? (No necesariamente). Hacer que dejen de sufrir agravios; ¿es eso rectitud? ¿Es eso conforme a la verdad? ¿Pueden salvarse esas personas? Se trata claramente de dos asuntos diferentes; ¿cómo se pueden mezclar? No cabe hablar sobre si está a la altura del nivel de la verdad; simplemente no es lo mismo que la verdad. Si tenéis argumentos en contra sobre este tema, tal vez la mayoría de vosotros no seáis capaces de ver con claridad el asunto de la defensa de la rectitud, sigáis en cierto modo aferrados a él y penséis: “¿Cómo puede ser eso erróneo? ¿Cómo puede no ser esa la obra que una iglesia debería hacer?”. En realidad, no tiene nada que ver con la obra de una iglesia. También hay algunos que piensan que una iglesia debería ser un lugar donde se castigue el mal y se promueva el bien, que debería servir a esta función, a fin de castigar las acciones malvadas y las fuerzas malvadas y oscuras y, a la vez, promover las cosas buenas y virtuosas. ¿Es este el caso? ¿Puede el hecho de castigar el mal y promover el bien estar a la altura del nivel de la verdad? Por lo que respecta a lo que es el bien y lo que es el mal, la gente no puede distinguir entre estas cosas con claridad. ¿Qué quiere decir la gente con “castigar el mal y promover el bien”? ¿Está relacionado con el castigo del mal, la recompensa del bien y la separación de todo según el tipo que determine Dios? (No). No hay ninguna relación. ¿Cuál es el estándar de la humanidad para definir el bien y el mal? Según la definición de las personas de China, ¿qué es el mal y qué es el bien? ¿Cuál es la base para su definición del bien y del mal? Es la cultura budista. El budismo habla de conceptos como ayudar al mundo, salvar a las personas, abstenerse de matar, etcétera; todo esto se considera bueno, mientras que comer pollo, pescado, ternera o cordero se considera malo y se debería castigar a todo aquel que lo haga. No se debería comer nada de carne ni matar a ninguna criatura viva. Matar se considera malo, y los que matan deberían confesarse y suplicar perdón a Buda. Esta es la definición budista del mal; ¿es lo mismo que el mal sobre el que habla Dios? (No). Son dos cosas distintas, de modo que la definición del mal no tiene nada que ver con la verdad y, sin duda alguna, no puede estar a la altura del nivel de la verdad. Así pues, ¿qué quiere decir el budismo con “el bien”? Es algo todavía más absurdo, superficial e hipócrita. Los budistas creen que no matar a ninguna criatura viva y liberar a los animales cautivos es bueno. Al margen de cuántas personas haya matado alguien malvado o de cuántos pecados haya cometido, si depone el cuchillo de carnicero, puede convertirse en un buda de inmediato; esto se considera bueno. También está el dicho: “Salvar una vida vale más que construir una pagoda de siete plantas”, lo que significa que se considera bueno salvar a la gente sin pensar, de manera incondicional y sin principios; es decir, salvar incluso a diablos, personas malvadas, rufianes, vándalos y cualquier otro individuo. ¿Qué tipo de bien es ese? Tales personas son necias y carecen de cualquier tipo de discernimiento, actitud o principios. Perdonar y salvar a cualquiera; ¿puede eso considerarse bueno? Ni siquiera vale la pena hablar sobre ello; esto es una pretensión de Satanás y los diablos. No matan animales, pero han devorado innumerables almas. Esto es lo que denominan bien, que en realidad es tan solo una pretensión. Por tanto, ¿se sostiene la noción humana de que la iglesia debería desempeñar el papel de castigar el mal y promover el bien? (No). Al margen del trasfondo cultural de cualquier raza o religión, castigar el mal y promover el bien no tiene nada que ver con la obra ni el testimonio de una iglesia. No penséis que, porque estos términos parezcan rectos y elogiosos, deberían estar relacionados con la obra de una iglesia o que ese es el papel que debería desempeñar una iglesia en la sociedad. Se trata de una noción y una figuración humanas. Además de “defender la rectitud” y “castigar el mal y promover el bien”, otros términos buenos, según las nociones humanas, como “luchar por los derechos y los intereses de la gente” y “aliviar las preocupaciones y resolver las dificultades” tampoco tienen ninguna relación con la obra ni el testimonio de una iglesia. Todos deberíais ser capaces de entender esto. Hemos compartido más o menos con claridad la definición de iglesia, la obra que una iglesia debería realizar y el valor y la importancia de la existencia de una iglesia.
Los estándares y las bases para discernir a diversos tipos de personas malvadas
Volvamos a la decimocuarta responsabilidad de los líderes y los obreros: discernir, echar y expulsar enseguida a toda clase de personas malvadas y anticristos. Fijémonos en si este trabajo que deben realizar los líderes y los obreros está relacionado con cada uno de los detalles sobre las iglesias que acabo de compartir. ¿Por qué debemos compartir estos detalles específicos? ¿Cuál es la relación entre estos detalles y este trabajo que deben hacer los líderes y los obreros? (Estas personas malvadas y estos anticristos no son miembros de la iglesia y hay que depurarlos. Además, su existencia obstruye y perturba la obra que hacen las iglesias). Por tanto, hay una relación; esta charla no es en vano. Después de entender cada detalle sobre la designación o definición de iglesia, examinemos cómo deberían tratar los líderes y los obreros a los miembros de la iglesia, cómo deberían tratar a las distintas personas a las que se debe echar o expulsar de la iglesia, cómo pueden realizar bien este trabajo y cómo deberían cumplir su responsabilidad y mantener la obra de la iglesia. En primer lugar, los líderes y los obreros deben entender cuál es la definición de iglesia, por qué debe existir una iglesia y qué obra debería realizar una iglesia. Después de entender estas cosas, deberían fijarse en qué miembros de la iglesia actuales no desempeñan un papel positivo por lo que respecta al valor de la existencia de la iglesia o a la obra que esta lleva a cabo, o en quién puede causar trastornos, perturbaciones e impactos negativos en la obra esencial de la iglesia, o incluso afectar de manera grave a la reputación de la iglesia y deshonrar el nombre de Dios. Discernir con claridad y echar o expulsar de inmediato a estos individuos; ¿acaso no es este el trabajo que los líderes y los obreros deberían hacer? (Sí). Así pues, ¿qué implica hacer bien este trabajo? Para echar o expulsar a todo tipo de personas malvadas, purificar la iglesia y permitir que se manifieste el valor de la existencia de la iglesia y que esta desempeñe el papel que debería, y a la vez permitir que la obra de la iglesia progrese sin problemas, los líderes y los obreros primero deben discernir quiénes en la iglesia son personas malvadas y anticristos. Esta es la información o la situación real que los líderes y los obreros deben captar en primer lugar al llevar a cabo este trabajo. El primer asunto al que los líderes y los obreros se enfrentan en este trabajo es discernir a distintos tipos de personas. ¿Cuál es la finalidad de discernir a distintos tipos de personas? Separarlas según el tipo y proteger a los que son auténticos miembros de la iglesia. No obstante, el mero hecho de proteger a estas personas no significa que el trabajo descrito en la decimocuarta responsabilidad se realice de manera satisfactoria. Así pues, ¿cuál es el aspecto más importante para hacer este trabajo de manera satisfactoria? Echar o expulsar a todo tipo de incrédulos y personas malvadas que no pertenecen a la iglesia. Al margen de si estos individuos se definen como personas malvadas o anticristos, si reúnen las condiciones para que los echen o expulsen, surge la necesidad de este trabajo y es el momento de que los líderes y los obreros cumplan su responsabilidad. Compartamos primero cómo discernir a distintos tipos de personas.
I. Según la finalidad con la que uno cree en Dios
¿Cómo deberíamos discernir a distintos tipos de personas? El primer criterio es discernirlas según su finalidad al creer en Dios. El segundo, es hacerlo según su humanidad. Y el tercero, según su actitud hacia su deber. Si tuviéramos que utilizar unos encabezamientos sencillos y cortos, serían los siguientes: primero, su finalidad al creer en Dios; segundo, su humanidad; y tercero, su actitud hacia su deber. Ahora que tenemos estos tres encabezamientos, ¿cuáles son vuestros entendimientos de cada uno de ellos? En el pasado, no hemos debatido mucho acerca de la finalidad de la gente al creer en Dios. Hemos hablado más sobre la humanidad de las personas y su actitud hacia su deber, de modo que estáis más familiarizados con estas cosas. En realidad, la finalidad de la gente al creer en Dios tampoco os resulta algo muy desconocido, porque vosotros mismos llegasteis a creer en Dios con una finalidad. Algunos creen en Dios porque no quieren ir al infierno, otros porque quieren ir al cielo, otros porque no quieren morir, otros para evitar los desastres, otros simplemente porque quieren ser buenas personas, otros porque quieren evitar malos tratos, etcétera. Este tema no debería ser algo desconocido para vosotros; solo que puede ser que los detalles sobre los que hablaré os resulten en cierto modo poco familiares; tal vez tengáis dudas al respecto, sin saber qué voy a decir sobre ellos o por dónde voy a empezar. Por tanto, hablemos sobre esto de manera breve. Decidme, ¿a qué personas con qué tipos de intenciones y finalidades al creer en Dios son a las que se debería echar o expulsar? (A las que solo persiguen fama y estatus, solo quieren tener poder y perturbarán la iglesia sin escrúpulos en aras de su estatus). Este es un tipo de persona. ¿Hay otros tipos? (Los incrédulos que solo persiguen bendiciones y buscan comerse el pan y saciarse). Los incrédulos; este es otro tipo. ¿Hay más? Tal vez estéis pensando en las manifestaciones de algunas personas, pero no podáis discernir con claridad si solo revelan actitudes corruptas o si realmente tienen finalidades impuras al creer en Dios y se las debería echar o expulsar. No podéis comprender este punto y sentís que no está muy claro, de modo que no podéis expresarlo bien. El tema de la finalidad de la gente al creer en Dios es bastante amplio. Todo el mundo tiene algunas intenciones y finalidades al creer en Dios. No obstante, los tipos de personas con finalidades impuras al creer en Dios sobre las que hablamos aquí no reúnen las condiciones para la salvación de Dios. No pueden alcanzarla y ni siquiera llegar al estándar mínimo de ser mera mano de obra. En cualquier caso, al margen de la finalidad que tenga esta gente al creer en Dios, cuando surja la oportunidad, los que llegan a creer en Dios con una finalidad intentarán conseguir sus objetivos y, si no surge, cometerán maldades y causarán perturbaciones. Esto reportará consecuencias inimaginables para la obra de la iglesia o la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, y a estas personas se las debería echar o expulsar. Dejemos de lado por ahora la humanidad de estos individuos o sus actitudes hacia sus deberes y hablemos solo de su finalidad al creer en Dios, que no es en absoluto aceptar la verdad y alcanzar la salvación, ni mucho menos someterse a Dios y adorarlo. Por tanto, su fe en Dios no se traducirá naturalmente en la salvación. En lugar de permitir que estas personas permanezcan en la iglesia y perturben sin cesar al pueblo escogido de Dios —a los auténticos hermanos y hermanas—, es preferible discernirlas y definirlas con exactitud tan pronto como sea posible y, a continuación, echarlas de inmediato de la iglesia. No se las debería tratar como miembros de la iglesia ni como hermanos y hermanas. Así pues, ¿quiénes son estos tipos de personas? De momento, habéis hablado en general sobre algunos conceptos. Os pondré algunos ejemplos concretos, y lo entenderéis cuando los oigáis.
A. Satisfacer el deseo propio de ser funcionario
En primer lugar, vamos a hablar sobre el primer tipo de persona a quien se debería echar o expulsar de la iglesia. Algunos siempre quieren convertirse en funcionarios en la sociedad y glorificar a sus antepasados, pero sus sendas profesionales no prosperan. No obstante, su deseo de ser funcionarios no decrece en absoluto. Pero el estatus social de sus familias no es alto, de modo que sienten que la vida carece de esperanza y consideran que el mundo es demasiado injusto, sin ser capaces siquiera de lograr ese pequeño deseo. Piensan que tienen ciertos conocimientos y aptitudes, pero que nadie los aprecia. No pueden encontrar quien los respalde, y la posibilidad de convertirse en funcionario les parece muy remota. En esta situación desesperada, encontraron la iglesia. Piensan que, si pueden convertirse en líder en la iglesia, eso también será como ser funcionario y que podrán satisfacer su deseo. Por tanto, acuden a la casa de Dios con la intención de alcanzar la grandeza. Piensan que sus aptitudes y capacidades son adecuadas para que los empleen en la casa de Dios, que su esperanza de ser funcionario y una persona distinguida puede hacerse realidad y que así podrán cumplir el deseo de toda su vida. Su idea de creer en Dios puede resumirse con dichos como “Favor con favor se paga”, “El auténtico oro está destinado a brillar” y “El pájaro inteligente elige sabiamente en qué rama posarse”; este es el tipo de trasfondo desde el que escogieron recorrer la senda de creer en Dios. A juzgar por la esencia de estas personas, está claro que no creen en la existencia de la verdad en el mundo ni mucho menos del Salvador. En pocas palabras, no creen en el único Dios verdadero y menos aún en la existencia del Creador. Tanto si se trata de lo que está escrito en la Biblia o de lo que se predica en el mundo religioso —que Dios creó el mundo y a la humanidad, que Él es soberano sobre ella y la guía—, todas estas afirmaciones son solo registros históricos para ellas. Nadie los investiga ni puede verificarlos; son solamente leyendas e historias, un tipo de cultura religiosa. Este es su entendimiento más básico de la fe. Llegan a creer en Dios con este entendimiento y piensan que recorren la senda adecuada, que han abandonado la oscuridad por la luz y que son el “pájaro inteligente” que elige sabiamente en qué rama posarse. Por supuesto, no han renunciado a su decisión y deseo de convertirse en funcionario y en una persona distinguida. Creen que en este mundo inmenso, lleno de tanta gente, no hay lugar para ellas, y que solo la casa de Dios puede darles esperanza. Solo el hecho de vivir en la iglesia puede ofrecerles la oportunidad de aprovechar sus talentos y de hacer realidad su deseo de convertirse en una persona distinguida. Porque, a juzgar por la situación actual, el mundo exterior es cada vez más perverso y tenebroso; en este mundo, solo la iglesia es una tierra de pureza y el único lugar que puede proporcionar sustento espiritual a la gente, y solo la iglesia florece cada vez más. Estas personas llegan a creer en Dios con estos deseos y propósitos. Después de aceptar la fe, no entienden nada sobre creer en Dios, sobre perseguir la verdad ni sobre asuntos relacionados con la verdad y con el carácter y la obra de Dios. No persiguen estas cuestiones ni les prestan atención. En el corazón, no se han desprendido en absoluto de su deseo de tener estatus y ser funcionario, sino que continúan aferrándose a estas nociones y puntos de vista mientras merodean por la iglesia. Ven la iglesia como una organización social o una comunidad religiosa y consideran que la obra y las palabras de Dios son ilusiones que han creado los creyentes debido a sus creencias supersticiosas. Por tanto, en lo que respecta a perseguir la verdad, en lo concerniente a las palabras y la obra de Dios, sienten repugnancia y resistencia. Si alguien dice que algo es la acción, la soberanía o la instrumentación de Dios, sienten repugnancia. No obstante, por mucha repugnancia que sientan, y al margen de si reconocen o aceptan la verdad, su deseo de conseguir una posición de estatus en la iglesia para satisfacer sus ansias de autoridad nunca decrece ni desaparece. Dado que tienen esa ambición y ese deseo, de manera natural, revelan diversas manifestaciones. Por ejemplo, incitan a la gente al decir cosas como: “No lo bases todo en las palabras de Dios ni lo relaciones todo con estas y con Dios. En realidad, muchas de las ideas y de los dichos de la gente son correctos; las personas deberían tener sus propios puntos de vista y actitudes”. Difunden estos enunciados para desorientar a la gente. Al mismo tiempo, también exhiben con vehemencia sus talentos y dones, así como las diversas tácticas y trucos que pueden utilizar en el mundo, en un intento de atraer y conseguir la atención y la buena consideración de las personas. ¿Cuál es la finalidad de su vehemente exhibición? Lograr que la gente las tenga en alta estima y las admire; tener estatus entre las personas y, por tanto, satisfacer su deseo de perseguir una carrera como funcionario y glorificar a sus antepasados. Se sienten satisfechas cuando los demás las respetan, alaban, siguen, respaldan, adoran, admiran e incluso cuando las adulan. Además, persiguen sin descanso estas cosas y disfrutan de ellas. Aunque la casa de Dios expone sin cesar a los anticristos, a las personas malvadas y las diversas actitudes corruptas de la gente, en su fuero interno este tipo de personas las desdeñan como despreciables y sienten especial repugnancia por ellas. Persiguen con firmeza el estatus y que otros las admiren y las respeten para satisfacer los deseos que no pudieron cumplir en el mundo y la sociedad. Así pues, ¿qué finalidad tienen al creer en Dios? No es recibir cien veces más en esta vida y conseguir la vida eterna en el mundo venidero ni, sin duda, aceptar la verdad y lograr la salvación. Su finalidad al creer en Dios no es actuar como un ser creado, sino ser funcionario y un señor para disfrutar de los beneficios del estatus. En la iglesia hay gente así, no cabe duda; son los malhechores que se infiltran en la iglesia. La iglesia no permite en absoluto que estas personas se mezclen con el pueblo escogido de Dios, de modo que se las debe echar. ¿Es fácil discernir su finalidad al creer en Dios? (Sí). Si tenemos en cuenta sus intenciones y finalidades al creer en Dios, en combinación con sus diversas manifestaciones en la iglesia, ¿qué tipo de personas son? (Incrédulos). Sí, son incrédulos. Además de ser incrédulos, también quieren perseguir estatus y perspectivas en la casa de Dios para satisfacer sus ansias de autoridad. Su finalidad al creer en Dios es convertirse en funcionario. Por tanto, ¿por qué se debería depurar a esa gente? Algunos podrían decir: “Si los incrédulos son mano de obra en la casa de Dios y, como amigos de la iglesia, pueden ayudar un poco, ¿acaso no está bien dejar que se queden?”. ¿Se sostiene este enunciado? (No). ¿Por qué no? (Su deseo de convertirse en funcionarios los llevará sin duda a hacer cosas que perturban a otros, que no reportan beneficio alguno a la obra de la casa de Dios y que afectan a la búsqueda de la verdad de los hermanos y hermanas). Al margen de cómo lo mires, los incrédulos se resisten a la verdad y niegan a Dios, de modo que no tienen cabida en la casa de Dios. No desempeñarán un papel positivo. Independientemente de si persiguen convertirse en funcionarios o no, solo sus comentarios, manifestaciones y acciones como incrédulos pueden causar perturbaciones y no tendrán un efecto positivo. Al experimentar determinados entornos, algunos hermanos y hermanas dicen: “Esta es la soberanía de Dios y debemos someternos”. ¿Pueden someterse los incrédulos? Ya podemos darnos por satisfechos si no se ponen en pie para perturbar y oponerse. En el corazón, estas personas incluso dicen: “No digas que todo es la soberanía de Dios. La gente debería tener algunas opiniones propias y cierta independencia; ¡no lo atribuyas todo a la soberanía de Dios!”. No solo arrastran a otros, sino que también expresan algunas falacias ambiguas y engañosas para desorientar a la gente. ¿No es desvergonzado? Podrían ser capaces de utilizar algunas maniobras y trucos astutos entre los no creyentes, pero la casa de Dios es el lugar equivocado para intentar poner en práctica esas maniobras y trucos. Algunos dirigen clínicas a las que todo el mundo quiere ir porque dice que allí las inyecciones no duelen. ¿Por qué no duelen las inyecciones? La punta de la aguja está empapada de anestesia, de modo que no duele sin duda alguna. ¿Es esa una maniobra inteligente? (No, es una maniobra perniciosa). Sin embargo, ellos lo interpretan como una maniobra inteligente, alardean de ella, piensan que eso demuestra sus capacidades y habilidades y dicen: “Lo único que haces es hablar sobre someterse a Dios y sobre Su instrumentación y Su soberanía. ¿Tienes las aptitudes que tengo yo?”. ¿No es desvergonzado? (Sí). ¡Incluso se jactan de estos trucos perniciosos! Se debería echar de la iglesia a las personas que se infiltran allí con los motivos de los incrédulos. ¿Por qué? En el corazón, estos individuos se resisten a la verdad y sienten aversión por ella. Al margen de su finalidad al creer en Dios, tanto si se trata de algo que puedan admitir abiertamente como si no, basándose en su esencia como incrédulos, la iglesia debería echarlos o expulsarlos. Estos incrédulos se infiltran en la iglesia con una finalidad determinada, quieren exhibir sus talentos, cumplir sus ambiciones y satisfacer sus deseos dentro de la iglesia. Quieren utilizar el lugar precioso que es la iglesia como medio para lograr su objetivo de tener poder, presumir y desorientar y controlar a la gente. Si tenemos en cuenta su finalidad al creer en Dios, son capaces de perturbar y trastornar al pueblo escogido de Dios y la obra de la iglesia. Por tanto, es necesario echar o expulsar a esta gente de la casa de Dios. Los líderes y los obreros deben ser capaces de ver su esencia de incrédulos. Tanto si te basas en sus manifestaciones como en sus enunciados constantes sobre la fe en Dios, una vez que hayas entendido la situación y discernido con claridad que son unos incrédulos, deberías rechazarlos firmemente y sin dudar. Al margen del método o de la sabiduría que emplees, encuentra cualquier manera que puedas para depurarlos; ese es el trabajo que los líderes y los obreros deberían realizar y asumir. Este es uno de los tipos de personas a quienes se debería echar o expulsar.
B. Buscar al sexo contrario
Así pues, ¿cuáles son las manifestaciones del segundo tipo de personas a quienes se debería echar o expulsar? Algunos nunca han participado en la fe en Dios; solo tienen una impresión favorable de esta. No les interesa saber qué debería perseguir o ganar alguien al creer en Dios. Han oído decir que la gente que cree en Dios es bastante responsable e ingenua, de modo que quieren encontrar una pareja sentimental en la iglesia, casarse y tener una vida estable. Estas son sus intenciones y finalidades, de forma que acuden a la iglesia para encontrar la pareja ideal. Estos incrédulos no tienen interés alguno en creer en Dios; no se preocupan en absoluto por el Creador, la verdad, su salvación, conocer a Dios, cumplir su deber u otros asuntos similares. Aunque puedan entender después de oír las palabras de Dios y escuchar sermones, no quieren tomárselo en serio. Solo quieren encontrar una pareja ideal y, por supuesto, esperan conocer a más personas y ampliar su círculo. Llegan a creer en Dios con la finalidad de encontrar una pareja ideal. Algunos podrían decir: “¿Cómo sabes Tú que tienen esta finalidad? ¡No te han dicho ni mencionado nada al respecto!”. Lo exhiben a través de su comportamiento. Fijaos en que siempre buscan al sexo contrario cuando cumplen sus deberes o se relacionan con alguien. Cuando les gusta alguien, siguen compartiendo con esa persona y acercándose a ella y siempre indagan al respecto para conocerla. Estas acciones y manifestaciones poco habituales deberían llamar suficientemente la atención de los líderes y los obreros, que deberían observar cuáles son sus intenciones y qué finalidad esperan conseguir; deberían verificar quién les predicó el evangelio, por qué buscan relacionarse especialmente con el otro sexo, por qué siempre tienen algo que decir a las personas del sexo contrario y por qué sienten especial inclinación hacia ellas, lo que hace que exhiban en particular una curiosidad y un interés especiales hacia la gente que les gusta. Estas personas tienen una impresión favorable de aquellos que creen en Dios. Aunque no estén muy interesadas en asistir a reuniones, escuchar sermones, compartir las palabras de Dios, cantar himnos, hablar sobre experiencias personales y otras cuestiones parecidas, por lo general, no dicen nada que cause perturbaciones y trastornos. Solo se centran en encontrar una pareja sentimental con quien tener una buena vida. Si la encuentran, pueden imitar la corriente de creer en Dios; aunque no persigan, pueden apoyar a su pareja en su fe en Dios. Algunos tienen una humanidad relativamente aceptable, son serviciales y se esfuerzan al máximo por ser amigables y amables. Por ejemplo, pueden tolerar a otros, pensar en todo lo que se les ocurra para ayudar a quienes se enfrentan a dificultades a resolverlas, o aconsejarlos de alguna manera, etcétera. Son relativamente amables con otros y carecen de malicia, pero su finalidad y objetivo al creer en Dios no son muy honorables. No persiguen ni aceptan la verdad, al margen de quien la comparta con ellos. Después de seguir durante medio, uno o dos años, no muestran ningún cambio. Aunque no digan nada sobre que no creen ni causen perturbaciones ni trastornos, no desarrollan ningún interés en los asuntos relacionados con creer en Dios. ¿Es apropiado que este tipo de personas permanezcan en la iglesia? (No). ¿Se las debería depurar? (También se las debería depurar). ¿Cuál es el motivo? (No les interesa la verdad ni son objetivos de salvación. El hecho de permanecer en la iglesia para buscar constantemente una pareja perturbará a otros y los hará caer en la tentación; no desempeñarán un papel positivo). Es así exactamente. Por ejemplo, a algunos en particular les gusta comer carne. Cuando comen carne, se olvidan de su trabajo. Si no hay carne, siguen siendo capaces de ocuparse de algunas tareas apropiadas; sin embargo, cuando hay carne disponible, se retrasa su trabajo. ¿Qué representa la carne para ellos? (La tentación). Exacto, es una tentación. Por tanto, ¿se puede considerar a los que siempre buscan pareja como una fuente de tentación? (Sí). Son realmente una fuente de tentación. Para que les quede claro a estas personas, se les debería decir: “No te tomas con sinceridad el hecho de creer en Dios ni el cumplimiento de tu deber. Nunca has sido capaz de integrarte en la iglesia ni nunca se te ha considerado un auténtico creyente. A lo largo de estos dos años de relación, hemos detectado tu finalidad: solo quieres encontrar una pareja en la iglesia. ¿Acaso no es eso perjudicar a las buenas personas? La gente de la iglesia no es adecuada para ti. Hay muchas personas adecuadas para ti entre los no creyentes. Ve y encuentra a alguien entre los no creyentes”. La conclusión que se les traslada es: “Hemos visto tu interior. No formas parte del pueblo escogido de Dios. No eres una persona de la casa de Dios. No te podemos considerar nuestro hermano o hermana”. Se debería echar a estos individuos de la iglesia, según los principios de la casa de Dios. De ese modo, se depuraría a esa gente que osa buscar pareja y seducir a otros. ¿Acaso no es fácil discernir a esas personas? (Sí). Esos individuos también son incrédulos. Tienen una ligera inclinación hacia la iglesia, la fe religiosa y los que creen en Dios. Solo quieren aprovechar la oportunidad de creer en Dios para encontrar una pareja entre los creyentes con la que vivir y que les sirva con lealtad. Decidme, ¿es posible algo así? ¿Deberíamos satisfacerlos? ¿Debería la iglesia ocuparse de esos asuntos? (No). La iglesia no tiene obligación alguna de satisfacer sus preferencias personales. Por mucho que piensen que los creyentes son buenas personas, que podrían vivir de manera adecuada con dichos creyentes o que estos pueden recorrer la senda correcta, no sirve de nada; su opinión no cuenta. También es posible encontrar a estos incrédulos en la mayoría de las iglesias. La manera de tratar a estas personas es utilizar el método que acabamos de compartir, o podéis emplear métodos mejores si los tenéis, siempre que se apliquen según los principios. A estos incrédulos se los clasifica entre los diversos tipos de personas malvadas; ¿es eso excesivo? (No). Así es precisamente como tratamos a los incrédulos.
C. Evitar desastres
¿A qué otros tipos de personas se debería echar o expulsar de la iglesia? (Otro tipo son aquellos que creen en Dios solo para evitar desastres). Creer en Dios solo para evitar desastres también es una finalidad que tiene la gente al creer. ¿Acaso no tiene también ese tipo de adulteración la mayoría de personas que creen en Dios? (Sí). Así pues, ¿cómo deberíamos distinguir entre los individuos a los que se debería echar o expulsar por ese motivo y las personas que solo exhiben una revelación normal de corrupción y, por lo tanto, no se las debería echar o expulsar? En el caso de la mayoría de la gente, su fe se mezcla con el motivo de creer en Dios para evitar desastres; esto es una realidad. Entre los que creen en Dios para evitar desastres, debéis distinguir a los incrédulos que encajan en los criterios para que los echen o expulsen. Por ejemplo, estas personas, cuando ven que los desastres comienzan a empeorar, empiezan a asistir a reuniones con mayor frecuencia, se apresuran a recuperar los libros de las palabras de Dios que antes habían devuelto a la iglesia y dicen que ahora quieren creer en Dios en serio. No obstante, una vez que los desastres pasan o remiten, vuelven a hacer negocios y a ganar dinero, al tiempo que bloquean todos los métodos de contacto para que los hermanos y hermanas no puedan encontrarlas ni comunicarse con ellas para convocarlas a reuniones. Cuando los desastres acometen, buscan de manera activa a los hermanos y hermanas, pero una vez que cesan, los hermanos y hermanas tienen muchas dificultades para encontrarlas y en muy pocas ocasiones alguien es capaz de contactar con ellas. ¿Acaso no son estas manifestaciones bastante obvias? (Sí). Cuando no hay desastres, dicen: “La gente necesita tener una vida normal. Tenemos que ocuparnos del día a día. Tengo que cocinar en casa cada día y llevar a los niños a la escuela y recogerlos, de modo que a veces no me es posible asistir a las reuniones. Además, para vivir hace falta dinero; es necesario pagar todos los gastos básicos. No podemos sobrevivir sin ganar dinero. En este mundo, nadie puede arreglárselas sin dinero. ¡Creer en Dios debe ser algo práctico!”. Hablan de manera verosímil, aducen abundantes razones, se centran por completo en ganar dinero y en ocuparse del día a día, solo asisten a alguna reunión de vez en cuando y en muy pocas ocasiones leen las palabras de Dios. Su actitud hacia la fe en Dios es tibia, ni fría ni caliente. Cuando ocurren desastres, dicen: “Oh, no puedo estar sin Dios; ¡lo necesito! ¡Debo orarle y llamarlo cada día! No intento evitar los desastres; lo principal es que no puedo estar sin Dios en el corazón. Aunque tenga una buena vida, ¡si no tengo a Dios en el corazón, me siento vacío!”. No pueden expresar ni una sola palabra que demuestre que conocen a Dios; solo profieren palabras para justificar sus acciones y su comportamiento. No saben cuántos libros distribuye la casa de Dios a todo el mundo, así como tampoco de qué tema han tratado los sermones ni qué verdades se están compartiendo en esos momentos en la vida de la iglesia. Asisten a una reunión cada seis meses o una vez al año. Cuando van a las reuniones, dicen: “Los no creyentes son terribles. La sociedad es injusta. Este mundo es malvado. ¡Cuesta mucho esforzarse para ganar dinero! La carga que impone Dios sobre la gente es ligera…”. No paran de hablar sobre esas futilidades que no tienen nada que ver con los temas ni el contenido de la charla de la reunión. Expresan algunas palabras vacías en su oración y unos cuantos vocablos superficiales sobre creer en Dios y, entonces, se consideran a sí mismas creyentes y se sienten tranquilas en el corazón y en paz. ¿Es eso creer en Dios? ¿Qué tipo de personas despreciables son esas? Si les preguntas: “¿Por qué no asistes a las reuniones de manera habitual?”, responden: “Mis condiciones no me lo permiten. Este es el entorno que Dios ha dispuesto para mí y debo someterme”. ¡Qué bien suenan esas palabras! También dicen: “Mira, Dios ha dispuesto este entorno para mí. Toda mi familia depende de mí para comer, ¡de modo que debo ganar dinero para sobrevivir! En estos momentos, ganar dinero es la tarea que Dios me ha encomendado”. Omiten por completo mencionar el cumplimiento de su deber, así como sus responsabilidades y obligaciones como seres creados, y mucho menos mencionan cómo practicar las palabras de Dios; solo asisten a alguna reunión de vez en cuando, ofrendan unos cuantos yuanes y piensan que han hecho una contribución a la casa de Dios. Hay otros que, cuando sus hijos enferman, oran a Dios y, al cabo de unos días, cuando estos han mejorado, se apresuran a ofrendar algo de dinero a la iglesia y vuelven a desaparecer. Cada vez que interactúan con los hermanos y hermanas, nunca comparten la verdad ni leen las palabras de Dios. Cuando no hay desastres ni calamidades, nunca oran a Dios. Sus conversaciones cotidianas siempre giran en torno a banalidades domésticas, disputas sobre lo que está bien y lo que está mal, la vida carnal, diversos fenómenos sociales y distintas cosas que ven y oyen; muy pocas veces comparten las palabras de Dios y nunca expresan ni una palabra sincera relacionada con el hecho de creer en Dios. Solo mantienen su posición en la iglesia para buscar el cuidado y la protección de Dios. Esta es su manera de creer en Él; solo buscan paz y bendiciones sin perseguir la verdad en absoluto. No tienen interés alguno en la verdad. Solo quieren obtener beneficios, gracia y bendiciones por creer en Dios. No les preocupa la otra vida porque no pueden verla ni creen en ella en absoluto. Solo quieren disfrutar de la gracia de Dios en esta vida y evitar todos los desastres. Dado que Dios y la iglesia son su refugio, cuando asisten a reuniones, lo hacen sin duda porque se enfrentan a dificultades o desastres. ¿Son estos individuos creyentes en Dios sinceros? (No). ¿Qué tipo de personas son? (Oportunistas e incrédulos). Son incrédulos que quieren utilizar la iglesia para evitar desastres. ¿Se les debería permitir permanecer en la iglesia? (No). Cuando van a reuniones, perturban a otros y les provocan malestar interior. La mayoría de la gente es demasiado educada y se sentiría incómoda si intentara refrenarlos, de modo que los dejan parlotear sin cesar y que perturben a todo el mundo mientras comen y beben las palabras de Dios. ¿Qué deberían hacer los líderes y los obreros en ese momento? ¿Acaso no deberían asumir la responsabilidad de restringir a esas personas, de proteger los intereses de la mayoría y de mantener la vida normal de la iglesia? (Sí). Puedes recuperar los libros de las palabras de Dios que obran en su poder y aconsejarles que se marchen de la iglesia. Hay varias maneras de persuadir a alguien para que se vaya de la iglesia; podéis pensar en la que queráis. Solo aseguraos de que ya no puedan volver a contactar con los hermanos y hermanas. Supongamos que alguien dice: “Esta persona es buena. Solo habla sobre algunas banalidades domésticas en la iglesia, pero no perturba su obra ni afecta a nuestro cumplimiento del deber, de modo que deberíamos ser tolerantes. Ya que creemos en Dios, ¿no deberíamos tolerar y soportar a todo tipo de gente? ¡Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición!”. En este caso, debes considerar si son un objetivo de salvación. Si no lo son, ¿acaso no deberíamos discernirlas y echarlas? (Sí). Algunos dicen: “Soy demasiado educado; me daría vergüenza intentar persuadirlas para que se vayan de la iglesia”. Este problema es fácil de resolver. Si simplemente no contactas con ellas, no te perturbarán ni te constreñirán. Aunque te las encuentres, no hace falta que interactúes con ellas. No es necesario hablar con ellas sobre cuestiones relacionadas con creer en Dios; solo trátalas como a no creyentes. Algunos dicen: “¿No podemos ayudarlas con amor y compartir con ellas la verdad que entendemos?”. En el caso de estos incrédulos, si realmente tienes amor, puedes intentarlo. Si puedes cambiarlos de veras, no hace falta echarlos o expulsarlos. Algunos dicen: “No malgastaré mis esfuerzos. Ayudarlos es inútil, como bañar a un cerdo; por muy limpio que lo dejes, seguirá revolcándose en el barro. Es exactamente ese tipo de criatura; ¡no cambiará!”. Si puedes entender esto, vas bien. ¿Seguirás compartiendo la verdad con estos incrédulos para ayudarlos? ¿Seguiréis haciendo este trabajo baldío? (No). En ese momento, os daréis cuenta de que fuisteis unos estúpidos y de que no pudisteis ver su interior. Los incrédulos no pueden cambiar. Esta gente también sabe que los que creen en Dios hacen buenas acciones, evitan cometer actos malos y no avasallan a otros ni los engañan. Tienen una buena impresión de los que creen en Dios, de modo que se disfrazan bajo la consigna de “creer que hay un Dios” y “creer en Dios es bueno” y se cuelan en la iglesia, lo que hace que los demás los consideren hermanos o hermanas. Algunas personas ciertamente caen en este engaño, los consideran de veras hermanos o hermanas, y suelen visitarlos y ayudarlos. Solo después de un largo tiempo se dan cuenta y piensan: “Esta persona solo viene a la iglesia cuando se enfrenta a desastres o dificultades y dice cosas inútiles y absurdas. Cuando las cosas le van sobre ruedas y le parece que todo está bien, cuando su vida es buena, ignora a todo el mundo. ¡Si hubiéramos sabido antes que era un canalla, no lo habríamos ayudado ni nos habríamos esforzado tanto por él!”. ¿Sirve de algo arrepentirse ahora? Es demasiado tarde para eso; ¡ya has hablado más de la cuenta en vano! En resumen, es necesario discernir a estos incrédulos, ocuparse de ellos y echarlos de la iglesia lo antes posible. No los consideres hermanos y hermanas; no lo son. Solo las personas que Dios escoge son hermanos y hermanas; solo los que pueden salvarse y persiguen adorar a Dios son hermanos y hermanas. Los que merodean por la casa de Dios para evitar desastres y disfrutan con avidez de Su gracia sin aceptar la verdad son incrédulos. No son hermanos y hermanas y, sin duda, no forman parte del pueblo escogido de Dios. ¿Lo entendéis? Se debe tratar a estos incrédulos según los principios y deshacerse de ellos de la manera que corresponde. Esta es la responsabilidad de los líderes y los obreros, y también es un principio que todo el pueblo escogido de Dios debería tener claro.
23 de octubre de 2021