I

Abraham ofreció a Isaac, ¿qué habéis ofrecido vosotros? Job lo ofreció todo, ¿qué habéis ofrecido vosotros? Muchas personas se han sacrificado a sí mismas, han entregado su vida y derramado sangre con el fin de buscar el camino verdadero. ¿Acaso habéis pagado ese precio? En comparación, no sois en absoluto aptos para disfrutar de una gracia tan grande. No os tengáis en tan alta estima. No tienes nada de lo que jactarte. Una salvación y una gracia tan grandes se os dan gratuitamente. No habéis ofrendado nada; sin embargo, disfrutáis de la gracia sin ningún coste. ¿Acaso no os sentís avergonzados?

II

¿Acaso este camino verdadero es algo que buscasteis y encontrasteis por vosotros mismos? ¿No fue el Espíritu Santo quien os obligó a aceptarlo? Nunca habéis tenido un corazón que busca y, mucho menos, un corazón que busca y anhela la verdad. Solamente habéis estado sentados y disfrutándolo; habéis obtenido esta verdad sin hacer el menor esfuerzo. ¿Qué derecho tenéis de quejaros? ¿Acaso piensas que eres de lo más valioso? En comparación con quienes ofrendaron su vida entera, y derramaron su sangre, ¿de qué os tenéis que quejar? No tenéis otra opción más que someteros y seguir. ¡Simplemente no sois dignos!

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La relevancia de salvar a los descendientes de Moab