I

¿Estáis dispuestos a gozar de Mis bendiciones en la tierra, que son parecen a las del cielo? ¿Estáis dispuestos a valorar el entendimiento de Mí, el disfrute de Mis palabras y el conocimiento de Mí, como las cosas más valiosas y significativas en vuestra vida? ¿Podéis someteros totalmente de verdad a Mí, sin pensar en vuestras perspectivas? ¿Sois realmente capaces de permitir que Yo os dé muerte, y os guíe, como a ovejas? ¿Hay alguien entre vosotros capaz de lograr estas cosas? ¿Podría ser que todos los que Yo acepto y reciben Mis promesas son los que obtienen Mis bendiciones? ¿Habéis entendido algo de estas palabras? Si os pongo a prueba, ¿podéis poneros verdaderamente a Mi merced, y, en las pruebas, buscar Mis intenciones y sentir Mi corazón? No deseo que digas muchas palabras conmovedoras, ni que cuentes muchas historias fascinantes; te pido que des un buen testimonio de Mí, y que entres plena y profundamente en la realidad. Si no hablara de manera directa, ¿podrías abandonar todo lo que te rodea y dejar que Yo te use? ¿No es esta la realidad que Yo requiero? ¿Quién puede captar el significado de Mis palabras?

II

Pido que las dudas no os agobien, que seáis proactivos en vuestra entrada y captéis la esencia de Mis palabras. Esto evitará que malinterpretéis Mis palabras, y evitará que no tengáis clara Mi intención, y vulneréis así Mis decretos administrativos. Espero que captéis Mis propósitos para vosotros en Mis palabras. No penséis más en vuestras propias perspectivas, y actuad tal como habéis decidido ante Mí para dejar que Él os instrumente en todas las cosas. Todos aquellos que permanecen dentro de Mi casa deberían hacer tanto como puedan; deberías ofrecer lo mejor de ti a la última parte de Mi obra sobre la tierra. ¿Estás dispuesto a poner en práctica esas cosas?

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 4