Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, ni mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, entonces ¡será intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se gana mi favor. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla! Debes buscar la vida. Hoy, las personas que serán perfeccionadas son del mismo tipo que Pedro; son las que buscan cambios en su carácter y están dispuestas a dar testimonio de Dios y a cumplir con su deber como criaturas de Dios. Solo las personas así serán perfeccionadas. Si solo esperas recompensas y no buscas cambiar tu propio carácter vital, entonces todos tus esfuerzos serán en vano. ¡Y esta verdad es inalterable!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine
Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad
La carne del hombre es de Satanás, está llena de carácter rebelde, es deplorablemente inmundo, y es algo sucio. Las personas codician demasiado el gozo de la carne y hay demasiadas manifestaciones de la carne; por eso Dios desprecia la carne del hombre hasta cierto punto. Cuando las personas se deshacen de las cosas inmundas y corruptas de Satanás, ganan la salvación de Dios. Pero si todavía no se despojan de lo inmundo y de la corrupción, entonces siguen viviendo bajo el campo de acción de Satanás. Las intrigas, los engaños y la tortuosidad de las personas son todas cosas de Satanás. La salvación de Dios hacia ti es para librarte de estas cosas de Satanás. La obra de Dios no puede ser errónea; toda se hace con el fin de salvar a las personas de la oscuridad. Cuando has creído hasta cierto punto y puedes despojarte de la corrupción de la carne, y esta corrupción ya no te encadena, ¿no has sido salvado? Cuando vives bajo el campo de acción de Satanás eres incapaz de manifestar a Dios, eres algo inmundo y no puedes recibir la herencia de Dios. Una vez que hayas sido purificado y perfeccionado, serás santo, serás una persona normal, y Dios te bendecirá y serás precioso para Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (2)
Las personas dicen que Dios es un Dios justo, y en tanto que el hombre lo siga hasta el final, seguramente será imparcial hacia el hombre porque Él es el más justo. Si un hombre lo sigue hasta el final, ¿lo podría desechar? Soy imparcial con todos los hombres y juzgo a todos los hombres con Mi carácter justo, sin embargo, hay condiciones adecuadas para las exigencias que le hago al hombre, y lo que Yo exijo, todos los hombres lo deben cumplir, sin importar quiénes sean. No me importa cómo sean tus aptitudes ni cuánto tiempo las hayas tenido; solo me importa si vas por Mi camino y si tienes o no amor y sed por la verdad. Si careces de la verdad y más bien traes vergüenza sobre Mi nombre y no actúas de acuerdo a Mi camino y solo lo sigues sin cuidado ni interés, entonces en ese momento te derribaré y te castigaré por tu maldad y ¿qué tendrás que decir entonces? ¿Podrás decir que Dios no es justo? Hoy, si has cumplido con las palabras que he hablado, entonces eres la clase de persona que apruebo. Dices que siempre has sufrido mientras sigues a Dios, que lo has seguido contra viento y marea y que has compartido con Él los buenos y los malos momentos, pero no has vivido las palabras pronunciadas por Dios; solo quieres ir de un lado a otro por Dios y esforzarte por Él todos los días y nunca has pensado vivir una vida que tenga sentido. También dices: “En cualquier caso, creo que Dios es justo. He sufrido por Él, he ido de un lado a otro por Él y me he dedicado a Él y me he esforzado mucho a pesar de no recibir ningún reconocimiento; seguro se debe acordar de mí”. Es verdad que Dios es justo, pero Su justicia no está manchada con ninguna impureza: no contiene voluntad humana alguna y no está manchada por la carne o por las transacciones humanas. Todos los que son rebeldes y se oponen y no actúan conforme a Su camino serán castigados; ¡ninguno será perdonado y ninguno será pasado por alto! Algunas personas dicen: “Hoy voy de aquí para allá por Ti; cuando llegue el fin, ¿me puedes dar una pequeña bendición?”. Así que te pregunto: “¿Has cumplido Mis palabras?”. La justicia de la que hablas se basa en una transacción. Tú solo piensas que Yo soy justo e imparcial con todos los hombres y que todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos y ganar Mis bendiciones. Hay un significado interno en Mis palabras cuando digo “todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos”: los que me siguen hasta el final son a los que Yo ganaré íntegramente; son los que, después de que los haya conquistado, buscan la verdad y son perfeccionados. ¿Qué condiciones has alcanzado? Solo has conseguido seguirme hasta el final, pero ¿qué más? ¿Has cumplido Mis palabras? Has alcanzado uno de Mis cinco requisitos, pero no tienes la intención de cumplir los cuatro restantes. Sencillamente has encontrado el camino más sencillo y fácil, y la has seguido con la esperanza de tener suerte. Con una persona como tú, Mi justo carácter es solo castigo y juicio, es solo una retribución justa, y es el castigo justo de todos los hacedores de maldad; todos los que no siguen Mi camino, con toda seguridad van a ser castigados, incluso si siguen hasta el final. Esta es la justicia de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Podríais imaginar que, habiendo sido un seguidor durante tantos años, habéis dedicado vuestro trabajo duro pasara lo que pasara, y se os debe conceder un plato de arroz en la casa de Dios solo por ser un hacedor de servicio. Yo diría que la mayoría de vosotros piensa de esta forma, pues siempre habéis buscado el principio de cómo sacar provecho de las cosas y que no se aprovechen de vosotros. Por tanto, os digo con toda seriedad: no me importa lo meritorio que sea tu trabajo duro, lo impresionantes que sean tus cualificaciones, lo cerca que me sigas, lo renombrado que seas ni cuánto hayas mejorado tu actitud; mientras no hayas cumplido Mis exigencias, nunca podrás conseguir Mi elogio. Desechad todas esas ideas y cálculos vuestros tan pronto como sea posible, y empezad a tomaros en serio Mis requisitos. De lo contrario, convertiré a todas las personas en cenizas con el fin de terminar Mi obra; y, en el peor de los casos, convertiré en nada Mis años de obra y sufrimiento, porque no puedo llevar a Mi reino o a la era siguiente a Mis enemigos ni a esas personas que apestan a maldad y tienen la apariencia de Satanás.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno
Las citas bíblicas marcadas (*) han sido traducidas de AKJV.