Con las palabras de Dios me desprendí de mis dudas

27 Mar 2025

Por Bai Lu, China

Un día de mediados de noviembre de 2023, recibí una carta de los líderes superiores. En ella me comunicaban que los hermanos y hermanas me habían votado para que fuera líder del distrito, y me preguntaban si estaba dispuesta a aceptar ese deber. Ante este inesperado deber, se me aceleró el corazón de repente y pensé: “Mi calibre es mediocre y me cuesta expresarme. Aunque he sido líder y obrera, me falta saber comunicar la verdad para resolver problemas y no destituí a los falsos líderes a tiempo cuando era predicadora, lo que llevó al caos en la iglesia y dejó transgresiones a mi paso. Ahora me han elegido líder de distrito. Sé que este deber me exigirá aún más que comparta la verdad para resolver los problemas, y que tendré que dirigir diversos asuntos del trabajo y discernir a las personas. ¿Puedo manejar esto? Si no comprendo los principios-verdad, trastorno y perturbo la obra y al final me destituyen, no solo quedarían en evidencia mis verdaderas capacidades, sino que también dejaría importantes transgresiones y tal vez no obtendría un buen desenlace o destino”. Dudaba y me preguntaba una y otra vez: “¿Debería aceptar o no?”. Esa noche, di vueltas en la cama sin poder dormir. Pensar en aceptar ese deber se me hacía una montaña, y seguía temiendo que, si no cumplía bien este deber, quedaría en evidencia y me destituirían. Oré ante Dios: “¡Dios! Sé que este deber es Tu exaltación de mí y que debo someterme incondicionalmente, pero sigo pensando en mi porvenir y en mis perspectivas y sendas futuras, y no puedo someterme. Por favor, esclaréceme para que comprenda Tu intención”.

Al día siguiente, durante mis prácticas devocionales, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Hoy, lo que a vosotros se os exige lograr no son exigencias adicionales, sino el deber del hombre y lo que todas las personas deben hacer. Si ni siquiera sois capaces de hacer vuestro deber, o de hacerlo bien, ¿no os estáis acarreando problemas? ¿No estáis cortejando a la muerte? ¿Cómo podéis todavía esperar tener un futuro y perspectivas? La obra de Dios se hace por el bien de la humanidad, y la cooperación del hombre se entrega por el bien de la gestión de Dios. Después de que Dios haya hecho todo lo que le corresponde hacer, al hombre se le exige ser pródigo en su práctica y cooperar con Dios. En la obra de Dios, el hombre no debe escatimar esfuerzos, debe ofrecer su lealtad y no debe darse el gusto de tener numerosas nociones o sentarse pasivamente y esperar la muerte. Dios puede sacrificarse por el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecerle su lealtad a Dios? Dios solo tiene un corazón y una mente para con el hombre, así que, ¿por qué no puede el hombre ofrecer un poco de cooperación? Dios obra para la humanidad, así que, ¿por qué el hombre no puede llevar a cabo algo de su deber por el bien de la gestión de Dios? La obra de Dios ha llegado hasta aquí; sin embargo, vosotros veis pero no actuáis, escucháis pero no os movéis. ¿No son tales personas objetos de perdición? Dios ya le ha dedicado Su todo al hombre, así que ¿por qué es incapaz el hombre hoy de llevar a cabo su deber con seriedad? Para Dios, Su obra es Su prioridad y la obra de Su gestión es de suprema importancia. Para el hombre, poner en práctica las palabras de Dios y cumplir las exigencias de Dios son su primera prioridad. Todos vosotros deberíais entender esto(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que este deber era la exaltación de Dios y una responsabilidad que no podía eludir. Si eludía o rechazaba este deber para proteger mi futuro y mi destino, perdería el significado mismo de mi existencia como ser creado y, si eso sucedía, ni siquiera creer en Dios hasta el final me conduciría en última instancia a Su aprobación. Pensé en los tiempos en que era predicadora. Aunque entonces trastorné y perturbé la obra y cometí transgresiones, Dios no me trató de acuerdo con ellas. Ahora la iglesia todavía me estaba dando la oportunidad de cumplir mi deber como líder, así que ya no podía eludirlo más. Pensé: “Tengo deficiencias a la hora de comunicar la verdad para resolver problemas. Enfrentaré todo tipo de dificultades y problemas en un papel de liderazgo, y así tendré muchas oportunidades de practicar la solución de problemas con la verdad. ¿No es esta la mejor manera de capacitarme y compensar mis fallas? No solo mejoraré mis habilidades profesionales en diversas tareas, sino que también avanzaré en el discernimiento de las personas. Al mismo tiempo, también me motivará a concentrarme en perseguir la verdad en mi deber para despojarme de mi carácter corrupto. ¿No es este un favor de Dios?”. Comprendí cuán grande es el amor de Dios, y supe que, si seguía siendo egoísta y despreciable, y trataba de protegerme negándome a cumplir con mi deber, estaría traicionando las intenciones cuidadosas de Dios. ¡Si hacía eso, realmente me faltaría humanidad!

Pensé en un pasaje de las palabras de Dios: “No existe correlación entre el deber del hombre y que él reciba bendiciones o sufra desgracias. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es la vocación que le dio el cielo y no debe depender de recompensas, condiciones o razones. Solo entonces el hombre está cumpliendo con su deber. Recibir bendiciones se refiere a cuando alguien es perfeccionado y disfruta de las bendiciones de Dios tras experimentar el juicio. Sufrir desgracias se refiere a cuando el carácter de alguien no cambia tras haber experimentado el castigo y el juicio; no experimenta ser perfeccionado, sino que es castigado. Pero, independientemente de si reciben bendiciones o sufren desgracias, los seres creados deben cumplir su deber, haciendo lo que deben hacer y haciendo lo que son capaces de hacer; esto es lo mínimo que una persona, una persona que busca a Dios, debe hacer. No debes llevar a cabo tu deber solo para recibir bendiciones, y no debes negarte a actuar por temor a sufrir desgracias. Dejadme deciros esto: lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía. Es por medio del proceso de llevar a cabo su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que él demuestra su lealtad. Así pues, cuanto más puedas llevar a cabo tu deber, más verdad recibirás y más real será tu expresión(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre). Las palabras de Dios nos dicen claramente que no importa cuál sea el deber de una persona: no tiene relación con que reciba bendiciones o desgracias. Como seres creados, cumplir nuestro deber es perfectamente natural y justificado; es nuestra responsabilidad como personas, y las personas deben aceptar y obedecer incondicionalmente. Me equivocaba al pensar que se ponía en evidencia y se descartaba a los líderes con rapidez. Pero, en realidad, incluso si no me convertía en líder, si no perseguía la verdad y caminaba por la senda equivocada, ¿no terminarían poniéndome en evidencia y descartándome? Dios ha dicho, desde hace mucho, que cumplir el deber no tiene nada que ver con recibir bendiciones o desgracias, y lo que importa es si una persona persigue y ama la verdad. Ahora que los hermanos y hermanas me habían nominado para ser líder del distrito, primero debía aceptarlo y practicarlo y, en cuanto a los problemas y las deficiencias en mi deber, podía buscar soluciones junto a las hermanas con quienes trabajaba y, si no tenía claras ciertas áreas, también podía pedir orientación a los líderes superiores. Así que respondí que estaba dispuesta a cumplir este deber. Al practicar así me sentí firme y en paz en mi interior.

Una mañana, vi un video de testimonio vivencial llamado Lo que hay detrás de negarse a ser líder, en el cual había un pasaje de las palabras de Dios que realmente reflejaba mi estado. Dios Todopoderoso dice: “Cuando introducen una sencilla modificación en su deber, la gente debe responder con una actitud de obediencia, hacer lo que le diga la casa de Dios, lo que sea capaz de hacer e, independientemente de lo que haga, debe hacerlo lo mejor que sepa dentro de sus posibilidades, de todo corazón y con todas sus fuerzas. Lo que Dios ha hecho no es un error. Una verdad tan simple puede practicarla la gente con un poco de conciencia y razón, pero esto está más allá de las posibilidades de los anticristos. Cuando se trata del cambio de los deberes, los anticristos de inmediato oponen argumentos, sofismas y desafío, y en el fondo se niegan a aceptarlo. ¿Qué hay en su corazón? Sospecha y duda, así que sondean a los demás utilizando toda clase de métodos. […] ¿Por qué complicarían tanto algo tan simple? Existe una sola razón: los anticristos jamás obedecen lo que dispone la casa de Dios y siempre vinculan estrechamente su deber, fama, ganancias y estatus con su esperanza de recibir bendiciones y un destino futuro; como si una vez hubieran perdido su reputación y estatus no les quedara esperanza de recibir bendiciones y recompensas. A ellos eso les da la impresión de que desperdician sus vidas. Piensan: ‘He de ser prudente, no debo ser descuidado. No se puede confiar en la casa de dios, en los hermanos y hermanas, en los líderes y obreros, ni siquiera en dios. No puedo confiar en ninguno de ellos. La persona en la que más puedes confiar y más digna de confianza eres tú mismo. Si no haces planes para ti, entonces, ¿quién va a cuidar de ti? ¿Quién va a considerar tu futuro? ¿Quién va a considerar si vas a recibir o no bendiciones? Por tanto, tengo que hacer planes y cálculos cuidadosos por mi propio bien. No puedo cometer errores o ser levemente descuidado, de lo contrario, ¿qué haré si alguien trata de aprovecharse de mí?’. Así, se protegen de los líderes y obreros de la casa de Dios temiendo que alguien discierna o detecte cómo son y los acaben relegando y su sueño de bendiciones se estropee. Creen que deben mantener su reputación y estatus para tener esperanza de recibir bendiciones. Un anticristo considera que ser bendecido es más grande que los propios cielos, más grande que la vida, más importante que perseguir la verdad, que el cambio de carácter o la salvación personal y más relevante que desempeñar bien su deber y convertirse en un ser creado de calidad razonable. Les parece que convertirse en un ser creado dentro de lo normal, cumplir bien su deber y lograr la salvación son cosas nimias que ni merece la pena mencionar o comentar, mientras que obtener bendiciones es la única cosa en toda su vida que no se ha de descuidar. Todo lo que encuentran, sea grande o pequeño, lo relacionan con ser bendecidos, se muestran increíblemente precavidos y atentos y siempre se aseguran de tener un plan B(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones). A partir de las palabras de Dios, entendí que, cuando se reasigna a un anticristo en su deber, no piensa en cómo someterse a Dios y satisfacer Su intención, sino que primero considera si ese deber beneficia su reputación o estatus, o si afectará su desenlace y destino. Vi que los anticristos creen en Dios por las bendiciones y las ganancias, y que consideran que obtener bendiciones es más importante que cumplir bien con su deber. Pensé: “¿No es mi revelación la misma que la de un anticristo en relación con la reasignación de mi deber?”. Debería haber estado agradecida por la exaltación de Dios al permitir que me capacitara como líder de distrito y haber estado cumpliendo bien mi deber para satisfacer a Dios. Pero seguía preguntándome: “Cuando era predicadora, cometí transgresiones al no destituir rápidamente a los falsos líderes. Si me convierto en líder del distrito y tengo más responsabilidades, ¿no estaré más expuesta a transgredir y quedar en evidencia más rápido? Si las cosas salen mal, mi esperanza de bendiciones en mi fe se hará añicos”. Para proteger mi futuro y mi destino, quise eludir este deber. Era una reasignación normal de mi deber, pero creí equivocadamente que Dios quería ponerme en evidencia y descartarme a través de este deber. ¿No estaba malinterpretando a Dios? En el pasado, pensaba que mi corazón era puro en mi fe y que podría someterme sin importar qué deber dispusiera la iglesia para mí, pero eso era solo porque no interfería con mis intereses. Ahora que sentía que este deber estaba interfiriendo con mi futuro y mi destino, quería rechazarlo. ¡Vi que carecía completamente de humanidad, y que no era más que una persona despreciable y de corazón pequeño que solo buscaba ganancias! En realidad, no me habían destituido de mi función de predicadora por mi posición, sino porque perseguía reputación y estatus, y no hacía un trabajo real. Sin embargo, la casa de Dios no me descartó por eso, sino que me dio la oportunidad de reflexionar y arrepentirme, y continuó organizando deberes para mí. También pensé en aquellos anticristos expulsados de la iglesia a quienes no habían puesto en evidencia ni descartado simplemente por sus altos cargos, sino porque solo perseguían reputación y estatus, formaban grupitos y provocaban celos y contiendas, y así trastornaban y perturbaban la obra. Incluso después de que hablaran con ellos, se negaron rotundamente a arrepentirse, y solo entonces finalmente los descartaron. A partir de eso, entendí que, si una persona no persigue la verdad, quedará en evidencia y la descartarán sin importar el deber que cumpla.

Luego me pregunté: “¿Qué otros puntos de vista incorrectos podrían estar causando mi reticencia a ser líder de distrito?”. Más tarde me di cuenta de que creía que ser un líder del distrito significaba ser responsable de todo el trabajo, y que tenía que ser capaz de guiar las habilidades profesionales de varios trabajos y saber cómo discernir a las personas; de lo contrario, no estaría a la altura de ese deber. Sin embargo, me faltaban muchas habilidades técnicas. Por eso, constantemente quería evadir este deber. ¿Estaba conforme a la verdad este punto de vista? Recordé las palabras de Dios: “Como líder, tras organizar el trabajo, debes hacer un seguimiento del progreso de este. Aunque no conozcas ese campo del trabajo, aunque carezcas de conocimientos al respecto, puedes buscar una manera de hacer tu trabajo. Puedes buscar a alguien que lo capte de veras, que entienda la profesión en cuestión, para que lleve a cabo investigación y haga sugerencias. A partir de sus sugerencias podrás identificar los principios adecuados y, así, serás capaz de hacer seguimiento del trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Las palabras de Dios me proporcionaron una senda de práctica. Aunque todavía me faltaba dominar muchas áreas técnicas de mi función como líder del distrito, Dios nunca ha dicho que uno deba dominar todas las habilidades para cumplir con este deber. La intención de Dios era que me concentrara en buscar los principios-verdad durante la capacitación real, para compensar mis fallas y entrar de a poco en las realidades-verdad. Me faltaban habilidades técnicas, por lo que debía buscar la cooperación de los hermanos y hermanas que entendieran de estas cosas, y juntos podríamos buscar los principios-verdad para resolver las desviaciones y los problemas en nuestro trabajo y, si había cosas que realmente no podía entender, podía pedir ayuda a los líderes superiores. Si me esforzaba de veras para cooperar, al final, todavía consideraba que mi estatura y calibre eran en verdad insuficientes para ese deber, podía renunciar y pedir a los líderes que me asignaran un deber más adecuado. Entender la intención de Dios realmente me iluminó el corazón, y dejé ir mis preocupaciones y mis recelos.

En enero de 2024, los líderes superiores se enteraron de que los resultados del trabajo de riego que supervisaba no eran buenos, que los regadores no habían hecho ningún progreso y no se estaban enfocando en cultivar a los recién llegados, así que me escribieron para preguntar si estábamos teniendo estos problemas y cómo estábamos haciendo el seguimiento del trabajo de riego. Me sorprendí y pensé: “Soy la principal responsable del trabajo de riego y he estado ocupada todos los días. ¿Cómo no advertí todos estos problemas en mi trabajo? Parece que mis capacidades de trabajo realmente son deficientes”. Me preocupé nuevamente y pensé: “Si los regadores no riegan bien a los recién llegados y estos se van, ¿no habré cometido una transgresión? ¿No significaría eso que no tendré un buen desenlace?”. Me di cuenta de que estaba considerando nuevamente mi desenlace y mi destino, y recordé algunas de las palabras de Dios: “Cada uno de vosotros debéis cumplir adecuadamente con vuestro deber, con un corazón franco y honesto, y estar dispuestos a pagar el precio que sea necesario. Como habéis dicho, cuando llegue el día, Dios no va a ser negligente con nadie que haya sufrido o pagado un precio por Él. Merece la pena aferrarse a este tipo de convicción, y lo adecuado es que no deberíais olvidaros nunca de ella. Solo así puedo dar tranquilidad a Mi mente respecto a vosotros. De otro modo, seréis siempre personas con las que nunca podré tener la mente calmada, y seréis para siempre objetos de Mi aversión. Si todos vosotros podéis seguir vuestra conciencia y entregarlo todo por Mí, sin escatimar esfuerzos por Mi obra y dedicando el esfuerzo de una vida entera a la obra de Mi evangelio, ¿no saltará Mi corazón a menudo de gozo por vosotros? De este modo, seré capaz de dar completa tranquilidad a Mi mente respecto a vosotros, ¿verdad?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca del destino). La intención de Dios es perfeccionarnos para que podamos entrar en todos los aspectos de la verdad mientras cumplimos nuestros deberes. Reflexioné sobre mi fracaso en hacer el trabajo real. No abordé a tiempo las desviaciones y los problemas en el trabajo de riego, lo que afectó la eficacia del riego de los recién llegados. Tuve que corregir rápidamente estas desviaciones y resolver estos problemas. Solo así era como podía cumplir verdaderamente con mis responsabilidades. Así que informé honestamente a los líderes superiores sobre las desviaciones y los problemas en mi trabajo, y realmente abordé los estados de los regadores y los problemas de los recién llegados. Los regadores también se dieron cuenta de la importancia de estar equipados con la verdad, y encontraron una senda para practicar en sus deberes. Sentí que, si podemos dejar de lado nuestros sentimientos de cautela contra Dios, no considerar nuestro futuro y destino, y entregar nuestro corazón a nuestros deberes, entonces, al cumplir nuestro trabajo, podremos ver Su guía.

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