Un rebelde arrepentido
Gu Wenqing: Me hice cristiano en 1990. Un líder de la iglesia siempre decía que la Biblia era el fundamento de nuestra fe y que los creyentes teníamos que seguirla. Esas palabras arraigaron a fondo en mi interior y pensé que tenía que leer mucho la Biblia y que, si la entendía, tendría una senda de fe. Así, leía la Escritura una y otra vez y a menudo acudía a mis ancianos en la fe a pedirles consejo. Recuerdo que uno de esos ancianos me brindó estas palabras de aliento: “Con tu fervor por la Biblia, seguro que el Señor tiene un lugar importante para ti algún día”. Como nuevo creyente, estas palabras me emocionaron mucho. Además, hicieron que idolatrara la Biblia aún más. Después, empecé a levantarme a las 4 de la mañana a leer la Escritura y tenía colgados por toda la casa versículos bíblicos escogidos. En cuanto tenía un momento libre, leía o memorizaba pasajes bíblicos. Mientras dormía por la noche, hasta ponía una Biblia junto a la almohada, pues pensaba que, si el Señor llegaba por la noche, podría ir a recibirlo con la Biblia en brazos. Básicamente, no soportaba estar separado de mi Biblia.
Presentador: Eso es bastante radical.
Gu Wenqing: Sí. Unos años después, era uno de los principales colaboradores de los carismáticos de la ciudad, responsable de más de 300 lugares de reunión. Estaba tan enamorado de la Biblia que siempre les contaba a los hermanos y hermanas: El Señor Jesús dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Les enseñaba que toda palabra de Dios estaba en la Biblia, así que leerla era tan importante como las comidas diarias, que la Biblia era el fundamento de nuestra fe, por lo que teníamos que seguirla a toda costa, y que así se era un auténtico creyente.
Presentador: ¿Cuándo conociste la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días?
Gu Wenqing: En 1997. Miembros de muchas iglesias del noreste de China aceptaron, uno tras otro, la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Un líder se apresuró a convocar una reunión de colaboradores, en la que nos mostró un montón de propaganda difamatoria contra el Relámpago Oriental y nos avisó: “Ahora hay una iglesia llamada Relámpago Oriental. Afirman que el Señor Jesús ha regresado encarnado como Dios Todopoderoso, que ha declarado nuevas palabras y abierto el rollo, que la Biblia está anticuada y que solo se puede recibir sustento leyendo las palabras de Dios Todopoderoso. ¿Cómo pueden alegar eso? Durante milenios, todos los creyentes en el Señor han leído la Biblia. Toda palabra de Dios está en la Biblia y nada fuera de ella es palabra de Dios. Debemos ser siempre fieles a la Biblia. Apartarse de eso es traicionar al Señor y, cuando Él venga, no os salvará”. En ese momento coincidí plenamente con él, y pensé: “Cierto. Toda nuestra fe se basa en la Biblia. Si los del Relámpago Oriental ni siquiera la leen, ¿no se apartan del camino del Señor? Debo guiar a los hermanos y hermanas a defender la Biblia y a no apartarse nunca de ella”. El líder convocó tres días de reuniones como esta sobre cómo guardarse del Relámpago Oriental y oponerse a él. Tras esas reuniones, consideré mi responsabilidad mayor que nunca. Para proteger la iglesia, hice lo imposible con otros colaboradores por cerrarla y oponernos al Relámpago Oriental. En cada servicio hablábamos de cómo guardarnos de él, y hasta ordené ayuno y oración a los hermanos y hermanas para pedir a Dios que impidiera que el Relámpago Oriental robara las ovejas de nuestra iglesia.
Presentador: Aun así, ¿investigó alguien la obra de Dios de los últimos días?
Gu Wenqing: Sí. Poco después, una hermana me dijo un día que un colaborador creía ahora en el Relámpago Oriental y que los miembros más entusiastas de su lugar de reunión le habían seguido la corriente. Me puse tan nervioso con esto que me apresuré a ir a su casa sin haber comido y vi que faltaban 19 personas en una reunión de más de 40.
Presentador: ¿19 habían aceptado a Dios Todopoderoso?
Gu Wenqing: Correcto. El caso es que esos 19 eran los miembros más devotos de ese lugar de reunión, así que el robo de esas buenas ovejas me resultó muy desagradable. Pensé que el Relámpago Oriental era realmente formidable, que había robado esas buenas ovejas en unos pocos días de trabajo. Por ello, me di prisa en visitar a aquellos hermanos y hermanas para disuadirlos y decirles: “El Relámpago Oriental afirma que el Señor ha vuelto y declarado nuevas palabras, pero no es cierto. Toda palabra de Dios está en la Biblia, todo lo demás se aparta del camino del Señor y ellos no entrarán en el reino cuando Él venga. ¿No serán entonces todos esos años de fe en vano?”. Les insté a arrepentirse de inmediato ante el Señor.
Presentador: ¿Qué respondieron?
Gu Wenqing: En ese momento pensé que me escucharían, pero, sorprendentemente, una hermana, de apellido Zhang, dijo: “Hermano Gu, no es cierta tu afirmación de que toda palabra de Dios está en la Biblia. Según Juan 21:25, ‘Hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían’ Este versículo nos muestra que la Biblia no registró íntegramente lo dicho y hecho por el Señor Jesús. Y el Apocalipsis profetiza que, cuando regrese el Señor, abrirá el rollo, romperá los siete sellos y hablará más a las iglesias. Evidentemente, las nuevas palabras de Dios para los últimos días no pudieron ser escritas en la Biblia antes, por lo que no tiene fundamento tu afirmación de que toda palabra de Dios está en la Biblia”. Realmente no supe cómo refutar esto entonces. Pensé: “Bien. Ese versículo bíblico estaba clarísimo, ¿por qué nunca me lo he planteado?”. La hermana Zhang prosiguió: “Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. Ha expresado todas las verdades que juzgan, purifican y salvan plenamente a la humanidad. Estas verdades son las palabras del Espíritu Santo a las iglesias. Es la apertura del rollo profetizada en el Apocalipsis”. También alegó que creer en Dios Todopoderoso no era traicionar al Señor, sino oír la voz de Dios y seguir las huellas del Cordero. Tal como señala el Apocalipsis, “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Me animó a leer yo también las palabras de Dios Todopoderoso, diciendo que buscar humildemente es el único modo de oír la voz de Dios y recibir el regreso del Señor.
Presentador: Eso parece estar justificado.
Gu Wenqing: Así es.
Presentador: ¿Qué te pareció entonces?
Gu Wenqing: Estaba centrado exclusivamente en hacer que diera marcha atrás por eso sus palabras no me afectaron. Agarré una Biblia, la blandí delante de ella y respondí: “Conozco la Biblia, ¡no me hace falta buscar! ¡Lo que haya fuera de la Biblia es herejía y no os vais a salvar!”. Fui todos los días durante una semana a procurar que cambiaran de idea. Sin embargo, dijera lo que dijera, estaban todos decididos a seguir a Dios Todopoderoso. Al final no recuperé ni a uno solo de ellos.
Presentador: Sorprendente, ¿no?
Gu Wenqing: Mucho. Me fui a casa y, pensando en todos esos miembros de la iglesia que se habían ido al Relámpago Oriental, estaba desconcertado. Una vez que leían el libro del Relámpago Oriental, ¿por qué no cambiaban de idea bajo ningún concepto? ¿Acaso, como nos había dicho el líder, había realmente una especie de droga en su libro? Pero ellos parecían totalmente normales, nada desorientados, y tenían gran energía y confianza. Sus enseñanzas eran profundas e irrefutables. Estaba muy confundido. Quería ver todo lo que había escrito en ese libro del Relámpago Oriental. No obstante, pensé, lo que hubiera fuera de la Biblia era una traición al Señor y no me salvaría, así que no me atreví. Posteriormente prohibí la entrada a la iglesia a aquellos 19 e insté a todos los demás a no tener contacto con ellos. Sobre todo, insté a los colaboradores a vigilar de cerca los rebaños y expulsar inmediatamente a quien hubiera aceptado el Relámpago Oriental.
Presentador: Unas medidas radicales para cerrar la iglesia. ¿Cuál fue el resultado?
Gu Wenqing: No muy bueno. Me esforcé por aislar la iglesia, pero cada vez se unían más hermanos y hermanas al Relámpago Oriental: uno más casi a diario; no podía pararlo. En esa época, esto me consumía por completo. Trabajaba muchísimas horas para tratar de que se echaran atrás, pero no convencí ni a uno. Lo que más me sorprendió fue que, poco después, hasta el hermano Wang, que había trabajado conmigo, se unió al Relámpago Oriental. Me pareció extrañísimo. El hermano Wang había empezado igual que yo, hablando siempre de cómo guardarse del Relámpago Oriental. Jamás pensé que se uniría a ellos. Fui a su casa a interrogarlo y me enfadé mucho. Le dije: “Bien sabes tú que el Relámpago Oriental se aparta de la Biblia. ¿Cómo puedes creer en ello?”. Su respuesta fue: “Hermano Gu, yo también escuchaba antes al líder y no investigaba para nada el Relámpago Oriental. Me oponía a ello y lo condenaba ciegamente, pero, tras leer las palabras de Dios Todopoderoso, vi que revela muchísimos misterios de la Biblia y nos da una senda para purificarnos del pecado. Las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y la voz de Dios. Él es el regreso del Señor Jesús. Deberías leerlas tú también…”. Y, en ese momento, lo corté inmediatamente, gritándole: “¡Basta! Te han engañado, no me hagas lo mismo a mí. Me da igual lo que me cuentes. ¡De ninguna manera voy a leer ese libro!”. Cerré de un portazo y me marché indignado. Luego oí decir al colaborador Liu que el Relámpago Oriental se había llevado a más de 100 miembros de otra iglesia, y muchos otros colaboradores afirmaban que, en sus zonas, el Relámpago Oriental robaba buenas ovejas a diario y no las podían recuperar. Estas noticias me cayeron realmente como un tremendo jarro de agua fría. Me preguntaba cómo podía ser tan formidable y si el Señor había vuelto de veras. De no ser así, ¿por qué lo aceptaban tantos y tenían tanta fe en ello?
Presentador: ¿Pensaste investigarlo en ese momento?
Gu Wenqing: No, estaba demasiado atrapado en mis nociones. Creía que ellos ya no leían la Biblia y que nuestra fe ha de basarse en ella, por lo que no entrarían en el reino de Dios. Sencillamente, no se me ocurrió investigarlo.
Presentador: ¿Te preguntaste entonces por qué no se podía convencer a todos aquellos hermanos y hermanas para que volvieran?
Gu Wenqing: Sí, pero no tenía lógica para mí. Por entonces me parecía que, desde que creían en el Relámpago Oriental, todos ellos comprendían la Biblia mejor que yo y no sabía qué decirles. Recuerdo que, en septiembre de aquel año, el hermano Li, uno de los principales colaboradores de la iglesia, y su esposa se unieron al Relámpago Oriental. Cuando me enteré, me fui a verlos con mi Biblia y cuatro colaboradores más. Al llegar allí, y sin dejarles pronunciar palabra, me limité a chillarles: “¿Ni siquiera tenéis conciencia? El Señor Jesús os ha agraciado enormemente, ¿se os ha olvidado? ¿Cómo habéis podido creer en Dios Todopoderoso? ¿Qué os dieron? ¿Cuánto os pagaron?”. Sorprendentemente, el hermano Li me contestó, sonriente: “Nos dieron la verdad y la vida, no dinero”. Esto me enfadó más aún, y repliqué: “¿Cómo que os dieron la vida? Cualquier cosa fuera de la Biblia es una traición al Señor. ¿Qué verdad y qué vida?”. Inesperadamente, me contestó con una pregunta: “¿Dirías que la verdad y la vida vienen de Dios, o de la Biblia? ¿Cómo reprendió el Señor Jesús a los fariseos? ‘Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí; y no queréis venir a Mí para que tengáis vida’ (Juan 5:39-40). Sus palabras fueron muy claras. La Biblia da testimonio de Dios, pero no contiene vida eterna. Es un error buscar vida eterna en la Biblia. Solo Cristo es el camino, la verdad y la vida y solo siguiéndolo y obedeciendo Su obra y Sus palabras podemos recibir la verdad y la vida eterna”. Realmente no supe qué responder al oírle hablar así. Sentí cierta vergüenza. Pensé que, si él siempre solía escucharme predicar, ¿por qué ahora me explicaba las cosas y me refutaba? Después de todos los años que llevaba yo leyendo la Biblia, ¿cómo podían saber ellos más que yo sobre la fe en el Señor?
Presentador: Cuando alguien se aprovecha de su conocimiento de la Biblia, le cuesta renunciar a su ego y buscar humildemente.
Gu Wenqing: Y mucho. Así pues, me limité a responder algo verdaderamente irracional y dije: “Me da igual lo que digas. Quien no lea la Biblia va al infierno”. Luego, los otros cuatro colaboradores intentaron convencerlos con el palo y la zanahoria, pero, dijéramos lo que dijéramos, el hermano Li y su esposa tenían una fe firme en Dios Todopoderoso. Cuando llegué a casa, pensé en lo que él había dicho y en los otros que se habían unido al Relámpago Oriental. Antes, yo sabía más de la Biblia que ellos y escuchaban mis sermones, pero, tras unos pocos días en el Relámpago Oriental, supieron dejarme mudo con unas pocas palabras. ¿Qué estaba pasando? ¿Era, en efecto, el Relámpago Oriental el camino verdadero? Sin embargo, enseguida descarté esa idea. No lo creía posible, sino que lo que hubiera fuera de la Biblia era una traición al Señor. Decidí aferrarme a la Biblia y esperar a que el Señor regresara y me llevara al cielo.
Presentador: En esa época, como todos esos devotos habían aceptado a Dios Todopoderoso y no volvían, ¿recapacitaste?
Gu Wenqing: Bueno, de haber tenido entonces un corazón de búsqueda o veneración por Dios, no habría hecho tantas cosas para oponerme a Él. Veía que cada vez más gente aceptaba el Relámpago Oriental y yo ya ni siquiera daba más sermones. Buscaba un montón de materiales contra el Relámpago Oriental y hablaba de ellos en las reuniones de colaboradores y en el culto dominical. También amenazaba a todos para que no se atrevieran a investigar el Relámpago Oriental, e incluso trabajaba con líderes y colaboradores de otras iglesias para combatirlo juntos. Si me enteraba de que alguien intentaba convertir a un miembro de la iglesia al Relámpago Oriental, me apresuraba a ir a ahuyentarlo. A veces, por si tardaba demasiado yendo en bicicleta, tomaba un taxi para atravesar la ciudad y ahuyentar a los del Relámpago Oriental. En aquel entonces creía salvaguardar el camino del Señor y proteger el rebaño, y hasta estaba dispuesto a arriesgar la vida por ello. Sin embargo, lo que no entendía era por qué, cuanto más lo combatía, más incidentes se producían en la iglesia.
Presentador: ¿Incidentes?
Gu Wenqing: Eso es. En agosto de 1999, durante un bautismo grupal, algunas personas fueron detenidas y llevadas a comisaría. Después, en agosto de 2000, me detuvieron junto con tres importantes colaboradores mientras bautizábamos. También registraron mi vivienda y la policía se llevó todas las ofrendas para la iglesia. Bajo custodia, no hacía más que reflexionar acerca de todo lo sucedido en la iglesia en los últimos años. Aquellos ancianos que siempre me invitaban a compartir sermones y evangelizar, la hermana Jiang y el hermano Wu, trataban de proteger su rebaño, así que aislaron su iglesia para resistirse al Relámpago Oriental. Eran unos cristianos sumamente devotos, pero, asombrosamente, ambos contrajeron cáncer y murieron de forma miserable. Y una vez, en 1998, en una gran reunión de más de 200 obreros clave de la iglesia, uno de ellos fue repentinamente poseído por un demonio y nadie pudo expulsarlo por más que todos oraron por él. Se me pasó por la cabeza un incidente detrás de otro y no entendía por qué había tanta turbación en la iglesia. A lo largo de los años que llevaba siguiendo al Señor, había dejado mi empleo y mi familia para esforzarme por Él. Estaba al tanto de toda clase de tareas en la iglesia y me esforzaba por proteger el camino del Señor y el rebaño. ¿Por qué Él no me protegía y bendecía? ¿Por qué, cuanto más combatía el Relámpago Oriental, más sufría y tenía un estado constante de ansiedad? ¿Acaso me equivocaba respecto al Relámpago Oriental? ¿De veras había vuelto el Señor? Durante mis siete días bajo custodia, apenas pude dormir. Era absolutamente desdichado. No le encontraba sentido a lo que estaba pasando en la iglesia. Oré entonces al Señor, de este modo: “Señor, a la iglesia le han pasado muchísimas cosas. Y realmente, ¿por qué? ¿Qué estoy haciendo mal?”.
Cuando me soltaron, comprobé que la iglesia se estaba quedando cada vez más desolada; era desgarrador. Oré de nuevo al Señor: “¡Señor! ¿Por qué se halla la iglesia en este estado? La iglesia se levanta gracias a Tu preciosa sangre; entonces, ¿por qué la desprecias? Oh, Señor, estoy sufriendo mucho. El rebaño se dispersa y, cuanto más combato el Relámpago Oriental, más desorden hay en la iglesia. No sé cómo recuperar todo esto y reavivar la iglesia. ¡Señor, te ruego que me abras una senda!”. Pero la iglesia permanecía sumida en el caos orara como orara. Los colaboradores se habían dispersado a los cuatro vientos, escondidos de los arrestos. La iglesia estaba en una situación caótica y la asistencia disminuía. No sabía sobre qué predicar y temía los sermones de los miércoles y los domingos. Los hermanos y hermanas se dormían mientras hablaba sin yo poder hacer nada. No sabía por qué orar y mi fe estaba decayendo. De pronto descubrí que no tenía la determinación de antes, cuando, aunque nadie más lo hiciera, yo mantenía mi fe y mi amor por el Señor. Me hundía poco a poco en la desmoralización. Empecé a ver la TV y películas, y hasta aprendí a jugar al mahjong y al póquer. Vivía en pecado y no podía huir. A menudo me ponía en la puerta de casa, agarrando la Biblia y sintiéndome sumamente triste y perdido. No sabía cómo seguir adelante… Pasaba mucho tiempo arrodillado ante el Señor, llorando y rogando así: “Señor Jesús, ¿dónde estás? Siento que muero. Señor, te pido que me salves y salves la iglesia”.
Presentador: Al parecer, estabas realmente estancado.
Gu Wenqing: Así es. Luego, en 2002, en mi momento de mayor debilidad, me llamó el hermano Zhou desde el sur de China y me pidió que lo visitara por unos estudios devocionales. Le di gracias a Dios de corazón por esta noticia. En esa época estaba batallando de veras en la vida, así que tenía ganas de aprovechar esta oportunidad para recobrar la fuerza. Cuando llegué allí, vi que a todos les iba todavía mejor que la última vez que había estado, dos años antes. Su fe era más firme. Al verme, me mostraron compasión y aliento y me sentí en familia. Me conmoví de verdad. Al día siguiente, el hermano Zhou me preguntó qué tal me iban las cosas en general, y esto era lo que me estaba dando dificultades. Le conté lo que pasaba en la iglesia sin ocultarle nada. Cuando acabé, me enseñó lo siguiente: “Actualmente, no solo tu iglesia está perdiendo vitalidad. Sucede en iglesias de todos lados. La fe y el amor de los creyentes se están enfriando y no se les disciplina por sus pecados. Los colaboradores no tienen nada de qué predicar y entablan batallas por celos y luchas internas. Las iglesias se dividen; hace mucho que no tienen la presencia de Dios”. También me contó por qué se estaban quedando tan desoladas todas las iglesias.
Presentador: ¿Qué te explicó?
Gu Wenqing: Me leyó el Libro de Amós 8:11: Jehová Dios dijo: “He aquí vienen días, […] en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová”. Prosiguió: “En este versículo vemos que un motivo de esta hambre es que la gente no practica las palabras de Dios. Como a finales de la Era de la Ley, cuando los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos solo defendían las tradiciones humanas, no la ley de Jehová. Hacían sacrificios mediocres y, en público, vendían ganado y cambiaban moneda en el templo, que convirtieron en una cueva de ladrones, por lo que Dios se disgustó y lo abandonó. Ya sin la obra de Dios, el pueblo hacía lo que quería y no se le disciplinaba por sus pecados. El templo quedó desolado. Por tanto, el principal motivo de aquello fue que los líderes religiosos no guardaban los mandamientos de Jehová y se habían apartado del camino del Señor. Otro motivo fue que Dios estaba realizando una nueva etapa de Su obra, por lo que la obra del Espíritu Santo se había desplazado. El Señor Jesús había iniciado la Era de la Gracia fuera del templo y aquellos que lo seguían podían recibir riego y sustento. Siempre y cuando oraran y confesaran ante el Señor, Él les perdonaba los pecados y podían gozar de toda la gracia y la paz que les otorgaba. Pero los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos, que se negaban a aceptar Su obra y, en cambio, se oponían a Él y lo condenaban, así como quienes se empeñaban en seguirles la corriente, fueron, naturalmente, abandonados y eliminados por la obra de Dios, con lo que cayeron en las tinieblas y la desolación”.
Presentador: ¿Qué te pareció esta enseñanza?
Gu Wenqing: En ese momento me pareció de gran iluminación, pero también estaba confundido, pensando: “Si he leído todo eso infinidad de veces en la Biblia, ¿por qué no lo he entendido así antes? Y si todos los hermanos y hermanas de allí son tan jóvenes, ¿cómo logran tener tanta idea de este problema?”. Me preguntaba cómo habían descubierto aquello. Seguí escuchando atentamente y el hermano Zhou dijo: “Al igual que el motivo del declive del templo en la Era de la Ley, las iglesias actuales se hallan en este estado porque Dios está realizando una nueva etapa de Su obra”. Al oírle afirmar esto, me dio un vuelco el corazón y pensé que igual ellos eran del Relámpago Oriental. Todos decían que sus enseñanzas eran muy perspicaces. ¿Y si me engañaban a mí también? Comencé a ponerme muy nervioso y estaba confundido: ¿debía escucharlos o no?
Presentador: Decidiste quedarte, ¿no?
Gu Wenqing: Exacto. Entonces únicamente quería abordar el problema de la iglesia. Durante todos esos años, ninguno de esos pastores y ancianos, ni de China ni de fuera, supieron ayudar en nada por más que leyeran la Biblia, ayunaran y oraran. La iglesia continuó decayendo, pero esos hermanos y hermanas rebosaban fe y amor y enseñaban con agudeza. A nadie podía irle tan bien a menos que tuviera la obra y la guía del Espíritu Santo. Por ello, supuse que, si descubría el modo de reavivar la iglesia con sus enseñanzas, aún tendríamos esperanza. Quería aprovechar la ocasión y, aunque ellos fueran del Relámpago Oriental, no debía tener miedo, pues conocía la Biblia y no me podían descarriar. Con esta idea, empecé a escuchar mientras hojeaba la Biblia para verificar lo que decían, a ver si concordaba con la Biblia.
Presentador: Te quedaste, pero todavía estabas muy en guardia.
Gu Wenqing: Sí. El hermano Zhou siguió hablando y leyó Amós 4:7-8. “También os he quitado la lluvia cuando faltaban todavía tres meses para la cosecha; e hice llover sobre una ciudad y no sobre otra, llovió sobre una parte y ese pedazo de tierra donde no llovió se marchitó. Entonces dos o tres ciudades fueron a otra ciudad a beber agua; pero no estuvieron satisfechos; aun así, no volvisteis a Mí, dijo Jehová”. Lo explicó así: “Este versículo alude a la lluvia en una ciudad mientras otra tiene sequía. Esta ‘lluvia’ se refiere a la obra del Espíritu Santo. Dios toma la obra del Espíritu Santo de todo lugar y la traslada hacia quienes aceptan Su nueva obra. Quienes van al compás de las huellas de Dios tienen sustento en las palabras actuales del Espíritu Santo y reciben Su obra, pero los que no aceptan la nueva obra de Dios son, naturalmente, eliminados durante la misma y viven en las tinieblas”. En este punto, su enseñanza comenzó a tener más lógica para mí. Entendí que la iglesia estaba desolada porque Dios estaba realizando una nueva obra, por lo que se había desplazado la del Espíritu Santo. Con razón no había percibido la presencia de Dios en todos esos años y sí tanta oscuridad espiritual, como si hubiera caído en un abismo y no tuviera ni pizca de esperanza. Vivía en una desdicha absoluta. Al pensar en dar alcance a las huellas de Dios y en gozar de nuevo de la obra y la guía del Espíritu Santo, pregunté impacientemente al hermano Zhou: “¿Cómo se puede ir al compás de las huellas del Cordero y recibir la obra del Espíritu Santo?”. Me respondió: “El Apocalipsis lo profetiza siete veces: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’ (Apocalipsis Capítulos 2, 3). Esta profecía nos indica que Dios hablará a las iglesias en los últimos días y que todo aquel que oiga la voz de Dios irá al compás de Sus huellas y asistirá al banquete del Cordero”. Luego sacó un libro y prosiguió: “Este libro contiene las palabras del Espíritu Santo a las iglesias. Léelo y lo comprenderás todo”. Lo tomé, y se titulaba La Palabra manifestada en carne. ¿No era ese el libro del Relámpago Oriental? Me aturdí por un momento y pensé: “Llevo cinco años enfrentado mano a mano con ellos, pero, en realidad, hasta ahora no habíamos estado cara a cara”. Me acordé de todos esos hermanos y hermanas a quienes no se había podido convencer de lo contrario una vez que habían escuchado al Relámpago Oriental. Estaba tan nervioso que se me salía el corazón por la boca. Oré: “Señor, te pido que me protejas. No puedo apartarme de la Biblia, no puedo apartarme de Tu camino pase lo que pase”. Y pregunté: “¿Cómo es posible que este libro contenga las palabras de Dios? Toda palabra de Dios está en la Biblia y no hay otras palabras de Dios. Apartarse de la Biblia es herejía, una traición al Señor”. No podía seguir ahí sentado, así que me levanté indignado y dejé de escucharlos por completo.
Presentador: Cuando oíste esta enseñanza sobre por qué estaba desolada la iglesia, fue iluminadora.
Gu Wenqing: Sí, dentro de mí supe que era verdad.
Presentador: Pero no pudiste seguir escuchando cuando comprobaste que creían en Dios Todopoderoso.
Gu Wenqing: Exacto. Era reacio a eso y tenía muchas nociones. En vista de mi oposición y de que había dejado de escuchar, todos ellos se arrodillaron a orar por mí, llorando, para pedirle a Dios que me iluminara y pudiera ver Su obra. Yo estaba a un lado y me conmovió oír sus sentidas oraciones. Pensaba: “Sin la obra del Espíritu Santo, ¿quién podría ser tan amoroso?”. En este momento, poco a poco empecé a calmarme y a renunciar a parte de mi reticencia. Cuando acabaron de orar, el hermano Zhou me contó un poco su experiencia. Me dijo: “Entiendo lo que sientes. Al principio, yo era igual que tú: me oponía a la obra de Dios de los últimos días. Junto con los pastores y ancianos, difamaba a la Iglesia de Dios Todopoderoso y escribía materiales contra ella. Llegué a intimidar a los hermanos y hermanas para que no creyeran en Dios Todopoderoso. Hice muchas cosas para oponerme y blasfemar contra Dios, pues creía estar protegiendo el camino del Señor y siendo devoto. Creía en Dios, pero no lo conocía, y era inflexible y arrogante. Sin el castigo y la disciplina de Dios, sin Sus palabras, que tienen autoridad y llegan al alma, jamás me habría sometido”. También me dijo que siempre había creído que toda palabra de Dios estaba en la Biblia y que ninguna otra cosa era palabra de Dios, por lo que apartarse de la Biblia era herejía. Luego leyó unas palabras de Dios Todopoderoso que explicaban que esto no tiene fundamento, que no concuerda con la realidad. De entrada, estaba muy confundido y me preguntaba por qué no era real. Entonces él comentó: “Conoces bien la Biblia, así que deberías saber que fue recopilada por personas años después de que el Señor concluyera Su obra, lo que significa que se excluyeron algunos contenidos. Algunas palabras de Dios de los profetas no se recogieron íntegramente en el Antiguo Testamento, sino en los Evangelios apócrifos, como las profecías de Esdras”. También señaló que, en la Era de la Gracia, no se documentó en las Escrituras la totalidad de la obra y las palabras del Señor Jesús. Oficialmente, obró tres años y medio, y quién sabe cuántas cosas dijo, cuántos sermones dio en esa época. Sumadas todas las palabras del Señor Jesús de los cuatro Evangelios, serían unas pocas horas hablando. En comparación con cuánto debió de decir en aquellos 3 años y medio, vemos que es muy limitado. Como manifiesta Juan: “Hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían” (Juan 21:25). Me preguntó si, de verdad, nada aparte de la Biblia es palabra de Dios, si eso es cierto. Y el Apocalipsis lo profetiza en numerosas ocasiones: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis Capítulos 2, 3). Esto demuestra que el Señor tiene mucho más que hablar a las iglesias en los últimos días. ¿Cómo iban a estar escritas antes en la Biblia esas palabras para los últimos días? El Apocalipsis también profetiza que el Cordero abrirá el rollo, en principio sellado, y solo el Cordero podría romper los sellos. ¿Acaso ya documenta la Biblia el contenido de ese rollo? Claro que no. Entonces, ¿es razonable que los pastores afirmen que toda palabra de Dios está en la Biblia? ¿Eso no es negar y condenar las propias palabras de Dios?
Presentador: ¿Qué pensaste al oír esta enseñanza suya?
Gu Wenqing: A esas alturas estaba totalmente convencido. Sabía que era verdad, que el Apocalipsis profetizaba claramente que el Cordero abriría el rollo rompiendo los siete sellos en los últimos días. ¿Y cómo era posible que la Biblia ya relatara ese contenido concreto? Comprendí que, al insistir en que no había palabras de Dios fuera de la Biblia, me había equivocado.
Presentador: Recuerdo que una vez dijiste que, cuando estabas impidiendo que la gente investigara el Relámpago Oriental, algunos ya te habían enseñado algunas cosas sencillas sobre esto.
Gu Wenqing: Sí, algo me contaron, pero era demasiado arrogante y me negué a escuchar. No obstante, la enseñanza del hermano Zhou fue muy clara. Me contó que la Biblia es un mero registro histórico de la obra de Dios y que tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo los hicieron seres humanos después de que Dios concluyera una etapa de Su obra. Dios no obra según la Biblia ni está limitado por ella. Dios obra según Su plan de gestión y las necesidades de la humanidad. Cuando vino el Señor Jesús, no obró según el Antiguo Testamento, sino que fue más allá de la Escritura de la época y predicó el camino del arrepentimiento, sanó a enfermos, expulsó demonios, le dijo a la gente que perdonara setenta veces siete, no guardaba el sabbat, etc. Al final lo crucificaron, con lo que concluyó la obra de redención. Sin embargo, no había nada de esto en el Antiguo Testamento. En parte, este hasta parecía contradecir la ley de las Escrituras hebreas. Si nos atenemos a lo que dicen los pastores de que todo lo que haya fuera de la Escritura es herejía, ¿no condenaríamos también la obra del Señor Jesús? Dios es el Creador y Su abundancia lo abarca todo. Por tanto, ¿podría ser cierto que solo puede llevar a cabo la obra limitada que relata la Biblia? ¿Es cierto que Dios no puede realizar una nueva obra ni declarar nuevas palabras fuera de ella? ¿Eso no sería delimitar a Dios y blasfemar contra Él? Los fariseos utilizaron las Escrituras hebreas para condenar la obra del Señor Jesús, ya que, según ellos, esta se salía de la Escritura, era herejía. Negaron y condenaron las verdades que expresó; finalmente, conspiraron para que lo crucificaran, y Dios los maldijo y castigó. Dios Todopoderoso ya ha venido y expresado todas verdades que purifican y salvan a la humanidad. Son las palabras del Espíritu Santo a las iglesias, con las que Dios nos otorga el camino de vida eterna. Si no escuchamos y buscamos, sino que nos aferramos ciegamente a la Biblia y mostramos oposición y condena a la obra y las palabras de Dios en los últimos días, ¿no cometemos el mismo error que los fariseos? ¡Dios nos eliminará por eso!
Presentador: Sí, las consecuencias son terribles.
Gu Wenqing: Así es. Esta enseñanza suya sí me asustó y me vino a la cabeza algo que dijo el Señor Jesús: “A todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará” (Lucas 12:10). Pensando en mí a la luz de esto, supe que, si realmente las palabras de Dios Todopoderoso eran de Dios, entonces eran del Espíritu Santo, y que, si llamaba herejía a Su obra y Sus palabras, ¿no blasfemaba contra el Espíritu Santo? ¡Entonces no podría recibir el perdón ni en este mundo ni en el siguiente! Así supe que no podía seguir oponiéndome a esto, sino que tenía que buscar e investigarlo.
Presentador: Por tanto, cambiaste tu actitud por completo.
Gu Wenqing: Sí. Luego, el hermano Zhou me leyó un par de pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso. “Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero, pero, de hecho, ¿son las cosas realmente tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testimonio de las dos etapas anteriores de la misma, y que no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la Era de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús en la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo. ¿No son, estos, registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las convierte en historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente, ¡porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y, si crees en Dios, pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra por parte de Dios, entonces no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios de hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia, pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (4)). “Durante Su época, Jesús guio a los judíos y a aquellos que le seguían según la obra del Espíritu Santo en Él en ese momento. Él no tomó la Biblia como base para lo que llevaba a cabo, sino que hablaba de acuerdo con Su obra; no prestó atención a lo que la Biblia decía ni buscó en ella una senda para guiar a Sus seguidores. Desde el mismo momento en el que empezó a obrar, difundió el camino del arrepentimiento, una palabra sobre la cual las profecías del Antiguo Testamento no mencionan una sola palabra. No solo no actuó según la Biblia, sino que también mostró una nueva senda y realizó una obra nueva. Nunca consultaba la Biblia cuando predicaba. Durante la Era de la Ley, nadie fue nunca capaz de llevar a cabo Sus milagros de sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios. Su obra, Sus enseñanzas, la autoridad y el poder de Sus palabras, también estaban por encima de cualquier hombre en la Era de la Ley. Jesús simplemente llevó a cabo Su obra más nueva, y aunque muchas personas lo condenaron usando la Biblia, e incluso usaron el Antiguo Testamento para crucificarlo, Su obra sobrepasó al Antiguo Testamento; si esto no fue así, ¿por qué lo clavaron en la cruz? ¿No fue porque el Antiguo Testamento no decía nada de Su enseñanza ni de Su capacidad para sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios? Su obra se llevó a cabo para guiar por un nuevo camino, no para buscar deliberadamente un enfrentamiento con la Biblia o para prescindir deliberadamente del Antiguo Testamento. Él vino simplemente a desarrollar Su ministerio, a traer la nueva obra a aquellos que lo anhelaban y lo buscaban. […] Para las personas, parecía como si Su obra no tuviera base, y gran parte de esta entraba en conflicto con los registros del Antiguo Testamento. ¿No fue esto un error del hombre? ¿Debe aplicarse la doctrina a la obra de Dios? ¿Y debe obrar Dios según las predicciones de los profetas? Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe obrar Dios de acuerdo con la Biblia? ¿Podría ser que Dios no tuviera derecho a actuar más allá de la Biblia? ¿No puede apartarse Dios de la Biblia y realizar otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía practicar a la luz del día de reposo y según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué Jesús no respetó el día de reposo después de venir, sino que, en su lugar, lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús respetaba el Antiguo Testamento, ¿por qué rompió con estas doctrinas? Deberías saber qué fue primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el Señor de la Biblia?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)). Al oír estas palabras, me parecieron muy autorizadas. En todos mis años de fe, había oído muchos sermones de clérigos extranjeros y chinos y leído algunos libros de espiritualidad, pero nunca había visto explicar la Biblia con tanta claridad y profundidad. Eso me resultó muy esclarecedor. Entendí que la Biblia es un mero registro histórico de la obra de Dios, nacido después de que Dios realizara esa obra. Sin embargo, yo limitaba a Dios a la esfera de la Biblia porque creía que, fuera de ella, no debía realizar ninguna obra ni declarar más palabras. ¡Qué necio había sido! Supe entonces que las palabras de Dios Todopoderoso realmente venían de Dios, que eran del Espíritu Santo y que era preciso que buscara; si no, perdería la ocasión de recibir al Señor y lo lamentaría demasiado tarde. Por ello, oré con apremio para pedirle al Señor que me guiara.
Presentador: ¡Demos gracias a Dios! En ese momento adquiriste el enfoque correcto sobre la Biblia.
Gu Wenqing: Sí. Pero aún tenía cierta confusión. El Señor Jesús había profetizado claramente que vendría en una nube a aparecerse públicamente a todos los pueblos, pero eso aún no había sucedido. Ellos afirmaban que ya había regresado y que, en la carne, declaraba nuevas palabras. ¿Y había profecías bíblicas de que la segunda venida del Señor sería en la carne? Se lo pregunté al hermano Zhou.
Presentador: ¿Qué te respondió?
Gu Wenqing: Me dijo que hay profecías bíblicas acerca de la venida del Señor en una nube para aparecer públicamente ante todos, pero que también las hay acerca de Su venida en secreto en la carne. El Señor Jesús anunció: “He aquí, vengo como ladrón” (Apocalipsis 16:15). “Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). “Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:44). “Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25). Todos estos versículos aluden a la venida del Hijo del hombre, e “Hijo del hombre” significa nacido de una persona, de carne y hueso, con una humanidad normal. Si viniera en forma espiritual sobre una nube para aparecerse a todos los pueblos, todo el mundo se asustaría al verlo y se apresuraría a postrarse. ¿Quién se atrevería a oponerse a Él o a rechazarlo? ¿Padecería mucho y sería rechazado por esta generación a Su regreso? Por supuesto que no. El Señor Jesús profetizó que regresaría de dos maneras distintas. Primero vendría en secreto, encarnado, a expresar verdades y realizar la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, y formaría un grupo de vencedores antes de los desastres. Tras los desastres, el Señor vendrá en una nube para aparecer públicamente ante todos. Si solo esperamos contemplar al Señor Jesús en una nube sin aceptar la obra y las palabras de Dios cuando venga en secreto en la carne, ¡el Señor podría rechazarnos! Su enseñanza me supuso un gran despertar. Comprendí que “Hijo del hombre” alude a Dios encarnado. Había hablado mucho de esos versículos bíblicos con los demás a lo largo de los años y les había dicho que el Señor vendría como ladrón, que velaran y oraran mientras lo aguardaban, pero no los vi profetizar la venida del Señor en secreto.
Presentador: Ahora los entendiste de otra forma.
Gu Wenqing: Sí. En ese momento reparé en que, durante todos esos años en que había leído la Biblia, solo había apreciado su sentido literal, pero no había comprendido el sentido real de esas profecías. Después le hice otra pregunta al hermano Zhou. Fue la siguiente: “El Señor Jesús fue crucificado como ofrenda por el pecado de la humanidad y asumió nuestros pecados. Como soy creyente, Él me perdona los pecados, así que debería llevarme directamente al reino de los cielos cuando regrese. ¿Por qué habría de realizar Dios otra etapa de Su obra para la salvación?”. Me contestó preguntándome: “Dices que puedes entrar en el reino por el perdón de tus pecados, pero ¿se basa esto en las palabras del Señor? Él solo nos perdonó los pecados, pero jamás dijo que pudiéramos entrar en el reino por habérnoslos perdonado. Esta es una mera noción humana. El perdón de los pecados implica que Él ya no nos considera pecadores, no que seamos libres de pecado. Ante todo, no implica que seamos puros ni que ya no pequemos ni nos opongamos a Dios. Respecto a quiénes pueden entrar en el reino, el Señor Jesús lo dejó claro: ‘No todo el que Me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. Muchos Me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?”. Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de Mí, los que practicáis la iniquidad”’ (Mateo 7:21-23). ¿No se les perdonaron los pecados también a quienes profetizaban y echaban fuera demonios en el nombre del Señor? Entonces, ¿por qué dijo el Señor que jamás los conoció y los condenó por malhechores? Estas palabras demuestran que todos los que vivan en pecado, aunque sirvan en el nombre del Señor, al final se condenarán y serán indignos del reino de Dios”. El hermano Zhou leyó después unas palabras de Dios Todopoderoso para responderme. “Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad). “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). “Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza establecida que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención en el que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan sucio debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es la de la conquista, así como la segunda etapa en la obra de la salvación” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)). Luego me enseñó lo siguiente: “Como creyentes veteranos, todos tenemos claro algo: tras recibir la fe, cuando pecamos podemos ser perdonados si confesamos y nos arrepentimos ante el Señor. Sin embargo, es innegable que no podemos evitar mentir y pecar todo el tiempo. Vivimos en un círculo de pecar de día y confesar de noche del que no podemos huir”.
Presentador: Muy cierto. De hecho, todo creyente en el Señor vive en este estado.
Gu Wenqing: “Como el Señor solamente realizó la obra redentora, no la de juicio y purificación de los últimos días, nos perdona los pecados, pero aún tenemos una naturaleza pecaminosa. Nuestra naturaleza y nuestro carácter, satánicos, no se han corregido y están todavía más arraigados que los pecados propiamente dichos. Son la raíz de estos y de nuestra oposición a Dios”. El hermano Zhou, además, me puso unos ejemplos, en los que decía que somos arrogantes, astutos y malvados y que vivimos de acuerdo con este carácter satánico, por lo que siempre mentimos y engañamos, somos unos ególatras y nos gusta presumir. Nos disputamos la fama y la ganancia, somos envidiosos y odiosos. Ante un desastre o un problema doméstico, malinterpretamos y culpamos a Dios, hasta el punto, a veces, de negarlo y traicionarlo. Sobre todo cuando la obra de Dios no coincide con nuestras nociones, nos oponemos a Él y lo condenamos tercamente. El Señor Jesús ya ha regresado en la carne y expresado verdades con las que realiza la obra del juicio de los últimos días, y muchos creyentes veteranos lo delimitan de acuerdo con sus nociones porque, alegan, Él no declararía más palabras fuera de la Biblia ni vendría a obrar en la carne. No les interesa buscar ni someterse a la obra de Dios y carecen de toda veneración por Él. Por el contrario, se oponen a ello y lo condenan, con lo que van contra Dios terca y arrogantemente. Si Dios es santo, ¿cómo habría de dejar entrar en Su reino a los que se oponen a Él, que son de Satanás? Así pues, según las necesidades de la humanidad, Dios realiza, sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús, una etapa de Su obra para librarnos de pecado expresando verdades que juzgan y purifican nuestro carácter corrupto. En la Era del Reino, Dios Todopoderoso expresa toda verdad que purifica y salva al hombre y ha revelado todos los misterios de Su plan de gestión, como los objetivos de Su plan de gestión, el trasfondo de las tres etapas de Su obra, los misterios de las encarnaciones, la realidad sobre la Biblia y el destino futuro de las personas. También ha expuesto la realidad sobre la corrupción humana y la raíz de nuestra pecaminosidad y nuestra oposición a Dios, lo que nos enseña cómo cambiar nuestro carácter y arrepentirnos de veras. Esto cumple la profecía del Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16:12-13). Dios Todopoderoso ha expresado estas verdades para corregir nuestra naturaleza pecaminosa. Todos los que acepten el juicio de Sus palabras pueden purificarse, Dios los protegerá en los desastres y entrarán en Su reino.
Presentador: ¿Respondió la enseñanza del hermano Zhou a tu pregunta?
Gu Wenqing: Lo entendí mucho mejor tras escucharlo a él. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús solo realizó la obra de redención, que redimió a la humanidad del pecado. Es en la Era del Reino cuando Dios Todopoderoso expresa verdades para Su obra del juicio, que corregirá nuestra naturaleza pecaminosa al salvarnos del pecado y purificarnos plenamente. Pensé en cómo aún me controlaba realmente el pecado incluso años después de haberme hecho creyente. Sobre todo en los últimos años, me había vuelto más vicioso, igual que un incrédulo. Veía la TV y películas y jugaba al mahjong. Vagueaba, atrapado en una vida de pecado. Comprendí que, en verdad, era indigno de entrar al reino de Dios.
Presentador: Enlazar eso con tu estado tuvo que ser emotivo y hacerte pensar.
Gu Wenqing: Así fue. Recapitulando, fue muy dolorosa la época en que viví en pecado sin saber cómo escapar a ello. Al final entendí que tenía que aceptar la obra del juicio de Dios de los últimos días para librarme de las ataduras del pecado, purificarme y salvarme plenamente. Reflexioné que las palabras de Dios Todopoderoso revelan claramente la raíz de nuestro círculo de pecado y confesión y nos muestran el trasfondo de la obra de Dios, con lo que nos revelan la senda para purificarnos y entrar al reino. Solo Dios podría explicar tan clara Su obra y solo Dios podría salvar a la humanidad del pecado. Tuve entonces mayor certeza de que las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y la voz de Dios. Los días siguientes devoré con ansia las palabras de Dios a diario y pronto estuve seguro de que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús.
Presentador: Debió de resultarte emocionante recibir por fin al Señor.
Gu Wenqing: Mucho. Sin embargo, al mismo tiempo, me embargaba el pesar. Ni en mis mejores sueños había imaginado nunca que Dios Todopoderoso, a quien me había opuesto y condenado todos esos años, era en realidad el Señor Jesús que anhelaba y que La Palabra manifestada en carne, que había condenado, eran las palabras de Dios. Me detesté por ser tan necio y ciego y tardar tanto en entrar en razón. Sujeté La Palabra manifestada en carne en brazos y sollocé.
Presentador: Jamás imaginaste que recibirías al Señor de esa manera, ¿verdad?
Gu Wenqing: Sí, fue toda una sorpresa para mí. Me detestaba de veras por creer en Dios sin conocerlo, por ser arrogante y rebelde y por delimitarlo a mis nociones sin creer que Él regresaría a obrar en la carne. Y lo que es peor, engañé a los hermanos y hermanas con materiales blasfemos para que no investigaran la obra de Dios de los últimos días. Por lo que había hecho, realmente merecía la condena de Dios. Sin embargo, Él se apiadó de mí, en vez de tratarme como merecía por mis transgresiones. Me permitió oír Su voz y recibir Su salvación de los últimos días. ¡Su amor es realmente inmenso!
Luego empecé a reunirme regularmente con aquellos hermanos y hermanas. Todos cantaban himnos y alababan a Dios juntos y compartían las palabras de Dios. Con esa clase de vida de iglesia pude redescubrir el gozo que aporta la obra del Espíritu Santo y recibir la paz que trae la presencia del Señor. Recuerdo que una vez escuché una grabación de las palabras de Dios que me conmovió mucho: “Esta vez, Dios viene a hacer la obra, no en un cuerpo espiritual, sino en uno muy corriente. Además, no solo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo a través del cual Él regresa a la carne. Es una carne muy corriente. No puedes ver nada que lo haga resaltar entre los demás, pero puedes recibir de Él las verdades que nunca antes se han oído. Esta carne insignificante es la personificación de todas las palabras de la verdad de Dios, la que emprende Su obra en los últimos días y la que expresa todo el carácter de Dios para que el hombre lo entienda. ¿No deseas enormemente ver al Dios del cielo? ¿No deseas enormemente entenderlo? ¿No deseas enormemente ver el destino de la humanidad? Él te contará todos estos secretos que ningún hombre ha sido capaz de contarte y Él te hablará también de las verdades que no entiendes. Él es tu puerta al reino y tu guía a la nueva era. Una carne tan corriente contiene muchos misterios insondables. Sus hechos pueden ser inescrutables para ti, pero el objetivo de toda la obra que Él realiza es suficiente para que veas que Él no es simple carne como la gente cree. Porque Él representa la voluntad de Dios, así como el cuidado mostrado por Dios hacia la humanidad en los últimos días. Aunque no puedes oír Sus palabras, que parecen sacudir los cielos y la tierra, aunque no puedes ver Sus ojos como llamas de fuego, y aunque no puedes recibir la disciplina de Su vara de hierro, sí puedes oír de Sus palabras la furia de Dios y saber que Dios muestra compasión por la humanidad; puedes ver Su carácter justo y Su sabiduría, y darte cuenta, además, de la preocupación que Él tiene por toda la humanidad. La obra de Dios en los últimos días consiste en permitirle al hombre ver al Dios del cielo vivir entre los hombres sobre la tierra y permitirles que lo conozcan, obedezcan, reverencien y amen. Por esta razón, Él ha regresado a la carne por segunda vez. Aunque lo que el hombre ve hoy es un Dios igual a él, un Dios con una nariz y dos ojos, un Dios sin nada especial, al final Él os mostrará que sin la existencia de este hombre el cielo y la tierra pasarían por un cambio tremendo; sin la existencia de este hombre, el cielo se volvería sombrío, la tierra se convertiría en caos y toda la humanidad viviría entre hambruna y plagas. Él os mostrará que, si Dios encarnado no viniera a salvaros en los últimos días, entonces Dios habría destruido a toda la humanidad hace mucho tiempo en el infierno; sin la existencia de esta carne, seríais para siempre archipecadores, seríais cadáveres eternamente. Deberíais saber que, sin la existencia de esta carne, toda la humanidad enfrentaría una calamidad inevitable y le resultaría imposible escapar del castigo más severo que Dios le impone en los últimos días. Sin el nacimiento de esta carne corriente, todos vosotros estaríais en un estado en el que rogar por la vida no haría posible vivir, y orar por la muerte no haría posible morir; sin la existencia de esta carne no podríais recibir hoy la verdad y venir ante el trono de Dios. Más bien, Él os castigaría por vuestros graves pecados. ¿Sabéis que si no fuera por el retorno de Dios a la carne, nadie tendría oportunidad de salvarse, y que si no fuera por la venida de esta carne, Dios habría acabado hace mucho la era antigua? Así las cosas, ¿podéis todavía rechazar la segunda encarnación de Dios? Ya que os podéis beneficiar tan enormemente de este hombre corriente, entonces ¿por qué no lo aceptáis con alegría?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Sabías que Dios ha hecho algo grande entre los hombres?). Recuerdo este fragmento: “Sin el nacimiento de esta carne corriente, todos vosotros estaríais en un estado en el que rogar por la vida no haría posible vivir, y orar por la muerte no haría posible morir; sin la existencia de esta carne no podríais recibir hoy la verdad y venir ante el trono de Dios. Más bien, Él os castigaría por vuestros graves pecados”. Esto me emocionó mucho cuando lo oí. Pensé en la época en que no tenía conmigo al Señor. La iglesia parecía desolada y la fe de los hermanos y hermanas estaba decayendo. Nadie estaba inspirado en los sermones y había celos y luchas internas. Todos vivían en pecado sin poder escapar, como los muertos vivientes. Las palabras de Dios Todopoderoso me resucitaron y me devolvieron el gozo de tener a Dios a mi lado. También comprendí un poco, de forma básica, la obra de Dios. Si Dios no se hubiera encarnado y hablado para revelar los misterios de la Biblia y Sus encarnaciones, seguro que aún me aferraría tercamente a mis nociones. A saber cuánta maldad habría cometido contra Dios. ¡Qué valiosa ha sido la encarnación de Dios para nosotros!
Presentador: Sí. Debiste de tener sentimientos complejos.
Gu Wenqing: Sí. Años antes había oído hablar del regreso del Señor y Su nueva obra, pero estaba tan obstinado en mis nociones que me negué a buscar e investigar. Durante esos cinco años, muchísimos hermanos y hermanas me hablaron e instaron a que lo investigara, pero hice oídos sordos. No solo me negué a buscar e investigarlo, sino que me opuse a ello y lo condené. Además, engañé a otros y me interpuse en su camino, así que perdieron la ocasión de recibir al Señor. ¿Acaso se me podía considerar un hombre de fe? ¿No me estaba oponiendo a Dios como los fariseos y lo crucifiqué una vez más? En mis años como creyente, había disfrutado mucho de la gracia de Dios, pero cuando volvió el Señor, no lo conocí. Hasta lo combatí frenéticamente durante cinco años enteros. Durante cinco años hice cosas casi imperdonables. Soy demasiado rebelde.
Presentador: Es sumamente doloroso ver el gran mal que habías cometido.
Gu Wenqing: Al pensar en mis infinitos pecados y comprobar la misericordia y tolerancia de Dios, creí no tener dónde esconderme, que no podría mirar a Dios a la cara. Tomé un libro de las palabras de Dios, me arrodillé y, llorando, oré. Le dije: “¡Dios Todopoderoso! Nunca me afligiste pese a haber sido tan rebelde y desafiante. Me diste la oportunidad de arrepentirme. No sé cómo compensarte por Tu misericordia. Dios Todopoderoso, no te pido más que poder invertir el resto de mi vida en compensarte por Tu amor, en hacer lo que esté en mi mano para traer de vuelta a Tu casa a aquellos que alejé de Ti, que aún no se han presentado ante Ti, para reconfortarte un poco”. Incluso ahora, cada vez que recuerdo los tiempos en que combatía a Dios, es como una puñalada al corazón. Estas palabras me afectan de veras: “Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a la voluntad de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para enseñar a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonios jefes que estorban deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de ‘buena constitución’, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios? ¿Cómo van a saber sus seguidores que son diablos vivientes dedicados a devorar a las almas humanas?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él). Las palabras de Dios me describen a la perfección. Guiaba a los hermanos y hermanas a que siguieran las letras y la doctrina, las nociones, no a Dios. Enaltecía la Biblia mientras me oponía a la obra de Dios en los últimos días. Descarriados por mí, los hermanos y hermanas se aferraban irracionalmente al sentido literal de la Biblia y no se atrevían a aceptar la obra de Dios de los últimos días. Este fue el daño que les hice, la catástrofe fraguada por mí. Los fariseos se aferraron a su Escritura y mandaron crucificar al Señor, con lo que cometieron un pecado atroz. Yo me había aferrado a la Biblia mientras condenaba la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días; en esencia, había crucificado a Dios otra vez. Interpretaba el papel de un fariseo moderno. Aunque muriera mil veces, jamás podría subsanar mis pecados.
Presentador: Eso siempre te atormentará.
Gu Wenqing: Sí. Lo que quiero ahora es hacer todo lo posible por buscar la verdad, cumplir con el deber y predicar el evangelio para pagarle mi deuda a Dios.