Un pequeño asunto reveló mi verdadero ser

27 Mar 2025

Por Tian Tian, China

En abril de 2021, trabajaba en la iglesia como supervisora del trabajo relacionado con textos. Un día, recibí una carta de los líderes superiores, quienes me pidieron que escribiera una evaluación de Liu Li, una líder de la iglesia. Necesitaban que la completara y la enviara en un plazo de tres días. No pude evitar hacer conjeturas: “¿Por qué los líderes superiores me han pedido de repente que evalúe a Liu Li? ¿Será porque sus capacidades de trabajo no son las adecuadas y están recopilando evaluaciones para ver si la destituyen? ¿O será que ven que tiene un sentido de carga, hace trabajo real y quieren ascenderla? Si ascienden a Liu Li y yo destaco sus defectos, ¿dirán los líderes que no trato a las personas con justicia? ¿Dirán que todos tienen defectos y que describir de manera tan negativa a alguien con potencial para desarrollarse demuestra una falta de discernimiento? Pero si van a destituir a Liu Li y yo destaco sus fortalezas, ¿dirán los líderes que realmente me falta aptitud? ¿Se preguntarán cómo yo, una supervisora del trabajo relacionado con textos que suele compartir con los hermanos y hermanas los principios para discernir a las personas, puedo evaluar y describir de manera tan positiva a alguien que será destituida? ¿No pensarán que eso muestra una falta de discernimiento y cuestionarán cómo alguien de ese calibre podría desempeñar un deber tan importante adecuadamente? Si eso sucediera, seguro que los líderes tendrían una mala impresión de mí”. Con esto en mente, decidí manejarlo con cautela y escribir con precisión la evaluación de Liu Li antes de enviarla. Como sabía que Wang Ying, la compañera de Liu Li, vendría a verme al día siguiente, se me ocurrió una idea. Pensé: “¿Por qué no intento obtener algunas pistas de Wang Ying y tantear el terreno un poco para averiguar si a Liu Li la van a ascender o destituir? Si descubro qué le depara a Liu Li, será más fácil escribir la evaluación. Si la van a ascender, haré hincapié en sus fortalezas; mientras que, si la van a destituir, destacaré sus defectos. Escribiré la evaluación según las intenciones de los líderes superiores. De ese modo, seguro que los líderes dirán que tengo discernimiento como supervisora y no acabaré haciendo el ridículo”.

Al día siguiente, otra líder de la iglesia, Wang Ying, vino a hablar sobre ciertos asuntos de trabajo conmigo, pero no me concentré en informarle sobre ello. En cambio, no dejaba de pensar: “¿Qué puedo decir para que Wang Ying me diga qué va a pasar con Liu Li sin que se dé cuenta?”. Apenas Wang Ying terminó de hablar, comencé a hacerle preguntas inquisitivas de forma intencionada: “Últimamente, solo tú has venido a hablar del trabajo con nosotros. ¿Por qué Liu Li no ha venido? ¿Está ocupada?”. Wang Ying respondió con tranquilidad: “Está ocupada con otro trabajo”. Supuse que quizás iban a destituir a Liu Li, pero no podía estar segura. No me atreví a preguntarle directamente a Wang Ying, ya que me preocupaba que dijera que no me centraba en mi trabajo, así que seguí indagando de forma indirecta: “Ustedes dos son las únicas líderes aquí. ¿Cómo gestionan la carga de trabajo?”. Tras hacer la pregunta, presté especial atención a cada gesto y expresión de Wang Ying mientras hablaba para intentar encontrar la más mínima pista que me ayudara a determinar lo que pasaba con Liu Li. Pero, para mi sorpresa, Wang Ying simplemente respondió: “Hemos tenido mucho trabajo últimamente”. Su respuesta aún no me daba información clara, así que me puse muy nerviosa. ¿Qué debía hacer? Todavía no sabía si iban a ascender o destituir a Liu Li. El plazo para enviar la evaluación se acercaba, pero no me atrevía a escribirla, ya que no estaba segura de cómo hacerlo de forma correcta. Pensé: “¿Y si tan solo escribo lo que sé y, luego, le explico a los líderes que solo he visto a Liu Li un par de veces y no la conozco bien, por lo que mi evaluación podría no ser precisa?”. Pero luego reconsideré: “¿Dirán los líderes superiores que, como supervisora, si aún no era capaz de discernir a una persona después de haberla visto varias veces, entonces tenía una aptitud pobre y era incapaz de ver las cosas con claridad? ¡Qué vergonzoso sería! Mejor no escribo la evaluación y así los líderes superiores no sabrán si carezco de discernimiento”. Así que no escribí la evaluación. Pero cuando pensé en ese asunto más tarde, me sentí muy culpable. Me di cuenta de que la casa de Dios exige que evaluemos a las personas de manera justa y objetiva, sobre todo para determinar si cumplen con los principios para que la cultiven y la elijan, o para supervisar y comprobar si hacen un trabajo real y están cualificadas para sus trabajos. Elegir a la persona correcta para un trabajo es crucial, ya que afecta directamente la eficacia del trabajo y está relacionado con proteger la obra de la casa de Dios. Además, escribir la evaluación podría ayudarme a entrar en la verdad de ser una persona honesta. Entonces, ¿por qué me mostraba tan reticente a escribirla? ¿Por qué me sentía tan inquieta? Oré a Dios: “Dios, la tarea de escribir la evaluación de Liu Li me hizo sentir muy en conflicto. Tenía dudas y demasiada cautela al respecto, y temía que, si carecía de discernimiento y la evaluación no era precisa, los líderes me menospreciarían, así que no quería escribirla. Dios, te ruego que me guíes para reconocer mi carácter corrupto”.

Durante mis prácticas devocionales, leí estas palabras de Dios: “Los anticristos están ciegos respecto a Dios, Él no tiene cabida en sus corazones. Cuando se encuentran con Cristo, no lo tratan de manera diferente a una persona normal, se fijan constantemente en Su expresión y tono, cambiando la tonada según la situación, sin decir lo que realmente sucede, sin decir nada sincero, solo pronunciando palabras y doctrinas vacías, tratando de engañar y embaucar al Dios práctico que tienen ante sus ojos. No tienen un corazón temeroso de Dios en absoluto. Ni siquiera son capaces de dirigirse a Él de corazón, de decir algo real. Hablan como una serpiente que se desliza con rumbo sinuoso e indirecto. El estilo y la orientación de sus palabras son como una planta trepadora ascendiendo por un poste. Por ejemplo, cuando dices que alguien tiene aptitud y podrían promoverlo, inmediatamente hablan de lo bueno que es y de lo que se manifiesta y revela en él; y si dices que alguien es malo, se apresuran a hablar de lo malo y malvado que es, de cómo causa perturbación y trastorno en la iglesia. Cuando preguntas por algunas situaciones reales, no tienen nada que decir; andan con evasivas mientras esperan que tú saques una conclusión, atentos al significado de tus palabras, para así ajustar sus palabras a tus pensamientos. Todo lo que dicen son palabras bonitas, lisonjas y servilismo; de su boca no sale ni una palabra sincera. Así es como interactúan con las personas y como tratan a Dios, son así de falsos. Ese es el carácter de un anticristo(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (II)). “Las palabras de Satanás tienen cierta característica: lo que él dice te deja rascándote la cabeza, incapaz de percibir el origen de sus palabras. Algunas veces, Satanás tiene motivaciones y habla en forma deliberada, y otras veces, regido por su naturaleza, tales palabras emergen de manera espontánea y salen directamente de la boca de Satanás. Él no dedica mucho tiempo a sopesar esas palabras; en cambio, se expresan sin pensar. Cuando Dios preguntó de dónde venía, Satanás respondió con unas pocas palabras ambiguas. Te sientes muy desconcertado, sin nunca saber exactamente de dónde viene Satanás. ¿Hay alguno entre vosotros que hable así? ¿Qué clase de forma de hablar es esta? (Es ambigua y no proporciona una respuesta definitiva). ¿Qué tipo de palabras deberíamos usar para describir este modo de hablar? Tiene el propósito de despistar y engañar. Supón que alguien no quiere que otros sepan qué hizo ayer. Le preguntas: ‘Te vi ayer. ¿Adónde ibas?’. No te dice directamente a dónde fue, en su lugar contesta: ‘Vaya día fue ayer. ¡Fue agotador!’. ¿Ha contestado tu pregunta? Lo ha hecho, pero no te ha dado la respuesta que tú querías. Es la ‘genialidad’ en el artificio del lenguaje del hombre. Nunca puedes descubrir lo que quiere decir ni percibir el origen o la intención de sus palabras. No conoces lo que él está intentando evitar porque en su corazón él conserva su propia historia; esto es insidia. ¿Algunos de vosotros soléis hablar a menudo de esta manera? (Sí). ¿Cuál es, pues, vuestro propósito? ¿Es a veces proteger vuestros propios intereses, otras mantener vuestro propio orgullo, vuestra propia posición, vuestra propia imagen, proteger los secretos de vuestra vida privada? Cualquiera que sea el propósito, es inseparable de vuestros intereses, está vinculado a ellos. ¿Acaso no es esta la naturaleza del hombre? Todo aquel que tenga este tipo de naturaleza se relaciona de cerca con Satanás, aun si no es de su familia. Podemos decirlo así, ¿verdad? Por lo general, esta manifestación es detestable y aborrecible(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV). Dios pone al descubierto que, cuando los anticristos tratan con Dios, siempre se comportan falsamente y prestan atención a Su expresión antes de decidir cómo actuar. No hablan con honestidad ante Cristo y usan la estrechez de miras de los seres humanos para engañar a Dios. Su carácter es verdaderamente falso y perverso, por lo que Dios los desdeña. Al reflexionar, me di cuenta de que yo me había comportado de la misma manera. Los líderes superiores me habían pedido que escribiera una evaluación de Liu Li e, independientemente de que fueran a ascenderla o destituirla, debería haber escrito mi evaluación en función de lo que yo sabía de ella y de manera objetiva y veraz, ya que era para defender el trabajo de la iglesia. Pero, en lugar de pensar en cómo hablar con honestidad y cómo escribir lo que sabía de forma justa y objetiva, cumpliendo con mi responsabilidad, primero especulé sobre lo que significaba la solicitud de evaluación y sobre cómo escribirla para beneficiarme a mí misma. Temía que, si mi evaluación no era precisa, los líderes superiores verían mis defectos y pensarían que me faltaba discernimiento, por lo que tendrían una mala impresión de mí. Para proteger mi imagen y estatus a los ojos de los líderes, quise averiguar sus intenciones y seguirlas. Cuando Wang Ying vino a revisar mi trabajo, no me centré en darle un informe adecuado, sino que me devané los sesos pensando en cómo conseguir que me contara lo que pasaba con Liu Li. Si iban a ascender a Liu Li, actuaría en consecuencia y la halagaría, resaltaría sus fortalezas y restaría importancia a sus debilidades, pero, si la iban a despedir, haría hincapié en sus defectos. Pensé que presentar una evaluación de ese tipo haría que los líderes superiores pensaran que yo era una supervisora con buena aptitud, que evaluaba a las personas con precisión y que no tenía demasiadas carencias. Cuando evaluaba a alguien como bueno o malo, no era en función de los hechos ni de los principios-verdad, sino de si iban a ascender o destituir a esa persona. Simplemente me dejaba llevar por las circunstancias, lo que hacía que la evaluación no fuera objetiva ni veraz. Toda persona tiene tanto fortalezas como debilidades, así que tenía que escribir evaluaciones de manera justa, objetiva y veraz. Si una persona no es buena y escribo una evaluación positiva, entonces estoy participando en un engaño y, si eso desorienta a los demás, genera consecuencias adversas y trastorna y perturba el trabajo de la iglesia, entonces estoy haciendo el mal y oponiéndome a Dios. Pero si la persona persigue la verdad y yo escribo una evaluación negativa, entonces estoy siendo injusta con ella, le hago daño y le niego la oportunidad de formarse. La solicitud de los líderes para que evaluara a una persona se debía a que querían analizarla y valorarla de forma integral, según la evaluación de la mayoría, ya que eso garantiza precisión y objetividad. Por lo tanto, cada evaluación es importante. Pero mi carácter corrupto me impulsaba a tratar de exagerar o minimizar las fortalezas y debilidades de una persona para mi propio beneficio. Eso puede desorientar a las personas y hace más difícil que los líderes tengan una comprensión precisa y objetiva de una persona. Sin darme cuenta, obstruía y trastornaba el trabajo de la casa de Dios de elegir y cultivar a las personas. Vi que mi carácter es el mismo que el de un anticristo y que estaba tratando de hablar y escuchar para beneficiarme a mí misma, intentaba leer entre líneas y me esforzaba mucho por encontrar información. Fui muy falsa y vivía sin ninguna dignidad ni integridad. Pensé en las palabras de Dios: “Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconder los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganarte el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Tres advertencias). Los requisitos que Dios nos pone no son altos. Simplemente espera que hablemos y actuemos con franqueza, que llamemos a las cosas por su nombre y que seamos personas honestas que sean prácticas y abiertas, que evitan mentir, engañar y ocultar. No conocía bien a Liu Li y no podía discernirla con precisión, así que debería haber escrito mi evaluación en función de lo que sabía y haber dicho la verdad. Solo tenía que evitar tener motivos ocultos, no incurrir en engaños y ser práctica y justa en mi trato con los demás. Pero mis intenciones no eran las adecuadas y traté de usar la evaluación para ganarme el favor de los líderes superiores. Por eso, traté de evaluar sus preferencias e intenciones para decidir cómo escribir la evaluación según sus deseos. Los líderes querían analizar a una persona y me pidieron mi evaluación, pero no recibieron ni una sola palabra honesta de mi parte. ¡Esa actitud estaba muy lejos de la práctica de ser una persona honesta! Al darme cuenta de esto, me sentí indignada con mi carácter falso.

Más tarde, leí estas palabras de Dios: “¿Y qué es temer a Dios y evitar el mal? Cuando haces una valoración de alguien, por ejemplo, esto tiene que ver con temer a Dios y evitar el mal. ¿Cómo lo valoras? (Debemos ser honestos, justos y ecuánimes, y no debemos basar nuestras palabras en los sentimientos). Cuando dices exactamente lo que piensas y has visto, estás siendo honesto. Ante todo, la práctica de ser honesto coincide con seguir el camino de Dios. Esto es lo que Él enseña a la gente; es el camino de Dios. ¿Cuál es el camino de Dios? Temer a Dios y evitar el mal. ¿Acaso ser honesto no forma parte de temer a Dios y evitar el mal? ¿Y no supone seguir el camino de Dios? (Sí, así es). Si no eres honesto, entonces lo que has visto y lo que piensas no es lo mismo que sale por tu boca. Alguien te pregunta: ‘¿Qué opinas de tal persona? ¿Es responsable con la obra de la iglesia?’, y tú respondes: ‘Es estupendo. Es más responsable que yo, su calibre es mejor que el mío, y su humanidad también es buena. Es maduro y estable’. Pero ¿es esto lo que piensas de corazón? Lo que de verdad observas es que, aunque esta persona tiene calibre, es poco fiable, bastante falsa y muy calculadora. Esto es lo que realmente tienes en mente, pero cuando llega el momento de hablar, se te ocurre eso: ‘No puedo decir la verdad, no debo ofender a nadie’, así que enseguida dices otra cosa, y buscas cosas agradables que decir de él, pero nada de lo que dices es lo que realmente piensas; es todo mentira y falsedad. ¿Indica esto que sigues el camino de Dios? No. Has tomado el camino de Satanás, el camino de los demonios. ¿Cuál es el camino de Dios? Es la verdad, es la base conforme a la cual deben comportarse las personas, y es el camino para temer a Dios y evitar el mal. Aunque le hables a otra persona, Dios también escucha; Él observa y escudriña tu corazón. La gente escucha lo que dices, pero Dios escudriña tu corazón. ¿Son las personas capaces de escudriñar los corazones del hombre? En el mejor de los casos, la gente puede ver que no estás diciendo la verdad; ven lo que hay en la superficie, pero solo Dios es capaz de ver el fondo de tu corazón. Solo Él puede ver lo que estás pensando, lo que estás tramando, y qué ardides, qué métodos traicioneros y pensamientos activos tienes dentro de tu corazón. Cuando Dios ve que no dices la verdad, ¿qué opinión tiene Él de ti y cómo te evalúa? Que no has seguido el camino de Dios en esto porque no has dicho la verdad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Las palabras de Dios dejan claro que a Él le gustan las personas honestas. Esas personas tienen un corazón temeroso de Dios y honran Su grandeza sin importar lo que deban enfrentar. Nunca había pensado que escribir evaluaciones involucraba la verdad de temer a Dios, así que no me tomé la evaluación en serio. Ahora, al reflexionar sobre el asunto de evaluar a Liu Li, vi que ella tenía algunas carencias y deficiencias en su deber, pero también algunas fortalezas, y si no podía discernirla con precisión, debía informar sobre lo que había observado directamente, aceptar el escrutinio de Dios, ser honesta y no falsa. Eso era lo que significaba decir la verdad y ser una persona honesta. Pero, para proteger mi orgullo y estatus, temía que los líderes superiores pudieran desentrañarme si mi evaluación era imprecisa y de quedar mal y que me menospreciaran, así que recurrí a engaños y no dije la verdad. Elegí no escribir la evaluación en lugar de arriesgarme a quedar mal. ¡Fui muy falsa y sospechosa! No estaba dispuesta a ser honesta y a decir la verdad, ¡y eso mostraba que no tenía un corazón temeroso de Dios en absoluto! Las personas que tienen un corazón temeroso de Dios son cautelosas y cuidadosas al evaluar a los demás, y pueden expresar de manera pragmática lo que entienden y opinan de una persona. Pueden hacerlo sin motivos personales y decir todo lo que saben sin exagerar ni ocultar cosas. Ese es el comportamiento de una persona honesta. Sin embargo, cuando las personas que no tienen un corazón temeroso de Dios evalúan a los demás, no consideran si sus palabras se basan en hechos o si ofenden a Dios, y simplemente dicen lo que sea que les beneficie. Ni una sola verdad sale de su boca. Esas personas tienen actitudes muy falsas. Esta vez, al escribir la evaluación, fui revelada y vi que no podía aceptar el escrutinio de Dios en mi deber, que me faltaba un corazón temeroso de Dios, que actuaba en función de lo que me beneficiaba a mí misma y que ponía mis propios intereses por encima de la práctica de la verdad. Eso significaba que estaba transitando por la senda de oponerme a Dios. No esperaba que después de creer en Dios durante tantos años, mi carácter satánico no hubiera cambiado y que todavía pudiera seguir siendo falsa cuando se trataba de mis intereses. ¡Sería muy peligroso seguir así! Le oré a Dios con el corazón para arrepentirme y le pedí que me guiara para comprender de forma más profunda mi carácter satánico.

Un día, durante mis prácticas devocionales, leí estas palabras de Dios: “Lo más complicado es la perversidad, porque se ha convertido en la naturaleza del hombre y ya empieza a glorificarse; ni siquiera un mayor grado de perversidad se verá como algo perverso. Por lo tanto, un carácter perverso es aún más difícil de detectar que uno intransigente. Algunas personas dicen: ‘¿Cómo va a ser difícil detectarlo? La gente tiene lujurias perversas. ¿No es eso la perversidad?’. Eso es superficial. ¿Qué es la verdadera perversidad? ¿Qué estados, al manifestarse, son perversos? Cuando la gente usa declaraciones altisonantes para esconder las perversas y vergonzosas intenciones que yacen en la profundidad de sus corazones, y luego hace a otros creer que esas declaraciones son muy buenas, fidedignas y legítimas, para en última instancia lograr sus motivos ocultos, ¿se trata pues de un carácter perverso? ¿Por qué se le llama a esto ser perverso y no ser falso? En cuanto al carácter y la esencia, la falsedad no es tan mala. Ser perverso es más grave que ser falso, pues es un comportamiento más pérfido y vil, y para una persona normal es más complicado calar esa manera de ser. Por ejemplo, ¿qué tipo de palabras usó la serpiente para engatusar a Eva? Palabras engañosas que suenan correctas y parece que se te dicen por tu propio bien. No eres consciente de que haya nada malo respecto a estas palabras ni una intención maliciosa tras ellas y, al mismo tiempo, te resulta imposible librarte de estas sugerencias de Satanás. Esto es tentación. Cuando te tientan y escuchas ese tipo de palabras, no puedes evitar que te engatusen, y es probable que caigas en la trampa, logrando así el objetivo de Satanás. A esto se le llama perversidad. La serpiente usó este método para engatusar a Eva. ¿Es este un tipo de carácter? (Lo es). ¿De dónde proviene este tipo de carácter? De la serpiente, de Satanás. Este tipo de carácter perverso existe en la naturaleza del hombre(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. El autoconocimiento es lo único que ayuda a perseguir la verdad). Dios pone al descubierto que, cuando las personas interactúan entre sí, suelen hacer declaraciones grandilocuentes y parece que participan en conversaciones legítimas, pero, en realidad, están llenas de artimañas. Usan afirmaciones que parecen buenas y correctas para disimular sus intenciones ocultas y alcanzar sus objetivos. Este carácter es perverso y esas son las personas que Dios más detesta y odia. En ese momento, me di cuenta de la gravedad de mi carácter perverso. Cuando Wang Ying vino a revisar mi trabajo, hice todo lo posible para preguntarle si Liu Li estaba ocupada con el trabajo y le dije que no había visto a Liu Li hacía mucho tiempo, bajo el pretexto de estar preocupada por ella. Esa pregunta parecía mostrar un interés legítimo por Liu Li, pero, en realidad, la había hecho para tratar de obtener la información que quería de Wang Ying y lograr que me revelara lo que sucedería con Liu Li. Pero cuando Wang Ying no siguió el hilo de mis preguntas, cambié mi estrategia y comencé a indagar sobre información relacionada con Liu Li, bajo el pretexto de interesarme por el trabajo de la iglesia. Vi que urdía tramas constantemente con mis palabras y actos para lograr mis objetivos, tendiéndole una trampa a Wang Ying sin que ella lo supiera, y haciendo todo lo posible para usar una conversación que parecía normal para inducirla a que me contara lo que yo quería saber y así poder obtener la información que buscaba. Aparentaba estar tranquila y nada parecía fuera de lugar, pero, en mi fuero interior, tramaba y planeaba. No hablaba ni interactuaba con los demás con sinceridad. En su lugar, dependía de mi carácter satánico, tramaba contra los demás y los manipulaba. ¡Vi que mi naturaleza era verdaderamente perversa! Al igual que la serpiente que tentó a Eva para que comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal, sus palabras sonaban correctas, pero, con sutileza y de forma indirecta, llevaban a las personas por el mal camino y ocultaban sus verdaderas intenciones. Ese es el carácter perverso de Satanás. ¿No era la naturaleza de mis palabras y actos igual a la de la serpiente? ¡Qué forma tan traicionera y artera de vivir! Solo debía escribir una evaluación que no involucraba grandes intereses, pero estaba usando métodos tan despreciables y viles para ser falsa y artera. Si no cambiaba mi carácter, cuando se tratara de asuntos que involucraran grandes intereses, seguro que engañaría a las personas y a Dios con mi carácter perverso y falso. Además, cometería males incluso mayores que ofenderían el carácter de Dios. Vi lo peligroso que era para mí que mi carácter perverso y falso siguiera sin cambiar.

Luego, leí estas palabras de Dios: “Mi reino necesita a los que son honestos; a los que no son hipócritas o falsos. ¿Acaso las personas sinceras y honestas no son impopulares en el mundo? Yo soy justo lo opuesto. Es aceptable que las personas honestas vengan a Mí; me deleito en esta clase de personas, y también necesito a esta clase de personas. Esto es precisamente Mi justicia(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 33). “Durante el periodo en el que uno practica ser una persona honesta, resulta inevitable encontrarse con muchos fallos y momentos en los que se revela la corrupción propia. Habrá momentos en los que las palabras y los pensamientos no se correspondan, u otros de falsedad y engaño. Sin embargo, con independencia de lo que te ocurra, si quieres decir la verdad y ser una persona honesta, debes ser capaz de desprenderte de tu orgullo y vanidad. Cuando no entiendas algo, di que no lo entiendes; cuando no tengas algo claro, di que no lo tienes claro. No temas que los demás te menosprecien o infravaloren. Si hablas consistentemente desde el corazón y dices la verdad de este modo, encontrarás la alegría, la paz y una sensación de libertad y liberación en tu corazón, y la vanidad y el orgullo ya no te constreñirán. Da igual con quién interactúes, si puedes expresar lo que piensas de verdad, ábrele el corazón a los demás y no pretendas saber cosas que no sabes, esa es la postura honesta. A veces, la gente puede menospreciarte y llamarte necio porque siempre dices la verdad. ¿Qué debes hacer en tal situación? Debes decir: ‘Aunque todo el mundo me llame necio, decido ser una persona honesta y no alguien taimado. Hablaré con la verdad y según los hechos. Aunque soy repugnante, corrupto y no valgo nada ante Dios, seguiré contando la verdad sin fingir ni disfrazarme’. Si hablas de este modo, tu corazón estará en calma y en paz. Para ser una persona honesta, debes desprenderte de tu vanidad y tu orgullo, y para hablar de la verdad y expresar tus verdaderos sentimientos, no debes temer el ridículo y el desprecio de los demás. Aunque otros te traten como a un necio, no debes discutir ni defenderte. Si eres capaz de practicar la verdad de este modo, puedes convertirte en una persona honesta(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo una persona honesta puede vivir con auténtica semejanza humana). Dios deja claro el tipo de persona que le gusta y el que odia. Dios solo acepta y bendice a las personas honestas. Dios es santo y la deshonestidad y el engaño no existen en Él. Las palabras de Dios siempre son directas y claras. Tal como Dios instruyó con claridad a Adán y Eva en el Jardín del Edén y les dijo el fruto de qué árbol podían comer y cuál los llevaría a la muerte, las instrucciones de Dios eran claras y no ocultaban nada. Dios también nos exige que seamos personas puras y honestas, ya que esta es una verdadera semejanza humana. Como vivimos en el mundo de Satanás, las personas interactuamos con mentiras, engaños y artimañas, siempre llevamos máscaras y vivimos de una manera que es agotadora. Con el tiempo, Satanás nos acabará corrompiendo cada vez más profundamente y recibiremos el castigo justo de Dios. Vi que algunos hermanos y hermanas a mi alrededor podían practicar ser personas honestas, que cuando veían que había otras personas que tenían problemas, se los podían señalar directamente para ayudarlas. Asimismo, cuando veían que alguien hacía algo que no estaba de acuerdo con la verdad, podían podarlo abiertamente, ser sinceros y ofrecerse ayuda y apoyo mutuamente. Esas personas eran puras, se sentían liberadas y libres, buscaban ser personas honestas y recorrían el camino de la salvación. Llegué a comprender el significado de ser una persona honesta y las palabras de Dios me proporcionaron una senda de práctica. No podía seguir tramando o engañando por orgullo o estatus. ¡Ese comportamiento era realmente despreciable! Tenía que cumplir con el estándar de ser una persona honesta como exige Dios y escribir con honestidad lo que sabía sobre Liu Li. Aunque eso significara quedar mal si lo que escribía no era preciso, bastaría con que fuera siempre honesta y complaciera a Dios.

Además, tenía una opinión falaz respecto a escribir evaluaciones y pensaba que, como supervisora de trabajo relacionado con textos, debía ser capaz de discernir a las personas y escribir evaluaciones precisas para que me consideraran como alguien competente. Por lo tanto, era reticente a ser honesta por miedo a no escribir una evaluación decente y a quedar mal. Más tarde, leí estas palabras de Dios: “Cuando alguien es elegido líder por los hermanos y hermanas, o la casa de Dios lo asciende para que lleve a cabo determinado trabajo o deber, esto no significa que tenga un estatus o una posición especiales, que las verdades que comprenda sean más profundas y más numerosas que las de otras personas, y ni mucho menos que esta persona sea capaz de someterse a Dios y no traicionarlo. Desde luego, tampoco significa que conozca a Dios y que sea una persona temerosa de Él. De hecho, no ha logrado nada de esto. El ascenso y el cultivo son solamente ascenso y cultivo en el sentido simple, y no es lo mismo que Dios los haya predestinado y aprobado. Su ascenso y cultivo simplemente significan que ha sido ascendida y está a la espera de ser cultivada. El resultado final de este cultivo depende de si esta persona persigue la verdad, y de si es capaz de elegir la senda de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, cuando en la iglesia alguien es ascendido y cultivado para que sea líder, solo se le asciende y cultiva en sentido directo; no quiere decir que ya sea acorde al estándar y competente como líder, que ya sea capaz de asumir la labor de liderazgo y hacer un trabajo real; eso no es así. La mayoría de la gente no puede desenmascarar estas cosas y, sobre la base de sus propias figuraciones, admira a quienes han ascendido. Esto es un error. Independientemente de cuántos años lleve creyendo en Dios, ¿alguien que es ascendido realmente posee la realidad-verdad? No necesariamente. ¿Es capaz de implementar los arreglos del trabajo de la casa de Dios? No necesariamente. ¿Tiene sentido de la responsabilidad? ¿Es leal? ¿Es capaz de someterse? Ante un problema, ¿es capaz de buscar la verdad? No se sabe(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Las palabras de Dios me mostraron que, en la casa de Dios, tanto si uno es líder como supervisor, eso no significa que entienda todos los aspectos de la verdad o que posea todos los aspectos de las realidades-verdad. Al designarme como supervisora, la iglesia solo me había dado una oportunidad para formarme, lo que no significaba que entendiera más verdad que los demás o pudiera discernir a distintos tipos de personas. Me quedó claro que había muchas verdades que no entendía y que necesitaba experimentar varios entornos para ganarlas. Me di cuenta de que, si apreciaba esa oportunidad, buscaba más a través de la oración y actuaba de acuerdo con la verdad cuando enfrentaba las cosas, mi vida crecería con rapidez. Sin embargo, en lugar de eso, me vanagloriaba por mi puesto de supervisora y pensaba que, como supervisora, debía tener discernimiento y escribir evaluaciones precisas. Para recibir el elogio y la admiración de los líderes superiores, terminé cayendo en el engaño y la tortuosidad para ocultarme, en lugar de ver mi falta de discernimiento y buscar más verdad en esa área. Si seguía así, eso no solo me impediría entender la verdad, sino que también haría que mi carácter fuera cada vez más falso y, en última instancia, no ganaría nada. Al darme cuenta de esto, conseguí tratar mis deficiencias de manera correcta.

Poco después, recibí una carta de los líderes superiores, donde me pedían que escribiera una evaluación de la hermana Sun Lan. Pensé para mí misma: “Solo tuve contacto con Sun Lan hace dos días, por lo que tengo un entendimiento limitado de ella. Si la evaluación no es precisa, ¿pensarán los líderes que me falta discernimiento y me menospreciarán?”. Pero luego pensé: “He oído que Sun Lan merece que la cultiven, así que tal vez deba resaltar sus fortalezas. Con una evaluación así, seguro que los líderes dirán que, como soy capaz de evaluar a una persona con precisión después de conocerla durante solo dos días, tengo discernimiento. Eso me hará quedar realmente bien”. En ese momento, me di cuenta de que estaba tratando de volver a incurrir en engaños. Dios había orquestado ese entorno para verificar si podía ser una persona honesta. Escribir evaluaciones implica promover o destituir a una persona, por lo que no es un asunto trivial. No podía elegir cómo escribir una evaluación basándome en mis propios intereses. Luego, leí estas palabras de Dios: “Cuando hablas, das tantas vueltas, piensas tanto y vives de una manera tan agotadora, todo para proteger tu propia reputación y orgullo. ¿Le agrada a Dios la gente que actúa así? Dios detesta sobre todo a las personas taimadas. Si quieres liberarte de la influencia de Satanás y alcanzar la salvación, entonces debes aceptar la verdad. Primero debes empezar por convertirte en una persona honesta. Sé franco, di la verdad, no te dejes limitar por tus sentimientos, despójate de tus simulaciones y artimañas, y habla y trata los asuntos con principios: esta es una manera fácil y feliz de vivir, y podrás vivir ante Dios(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al practicar la verdad es posible despojarse de las cadenas de un carácter corrupto). No podía seguir disimulando o aparentando en aras de mi vanidad y estatus. Debía ser una persona honesta y pragmática. Tenía que escribir lo que sabía, sin preocuparme por cómo los demás pudieran percibirme. Comportarme de esa manera me haría sentirme en paz. Así que escribí una evaluación objetiva y justa de Sun Lan y la envié. Sentí una gran sensación de alivio y desahogo en el corazón. Ya no me sentía como antes, cuando dedicaba un esfuerzo mental incalculable al engaño. Después de experimentar la dulce sensación de hablar con sinceridad y practicar la verdad, me dije a mí misma que, en el futuro, cuando enfrentara asuntos que involucraran mi orgullo y sin importar lo vergonzosas que fueran las cosas, tenía que ser una persona abierta y transparente. ¡Gracias a Dios!

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