Detrás de la resistencia a recomendar a las personas adecuadas

27 Mar 2025

Por Qiao Min, China

En enero de 2021, Zhang Fang y yo salimos elegidas como líderes de la iglesia. Estábamos ocupadas en la iglesia desde la mañana hasta altas horas de la noche. Sin embargo, como no había colaborado en el trabajo relacionado con textos ni en el de depuración y porque era nueva en esa iglesia y no conocía muchos aspectos, el trabajo no resultaba muy eficaz. Después de un tiempo, Li Yan regresó de cumplir su deber en otro lugar y también la eligieron como líder de la iglesia. Yo estaba muy feliz. Conocía a Li Yan. Ella ya había cumplido su deber en esta iglesia y comprendía bien todos los aspectos. Además, tenía un calibre elevado y capacidad de trabajo. También había cumplido muchos deberes. Pensé: “Ahora que tenemos a Li Yan para colaborar con el trabajo de la iglesia, debemos ser capaces de encontrar soluciones a los problemas y dificultades de los hermanos y hermanas; además, cuando la eficacia del trabajo aumente, yo también quedaría bien”. Entonces, rápidamente le conté a Li Yan todo acerca de la situación en la iglesia. Li Yan se familiarizó muy rápidamente con el trabajo, y comenzamos a colaborar dividiendo nuestras tareas. Zhang Fang y yo éramos principalmente responsables del trabajo de evangélico y de riego. Li Yan era responsable del trabajo de depuración y la vida de iglesia. Cuando Zhang Fang y yo nos encontrábamos con problemas que no sabíamos resolver, Li Yan siempre era la que nos enseñaba. Con su ayuda, encontrábamos maneras de resolver muchos problemas. Li Yan también se convirtió en un pilar de nuestra iglesia. Los líderes del nivel superior organizaron una reunión de colaboradores con nosotras para examinar nuestro trabajo en la iglesia y, cuando vieron que estábamos colaborando activamente y llevábamos a cabo las diversas tareas del trabajo de manera ordenada, nos siguieron dando el visto bueno. Recordé cuando los líderes habían venido previamente a ver cómo trabajábamos. Nos habían podado porque no habíamos realizado bien algunas tareas claves, lo que causó demoras. Me sentía avergonzada y no podía levantar la cabeza. Ahora que teníamos a Li Yan para colaborar con nuestros deberes, la eficacia del trabajo era claramente diferente. Ahora los líderes del nivel superior rara vez nos podaban y yo quedaba bien en las reuniones de colaboradores. Pensé: “En el futuro, debo colaborar bien con Li Yan y esforzarme por hacer todas las tareas de la iglesia incluso mejor”.

Una noche de julio, los líderes del nivel superior enviaron una carta en la que nos pedían que les recomendáramos a alguien que fuera bastante bueno y pudiera hacerse cargo de la obra de la iglesia. Pensé: “Li Yan es la mejor en cuanto al calibre y capacidad de trabajo, y obtendrá más práctica si la ascienden. Pero, si la recomendaba, nuestra iglesia perdería uno de sus pilares. Zhang Fang y yo aún no somos lo suficientemente buenas en nuestro trabajo. Si el trabajo de la iglesia se vuelve menos eficaz, los líderes del nivel superior dirán, sin duda, que nos falta capacidad de trabajo y no podemos hacer un trabajo real. Incluso podrían despedirnos. ¿Qué pensarán nuestros hermanos y hermanas de nosotros entonces? No puedo recomendar que Li Yan vaya. Pero, si no la recomiendo, no estaría protegiendo la obra de la iglesia ni considerando el panorama general”. Ninguna opción parecía adecuada, y eso me hizo sentir realmente preocupada. Al final, le dije de mala gana a Li Yan: “Recomendaré que tú vayas”. Li Yan dudó y no dijo nada, pero sentí que ella no quería ir. Al principio, quería preguntarle qué pensaba y hablar con ella, pero, luego pensé: “¿Qué tal si después de nuestra charla acepta irse? Entonces, los resultados de la obra de nuestra iglesia decaerían, y yo quedaría mal. Olvídalo. No le preguntaré ni hablaré con ella. Simplemente fingiré que no vi nada. ¿Acaso no sería mejor para mí si ella no fuera?”. Entonces, no les respondí a los líderes del nivel superior. Cuando llegué a casa, me quedé en mi cama, dando vueltas y sin poder dormir. Pensé en cómo los líderes nos habían pedido que respondiéramos rápidamente, pero yo me había demorado sin responder. ¿Esto retrasaría el trabajo? Cuanto más pensaba en eso, más me perturbaba. Pero, en mi interior, todavía no estaba dispuesta a recomendar a Li Yan. Había tanto trabajo que hacer en la iglesia, y con una persona menos colaborando, la eficacia del trabajo seguramente no sería tan buena. Al pensar en esto, no la recomendé.

En la mañana del segundo día, me levanté sintiéndome débil y decaída; no podía comer. Me sentía inquieta por dentro. Oré ante Dios y, al buscar, vi estas palabras de Él: “No importa lo que estén haciendo, los anticristos consideran primero sus propios intereses y solo actúan una vez que lo han pensado todo bien; no se someten verdadera, sincera y absolutamente a la verdad sin compromiso, sino que lo hacen de manera selectiva y condicional. ¿Cuáles son las condiciones? Se trata de que su estatus y reputación estén a salvo y de que no deben sufrir ninguna pérdida. Solo después de que se satisfaga esta condición, decidirán y elegirán qué hacer. Es decir, los anticristos consideran muy seriamente la manera de tratar los principios-verdad, las comisiones de Dios y la obra de la casa de Dios o cómo ocuparse de las cosas a las que se enfrentan. No les importa cómo satisfacer las intenciones de Dios, cómo evitar dañar los intereses de Su casa, cómo contentar a Dios o cómo beneficiar a los hermanos y hermanas; esas no son las cosas que les interesan. ¿Qué les importa a los anticristos? Si su propio estatus y su reputación van a verse afectados y si su prestigio va a disminuir. Si hacer algo de acuerdo con los principios-verdad beneficia a la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, pero puede provocar que su propia reputación se vea afectada y causar que mucha gente se dé cuenta de su verdadera estatura y sepa qué tipo de esencia-naturaleza tiene, entonces no cabe duda de que no van a actuar de acuerdo con los principios-verdad. Si piensan que hacer algo de trabajo real provocará que más personas piensen bien de ellos, los respeten y los admiren, que les dará incluso un mayor prestigio o hará que sus palabras tengan autoridad y causará que más personas se sometan a ellos, entonces elegirán hacerlo así. De lo contrario, nunca escogerán renunciar a sus propios intereses por consideración hacia los intereses de la casa de Dios o de los hermanos y hermanas. Esta es la esencia-naturaleza de los anticristos. ¿Acaso no es egoísta y despreciable?(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Las palabras de Dios dieron en el clavo cuando se trataba de exponer mi estado. El carácter que había revelado era tan egoísta y despreciable como el de un anticristo. Para proteger mi propia imagen y estatus, no había pensado para nada en los intereses de la casa de Dios. Los líderes del nivel superior me habían pedido que les recomendara a alguien para que se encargara de la obra de la iglesia a mayor escala. Sabía muy bien que Li Yan tenía buen calibre y capacidad de trabajo, y era una candidata apta. Según los principios, debía haberla recomendado, pero temía que, cuando Li Yan se fuera, yo no pudiera hacer bien ciertas tareas, y los resultados del trabajo decayeran, los líderes me podarían, y yo quedaría mal. Por eso no quería recomendar a Li Yan. Cuando vi que Li Yan no quería ir, no pregunté por sus dificultades ni hablé con ella para ayudar. Me sentía secretamente feliz y deseaba con ansias que ella no se fuera. Al pensar en que la obra de la iglesia ahora necesitaba urgentemente personas que colaboraran, como líder de la iglesia, debería haber considerado la intención de Dios; también debería haber hablado con Li Yan y haberla ayudado para que pudiera colaborar proactivamente. Pero, en realidad, no pensaba en la obra de la iglesia. ¡Era realmente egoísta y despreciable! ¡No había rastros de humanidad en mí! Me sentí muy culpable y les escribí de inmediato a los líderes para recomendarles a Li Yan.

Pasó un tiempo y los líderes del nivel superior no respondieron, así que asumí que habían encontrado a alguien de otra iglesia y no necesitaban a Li Yan. Secretamente, estaba un poco feliz. Inesperadamente, un día, los líderes escribieron una carta pidiendo a los hermanos y hermanas que escribieran una evaluación de Li Yan. Al ver esta carta, se me cayó el alma a los pies y pensé: “Quieren una evaluación de Li Yan, así que parece que los líderes sí quieren ascenderla”. Estaba un poco decepcionada. “Ahora el diácono del evangelio está gravemente enfermo y no puede cumplir sus deberes. Me estoy ocupando del trabajo evangélico aparte de mis otros deberes. Además, el trabajo evangélico no ha progresado últimamente y estoy muy ansiosa. Es posible que no pueda encontrar a la persona adecuada por un tiempo. En un principio, Li Yan iba a terminar su propio trabajo y luego me ayudaría con el trabajo evangélico. Si la transfieren, ¿quién me ayudará con esto? Además, tendremos que asumir todo el trabajo de Li Yan. ¿Cómo podemos Zhang Fang y yo asumir la carga de todas estas tareas? Si los resultados del trabajo no mejoran, ¿cómo nos verán los hermanos y hermanas?”. Al pensar en todo esto, quise mantener a Li Yan aquí. Tenía muy claro que, si escribía una evaluación honesta de Li Yan, las posibilidades de que la ascendieran serían muy altas. Entonces, escribí sobre lo negativa y perdida que se encontraba después de que la despidieran de su cargo, pensando que, si los líderes veían que ella era así, no la ascenderían. Después de escribir la carta, no pensé más en ello y se terminó el asunto.

Un día, me encontré con un pasaje de las palabras de Dios y llegué a comprender la naturaleza y las consecuencias de actuar de esa manera. Dios Todopoderoso dice: “La casa de Dios debe distribuir de forma centralizada al pueblo escogido de Dios. Esto no tiene nada que ver con ningún líder, jefe de grupo o individuo. Todos deben actuar de acuerdo con los principios; esta es la regla de la casa de Dios. Los anticristos no actúan de acuerdo con los principios de la casa de Dios, intrigan constantemente en aras de su propio estatus e intereses, y hacen que hermanos y hermanas de buen calibre les sirvan para consolidar su poder y estatus. ¿No es esto egoísta y vil? En apariencia, al mantener a las personas de buen calibre a su lado y no permitir que la casa de Dios las traslade, parece que están pensando en la obra de la iglesia, pero en realidad solo están pensando en su propio poder y estatus, y en absoluto en la obra de la iglesia. Tienen miedo de hacer mal el trabajo de la iglesia, ser reemplazados y perder su estatus. Los anticristos no piensan en la obra más amplia de la casa de Dios, solo piensan en su propio estatus, lo protegen sin preocuparse por el costo de los intereses de la casa de Dios, y defienden su propio estatus e intereses en detrimento de la obra de la iglesia. Esto es egoísta y vil. Al enfrentarte a una situación así, como mínimo uno debe pensar con su conciencia: ‘Estas personas son de la casa de Dios, no son mi propiedad personal. Yo también soy miembro de la casa de Dios. ¿Qué derecho tengo a impedir que la casa de Dios transfiera personas? Debería considerar los intereses generales de la casa de Dios, en lugar de concentrarme solo en el trabajo dentro del ámbito de mis propias responsabilidades’. Tales son los pensamientos que deberían tener las personas que poseen conciencia y razón, y la razón que deberían poseer los que creen en Dios. La casa de Dios participa en la obra del todo y las iglesias se encargan del trabajo de las partes. Por lo tanto, cuando la casa de Dios tiene una necesidad especial de parte de la iglesia, lo más importante para los líderes y obreros es obedecer los arreglos de la casa de Dios. Los falsos líderes y anticristos no poseen esa conciencia y razón. Son todos bastante egoístas, solo piensan en ellos mismos, no tienen consideración hacia la obra de la iglesia. Solo consideran los beneficios que tienen ante sus propios ojos, no el marco completo de la obra de la casa de Dios, así que son absolutamente incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios. Son extremadamente egoístas y viles. En la casa de Dios son incluso tan audaces como para ser obstructivos, e incluso se atreven a atrincherarse con sus ideas. Así son las personas más carentes de humanidad, son personas malvadas. De esta clase de personas son los anticristos. Siempre tratan la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, e incluso a todos los bienes de la casa de Dios que corresponden al ámbito de su responsabilidad, como propiedad privada que les pertenece. Creen que depende de ellos cómo se distribuyen, transfieren y utilizan estas cosas, y que a la casa de Dios no se le permite intervenir. Una vez que están en sus manos, es como si estuvieran en posesión de Satanás, a nadie se le permite tocarlos. Son el pez gordo, el mandamás, y cualquiera que vaya a su territorio tiene que obedecer sus órdenes y disposiciones de manera educada y dócil, así como seguir sus indicaciones. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza dentro de la calidad humana de los anticristos. No tienen ninguna consideración hacia la obra de la casa de Dios, no siguen en absoluto los principios y solo piensan en sus propios intereses y en su propio estatus, que son todos rasgos distintivos del egoísmo y la vileza de los anticristos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)). Dios expone que los anticristos son especialmente egoístas y despreciables, y tratan a los hermanos y hermanas como herramientas para servirles por el bien de su propia reputación y estatus sin tomar en cuenta para nada la obra de la casa de Dios. Al compararme con los anticristos, nuestro comportamiento era el mismo. Sabía muy bien que, tras su despido, Li Yan había logrado comprenderse a sí misma y cambiar un poco, y que ahora cumplía con sus deberes de manera eficiente. Pero había temido que, si la recomendaba, los resultados de la obra de nuestra iglesia no mejorarían, y yo perdería prestigio, así que había mencionado cómo Li Yan actuó cuando su estado era malo para engañar a los líderes, con la esperanza de mantener a Li Yan aquí para seguir contando con ella. Li Yan no estaba muy dispuesta a ir, pero yo no le había ofrecido que hablemos o ayudarla, e incluso había estado secretamente feliz, con la esperanza de que ella continuara viviendo en un estado equivocado, para que no la transfirieran. Yo sabía perfectamente que la obra de la iglesia necesitaba gente, pero solo me había preocupado por proteger mis propios intereses y no había considerado para nada la obra general de la iglesia. ¿Acaso eso era cumplir mi deber? Para lograr que alguien se quedara a servirme y preservar mi propia reputación y estatus, ignoré por completo las necesidades de la obra de la iglesia. ¿Acaso no estaba trastornando la obra de la iglesia al hacer esto? La senda que había estado recorriendo era la senda de los anticristos de resistirse a Dios. Si no descartaba mis sendas malvadas y me arrepentía ante Dios, con el tiempo Él me descartaría. Cuanto más pensaba en ello, más miedo tenía y comencé a odiar un poco mi naturaleza satánica egoísta y despreciable, así que oré a Dios y le dije que estaba dispuesta a arrepentirme.

Leí un pasaje de las palabras de Dios: “Aquellos capaces de poner en práctica la verdad pueden aceptar el escrutinio de Dios en las cosas que hacen. Cuando aceptes el escrutinio de Dios, tu corazón se enderezará. Si solo haces las cosas para que otros las vean, y siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás, y no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen un corazón temeroso de Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con las intenciones de Dios y empezar por contemplar si ha habido impurezas en el cumplimiento de tu deber, si has sido leal, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has estado pensando de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Si piensas en ellas con frecuencia y las comprendes, te será más fácil cumplir bien con el deber. Si tu calibre es bajo, si tu experiencia es superficial, o si no eres experto en tu ocupación profesional, puede haber algunos errores o deficiencias en tu obra y puede que no consigas buenos resultados, pero habrás hecho todo lo posible. No satisfaces tus propios deseos egoístas ni preferencias. Por el contrario, consideras de forma constante la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios. Aunque puede que no logres buenos resultados con tu deber, se habrá enderezado tu corazón; si además puedes buscar la verdad para resolver los problemas en tu deber, entonces estarás a la altura en el cumplimiento de este y, al mismo tiempo, podrás entrar en la realidad-verdad. Eso es lo que significa poseer testimonio(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). Las palabras de Dios señalaron una senda de práctica. Al cumplir nuestro deber, debemos dejar de lado las ambiciones y los deseos personales y poner la obra de la casa de Dios ante todo. Tomemos como ejemplo el asunto de la recomendación de Li Yan. Como la hermana cumplía con las condiciones de la casa de Dios para el ascenso y el cultivo, yo debería haberla recomendado y haber dejado que obtuviera una mejor práctica en una posición adecuada, lo cual también beneficiaría la obra de la iglesia. Al reconocer esto, estaba dispuesta a recomendar a Li Yan, y ya no pensaba en que perdería prestigio porque los resultados de mi propio trabajo serían malos. Solo quería orar y confiar más en Dios, y llevar a cabo el trabajo de la iglesia lo mejor que pudiera.

Poco después, transfirieron a Li Yan, y yo asumí el trabajo del que ella había sido responsable. Anteriormente, yo casi no había participado en el trabajo del que ella era responsable. Cuando vi que el trabajo de depuración tocaba muchos principios, y que no dominar esos principios lo demoraría, me sentí un poco estresada. En ese momento, recordé que Dios decía que debemos cumplir nuestro deber con todo nuestro corazón, fuerza y mente. Debía aplicar todas mis fuerzas y hacer todo lo que sea capaz de hacer. Más adelante, mientras los hermanos y hermanas estaban clasificando los materiales para echar personas, aparecieron muchas desviaciones y problemas. Entonces, estudié y hablé sobre los principios con todos, busqué orientación para todo lo que no comprendía y, de a poco, fui adquiriendo cierta comprensión de estos. Cuando adopté la mentalidad correcta para colaborar, en realidad, no fue tan difícil como creía. Recordé que, antes, cuando Li Yan estaba aquí, fue ella quien había resuelto muchos de los problemas y dificultades de los hermanos y hermanas hablando con ellos, así que yo no había tenido una carga. Cuando Li Yan se fue, comencé a confiar cada vez más en Dios y también tenía una carga más pesada que antes.

Le agradecí a Dios por haber arreglado de manera práctica los entornos, lo que me permitió comprender un poco la esencia egoísta y despreciable de mi naturaleza. Al mismo tiempo, también me di cuenta de que, siempre que la iglesia necesite personas que colaboren con la obra, debemos proveerlas y recomendarlas activamente, y no debemos pensar en nuestros propios intereses, sino considerar la obra general de la iglesia. Eso es proteger la obra de la iglesia y está de acuerdo a las intenciones de Dios. Cuando dejé de lado mis propios intereses y asumí la carga de mi deber, también pude resolver algunas de las dificultades de mi deber, y vi el liderazgo de Dios. Practicar de esta manera me hizo sentir a gusto y en paz en mi interior.

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