Cómo hacer un devocional para establecer una relación con Dios
- Índice
- 1. Enfócate en serenarte ante Dios en los devocionales
- 2. Enfócate en reflexionar sobre la palabra de Dios en los devocionales
- 3. Considera los problemas prácticos y las dificultades en tus devociones
¿Alguna vez te has enfrentado a este dilema, que aunque hagas tus devocionales y ores todos los días, sigues son ganar mucho de cualquier cosa ni te sientes conmovido? ¿Por qué realmente sucede eso? ¿Cómo podemos obtener resultados de nuestros devocionales diarios? Siempre y cuando sigamos los tres principios de práctica indicados a continuación, podemos mejorar lo que obtenemos de nuestra vida espiritual y crecer en la vida más rápidamente.
1. Enfócate en serenarte ante Dios en los devocionales
Encontrar el enfoque correcto de los devocionales es necesario para que nuestra vida espiritual dé sus frutos. Primero, hemos de serenarnos ante Dios. Cuanto más lo hagamos, más fácil será obtener el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. Si no podemos hacer eso, entonces mientras leemos las palabras de Dios todavía tenemos en nuestras mentes cosas como el trabajo, la escuela y la familia. En tal caso, solo nos limitamos a actuar por inercia y apaciguar a Dios en nuestros devocionales porque no estamos enfocados únicamente en adorar a Dios y leer en oración Sus palabras. Eso hace improbable que recibamos esclarecimiento del Espíritu Santo, aunque entendamos el significado literal de las palabras de Dios.
La palabra de Dios dice: “Una vida espiritual normal es una vida vivida ante Dios. Al orar, uno puede aquietar su corazón ante Dios y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, conocer las palabras de Dios, y entender Su voluntad. Al comer y beber de Sus palabras, la gente puede obtener una comprensión más clara y completa de la obra actual de Dios. También pueden obtener una nueva senda de práctica, y no se aferrarán a lo viejo; lo que practican tendrá como objetivo lograr el crecimiento en la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal). “Si queréis tener vuestro corazón realmente en paz ante Él, entonces debéis hacer la obra de cooperación consciente. Es decir, cada uno de vosotros debe dedicar un tiempo para vuestras devociones, un momento en el que apartáis a todas las personas, asuntos u objetos, calmáis vuestro corazón y guardáis silencio ante Dios. Todo el mundo debería tomar notas devocionales, registrar su conocimiento de la palabra de Dios y cómo se les conmueve el espíritu, independientemente de que sea profundo o superficial, todos deben acallar sus corazones ante Dios de manera consciente. Si puedes dedicar una o dos horas cada día a una vida espiritual verdadera, tu vida durante ese día se sentirá enriquecida y tu corazón será brillante y claro. Si vives esta clase de vida espiritual a diario, entonces tu corazón podrá volver a estar más en posesión de Dios, tu espíritu se volverá cada vez más fuerte, tu condición mejorará constantemente, podrás recorrer mejor la senda por la que guía el Espíritu Santo, y Dios te concederá más bendiciones. El propósito de vuestra vida espiritual es obtener conscientemente la presencia del Espíritu Santo. No consiste en observar reglas o celebrar rituales religiosos, sino en actuar verdaderamente en sintonía con Dios y disciplinar realmente vuestro cuerpo. Esto es lo que el hombre debe hacer; así que debéis hacerlo esforzándoos al máximo” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una vida espiritual normal guía a las personas por el camino correcto). Podemos ver en la palabra de Dios que la práctica de serenar nuestro corazón ante Dios es necesaria para una buena vida espiritual. Antes de los devocionales, necesitamos alejarnos conscientemente de todo lo que pueda interrumpirnos, de todas las personas, eventos y cosas que puedan alejar nuestro corazón de Dios. En general, nuestros corazones están más apaciguados por la mañana, antes de que nos ocupemos de las innumerables pequeñas cosas que surgen en nuestras vidas y en el trabajo. Podemos orar a Dios en este momento, contándole todas nuestras dificultades y deficiencias; podemos leer cuidadosamente las palabras de Dios, reflexionando y buscando su voluntad y un camino de práctica. Cuanto más nos serenemos ante Dios de esta manera, más probabilidades tendremos de ganar la obra del Espíritu Santo. Esta es una forma mejor de sacar provecho de nuestros devocionales y así nuestra condición espiritual seguirá mejorando.
2. Enfócate en reflexionar sobre la palabra de Dios en los devocionales
La segunda forma de sacar más provecho de nuestros devocionales es enfocarse en la reflexión de la palabra de Dios. Mucha gente lee la palabra de Dios en sus devocionales, pero no la tienen realmente en cuenta, solo la hojean y se contentan con entender su significado superficial. Sin embargo, no logran comprender verdaderamente la voluntad o los requisitos de Dios. Con este enfoque, por mucho que lean la palabra de Dios, no entenderán la verdad. Todos sabemos que la palabra de Dios es la verdad, que es una expresión de Su carácter y que revela Su vida misma. Está llena de la propia voluntad de Dios, por lo que no es algo que podamos entender realmente con solo pensar en ella un momento. Tenemos que leer y reflexionar en oración una y otra vez con corazones reverentes y el anhelo de obtener el esclarecimiento del Espíritu Santo; esta es la única forma de entender las verdades de la palabra de Dios, de entender lo que realmente nos dice. Dios dice: “La devoción sincera a las palabras de Dios implica, principalmente, buscar la verdad, buscar las intenciones de Dios en Sus palabras, centrarse en comprender la voluntad de Dios y entender y obtener más verdad a partir de Sus palabras. Cuando leía las palabras de Dios, Pedro no estaba centrado en entender las doctrinas y, menos aún, en obtener conocimiento teológico; más bien, se concentró en comprender la verdad y captar la voluntad de Dios y lograr un entendimiento de Su carácter y Su encanto. Pedro también intentó comprender los diversos estados corruptos del hombre a partir de las palabras de Dios, así como la naturaleza corrupta del hombre y sus verdaderas deficiencias, cumpliendo, así, con todos los aspectos de las exigencias que Dios le hace al hombre para que lo satisfaga. Pedro tuvo muchas prácticas correctas que se ciñeron a las palabras de Dios. Esto estuvo totalmente alineado con la voluntad de Dios y fue la mejor forma en la que una persona podía cooperar al tiempo que experimentaba la obra de Dios” (‘Cómo caminar por la senda de Pedro’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Podemos observar aquí que al leer la palabra de Dios, necesitamos tener en cuenta el propósito de Dios al decir esto, cuál es la voluntad de Dios, lo que puede alcanzar dentro de nosotros, de qué manera somos rebeldes o deficientes, y cómo practicar la verdad para resolver estos problemas. Cuando busquemos y reflexionemos de este modo, obtendremos el esclarecimiento de Dios antes de que nos demos cuenta, permitiéndonos entender lo que la palabra de Dios está diciendo realmente, y cuáles son los propósitos e intenciones de Dios. Después de eso, cuando actuemos de acuerdo a los requisitos de la palabra de Dios, seremos capaces de entender gradualmente la verdad y entrar en la realidad. Esto hará que sea más fácil recoger una cosecha de nuestros devocionales.
Tomemos este versículo de la Biblia como ejemplo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza” (Marcos 12:30). Comprendemos a partir de esto que Dios requiere que lo amemos con todo nuestro corazón y toda nuestra mente: ¿Por qué requeriría eso de nosotros? ¿Cuál es la voluntad de Dios? Podemos reflexionar sobre esto y darnos cuenta de que Dios sabe que desde que fuimos corrompidos por Satanás, todos tenemos una naturaleza egoísta. Siempre estamos pensando en cómo satisfacer nuestros propios intereses en todo, por lo que cuando nos consagramos a Dios únicamente hacemos un trato con Dios, tratando de obtener bendiciones y gracia de Él, y podemos quejarnos a Dios cuando nuestros deseos no se cumplen. No estamos viviendo nada más que un carácter satánico. Esto es resistirse y engañar a Dios. Dios tiene un carácter santo y justo, por lo que si continuamos con este tipo de búsqueda, por muy duro que trabajemos para Dios, no obtendremos la aprobación de Dios ni entraremos en Su reino. Dios hizo este requisito de acuerdo con nuestras propias deficiencias y necesidades, esperando que cuando cumplamos con nuestros deberes, no lo hagamos de forma adulterada o transaccional. Él espera que no vivamos de acuerdo a nuestro egoísta y despreciable carácter corrupto, sino que estemos contentos de trabajar y ofrecernos a nosotros mismos por nuestro amor a Dios, y vivir una verdadera semejanza humana. Solo así ganaremos la aprobación de Dios. Cuando consideramos y nos damos cuenta de estas cosas, la decisión de tener sed de la verdad y abandonar la carne puede surgir dentro de nosotros, y nos volvemos dispuestos a amar a Dios con todo nuestro corazón y toda nuestra mente. Esto es lo que se logra leyendo en oración la palabra de Dios. Cuando nos acercamos a la palabra de Dios de este modo todo el tiempo y vivimos ante Dios, nuestra vida espiritual seguirá mejorando.
3. Considera los problemas prácticos y las dificultades en tus devociones
Para lograr resultados en nuestra vida espiritual, tenemos que asumir la responsabilidad de comer y beber la palabra de Dios, y hemos de aprender a vincular eso con nuestro estado actual y buscar la verdad. Esto es muy importante. Tal como dice la palabra de Dios: “Cuando comas y bebas de las palabras de Dios, deberás comparar con ellas la realidad de tu estado. Es decir, cuando descubras tus defectos en el transcurso de tu experiencia real, deberás saber encontrar una senda de práctica y dar la espalda a tus motivaciones y nociones incorrectas. Si siempre te esfuerzas por estas cosas y pones todo tu corazón en lograrlas, tendrás una senda que seguir, no te sentirás vacío y, por tanto, podrás mantener un estado normal. Solo entonces serás una persona que soporta una carga en la vida, que tiene fe” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (7)).
“Como te presentas delante de Dios llevando una carga, y siempre sientes que tienes todo tipo de carencias, que hay muchas verdades que tienes que saber, mucha realidad que tienes que experimentar y le debes prestar atención completa a la voluntad de Dios, estas cosas siempre están en tu mente. Es como si estuvieran presionándote con tal fuerza que no te dejaran respirar, y por eso te sientes apesadumbrado (aunque no te halles en un estado negativo). Solo esta clase de personas son aptas para aceptar el esclarecimiento de las palabras de Dios y que el Espíritu de Dios las toque” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Es muy importante establecer una relación normal con Dios). Dios expresa verdades para abordar las deficiencias y necesidades de la humanidad, por lo que cuando leemos la palabra de Dios tenemos que buscar la verdad para resolver nuestros problemas reales. Hemos de echar un vistazo a nuestros problemas y dificultades reales a la luz de la palabra de Dios para que podamos obtener el esclarecimiento del Espíritu Santo. Por ejemplo, si descubrimos que cuando estamos con hermanos y hermanas o cooperando con alguien en nuestro deber, siempre estamos mostrando arrogancia, aferrándonos a nuestras propias opiniones, obligando a los demás a que nos escuchen, y tal vez incluso sermoneándolos y agobiándolos, debemos considerar cuidadosamente este problema en nuestros devocionales. ¿Por qué siempre estamos exhibiendo este tipo de corrupción y parece que no pudiéramos cambiar nunca? ¿Por qué no podemos escapar de las ataduras del pecado y dejar de pecar? Y a menudo no podemos evitar mentir y engañar para mantener nuestra propia imagen y nuestra posición; ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué es tan difícil ser una persona honrada? Nuestros pecados fueron perdonados por el Señor Jesús, entonces ¿por qué estamos pecando constantemente? ¿Puede la gente como nosotros, que siempre está pecando, realmente entrar en el reino de los cielos? Hazte estas preguntas y otras más. Especialmente ahora que una pandemia está devastando el mundo y los desastres se ciernen sobre nosotros, todavía no hemos visto al Señor venir en una nube, por lo que estamos destinados a sucumbir a los desastres tarde o temprano. No podemos perder el tiempo orando al Señor y averiguando cuál es Su voluntad ahora que los desastres han llegado. Tenemos que reflexionar plenamente sobre algunas cuestiones prácticas: ¿Dónde aparecerá y obrará el Señor cuando venga en los últimos días? ¿Dónde hablará el Espíritu Santo a las iglesias? ¿Cómo podemos ser como vírgenes prudentes y dar la bienvenida al Señor? ¿Qué clase de iglesia es la iglesia de Filadelfia que será arrebatada? Al plantear estas preguntas prácticas en nuestros devocionales y en la lectura de la palabra de Dios, y buscar la voluntad real de Dios, podemos obtener más fácilmente la iluminación y la guía de Dios. Esto puede resolver nuestros problemas y dificultades, ofreciéndonos un camino de práctica. Si solamente leemos las Escrituras y oramos mecánicamente, tratando nuestros devocionales como una tarea más, con desinterés, nuestra vida espiritual lo padecerá y se convertirá en nada más que un rito religioso, una convención religiosa.
Estos son los tres principios de la práctica que debemos aprovechar para nuestros devocionales espirituales. Mientras apliquemos estos principios y los practiquemos en nuestros devocionales diarios, obtendremos más esclarecimiento del Espíritu Santo, veremos una mejora constante en nuestras vidas espirituales, y experimentaremos gradualmente un crecimiento en la vida.
Nota del editor: ¿Te han sido útiles estos tres principios de práctica para los devocionales? Si es así, no dudes en compartirlos con más hermanos y hermanas para que así más gente descubra un modo mejor de hacer sus devocionales. Si tienes alguna otra consulta o pregunta sobre tu creencia, ponte en contacto con nosotros a través de Messenger o WhatsApp, y estaremos encantados de comentarlas contigo.
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