Cómo cambié mi comportamiento orgulloso
Por Bernard, CamerúnSolía considerarme una persona muy inteligente, del tipo que siempre podía hacer absolutamente todo sin ayuda de nadie....
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
En 2019, la hermana Guan Xin fue traída para monitorear el trabajo de nuestra iglesia. Yo ya la conocía de hacía un par de años atrás y vi que no había cambiado. En las reuniones, siempre hablaba de palabras y doctrinas, pero no podía compartir ninguna experiencia o entendimiento de las palabras de Dios. Cuando los hermanos y hermanas tenían problemas en su deber, ella los criticaba y regañaba constantemente en lugar de compartir sobre la verdad para resolver sus dificultades. Esto los dejaba abatidos y no ofrecía una senda de práctica. Cuando algunos estaban en un estado negativo y de momento no podían cambiarlo, Guan Xin emitía sus veredictos sobre ellos y los castigaba, lo cual los dejaba sintiéndose limitados. Ella solía llamar la atención al hecho de que había abandonado su empleo y su familia, y que había sufrido y pagado un precio, y muchos miembros nuevos de la iglesia, que carecían de discernimiento, la admiraban de verdad. El trabajo de la iglesia no iba bien por ese entonces, y los hermanos y hermanas no estaban en un buen estado. Más tarde descubrí que Li Xiao, una diaconisa de evangelio, no estaba haciendo su parte en el cumplimiento de su deber ni hacía nada de trabajo real. Tras varias instancias de enseñanza y poda, no cambió, e incluso se volvió negativa y se resistía a ello. Esto retrasaba nuestra obra evangélica y había que reemplazarla. Hablé de esto con Guan Xin, pero ella sentía que sería difícil hallar un buen candidato para que se haga cargo, e insistía en que Li Xiao debía permanecer. Incluso me dijo, en voz muy alta: “¿Cuántas veces has intentado ayudar a Li Xiao por misericordia desde que descubriste sus problemas? ¿Has cumplido tus responsabilidades? ¡Mira el potencial de la gente en lugar de ser tan arrogante!”. Yo pensaba: “La ayuda misericordiosa es para quienes pueden aceptar la verdad; mientras que una persona que no acepta la enseñanza y no cambia debe ser reemplazada de inmediato, de acuerdo con el principio”. En un comienzo insistí con mi punto de vista, pero Guan Xin se mostraba en desacuerdo consistentemente y empezamos a discutir. Algunos hermanos y hermanas que estaban presentes me instaron a que no fuera tan competitiva, lo que me hizo sentir un poco limitada. “Ninguno de ellos tenía discernimiento sobre lo que Guan Xin decía”, pensé, “y si me mantengo firme sobre la destitución de Li Xiao, tal vez dirán que soy arrogante, sentenciosa y obstinada, y que estoy perturbando y trastornando el trabajo de la iglesia”. Después de eso, me quedé callada.
Necesitábamos elegir un líder superior después de eso, y nos pidieron que sugiriéramos candidatos adecuados. Algunos hermanos y hermanas querían recomendar a Guan Xin. Yo pensaba que ella solía hacer las cosas a su manera sin recurrir al principio, y que solo decía palabras y doctrinas en lugar de resolver los problemas reales de los demás. No era una buena candidata y yo sabía que debía compartir con los hermanos y hermanas para su discernimiento. Pero Guan Xin y yo habíamos discutido sobre cambiar a la diaconisa de evangelio, y los demás habían pensado que yo estaba siendo competitiva al respecto. Si ahora decía que Guan Xin no era una buena candidata, ¿no dirían que usaba esta oportunidad para aplacar mi resentimiento y reprimirla? Pensé: “Bien, cuantos menos problemas, mejor. Yo no voy a votar por Guan Xin, pero si quieren elegirla allá ellos”. Pero al momento de escribir la evaluación, me preocupé. Todos los demás tenían cosas buenas que decir sobre Guan Xin, por lo que, si escribía mi opinión honesta, la líder pensaría que, a pesar de estar perfectamente al tanto de que Guan Xin no era una buena candidata, no había enseñado la verdad sobre esto a los hermanos y hermanas ni los había ayudado a sugerir candidatos aptos según los principios. Eso significaba que no estaba defendiendo la obra de la iglesia. ¿La líder dejaría de cultivarme? Estaba en un dilema sobre qué hacer. Al final, decidí seguir las opiniones de los demás. En la evaluación, simplemente escribí los aspectos positivos de Guan Xin y dije falsamente que ella perseguía la verdad, tenía buena humanidad y era misericordiosa, y que hallaba palabras de Dios relevantes para ayudarnos cuando veía corrupción en nosotros… Al terminar de escribir la evaluación me remordió la conciencia. Luego, cuando leía las palabras de Dios, no ganaba nada de esclarecimiento, y cumplir mi deber me agotaba. Sin embargo, no hice ninguna introspección. Solo esperaba que la suerte estuviera de mi lado. Entre tantos candidatos, probablemente ella no sería elegida. En ese caso, no había chances de que mi evaluación deshonesta saliera a la luz. Pero sucedió que Guan Xin fue en efecto elegida como líder superior. Estaba sorprendida y me sentía algo inquieta. ¿La gente había sido engañada por todas nuestras evaluaciones positivas? Pero aún no tenía el coraje de decirle la verdad a la líder, y en cambio me consolaba pensando que si Guan Xin en verdad no era apta para ser líder, entonces Dios la habría revelado. Sin embargo, seguía sintiéndome intranquila al respecto.
Más de un mes después, llegó un mensaje de una líder pidiéndonos que una vez más escribiéramos evaluaciones sobre Guan Xin. Me di cuenta de que era probable que hubieran surgido problemas en su deber como líder superior, y esto me asustó. También noté que la líder citó unas palabras de Dios que decían: “Cuando digo ‘seguir el camino de Dios’: ¿a qué se refiere el ‘camino de Dios’? Significa temer a Dios y evitar el mal. ¿Y qué es temer a Dios y evitar el mal? Cuando haces una valoración de alguien, por ejemplo, esto tiene que ver con temer a Dios y evitar el mal. ¿Cómo lo valoras? (Debemos ser honestos, justos y ecuánimes, y no debemos basar nuestras palabras en los sentimientos). Cuando dices exactamente lo que piensas y has visto, estás siendo honesto. Ante todo, la práctica de ser honesto coincide con seguir el camino de Dios. Esto es lo que Él enseña a la gente; es el camino de Dios. ¿Cuál es el camino de Dios? Temer a Dios y evitar el mal. ¿Acaso ser honesto no forma parte de temer a Dios y evitar el mal? ¿Y no supone seguir el camino de Dios? (Sí, así es). Si no eres honesto, entonces lo que has visto y lo que piensas no es lo mismo que sale por tu boca. Alguien te pregunta: ‘¿Qué opinas de tal persona? ¿Es responsable con la obra de la iglesia?’, y tú respondes: ‘Es estupendo. Es más responsable que yo, su calibre es mejor que el mío, y su humanidad también es buena. Es maduro y estable’. Pero ¿es esto lo que piensas de corazón? Lo que de verdad observas es que, aunque esta persona tiene calibre, es poco fiable, bastante falsa y muy calculadora. Esto es lo que realmente tienes en mente, pero cuando llega el momento de hablar, se te ocurre eso: ‘No puedo decir la verdad, no debo ofender a nadie’, así que enseguida dices otra cosa, y buscas cosas agradables que decir de él, pero nada de lo que dices es lo que realmente piensas; es todo mentira y falsedad. ¿Indica esto que sigues el camino de Dios? No. Has tomado el camino de Satanás, el camino de los demonios. ¿Cuál es el camino de Dios? Es la verdad, es la base conforme a la cual deben comportarse las personas, y es el camino para temer a Dios y evitar el mal. Aunque le hables a otra persona, Dios también escucha; Él observa y escudriña tu corazón. La gente escucha lo que dices, pero Dios escudriña tu corazón. ¿Son las personas capaces de escudriñar los corazones del hombre? En el mejor de los casos, la gente puede ver que no estás diciendo la verdad; ven lo que hay en la superficie, pero solo Dios es capaz de ver el fondo de tu corazón. Solo Él puede ver lo que estás pensando, lo que estás tramando, y qué ardides, qué métodos traicioneros y pensamientos activos tienes dentro de tu corazón. Cuando Dios ve que no dices la verdad, ¿qué opinión tiene Él de ti y cómo te evalúa? Que no has seguido el camino de Dios en esto porque no has dicho la verdad. Si hubieras practicado según los requisitos de Dios, deberías haber dicho la verdad: ‘Es una persona de calibre, pero no es fiable’. Más allá de que tu evaluación fuera acertada, habrá sido honesta y habrá salido del corazón, y es el punto de vista y la posición que deberías haber expresado. Pero no lo hiciste, así que ¿estabas siguiendo el camino de Dios? (No). Si no dices la verdad, ¿de qué te sirve insistir en que estás siguiendo el camino de Dios y satisfaciendo a Dios? ¿Presta Él atención a las consignas que gritas? ¿Se fija Dios en cómo gritas, en lo fuerte que gritas, y en lo grande que es tu voluntad? ¿Se fija en la cantidad de veces que gritas? Estas no son las cosas en las que Él se fija. Dios se fija en si practicas la verdad, en lo que eliges y en cómo practicas la verdad cuando te suceden cosas. Si eliges mantener las relaciones, mantener tus propios intereses e imagen, todo se trata de tu propia preservación, y Dios ve que este es el punto de vista y la actitud que adoptas cuando te suceden cosas, entonces Él hará una valoración de ti: dirá que no eres alguien que sigue Su camino” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Leer las palabras de Dios me removió algunos sentimientos. Nunca había considerado que escribir evaluaciones fuera particularmente importante, ni había buscado qué verdades debería practicar en esta cuestión. No había reflexionado si tenía motivos incorrectos o si estaba revelando corrupción al escribir una evaluación, ni había considerado si estaba dando una evaluación que fuera justa y objetiva con un corazón temeroso de Dios. En ese punto me di cuenta de que escribir una evaluación se relaciona con si uno tiene o no un corazón temeroso de Dios y si puede defender la obra de la iglesia. Estábamos eligiendo a un líder superior, lo que tenía relevancia en la obra de varias iglesias y la entrada en la vida de hermanos y hermanas. Una evaluación tendenciosa o corrompida podía engañar a la gente, y elegir a alguien inadecuado podría perturbar la obra de la iglesia y dañar la entrada en la vida de hermanos y hermanas. Sabía que Guan Xin no era apta para ser líder superior y que necesitaba compartir enseñanza sobre esto para el discernimiento de los hermanos y hermanas. Pero me preocupaba que dijeran que estaba tomando represalias contra Guan Xin y reprimiéndola. Entonces, para mantener mi propio orgullo y estatus, elegí no hablar. Podría haber escrito una evaluación honesta y podría haber reportado la situación actual de Guan Xin, pero temía que la líder dijera que no había compartido mi discernimiento con otros y que no estaba defendiendo la obra de la iglesia, y que ella tuviera una mala imagen de mí. Por eso elegí la opción no ética, escribiendo en contra de los hechos que Guan Xin era una persona que perseguía la verdad y que hacía trabajo real. Era todo falso. ¡Cuán escurridiza y falsa era! Dios nos exige que seamos honestos, que hablemos correctamente y de acuerdo con los hechos. Pero yo mentí sobre un asunto tan significativo como la elección de un líder. No tenía un corazón temeroso de Dios para nada. El diablo fue un mentiroso desde el comienzo. Yo estaba diciendo falsedades, en contra de los hechos, ¡y eso era en esencia una naturaleza demoníaca! En lugar de considerar la obra de la iglesia, escribí una evaluación que iba en contra de los hechos, engañando a hermanos y hermanas que acabaron eligiendo a alguien inadecuado. Eso contaba como trastornar y perturbar el trabajo de la iglesia. Darme cuenta de esto me dio miedo.
Más tarde, leí este pasaje de las palabras de Dios: “Una vez que la verdad se haya convertido en vida en ti, cuando observes a alguien que es blasfemo hacia Dios, no es temeroso de Él, y es superficial al cumplir con su deber, o que trastorna y perturba el trabajo de la iglesia, responderás de acuerdo con los principios-verdad, y serás capaz de identificarlos y exponerlos cuando sea necesario. Si la verdad no se ha convertido en tu vida y todavía vives inmerso en tu carácter satánico, entonces cuando descubras a personas malvadas y a demonios que causen trastornos y perturbaciones en el trabajo de la iglesia, harás la vista gorda y oídos sordos; los desestimarás sin que te lo reproche tu conciencia. Llegarás a creer que cualquiera que perturbe el trabajo de la iglesia no tiene nada que ver contigo. Por más que se resientan el trabajo de la iglesia y los intereses de la casa de Dios, a ti no te importa, ni intervienes ni te sientes culpable, lo que te convierte en alguien sin conciencia ni razón, un incrédulo, un contribuyente de mano de obra. Comes de lo que es de Dios, bebes de lo que es de Dios y disfrutas de todo lo que viene de Dios, pero crees que ningún perjuicio a los intereses de la casa de Dios tiene que ver contigo, lo que te convierte en un traidor que muerde la mano que le da de comer. Si no proteges los intereses de la casa de Dios, ¿eres siquiera humano? Eres un demonio que se ha introducido en la iglesia. Finges creer en Dios, ser de Sus escogidos, y quieres gorronear en la casa de Dios. No estás viviendo la vida de un ser humano, eres más un demonio que una persona y, obviamente, eres un incrédulo” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). La exposición de las palabras de Dios fue muy dolorosa para mí. Yo era la traidora que muerde la mano que me da de comer de la que Dios hablaba. Comía y bebía las palabras de Dios, disfrutaba todo Su sustento, pero no defendía la obra de la iglesia para nada. Actuaba enteramente por el bien de mis propios intereses, a sabiendas no practicaba la verdad, una y otra vez, lo que, al final, engañó a otros y los llevó a elegir a una falsa líder. ¿Acaso eso no era dañar la obra de la iglesia y a otros hermanos y hermanas? Cuanto más lo pensaba, más me odiaba por ser tan vil y falsa. La autopreservación era todo lo que me importaba, no proteger la obra de la iglesia. De ninguna manera era una creyente verdadera. Mi alma era oscura y se hundía, las palabras de Dios no me esclarecían y no estaba logrando nada en mi deber. Eso era que Dios escondía Su rostro de mí. Si seguía mordiendo la mano que me da de comer, sin arrepentirme, de seguro sería desdeñada y descartada por Dios. De verdad sentí cómo el carácter justo de Dios no tolera ofensa humana y me odié por no practicar la verdad y por cometer una trasgresión. Oré a Dios, dispuesta a arrepentirme y practicar la verdad.
Luego, leí este pasaje de las palabras de Dios: “Para todos los que cumplen con un deber, da igual lo profundo o superficial que sea su entendimiento de la verdad, la manera más sencilla de practicar la entrada en la realidad-verdad es pensar en los intereses de la casa de Dios en todo, y renunciar a los propios deseos egoístas, a las intenciones, motivos, orgullo y estatus personales. Poner los intereses de la casa de Dios en primer lugar; esto es lo menos que debéis hacer. Si una persona que lleva a cabo un deber ni siquiera puede hacer esto, entonces ¿cómo puede decir que está llevando a cabo su deber? Esto no es llevar a cabo el propio deber. Primero debes pensar en los intereses de la casa de Dios, tener en cuenta las intenciones de Dios y considerar la obra de la iglesia. Coloca estas cosas antes que nada; solo después de eso puedes pensar en la estabilidad de tu estatus o en cómo te consideran los demás. ¿No os parece que esto se vuelve un poco más fácil cuando lo dividís en dos pasos y hacéis algunas concesiones? Si practicáis de esta manera durante un tiempo, llegaréis a sentir que satisfacer a Dios no es algo tan difícil. Además, deberías ser capaz de cumplir con tus responsabilidades, llevar a cabo tus obligaciones y tu deber, dejar de lado tus deseos egoístas, intenciones y motivos. Debes mostrar consideración hacia las intenciones de Dios y poner primero los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia y el deber que se supone que has de cumplir. Después de experimentar esto durante un tiempo, considerarás que esta es una buena forma de comportarte. Es vivir sin rodeos y honestamente, y no ser una persona vil y miserable; es vivir justa y honorablemente en vez de ser despreciable, vil y un inútil. Considerarás que así es como una persona debe actuar y la imagen por la que debe vivir. Poco a poco, disminuirá tu deseo de satisfacer tus propios intereses” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). Hallé una senda de práctica en las palabras de Dios. Debemos siempre anteponer la obra de la iglesia y, cuando nuestros intereses personales entren en conflicto con la obra de la iglesia, debemos rebelarnos contra nosotros mismos, dejar de lado nuestros intereses propios y cumplir con nuestros deberes y responsabilidades. Esta vez, cuando tuve que reescribir la evaluación, ya no podía seguir enfocándome en lo que otros pensaran de mí, ni seguir protegiéndome. Debía escribir la verdad y ser honesta. Después de eso, me sinceré ante los hermanos y hermanas. Les conté sobre la corrupción que había revelado, y cómo había logrado aprender por medio de la introspección. También compartí sobre los principios para elegir líderes; que debemos elegir gente que persiga la verdad, que tenga buena humanidad y haga trabajo real. A la luz de la conducta de Guan Xin, todos ganaron discernimiento y se sintieron listos para escribir nuevas evaluaciones, recurriendo a evaluaciones realizadas de acuerdo a los principios. Yo también escribí una valoración honesta sobre el comportamiento persistente de Guan Xin. Poner eso en práctica me dio una sensación de paz.
Más tarde, la líder escribió para decir que Guan Xin había sido destituida. También decía que, mientras cumplía su deber, Guan Xin había sido arrogante, sentenciosa, autocrática y carente de colegialidad, lo que demoró muchos de los proyectos de la iglesia, y que Guan Xin había usado su posición para limitar y reprimir a otros, lo que los volvió negativos… Para mí, el contenido de la carta de la líder era como una cachetada tras otra. Mi cara ardía y mi mente quedó en blanco. Lo único que sabía era que había ofendido a Dios y que había participado en las maldades de una falsa líder. Guan Xin se había comportado así antes, y yo tenía discernimiento sobre ello en ese momento, y sin embargo no la expuse ni la denuncié, y consentí que otros hermanos y hermanas la recomendaran como líder superior. No asumí nada de responsabilidad por la obra de la iglesia y fui cómplice, por otros medios, de las maldades de una falsa líder. Incluso busqué excusas por no practicar la verdad y pensé que, aunque no había denunciado lo que sabía, Dios lo revelaría. Dios trae todo a la luz, pero de todas formas debía cumplir mi propio deber al revelar una falsa líder y defender la obra de la iglesia. Pero yo sólo esperaba pasivamente, no cumplí con mi deber ni mi responsabilidad, y eso tuvo graves repercusiones en la obra de la iglesia y la entrada en la vida de hermanos y hermanas. Cuanto más pensaba en esto, más en deuda y culpable me sentía. Sabía que mi transgresión ya no se podía corregir. En mi dolor, me presenté ante Dios en oración y arrepentimiento. También quería saber por qué era que protegía mis propios intereses en cuanto enfrentaba ciertas situaciones. ¿Cuál era la raíz del problema? En mi devocional espiritual, leí este pasaje de las palabras de Dios: “Mientras las personas no hayan experimentado la obra de Dios y no hayan comprendido la verdad, la naturaleza de Satanás es la que toma las riendas y las domina desde el interior. ¿Qué cosas específicas conlleva esa naturaleza? Por ejemplo, ¿por qué eres egoísta? ¿Por qué proteges tu propia posición? ¿Por qué tienes sentimientos tan fuertes? ¿Por qué te gustan esas cosas injustas? ¿Por qué te gustan esas maldades? ¿Cuál es la base para que te gusten estas cosas? ¿De dónde proceden? ¿Por qué las aceptas de tan buen grado? Para este momento, todos habéis llegado a comprender que esto se debe, principalmente, al veneno de Satanás que hay dentro del hombre. Entonces, ¿qué es el veneno de Satanás? ¿Cómo se puede expresar? Por ejemplo, si preguntas ‘¿Cómo debería vivir la gente? ¿Para qué debería vivir?’, te responderán: ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’. Esta sola frase expresa la raíz del problema. La filosofía y la lógica de Satanás se han convertido en la vida de las personas. Sea lo que sea lo que persigue la gente, lo hace para sí misma, por tanto solo vive para sí misma. ‘Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda’: esta es la filosofía de vida del hombre y también representa la naturaleza humana. Estas palabras se han convertido ya en la naturaleza de la humanidad corrupta y son el auténtico retrato de su naturaleza satánica. Dicha naturaleza satánica se ha convertido ya en la base de la existencia de la humanidad corrupta. La humanidad corrupta ha vivido según este veneno de Satanás durante varios miles de años y hasta nuestros días” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Cómo caminar por la senda de Pedro). Las palabras de Dios me mostraron que, aunque era creyente, no trataba las palabras de Dios como el criterio de conducta, actuación. Aún seguía viviendo y actuando según los conceptos de Satanás, como “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, “Primero el beneficio” y “El sensato se protege nada más que para no equivocarse”. Vivía de acuerdo a esos venenos satánicos. Pensaba que la gente debía priorizarse y aprender a proteger sus intereses de todo daño. Esa es la forma de ser inteligente y no salir perdiendo. Pero gracias a esta lección, vi que vivir según tales venenos satánicos, incluso si sirviera temporalmente mis propios intereses, significaba dejar de lado los fundamentos del ser humano. Me volví egoísta, falsa e incluso desafié mi conciencia para engañar a otros. Me convertí en una persona sin integridad ni dignidad, alguien indigna de confianza. Al final, dañé las vidas de hermanos y hermanas, y perturbé gravemente la obra de la iglesia, cometiendo una transgresión que nunca podría remediarse. Odiaba cuán profundamente me había corrompido Satanás, y el hecho de que no tuviera conciencia y no fuera digna de vivir ante Dios. Esta experiencia me mostró que no entendía a Dios para nada y que no creía que Él todo lo escruta. Siempre me preocupó que mis hermanos y hermanas pensaran que yo estaba tomando represalias contra Guan Xin y que la menospreciaba a propósito. Pero en la casa de Dios reina la verdad y Dios escruta todo. Mientras mi intención fuera buena y yo actuara de acuerdo a los principios-verdad, otros me apoyarían cuando entendieran la verdad. Incluso si algunos al principio me malinterpretaran, Dios escrutaría mi corazón y mi conciencia estaría limpia. Entender esto me dejó mucho más en paz, y resolví que, en el futuro, cuando algo me sucediera, sin dudas defendería los principios.
Después, pensé en cómo la diaconisa de evangelio Li Xiao nunca aceptaba la verdad y no hacía su parte al cumplir su deber. De acuerdo a los principios, ella debía haber sido destituida. Compartí mis opiniones con algunos otros diáconos y ellos dijeron: “En este momento no hay nadie disponible en la iglesia para reemplazarla, así que por ahora ayudémosla y apoyémosla”. Yo pensaba que ya había intentado ayudarla y apoyarla varias veces, pero ella no era receptiva. Si seguía trabajando como diaconisa de evangelio, sólo retrasaría aún más el trabajo. Era cierto, sin embargo, que en la iglesia no había nadie apto para diácono de evangelio, de momento. Si yo insistía mientras nadie estaba de acuerdo, ¿no dirían que estaba siendo arrogante y obstinada? Al principio no supe qué hacer, así que oré y busqué ante Dios. Tras orar, me di cuenta de que otra vez había empezado a defender mis propios intereses. Tenía que defender los principios-verdad en mi deber; no podía simplemente ceder. Según los principios, Li Xiao era evidentemente una falsa obrera y la obra evangélica se vería afectada si la manteníamos en el puesto. No podía evitar lidiar con eso por temor a que los demás dijeran que era arrogante; debía defender los principios. Por eso, mi hermana compañera y yo compartimos sobre las verdades relevantes con otros diáconos, y estuvieron de acuerdo con destituir a la diaconisa de evangelio. Después, la líder superior organizó que una hermana de otra iglesia se hiciera cargo de nuestra obra evangélica. Ella hacía su parte en su deber y entendía algunos principios, y nuestra obra evangélica, de a poco, repuntó. Por mi parte, finalmente estaba poniendo en práctica algo de la verdad, y eso me daba una sensación de calma y seguridad.
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