Cómo se esparce la negatividad

5 Jun 2022

En diciembre, un día, tras una reunión, mi líder comentó que habían destituido a Chen Lin por quejarse a menudo de que estaba cansada, holgazanear, no querer pagar un precio y no producir resultados en el deber. Además, tenía mala humanidad, esparcía negatividad entre los hermanos y hermanas y perturbaba en el deber. Por eso la destituyeron. Mi líder me puso un ejemplo de lo que quería decir con esto. Según ella, Chen Lin regó a nuevos fieles durante varios meses sin resultados. No resolvía sus problemas, lo que los atrapaba en la negatividad y la debilidad. Así pues, a tenor de su rendimiento en el deber, la iglesia decidió destituirla. En la reunión, Chen Lin señaló: “Me apasiona mi deber, ¿y este es el agradecimiento que recibo? ¿Por qué no me dejan regar a nuevos fieles? ¿Tengo algo de malo? ¿Estoy incapacitada de alguna manera para este deber? Nunca volveré a cumplir con él. Es demasiado incómodo. No sé por qué hace Dios esto, pero no percibo Su amor”. Añadió: “¿Por qué hay gente que hace mal su trabajo y, aun así, tiene ocasión de practicar, pero yo no la tengo?”. Nuestra líder habló con ella y analizó cómo esparcía negatividad con sus palabras, pero Chen Lin siguió sin admitirlo. Dijo que solo hablaba de su corrupción y que no había esparcido negatividad. Se sentía condenada. Ofendida, alegó: “Si hablar de mi estado en las reuniones es esparcir negatividad, no sé de qué se supone que debo hablar”. Al oírlo, yo estaba muy confundido. ¿En qué contexto estaba pronunciando Chen Lin estas palabras? ¿Hablaba en las reuniones de la corrupción que revelaba, o esparcía negatividad adrede con un objetivo o una intención? A tenor únicamente de estas palabras, ¿era correcto afirmar que esparcía negatividad? En ese momento estaba muy confundido. No pude evitar preguntarme si la líder había malinterpretado y juzgado mal a Chen Lin. Cuando pasan las cosas, puede que la gente no conozca la voluntad de Dios y lo malinterprete o se queje. ¿No es normal que hable de su estado en las reuniones? ¿Realmente era eso esparcir negatividad? Por entonces sentía muchas ganas de preguntar a mis líderes para saber más detalles y por qué habían considerado que ella era así, pero dudaba. Pensaba: “He visto a Chen Lin unas pocas veces nada más y no la conozco muy bien. Hay muchos que cumplen con el deber con ella. ¿No la conocen mejor que yo? Si realmente destituyeran a Chen Lin por error, ellos dirían algo, así que no hace falta que me preocupe”.

Al día siguiente seguía pensándolo y no podía calmarme. No paraba de preguntarme: “¿De verdad bastó con la conducta de Chen Lin para destituirla? ¿De verdad era correcto afirmar que esparcía negatividad? Destituir a una buena persona es un acto malvado. Como esto me confunde, si no pregunto y busco, ¿quiere decir que estoy siguiendo el juego a ciegas? ¿Es irresponsable abordar así el asunto?”. Fue entonces cuando recordé un pasaje de la palabra de Dios. “Ninguna senda para alcanzar la salvación es más real o práctica que aceptar y buscar la verdad. Si no puedes obtener la verdad, tu creencia en Dios es vacía. Aquellos que siempre hablan palabras vacías de doctrina, repiten consignas como loros, dicen palabras altisonantes, siguen reglas y nunca se concentran en practicar la verdad, no ganan nada, por muchos años que crean. ¿Quiénes son los que ganan algo? Aquellos que cumplen con su deber sinceramente y están dispuestos a practicar la verdad, que tratan lo que Dios les ha confiado como su misión, que pasan con gusto toda su vida esforzándose por Dios y no traman para su propio beneficio, aquellos cuyos pies están firmemente en la tierra y que obedecen las orquestaciones de Dios. Son capaces de captar los principios de la verdad mientras cumplen con su deber y se esfuerzan por hacerlo todo correctamente, lo que les permite lograr el efecto del testimonio de Dios y satisfacer Su voluntad. Cuando encuentran dificultades en el cumplimiento de su deber, le oran a Dios y tratan de comprender la voluntad de Dios, son capaces de obedecer las orquestaciones y los arreglos que vienen de Él, y en todo lo que hacen, buscan y practican la verdad. No repiten consignas ni dicen cosas altisonantes, sino que se centran únicamente en hacer las cosas con los pies en la tierra y en seguir meticulosamente los principios. Se esfuerzan en todo lo que hacen, y se esfuerzan en entenderlo todo y son capaces de practicar la verdad en muchos asuntos, tras lo cual adquieren conocimiento y comprensión, y son capaces de aprender lecciones y ganar algo de verdad. Y cuando tienen pensamientos erróneos, le oran a Dios y buscan la verdad para resolverlos; no importa qué verdades entiendan, tienen una apreciación de ellas en sus corazones y son capaces de hablar de sus experiencias y testimonio. En última instancia, tales personas obtienen la verdad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La entrada en la vida es sumamente importante para la fe en Dios). Con las palabras de Dios me di cuenta de que alguien diligente es capaz de buscar la verdad y de aprender lecciones de cuanto le rodea. Se beneficia de sus experiencias. Todo cuanto veo y oigo a diario son ambientes dispuestos por Dios con lecciones que debo aprender. Sin embargo, antes, mientras se hablaba de la conducta de los destituidos o expulsados, me limitaba a escuchar y me olvidaba de ello. Jamás me lo tomé en serio y no aprendí nada de ello. Si esta vez consideraba que no guardaba relación conmigo y continuaba confundido, ¿qué aprendería de esta experiencia? Tras pensarlo, sentí que en esta ocasión tenía que buscar la verdad y preguntar. Aunque fuera correcta su destitución, podría aprender los principios en que se fundamentó. Si yo pudiera comprender la verdad y aprender a discernir, no sería en vano.

Esa noche le pregunté a la hermana Zhao qué le parecía la destitución de Chen Lin con la esperanza de entender su evaluación sobre ella. Me dijo: “Chen Lin hace lo que la iglesia disponga y se lleva normal con todos. Chen Lin habló de la corrupción que revelaba en la reunión. Tenía malentendidos y quejas acerca de Dios y por eso dijo esas cosas. No creo que esparciera negatividad”. Luego le pregunté a otra hermana, y opinaba lo mismo que la hermana Zhao. Afirmó que su contacto habitual con Chen Lin era bueno y que le sorprendió su destitución. Para mí, ambas hermanas la conocían y sus evaluaciones sobre ella eran buenas. A su parecer, se llevaba normal con la gente, hacía lo que dispusiera la iglesia y no parecía tener mala humanidad. Entonces, ¿por qué decía la líder que era de mala humanidad y esparcía negatividad? Además, Chen Lin tenía motivos para pronunciar aquellas palabras. Si te destituyen y no entiendes la voluntad de Dios, ¿no es normal tener malentendidos y quejas? Si nos sinceramos y lo hablamos en las reuniones, ¿qué tiene eso de esparcir negatividad? No tenía ninguna lógica para mí. Por ello, me presenté ante Dios a orar y buscar.

Un día leí un pasaje de la palabra de Dios. “Veamos primero cómo debe entenderse e identificarse el hecho de exudar negatividad, cómo debe distinguirse la negatividad de las personas, qué comentarios y manifestaciones en ellas exudan negatividad. Sobre todo, la negatividad que exudan las personas no es positiva, es algo nocivo que contradice a la verdad, algo causado por su carácter corrupto. Tener un carácter corrupto conduce a dificultades en la práctica de la verdad y en la obediencia a Dios, y debido a estas dificultades se revelan en las personas pensamientos y otras cosas negativas. Estas cosas se producen en el contexto de su intento de practicar la verdad; son pensamientos y puntos de vista que afectan y obstaculizan a las personas cuando tratan de practicar la verdad, y son cosas totalmente negativas. Por más que se ajusten a las nociones del hombre y que suenen razonables, estos pensamientos negativos no provienen de la comprensión de las palabras de Dios, y mucho menos son la experiencia y el conocimiento de Sus palabras. Por el contrario, los produce la mente humana, y no están en absoluto de acuerdo con la verdad, por lo que son cosas negativas, nocivas. La intención de las personas que exudan negatividad es encontrar multitud de razones objetivas para su fracaso en la práctica de la verdad, a fin de ganarse la simpatía y la comprensión de los demás. A diversos niveles, este comportamiento influye y ataca la iniciativa de las personas para la práctica de la verdad, e incluso puede impedir que muchas la practiquen. Estas consecuencias y el impacto nocivo hacen que estas cosas negativas sean aún más merecedoras de ser definidas como nocivas, en oposición a Dios y totalmente hostiles hacia la verdad. Algunas personas son ciegas a la esencia de la negatividad, y piensan que es normal mostrarla con frecuencia, que no tiene gran efecto en su búsqueda de la verdad. Esto es un error; de hecho, tiene un efecto muy grande, y si la negatividad se convierte en algo demasiado difícil de soportar, puede fácilmente tornarse en traición. Esta terrible consecuencia es causada nada menos que por la negatividad. Entonces, ¿cómo se debe identificar y comprender la expresión de negatividad? Sencillamente, exudar negatividad es engañar a las personas e impedirles practicar la verdad; es el uso de tácticas suaves, de métodos aparentemente normales para engañar a las personas y ponerles obstáculos. ¿Acaso no es esto perjudicial para ellos? Desde luego que lo es, profundamente. Y así, exudar negatividad es algo nocivo, es condenado por Dios; esta es la interpretación más simple de exudar negatividad. Entonces, ¿cuál es el componente negativo de exudar negatividad? ¿Qué cosas son negativas y susceptibles de tener un impacto nocivo en las personas, de causar alteraciones y daños? ¿Qué incluye la negatividad? Si las personas tienen una comprensión pura de las palabras de Dios, ¿contendrán alguna negatividad las palabras que comunican? Si la gente tiene una actitud de verdadera obediencia hacia las circunstancias dispuestas por Dios para ellos, ¿contendrá entonces alguna negatividad su conocimiento de estas circunstancias? Cuando comparten con todos lo que han experimentado y saben, ¿contendrá alguna negatividad? Desde luego que no(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros). En la palabra de Dios entendí que, cuando la gente no acepta Su obra ni los ambientes y asuntos que Él dispone, le falta una actitud de búsqueda o de obediencia, está insatisfecha, se queja y hasta se resiste o protesta contra Él; todos estos estados son negativos. Si la gente vive en estos estados negativos y no busca la verdad ni reflexiona y analiza sus opiniones equivocadas, sino que simplemente expresa ante otros su insatisfacción con la labor de la casa de Dios y difunde malentendidos y quejas sobre Él, esta manera de hablar es esparcir negatividad. Al meditar las palabras de Dios, me percaté de que Chen Lin no había sido eficaz en el deber. Su destitución fue algo que toda persona razonable consideraría la justicia de Dios. Haría introspección en silencio, procuraría aprender lecciones y reflexionaría sobre por qué era ineficaz, cuál fue el problema y en qué había fallado. Alguien que busque sinceramente la verdad meditaría detenidamente estas cuestiones. Aunque no entendiera la voluntad de Dios o tuviera nociones y malentendidos, al menos no los propagaría, oraría a Dios y buscaría la verdad para corregir su estado negativo. En el caso de Chen Lin, no reflexionaba para intentar comprenderse ni para buscar la voluntad de Dios y tampoco buscaba qué lecciones podría aprender. En cambio, se resistía a las disposiciones de la iglesia, las desobedecía y se quejaba de ellas, y en las reuniones difundía sus nociones y malentendidos sobre Dios. Al hablar, no reconocía ni analizaba sus opiniones equivocadas, ni buscaba una senda de práctica y entrada. Incluso carecía de una actitud de búsqueda y reflexión. Lo que oían los hermanos y hermanas eran sus nociones y malentendidos sobre Dios, sus reivindicaciones, su instatisfacción, sus denuncias de que Dios y las disposiciones de Su casa eran injustos, su cuestionamiento de por qué se les daban oportunidades a otros, y no a ella, sus quejas de que Dios no debería tratarla así y hasta frases como: “Nunca volveré a cumplir con este deber. Es demasiado incómodo. No percibo el amor de Dios”. A primera vista parecía sincerarse sobre su estado corrupto, pero sus palabras escondían que discutía y protestaba airada contra Dios. Creía que sus malos resultados se debían a que Dios le negó Su gracia y Sus bendiciones y que la relevaron porque Dios era injusto y no tenía amor. Le parecían vergonzosos sus tropiezos y el ser podada y tratada, y pensaba que el deber la estaba agobiando y asfixiando. Prefería no cumplir con él a sufrir la humillación. Por la esencia de sus palabras, esto no era que simplemente se sincerara y compartiera su estado corrupto. No era sino esparcir negatividad y nociones. Era discutir con Dios, clamar y resistirse a Él. Más tarde me enteré de que, tras decir esto Chen Lin, unos hermanos y hermanas se compadecieron de ella y se pusieron de su parte. Otros, recién destituidos de sus deberes, al oír sus palabras, aceptaron sus opiniones y juzgaron que la casa de Dios fue injusta: “Otros hacen mal el trabajo de riego y, aun así, tienen ocasión de practicar; entonces, ¿por qué no nos da una oportunidad la casa de Dios?”. Cuestionaban lo dispuesto por la iglesia y no eran capaces de buscar la verdad ni de aprender lecciones. Vi que las palabras de Chen Lin confudieron a algunos que no tenían discernimiento, lo que interrumpió y perturbó la vida de iglesia. Descubrí después que la queja de Chen Lin de que tenía la ocasión de practicar gente ineficaz, y ella no, no concordaba para nada con la realidad. Algunos hermanos y hermanas no conocían el trabajo porque acababan de empezar, así que al principio no eran muy eficaces, pero, al enseñarles los principios de la verdad, pudieron entenderlos y entrar, progresar y demostrar potencial para ser formados. Otros presentaban anomalías y fallos en el deber, pero, con enseñanza y ayuda, pudieron hacer introspección, buscar los principios y cambiar, y pronto pudieron progresar. Cuando Chen Lin comenzó a regar a nuevos fieles, los líderes la ayudaron muchas veces y le dieron tiempo de sobra para practicar, pero jamás fue entusiasta ni trabajadora, y cuando los hermanos y hermanas le señalaban sus problemas, no lo tomaba en serio. Después de años de práctica, no progresó y aún no sabía resolver las dificultades de los nuevos fieles, con lo que la iglesia la destituyó. Sin embargo, nunca hizo introspección ni trató de entender por qué fracasó, ni se creía en deuda con Dios por haber fracasado en el deber. Por el contrario, alegó que la casa de Dios no le dio una oportunidad, que Dios fue injusto, y se quejó de que Dios no tenía amor. Así tergiversó irracionalmente los hechos para adaptarlos a su narrativa. Cuando yo me percaté, recordé que antes me faltaba discernimiento. No veía claro el problema evidente de que Chen Lin esparciera negatividad y nociones. De hecho, creía que podría ser un error de la iglesia y quería subsanarlo. Realmente era demasiado ignorante y ciego.

Luego me acordé de un pasaje de la palabra de Dios. “Básicamente, estos son los distintos estados y manifestaciones de las personas que exudan negatividad. Cuando no quedan satisfechos su estatus, su prestigio, sus intereses ni tampoco sus deseos, sus predilecciones, etc.; cuando además Dios hace cosas que van en contra de sus nociones, de sus imaginaciones, de sus intereses, entonces son presa de emociones como el desafío y la insatisfacción. Y cuando tienen este desafío e insatisfacción, sus mentes comienzan a generar excusas, pretextos, justificaciones, defensas y otros pensamientos ofensivos. Cuando estos pensamientos tienen lugar, en vez de alabar, obedecer y, además, buscar a Dios, se defienden contra Él usando sus nociones, imaginaciones, ideas y opiniones, o su impetuosidad. ¿Y cómo se defienden? Difunden sus sentimientos de desafío e insatisfacción, con la intención de dejarles claros sus pensamientos y opiniones a Dios, tratando de hacer que Él actúe de acuerdo con sus deseos y exigencias para satisfacer sus deseos; solo entonces se quedan tranquilos. En particular, Dios ha expresado muchas verdades para juzgar y castigar a la gente, para purificar sus actitudes corruptas, para salvarla de la influencia de Satanás, y quién sabe cuántos sueños de ser bendecidos se han visto truncados por estas verdades, destrozando su fantasía de ser elevados al cielo que esperaban día y noche. Pretenden hacer todo lo posible para enderezar esto, para darle la vuelta; pero son impotentes, solo pueden sumirse en el desastre con negatividad y resentimiento. Se niegan a obedecer todo lo que Dios ha dispuesto, porque lo que Él hace entra en conflicto con sus nociones, intereses y pensamiento. En particular, cuando la iglesia hace la obra de purificación y expulsa a muchas personas, estas piensan que Dios no las ama, que Él ha hecho lo incorrecto, que están siendo tratadas injustamente, y por eso organizan una oposición conjunta, tratan de negar que Dios es la verdad, niegan la identidad y la esencia de Dios, y niegan Su carácter justo. Por supuesto, también niegan el hecho de la soberanía de Dios sobre todas las cosas. ¿Y por qué medios niegan todo esto? Mediante la resistencia y la oposición. La implicación es: ‘Lo que Dios hace está en desacuerdo con mis nociones, y por eso no obedezco, no creo que Tú seas la verdad. Voy a discutir contigo y voy a difundir estas ideas a los demás en la iglesia. Voy a decir lo que quiera y no me importan las consecuencias. Tengo libertad de expresión, No podéis hacerme callar, diré lo que quiera. ¿Qué vais a hacer vosotros?’. Cuando estas personas insisten en difundir estas opiniones e ideas personales falaces, ¿están hablando de su propio entendimiento? ¿Están comunicando la verdad? Desde luego que no. Están difundiendo negatividad, están propagando falacias malvadas. No están tratando de conocer o exponer su propia corrupción o lo que han hecho que está en desacuerdo con la verdad, ni están revelando los errores que han cometido; en cambio, están haciendo todo lo posible para racionalizar y defender sus errores para demostrar que tienen razón, y al mismo tiempo también están haciendo juicios ridículos, y difundiendo ideas y percepciones nocivas y falaces, así como palabras perversas y malvadas. El efecto sobre el pueblo escogido de Dios y la iglesia es la alteración y el engaño; incluso puede sumir a algunas personas en un estado de negatividad y confusión; estos son todos los efectos nocivos causados por las personas que exudan negatividad(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros). En lo revelado por la palabra de Dios, aprendí que quienes esparcen negatividad y nociones no obedecen las disposiciones de Dios ante los problemas. No aceptan nada de parte de Dios y sus opiniones son como las de los incrédulos. Son, en esencia, incrédulos, y unos diablos. En vez de buscar la verdad cuando les pasan las cosas, se apoyan en sus nociones y creencias, y cuando las cosas van en contra de sus deseos o perjudican sus intereses, es seguro que se quejan de Dios, se resisten a Él juzgan arbitrariamente y difunden nociones entre sus hermanos y hermanas, y dicen lo que les place sin venerar a Dios de corazón. Yo no vi la esencia de cómo Chen Lin esparcía negatividad y nociones, sobre todo porque no entendía lo que era esparcir negatividad, y consideré que, con sus comentarios negativos en la reunión, se estaba sincerando sobre sus expresiones corruptas. Me parecía normal estar negativo y débil y tener nociones sobre Dios en momentos así. Cuando Chen Lin reveló las nociones que llevaba dentro al hablar de su estado, me pareció normal. Pero sincerarse sobre la propia corrupción y esparcir negatividad y nociones son cosas totalmente distintas. Cuando las cosas van en contra de nuestros deseos, puede que tengamos nociones y malentendidos sobre Dios, pero si crees sinceramente en Dios, si tienes conciencia y razón, si tienes temor de Dios, entonces, aunque no conozcas Su voluntad, oras y buscas, no hablas a tu antojo, puedes recibir cosas de parte de Él, aprender lecciones y buscar la verdad para corregir tus nociones. En comunión analizarás en qué se equivocan estas nociones, revelarás y reconocerás tu corrupción y descubrirás tu horrendo rostro. Cuando te oigan hablar tus hermanos y hermanas, no se confundirán ni tendrán malentendidos y quejas sobre Dios. Por el contrario, comprenderán la verdad y sabrán discernir y rechazar las opiniones erradas. Lo que hables logrará efectos positivos. Esto es lo que implica sincerarse y compartir. La esencia que tiene esparcir negatividad y nociones es distinta. A primera vista, la persona parece estar hablando de su estado o sincerándose sobre su corrupción, pero no pretende buscar la verdad, entender la voluntad de Dios ni resolver sus problemas. Aprovecha, en cambio, para descargar emociones negativas e insatisfacción en comunión, se queja de los ambientes creados por Dios, cree que otros le dificultan las cosas, o incluso difunde nociones y malentendidos sobre Dios u opiniones absurdas o negativas. No obsante, jamás admite su carácter corrupto, hace introspección ni aprende lecciones. Algunos hasta evitan hablar de sus problemas y siempre atribuyen sus fracasos a causas objetivas. Tras oír tales palabras, la gente, si no comprende la verdad o no discierne detenidamente, puede dejarse engañar fácilmente y, por ello, compadecerse del orador y ponerse de su parte en contra de Dios, o malinterpretar a Dios y Su casa y quejarse de ellos. Por otro lado, yo antes juzgaba si alguien esparcía negatividad y nociones en función del contexto y de si sus palabras tenían alguna intención o no. Esto demuestra que no comprendía la verdad ni la forma de contemplar los asuntos. En realidad, para discernir si alguien esparce negatividad, la clave no es su propósito ni el contexto en que hable, sino la esencia y las consecuencias de lo que diga. Si alguien habla para expresar insatisfacción con Dios, difunde nociones sobre Él y genera una influencia negativa en quienes lo rodean, lo que hace que malinterpreten y culpen a Dios, se opongan a Su casa y se suman en la negatividad, entonces, lo haga adrede o no, sus palabras esparcen negatividad y perturban la vida de iglesia.

En esa ocasión, yo no discernía a Chen Lin porque, además de no saber lo que quería decir esparcir negatividad, no distinguía correctamente la buena y la mala humanidad. Luego leí un pasaje de la palabra de Dios que me ayudó a entender este aspecto de la verdad. Las palabras de Dios dicen: “Cuando a las personas les ocurren cosas diversas, se dan todo tipo de manifestaciones en ellas que muestran la diferencia entre la buena y la mala humanidad. Por tanto, ¿cuáles son los criterios para medir la humanidad? ¿Cómo debe medirse la clase de persona que es alguien y si puede salvarse o no? Esto depende de si aman la verdad y de si son capaces de aceptarla y practicarla. Todas las personas albergan nociones y rebeldía en su interior, todas tienen actitudes corruptas, así que se encontrarán con momentos en los que lo que pide Dios no concuerda con sus propios intereses y han de hacer una elección; se trata de cosas que todos experimentarán a menudo, ninguno puede evitarlas. Todos se verán también en momentos en los que malinterpreten a Dios y tengan nociones sobre Él, o en los que estén resentidos o se opongan o sean rebeldes con Dios; pero al tener las personas diferentes actitudes hacia la verdad, la forma en que abordan todo esto es diferente. Algunas personas nunca hablan de sus nociones, sino que buscan la verdad y las resuelven por sí mismas. ¿Por qué no hablan de ellas? (Tienen un corazón temeroso de Dios). Así es, tienen un corazón temeroso de Dios. Temen que hablar tenga un efecto negativo, y se limitan a tratar de resolverlo en su corazón, sin implicar a nadie más. Cuando se encuentran con otros en un estado similar, utilizan sus propias experiencias para ayudarlos. Eso es ser bondadoso. Las personas de buen corazón son cariñosas con los demás, están dispuestas a ayudarlos a resolver sus dificultades. Se basan en principios cuando hacen cosas y ayudan a los demás, lo hacen para solucionar sus problemas de modo que resulte en un beneficio para estas personas, y no dicen nada que no les vaya a resultar beneficioso. Esto es amor. Las personas así tienen un corazón que teme a Dios, y sus acciones se basan en principios y son prudentes. Estos son los criterios para medir si la humanidad de las personas es buena o mala. Saben que las cosas negativas no benefician a nadie, y que afectarán a los demás si hablan de ellas en voz alta, por lo que deciden orar a Dios en sus corazones y buscar la verdad para encontrar una solución. No importa qué tipo de nociones tengan, son capaces de ocuparse de ellas y abordarlas con un corazón de obediencia a Dios, y entonces logran comprender la verdad y son capaces de obedecer a Dios por completo; de esta manera, tendrán cada vez menos nociones. Sin embargo, algunas personas no tienen razón. Cuando tienen nociones, les encanta comunicárselas a cualquiera, al que sea. Pero esto no resuelve el problema y provoca que otros tengan nociones, ¿acaso esto no les perjudica? Algunas personas no les cuentan a los hermanos y hermanas que tienen nociones, temen que puedan reconocerlas tal y como son en realidad y usar eso contra ellas; pero en casa hablan sin reparo, dicen lo que les da la gana, tratando a los incrédulos de su familia como a los hermanos y hermanas. No piensan en las consecuencias que esto puede acarrear. ¿Es esto actuar de acuerdo con los principios? Por ejemplo, entre sus parientes puede haber quienes creen en Dios y quienes no, o quienes creen a medias y son medio escépticos; cuando tienen nociones, las difunden entre los miembros de la familia, dando como resultado que todas estas personas acaban arrastradas con ellos y comienzan a tener nociones y malentendidos sobre Dios. Las nociones y los malentendidos son intrínsecamente pestilentes, y una vez que se extienden, las personas que no pueden distinguir lo que son en realidad pueden acabar perjudicadas. En particular, las personas con pocas entendederas son susceptibles de confundirse aún más después de escuchar tales cosas. Solo aquellos que comprenden la verdad y son capaces de identificarlas pueden rechazar estas cosas nocivas, es decir, las nociones, la negatividad y los malentendidos, y ser protegidos por Dios. La mayoría de la gente está desprovista de tal estatura. Algunos pueden percibir que estas cosas son erróneas —lo cual ya es bastante notable— pero en absoluto pueden distinguirlas por lo que son. Entonces, cuando alguien difunde a menudo nociones y negatividad, la mayoría de la gente se verá perturbada por estas cosas negativas y se volverá débil y negativa. Esto es cierto. Estas cosas negativas y nocivas tienen un tremendo poder para confundir y dañar a los nuevos creyentes. En aquellos que ya tienen una base causan poco efecto; pasado un tiempo, tales personas son capaces de entender la verdad y enmendarse. Pero una vez que los nuevos creyentes que carecen de una base escuchan estas cosas negativas, se volverán fácilmente negativos y débiles; aquellos que no aman la verdad pueden incluso retroceder y dejar de creer en Dios; puede que los hacedores de maldad incluso difundan nociones y perturben la obra de la casa de Dios. ¿Qué clase de personas son las que difunden negatividad y nociones sin reparo? Son todos unos hacedores de maldad, son todos demonios y todos serán expuestos y descartados(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La actitud que ha de tener el hombre hacia Dios). Con la palabra de Dios entendí que el hecho de que alguien tenga buena o mala humanidad no se basa en si es fácil llevarse bien con él ni en lo entusiasta que parezca, cuántas cosas buenas haga ni cuánta gente le dé su visto bueno. Lo importante es cómo considere a Dios y la verdad, su actitud hacia el deber y si ama la verdad y la acepta, o no. A Chen Lin la destituyeron, pero, ante semejante revés, no buscó para nada la verdad ni temió a Dios. Llegó a esparcir nociones y negatividad, con lo que, al igual que ella, otros se quejaron de Dios y de lo dispuesto por Su casa. Tampoco aceptó la revelación y el análisis de la líder, y trató de justificarse. Solo con esta conducta demuestra que no aceptaba la verdad y que tenía mala humanidad. No estaba bien por dentro. Su corazón no apuntaba hacia Dios ni hacia Su casa. Cuando las cosas no salieron a su gusto, se opuso a Dios y se quejó de Él. Esto revela totalmente su naturaleza maligna, su absoluta falta de razón y de temor de Dios en su corazón. Sopesadas estas cosas y analizada la conducta de Chen Lin con la palabra de Dios, tenía la mente mucho más despejada y también veía con exactitud cómo era realmente Chen Lin. Era una incrédula de mala humanidad con una naturaleza que aborrecía la verdad. En cuanto la obra de Dios contrarió sus nociones, culpó a Dios, lo odiaba y clamó contra Él. Comprobé que la iglesia se ocupó de ella correctamente, según los principios de la verdad y de manera justa y equitativa.

Chen Lin dijo también que si hablar del propio estado en las reuniones es esparcir negatividad, ya no entendía cómo había que hablar. Yo veía que no aceptaba para nada la verdad. Esparcía negatividad y otros lo discernieron y trataron de pararla y coartarla. No solo no hizo introspección, sino que añadió que no sabía cómo tendría que hablar. Lo que quiso decir fue que la estaban limitando y que no se atrevía a sincerarse y a hablar de nuevo. Estaba culpando a otros para que la gente se centrara en los problemas de otras personas. Contraatacaba con falsedades. Cuando otros oyeron sus palabras y no las discernieron, ella los había confundido. Si surge esta situación, la gente no sabe cómo practicar. Entonces, para no esparcir negatividad, ¿cómo debemos sincerarnos y hablar en un futuro? Después busqué una senda de práctica en esta esfera y leí este pasaje de la palabra de Dios: “Cuando las personas tienen una naturaleza satánica y viven de acuerdo con ella, es muy difícil que eviten tener un estado negativo. En especial, esa negatividad es algo que sucede a menudo, cuando no entienden la verdad. Todo el mundo tiene momentos en los que es negativo. Algunas personas son negativas la mayor parte del tiempo, otras rara vez. Algunos son negativos durante mucho tiempo, otros brevemente. La estatura de las personas es diferente, y por lo tanto sus estados negativos también lo son. […] ¿Cómo se puede resolver el problema de la frecuente negatividad? Si las personas no saben buscar la verdad, no podrán mantenerse firmes. Si no saben cómo comer y beber las palabras de Dios, y si no saben cómo orarle, entonces tienen un gran problema; solo pueden contar con la ayuda y el apoyo de los hermanos y hermanas. Y si nadie es capaz de ayudarles, o ellos no aceptan tal ayuda, entonces es probable que se conviertan sin remedio en personas negativas, e incluso pueden dejar de creer. Hay que darse cuenta también de que es muy peligroso para las personas tener siempre nociones y siempre ser negativas. Se niegan a aceptar la verdad, no importa cómo se les comunique, y siempre piensan que sus propias nociones e imaginaciones son correctas: estas personas son muy problemáticas. Pero independientemente de lo negativos que seas, debes entender en tu corazón que el hecho de que tengas nociones no significa que estas se ajusten a la verdad. Este es un problema de tu entendimiento. Si tuvieras un poco de sentido común, no deberías difundir nociones; esto es lo mínimo que la gente debería respetar. Si tienes algo de temor a Dios, y puedes reconocer que eres un seguidor de Dios, entonces deberías buscar la verdad, resolver tus propias nociones, ser capaz de obedecer la verdad, y no hacer nada que cause perturbaciones y alteraciones. […] Malinterpretas a Dios, y eres negativo, y te quejas de Él: ¿qué hay que hacer en esas situaciones? Esto es fácil de abordar. Busca a algunas personas que entiendan la verdad y comunica y busca con ellas contándoles lo que hay en tu corazón. Aún más importante es presentarse ante Dios y orarle sinceramente y tener comunicación con Él sobre toda esta negatividad, debilidad y las cosas que no entiendes y te resultan inabarcables; no las escondas. Si tienes cosas que son inconfesables, que no puedes decirle a nadie más, es incluso más necesario presentarse ante Dios y orarle(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros). Con la palabra de Dios entendí que puede que la gente revele corrupción y tenga estados negativos o quejas de Dios ante ambientes que no le gusten. Cuando tengamos estos estados negativos, debemos temer a Dios de corazón, aprender a guardar nuestra lengua, no difundir por todos lados lo que no sepamos ni comprendamos, y no perturbar a nadie. Es lo menos. A su vez, debemos presentarnos ante Dios a orar, comer y beber de Su palabra, buscar la verdad para resolver las cosas y salir cuanto antes de nuestra negatividad y nuestras nociones. Si no lo sabemos resolver nosotros solos, podemos pedir que nos enseñen los líderes y obreros o alguien que comprenda la verdad. Esto es buscar con normalidad la verdad para resolver problemas y no esparcir negatividad. Pero debemos buscar con una persona adecuada. Algunos nuevos creyentes no comprenden la verdad o tienen muy poca estatura para discernir. Sincerarnos y hablar con ellos no solo no nos ayuda a nosotros, sino que puede infundirles nociones y malentendidos a ellos. Esta forma de enseñar no edifica mucho a la gente y le hace proclive a tropezar. Sin importar lo negativos que estemos ni las nociones o malentendidos que tengamos, todos debemos presentarnos ante Dios a orar y buscar con Él, buscar la verdad en Su palabra y el esclarecimiento del Espíritu Santo. Una vez comprendida la verdad y corregidos nuestras nociones y nuestros malentendidos, podemos compartir nuestra experiencia con otros. Puedes enseñar cómo buscaste la verdad, reconociste tus opiniones erradas, aprendiste a discernir las cosas negativas, entendiste la voluntad de Dios y corregiste tus nociones y malentendidos sobre Él. Esto es sincerarse y enseñar de verdad y dar testimonio de Dios. Sincerarse así es edificante para la gente. Una vez entendido esto, tenía una senda de práctica.

Esta experiencia me enseñó la diferencia entre esparcir negatividad y sincerarse normalmente, me brindó el principio necesario para evaluar la buena y la mala humanidad, además de discernimiento acerca de los incrédulos ocultos en la iglesia. Creo que fue muy beneficioso. ¡Gracias a Dios!

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