La envidia es podredumbre de los huesos

23 Feb 2022

Por Su Wan, China

En noviembre de 2020, fui elegida líder de equipo a cargo del trabajo de riego. En aquel momento me sentía muy feliz y pensaba que el hecho de haber sido elegida líder de equipo significaba que, en lo que respecta a comprender la verdad y entrar en la vida, estaba mejor que los demás hermanos y hermanas. Quería cumplir bien con mi deber para que todos pensaran bien de mí. Al cabo de algún tiempo, los esfuerzos por regar a los recién llegados lograron algunos resultados, y la mayoría de ellos asistían regularmente a las reuniones y cumplían con su deber. Los hermanos y hermanas decían que mi comunicación acerca de la verdad era clara y que era capaz de resolver algunos problemas reales. Al oír que todos me elogiaban, me sentí muy satisfecha conmigo misma. Pero un mes después, la llegada de la hermana Xiang Zhen inesperadamente lo cambió todo.

Xiang Zhen había sido antes líder de una iglesia y comunicaba con claridad sobre la verdad. Era una persona de alto calibre y una obrera capaz. Nada más llegar, vio algunos problemas y anomalías en nuestro trabajo, y rápidamente encontró palabras de Dios para compartir y resolver las cosas. Poco a poco, me di cuenta de que los hermanos y hermanas buscaban a Xiang Zhen para hablar de sus problemas, y empecé a sentirme molesta. Pensé: “Soy la líder del equipo, así que si mi comunicación sobre la verdad y mi capacidad para resolver problemas no son tan buenas como las de Xiang Zhen, ¿qué pensarán todos de mí? ¿Pensarán que no soy una líder de equipo capaz y que no puedo resolver problemas?”. Cuando pensé eso, me sentí realmente humillada y desarrollé un prejuicio contra Xiang Zhen. Me parecía que estaba presumiendo al señalar las anomalías de nuestro trabajo y resolver los problemas de los hermanos y hermanas. Sentía que no me respetaba a mí, la líder del equipo, y que me avergonzaba y humillaba intencionadamente. Pensé para mis adentros: “Aunque tú hayas sido líder antes y tengas cierta experiencia laboral, mi calibre no es inferior al tuyo, y creo que soy tan buena como tú”. Para guardar las apariencias, en las reuniones me esforzaba por reflexionar sobre las palabras de Dios y quería tener una comunicación mejor que la suya. Cuando los hermanos y hermanas se encontraban con problemas y dificultades, dedicaba tiempo a buscar las palabras de Dios para enseñarles y resolverlos, y pensaba en cómo podía hablar de algunas buenas experiencias para que los hermanos y hermanas vieran quién tenía realmente la realidad-verdad.

Una vez, en una reunión, una hermana planteó una dificultad que tenía en el cumplimiento de su deber, y quería saber cómo resolverla. Pensé: “Tengo que darme prisa y encontrar algunos pasajes relevantes en la palabra de Dios para resolver el problema de la hermana. Esta vez, definitivamente tengo que recuperar el terreno perdido y superar a Xiang Zhen”. Pero cuanto más rápido quería hacerlo, más confundida me sentía. Iba de un lado a otro del texto, sin saber qué pasaje de la palabra de Dios sería el adecuado. Al final, Xiang Zhen habló con ella y resolvió su problema. Me sentí muy frustrada y, mientras mi cara ardía de vergüenza, solo quería encontrar un agujero y meterme dentro. Cuanto más quería probarme a mí misma, más me ponía en ridículo. Sentía que nunca podría compararme con Xiang Zhen, por mucho que me esforzara. Realmente sufría y estaba deprimida, y sentía que, al intentar cumplir con mi deber, había perdido reputación. También sentía que todo el mundo había visto mi verdadera talla y que los hermanos y hermanas sin duda veían a Xiang Zhen como una líder más calificada que yo. Así las cosas, tal vez debería haber renunciado lo antes posible para, al menos, salvar mi reputación. Sabía que no debía sentir celos de Xiang Zhen, pero no podía controlarlo. Sufría y era negativa, y no sabía cómo escapar de las ataduras de la reputación y el estatus. Incluso me encasillé a mí misma, y sentí que, como siempre había perseguido esas cosas, tal vez esa era simplemente mi naturaleza y que no podía cambiarla. Quería abrirme a los hermanos y hermanas, y buscar una solución a mi problema, pero temía que me despreciaran. Tampoco quería admitir ante los hermanos y hermanas que no era tan buena como Xiang Zhen. Así que siempre fui negativa y desarrollé un prejuicio cada vez más profundo contra Xiang Zhen. Cuando veía lo activa que era en las reuniones, pensaba que estaba presumiendo, compitiendo conmigo por el estatus. El deseo de ignorarla era cada vez más fuerte. Incluso pensé en contarle a otra hermana mi descontento y hacer que se pusiera de mi parte y juzgara a Xiang Zhen. Era vagamente consciente de que, al hacer eso, me estaba confabulando contra Xiang Zhen. Pero no hice introspección. Una noche, le conté a una hermana lo negativa que me sentía. En las reuniones solía ser Xiang Zhen quien sugería qué palabras de Dios debíamos compartir, así que yo sentía que no me respetaba. Me sentía limitada, y ya ni siquiera quería ser líder del equipo. Pensé que la hermana se pondría de mi parte, pero en lugar de eso, me aconsejó que tratara bien a Xiang Zhen y reflexionara más sobre mis propios problemas. Durante los días siguientes, vi que se llevaba bien con Xiang Zhen, y eso me hizo sentir incómoda. Pensé: “He compartido tanto contigo, ¿cómo no vas a ser parcial con Xiang Zhen?”. Ese tipo de pensamiento me sorprendió. “¿Cómo puedo siquiera pensar eso? ¿No estoy intentando formar una camarilla y excluir a Xiang Zhen?”. Cuanto más pensaba, más miedo me entraba, y empecé a hacer introspección. Entonces recordé las palabras de Dios: “¿Qué tipo de carácter se presenta cuando una persona ve a alguien que es mejor que ella y trata de derribarla, difundiendo rumores sobre tal persona o empleando medios despreciables para denigrarla y socavar su reputación —incluso pisoteándola— con el fin de proteger su propio lugar en la opinión de la gente? Esto no es solo arrogancia y vanidad, es el carácter de Satanás, es un carácter malicioso. Que esta persona pueda atacar y alienar a personas que son mejores y más fuertes que ella es mezquino y perverso. Y que no se detengan ante nada para derribar a la gente muestra que hay mucho de diablo en ellos. Viviendo según el carácter de Satanás, son capaces de menospreciar a las personas, de intentar que las culpen de algo que no han hecho, de ponerles las cosas difíciles. ¿No es esto hacer el mal? Y viviendo así, siguen pensando que no hay problema en ellos, que son buenas personas; sin embargo, cuando ven a alguien mejor que ellos, son propensos a hacérselo pasar mal, a pisotearlos. ¿Qué problema es este? Las personas que son capaces de cometer semejantes acciones malvadas, ¿acaso no son inescrupulosas y caprichosas? Esas personas solo piensan en sus intereses, solo consideran sus sentimientos, y lo único que quieren es concretar sus deseos, ambiciones y objetivos. No les importa el daño que causan a la obra de la iglesia y prefieren sacrificar los intereses de la casa de Dios para proteger su estatus en la opinión de la gente y su propia reputación. ¿Acaso no son las personas así arrogantes y sentenciosas, egoístas y viles? Estas personas no solo son arrogantes y sentenciosas, sino que también son extremadamente egoístas y viles. No son consideradas con las intenciones de Dios en absoluto. ¿Tienen estas personas un corazón temeroso de Dios? No tienen un corazón temeroso de Dios en absoluto. Esa es la razón por la que actúan arbitrariamente y hacen lo que les place, sin ningún sentido de culpa, sin ninguna inquietud, sin ninguna aprensión o preocupación y sin considerar las consecuencias(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Las cinco condiciones que hay que cumplir para emprender el camino correcto de la fe en Dios). Cuando antes leía ese pasaje de la palabra de Dios, nunca pensé que se aplicara a mí. Entonces vi por fin que la palabra de Dios revelaba mi propia situación. Nunca imaginé que yo pudiera ser tan traicionera y malévola. Ver a Xiang Zhen comunicar la verdad mejor que yo y resolver los problemas reales de los hermanos y hermanas no solo me hizo infeliz, sino también resentida y envidiosa. Sentía que su superioridad me hacía perder prestigio. Para salvar mi reputación y proteger mi estatus, intentaba constantemente pensar en formas de superarla. Si no lo conseguía, me ponía en su contra y la juzgaba como una fanfarrona que intentaba robarme mi estatus. Intentaba formar una camarilla a sus espaldas y sembrar prejuicios contra ella para que todos la aislaran. Yo era muy arrogante. No podía permitir que nadie fuera mejor que yo, y no me detendría ante nada para aferrarme a mi condición de líder del equipo. Al hacer eso, ¿acaso me diferenciaba de aquellos anticristos que atacaban y excluían a los demás solo por estatus? Mi comprensión de la verdad era superficial, y no podía resolver problemas reales. Pero no dejaba que Xiang Zhen enseñara y ayudara a todos, así que ¿no estaba perjudicando a los hermanos y hermanas? ¡No tenía humanidad! Cuando me di cuenta, me sentí culpable. Había defraudado a los hermanos y hermanas. Entonces me armé de valor para sincerarme y hablar de mi competencia con Xiang Zhen por la reputación, y le pedí disculpas. Me dijo que se daba cuenta de que yo no estaba muy contenta mientras ella participaba en las reuniones, por lo que se sentía limitada y no se atrevía a compartir demasiado, por miedo a que me afectara. Entonces me di cuenta de que mi lucha por la reputación la había perjudicado y me sentí culpable.

Después seguí buscando la senda de práctica, y leí estas palabras de Dios: “Como líder de la iglesia no solo has de aprender a usar la verdad para resolver los problemas, también tienes que descubrir y cultivar a la gente de talento, a quienes de ninguna manera debes envidiar ni reprimir. Practicar de esta manera es beneficioso para la obra de la iglesia. Si puedes formar a algunos que persigan la verdad para que cooperen contigo y realicen bien todo el trabajo y, al final, todos vosotros tengáis testimonios vivenciales, entonces eres un líder u obrero cualificado. Si eres capaz de manejar todas las cosas según los principios, entonces estás comprometido con tu lealtad. Algunas personas siempre temen que otros sean mejores que ellas o estén por encima de ellas, que otros obtengan reconocimiento mientras a ellas se les pasa por alto, y esto lleva a que ataquen y excluyan a los demás. ¿Acaso no es eso envidiar a las personas con talento? ¿No es egoísta y despreciable? ¿Qué tipo de carácter es este? ¡Es malicia! Aquellos que solo piensan en los intereses propios, que solo satisfacen sus propios deseos egoístas, sin pensar en nadie más ni considerar los intereses de la casa de Dios tienen un carácter malo y Dios no los ama. Si realmente puedes mostrar consideración con las intenciones de Dios, podrás tratar a otras personas de manera justa. Si recomiendas a una buena persona y permites que reciba formación y cumpla un deber, con lo que la casa de Dios gana así a una persona talentosa, ¿no facilitará eso tu trabajo? ¿No estarás mostrando lealtad en tu deber? Se trata de una buena obra ante Dios, es el mínimo de conciencia y razón que debe poseer alguien que sirve como líder. […] No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con las intenciones de Dios y empezar por contemplar si ha habido impurezas en el cumplimiento de tu deber, si has sido leal, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has estado pensando de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Si piensas en ellas con frecuencia y las comprendes, te será más fácil cumplir bien con el deber(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). A partir de la palabra de Dios comprendí que los líderes y los obreros tienen que aprender a identificar y cultivar a las personas con talento. No pueden envidiar o reprimir a las personas con talento para proteger su propia reputación y estatus, algo que Dios detesta. Xiang Zhen comunicaba sobre la verdad con claridad y podía resolver problemas reales. Eso beneficiaba el trabajo de la iglesia y ayudaba a los hermanos y hermanas a entrar en la vida. Tenía que tener en cuenta las intenciones de Dios y desprenderme de mi propia reputación y estatus, trabajar en armonía con Xiang Zhen y cumplir bien con mi deber. Ser seleccionada como líder de equipo era la gracia de Dios, que me daba la oportunidad de practicar. No significaba que lo entendiera todo o que estuviera calificada para ese deber. Mi comprensión de la verdad era superficial, y mi incapacidad para comprender los problemas era normal, por lo que debería haber aprendido de Xiang Zhen. Pero yo siempre me veía a mí misma como líder de equipo, pensando que debía ser capaz de ver y resolver todos los problemas, y que no podía ser menos capaz que los demás. Así que siempre luchaba y competía con Xiang Zhen, y si no podía hacerlo mejor que ella, me volvía negativa y sufría. ¡Era tan tonta! En realidad, Dios nunca ha exigido que los líderes y los obreros sean capaces de resolver todos los problemas. Dios espera que yo sea honesta, que comunique solo lo que entienda y que me reúna con los hermanos y hermanas para analizar lo que no entienda. Esa es la práctica que está en consonancia con la intención de Dios. Cuando comprendí la intención de Dios, dejé de envidiar tanto a Xiang Zhen y pude aceptar y poner en práctica sus buenas ideas. Cuando los hermanos y hermanas planteaban sus dificultades en las reuniones, Xiang Zhen y yo trabajábamos en tándem para enseñar y ayudarles, y muchos problemas se resolvían.

Después de aquella experiencia pensé que había cambiado y que ya no prestaba tanta atención a la reputación y el estatus. Pero estaba tan profundamente corrompida por Satanás que cuando encontré la situación adecuada, volví a los viejos hábitos. En julio de 2021, me reemplazaron porque no podía realizar trabajo real, y Xiang Zhen fue elegida nueva líder de equipo. Ante este resultado, acepté que ella era realmente mejor que yo en todos los sentidos y que elegirla beneficiaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Pero al cabo de un tiempo vi que, al cumplir con su deber, Xiang Zhen asumía una carga. Cuando los hermanos y hermanas se encontraban con dificultades y problemas, ella era capaz de entrar en comunión con ellos y resolver sus asuntos a tiempo. También era capaz de resumir las desviaciones de nuestra vida de la iglesia. Eso me despertó algunos sentimientos: “Si Xiang Zhen es más eficaz que yo como líder de equipo, ¿no me hará quedar aún peor? ¿Qué pensarán todos de mí? Sin duda pensarán que carezco de habilidad y que tengo poco calibre”. Por pensar así en aquel momento, no tenía esperanzas de que la vida en la iglesia mejorara. En el pasado, durante las reuniones, ya fuera para hablar sobre el conocimiento de la palabra de Dios o para resumir cuestiones de nuestro trabajo, yo siempre tomaba la iniciativa de compartir e inspiraba entusiasmo a todos para que hicieran lo mismo. Pero en las reuniones de ese período, siempre era la última en hablar. A veces, cuando ganaba algo de esclarecimiento y luz, no quería hablar de ello y, de mala gana, decía unas palabras al final. Cuando Xiang Zhen me pedía que me explayara, no quería decir nada más. En aquel momento, los hermanos y hermanas tenían dificultades para cumplir con su deber y vivían en estados negativos, pero Xiang Zhen estaba demasiado ocupada con el trabajo como para ocuparse de los problemas de inmediato. Yo no solo no le ofrecí ayuda, sino que me complací en su difícil situación, pensando: “¿Ves? En realidad no eres una gran líder de equipo. No eres mejor que yo”. Vi que los problemas de los hermanos y hermanas no se resolvían de inmediato y que la vida de la iglesia era ineficaz. Pero no ayudé a Xiang Zhen, e incluso esperaba que esa situación continuara. Luego vi que Xiang Zhen ajustaba rápidamente su horario y resolvía esos problemas. Eso me hizo muy infeliz otra vez, y la envidié aún más. Poco a poco, empezó a disgustarme cada vez más. Llegué al punto de no querer oír nada de lo que decía ni ningún punto de vista que expresara. Durante las reuniones, me giraba y miraba hacia otro lado cuando ella hablaba. Sabía que me estaba volviendo cada vez más envidiosa, y que mi carácter era malévolo, lo que la perjudicaría a ella y repercutiría en la vida de la iglesia. No quería que eso continuara, pero no podía liberarme de mi situación. En mi dolor, oré a Dios: “¡Oh, Dios! No quiero envidiar a Xiang Zhen, pero no puedo evitarlo. Por favor, sálvame para que pueda ver los peligros y las consecuencias de perseguir la reputación y el estatus, y deje de estar atada por mi carácter corrupto”. A partir de entonces, compartí abiertamente mi mal estado con los hermanos y hermanas. Después de oír lo que dije, Xiang Zhen dijo que nunca imaginó que yo le haría eso y que se sentía herida. Cuando dijo eso, me sentí muy culpable. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo, y a menudo la había envidiado y juzgado a sus espaldas, pero ella no discutió conmigo. Me perdonó y habló sobre la verdad para ayudarme. Yo carecía por completo de humanidad y había sido muy malévola al tratarla así.

Una vez, en una reunión, leí estas palabras de Dios: “Los anticristos consideran que su propio estatus y reputación son más importantes que cualquier otra cosa. Estas personas no solo son falsas, astutas y perversas, sino también extremadamente crueles. ¿Qué hacen cuando detectan que su estatus está en peligro o cuando han perdido su lugar en el corazón de la gente, su respaldo y afecto, cuando esa gente ya no les venera ni admira, cuando han caído en la ignominia? De repente, cambian. En cuanto pierden su estatus, se vuelven reacios a cumplir cualquier deber, todo lo que hacen es superficial, y no tienen ningún interés en hacer nada. Pero esta no es su peor expresión. ¿Cuál es entonces? En cuanto estas personas pierden su estatus, y nadie las admira ni se deja desorientar por ellas, salen el odio, los celos y la venganza. No solo no tienen un corazón temeroso de Dios, sino que también carecen siquiera de un ápice de sumisión. En sus corazones, asimismo, son propensos a odiar a la casa de Dios, a la iglesia, y a los líderes y obreros, anhelan que la obra de la iglesia tenga problemas o se paralice, quieren reírse de la iglesia y de los hermanos y hermanas. También odian a cualquiera que persiga la verdad y tema a Dios. Atacan y se burlan de cualquiera que sea leal en su deber y esté dispuesto a pagar un precio. Este es el carácter de los anticristos, ¿acaso no es cruel? Se trata claramente de gente malvada; en esencia, los anticristos son personas malvadas(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (II)). Dios expone la falsedad, la perversidad y la naturaleza malévola de los anticristos. En cuanto pierden su estatus o el apoyo de otros, se vuelven envidiosos y vengativos. No solo se limitan a cumplir con su deber, sino que también esperan que haya errores en el trabajo de la iglesia para poder ridiculizar a la casa de Dios y a los hermanos y hermanas. Las palabras de Dios revelaron mi situación. Después de ser reemplazada, pude ver que Xiang Zhen soportaba una carga en el cumplimiento de su deber, y que podía resolver activamente los problemas de los hermanos y hermanas. Temía que si ella hacía un buen trabajo y la vida en la iglesia mejoraba, eso demostraría que yo no era tan buena como ella. Para proteger mi estatus y mi imagen en los corazones de los hermanos y hermanas, esperaba que la vida de la iglesia fuera ineficaz. Por eso, aunque claramente tuviera esclarecimiento y luz, no estaba dispuesta a compartirlos. Si Xiang Zhen no podía resolver con prontitud los problemas de los hermanos y hermanas porque estaba ocupada con el trabajo, yo no ayudaba. En lugar de eso, me complacía en su difícil situación, esperando reírme de ella. La envidiaba porque en el trabajo era más capaz que yo. No me gustaba nada de ella y la rechazaba totalmente. ¡Estaba expresando el carácter malévolo de un anticristo! La eficacia de la vida de la iglesia está directamente relacionada con la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, y estos solo pueden cumplir bien su deber cuando su situación es normal y han entrado en la vida. Pero para mantener mi estatus ante los ojos de la gente, no solo no apoyé la vida de la iglesia, sino que esperé que los problemas de los hermanos y hermanas no se resolvieran, y que fueran ineficaces en el cumplimiento de su deber. ¡Fui muy traicionera y malévola! Que la casa de Dios ascienda o despida a alguien se basa en los requisitos del trabajo. Yo no podía hacer mi trabajo, así que me reemplazaron, y entonces lo asumió una persona más adecuada. No solo no trabajé bien con Xiang Zhen, sino que incluso la desautoricé a sus espaldas. Causé trastornos y disturbios, y la herí. ¿Acaso era humana? Al pensarlo, me llené de arrepentimiento y no pude evitar que me brotaran las lágrimas. Me odiaba por ser tan malévola, y no merecía vivir ante Dios. Recordé que la Biblia decía: “Las pasiones son podredumbre de los huesos” (Proverbios 14:30). Eso es muy cierto. La envidia puede hacer que la gente odie e incluso haga cosas irracionales.

Esa noche, leí otro pasaje de la palabra de Dios: “Si siempre perturbas, trastornas y socavas lo que Dios quiere defender, si siempre muestras desprecio hacia tales cosas y siempre tienes nociones y opiniones sobre ellas, estás negando a Dios y poniéndote en Su contra. Si no consideras importantes la obra de la casa de Dios ni los intereses de Su casa y siempre quieres socavarlos y causar destrucción o sacar beneficio de ellos, además de engañar o malversar, ¿se pondrá entonces Dios furioso contigo? (Sí). ¿Cuáles son las consecuencias de la ira de Dios? (Se nos castigará). De eso no cabe duda. ¡Dios no te va a perdonar de ningún modo! Porque lo que estás haciendo es destrozar y destruir la obra de la iglesia, algo que entra en conflicto con la obra e intereses de la casa de Dios. Esta es una gran maldad, es entrar en rivalidad con Dios y es algo que ofende directamente Su carácter. ¿Cómo no va a enfadarse Dios contigo? Si algunos, al ser de calibre escaso, no son competentes en su trabajo y hacen sin querer cosas que causan trastornos y perturbaciones, esto es excusable. Sin embargo, si debido a tus propios intereses personales, caes en los celos y la disputa, y haces cosas de manera intencionada que trastornan, perturban y destruyen la obra de la casa de Dios, esto cuenta como una vulneración deliberada y supone ofender el carácter de Dios. ¿Te perdonará Él? Dios está llevando a cabo la obra de Su plan de gestión de 6000 años, y todo Su meticuloso esfuerzo va dirigido a ello. Si alguien se opone a Dios, daña de manera deliberada los intereses de Su casa y busca a conciencia sus intereses personales, además de su prestigio y estatus personales a expensas de dañar los intereses de la casa de Dios, sin dudar en destrozar la obra de la iglesia, lo cual provoca que la obra de la casa de Dios se vea impedida y destruida, e incluso que se produzca un tremendo daño material y financiero en la casa de Dios, ¿creéis que a esas personas se las debería perdonar? (No)” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)). Por la palabra de Dios, me di cuenta de que Su carácter no tolera las ofensas. Para mantener mi estatus con todos, me opuse a Xiang Zhen sin ton ni son, esperando siempre que fuera humillada, lo que repercutía en el trabajo de la iglesia. Estaba dispuesta a sacrificar los intereses de la iglesia a fin de lograr mis propios objetivos. Esto es resistirse a Dios. Pensé que Dios pagó un precio muy grande para salvar a la humanidad, con la esperanza de que la humanidad pudiera obtener la verdad, cambiar su carácter-vida y recibir la salvación de Dios. Solo cuando los hermanos y hermanas tienen una buena vida de iglesia y buenas personas como líderes pueden comprender la verdad, entrar en la realidad-verdad y recibir la salvación de Dios. Pero yo no tenía en cuenta en absoluto las intenciones de Dios. Cuando vi que la vida de la iglesia era ineficaz, me sentí sorprendentemente feliz, e incluso esperaba que esa situación continuara. ¿Cómo pude ser tan despreciable y malévola? El diablo Satanás espera que la obra de Dios para salvar a la humanidad fracase, y que la obra de la casa de Dios se paralice. Espera que los hermanos y hermanas pierdan la salvación de Dios, y finalmente desciendan al infierno con él y sean destruidos. El hecho de que yo pudiera pensar y actuar así hoy, ¿no significaba que era igual que el diablo Satanás al alterar y perturbar la obra de la iglesia? El carácter justo de Dios no tolera ofensas, y si yo continuaba por esa senda y no me arrepentía, ciertamente haría un mal aún mayor, ofendería el carácter de Dios, y sería desdeñada y descartada por Él. Fue entonces cuando realmente supe en mi corazón que perseguir el nombre y el estatus no es una buena senda. Recordé lo que dicen las palabras de Dios: “Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que todas las personas solo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y harán cualquier juicio o decisión en nombre de la fama y la ganancia. De esta forma, Satanás ata a las personas con cadenas invisibles y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Sin saberlo, llevan estas cadenas y siempre avanzan con gran dificultad. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad evita a Dios y le traiciona, y se vuelve más y más perversa. De esta forma, entonces, se destruye una generación tras otra en medio de la fama y la ganancia de Satanás(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI). Antes, no había tomado en serio mi búsqueda de fama y estatus. Siempre había pensado que solo quería que los demás tuvieran una buena opinión de mí, y que nunca perjudicaría a los hermanos y hermanas ni pondría en peligro los intereses de la iglesia. Pero en ese punto, la revelación de la palabra de Dios y los hechos me demostraron que las cosas no son tan sencillas como yo pensaba. La reputación y el estatus son herramientas que Satanás utiliza para herir y dañar a las personas, cadenas que Satanás me puso y que me controlaban, para que me rebelara contra Dios y me resistiera a Él en cualquier momento. Si no perseguía la verdad y aceptaba el juicio y el castigo de Dios, y continuaba persiguiendo esas cosas, estaría arruinada. Desde la antigüedad, la búsqueda de estatus y poder ha hecho que los buenos amigos se conviertan en enemigos, y que los parientes cercanos se vuelvan calculadores y crueles entre sí. Yo trataba a Xiang Zhen de la misma manera. Para preservar mi reputación y estatus, no podía tolerarla. Competía con ella tanto abiertamente como en secreto, y cuando no podía superarla, formaba camarillas a sus espaldas para juzgarla. Cuando vi que la vida de la iglesia daba malos resultados, no intenté mantenerla. Adopté una postura distante, deseando ver fracasar a Xiang Zhen para poder reírme de ella. Incluso estaba dispuesta a ver sufrir el trabajo de la iglesia para satisfacer mi deseo de estatus. Me di cuenta de que seguir la senda de la reputación y el estatus es oponerse a Dios. Tenía miedo y sabía que si no me arrepentía y seguía persiguiendo la reputación y el estatus, alterando y perturbando el trabajo de la iglesia, podría convertirme en un anticristo y ser expulsada de la iglesia, con lo que perdería mi oportunidad de ser salvada. Me sentí muy agradecida a Dios cuando lo vi. A pesar de mí misma, siempre perseguía la reputación y el estatus. Esa vez Dios me puso en una situación real para que pudiera ver la fealdad de mi ambición por esas cosas, y finalmente comprendí por experiencia personal el sufrimiento y las peligrosas consecuencias de perseguir la reputación y el estatus. A través del juicio y la revelación de las palabras de Dios, también me di cuenta de que Su justo carácter no tolera las ofensas, y en mi corazón quise romper la esclavitud de la reputación y el estatus. Quería arrepentirme y cambiar. Antes, siempre me había sentido negativa y débil porque pensaba que mi deseo de reputación y estatus era demasiado grave como para cambiar, y no tenía la confianza para perseguir la verdad. En ese momento comprendí que, aunque era corrupta, siempre que estuviera dispuesta a perseguir la verdad y cambiar, Dios me guiaría para que comprendiera la verdad, me despojara de las cadenas de la reputación y el estatus, y tomara la senda de la salvación.

Más tarde, leí esto en la palabra de Dios: “No pienses siempre en sobrepasar a los demás, en hacerlo todo mejor que el resto y destacar entre la multitud en todas las cosas. ¿Qué clase de carácter es ese? (Un carácter arrogante). La gente siempre tiene un carácter arrogante, e incluso si quiere luchar por la verdad y satisfacer a Dios, se queda corta. Estar controladas por un carácter arrogante vuelve a las personas muy propensas a desviarse. Por ejemplo, hay algunas personas que siempre quieren alardear al expresar sus buenas intenciones en lugar de las exigencias de Dios. ¿Aprobaría Dios esa clase de expresión de buenas intenciones? Para tener consideración con las intenciones de Dios, hay que seguir los requisitos de Dios, y para cumplir con el deber, hay que someterse a los arreglos de Dios. Las personas que expresan buenas intenciones no son consideradas con las intenciones de Dios, sino que siempre están tratando de utilizar nuevos trucos y de hablar con palabras rimbombantes. Él no te pide que seas considerado de esta manera. Algunas personas dicen que eso es ser competitivo. En sí mismo, ser competitivo es algo negativo. Es una revelación, una manifestación del carácter arrogante de Satanás. Cuando tienes un carácter así, siempre estás tratando de reprimir a los demás, de superarlos, siempre compites, siempre intentas aprovecharte de los demás. Eres muy envidioso, no cedes ante nadie y siempre estás tratando de destacar entre la multitud. Eso augura problemas; así es como actúa Satanás. Si realmente deseas ser un ser creado aceptable, entonces no persigas tus propios sueños. Es malo tratar de ser superior y más capaz de lo que eres con el fin de conseguir tus objetivos. Deberías aprender a someterte a las orquestaciones y arreglos de Dios, así como mantenerte firme en el lugar que debe ocupar un ser humano; solo eso es una demostración de razón(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). “¿Cuáles son vuestros principios para comportaros? Debéis comportaros conforme a vuestro puesto, buscar el lugar adecuado para vosotros y cumplir el deber que os corresponde; solo alguien así posee razón. A modo de ejemplo, hay personas que dominan ciertas competencias profesionales y captan los principios, y son ellas las que deberían asumir la responsabilidad y hacer las revisiones finales sobre ese tema; hay personas que pueden brindar ideas y percepciones, inspirando a los demás y ayudándoles a cumplir mejor con su deber, y, luego, deberían ser ellas las que brindasen ideas. Si eres capaz de encontrar el lugar indicado para ti y de trabajar en armonía con tus hermanos y hermanas, estarás cumpliendo con tu deber y te estarás comportando acorde a tu puesto(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). En la palabra de Dios encontré sendas de práctica. Dios concede dones y calibres diferentes a cada persona. Él espera que nos sometamos a Su soberanía y disposiciones, y usemos al máximo nuestras habilidades en nuestra propia posición. Xiang Zhen tiene un calibre superior al mío y puede resolver problemas reales. El trabajo se beneficia de tenerla como líder de equipo, y eso es bueno. Yo no he entrado en la vida profundamente, así que debo esforzarme por mejorar y hacer todo lo posible por cumplir bien con mi deber. Ese era el sentido que debía haber tenido. Siempre temía que la gente dijera que soy incompetente y de bajo calibre. Esto se debía a que mi naturaleza era demasiado arrogante y a que no me comprendía a mí misma ni adoptaba la posición correcta. Xiang Zhen se centraba en entrar en la vida y tenía amor por los hermanos y hermanas. Cuando veía mis problemas, era capaz de aconsejarme y ayudarme. Debería atesorar la oportunidad de trabajar con ella, aprender de sus puntos fuertes y centrarme en mi propia entrada en la vida en el entorno que Dios me proporcionó. Practicar de ese modo beneficiaría mi entrada en la vida. Con esa mentalidad, adquirí una sensación de libertad. Después de eso, ya no envidiaba a Xiang Zhen. En las reuniones, podía comunicar y cooperar activamente con ella, compartir lo que entendía y hacer todo lo posible por ayudar a los hermanos y hermanas. Después de practicar de esa manera, tuve una sensación de paz y tranquilidad que nunca antes había sentido.

Pasar por esa experiencia me ayudó a comprender mejor mi naturaleza corrupta. Vi que estaba tan profundamente corrompida por Satanás que no me detendría ante nada para proteger mi reputación y mi estatus, y que era verdaderamente siniestra y malévola. Cuando luchaba por el estatus y envidiaba las capacidades de los demás, era realmente doloroso. El juicio y la revelación de la palabra de Dios me hizo ver claramente la esencia de perseguir la reputación y el estatus, y me liberó de las ataduras de la envidia para que pueda estar más relajada y libre. ¡Doy gracias a Dios desde el fondo de mi corazón!

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