La opinión “Hay que reconocer el trabajo duro, si no las virtudes”, ¿se ajusta a la verdad?
A principios de agosto de 2022, al terminar una de nuestras reuniones, la hermana Wang Jing dijo: “Zhang Min está aislada en casa reflexionando”. Al oír esto, pregunté: “¿Qué ocurrió?”. Wang Jing contestó: “Siempre que los hermanos y hermanas le hacían ver los problemas que surgían en su deber, Zhang Min se negaba a aceptarlos, e incluso discutía y se defendía. Hizo un escándalo, lloró y causó alboroto, e incluso descargó su frustración en su deber. Esto hizo que el trabajo no pudiera desarrollarse con normalidad y causó trastorno y perturbación en la vida de la iglesia. Si no reflexiona y trata de conocerse a sí misma y sigue empeñándose en defenderse, puede que la echen”. Cuando oí esto, me sorprendí mucho. Pensaba que Zhang Min siempre se había sacrificado y esforzado durante todos sus años de fe en Dios, y que, cuando regaba a los recién llegados, era cariñosa y amable. No importaba lo tarde que fuera, siempre que un recién llegado tenía un problema, ella hacía todo lo que estaba a su alcance para hablar con él y solucionarlo. Ni siquiera abandonaba su deber cuando surgía un asunto familiar. Aunque ahora no aceptara la verdad, quizá solo fuera porque aún no la reconocía. Si poco a poco intentase meditar y reflexionar y llegase a reconocer esto, ¿no sería suficiente? No merecía que la echaran. Si echaban a alguien como ella, teniendo en cuenta que mi renuncia y entrega no estaban a la altura de las suyas, ¿no me descartarían a mí también al final? Durante ese tiempo, cada vez que pensaba en esto, mi estado se volvía bastante negativo, y no tenía energía para cumplir con mi deber.
Más tarde, en una reunión, la líder de nuestra iglesia, Wang Yu, vino a ver todos los materiales para echar a Zhang Min. Le hablé de mis nociones y de mi confusión, y le dije: “Zhang Min abandonó a su familia y renunció a su carrera por cumplir con su deber durante muchos años. Merece reconocimiento por su trabajo duro, si no por sus virtudes. ¿Por qué la echan? Si no puede alcanzar la salvación cumpliendo así con su deber, dado que yo no sufro tantas penurias ni pago un precio tan alto como ella, ¿no deberían descartarme a mí también?”. Al ver que yo había desarrollado nociones, Wang Yu pacientemente habló conmigo, y me dijo: “Lo que estás viendo es que Zhang Min, por fuera, aparenta hacer las cosas. No has visto cuál ha sido su actitud hacia la verdad en todo este tiempo. Según la evaluación de los hermanos y hermanas, cuando Zhang Min tenía problemas, nunca aceptaba nada de Dios y siempre le daba demasiada importancia a las personas y a las cosas. Los hermanos y hermanas hablaron con ella y la ayudaron muchas veces, pero ella no aceptaba la verdad en lo más mínimo, discutía y se defendía, e incluso descargaba su frustración en su deber”. La líder dio un ejemplo, y dijo: “En una ocasión, su supervisor señaló uno de los problemas de Zhang Min al regar a los recién llegados. Zhang Min no lo aceptó y pensó que el supervisor la estaba atacando a propósito. Perdió la paciencia y dijo: ‘No puedo seguir con esta tarea. ¡Encuentra a otro que la haga!’. Luego se marchó llorando”. La líder dijo que estas habían sido las reacciones de Zhang Min desde el principio, y que cada vez que algo afectaba a su orgullo y estatus, hacía un escándalo y nadie podía detenerla. Incluso su supervisor se sentía constreñido por ella. Su comportamiento perturbaba gravemente la vida de la iglesia y afectaba al trabajo de riego. Aunque Zhang Min había estado cumpliendo con su deber durante todos sus años de fe en Dios, no perseguía la verdad en absoluto y, cuando tenía problemas, nunca aceptaba que vinieran de Dios, ni autorreflexionaba ni aprendía las lecciones. Era una no creyente. A continuación, Wang Yu leyó un pasaje de las palabras de Dios: “El estándar por el que los humanos juzgan a otros humanos se basa en su comportamiento; uno cuya conducta es buena es una persona justa y uno cuya conducta es abominable es malvado. El estándar por el que Dios juzga a los humanos se basa en si la esencia de alguien se somete a Él; uno que se somete a Dios es una persona justa y uno que no, es un enemigo y una persona malvada, independientemente de si el comportamiento de esta persona es bueno o malo, o si su discurso es correcto o incorrecto” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo). Luego, compartió y dijo: “La gente juzga a los demás por su exterior. Si el comportamiento de alguien parece bueno, entonces es una persona buena, y si parece malo, entonces es una persona malvada. Dios valora a las personas por su esencia-naturaleza y su actitud hacia la verdad. Dios se fija en si pueden someterse a Él y a la verdad, no en lo mucho que, por fuera, aparentan abandonar, sufrir y trabajar”. A través de esta charla, me di cuenta de que si sentí lástima por Zhang Min cuando la echaron, fue porque solo vi su exterior. Vi que era capaz de abandonar a su familia, renunciar a su carrera, soportar el sufrimiento y pagar el precio, y que cuando los recién llegados tenían problemas, no le importaba tomarse tiempo para hablar con ellos, por lo que creí que era alguien que perseguía la verdad. Sin embargo, no me fijé en si podía aceptar o someterse a la verdad cuando tenía problemas, ni en los resultados de su deber. Pensé que los requisitos que le imponía la casa de Dios eran demasiado severos y que no deberían haberla echado. Resultó que no podía calar a las personas o cosas, era demasiado ignorante.
Más tarde, cuando estaba con un grupo pequeño, descubrí que, con respecto a echar a Zhang Min, algunos hermanos y hermanas también opinaban que “Hay que reconocer el trabajo duro, si no las virtudes”. Al abordar este problema, encontré varios pasajes de las palabras de Dios para leer. Dios Todopoderoso dice: “Pablo no perseguía la verdad. Solo creía en Dios porque iba tras un futuro y un destino para su carne. Lo único que buscaba era obtener recompensas y una corona. Dios pronunció muchas palabras, lo disciplinó, esclareció e iluminó muchísimo y, sin embargo, él no se sometió a Dios ni aceptó la verdad. Siempre se rebeló y se resistió a Dios y, al final, se convirtió en un anticristo y fue condenado y castigado. Pablo sirve de ejemplo de lo que no hay que hacer. […] Según las nociones y figuraciones humanas, la gente piensa: ‘Dios no debería haber tratado así a Pablo. Pablo había hecho mucho y había sufrido mucho. Además, era leal y devoto a Dios. ¿Por qué Dios lo trató así?’. ¿Es correcto que la gente diga esto? ¿Concuerda con la verdad? ¿De qué manera demostraba Pablo su profunda lealtad y devoción a Dios? ¿Acaso no están tergiversando los hechos? Pablo era leal y devoto al logro de bendiciones para sí mismo. ¿Es eso lealtad y devoción a Dios? Cuando la gente no comprende la verdad, no es capaz de ver con claridad la esencia de un problema y habla a ciegas en función de sus sentimientos, ¿no se está rebelando contra Dios y resistiéndose a Él? ¡Con razón todo el mundo idolatra a Pablo! Aquellos que pertenecen a Satanás siempre idolatran a Satanás, e incluso hablan por él de acuerdo con sus sentimientos. Esto significa que, si bien puede parecer que la gente se ha apartado de Satanás, mantiene un vínculo. De hecho, cuando la gente habla por Satanás, también habla por sí misma. La gente simpatiza con Pablo porque es como él y está en la misma senda que él. Según el sentido común del hombre, Dios no debería haber tratado así a Pablo, pero lo que Él hizo fue precisamente lo contrario al sentido común de los humanos. Así es el carácter justo de Dios, y es la verdad. Si alguien habla de acuerdo con el sentido común humano, puede que diga: ‘Si bien Pablo no logró mucho, trabajó y se esforzó mucho. En vista de la cantidad de años que sufrió, debió haber sobrevivido. Basta con que fuera solo un contribuyente de mano de obra. No debería haber sido castigado ni enviado al infierno’. Así son el sentido común y los sentimientos del hombre; no son la verdad. ¿Cuál es el aspecto más hermoso de Dios? Que no tiene el sentido común del hombre. Todo cuanto Él hace es conforme a la verdad y a Su esencia. Dios revela un carácter justo. No le importan tus deseos subjetivos ni los hechos objetivos de lo que has hecho. Dios determina y define el tipo de persona que eres en función de lo que haces, lo que revelas y la senda que recorres, y luego adopta la actitud más adecuada hacia ti. Así fue como se produjo el desenlace de Pablo. Al analizar el asunto de Pablo, parece que Dios hubiera carecido de amor. Tanto Pedro como Pablo eran seres creados, pero mientras que Dios dio su aprobación y bendijo a Pedro, puso en evidencia, diseccionó, juzgó y condenó a Pablo. No se puede apreciar el amor de Dios en la manera en la que determinó el desenlace de Pablo. Así pues, sobre la base de lo que le sucedió a Pablo, ¿podrías afirmar que Dios no ama? No, no puedes, porque Dios lo disciplinó muchas veces, lo iluminó y le dio muchas oportunidades de arrepentirse, pero Pablo tercamente las rechazó y siguió la senda de la resistencia a Dios. Así que, al final, Dios lo condenó y lo castigó” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al entender la verdad se pueden conocer los hechos de Dios). “Algunas personas acabarán diciendo: ‘He realizado mucha obra para Ti y, aunque tal vez no haya conseguido ningún logro celebrado, de todos modos he sido diligente en mis esfuerzos. ¿No puedes sencillamente dejarme entrar al cielo para comer el fruto de la vida?’. Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, ni mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, entonces ¡será intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se gana Mi favor. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla! Debes buscar la vida. Hoy, las personas que serán perfeccionadas son del mismo tipo que Pedro; son las que buscan cambios en su carácter y están dispuestas a dar testimonio de Dios y a cumplir con su deber como seres creados. Solo las personas así serán perfeccionadas. Si solo esperas recompensas y no buscas cambiar tu propio carácter vital, entonces todos tus esfuerzos serán en vano. ¡Y esta verdad es inalterable!” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine). “Yo decido el destino de cada persona, no con base en su edad, antigüedad, cantidad de sufrimiento ni, mucho menos, según el grado de compasión que provoca, sino con base en si posee la verdad. No hay otra opción que esta. Debéis daros cuenta de que todos aquellos que no siguen la voluntad de Dios serán también castigados. Este es un hecho inmutable” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino). A partir de las palabras de Dios, vi que el carácter de Dios es recto y santo. El resultado de una persona y el hecho de que se salve no dependen de cuánto trabajo parezca hacer o de lo grande que parezcan su renuncia y su esfuerzo. Lo importante es si esa persona persigue la verdad y si cambia su carácter-vida. Si solo se centra en trabajar duro y no persigue cambiar su carácter-vida, será incapaz de mantenerse firme y tendrá que ser descartada tarde o temprano. Es como Pablo durante la Era de la Gracia. Trabajó durante muchos años, soportó muchos sufrimientos, reunió a mucha gente mientras difundía el Evangelio y fundó muchas iglesias. Sin embargo, todo su esfuerzo fue para obtener recompensas y una corona, su propósito era hacer transacciones con Dios. Es más, la naturaleza de Pablo era muy arrogante y vanidosa, y no tenía consideración por nadie, incluso testimoniaba que vivía como Cristo. Pablo siguió la senda del anticristo al resistirse a Dios y, al final, ofendió el carácter de Dios y recibió Su castigo. Yo cometí el mismo error cuando echaron a Zhang Min. Creía que Zhang Min trabajó duro, abandonó a su familia y renunció a su carrera para cumplir con su deber, y que se debía reconocer su trabajo duro, si no sus virtudes, o al menos su fatiga, y que, como mínimo, se le debía dar la oportunidad de arrepentirse. Ahora bien, observando sus constantes reacciones, vi que no aceptaba la verdad en lo más mínimo y que sentía aversión por ella. Cada vez que tenía un problema, siempre que afectara a su orgullo y estatus, hacía un escándalo. No solo no aceptaba los consejos y la ayuda de los hermanos y hermanas, sino que se mostraba excesivamente molesta, maldecía y decía tonterías, y descargaba su frustración en su deber. No parecía alguien que creyera en Dios en absoluto. Cuando los hermanos y hermanas ponían al descubierto y señalaban sus problemas, ella pensaba que la avergonzaban a propósito. A veces se sentía agraviada y por ello ignoraba a la líder, lo que hacía que esta no pudiera realizar la obra. Al estar en la iglesia, perturbaba a los hermanos y hermanas y la obra. Podría decirse que lo negativo superaba a lo positivo. El hecho de que la iglesia la echara reveló por completo la rectitud de Dios. Sin embargo, no había juzgado este asunto según los principios-verdad. Cuando me enteré de que la habían echado, malinterpreté a Dios y salí en defensa de Zhang Min. Vi que no poseía la verdad ni sabía distinguir a las personas, y que podía resistirme a Dios en cualquier momento.
Más tarde, leí otro pasaje de las palabras de Dios. Dios Todopoderoso dice: “La gente que es irrazonablemente problemática puede que en general no cometa ninguna acción malvada o traicionera significativa, pero, en el momento que sus intereses, reputación o dignidad se ven implicados, su rabia explota de inmediato, tienen rabietas, actúan como bárbaros e incluso amenazan con autolesionarse. Decidme, si surge una persona tan absurda y bárbara en una familia, ¿acaso no sufriría toda ella? Una atmósfera inmunda y lúgubre envolvería entonces esa casa, que se llenaría de llantos y gemidos, lo que haría que resultara insufrible vivir en ella. En algunas iglesias hay personas así; puede que no se note cuando todo es normal, pero nunca se sabe cuándo pueden sufrir un brote y revelarse. Las principales manifestaciones de tales personas incluyen tener rabietas, soltar argumentos ridículos y maldecir en público, entre otras cosas. Aunque estos comportamientos ocurran solo una vez al mes o cada medio año, causan grandes molestias y dificultades, causando perturbaciones de diverso grado en la vida de iglesia de la mayoría de las personas. Si efectivamente se confirma que alguien se engloba en esta categoría, habría que ocuparse de él enseguida y echarlo de la iglesia. Alguien podría decir: ‘Esta gente no comete ninguna maldad per se. No se la puede considerar malvada, se la debería tolerar y soportar’. Decidme, ¿sería lo correcto no ocuparse de tales personas? (No, no estaría bien). ¿Por qué no? (Porque sus acciones causan un problema y una molestia significativos a la mayoría de las personas y también causan perturbaciones en la vida de iglesia). A partir de esta conclusión, está claro que aquellos que perturban la vida de iglesia, incluso si no son personas malvadas ni anticristos, no deberían permanecer en la iglesia. Como tales personas no aman la verdad, sino que sienten aversión por ella, por muchos años que lleven creyendo en Dios o muchos sermones que oigan, no aceptarán la verdad. Cuando hacen algo malo y las podan, tienen rabietas y sueltan sinsentidos. Incluso cuando alguien comparte la verdad con ellas, no la aceptan. Nadie puede razonar con ellas. Hasta cuando Yo les comparto la verdad, puede que guarden silencio de cara al exterior, pero no la aceptan en su interior. Al enfrentarse a una situación real, siguen actuando como siempre lo han hecho. No escuchan Mis palabras, así que menos aún van a aceptar vuestro consejo. Aunque puede que no cometan actos de gran maldad, estas personas no aceptan la verdad ni lo más mínimo. Al fijarnos en su esencia-naturaleza, no solo carecen de conciencia y razón, sino que también pueden causar problemas innecesarios y ser irrazonables. ¿Pueden tales personas lograr la salvación de Dios? ¡En absoluto! Aquellos que en ningún caso aceptan la verdad son lo mismo que los incrédulos, son lacayos de Satanás. Cuando las cosas no funcionan a su manera, tienen rabietas, sueltan sin parar argumentos absurdos y no escuchan la verdad, se comparta como se comparta. Tales personas son unos alborotadores irrazonables, puros diablos y espíritus malvados; ¡son peores que bestias! Son lo mismo que enfermos mentales faltos de cordura y nunca son capaces de arrepentirse de verdad. Cuanto más permanecen en la iglesia, más nociones tienen sobre Dios, más exigencias irrazonables hacen a la casa de Dios y mayor es la perturbación y el daño que causan a la vida de iglesia. Esto afecta a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y al progreso normal del trabajo de la iglesia. Su daño a la obra de la iglesia no es menor que el que hacen las personas malvadas; se las debería echar pronto de la iglesia. Hay quien dice: ‘¿Acaso no son un poco bárbaros? No llegan al punto de ser malvados, así que ¿no sería mejor tratarlos con amor? Si se quedan, tal vez puedan cambiar y ser salvados’. ¡Te digo que es imposible! No existe ese ‘tal vez’ en este tema, a estas personas no se las puede salvar en absoluto. El motivo es que no son capaces de entender la verdad y mucho menos de aceptarla; les falta conciencia y razón, sus procesos de pensamiento son anormales e incluso carecen del más básico sentido común que requiere un ser humano. Son gente que carece de cordura. Dios no salva a tales personas en ningún caso” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (26)). A partir de las palabras de Dios, vi que, aunque las personas que causan problemas sin razón no hacen nada muy malo, siempre que algo afecta sus propios intereses, hacen un escándalo y se enredan en falsos argumentos. Por mucho que se les hable sobre la verdad, no la aceptan y perturban mucho la vida de la iglesia. Además, esas personas que causan problemas sin razón no poseen la conciencia y la razón de la humanidad normal. Por muchos años que lleven creyendo en Dios, no pueden entender ni una pizca de la verdad. Dios no salva a esas personas. Zhang Min es este tipo de persona. Si algo afectaba sus intereses, armaba un lío y hacía un escándalo, convirtiendo una reunión perfecta en un caos. Resultaba imposible que los demás se calmaran y hablaran sobre las palabras de Dios. Hay que ocuparse a tiempo de este tipo de personas para proteger la vida de la iglesia. De hecho, las personas con un poco de conciencia y razón saben que ser echado no es un accidente, y calman su corazón para autorreflexionar y aprender las lecciones. Aunque no lo entiendan en ese momento, al menos no difundirán sus nociones ni darán rienda suelta a sus emociones. Estas personas tienen un corazón temeroso de Dios y aún pueden arrepentirse. Pero cuando le ocurrió esto a Zhang Min, no buscó la verdad ni autorreflexionó, sino que se llenó de nociones y malentendidos hacia Dios, juzgándole por no ser recto, e incluso preguntándose por qué Él les daba a otros una oportunidad y a ella no. Tras ser echada, seguía sin reflexionar sobre sí misma, discutía y vociferaba contra Dios mientras daba rienda suelta a su descontento e indignación, además de difundir sus nociones y desorientar a los demás. Al ver que no mostraba ningún arrepentimiento, ¡que la echaran era pura rectitud de Dios!
A partir de esta experiencia, entendí la importancia de distinguir la esencia de las personas según las palabras de Dios. El dicho “Hay que reconocer el trabajo duro, si no las virtudes” era una falacia y no guardaba relación con la verdad. Los que no saben distinguir a los demás según las palabras de Dios se dejarán desorientar. Incluso considerarán a los no creyentes y a las personas malvadas como sus hermanos y hermanas, y saldrán en su defensa. Solo es correcto ver a las personas y las cosas según las palabras de Dios. Ya no me daba pena que echaran a Zhang Min. Estaba más atenta a mí misma para asegurarme de que, cuando me podaran, juzgaran o castigaran, pudiera buscar la verdad, reflexionar sobre mí misma y creer que todo lo que Dios hace es recto. El hecho de cosechar algunas ganancias es el resultado de las palabras de Dios.
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