Así logré recibir al Señor

16 Abr 2023

Por Ding Yan, China

En 1991 puse mi fe en el Señor Jesús. Tras sumarme a la fe, leía la Biblia a menudo. Me conmovía cuando leía cómo fue crucificado el Señor Jesús para redimir a la humanidad, y empecé a asistir activamente a reuniones y a esforzarme afanosamente por el Señor. Una vez, en una reunión, dijo el predicador: “Ya se han cumplido todas las profecías de la venida del Señor, y Él vendrá con las nubes para arrebatarnos al reino de los cielos. Debemos estar alerta y orar para prepararnos para la venida del Señor”. Esto me emocionó enormemente. ¡Qué bendición más maravillosa sería recibir al Señor y ser arrebatada al reino! ¡Es lo que espera todo creyente! Pero, en 1997, aún no lo habíamos recibido y la iglesia se estaba quedando desolada. Todos los sermones de los predicadores eran sobre tópicos, no aportaban nueva luz, los creyentes no recibían sustento y su fe se debilitó. Algunos predicadores hasta volvieron al mundo seglar a hacer negocios. Estos sucesos me preocupaban mucho. Sabía que yo también pecaba de día y confesaba de noche, que no sabía practicar las palabras del Señor y que ni siquiera sabía practicar la paciencia y la tolerancia con mi familia. Cuando mi suegra y mi esposo hacían cosas que me lastimaban o ponían en riesgo mis intereses, les guardaba rencor. Estaba preocupadísima, estancada en un ciclo sin fin de pecado y confesión; ¿me arrebataría el Señor al reino cuando viniera? Pero un predicador señaló: “Mientras vivamos, todos pecaremos inevitablemente, pero el Señor asumió nuestros pecados cuando lo crucificaron. Siempre y cuando confesemos y nos arrepintamos ante el Señor, Él nos perdonará los pecados y, cuando vuelva, nos arrebatará”. Yo también tenía mis dudas al recordar las palabras de Dios: “Seréis, pues, santos porque yo soy santo(Levítico 11:45). Dios es santo y el reino de los cielos es tierra santa; si no habíamos alcanzado la santidad, ¿de veras podríamos entrar en el reino? Estaba muy confundida y preocupada, pero no encontraba una senda en la que librarme del pecado.

En la reunión navideña de aquel año, la hermana Xin Lu me regaló un libro. Con curiosidad, le pregunté: “¿De dónde sale este libro?”. Respondió: “Son las palabras de Dios. El Señor Jesús ya ha regresado como Dios Todopoderoso. Estas palabras son la verdad expresada por la encarnación actual de Dios”. Asombrada y emocionada, le pregunté: “¿Ha regresado el Señor? ¿Estas son las palabras de Dios?”. No obstante, también me sentía algo confundia, y dije: “¿Cómo es posible? Cuando vuelva el Señor, vendrá con las nubes. ¿Cómo es posible que se encarne?”. Xin Lu contestó: “La venida del Señor no es poca cosa. No debemos delimitarla. Si tienes cierta confusión, podemos buscar con los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso”. El Señor Jesús dijo: “Buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá(Mateo 7:7). Días más tarde me reuní con las hermanas Wang Qing y Li Xue, de la Iglesia de Dios Todopoderoso, y les planteé mi confusión: “Según ustedes, el Señor se ha encarnado, pero eso no puede ser. Nuestros predicadores suelen decirnos que Dios descenderá con las nubes, como profetiza el Apocalipsis: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él(Apocalipsis 1:7). ¿Cómo pueden afirmar que Dios se ha encarnado de nuevo? ¿Respalda esto la Biblia?”. Wang Qing respondió: “La Biblia tiene muchas profecías acerca de cómo regresará el Señor. Su venida con las nubes es una modalidad. También hay muchas profecías según las cuales el Señor se encarnará y descenderá en secreto, como: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre(Mateo 24:27). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación(Lucas 17:24-25). Estos dos pasajes de las Escrituras aluden a ‘la venida del Hijo del hombre’. ¿Quién es este Hijo del hombre? Todos sabemos que el Señor Jesús es el Hijo del hombre y la encarnación de Dios. Así pues, ‘Hijo del hombre’ se refiere a la encarnación de Dios. La venida del Hijo del hombre se refiere a la encarnación del Señor a Su regreso. Además, si el Señor viniera con las nubes en Su cuerpo espiritual, todos se inclinarían ante Él al contemplarlo. Entonces, ¿padecería y sería rechazado Dios por esta generación? Cuando se encarne el Señor en el Hijo del hombre, la gente no lo reconocerá como Dios encarnado, lo condenará y rechazará, y será entonces cuando padezca Dios. Por tanto, esta vez, Dios no vino con las nubes a realizar Su obra, sino que optó por encarnarse en el Hijo del hombre”. Me asombraron las palabras de Wang Qing. Su enseñanza coincidía con la Biblia: la Biblia profetiza que el Señor vendrá como Hijo del hombre en los últimos días. ¿Cómo no lo había visto antes? Pero si Dios se encarna en los últimos días para aparecer y obrar, ¿cómo se cumplirá la profecía “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá” de Apocalipsis 1:7? Le expresé mi confusión a Wang Qing. Continuó con sus enseñanzas: “Seguro que todas estas profecías se cumplirán, pero en un orden determinado. En los últimos días, el Señor vendrá de dos maneras: primero se encarna y desciende en secreto para expresar Sus palabras y realizar la obra de juicio, a fin de purificar y salvar por completo a la humanidad y formar un grupo de vencedores. Luego comenzarán los desastres y concluirá la obra de la encarnación de Dios en secreto. Transcurridos los desastres, Dios vendrá públicamente con las nubes para aparecer ante todos los pueblos y naciones. Entonces se cumplirá esta profecía del Apocalipsis: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él(Apocalipsis 1:7). ¿Por qué se lamentarán las tribus de la tierra cuando venga Dios con las nubes? Porque, cuando se encarnó Dios para realizar Su obra, no lo reconocieron, se resistieron a Él y lo rechazaron. Solo cuando venga Dios con las nubes, sabrán que Aquel al que se resistían y que condenaban era el Cristo de los últimos días. Entonces, aunque quisieran aceptar la obra de Dios de los últimos días, sería demasiado tarde, pues, cuando venga Dios con las nubes, Su obra de salvación del hombre ya estará en su final. Él decidirá el resultado de la gente, castigará a los malvados y premiará a los buenos. Quienes se resistieron a la obra de Dios en los últimos días sucumbirán a los desastres, entre el llanto y el crujir de dientes por toda la eternidad”.

Para mí, las enseñanzas de Wang Qing rebosaban luz. En realidad, el Señor vuelve de dos formas: primero se encarna en secreto y después viene públicamente con las nubes. Esto concuerda con la Biblia, pero yo aún dudaba de su testimonio de que Dios Todopoderoso era el regreso del Señor Jesús. Así pues, proseguí preguntando: “Acepto que, en los últimos días, Dios se encarna en el Hijo del hombre, pero ¿cómo estar seguros de que Dios Todopoderoso es Dios encarnado?”. Primero, Li Xue me leyó un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, Él traerá la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia externa. Si el hombre sólo analiza Su apariencia externa, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto muestra que el hombre es ignorante(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). Tras leer este pasaje, dijo Li Xue: “Las palabras de Dios Todopoderoso son muy claras: no podemos determinar si alguien es Dios encarnado solo por su apariencia externa. La clave es observar si tiene la esencia de Cristo. El que es Cristo puede expresar la verdad y realizar la obra de salvación de la humanidad. Por ejemplo, el Señor Jesús: aparentemente era una persona normal, y era imposible apreciar que era Dios, pero albergaba el Espíritu de Dios, así que era la encarnación del propio Dios. Podía expresar la verdad para otorgar a la humanidad un camino de arrepentimiento y fue capaz de realizar la obra de redención de la humanidad siendo crucificado. En aquel tiempo, los discípulos del Señor Jesús lo reconocieron como Dios por Sus palabras y Su obra. Sin embargo, los fariseos no aceptaban la verdad y consideraban al Señor Jesús una persona normal por Su apariencia externa. Se resistían a Él y lo condenaban sin motivo, y al final lo crucificaron. Por ello, para determinar si alguien es la encarnación de Dios en los últimos días, la clave es observar si las palabras que expresa son la verdad y él puede realizar la obra de salvación de la humanidad. Es el único modo de reconocer a Cristo y de recibir el regreso del Señor”. Dicho esto, Wang Qing nos preguntó: “¿Por qué no se puede llamar Cristo a los profetas Isaías, Ezequiel, Jeremías y Daniel, pero sí a Jesús?”. Me aturdió esta pregunta. Sin respuesta, me apresuré a pedirles que nos enseñaran más. Wang Qing señaló: “Nosotras solamente decimos que Cristo es la encarnación del propio Dios. Puede que aparente ser una persona normal, pero es la encarnación del Espíritu de Dios y distinto en esencia de los seres creados. No solo tiene una humanidad normal, sino también plena divinidad. Esto se manifiesta en el hecho de que la encarnación de Dios puede expresar la verdad y revelar misterios en cualquier momento y puede expresar el carácter de Dios, todo cuanto Él tiene y es, Sus pensamientos e ideas, Su amor, Su omnipotencia y Su sabiduría, permitiendo a toda la humanidad comprender y reconocer a Dios. Esto es suficiente para probar que Cristo tiene plena divinidad. Los profetas son meros seres creados: tienen humanidad, pero no divinidad. Pueden transmitir las palabras de Dios, pero no expresar la verdad. Por tanto, únicamente se puede llamar Cristo a la encarnación de Dios. Como dice Dios Todopoderoso: ‘El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne vestida con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso; Él es la encarnación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne, mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo’” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La esencia de Cristo es la obediencia a la voluntad del Padre celestial). Con las palabras de Dios Todopoderoso y las enseñanzas de las hermanas, supe que Cristo tiene una humanidad normal y plena divinidad y que solo Cristo puede expresar la verdad, la cual no la puede expresar un mero profeta ni una persona destacada. Eran unas verdades y unos misterios que jamás había oído en mis muchos años de fe. ¿Acaso era Dios Todopoderoso el regreso del Señor? Si no, ¿quién sino Dios podía expresar semejantes verdades y revelar esos misterios?

Por entonces aún tenía cierta confusión. Les había oído afirmar que, en los últimos días, Dios realiza la obra del juicio para salvar por completo a la humanidad, pero antes había oído decir a los predicadores que el Señor Jesús realizó la obra de redención y asumió nuestros pecados, que nos perdonó a todos, que ya no pertenecíamos al pecado y que, cuando llegara el Señor, nos arrebataría directamente al reino. Entonces, ¿por qué habría de encarnarse otra vez Dios para Su obra de juicio y purificación? Les planteé esta confusión a las hermanas. Wang Qing respondió: “Creemos que no pertenecemos al pecado, pero ¿nos hemos librado de él y alcanzado la pureza? ¿Seguro que no pecaremos más?”. La pregunta de la hermana me dejó sin habla. El Señor Jesús nos ha redimido, pero todavía pecamos de día y confesamos de noche. ¡Realmente no nos hemos liberado de las cadenas del pecado! Prosiguió Wang Qing: “Pese a que el Señor Jesús fue crucificado para asumir nuestro pecado y redimirnos, es innegable que, en nuestra vida, seguimos pecando. No podemos evitar mentir y engañar y, tras algunos sacrificios y esfuerzos por Dios, presumimos de nuestro tiempo de servicio. Cuando la obra de Dios no concuerda con nuestras nociones, lo culpamos a Él y hasta lo juzgamos. Aunque creemos en Dios, seguimos venerando y siguiendo a simples hombres. Es obvio que todavía no nos hemos liberado de las cadenas del pecado. Según la Biblia, ‘Seréis, pues, santos porque yo soy santo(Levítico 11:45). ‘En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre(Juan 8:34-35). Las palabras de Dios están más claras que el agua. Los que viven en pecado todavía pecan y se resisten a Dios con frecuencia; son de la calaña de Satanás y no pueden entrar al reino de Dios. En los últimos días, a fin de corregir la pecaminosidad de la humanidad, salvarla y librarla de pecado, Dios se ha encarnado de nuevo, expresa verdades y está realizando la obra de juicio para purificar y salvar completamente a la humanidad y conceder a la gente la salvación plena, lo que la hará apta para entrar en el reino”. Luego de eso, Wang Qing me leyó otros dos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso: “Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísmo y mezquindad, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad). “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). Tras leer las palabras de Dios, Wang Qing habló de lo siguiente: “El Señor Jesús solo realizó la obra de redención. No llevó a cabo la obra de purificación y salvación completas de la humanidad. Si queremos librarnos de pecado, alcanzar la salvación y entrar en el reino de Dios, debemos aceptar la obra de juicio y purificación de Dios de los últimos días. Dios Todopoderoso realiza la obra del juicio en los últimos días sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús. Expresa millones de palabras y revela los misterios del plan de gestión de 6000 años de Dios, así como los de las encarnaciones de Dios y la verdadera historia de la Biblia. Dios también ha revelado cómo corrompe Satanás a la humanidad, cómo realiza Dios la obra de juicio y purificación en los últimos días, cómo decide el resultado y destino de cada tipo de persona, etc. ‘La Palabra manifestada en carne’ es una expresión de Dios durante Su obra de los últimos días y un testimonio de Su obra de juicio. Al experimentar la obra de juicio de Dios de los últimos días y el pastoreo y riego de Dios Todopoderoso, los escogidos de Dios ven que la obra de Dios encarnado es realmente práctica. Dios vive de veras en medio de la humanidad y expresa verdades relativas a las situaciones prácticas de la gente, con el fin de ayudarla y sustentarla, exponiendo los errores de su fe, sus ideas incorrectas sobre la búsqueda y toda clase de actitudes satánicas, con lo que la gente entiende y se transforma. Dios, además, ha informado a la gente de Sus intenciones y exigencias y le da los objetivos más prácticos y precisos de búsqueda, así como los principios de práctica, lo que le permite entrar en la realidad de la verdad, alcanzar la salvación y librarse de pecado y de la influencia de Satanás. Quienes siguen a Dios Todopoderoso sienten profundamente que, si la encarnación de Dios no expresara la verdad para juzgar y purificar a la humanidad, el hombre jamás reconocería su naturaleza pecaminosa, y ni mucho menos podría liberarse de las cadenas y limitaciones del pecado. Solo si acepta el juicio y castigo de Dios puede purificarse el hombre de sus actitudes corruptas y alcanzar la salvación. A tenor de las palabras de Dios Todopoderoso, Su obra y lo logrado por esta, ¿podemos tener la certeza de que Dios Todopoderoso es la encarnación de Dios y el Cristo de los últimos días?”.

Hasta que no oí las palabras de Dios Todopoderoso y la enseñanza de la hermana, no entendí que el Señor Jesús solamente nos había perdonado los pecados, pero no había corregido por completo nuestra naturaleza pecaminosa. Por eso seguimos viviendo en pecado y no podemos liberarnos de sus cadenas. Solo si aceptamos la obra del juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días podemos librarnos por completo de pecado, alcanzar la salvación y entrar al reino de los cielos. Wang Qing me leyó luego otros pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso que me aportaron más claridad todavía. Sentí que Dios Todopoderoso podría ser el auténtico regreso del Señor Jesús.

Sin embargo, pronto supo el pastor de mi iglesia de origen que estaba estudiando el Relámpago Oriental. Vino a casa con más de diez colaboradores a impedírmelo y perturbarme. Me dijeron que no alojara a las dos hermanas y hasta trataron de que las echara. Le dije a mi pastor: “Según la Biblia, debemos tratar al forastero con cariño y amor. Si no solo no las alojamos, sino que las echamos en plena noche, ¿eso es cariño y amor? ¡Eso no glorifica al Señor! Además, el Apocalipsis deja claro que ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias(Apocalipsis 2:7). En los últimos días, el Espíritu Santo hablará a las iglesias; si la gente no escucha e investiga, ¿cómo oirá la voz del Señor y recibirá Su regreso?”. No obstante, el pastor no escuchaba e insistía en que echara a las hermanas. En vista de que no cedían, me preocupó que las hermanas corrieran peligro si se quedaban, así que enseguida las acompañé a la salida. Luego de eso, el pastor nos separó a Xin Lu y a mí y profirió muchas calumnias sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso para engañarnos. Añadió que no habría ninguna obra más de salvación y que, si creíamos en otra fe, traicionaríamos a la iglesia y al Señor. Compartí con ellos la verdad que había oído aquellos días, pero, dijera lo que dijera, no escuchaban. Los siguientes días, el pastor y los predicadores se turnaban para acosarnos diciéndonos que creíamos en la fe equivocada, poniéndonos nerviosas y confundiéndonos. También nos criticaron abiertamente en una reunión de colaboradores y nos mandaron decir delante de todos que habíamos tomado la senda equivocada. Yo repliqué: “Estoy estudiando el camino verdadero tal como lo manda el Señor. ¡No hago ningún mal! El Señor Jesús dijo: ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”(Mateo 25:6). La Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio del regreso del Señor. ¿Por qué no deberíamos estudiar algo tan importante? ¿Por qué nos lo impiden continuamente?”. Terció Xin Lu: “Sí, estos días hemos oído muchas de las palabras de Dios Todopoderoso y aprendido muchas verdades que antes no habíamos entendido con la lectura la Biblia. Yo también creo que esta es la voz de Dios y que hay que estudiarla. En algo tan importante como el regreso del Señor, ¿cómo es posible que no lo estudien ni busquen en absoluto y que hasta se interpongan?”. El pastor contestó con desdén: “No hace falta estudiarlo. Sin duda han tomado la senda equivocada. ¡Más les vale arrepentirse pronto ante el Señor! Les falta estatura, saben poco de la Biblia y las engañan fácilmente. Yo no les permito que investiguen por su bien. Si tomaran la senda equivocada y el Señor las abandonara, todos sus sacrificios y esfuerzos serían en vano, ¡pero sería demasiado tarde para lamentarlo!”. Al oír esto, pensé: “Si, en efecto, tomara la senda equivocada, como ha dicho mi pastor, ¿no serían en vano todos mis años de fe?”. Pero entonces reflexioné: “Las palabras de Dios Todopoderoso son realmente extraordinarias y parecen la voz de Dios. Si no las estudio, ¿no perderé la ocasión de recibir al Señor?”. Me sentía un poco confundida. Más tarde, planearon meticulosamente e iniciaron un “Seminario de Formación en la Lealtad”, de un mes de duración, con el objetivo de que dejáramos de estudiar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Todos los días nos vigilaba gente; había predicadores que venían una y otra vez a explicar la Biblia y que nos contaron que, en los últimos días, ha aumentado la iniquidad y que muchos han perdido poco a poco su sentimiento de amor y cariño. Cuando comentaron eso, de pronto me di cuenta de algo: “Sí, aunque hayamos recibido la redención del Señor Jesús, todo el mundo sigue viviendo en pecado y atrapado en el pecado y la confesión. Nadie puede liberarse de las cadenas y limitaciones del pecado. Incluso entre el pastor y los ancianos hay constantes luchas intestinas. La conducta de algunos colaboradores es aún peor que la de muchos incrédulos. Si no aceptamos la obra del juicio de Dios de los últimos días, ¿cómo podemos esperar librarnos de pecado y alcanzar la pureza? Si no nos purificamos, ¿cómo entraremos en el reino de Dios? ¿Eso no nos traerá la perdición?”. Tras darme cuenta, me decidí: no podía perder la ocasión de recibir al Señor y tenía que continuar investigando. Así pues, oré a Dios para implorarle que nos abriera un camino. Más adelante, encontramos la ocasión de huir de la casa anfitriona.

Cuando volví, continué estudiando la obra de Dios Todopoderoso y leí muchos pasajes de Sus palabras. Con las enseñanzas de los hermanos y hermanas llegué a comprender los misterios de la Biblia, de los nombres de Dios y de Sus encarnaciones, el objetivo del plan de gestión de 6000 años de Dios, los misterios de las tres etapas de Su obra, cómo ha evolucionado la humanidad hasta este punto, la causa fundamental de la corrupción satánica del hombre y el resultado de cada tipo de persona. Cuanto más leía las palabras de Dios Todopoderoso, más claro lo tenía: estaba totalmente convencida de que Dios Todopoderoso era el regreso del Señor Jesús. Los actos del pastor y los predicadores me recordaban lo que dijo el Señor Jesús a los fariseos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando(Mateo 23:13). Cuando estaba obrando el Señor Jesús, a los fariseos les preocupaba que todos lo siguieran y que ellos perdieran su estatus y su medio de vida, por lo que trataban de encontrarle defectos al Señor, se resistían a Él y lo condenaban sin motivo, impedían a los creyentes que lo siguieran y, finalmente, conspiraron con el Gobierno romano para que lo crucificara. En esencia, los fariseos eran anticristos que odiaban y se resistían a Dios. Estos pastores y ancianos eran como los fariseos. Veían que Dios se había encarnado, había aparecido para realizar Su obra en los últimos días y sacudía el mundo religioso entero con Sus expresiones de la verdad, pero no solo no lo estudiaban, sino que hacían todo lo posible por impedir que los creyentes estudiaran el camino verdadero y se empeñaron en ahuyentar a las hermanas que predicaban el evangelio de Dios de los últimos días. Eran como los fariseos que se resistían al Señor Jesús, siervos malvados que impedían que el pueblo entrara en el reino. Con sus impedimentos e interrupciones, aprendí a discernir la auténtica esencia de los pastores y ancianos. Por más que me entorpecieran luego de eso, ya no me sentía limitada. Poco después acepté la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días y empecé a seguir las huellas del Cordero.

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