Cómo me convertí en una falsa líder

23 Oct 2022

Por Sonia, Corea del Sur

A finales de 2019, me pusieron al frente del trabajo de vídeo de la iglesia. Me sentía muy estresada porque esto requería habilidades que nunca había aprendido antes. La presión de enfrentarme a este trabajo desconocido me pesaba en el pecho. Cuando hacía seguimiento del trabajo, los líderes de grupo discutían a menudo cuestiones técnicas, y yo me quedaba sentada entendiendo solo a medias lo que decían. Cuando había algo en lo que no estaban de acuerdo, me pedían mi opinión y sugerencias, y eso me ponía muy nerviosa, porque no sabía distinguir el problema. A veces ofrecía algunas sugerencias por instinto, pero no se adoptaban. Cuando sucedía eso me sentía avergonzada. Yo era líder de la iglesia, así que ¿qué pensarían de mí los hermanos y hermanas si no podía ver estos problemas o sugerir alguna forma de solucionarlos? Después de que este tipo de cosas ocurrieran unas cuantas veces, ya no quise participar en las discusiones de trabajo. Pensaba: “No entiendo muy bien este tipo de problemas técnicos, y ahora es demasiado tarde para aprender. Ellos son los que hacen los vídeos, así que dejaré que ellos se esfuercen discutiendo esa parte del trabajo. No puedo guiarles en esta área, pero puedo ayudarles más en su entrada en la vida. Si sus estados son normales y pueden ocuparse de los aspectos técnicos, ¿no he cumplido bien con mi deber? Así, no me avergonzaré delante de ellos”. Con estas ideas en mente, dejé que discutieran el trabajo, pero no participé.

Al cabo de un tiempo, me di cuenta de que la producción de los vídeos avanzaba muy lentamente, también habían surgido algunos problemas de principios y los hermanos y hermanas no trabajaban juntos en armonía. Varias hermanas, una tras otra, denunciaron ante mí a la líder del grupo, la hermana Sarah, diciendo que era autoritaria y forzaba a las demás a escucharla en algunas discusiones de trabajo, lo que obligaba a rehacer continuamente los vídeos. Pensé: “Sarah tiene buena aptitud. Aunque su carácter es un poco arrogante, es muy hábil. Es normal que las personas con un poco de talento sean arrogantes, solo necesito hablar con ella”. Así que recurrí a la palabra de Dios y hablé con ella sobre cómo cooperar con los demás y las lecciones que debía aprender. Sarah expresó su voluntad de aceptar mis palabras y cambiar. Sin embargo, poco después, la hermana Elsie vino a verme y me dijo que había dedicado tiempo y esfuerzo a hacer un vídeo, pero que Sarah le había echado un vistazo y lo había rechazado por completo, sin darle margen para negociar. Elsie estaba muy disgustada y me preguntó cómo podía superarlo. Pensé: “¿Realmente hay algo que está mal en el vídeo que hizo Elsie, o Sarah se basa en su carácter arrogante para manejar las cosas?”. Quería que Elsie me hablara en detalle de la situación, para saber exactamente cuál era el problema, pero entonces recordé que no estaba familiarizada con esa parte del trabajo. Si me lo contaba y yo no entendía el problema, ¿qué pensaría de mí? “Olvídalo”, pensé, “dejaré que discutan estos asuntos entre ellas. Bastará con que me limite a hablar con Elsie sobre su estado y le diga que lo viva como ser podada. Si puede abordar este asunto correctamente, eso resolverá su problema al trabajar con Sarah”. Entonces, hablé con Elsie, diciéndole que aceptara el consejo de otras personas, que no se dejara constreñir por el orgullo, que primero practicara la verdad y que cooperara proactivamente con los demás. Elsie seguía con el ceño fruncido tras oírlo, y se marchó frustrada. Yo también estaba muy disgustada, porque sabía que su problema en realidad no se había resuelto. Quería ver cuál era el problema con el vídeo de Elsie, pero me preocupaba no ser capaz de entenderlo y parecer incompetente. Pensé: “Olvídalo, dejaré que hablen de este problema entre ellas”. Entonces, fui a hablar con Sarah para resolver su estado. Le señalé que su carácter era arrogante, y le dije que trabajara en armonía con los demás, que debían aprender de sus fortalezas mutuas y, que incluso cuando tuviera buenas sugerencias, debía discutirlas con los demás. Sarah prometió centrarse en cambiar, pero después seguía siendo muy arrogante y siempre pensaba que sus opiniones eran mejores que las del resto. Sentía que era hábil y experimentada y que los demás eran inferiores a ella, y siempre quería tener la última palabra cuando trabajaba con ellos. Si los hermanos y hermanas acordaban un plan de producción diferente del que ella quería, lo rechazaba y exigía que se rehiciera de acuerdo con sus requisitos. Si los demás consideraban que su plan era inadecuado y le ofrecían consejo, nunca lo aceptaba y lo desechaba por inútil. Los hermanos y hermanas no podían comunicarse con ella y a menudo tenían que rehacer su trabajo. El estado de todos empeoraba cada vez más, y vivían en la negatividad. Al ver que Sarah era arrogante, sentenciosa, que hacía lo que quería y estaba afectando gravemente al progreso del trabajo, me sentí muy inquieta, pero no conseguía entender estas cuestiones técnicas. En aquel momento, tenía la vaga sensación de que Sarah no aceptaba la verdad y no se había arrepentido ni cambiado, y que tal vez ya no estaba capacitada para cumplir con este deber. Pero luego pensé que era mejor que otros en esto, y me pregunté si, en caso de que la despidieran, alguien más sería capaz de hacerse cargo del trabajo. Me sentía insegura y quería informar de ello a los líderes superiores, pero me preocupaba que, si veían el desastre que yo había hecho con nuestro trabajo, puede que me podaran y me despidieran. Tras debatirme, decidí volver a hablar con Sarah. Me dirigí a ella y le señalé su carácter arrogante, la puse en evidencia por ser siempre tan tirana y querer tener la última palabra, y le dije que seguía el camino de un anticristo. Tras oírlo no dijo ni una palabra, pero estaba claro que era reacia. Tras eso, seguía haciendo las cosas a su manera, y a menudo presumía y menospreciaba a los demás. La mayoría de los hermanos y hermanas se sentían limitados y no querían trabajar con ella. A causa de sus molestias e interrupciones, el trabajo de vídeo se retrasó y, al final, no tuve más remedio que informar a los líderes superiores. Tras su investigación, Sarah fue destituida de su puesto de líder de grupo, y yo fui despedida por no realizar un trabajo real ni resolver problemas reales.

Tras mi despido, solo admití que mi aptitud era escasa, que no entendía esa área de trabajo y que no podía hacer trabajo real. No comprendía realmente mis problemas. Más tarde, cuando leí las enseñanzas de Dios sobre el discernimiento de las diferentes manifestaciones de los falsos líderes, empecé a reflexionar y a comprender exactamente lo que había hecho. Dios Todopoderoso dice: “Los falsos líderes son buenos para hacer un trabajo superficial, pero nunca realizan ningún trabajo real. No inspeccionan, supervisan ni dirigen los diversos trabajos profesionales ni averiguan qué pasa en distintos equipos a tiempo, inspeccionando cómo progresa el trabajo, qué problemas hay, si los supervisores de equipo son competentes en su trabajo y cómo los hermanos y las hermanas informan sobre los supervisores o los evalúan. No comprueban si los líderes de equipo o los supervisores constriñen a alguien, si se adoptan las sugerencias correctas que hace la gente, si se reprime o se excluye a alguien con talento o que persigue la verdad, si se acosa a gente ingenua, si se ataca, se represalia, se echa o se expulsa a personas que desenmascaran a falsos líderes e informan sobre ellos, si los líderes de equipo o los supervisores son gente malvada y si se mortifica a alguien. Si los falsos líderes no realizan ninguna de estas tareas concretas, deberían destituirlos. Por ejemplo, supongamos que alguien informa a un falso líder de que hay un supervisor que suele constreñir y reprimir a la gente. El supervisor ha hecho algunas cosas mal, pero no deja que los hermanos y las hermanas hagan sugerencias, e incluso busca excusas para justificarse y defenderse y nunca admite sus errores. ¿Acaso no se debería destituir de inmediato a un supervisor como este? Los líderes deberían corregir estos problemas a tiempo. Algunos falsos líderes no permiten que se desenmascare a los supervisores que han designado, al margen de los problemas que hayan surgido en su trabajo, y sin duda alguna no toleran que informen de ellos a los de arriba; incluso dicen a la gente que aprenda a someterse. Si alguien pone al descubierto los problemas de un supervisor, estos falsos líderes intentan escudarlo o encubrir los hechos y dicen: ‘Esto es un problema con la entrada en la vida del supervisor. Es normal que tenga un carácter arrogante; todo el mundo con un poco de calibre es arrogante. No pasa nada, solo tengo que charlar con él un poco’. A lo largo de la charla, el supervisor expresa su postura y dice: ‘Admito que soy arrogante. Admito que a veces me preocupo por mi vanidad, orgullo y estatus, sin aceptar las sugerencias de los demás. Pero los demás no son buenos en esta profesión y suelen proponer sugerencias inservibles, así que hay un motivo por el que no las escucho’. Los falsos líderes no intentan entender a fondo la situación ni se fijan en los resultados del trabajo del supervisor y mucho menos en cómo son su humanidad, carácter y búsqueda. Lo único que hacen es restar importancia a las cosas y decir: ‘Me han informado de esto; por tanto, te estoy vigilando. Te estoy dando otra oportunidad’. Después de la charla, el supervisor dice que está dispuesto a arrepentirse, pero los falsos líderes no prestan atención a si en realidad se arrepiente posteriormente o solo miente y engaña(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). “Los falsos líderes hacen el trabajo de una manera increíblemente monótona y superficial: reúnen a gente para conversaciones, llevan a cabo un poco de trabajo de aconsejar a la gente sobre sus maneras de pensar, exhortan a los demás un poco y creen que esto es hacer trabajo real. Esto. Esto es superficial, ¿cierto? ¿Y qué problema se esconde tras esta superficialidad? ¿Acaso no es la ingenuidad? Los falsos líderes son sumamente ingenuos y también contemplan a las personas y las cosas con una ingenuidad increíble. Nada cuesta más de resolver que el carácter corrupto de la gente; la cabra siempre tira al monte. Los falsos líderes no pueden en absoluto ver este problema por lo que es. Por tanto, respecto al tipo de supervisores en la iglesia que siempre causan perturbaciones y constriñen y mortifican a la gente, los falsos líderes no hacen nada salvo hablar con ellos, así como podarlos con un par de palabras; eso es todo. No los reasignan ni los destituyen de inmediato. Este enfoque de los falsos líderes causa un daño tremendo a la obra de la iglesia y suele provocar que la obra de la iglesia se retenga, se retrase, resulte perjudicada y no pueda progresar con normalidad, soltura y eficacia debido a las perturbaciones de algunas personas malvadas; todo esto es una consecuencia grave de que los falsos líderes actúen según sus sentimientos, infrinjan los principios-verdad y empleen a la gente equivocada. Por fuera, los falsos líderes no cometen de forma deliberada una infinidad de maldades ni hacen las cosas a su propia manera ni establecen sus propios reinos independientes, como hacen los anticristos. Pero los falsos líderes no son capaces de resolver de inmediato los diversos problemas que surgen en la obra de la iglesia y, cuando hay problemas con supervisores de varios equipos y cuando esos supervisores son incapaces de asumir su trabajo, los falsos líderes no son capaces de alterar sus deberes o destituirlos de inmediato, lo que supone unas pérdidas graves para la obra de la iglesia. Y la causa de todo esto es la dejación de la responsabilidad de los falsos líderes(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (3)). Cuando leí estas palabras de Dios, me sentí sumamente triste y con el corazón roto. Sentí que el falso líder que Dios estaba describiendo era yo. Dios revela que los falsos líderes no hacen trabajo real, nunca inspeccionan, supervisan o dirigen el trabajo, y nunca tratan de entender los problemas reales de primera mano ni hacen seguimiento de trabajos concretos. Cuando alguien informa de un problema con un supervisor, nunca hacen una investigación a fondo o disciernen la esencia del supervisor y los efectos de su trabajo. Lo único que hacen es hablar con ellos y hacer un poco de trabajo ideológico y piensan que eso resolverá el problema. Esto significa que no trasladan con celeridad a los supervisores inadecuados, lo que causa graves perjuicios al trabajo. Mi comportamiento fue precisamente el que Dios revelaba. Rara vez me implicaba en el trabajo, y no solía preguntar cómo avanzaba ni ofrecía orientación. Sabía que la producción del vídeo era lenta, y la gente había informado de que Sarah era arrogante, insistía en salirse con la suya y que esto afectaba al trabajo, sin embargo, todo lo que había hecho era hablar sobre su estado. No había investigado las disputas que habían tenido sobre el proceso de producción del vídeo ni cuál era el origen del problema, solo había compartido que debían conocer su carácter corrupto y aprender la lección. Consideraba la enseñanza y el trabajo ideológico como una forma de resolver problemas y realizar un trabajo real, y no pregunté ni resolví los problemas reales que obstaculizaban el progreso del trabajo. No había trasladado o lidiado con la líder de grupo que estaba trastornando y perturbando las cosas, simplemente dejé que continuara impidiendo el trabajo del vídeo. ¿No era yo la falsa líder revelada en la palabra de Dios? Durante ese tiempo, más de una persona me había dicho que estaba limitada por Sarah. Ella tenía que aprobar todos los vídeos y si otros tomaban decisiones sin contar con ella, las rechazaba. No importaba lo que estuvieran discutiendo, los hermanos y hermanas tenían que esperar su aportación, lo que retrasaba enormemente el trabajo. De hecho, ella ya detentaba el poder en el grupo y tenía la última palabra. Los demás informaban constantemente de problemas con ella, pero yo era ciega e ignorante y rara vez tenía una comprensión profunda del trabajo, por lo que solo veía la superficie de esas cuestiones y no podía discernir los gravísimos problemas de Sarah. Seguía pensando que era hábil, pero que su carácter solo era algo arrogante y que, hablando un poco, podría reflexionar sobre sí misma y conocerse un poco. Como no podía ver con claridad la naturaleza de lo que estaba haciendo, por mucho que hablara con ella, me limitaba a soltar palabras y doctrinas sin resolver el problema real en absoluto. Como resultado, durante medio año, muchas personas se vieron limitadas por ella, se sintieron negativas y débiles, la producción fue ineficaz y el trabajo de vídeo se vio seriamente obstaculizado y perturbado. Solo entonces vi claramente que se había hecho un daño enorme al trabajo porque yo no había hecho un trabajo real ni había trasladado a tiempo a una líder de grupo inadecuada. Yo era verdaderamente una falsa líder. Al principio, había pensado que había fracasado en mi trabajo solo porque mi aptitud era escasa y no entendía esa área de trabajo. Solo después de compararme con la palabra de Dios, vi que ni siquiera había intentado comprender las cuestiones de primera mano ni resolver los problemas reales. No era solo una cuestión de poca aptitud, era una cuestión de no hacer un trabajo real.

Seguí reflexionando sobre mí misma: “¿Por qué soy reacia a aprender más sobre este trabajo?”. Recordando algunos de mis pensamientos y comportamientos anteriores, solo entonces me di cuenta de que en el fondo siempre había tenido una visión falaz. Sentía que no entendía esa área de trabajo, por lo que quería evitar los temas relacionados con esta, y no quería investigarla ni estudiarla. Temía que si discutía estos problemas con personas que sí entendían, revelaría lo ignorante que era. Así que, aunque se tratara de algo de lo que debía responsabilizarme, seguía queriendo ignorarlo. Más tarde, leí en la palabra de Dios: “La principal característica del trabajo de los falsos líderes es parlotear sobre doctrina y repetir consignas. Tras dictar sus órdenes, sencillamente se lavan las manos del asunto. No preguntan por el desarrollo posterior del trabajo; no preguntan si han surgido problemas, anomalías o dificultades. Consideran que han terminado su cometido en el momento en el que asignan el trabajo. De hecho, como líder, tras organizar el trabajo, debes hacer un seguimiento del progreso de este. Aunque no conozcas ese campo del trabajo, aunque carezcas de conocimientos al respecto, puedes buscar una manera de hacer tu trabajo. Puedes buscar a alguien que lo capte de veras, que entienda la profesión en cuestión, para que lleve a cabo investigación y haga sugerencias. A partir de sus sugerencias podrás identificar los principios adecuados y, así, serás capaz de hacer seguimiento del trabajo. Estés o no familiarizado con la profesión en cuestión, la comprendas o no, al menos debes dirigir el trabajo, hacer un seguimiento de él, pedir información y preguntar en todo momento para informarte de su progreso. Has de mantenerte al tanto de esas cuestiones; es tu responsabilidad, parte de tu trabajo. No hacer seguimiento del trabajo, no hacer nada más después de haberlo asignado, lavarse las manos, así es como hacen las cosas los falsos líderes. También son manifestaciones de los falsos líderes no hacer un seguimiento del trabajo ni dar indicaciones respecto a este ni pedir información sobre los problemas que surgen ni resolverlos ni captar el progreso o la eficacia del trabajo(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (4)). Por la palabra de Dios, comprendí que no supervisar trabajos concretos alegando que no entendía esas áreas y no resolver problemas reales que existían en el trabajo es una manifestación de un falso líder que es irresponsable y elude sus obligaciones. Como líder, lo mínimo que debes hacer es dirigir y hacer un seguimiento del trabajo, preguntar por su progreso y encontrar y resolver problemas en él. Incluso si no entiendes bien un área, puedes pedir a quienes sí lo hacen que hagan comprobaciones y den sugerencias, y trabajar con ellos para suplir tus carencias. Así también se puede hacer un buen trabajo. Pero yo había intentado evitar todo lo que implicara trabajo técnico y no participaba en trabajos concretos por no entenderlos. Lo hacía para encubrir mis carencias y defectos, para mantener mi imagen y mi estatus, y porque temía que me despreciaran mis hermanos y hermanas si no era capaz de guiarles. Cuando había problemas en la producción, cuando los hermanos y hermanas no estaban de acuerdo en algo, no podían cooperar, y el progreso se desaceleraba, en lugar de resolver las cosas, me mantenía al margen. ¿No era yo precisamente la falsa líder revelada en la palabra de Dios? De hecho, todo el trabajo de la iglesia involucra los principios-verdad, así que simplemente dominar el conocimiento especializado no es suficiente para hacer bien un trabajo. Como líder, aunque no entiendas un área de trabajo, debes conocer los principios-verdad relevantes para poder guiarla y controlarla. Algunos líderes no entienden un área de trabajo al principio, pero estudian mucho y dominan los principios-verdad relevantes, después de lo cual pueden guiarla y controlarla en la realidad, y el trabajo sigue mejorando. Me pregunté: “Siempre he dicho que no entendía esta área de trabajo, pero ¿alguna vez me esforcé por estudiarla? ¿Me esforcé o pagué un precio? Cuando no supe cómo comprobar las cosas, ¿busqué los principios-verdad?”. No hice nada de eso. Fui evasiva en mi deber, no traté de progresar, y cuando no entendía las cosas no traté de aprender de los demás, y mucho menos de buscar los principios-verdad. Utilicé mi desconocimiento en esa área de trabajo como excusa para proteger mi nombre y mi estatus, lo que significaba que muchos problemas y dificultades reales que surgían mientras los demás hacían sus deberes no podían resolverse con prontitud, y esto repercutía gravemente en los resultados del trabajo videográfico. Estas fueron las consecuencias de que me dedicara a repetir consignas y no a realizar un trabajo real ni a resolver problemas reales.

Después, también leí en la palabra de Dios: “Cuando Dios pide que las personas dejen de lado la fama, la ganancia y el estatus, no es que les esté privando del derecho de elegir; más bien es porque, durante la búsqueda de fama, ganancia y estatus, las personas trastornan y perturban el trabajo de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, e incluso puede que afecten al hecho de que más personas coman y beban las palabras de Dios, comprendan la verdad y, así, logren la salvación de Dios. Es un hecho indiscutible. Cuando la gente se afana por la fama, la ganancia y el estatus, es indudable que no busca la verdad y no cumple fielmente y bien con el deber. Solo habla y actúa en aras de la fama, la ganancia y el estatus, y todo trabajo que hace, sin la más mínima excepción, es en beneficio de esas cosas. Esa forma de comportarse y actuar implica, sin duda, ir por la senda de los anticristos; es un trastorno y una perturbación de la obra de Dios, y sus diversas consecuencias obstaculizan la difusión del evangelio del reino y el desempeño de la voluntad de Dios en la iglesia. Así pues, se puede afirmar con certeza que la senda que recorren los que van en pos de la fama, la ganancia y el estatus es la senda de resistencia a Dios. Es una resistencia intencionada a Él contrariándolo; es decir, cooperar con Satanás para resistirse a Dios y oponerse a Él. Esta es la naturaleza de la búsqueda de fama, ganancia y estatus por parte de la gente. El problema de las personas que buscan sus propios intereses es que los objetivos que persiguen son los mismos que los de Satanás, unos objetivos malvados e injustos. Cuando las personas buscan sus intereses personales, como la fama, la ganancia y el estatus, se convierten involuntariamente en una herramienta de Satanás, en un altavoz de este y, además, se convierten en una personificación de Satanás. Desempeñan un papel negativo en la iglesia; el efecto que causan en el trabajo de la iglesia y en la vida de iglesia normal y la búsqueda normal del pueblo escogido de Dios es el de perturbar y perjudicar. Causan un efecto negativo y adverso(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)). Al contemplar las palabras de Dios, vi que todo lo que hacía en mi deber era mantener mi imagen y mi estatus, y que no había estado salvaguardando en absoluto el trabajo de la iglesia, lo que le había conllevado perjuicios. Había estado actuando como una sierva de Satanás, perturbando y obstaculizando la labor de la iglesia. Como temía que los demás me despreciaran si no entendía un área de trabajo, no participaba en las discusiones de trabajo ni hacía un seguimiento de trabajos concretos. Cuando vi que la líder del grupo hacía lo que quería y perturbaba el trabajo, y que yo no podía resolverlo, temí que los líderes superiores descubrieran que yo no podía hacer un trabajo real y me despidieran, así que no informé de ello a instancias superiores ni busqué una solución, y me limité a mirar cómo se resentía el trabajo de la iglesia. Estaba ocultando descaradamente los hechos, engañando a los que estaban por encima y por debajo de mí, y haciendo creer a la gente que el trabajo que yo supervisaba no tenía problemas y progresaba con normalidad, para poder proteger mi posición de liderazgo. Mientras yo me esforzaba por proteger mi imagen y mi estatus, mis hermanos y hermanas se veían constreñidos y sin salida en su deber. Vivían en el dolor y la angustia, sufrían en cuanto a su entrada en la vida, y el trabajo se veía gravemente obstaculizado, pero a mí no me importaba nada de ello. ¿No era esto una manifestación de falso liderazgo? Al reflexionar sobre estos asuntos, sentí un poco de miedo, remordimiento y arrepentimiento. Me odiaba por ser tan egoísta y falsa. ¡Mi conciencia se había vuelto tan insensible y adormecida! El trabajo de vídeo desempeña un papel fundamental en la difusión del evangelio. Desempeñaba un deber tan importante, pero no tenía en cuenta las intenciones de Dios, mantenía mi imagen y mi estatus en todo, y perturbaba y trastornaba el trabajo de la iglesia. Pensar en cómo me había comportado en mi deber y en el daño que había causado a la labor de la iglesia era tan doloroso como un cuchillo clavado en el corazón. Me sentía muy avergonzada. Entre lágrimas de remordimiento, oré a Dios: “Dios mío, fui taimada y traicionera en mi deber, no hice un trabajo real y ya es demasiado tarde para reparar el daño que he hecho a la obra de la iglesia. Quiero arrepentirme ante Ti al cumplir mi deber en el futuro, y te pido que me escrutes”.

Más tarde, encontré algunas sendas de práctica y de entrada en la palabra de Dios. Dios Todopoderoso dice: “¿Cómo podéis ser personas normales y ordinarias? ¿Cómo puedes, como dice Dios, asumir el lugar propio de un ser creado, cómo puedes no intentar ser un superhombre o una gran figura? ¿Cómo deberías practicar para ser una persona normal y corriente? ¿Cómo se puede lograr eso? […] En primer lugar, no te otorgues a ti mismo un título y le cojas apego, y digas: ‘Soy el líder, soy el jefe del equipo, soy el supervisor, nadie conoce este tema mejor que yo, nadie entiende las habilidades más que yo’. No te dejes llevar por tu autoproclamado título. En cuanto lo hagas, te atará de pies y manos, y lo que digas y hagas se verá afectado. Tu pensamiento y juicio normales, también. Debes liberarte de las limitaciones de este estatus. Primero bájate de este título y esta posición oficial y ponte en el lugar de una persona corriente. Si lo haces, tu mentalidad se volverá más o menos normal. También debes admitirlo y decir: ‘No sé cómo hacer esto, y tampoco entiendo aquello; voy a tener que investigar y estudiar’, o ‘Nunca he experimentado esto, así que no sé qué hacer’. Cuando seas capaz de decir lo que realmente piensas y de hablar con honestidad, estarás en posesión de una razón normal. Los demás conocerán tu verdadero yo, y por tanto tendrán una visión normal de ti y no tendrás que fingir, ni existirá una gran presión sobre ti, por lo que podrás comunicarte con la gente con normalidad. Vivir así es libre y fácil; quien considera que vivir es agotador es porque lo ha provocado él mismo. No finjas ni coloques una fachada. Primero, muéstrate abierto sobre lo que piensas en tu corazón, tus verdaderos pensamientos, para que todos los conozcan y los comprendan. De este modo, se eliminarán tus preocupaciones, y las barreras y sospechas entre ti y los demás. Además, cuentas con otra dificultad. Siempre te consideras el jefe del equipo, un líder, un obrero o alguien con título, estatus y posición: Si dices que no entiendes algo, o que no puedes hacer algo, ¿acaso no te estás denigrando a ti mismo? Cuando dejas de lado estos grilletes en tu corazón, cuando dejas de pensar en ti mismo como un líder o un obrero, y cuando dejas de pensar que eres mejor que otras personas y sientes que eres una persona corriente igual a cualquier otra, y que hay algunos ámbitos en los que eres inferior a los demás; cuando compartes la verdad y los asuntos relacionados con el trabajo con esta actitud, el efecto es diferente, como lo es la atmósfera. Si en tu corazón siempre tienes recelos, si siempre te sientes estresado y atado, y si quieres librarte de estas cosas pero no eres capaz, entonces debes orar seriamente a Dios, reflexionar sobre ti mismo, percibir tus defectos, y esforzarte hacia la verdad. Si puedes poner la verdad en práctica, obtendrás resultados(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios). Después de leer las palabras de Dios, mi corazón se sintió mucho más luminoso. Siempre me había puesto en la posición de líder. Siempre había querido fingir que lo sabía todo para que los demás me admiraran, y no quería que los demás vieran mi verdadero yo. Creía que para ser líder tenía que estar por encima de los demás y ser capaz de hacer cualquier cosa, pero me equivocaba. La verdad era que yo no era mejor que los demás. Mis actitudes corruptas eran las mismas que las de mis hermanos y hermanas, y había muchas cosas que no podía ver con claridad ni entender. Ser líder era solo una oportunidad para practicar. Debía dejar a un lado mi rango, ser honesta, sincerarme con los demás sobre mi verdadero yo y trabajar con todos en pie de igualdad mientras cumplíamos con nuestros deberes. Si no entiendo algo, debo admitirlo y dejar que los que sí entienden compartan más. De ese modo, no solo podré resolver los problemas del trabajo rápidamente, sino que también podré compensar mis propios defectos. Si hay un asunto que no puedo entender o resolver, debo comunicarlo rápidamente a instancias superiores para evitar consecuencias graves por no ocuparse a tiempo.

Ahora, me han vuelto a elegir como líder de la iglesia. Estoy muy agradecida, y sé que Dios me ha dado esta oportunidad para que pueda arrepentirme. No puedo compensar mis transgresiones pasadas, así que quiero hacerlo lo mejor posible en el futuro cuando cumpla con mi deber. Me hice un juramento a mí misma: “Dios mío, estoy dispuesta a hacer todo lo que pueda y deba para cumplir bien con este deber. Si me baso en mi carácter corrupto y vuelvo a ser irresponsable en mi deber, espero que Tú me reprendas y disciplines”. Ahora hay muchas tareas de mi deber de las que no sé mucho. A veces, cuando los hermanos y hermanas se acercan a mí para hablar del trabajo, no entiendo muy bien algunas cosas, y sigo sintiendo el deseo de evitarlas y de no participar. Pero cuando pienso en las lecciones que he aprendido de mis fracasos anteriores, siento un poco de miedo y rápidamente oro a Dios. Le pido que me ayude a mantener la calma, a escuchar con atención y a trabajar con mis hermanos y hermanas para encontrar la forma de resolver estos problemas. Cuando asumo una carga y me dedico realmente a estas tareas, no solo puedo entender cuál es el problema, sino que a veces puedo dar algunas sugerencias razonables. Cuando se trata de cuestiones de principios que no puedo ver con claridad o resolver, lo comunico a los líderes superiores y pido ayuda. Así no se retrasa el trabajo y el problema se resuelve rápidamente.

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