Cómo abordar la poda y el trato
diario devocional
Miércoles, 17 de agosto de 2022, despejado
Hoy he comenzado en un nuevo deber. Trabajo con textos. Aunque fue inesperado, me alegro de poder cumplir este deber. Sé que es por la gracia de Dios y que Él me está dando la ocasión de practicar. Quiero hacerlo bien. Sin embargo, conozco poco este trabajo y, además, supe que a otros los han podado y tratado por caprichosos y por no tener principios en este tipo de trabajo, así que empiezo a preocuparme: “¿También me podarán y tratarán conmigo en este deber? Entonces, ¿no sería esto algo bueno si fuera capaz de aprender lecciones de la poda? ¡Es una gran oportunidad para alcanzar la verdad!”.
Domingo, 4 de septiembre de 2022, nublado
¡Cómo pasa el tiempo! En un abrir y cerrar de ojos, llevo más de quince días trabajando con textos. Con las enseñanzas del líder sobre los principios y su orientación en el trabajo, conozco algo más esta labor y he aprendido algunos principios. Pero cuando vi que a unos hermanos y hermanas los trataban por no cumplir con el deber con principios y por ser caprichosos, me puse muy nerviosa por que trataran conmigo. Aunque sé que la poda del líder consiste en señalar actitudes corruptas y la esencia de los problemas según la palabra de Dios, y que esto nos ayuda a conocernos y a entrar en los principios verdad, de todos modos, yo no quiero poda ni trato. Hoy trataron con el hermano Saul por no cumplir con el deber según los principios. El líder le había enseñado y enmendado reiteradamente, pero él seguía cometiendo el mismo error. Según el líder, carecía de entendimiento espiritual y no comprendía los principios. Pese a no estar dirigidas estas palabras a mí, oír los términos “carecía de entendimiento espiritual” me afectó de alguna manera. Me advertí a mí misma: “Tengo que actuar con principios y no puedo equivocarme; de lo contrario, tratarán conmigo. Tendré problemas si se demuestra que carezco de entendimiento espiritual. ¿Cómo puede salvarse alguien así? ¿Vale siquiera la pena capacitarlo?”. Estas ideas me pusieron más nerviosa. Esa tarde, en el deber, estuve tensa todo el tiempo. Hice las cosas con sumo cuidado, aterrada de meter la pata. No obstante, no entiendo por qué el trato a otras personas tiene tanto efecto sobre mí.
Viernes, 9 de septiembre de 2022, despejado
Últimamente me embarga el temor en el deber y estoy en constante alerta. Me aterra meter la pata. A veces me preguntan mi punto de vista, pero si bien tengo opiniones que estoy segura de que concuerdan con los principios, temo decir algo incorrecto. Tengo que pedir ayuda y recibir el visto bueno de varias personas para expresar mi punto de vista. Honestamente, es muy cansado cumplir así con el deber, y noto que me he alejado de Dios. Hoy leí un pasaje de la palabra de Dios que me conmovió mucho. Dios dice: “Algunos anticristos que trabajan en la casa de Dios resuelven en silencio actuar escrupulosamente, evitar cometer errores, ser podados y tratados, enfadar a lo alto o que el líder los sorprenda haciendo algo malo, y se aseguran de tener público cuando hacen buenas obras. Sin embargo, por muy escrupulosos que sean, dado que sus motivaciones y la senda que toman son incorrectas, y debido a que hablan y actúan solo en pos de la reputación y el estatus y nunca buscan la verdad, a menudo vulneran los principios, interrumpen y perturban la obra de la iglesia, actúan como lacayos de Satanás e incluso con frecuencia cometen transgresiones. Es muy común que esas personas vulneren los principios y cometan transgresiones. Así pues, obviamente, les resulta difícil evitar que los poden y traten. Han visto que algunos anticristos han quedado en evidencia y han sido descartados después de que los podaran y trataran severamente. Han visto estas cosas con sus propios ojos. ¿Por qué los anticristos actúan con tanta prudencia? Sin duda, una razón es que temen quedar en evidencia y que los descarten. Piensan: ‘He de tener cuidado, después de todo, “La precaución es la madre de la seguridad” y “Los buenos viven en paz”. Debo seguir estos principios y advertirme en todo momento evitar hacer el mal o meterme en problemas, y debo reprimir mi corrupción y mis intenciones y no dejar que nadie las note. Mientras no haga el mal y pueda perseverar hasta el final, ¡conseguiré bendiciones, eludiré los desastres y tendré éxito en mi fe en Dios!’. Suelen instarse, motivarse y animarse de este modo. Creen que, si hacen el mal, reducirán significativamente sus oportunidades para conseguir bendiciones. ¿Acaso no es esa la especulación y la creencia que albergan en lo profundo de su corazón? Dejando de lado si tal especulación o creencia de los anticristos es correcta o no, basado en ella, ¿qué es lo que más los preocupará cuando los poden y traten? (Sus perspectivas y su destino). Ellos relacionan la poda y el trato con sus perspectivas y su destino; esto tiene que ver con su naturaleza malvada” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). Este pasaje describe mi estado preciso. Cuando tratan con otros, no lo acepto de parte de Dios ni busco por qué se trata con estas personas, cómo se han extraviado, cómo puedo aprender de sus fallos y cómo debería evitar extraviarme yo de igual modo en un futuro para actuar según los principios. En cambio, trazo un nexo invisible pero profundo entre el trato y mi destino. Creo que, cuanto más en serio traten contigo, menos esperanza tienes de recibir bendiciones. Me he vuelto más precavida y cauta porque creo que, mientras no me equivoque mucho ni traten conmigo, tengo esperanza de ser bendecida. Por mis malentendidos sobre el trato y por valorar excesivamente las bendiciones, soy muy sensible a las cosas que afectan a mi destino y demasiado prudente en todo lo que hago. Temo que, de no ser cauta, tratarán conmigo y perderé mi buen resultado. ¡Veo lo taimada que soy! El líder nos enseña muchas veces los principios y nos lleva de la mano, pero no nos tomamos en serio sus palabras. Actuamos caprichosamente y a ciegas e interrumpimos el trabajo. ¿No es completamente normal que trate con nosotros? Una persona racional haría introspección a la luz de esto acerca de en qué falta o en qué carece de entendimiento espiritual, buscaría la verdad y enseguida enmendaría sus errores. Esta es una persona con una entrada positiva y que busca la verdad. Se nos trata para ayudarnos a entrar en la verdad y a cumplir bien con el deber, pero yo no solo no busco la verdad ni reflexiono, sino que, encima, soy precavida y malinterpreto. ¡No distingo el bien del mal! Gracias a la revelación de la palabra de Dios, ya comprendo un poco mi estado.
Lunes, 12 de septiembre de 2022, lluvia intensa
Hoy, en una reunión, el líder se enteró de que Saul se había vuelto negativo tras ser tratado y de que se sentía limitado y reprimido. El líder nos preguntó si nos sentíamos limitados. Recordé mi estado reciente y respondí que yo me había sentido algo limitada. El líder habló de cosas que realmente me llegaron al alma. Dijo: “¿Por qué hay personas con las que se trata reiteradamente y que, pese a ello, no alcanzan la verdad y afirman sentirse limitadas, oprimidas y dolidas? Porque no se centran en comprender ni alcanzar la verdad, con lo cual no aprenden nada. Se resisten y enojan cuando tratan con ellas. Se enfrentan a los demás. Estas personas, ¿aceptan la verdad? En realidad, se trata con estas personas por haber vulnerado los principios verdad, pero se niegan a reflexionar y llegan a holgazanear. Esto demuestra que no aceptan la verdad, que se oponen a ella y chocan con ella. En esencia, chocar con la verdad es chocar con Dios. La naturaleza de esto es muy grave”. Con la enseñanza del líder, por fin vi lo grave que es la naturaleza de rechazar la verdad o ser tratado y lo peligroso de este estado. Al llegar a casa, me sentí inquieta un buen rato y me acosté sin poder dormir durante mucho tiempo. He empezado a preguntarme cómo se manifiesta exactamente la no aceptación de la verdad: “¿Cómo puedo aprender una lección y reflexionar en esta situación?”.
Miércoles, 14 de septiembre de 2022, despejado
Hoy destituyeron a Saul. También fueron destituidos otros por no aceptar la verdad y no hacer progresos en el deber. Por una hermana me enteré de que, a menudo, Saul cumplía su deber de forma caprichosa y vulneraba los principios, y de que el líder siempre le enseñaba pacientemente los principios. A veces lo podaba y le señalaba la esencia de su problema, pero Saul no buscaba la verdad ni reflexionaba. En respuesta a la poda, holgazaneaba y se negaba a compartir sus ideas en los debates de trabajo. Una vez, en una reunión, llegó a decir: “El líder no lo ve cuando lo hago bien, pero si no lo hago bien, trata conmigo”. Costaba creer que hubiera dicho esto, ¡y que lo hiciera demostraba que no aceptaba para nada la verdad! Leí unos pasajes de la palabra de Dios: “Cuando se poda y se trata a un anticristo, lo primero que este hace es resistirse y rechazarlo en lo más profundo de su corazón. Lucha contra ello. ¿Y por qué es así? Porque los anticristos, por su propia esencia naturaleza, están hartos de la verdad y la detestan, y no aceptan la verdad en absoluto. Naturalmente, la esencia y el carácter de un anticristo le impiden reconocer sus propios errores o su propio carácter corrupto. En base a estos dos hechos, la actitud de un anticristo hacia la poda y el trato es la de rechazarlos y oponerse a ellos, total y absolutamente. Los detestan y se resisten desde el fondo de su corazón, y no muestran el menor atisbo de aceptación o sumisión, y mucho menos de auténtica reflexión o arrepentimiento. Cuando se poda y se trata con un anticristo, da igual quién lo haga, a qué se refiera, el grado de culpa que tenga en el asunto, lo flagrante que sea el error, la cantidad de maldades que cometa, o las consecuencias que su maldad cree para la iglesia; el anticristo no tiene en cuenta nada de esto. Para los anticristos, el que los poda y los trata los está señalando o busca deliberadamente faltas para castigarlos. El anticristo puede incluso creer que está siendo intimidado y humillado, que no está siendo tratado humanamente, y que está siendo menospreciado y ridiculizado. Después de que un anticristo es podado y tratado, nunca reflexiona sobre qué fue lo que realmente ha hecho mal, qué tipo de carácter corrupto ha revelado, si buscó los principios en el asunto, o si actuó de acuerdo con los principios verdad o cumplió con sus responsabilidades. No se examinan a sí mismos ni reflexionan sobre nada de esto, tampoco sopesan estas cuestiones. En cambio, se enfrentan al trato y la poda según su propia voluntad y con un ánimo acalorado. Cada vez que un anticristo es podado y tratado, se llenará de ira, resentimiento y descontento, y no escuchará el consejo de nadie. Se niegan a aceptar que se les pode y les trate, y son incapaces de regresar ante Dios para aprender y reflexionar sobre sí mismos, para abordar sus acciones que violan los principios, como ser superficiales o descuidados o descontrolarse en su deber, ni tampoco utilizan esta oportunidad para resolver su propio carácter corrupto. En cambio, hallan excusas para defenderse, para reivindicarse, e incluso dirán cosas para provocar la discordia e incitar a los demás” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren echarse atrás cuando no hay ninguna posición ni esperanza de recibir bendiciones). “Independientemente de los entornos que aparezcan, sobre todo ante la adversidad y cuando Dios revela o expone a las personas, lo primero que uno debe hacer es presentarse ante Dios para reflexionar y examinar sus palabras y actos y su carácter corrupto, en lugar de examinar, estudiar y juzgar si las palabras y los actos de Dios están bien o mal. Si te mantienes en tu posición adecuada, deberías saber exactamente qué es lo que has de hacer. La gente tiene un carácter corrupto y no entiende la verdad. Esto no es un problema tan grande. Pero, cuando las personas tienen un carácter corrupto y no entienden la verdad, y aun así no la buscan, entonces tienen un verdadero problema. Tienes un carácter corrupto y no entiendes la verdad, y puedes juzgar a Dios arbitrariamente y acercarte e interactuar con Él según tu estado de ánimo, tus preferencias y emociones. Sin embargo, si no buscas ni practicas la verdad, las cosas no van a ser tan sencillas. No solo no podrás someterte a Dios, sino que podrías malinterpretarlo y quejarte de Él, condenarlo, oponerte a Él, e incluso regañarlo y rechazarlo en tu corazón, diciendo que Dios no es justo, que no todo lo que hace es necesariamente correcto. ¿No es peligroso que puedan surgir tales cosas en ti? (Lo es). Es muy peligroso. ¡No buscar la verdad puede costarte la vida! Y eso puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (III)). “En todos aquellos que suelen ser pasivos, la causa es su incapacidad de aceptar la verdad. Si no aceptas la verdad, la pasividad te atormentará como un demonio, lo que hará que vivas en un estado perpetuo de pasividad y desarrolles un sentimiento de desobediencia, insatisfacción y resentimiento hacia Dios. Cuando llegue al punto en que comiences a resistirte, rebelarte y clamar en contra de Dios, habrás alcanzado el final. Cuando la gente empiece a ponerte en evidencia, a analizarte y catalogarte, te habrás dado cuenta demasiado tarde de la triste realidad de la situación y te tirarás al suelo dándote golpes en el pecho. Entonces, ¡no podrás más que esperar el castigo de Dios!” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (17)). Con las palabras de Dios, por fin entendí que el indicio más claro de si una persona acepta la verdad o no es su forma de abordar el trato. Cuando son tratados, aquellos que buscan y aceptan la verdad son capaces de reflexionar y, por mucha que sea la severidad con que han sido tratados, siempre son capaces de orar a Dios, de pensar en qué se equivocaron exactamente, en qué lo provocó y en qué carácter corrupto revelaron, y luego buscan la verdad y aprenden de ella. Aunque haya cierta negatividad y debilidad, esto es porque descubren lo profunda que es su corrupción y la gravedad de sus transgresiones, empiezan a sentir culpa y arrepentimiento y, con ello, se odian de todo corazón, pero no quedan atrapados en la negatividad. Buscan la verdad y siguen haciendo introspección a partir de estos fallos y, cuando realmente conocen su problema y ven clara la naturaleza de sus actos, descubren el amor y la protección de Dios en el trato y le dan gracias. En este momento, el estado de la persona es correcto y positivo. Sin embargo, una persona que no acepta la verdad se toma de otra forma el trato. Aunque algunos no se quejan abiertamente, nunca hacen introspección ni se conocen a sí mismos con la palabra de Dios. En su interior discuten, se resisten y ponen excusas. Cuanto más lo piensan, más ofendidos y dolidos se sienten, hasta el punto de sentirse agraviados. Naturalmente, esto genera emociones negativas. Estas emociones negativas albergan su insatisfacción con la realidad y con los demás. Quienes aceptan la verdad descubren que el trato les permite conocer de veras su carácter corrupto, arrepentirse y transformarse, y que este es un hito en su fe, pero quienes no acepten la verdad serán revelados y descartados. Todos los que se vuelven negativos muchas veces no aceptan la verdad, están hartos de ella por naturaleza y no avanzan por muchos años que lleven en la fe. Cuando trataron con él, Saul no reflexionó ni reconoció la naturaleza y las consecuencias de trabajar de forma caprichosa, y ni mucho menos buscó principios de práctica. En cambio, estaba limitado, negativo y decaído. Al principio pensé que era normal sentirse triste después del trato y que él estaría bien tras un par de días de reflexión, pero otros hermanos y hermanas dijeron que ya había estado así antes: esforzado y activo en apariencia, pero, en cuanto surgían problemas en el trabajo y trataban con él, se quedaba negativo y decaído y dejaba de participar en el análisis de los problemas. Alegaba que, cuantas más sugerencias de trabajo hacía, más problemas se revelaban y que daría menos sugerencias y opiniones para que se revelaran menos problemas. Con su última poda se sintió limitado y reprimido en el deber, además de deprimido y dolido. Esta actitud negativa suya supone, en esencia, rechazar la verdad, culpar y resistirse a Dios. Revela el carácter de un anticristo. Por fin me he dado cuenta de que esta negatividad oculta un carácter satánico que se resiste a Dios. Que Saul tome la senda equivocada, ¿no es una alerta para mí? Esto se volvió sumamente evidente cuando leí lo que decía la palabra de Dios: “¡No buscar la verdad puede costarte la vida! Y eso puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier lugar” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (III)). No tenía mucha experiencia personal previa en esto, pero, con todo lo que he pasado últimamente, estas palabras hacen que resuene un “sí” dentro de mí. Es peligrosísimo no buscar ni aceptar la verdad cuando nos tratan. De hecho, los hermanos y hermanas destituidos hace poco tenían talento, pero su debilidad fatal era que estaban hartos de la verdad y no la buscaban, con lo que jamás lograban resultados en el deber y terminaron destituidos. Cuanto más lo pienso, más clara veo la importancia de buscar la verdad.
Jueves, 15 de septiembre de 2022, lluvia ligera
Hace un par de días que tengo en la cabeza la enseñanza de aquella tarde del líder, y mis pensamientos no hacen más que volver a estas palabras de Dios: “Si tienes fe en Dios, pero no buscas la verdad ni la voluntad de Dios, ni amas el camino que te acerca a Dios, entonces Yo digo que eres alguien que está tratando de evadir el juicio y que eres un títere y un traidor que huye del gran trono blanco” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad). Antes, cuando leía las palabras de Dios “eres alguien que está tratando de evadir el juicio” y “eres un títere y un traidor que huye del gran trono blanco”, enseguida me acordaba de esos miembros del mundo religioso que se aferran a las nociones religiosas. Solo quieren salvarse por la gracia. Se niegan a aceptar la obra del juicio de Dios en los últimos días. Son títeres y traidores que huyen del gran trono blanco de Dios. Pero yo me pregunto: “Aceptar la obra de Dios en los últimos días, ¿implica aceptar también Su juicio? ¿Así es como lo ve Dios? ¿Qué significa realmente aceptar de veras el juicio y castigo de Dios?”. Al meditar la palabra de Dios, me di cuenta de que aceptar Su obra en los últimos días no implica aceptar de veras Su juicio en los últimos días. Como mínimo, debes ser capaz de aceptar el trato para aceptar el juicio de Dios en los últimos días. Si no eres capaz de aceptar el trato, es imposible que aceptes el juicio y castigo de Dios. Leí más palabras de Dios acerca de cómo abordar correctamente el trato. Dios Todopoderoso dice: “Cuando se trata de ser podado y tratado, ¿qué es lo mínimo que la gente debería saber? Se deben experimentar la poda y el trato para cumplir adecuadamente con el deber. Es indispensable. Es algo que las personas deben afrontar a diario y que a menudo experimentan en su fe en Dios y en el logro de la salvación. Nadie puede apartarse de la poda y el trato. ¿Podar y tratar a alguien tiene que ver con su futuro y su destino? (No). Entonces, ¿para qué es tratar y podar a alguien? ¿Para condenar a las personas? (No, para ayudar a la gente a entender la verdad y cumplir con el deber según los principios). Así es. Ese es el entendimiento más correcto. Podar y tratar a alguien es un tipo de disciplina, un tipo de reprensión, pero también es una forma de ayudar y salvar a la gente. Ser podado y tratado te permite alterar tu búsqueda incorrecta a tiempo. Te permite reconocer de inmediato los problemas que actualmente tienes, a la vez que reconocer a tiempo las actitudes corruptas que expones. En cualquier caso, la poda y el trato te ayudan a reconocer tus errores y cumplir con tus deberes según los principios; te salvan de cometer errores y extraviarte, y te impiden causar catástrofes. ¿No es esta la mayor ayuda para las personas, su mayor remedio? Los que tienen conciencia y razón deberían poder abordar el trato y la poda correctamente” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (VIII)). La palabra de Dios es muy clara sobre la actitud y la senda de práctica correctas que debemos tener hacia el hecho de ser tratados. En realidad, el trato no guarda relación alguna con nuestro destino. Sin importar si el lenguaje empleado es duro, inquietante, incluso condenatorio, todo ello es para ayudarnos a reconocer nuestra corrupción y para que veamos los errores en nuestra labor; para ayudarnos a buscar la verdad y cumplir con el deber con principios. El trato frecuente o severo no implica que una persona no tendrá un buen destino, y no ser tratado no implica que una persona tendrá un buen destino. Aunque es posible que algunas sean podadas y tratadas a menudo y que a veces esto sea severo o incisivo, o que parezca una revelación o una condena, luego, estas personas son capaces de buscar la verdad, reflexionar y comprender un poco su carácter corrupto, sus defectos y sus errores. Pueden transformarse y madurar en la vida y, al final, no obstante, pueden asumir trabajos importantes. Me he puesto a recordar mi actitud hacia el trato desde que me hice creyente. Hace nueve años que creo en Dios y, en todos estos años, rara vez han tratado conmigo o he tenido grandes reveses o fracasos. Siempre he tenido una idea distinta acerca del trato. He considerado el trato algo malo, igual que ser revelado o condenado. Me aterra que traten con otras personas por temor a que eso también me ocurra a mí si no tengo cuidado. Confundo el trato con la condena y la revelación, y lo rechazo y me resisto a él porque quiero permanecer en mi zona de confort dentro de mi fe. ¿En qué se diferencia mi pretensión de la de aquellos que solo quieren hartarse de pan en la religión? He leído mucho la palabra de Dios y tengo claro que Su obra en los últimos días pretende purificar y perfeccionar al hombre con el juicio, la refinación, la poda y el trato, pero no tengo auténtico conocimiento y no estoy dispuesta a aceptar que traten conmigo ni que me refinen, por lo cual, por muchos años que crea en Dios, no progresaré nada. No alcanzaré la verdad ni la transformación de mi carácter vital y, al final, seré castigada. Cuanto más lo pienso, más cuenta me doy de lo peligroso de mi estado. Anhelo la comodidad y busco la gracia, así que aunque no traten conmigo, eso no implica que tendré un buen resultado. Si nunca busco la verdad ni transformo mi carácter corrupto, al final no me salvaré. No es que el trato revele el resultado de una persona, sino que su actitud hacia la verdad revela quién es. Siempre había pensado que el trato era algo malo y que, quizá, suponía el descontento o la condena de Dios, ¡pero ya veo lo distorsionado que estaba mi punto de vista! Llorando, oré a Dios: “Dios mío, por fin veo mi ignorancia y mi necedad. En mis años de fe, jamás he buscado la verdad y mi naturaleza está harta de ella. Siempre he evadido la poda y el trato. Dios mío, quiero arrepentirme. Estoy dispuesta a aprender lecciones a partir del trato”. Tras orar sentí mucha más tranquilidad, además de una sensación de anhelo y deseo. Espero poder experimentar la poda y el trato para poder avanzar en la vida.
Miércoles, 5 de octubre de 2022, nublado
Hoy sucedió algo inolvidable. Mientras trabajaba en un proyecto, como cumplía con el deber de forma caprichosa y no buscaba principios, hubo que repetir el trabajo, lo que demoró los progresos. El líder me señaló la naturaleza de este problema y trató conmigo por ser arrogante y carecer de aptitud. Según él, esto indicaba falta de entendimiento espiritual. No paraba de recordar sus palabras. Muy alterada, empecé a limitarme a mí misma: “El líder ha descubierto cómo soy. Cree que no soy apta para este deber. Cualquier día voy a ser destituida”. Cada vez me deprimía más. Consciente de que mi estado era un error, oré a Dios: “Oh, Dios mío, hoy han tratado conmigo. No sé qué debo aprender de esto ni cómo hacer introspección. Te pido esclarecimiento y guía para conocerme a mí misma y eliminar estas emociones negativas”. Después de orar recordé que es clave buscar la verdad cuando tratan con una. ¿Qué va a resolver estar negativa? Debo reflexionar sobre cuáles son exactamente mis problemas y en qué carezco de entendimiento espiritual. Al meditarlo con calma, me di cuenta de que esta vez habían tratado conmigo, sobre todo, por cumplir mi deber de forma caprichosa, sin reflexionar ni buscar principios. El líder había enseñado principios relativos a esto, pero yo solamente me atenía a las reglas. Incluso creía que, tras haber oído estos principios varias veces, ya los había dominado y que ya no me hacía falta trabajarlos. Creía ciegamente en mí, dejaba aparte los principios, consideraba mis opiniones correctas y no pedía opinión a nadie. Era demasiado caprichosa, no actuaba con principios y seguía ciegamente las reglas. ¿No era esto carecer de entendimiento espiritual? De no haber sido tratada así, seguiría siendo insensible, pensando que había cumplido bien mi deber y, realmente, sin saber qué maldad podría cometer. El trato constituye una advertencia y una protección para mí. Ahora que lo veo, ya no me siento negativa. Puedo centrarme en buscar los principios y recordarme a mí misma que no vuelva a cometer estos errores.
Sábado, 8 de octubre de 2022, despejado
Hoy tuvimos reunión con el líder. Nos enseñó, paciente, los principios del cumplimiento del deber y nos preguntó si últimamente habíamos aprendido algo. Nos alentó a buscar la verdad y nos dijo que, en toda circunstancia, lo principal es aprender lecciones. También nos leyó un pasaje de la palabra de Dios: “Mientras experimentas la obra de Dios, por más veces que hayas fallado, caído, sido podado, tratado o revelado, estas cosas no son malas. Independientemente de cómo hayas sido podado o tratado, o si ha sido por parte de los líderes, obreros o hermanos o hermanas, todo esto es bueno. Debes recordar que, por mucho que sufras, en realidad te estás beneficiando. Cualquier persona con experiencia puede dar fe de ello. Sí o sí, la poda, el trato o la revelación son siempre cosas buenas. No son una condena. Son la salvación de Dios y la mejor oportunidad para que llegues a conocerte. Puede traer un cambio de aires a tu experiencia de vida. Sin ello, no tendrás ni la oportunidad, ni la condición ni el contexto para poder alcanzar un entendimiento de la verdad de tu corrupción. Si entiendes realmente la verdad, y eres capaz de desenterrar las cosas corruptas ocultas en las profundidades de tu corazón, si puedes distinguirlas con claridad, entonces eso es bueno, esto ha resuelto un problema importante de entrada en la vida, y supone un gran beneficio para la transformación de carácter. Poder conocerte realmente es la mejor oportunidad para que enmiendes tus caminos y te conviertas en una nueva persona; es la mejor oportunidad de que obtengas nueva vida. Cuando realmente te conozcas, podrás ver que, cuando la verdad se convierte en la vida de alguien, es algo realmente precioso, y tendrás sed de la verdad, la practicarás y entrarás en la realidad. ¡Esto es algo verdaderamente grandioso! Si puedes aprovechar esta oportunidad y reflexionar sinceramente sobre ti mismo y obtener un conocimiento genuino de ti mismo cada vez que falles o caigas, entonces en medio de la negatividad y la debilidad, podrás volver a levantarte. Cuando hayas cruzado este umbral, entonces podrás dar un gran paso adelante y entrar en la realidad verdad” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los asuntos y las cosas cercanas). Las palabras de Dios me emocionaron mucho y no pude reprimir el llanto. Aunque el trato fuera fastidioso y doloroso y a veces parecía que iba a derrumbarme por la negatividad, con esta experiencia he contemplado realmente el amor de Dios. Esta clase de situación fue lo que me obligó a presentarme ante Dios a reflexionar y conocer mi carácter corrupto, y a recapacitar acerca de dónde radican mis problemas. Cuando me comprendo un poco a mí misma, tengo una sensación de paz interior y tranquilidad. De no haber sido tratada, no sé qué perturbaciones habría generado en el deber ni qué problemas o descuidos habrían surgido. Este trato fue lo que me hizo prestar más atención a la búsqueda de principios en el deber. He comprobado personalmente que el trato es inseparable del cumplimiento de nuestro deber.
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