Ahora Conozco los Beneficios de Escribir Artículos de Testimonio Vivencial
En 2020, era líder de la iglesia. Veía que algunos hermanos y hermanas escribían algunos buenos artículos de testimonios vivenciales, y los envidiaba. Sin embargo, no le daba mucha importancia a escribir esos artículos, siempre pensando que solo las personas con calibre y habilidades de escritura podían escribir buenos artículos. Mi calibre era deficiente, y mi comprensión de la verdad era superficial. Para mí, escribir artículos era una pérdida de tiempo, y prefería usar ese tiempo para hacer un poco más de trabajo. Si no hacía un buen trabajo, parecería que no tenía un sentido de la carga, y los hermanos y hermanas pensarían mal de mí. Además, escribir artículos era un asunto personal, y dependía de mí si lo hacía o no. Estaba mejor trabajando y reuniéndome un poco más, para que los hermanos y hermanas elogiaran mi sentido de la carga. Por lo tanto, no quería tomarme el tiempo para escribir artículos. Seguí así, cada día enfocándome solo en hacer trabajo y en reunirme con los hermanos y hermanas. Cuando me pasaban cosas, rara vez reflexionaba sobre mí misma. A veces, lograba reconocer qué tipo de carácter corrupto había revelado, pero no buscaba la verdad para resolverlo. Los hermanos y hermanas con los que trabajaba señalaron que no me enfocaba en la entrada en la vida, pero aún así discutía con ellos y no aceptaba sus observaciones. Después, aunque estaba ocupada con las reuniones todos los días, como no le daba importancia a reflexionar y entenderme a mí misma ni a buscar la verdad, no tenía ninguna entrada en la vida, y durante las reuniones solo podía hablar de doctrinas o palabras de exhortación y aliento, sin poder resolver problemas reales. Una vez, un supervisor dijo que no podía hacer trabajo real, que vivía en un estado negativo y que no quería realizar las tareas de supervisión. No podía ver claramente la raíz de su negatividad y no sabía cómo resolverla. Solo se resolvió cuando la hermana con la que yo trabajaba fue a tener una charla con él más tarde. En ese entonces, no reflexionaba sobre mi estado y aún pensaba que correr de un lado a otro y asistir a más reuniones significaba que tenía un sentido de la carga. Después de un tiempo, mi corazón se volvió vacío y no tenía ningún avance.
Una vez, una hermana me preguntó si había escrito artículos de testimonios vivenciales. Habló conmigo, diciendo que escribir artículos podía impulsarnos a calmar nuestros corazones y buscar la verdad, logrando así una entrada en la vida. Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios que cambió mi actitud hacia la escritura de artículos de testimonio. Dios dice: “Lo que habéis recibido no son solamente Mi verdad, Mi camino y Mi vida, sino una visión y una revelación mayores que las de Juan. Entendéis muchos más misterios y también habéis contemplado Mi auténtico rostro; habéis aceptado más de Mi juicio y conocido más de Mi carácter justo. Y así, aunque nacisteis en los últimos días, vuestro entendimiento es el de antiguo y el del pasado; y también habéis experimentado las cosas de hoy, y todo esto lo hice Yo personalmente. Lo que Yo pido de vosotros no es excesivo, porque os he dado mucho y habéis visto mucho en Mí. Así, os pido que deis testimonio de Mí a los santos de eras pasadas, y este es el único deseo de Mi corazón” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Qué sabes de la fe?). En estos pocos años de creer en Dios, llegué a entender algunas verdades, gané cierto conocimiento sobre mis actitudes corruptas y transformé mis opiniones sobre algunas cosas. Este fue el resultado de la obra que Dios hizo en mí. Al escribir de lo que había ganado, estaría dando testimonio de Dios; era mi responsabilidad, por no decir mi deber. Debería verlo como una obligación; eso sería conforme con la intención de Dios. No obstante, nunca había considerado que escribir testimonios vivenciales fuera un deber. Por el contrario, lo consideraba algo opcional y lo tomaba con una actitud de gran indiferencia. No fui proactiva en lo absoluto. Había experimentado la obra de Dios; si no escribía mis experiencias y no daba testimonio de Dios, estaría ocultando Su gracia y bendiciones, y me faltaría conciencia y razón.
Después de esto, tuve una vaga sensación de que mi falta de disposición para escribir experiencias y dar testimonio de Dios era una manifestación de no amar la verdad. En ese momento, recordé un pasaje de las palabras de Dios, que después encontré y leí. Dios Todopoderoso dice: “El estado más evidente de los que sienten aversión por la verdad es que no les interesan la verdad ni las cosas positivas, incluso sienten repulsión por ellas y las aborrecen, y les gusta especialmente seguir las tendencias. No aceptan en su corazón las cosas que Dios ama y lo que Dios exige que haga la gente. En cambio, son despectivos e indiferentes hacia ellas y algunos hasta suelen despreciar las normas y los principios que Dios exige al hombre. Sienten repulsión hacia las cosas positivas y siempre sienten resistencia, oposición y total desprecio hacia ellas en su corazón. Esta es la principal manifestación de aversión por la verdad. […] Hay muchas personas que creen en Dios a las que les gusta trabajar para Él y correr fervorosas de un lado a otro por Él, y cuando se trata de aplicar sus dones y fortalezas, satisfaciendo sus preferencias y alardeando, tienen una energía ilimitada. Pero si se les pide que practiquen la verdad y actúen de acuerdo con los principios-verdad, pierden la energía y el entusiasmo. Si no se les permite lucirse, se vuelven apáticos y se desaniman. ¿Cómo es que tienen energía para alardear? ¿Y cómo no tienen energía para practicar la verdad? ¿Cuál es el problema? A todos les gusta distinguirse; todos ansían la vanagloria. Todos tienen una energía inagotable cuando se trata de creer en Dios por las bendiciones y las recompensas, así que ¿por qué se vuelven desganados, por qué se desaniman cuando se trata de practicar la verdad y se rebelan contra la carne? ¿Por qué ocurre esto? Esto demuestra que los corazones de las personas están adulterados. Creen en Dios únicamente por las bendiciones; por decirlo claro, lo hacen para entrar en el reino de los cielos. Sin bendiciones o beneficios que buscar, la gente se vuelve apática y se desanima, y no tiene entusiasmo. Todo esto lo causa el carácter corrupto que siente aversión por la verdad. Cuando las controla este carácter, las personas no están dispuestas a elegir la senda de la búsqueda de la verdad, siguen su propio camino, y eligen la senda incorrecta, saben muy bien que es incorrecto perseguir la fama, la ganancia y el estatus y, sin embargo, no soportan prescindir de estas cosas o dejarlas de lado, y siguen buscándolas yendo por la senda de Satanás. En este caso no siguen a Dios, sino a Satanás. Todo lo que hacen es al servicio de Satanás, y son sus siervos” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Dios puso al descubierto que las personas que son reacias a la verdad prefieren las cosas negativas en lugar de las positivas. Así era yo. Si podía correr de un lado a otro y trabajar más para demostrar a los hermanos y hermanas que tenía un sentido de la carga, o si podía alardear y hacer que el líder superior pensara bien de mí, ponía un esfuerzo ilimitado en ello, sin dudar en dedicar cualquier cantidad de tiempo o energía. Mientras tanto, cuando se trataba de escribir artículos de testimonios vivenciales, aunque sabía muy bien que eso concordaba con la intención de Dios y que era beneficioso para mi entrada en la vida, pensaba que retrasaría mi trabajo, y me oponía especialmente a ello. También buscaba razones y ponía excusas, diciendo que estaba ocupada con el trabajo y no tenía tiempo para escribir. En realidad, no era que no tuviera tiempo, sino que mi naturaleza era reacia a la verdad. No quería escribir artículos, ni tampoco quería esforzarme en perseguir la verdad. Vi que mi actitud hacia la verdad era muy fría, y que me repugnaban, me oponía y era reacia a las cosas positivas. Estaba caminando por una senda errónea que iba en contra de las exigencias de Dios. Entendiendo esto, me asusté y quise cambiar de rumbo y transformarme.
También reflexioné y entendí que mi renuencia a escribir artículos estaba influenciada por una visión falaz que tenía; Pensaba que no era una escritora hábil y que no podía escribir buenos artículos de testimonio. Si lo pienso ahora, esta era una opinión errónea. Al escribir artículos, no importa qué tan buen escritora sea una. No se puede escribir un buen artículo de testimonio solo porque se use un lenguaje florido. Lo importante es si alguien tiene experiencia y comprensión reales. Sin experiencia, uno solo puede escribir doctrinas vacías, sin importar sus habilidades de escritura. Entendiendo esto, mi mentalidad cambió bastante, y me presenté ante Dios y le oré. “Dios, siempre he dado importancia a ir de aquí para allá y a trabajar en apariencia, y no he venido ante Ti para meditar en silencio sobre Tus palabras. He perdido mucho tiempo sin perseguir la verdad. A partir de ahora, estoy dispuesta a guardar silencio frente a Ti y buscar la verdad y resolver los problemas”.
Luego, leí más palabras de Dios: “En lo que se refiere a la obra, el hombre cree que consiste en correr de un lado a otro para Dios, predicar por todas partes y esforzarse por Él. Aunque esta creencia es correcta, es demasiado parcial; lo que Dios le pide al hombre no es únicamente que corra de un lado a otro para Él; más allá de esto, esta obra tiene que ver con el ministerio y la provisión dentro del espíritu. Aun después de todos estos años de experiencia, muchos hermanos y hermanas jamás han pensado en trabajar para Dios, porque la obra, tal y como el hombre la concibe, es incongruente con lo que Dios pide. Por tanto, el hombre no tiene el más mínimo interés en el asunto de la obra y esta es precisamente la razón de que la entrada del hombre sea también bastante parcial. Todos vosotros deberíais empezar vuestra entrada obrando para Dios, de manera que podáis pasar mejor por cada aspecto de la experiencia. A esto es a lo que deberíais entrar. La obra no se refiere a correr de un lado a otro para Dios, sino a si la vida del hombre y lo que este manifiesta pueden dar disfrute a Dios. La obra se refiere a que las personas utilicen su devoción a Dios y su conocimiento de Él para dar testimonio de Dios y, también, para pastorear al hombre. Esta es la responsabilidad del hombre y es lo que todos los hombres deben entender. Se podría decir que vuestra entrada es vuestra obra y que estáis buscando entrar en el transcurso de obrar para Dios. Experimentar la obra de Dios no significa, solamente, que sabes cómo comer y beber de Su palabra; lo más importante, debes saber cómo dar testimonio de Dios y poder servirle y pastorear y proveer al hombre. Esto es obra y también vuestra entrada; es lo que toda persona debe lograr. Hay muchas personas que solo se centran en correr de aquí para allá para Dios y en predicar por todas partes, pero pasan por alto su experiencia individual y descuidan su entrada a la vida espiritual. Esto es lo que ha llevado a quienes sirven a Dios a convertirse en quienes se resisten a Él” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (2)). Tras leer las palabras de Dios, entendí que uno debe tener vivencias para poder realmente realizar el trabajo de la iglesia. Solo cuando uno habla sobre la verdad y resuelve problemas reales está realizando un trabajo real, y solo cuando produce resultados en su trabajo está cumpliendo realmente con su deber. En el pasado, yo creía que si iba de un lado a otro y me reunía más con hermanos y hermanas, eso significaba que estaba haciendo un trabajo real. Esa es una opinión incorrecta que no se ajusta para nada a las palabras de Dios. Al pensar en todas las veces que me reuní y compartí con hermanos y hermanas, nunca pude encontrar la causa fundamental del problema al lidiar con sus estados y dificultades. No podía identificar la raíz del problema, solo decía algunas palabras y doctrinas para animarlos o les indicaba algunos preceptos sobre cómo actuar, totalmente incapaz de mostrarles la senda a seguir. Por mucho que compartiera, esto era poco práctico y no resolvería los problemas de los hermanos y hermanas. Los hermanos y hermanas no sabían cómo experimentar la obra de Dios y permanecían inmersos en sus actitudes corruptas ante las dificultades. No podían evitar sentirse negativos y débiles, y los problemas en su trabajo seguían persistiendo. ¿Cómo podría esto considerarse como cumplir con mi deber? Estaba embaucando y engañando tanto a Dios como a los hermanos y hermanas. Solo en ese momento comprendí claramente que tener una carga superficial no es lo mismo que tener una carga genuina. Trabajar y moverse mucho no significa que uno esté cumpliendo fielmente con su deber, ni mucho menos que esté realizando un trabajo real. Tener un verdadero sentido de carga hacia el deber no significa estar corriendo de un lado a otro. Más bien, significa ofrecer suministro espiritual en la vida, enfocarse en experimentar la obra de Dios en el deber y buscar la verdad cuando ocurren cosas, tratando de reconocer aquello de lo que uno carece y encontrar los principios de práctica, para luego usar el conocimiento vivencial para resolver las dificultades y problemas reales de los hermanos y hermanas. Solo de esta manera se puede lograr un buen resultado en el cumplimiento del deber, y solo esto es edificante y beneficioso para la entrada en la vida de los demás. También entendí que escribir artículos de testimonio vivencial podía motivarme a tranquilizar mi corazón, reflexionar sobre las palabras de Dios y sobre mí misma. Sólo si comprendía más verdades y adquiría conocimiento sobre mis actitudes corruptas, al tiempo que aprendía a resolverlas, podría ver con claridad y resolver los estados y problemas de los hermanos y hermanas. Para cumplir bien con mi deber, tenía que dar importancia a la entrada en la vida, y escribir artículos era una gran senda para perseguir la verdad. Especialmente como líder, tenía que centrarme aún más en perseguir la verdad y tomar la iniciativa de escribir artículos que dieran testimonio de Dios. Sólo entonces podría cumplir bien mi deber. Viendo que escribir artículos de testimonio no era una cuestión opcional, no tenía excusa para no hacerlo.
Pensé en otro pasaje de las palabras de Dios: “No importa cuántas personas tenga una iglesia, el líder es su cabeza. Entonces, ¿qué papel desempeñan los líderes entre los miembros? Guían a todo el pueblo escogido de Dios en la iglesia. Entonces, ¿qué efecto tienen en toda la iglesia? Si este líder toma la senda equivocada, todos en la iglesia lo seguirán por ella, lo que tendrá un enorme impacto en la totalidad del pueblo escogido de Dios en la iglesia. Toma a Pablo como ejemplo. Él dirigió muchas de las iglesias que fundó y al pueblo escogido de Dios. Cuando Pablo se desvió, las iglesias y el pueblo escogido de Dios que él guiaba también se desviaron. Así pues, cuando los líderes toman su propia senda divergente, no son ellos los únicos afectados, sino que también afecta a las iglesias y el pueblo escogido de Dios que ellos lideran. Si un líder es una persona correcta, si camina por la senda correcta y persigue y practica la verdad, las personas a las que guía comerán y beberán las palabras de Dios y perseguirán la verdad con normalidad. Al mismo tiempo, la experiencia vital y el progreso del líder serán visibles para los demás y tendrán efecto en ellos. Entonces, ¿cuál es la senda correcta por la que un líder debería caminar? Es ser capaz de llevar a otros a comprender la verdad y entrar en ella, es llevar a otros ante Dios” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente). Al leer las palabras de Dios, de verdad comprendí con claridad que, como líder y obrera, la senda que siguiera era fundamental. Si no me enfocaba en perseguir la verdad en mi deber y solo buscaba que las personas pensaran bien de mí, corriendo y ocupándome por reputación y estatus, y confiando en mi inteligencia y mis dones para trabajar y predicar, los hermanos y hermanas que guiaba tampoco le darían importancia a la entrada en la vida y solo estarían ocupados con el trabajo. Como líder, no tener entrada en la vida no era solo un asunto personal; también impactaría y perjudicaría la vida de muchos hermanos y hermanas. Al comprender esto, tuve remordimiento y me sentí triste, y oré a Dios: “Dios, no persigo la verdad y estoy caminando por una senda equivocada. He sido descuidada y he fallado en mi trabajo como líder. Estoy en deuda con los hermanos y hermanas y me siento avergonzada por la forma en que he manejado Tu comisión. ¡Dios! Estoy dispuesta a cambiar de rumbo; por favor, guíame para seguir la senda de perseguir la verdad”.
Después, charlé con los hermanos y hermanas sobre la intención de Dios, y también sobre mi propia experiencia y comprensión. Con el tiempo, el estado de los hermanos y hermanas mostró cierta mejoría. Algunos comenzaron a reflexionar y a tratar de conocerse cuando se encontraban con problemas y dificultades en sus deberes, y aprendieron a encontrar una senda en las palabras de Dios y a no permanecer en un estado de negatividad. Poco a poco, empezaron a obtener algunos resultados en el cumplimiento de sus deberes. Al ver ese resultado, sentí que era la obra y guía del Espíritu Santo, y que era el resultado de practicar conforme a las palabras de Dios. También comprendí que, para hacer bien el deber, es crucial enfocarse en perseguir la verdad y en lograr la entrada en la vida. Desde entonces, comencé a valorar la búsqueda de la verdad. Cada vez que experimentaba y entendía algo, practicaba escribir al respecto. Más tarde, escribí varios artículos de testimonio vivencial y sentí que había obtenido ciertos logros. En algunos artículos, me centré en un punto de vista falaz y busqué la verdad para comprenderlo. Cuando me tranquilizaba ante Dios y meditaba en Sus palabras, pude entender qué tenía de malo este punto de vista falaz. Al mismo tiempo, pude ver claramente que esta opinión falaz me impedía practicar la verdad y afectaba el trabajo. En otros artículos, reflexioné sobre un carácter corrupto que había revelado con respecto a un asunto particular. A partir de lo que las palabras de Dios expusieron, vi que yo era egoísta y despreciable, y que no vivía como un verdadero ser humano; sentí que Satanás me había corrompido de manera demasiado profunda. También, en el pasado, no me había enfocado en la entrada en la vida y no podía resolver los problemas de los hermanos y hermanas. Sin embargo, después de practicar la escritura de artículos durante un tiempo, gradualmente llegué a comprender algunas verdades. Había algunos problemas que podía ver con más claridad, y era beneficioso para los hermanos y hermanas cuando hablaba de ellos.
Al reflexionar sobre mi actitud hacia la escritura de artículos de testimonio, vi que no era alguien que perseguía la verdad, que no le daba importancia a mi entrada en la vida, y que tenía muchas opiniones equivocadas que me impedían perseguir la verdad. Todo esto me llevó a enfocarme únicamente en hacer trabajo al cumplir con mi deber, y seguía la senda de ser mano de obra. Al hacer esto, no obtendría la verdad, por muy ocupada que pareciera estar. También llegué a entender lo que significa realmente cumplir con el deber y cómo practicar para tener un verdadero sentido de carga en mi deber. También entendí que escribir artículos de testimonio vivencial era una gran senda para perseguir la verdad. Que ahora pueda tener estos entendimientos y logros se debe completamente a la obra y guía de Dios.
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