¿Existen diferencias entre deberes elevados o humildes?

27 Mar 2025

Carta a Nuo Yi

Por Yu Xun, China

Querida Nuo Yi:

¿Cómo has estado últimamente? En tu última carta mencionaste que ya no estás realizando tu deber de riego, sino que los líderes te asignaron a asuntos generales. Sentiste que este deber no te permitía destacar ni ganarte la estima de los demás, lo que te hizo resistirte y no querer cooperar. Me pregunto si tu estado ha mejorado últimamente. Anteriormente, yo también experimenté un estado así. Más tarde, al leer las palabras de Dios, llegué a comprender mejor mi carácter corrupto de perseguir reputación y estatus; también corregí mis puntos de vista falaces sobre los deberes y comencé a cumplirlos diligentemente. En esta ocasión, quiero compartir contigo mi experiencia en esta carta, esperando que pueda servirte de ayuda.

En octubre de 2021, cuando empecé como líder, sin importar lo tarde que fuera, después de terminar mi trabajo cada día, leía las palabras de Dios. Pensaba: “Siempre y cuando entienda más de la verdad y pueda resolver todos los problemas que encuentre, los hermanos y hermanas seguramente pensarán muy bien de mí al ver que poseo las realidades-verdad”. Medio año después, debido a mi mal calibre, mi excesivo enfoque en el orgullo y el estatus, y a menudo estar limitada por mi carácter corrupto, no logré buenos resultados en mis deberes y me destituyeron. Los líderes me asignaron a ayudar a los hermanos y hermanas con los problemas informáticos, aprovechando mis habilidades técnicas. En ese momento, el estado que revelé era similar al tuyo. Pensaba: “Esta es solo una tarea poco visible, que requiere mano de obra, y no importa cuánto haga, nadie lo sabrá”. Al leer las palabras de Dios, entendí que detrás de la reasignación de mis deberes estaba la intención de Dios y que debía aceptar y someterme. Sin embargo, no podía evitar pensar: “Trabajar en asuntos generales no tiene desarrollo a futuro. No importa qué tan bien lo haga, nunca ganaré la estima de los demás. Ser líder es mejor, porque es un cargo más alto y con mayor prestigio”. Aunque cumplía con mi deber, me faltaba entusiasmo. Especialmente cuando escuché que la hermana recién llegada, Zhou Ting, tenía buen calibre, progresaba con rapidez y la habían elegido líder. Me sentí muy molesta: “Aunque mi capacidad para resolver problemas no sea perfecta, seguramente soy mejor que una recién llegada. Si nombraron líder a una recién llegada, ¿por qué sigo asignada a asuntos generales? ¿Qué pensarán de mí los hermanos y hermanas?”.

Un día, los líderes vinieron para una reunión y yo estaba en otra habitación resolviendo problemas informáticos. Escuché que los líderes hablaban sobre el cultivo de personas. Decían que algunas personas, aunque solo hubieran creído en Dios durante unos pocos años, tenían buen calibre y perseguían más la verdad, por lo que valía la pena cultivarlas. Por otro lado, otras personas habían mostrado pocos avances a pesar de creer en Dios durante muchos años, y también tenían un calibre pobre, por lo que no valía la pena cultivarlas. Al escuchar esto, sentí un gran dolor en mi corazón y pensé: “¿No soy yo el tipo de persona que no merece ser cultivada? Parece que solo puedo hacer trabajos generales, sin posibilidad de destacar”. Al cabo de un rato, un líder cerró la puerta y me sentí aún más angustiada. Reflexioné: “Antes, cuando era líder, los líderes superiores también habían organizado reuniones para compartir con nosotros, y yo era una de esas personas a las que cultivaban. Pero ahora, solo estoy aquí para resolver problemas informáticos; soy simplemente una obrera que contribuye con mano de obra y hace tareas”. También pensé que todos los líderes de la iglesia que asistían a la reunión me conocían y me pregunté qué pensarían de mí si se enteraran de que ahora estaba desempeñando este deber. Cuanto más lo pensaba, más angustia sentía. Cuando llegó el momento de explicarles cómo usar el equipo después de arreglarlo, no quería acercarme a ellos para nada. Sentí que solo era una obrera de poca categoría, no al mismo nivel que ellos. Caminé de un lado a otro por la habitación durante mucho tiempo antes de ir a regañadientes a hablar con ellos. Cuando regresé, me sentí profundamente incómoda; pensaba que no importaba lo bien que lo hiciera, nadie lo notaría ni me tendría en alta estima. ¿Qué sentido tiene esforzarme tanto? Pues llegaré solo hasta donde pueda. Desde entonces, dejé de esforzarme en mi deber. Cuando los hermanos y hermanas me preguntaban, les respondía sin pensar mucho; no resumía problemas o desviaciones en mi trabajo. Tampoco prestaba atención a aprender habilidades y no quería dedicar tiempo ni esfuerzo en estudiar; simplemente me contentaba con terminar las tareas que tenía. Durante ese tiempo, como carecía de carga en mi deber, al caer la tarde siempre me entraba sueño. Más tarde, me di cuenta de que mi estado no era bueno, así que oré a Dios pidiéndole que me guiara para reconocer mis problemas.

En mi búsqueda, leí estas palabras de Dios: “En la casa de Dios se hace referencia constante a aceptar la comisión de Dios y cumplir con el deber propio adecuadamente. ¿Cómo surge el deber? En términos generales, surge como resultado de la obra de gestión de Dios de traer la salvación a la humanidad; hablando de manera más concreta, a medida que la obra de gestión de Dios se desarrolla entre la humanidad, surgen diversos trabajos que requieren de la gente que colabore para completarlos. Esto ha hecho que surjan responsabilidades y misiones que las personas tienen que cumplir y estas responsabilidades y misiones son los deberes que Dios confiere a la humanidad(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). “Sea cual sea tu deber, no discrimines entre lo superior y lo inferior. Supongamos que dices: ‘Aunque esta tarea es una comisión proveniente de Dios y la obra de Su casa, si la hago, la gente podría menospreciarme. Otros llevan a cabo una obra que les permite destacar. Se me ha asignado esta tarea que no me permite destacar, sino que me hace trabajar entre bastidores, ¡es injusto! No haré este deber. Mi deber tiene que hacerme destacar ante los demás y permitirme forjarme un nombre, y aunque no me forje un nombre o me haga destacar, aun así, debería poder recibir algún beneficio de él y sentirme cómodo físicamente’. ¿Es aceptable esta actitud? Ser quisquilloso es no aceptar cosas de Dios; es tomar decisiones de acuerdo con tus propias preferencias. Esto no es aceptar tu deber; es rechazarlo, es una manifestación de tu rebeldía contra Dios. Tal quisquillosidad es adulterada con tus propias preferencias y deseos. Cuando consideras tus propios beneficios, tu reputación y otras cosas similares, tu actitud hacia tu deber no es de sumisión(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). De las palabras de Dios, entendí que no importa cuál sea el deber que uno desempeñe, es una misión y responsabilidad dada por Dios. No existen deberes elevados o humildes. Si alguien clasifica los deberes como elevados o humildes y solo desea hacer aquellos que lo hacen destacarse, mientras evita otros deberes, esto es una negación del deber y demuestra una falta de verdadera sumisión a Dios. Al reflexionar sobre mí misma a la luz de las palabras de Dios, me di cuenta de que abordaba mis deberes basándome en mis preferencias personales y que siempre deseaba hacer los deberes más notorios. Cuando pienso en el tiempo en que fui líder, me esforzaba mucho y realizaba mis deberes con gran entusiasmo, buscando ser reconocida por los líderes de alto rango y ganarme la admiración de los hermanos y hermanas. Sin embargo, cuando me asignaron a trabajos de asuntos generales, sentí que solo contribuía con mano de obra y que mi papel no tenía importancia. Consideraba este tipo de deber como de menor estatus, sentía que no ofrecía oportunidades para destacar, y esto me hacía sentir desmotivada al hacer mi deber. Especialmente cuando escuché al líder mencionar que algunos creyentes que llevaban mucho tiempo, tenían pocas aptitudes y progresaban lentamente, no se les consideraba aptos para ser cultivados, me sentí aún menos digna que los recién llegados, pensando que solo era capaz de manejar ciertas tareas de asuntos generales. Esto me hizo sentir bastante abatida, y perdí la motivación para cumplir con mis deberes. No puse mi corazón en lo que debía hacer, lo que ocasionó pérdidas en mi trabajo. Luego reflexioné sobre que el deber es una responsabilidad que Dios nos otorga; y ya sea visible o discreto, debería aceptarlo de parte de Dios, someterme y cumplir con las responsabilidades que me corresponden. Sin embargo, debido a que sentía que había perdido prestigio y que no se había satisfecho mi deseo de estatus, empecé a sentirme reacia, a justificarme, a ser negativa y a descuidar mi trabajo. No me esforzaba por pensar en soluciones o resolver los problemas que surgían en mis deberes, ni tampoco estudiaba o aprendía las habilidades necesarias. Como resultado, no pude resolver algunos problemas de manera independiente, lo que aumentó la carga de trabajo para los hermanos y hermanas con los que trabajaba. Mi enfoque en la reputación y el estatus era demasiado fuerte. Solo me preocupaba por mi propia vanidad, orgullo e intereses personales, incluso a expensas de retrasar el trabajo de la iglesia. Vi que no estaba siendo obediente en cuanto a la reasignación de mis deberes, y que no tenía conciencia ni razón alguna.

Más tarde, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Para los anticristos, la reputación y el estatus no son un requisito añadido y, ni mucho menos cosas que son externas a ellos de las que podrían prescindir. Forman parte de la naturaleza de los anticristos, los llevan en los huesos, en la sangre, son innatos en ellos. Los anticristos no son indiferentes a la posesión de reputación y estatus; su actitud no es esa. Entonces, ¿cuál es? La reputación y el estatus están íntimamente relacionados con su vida diaria, con su estado diario, con aquello que buscan día tras día. Por eso, para los anticristos el estatus y la reputación son su vida. Sin importar cómo vivan, el entorno en que vivan, el trabajo que realicen, lo que busquen, los objetivos que tengan y su rumbo en la vida, todo gira en torno a tener una buena reputación y un estatus alto. Y este objetivo no cambia, nunca pueden dejar de lado tales cosas. Este es el verdadero rostro de los anticristos, su esencia. Podrías dejarlos en un bosque primitivo en las profundidades de las montañas y seguirían sin dejar de lado su búsqueda de reputación y estatus. Puedes colocarlos en medio de cualquier grupo de gente e, igualmente, no pueden pensar más que en reputación y estatus. Si bien los anticristos también creen en Dios, consideran que la búsqueda de reputación y estatus es equivalente a la fe en Dios y le asignan la misma importancia. Es decir, a medida que recorren la senda de la fe en Dios, también persiguen la reputación y el estatus. Se puede decir que los anticristos creen de corazón que la búsqueda de la verdad en su fe en Dios es la búsqueda de reputación y estatus; que la búsqueda de reputación y estatus es también la búsqueda de la verdad, y que adquirir reputación y estatus supone adquirir la verdad y la vida. Si les parece que no tienen reputación, ganancias ni estatus, que nadie los admira ni los estima ni los sigue, se sienten muy decepcionados, creen que no tiene sentido creer en Dios, que no sirve de nada, y se dicen a sí mismos: ‘¿Es la fe en dios un fracaso? ¿Es inútil?’. A menudo reflexionan sobre estas cuestiones en su corazón, sobre cómo pueden hacerse un lugar en la casa de Dios, cómo pueden obtener una gran reputación en la iglesia, con el fin de que la gente los escuche cuando hablan, los apoye cuando actúen y los siga adondequiera que vayan, de forma que tengan la última palabra en la iglesia y fama, ganancias y estatus; tales son las cosas en las que de verdad se concentran en su fuero interno, son las cosas que buscan. ¿Por qué están pensando siempre en esas cosas? Tras leer las palabras de Dios, tras escuchar sermones, ¿realmente no entienden todo esto? ¿De verdad no son capaces de discernirlo todo? ¿Realmente las palabras de Dios y la verdad no pueden cambiar sus nociones, ideas y opiniones? No es así en absoluto. El problema radica en ellos, se debe enteramente a que no aman la verdad, porque, en su corazón, sienten aversión por la verdad y, como resultado, no la aceptan en absoluto, lo cual viene determinado por su esencia-naturaleza(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Las palabras de Dios exponen que los que son anticristos consideran la reputación y el estatus como su vida. No importa qué deber realicen o entre quiénes estén, sus pensamientos siempre giran en torno a la reputación y el estatus. Si no obtienen la admiración y el respeto de los demás, sienten que sus vidas carecen de valor. Al reflexionar sobre esto, ¿no eran mis puntos de vista sobre la búsqueda iguales a los de los anticristos? Desde la infancia, me habían influenciado venenos satánicos como: “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar”, “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela” y “El hombre lucha hacia arriba; el agua fluye hacia abajo”. Había hecho de la búsqueda de la reputación y el estatus el objetivo de mi vida, y deseaba ganar la estima de los demás sin importar lo que hiciera. Cuando estaba en la escuela, admiraba a aquellos que ocupaban cargos oficiales y tenían prestigio, creyendo que los apreciaban dondequiera que fueran. Pensaba que, si lograba convertirme en alguien como ellos, mi vida tendría valor. Por eso, estudié mucho esperando que mis esfuerzos me aseguraran un buen trabajo en el futuro y me ganaran la estima de los demás. Después de comenzar a creer en Dios, mis puntos de vista sobre la búsqueda permanecieron iguales. Cuando fui líder, sin importar lo ocupada que estuviera con mis deberes, siempre leía las palabras de Dios, buscando equiparme con más verdades para resolver los problemas de los hermanos y hermanas y así ganarme su estima. Durante las reuniones, constantemente pensaba en cómo compartir, de manera que los hermanos y hermanas no me menospreciaran. Como mi intención era incorrecta y mi estado no era bueno, esto afectaba la eficacia de las reuniones. Cuando pasé a trabajar en asuntos generales, seguí caminando la misma senda. Porque temía ser menospreciada, después de resolver problemas informáticos para los líderes, ni siquiera me atrevía a enfrentar algo tan simple como decirles una palabra, y me sentía muy reprimida por dentro. Luego me volví muy pasiva en mis deberes, lo que también afectó el trabajo. Me di cuenta de que, sin importar el deber que estuviera realizando, todos mis pensamientos e intenciones giraban en torno a mi propia reputación y estatus. ¿No estaba siguiendo el camino de los anticristos? Claramente, yo no era nada. Carecía de las realidades-verdad, mi calibre era bajo y mi carácter corrupto era bastante grave. En lugar de agachar la cabeza y cumplir con mi deber, había estado constantemente preocupada por mi propio orgullo y estatus. Cuando no logré obtenerlos, me angustié, me volví negativa y perdí la motivación para cumplir con mis deberes. La reputación y el estatus realmente me tenían atrapada, y dominaban cada día de mi vida. En todo lo que hacía, deseaba obtener la aprobación y estima de los demás. ¡Vivir así realmente era muy doloroso! Dios me había dado la oportunidad de realizar mi deber para que pudiera perseguir la verdad y lograr un cambio en mi carácter a través del desempeño de mi deber. Sin embargo, no cumplí mi deber con diligencia y tampoco puse esfuerzo en perseguir la verdad. En cambio, siempre estaba buscando la reputación y el estatus para ganar la estima de los demás. Cuando quedaba mal por algo o perdía estatus, lo descargaba en mi deber y actuaba de manera irresponsable al desempeñarlo. Esto era rebelarme contra Dios y resistirme a Él. Ahora veía con claridad que perseguir ciegamente fama, ganancia y estatus era extremadamente peligroso. Siempre que mi fama, ganancia o estatus estuvieran en juego, me resistía y me quejaba; me volvía pasiva y negativa en el deber, lo que generaba pérdidas en el trabajo. Si persistía tercamente en esta actitud, Dios inevitablemente me desdeñaría y me descartaría. ¿Sabes, Nuo Yi? Cuando entendí esto, sentí temor y pensé: “No puedo seguir persiguiendo esta senda equivocada. Debo apreciar por completo la oportunidad que Dios me ha dado para cumplir con mi deber”.

Leí otro pasaje de las palabras de Dios que me ayudó a ganar algo de entendimiento sobre cómo determinar mi posición. Dios Todopoderoso dice: “Si crees que tu calibre es muy escaso y no tienes capacidad para distinguir el bien del mal, ni tampoco capacidad para comprender la verdad, entonces, hagas lo que hagas, no consientas tus ambiciones y deseos, y no reflexiones sobre cómo esforzarte para llegar a ser algún funcionario de la iglesia, para llegar a ser un líder de la iglesia; ser líder no es tan fácil. Si no eres una persona honesta y no tienes amor por la verdad, en cuanto te conviertas en líder, o bien serás un anticristo o bien un falso líder. […] Si tienes un sentido de carga respecto al trabajo de la iglesia y deseas participar en él, eso es bueno; pero debes reflexionar sobre si entiendes la verdad, sobre si eres capaz de comunicarla para resolver los problemas, si realmente puedes someterte a la obra de Dios, y si eres capaz de llevar a cabo correctamente el trabajo de la iglesia de acuerdo con los arreglos del trabajo. Si cumples con estos criterios, puedes presentarte para ser un líder o un obrero. Lo que quiero decir con esto es que, como mínimo, las personas deben tener conciencia de sí mismas. Primero debes fijarte en si eres capaz de discernir a las personas, si puedes entender la verdad y hacer las cosas según los principios. Si cumples estos requisitos, eres apto para ser un líder o un obrero. Si no eres capaz de autoevaluarte, puedes preguntar a las personas que te rodean y que te conocen o están cerca de ti. Si todas te dicen que no tienes el calibre suficiente para ser un líder, y que ya basta con solo hacer bien tu trabajo actual, entonces deberías procurar rápidamente conocerte a ti mismo. Dado que tienes poco calibre, no malgastes todo tu tiempo en querer ser un líder; limítate a hacer lo que puedas, a cumplir con tu deber correctamente, con los pies en el suelo, para poder tener tranquilidad. También esto es bueno. Y si eres capaz de ser un líder, si realmente posees tal calibre y talento, si cuentas con capacidad de trabajo y tienes sentido de la carga, entonces eres justo el tipo de persona con talento que falta en la casa de Dios, y seguro que serás ascendido y cultivado; pero en todo están los tiempos de Dios. Este deseo de ser ascendido no es ambición, pero debes tener el calibre y cumplir los criterios para ser líder. Si tienes poco calibre y aun así pasas todo el tiempo deseando ser un líder, asumir alguna tarea importante, ser responsable del trabajo en general o hacer algo que te permita diferenciarte, entonces te digo: eso es ambición. La ambición puede traer desastres, de modo que deberías tener cuidado con ella. Todas las personas desean progresar y están dispuestas a luchar por la verdad, lo cual no es un problema. Algunos tienen calibre, cumplen los criterios para ser líderes y son capaces de luchar por la verdad, y esto es bueno. Otros no tienen calibre, de forma que deberían apegarse a su propio deber, cumpliendo correctamente el deber que tienen justo delante y haciéndolo de acuerdo a los principios, y a los requerimientos de la casa de Dios; se trata de algo mejor, más seguro y realista para ellos(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Nuo Yi, ¿acaso no has obtenido alguna enseñanza al leer este pasaje de las palabras de Dios? A través de este pasaje, comprendí que, si una persona tiene calibre y capacidad de trabajo, y cumple con los requisitos para ser líder, la casa de Dios seguramente la promoverá y la cultivará. Pero si alguien tiene un calibre bajo y no cumple con los requisitos para ser líder, entonces, incluso si se convierte en líder, no será capaz de realizar un trabajo real e inevitablemente traerá pérdidas a la obra de la iglesia. Siempre había pensado que ser líder me haría ganar la estima de los demás, pero nunca había reflexionado sobre si realmente cumplía con los requisitos para ser líder. Al mirar hacia atrás a mi etapa de líder, no había sido capaz de identificar claramente ni resolver los problemas que surgían en los deberes de los hermanos y hermanas. Cuando había muchas tareas, no había sido capaz de gestionarlas todas a la vez, y ni siquiera había podido realizar correctamente el trabajo que era mi principal responsabilidad. Además, estaba preocupada en exceso por mi estatus, no me preocupaba por buscar los principios-verdad en el cumplimiento de mi deber, y constantemente pensaba en cómo compartir de manera que me ganara la estima de los hermanos y hermanas. Mi corazón no podía comprometerse plenamente con el deber, y mi trabajo no daba resultados. Los líderes superiores habían reasignado mi deber de acuerdo a los principios, lo cual no solo beneficiaría la obra de la iglesia, sino que también era una forma de protegerme. Ahora, el deber que estoy desempeñando requiere que tenga ciertas habilidades técnicas, y he sido capaz de dominar esas habilidades y contribuir en este deber. Este deber se adapta perfectamente a mí. Como Dios dice: “Algunos tienen calibre, cumplen los criterios para ser líderes y son capaces de luchar por la verdad, y esto es bueno. Otros no tienen calibre, de forma que deberían apegarse a su propio deber, cumpliendo correctamente el deber que tienen justo delante y haciéndolo de acuerdo a los principios, y a los requerimientos de la casa de Dios; se trata de algo mejor, más seguro y realista para ellos”. En efecto, que la casa de Dios promueva y cultive a los que cumplen los requisitos para ser líderes es algo bueno, ya que les brinda la oportunidad de recibir más formación y entrar en diversos aspectos de los principios-verdad y aplicar su experiencia práctica para ayudar a los hermanos y hermanas, lo cual es beneficioso para la obra de la iglesia. Aquellos que no cumplen con los requisitos para ser líderes, deberían cumplir fielmente con los deberes que son capaces de hacer y así poder entrar en algunas realidades-verdad para, finalmente, tener la oportunidad de la salvación. Al reconocer esto, he llegado a comprender un poco más la intención de Dios. Dios dispuso estas circunstancias para ayudarme a ganar un entendimiento preciso de mí misma. Necesito encontrar mi posición correcta y realizar mi deber con los pies en la tierra. Esto es lo más importante y demuestra la razón que debo poseer.

Leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Todo el mundo es igual ante la verdad. Quienes son ascendidos y cultivados no son mucho mejores que los demás. Todos han experimentado la obra de Dios alrededor del mismo tiempo. Aquellos que no han sido ascendidos ni cultivados también deben perseguir la verdad mientras cumplen con el deber. Nadie puede privar a nadie del derecho a perseguir la verdad. Algunos son más entusiastas en su búsqueda de la verdad y tienen cierta aptitud, por lo que son ascendidos y cultivados. Esto obedece a las necesidades de la obra de la casa de Dios. Entonces, ¿por qué tiene estos principios de ascender y usar a la gente la casa de Dios? Debido a que existen diferencias en el calibre y la calidad humana de la gente, y cada persona elige una senda distinta, esto conduce a diferentes resultados en la fe de las personas en Dios. Los que persiguen la verdad se salvan y se convierten en el pueblo del reino, mientras que los que en absoluto aceptan la verdad, los que no son leales al hacer su deber, son descartados. La casa de Dios cultiva y utiliza a las personas en función de si persiguen o no la verdad y de si son leales al hacer su deber. ¿Existe alguna distinción de jerarquía entre las diversas personas en la casa de Dios? De momento, no hay jerarquía en cuanto a estos diversos puestos, valía, estatus o prestigio de las personas. Al menos mientras Dios obra para salvar y guiar a la gente, no hay diferencia entre los diversos rangos, puestos, valía o estatus de las personas. Lo único distinto es la división del trabajo y las funciones desempeñadas en el deber. Por supuesto, durante este tiempo, algunas personas, de forma excepcional, son ascendidas y cultivadas para realizar tareas especiales, mientras que otras no reciben dichas oportunidades a causa de diversas razones como problemas con su calibre o su entorno familiar. ¿Pero acaso Dios no salva a quienes no han recibido dichas oportunidades? No es así. ¿Son su valía y su puesto inferiores a los de los demás? No. Todos son iguales ante la verdad, todos tienen la oportunidad de perseguir y recibir la verdad, y Dios trata a todos de forma justa y razonable(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). A través de la lectura de las palabras de Dios, comprendí que, ante la verdad, todos somos iguales. En la casa de Dios, se evalúa a las personas según su calibre, calidad humana y búsqueda de la verdad para determinar si se las puede cultivar. No hay una distinción jerárquica entre quienes son promovidos y cultivados y aquellos que no lo son; la única diferencia radica en la división del trabajo de cada uno. Sin embargo, yo pensaba que ser líder implicaba un estatus superior, como un cargo oficial, mientras que los trabajos de asuntos generales tienen un estatus inferior, como los de un simple obrero. Estaba juzgando los deberes en la casa de Dios con una perspectiva mundana, lo cual no está de acuerdo en absoluto con las palabras de Dios. Las palabras de Dios corrigieron mis puntos de vista falaces. En la casa de Dios, sin importar el deber que se cumpla, la verdad que Dios provee es la misma para todos; y las oportunidades que Dios brinda para ganar la verdad también son iguales. Dios no se fija en el tipo de deber que realizamos, sino en si perseguimos la verdad. Incluso si alguien tiene un calibre bajo, mientras tenga un corazón correcto, se someta a las disposiciones de Dios y practique lo que comprende, Dios igualmente lo esclarecerá y lo guiará. Pensé en mi compañera en el deber, la hermana Hai Lun. Su calibre no era muy bueno, pero tenía un sentido de carga hacia su deber. Aprendía rápidamente cualquier habilidad que necesitara y aceptaba y se sometía de buen grado a cualquier asignación para abordar los problemas, sin importar dónde fuera. Hai Lun ponía su corazón en su deber y, como resultado, recibía la guía y el esclarecimiento del Espíritu Santo y su trabajo tenía un impacto. El carácter de Dios es justo, y Él no muestra favoritismos. Mientras una persona persiga sinceramente la verdad, podrá obtenerla sin importar el tipo de deber que realice. Después de darme cuenta de esto, sentí mucha más claridad en mi corazón. Entendí que, al cumplir con mi deber, debería centrarme en perseguir la verdad en lugar de preocuparme por el estatus.

Nuo Yi, ahora puedo someterme a realizar trabajos de asuntos generales y he aprendido algunas lecciones. Anteriormente, era negativa, holgazaneaba y carecía de carga en mi deber; no me esforzaba en reflexionar para resolver los problemas del trabajo. Ahora, todo ha mejorado mucho. Me esfuerzo en identificar problemas en mis deberes y trabajo activamente para resolverlos. Anteriormente, no tomaba la iniciativa para aprender habilidades técnicas y no dedicaba tiempo ni esfuerzo a estudiar las más complejas. Ahora, estoy dispuesta a aprender las habilidades necesarias para cumplir con mis deberes. Aunque todavía enfrento algunas dificultades, ya no las afronto con el carácter corrupto de antes. A través de la oración y confiando en Dios, he aprendido muchas habilidades técnicas. Antes, veía el ayudar a los hermanos y hermanas con problemas informáticos como una simple tarea. Ahora, me enfoco conscientemente en mi entrada en la vida. Cuando revelo actitudes corruptas en mis deberes, puedo buscar las palabras de Dios para abordar mis problemas y corregir mi estado equivocado. Ya no me perturba el ver que los recién llegados se convierten en líderes. Puedo afrontarlo con calma y correctamente. He comprendido lo importante que es tener un corazón honesto al realizar el deber de uno. No importa cuál sea el deber que cumplamos, tener un corazón puro y sumiso y dar lo mejor de nosotros, nos lleva al esclarecimiento y a la guía de Dios, y uno puede ganar mucho a través de sus deberes. Nuo Yi, al leer esta carta, ¿has ganado algunas sendas de práctica que puedas aplicar en tu vida?

Bueno, esto es todo por ahora. Espero que mi experiencia te haya servido de ayuda y te guíe para que pronto puedas superar tu estado negativo. Espero que te permita abordar tus deberes con un corazón honesto, y que no defraudes los grandes esfuerzos que Dios ha invertido en nosotros. No dudes en escribirme y en compartir cualquier entendimiento o ganancia que tengas.

Atentamente,

Yuxun

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