Lecciones aprendidas a través de la colaboración

22 Dic 2024

Por Lu Qiming, China

Vengo llevando a cabo mi deber de grabar himnos en la iglesia, y la calidad de los himnos grabados es bastante buena. Los hermanos y hermanas generalmente elogian mi trabajo. Pasaron más de diez años rápidamente, y noté que muchos de los himnos que escuchaban fueron grabados por mí, lo que me hacía sentir orgulloso. Luego, la iglesia decidió que el hermano Li Ming trabajara conmigo. Estaba muy interesado en grabar himnos y conocía algunas habilidades. Al principio, me entusiasmaba trabajar con Li Ming, y nos llevábamos bien. Yo trataba de enseñarle las técnicas de grabación que conocía. Cuando Li Ming aprendió algunas técnicas de grabación nuevas, sugirió que usar estos nuevos métodos produciría mejores resultados, y los líderes de la iglesia coincidieron con él en intentarlo. Yo pensé: “Yo hago este deber de grabación hace muchos años y tengo cierto conocimiento de las técnicas de las que hablas. Incluso a mí me parecen desafiantes las nuevas técnicas. Hace pocos días que estás aquí ¿y quieres usar nuevas técnicas para grabar? ¿No estás siendo demasiado arrogante? Además, estas técnicas son complicadas y no es algo que se domine rápidamente. Creo que estás perdiendo el tiempo”. No tomé el tema en serio. Li Ming probó los nuevos métodos torpemente durante varios días y las grabaciones iniciales no fueron muy buenas. Los hermanos y hermanas también sintieron que los resultados no eran satisfactorios. Entonces yo pensé que estas nuevas técnicas no eran efectivas y seguí usando los métodos anteriores para grabar.

Para mi sorpresa, después de un tiempo, los himnos que Li Ming grababa usando las nuevas técnicas mejoraron mucho. Esto generó una sensación de crisis en mí, y pensé: “Los métodos de grabación de Li Ming tienen mérito. Aunque será un tanto desafiante al principio, producen mejores resultados para grabar los himnos, y la mayoría de los hermanos y hermanas los aprueban. Además, las habilidades de Li Ming en esta área están mejorando rápidamente. Si se entrena durante un tiempo y domina estas técnicas, ¿no empezarán todos a admirarlo y enfocarse en él? Entonces yo perderé el estatus en la mente de la gente y mi presencia ya no se notará. Además, es probable que los hermanos y hermanas digan que yo grabo los himnos de la misma manera desde hace muchos años sin hacer ningún progreso, mientras que Li Ming está aquí hace menos de dos meses y ya innovó y produjo mejores resultados que yo. Pensarán que Li Ming es más capaz ¿y acaso no me menospreciarán? ¿Qué pasará con mi reputación entonces? Yo hago este deber de grabación hace muchos años. No puedo permitir que Li Ming me supere tan rápido. No puedo aceptarlo. Pase lo que pase, no puedo permitir que él me opaque”. Para evitar que Li Ming me superara, empecé a levantarme temprano y acostarme tarde para estudiar las técnicas anteriores. Cuando las grabaciones mejoraron y ganaron la aprobación de la mayoría de los hermanos y hermanas, me sentí más tranquilo y pensé: “Esta vez, les demostré a los hermanos y hermanas que sigo siendo mejor que tú. No eres suficientemente bueno, así que ríndete”. Pero, luego, vi que Li Ming seguía estudiando las nuevas técnicas, lo cual me puso bastante nervioso. Me preocupaba que, si tenía éxito, me reemplazara, entonces pensé: “Espero que no avances; es mejor que tu investigación fracase. Así, yo podré mantener mi posición y no me menospreciarán”. Mi preocupación constante era que Li Ming me reemplazara, por eso en mi mente empecé a distanciarme de él y a tener prejuicios en su contra; lo veía de forma cada vez más desfavorable, y mi actitud hacia él se volvió más fría. A veces, cuando veía a Li Ming hablar con entusiasmo y alegría sobre sus nuevas técnicas, pensaba enojado: “¡Ahora eres el centro de atención otra vez!”. Después, cuando veía que Li Ming necesitaba ayuda con su investigación sobre las nuevas técnicas, no quería participar y deseaba con ansias que fracasara. A veces, sentía un dejo de remordimiento al pensar: “No estoy colaborando con él en absoluto. ¿Eso no es contemplar pasivamente mientras él se esfuerza?”. Pero mi carácter corrupto rápidamente suprimía ese atisbo de conciencia. Finalmente, para que Li Ming abandonara su investigación sobre las nuevas técnicas, empecé a crear excusas, diciendo adrede cosas como: “El trabajo de grabar himnos ahora es bastante urgente, y tu investigación sobre las nuevas técnicas lleva demasiado tiempo. Deberías parar”. Sin embargo, él no se dejaba influenciar por mis palabras y continuaba con su meticulosa investigación.

Un día, Li Ming reveló un carácter arrogante, insistió en hacer las cosas a su manera, y lo podaron. Yo me sentí satisfecho en secreto y pensé: “¿Ves? Esto es lo que pasa cuando presumes. Estás aquí hace pocos días, y solo porque sabes un poco, piensas que puedes venir y causar sensación mostrando lo brillante que eres. Ahora que te podaron, te calmarás”. Durante ese tiempo, Li Ming me parecía cada vez más desagradable. Cuando trabajábamos juntos en nuestros deberes, casi no nos hablábamos, y cuando lo hacíamos, era solo por necesidad. Había una distancia emocional significativa entre nosotros. Me di cuenta de que me encontraba atrapado en la búsqueda de fama y estatus, pero no podía desprenderme de eso. El torbellino emocional que sentía en ese momento era indescriptible. Cada día, me sentía agotado, mi espíritu estaba agitado y estaba particularmente fatigado. Debido a la falta de colaboración armoniosa entre nosotros, los efectos de los himnos que grabábamos eran malos, lo cual también afectaba el avance de nuestro trabajo. Estos resultados me afligían mucho, pero me sentía atascado y no sabía cómo cambiar la situación. Durante ese período, muchas veces me venía a la mente un pasaje de las palabras de Dios: “Si en vida no sufres por la verdad o buscas obtenerla, ¿es posible que desees sentir arrepentimiento en la hora de tu muerte? Si es así, entonces, ¿por qué creer en Dios? […] ¿Qué puedes ganar por vivir por el bien de tu carne y afanarte por el beneficio y la fama?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Ya que crees en Dios, deberías vivir para la verdad). Meditaba reiteradas veces sobre las palabras de Dios y pensaba: “¿Realmente, por qué creo en Dios hace tantos años? ¿Es solo para competir con mi hermano por la fama y la ganancia? ¿Qué puedo obtener en última instancia si creo en Dios de esta manera? Durante este tiempo, competí con mi hermano por la fama y la ganancia, caí en la oscuridad y perdí la obra del Espíritu Santo, y eso me causó dolor y tormento. Eso es porque Dios me aborrece y me odia. ¿Qué sentido tiene cumplir con mi deber de esta manera?”. Le oré a Dios: “Dios, viví persiguiendo la fama y la ganancia, y eso ha sido muy doloroso. Por favor, guíame para salir de este estado, para que pueda trabajar en armonía con mi hermano, siendo del mismo sentir, para poder cumplir bien con nuestros deberes”.

Luego, me encontré con un pasaje de las palabras de Dios: “Cada uno de vosotros ha subido a la cumbre de las multitudes; habéis ascendido a ser los antepasados de las masas. Sois extremadamente arbitrarios, y corréis frenéticamente entre todos los gusanos en busca de un lugar tranquilo y tratáis de devorar a los gusanos más pequeños que vosotros. Sois maliciosos y siniestros en vuestro corazón, e incluso superáis a los fantasmas que se han hundido en el fondo del mar. Vivís en lo hondo del estiércol, molestáis a los gusanos de arriba abajo hasta que no tienen paz, y estos luchan entre sí durante un tiempo y después se calman. No conocéis vuestro propio estatus, y aun así peleáis entre vosotros en el estiércol. ¿Qué podéis conseguir de esa lucha? Si de verdad tuvierais un corazón temeroso de Mí, ¿cómo podríais pelear unos con otros a Mis espaldas? Independientemente de lo elevado que sea tu estatus, ¿acaso no sigues siendo un apestoso gusanito en el estiércol? ¿Serás capaz de hacer que te crezcan alas y convertirte en una paloma en el cielo?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cuando las hojas caídas regresen a sus raíces, lamentarás todo el mal que has hecho). Después de leer las palabras de Dios, comprendí algo de mí. Antes, creía que por haber llevado a cabo mi deber de grabar himnos durante tantos años tenía una aptitud especial y era único. Me tenía en alta estima, y creía que mis escasas destrezas y habilidades merecían la admiración de los demás. Siempre me había apreciado y tenía una autoestima alta. Cuando Li Ming empezó a trabajar conmigo, al principio no lo admiraba. Pero cuando progresó con las nuevas técnicas y se ganó la aprobación de los hermanos y hermanas, empezó a preocuparme que me superara en el futuro. Para mantener mi estatus en la mente de los hermanos y hermanas, empecé a ver a Li Ming como un rival y competía en secreto con él. Aunque sabía que las viejas técnicas de grabación que yo usaba tenían un potencial limitado para la mejora, no tenía la voluntad de desprenderme de mí mismo y aprender las nuevas técnicas. Después, al ver que Li Ming se volvía cada vez más competente con las nuevas técnicas y que algunos hermanos y hermanas también aprobaban su uso, sentí la amenaza de que quizás podría ser reemplazado. Comencé a verlo desfavorablemente en todos los aspectos, y deseaba que fracasara en su investigación. Cuando lo podaron, sentí satisfacción y me deleité con su desgracia. Además, cuando él estaba en dificultades, no le ofrecía ayuda e incluso traté de suprimir su positivismo hacia su investigación haciendo comentarios cínicos, con la esperanza de que se rindiera y así se asegurara mi posición. Me había enfocado en competir por la fama y la ganancia, preocupado solo por mantener mi estatus y que no me reemplazaran. En realidad, no importa cuántos talentos especiales tenga una persona, o cuán grande sea su habilidad, a los ojos de Dios, es solo un pequeño ser creado, sin nada de qué alardear o por qué ser arrogante. Y sin embargo, con mi minúscula habilidad, yo me había vuelto vanidoso y pensaba que era diferente a los demás, y siempre buscaba una posición en el corazón de la gente para disfrutar de su admiración. ¡Qué arrogante e irrazonable había sido!

Luego, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “¡Humanidad cruel! La confabulación y la intriga, robarse y agarrarse entre ellos, la lucha por la fama y la fortuna, la masacre mutua, ¿cuándo se van a terminar? A pesar de que Dios ha hablado cientos de miles de palabras, nadie ha entrado en razón. La gente actúa por el bien de sus familias, hijos e hijas, por sus carreras, perspectivas de futuro, posición, vanidad y dinero, por comida, ropa y por la carne. Pero ¿existe alguien cuyas acciones sean verdaderamente por el bien de Dios? Incluso entre aquellos que actúan por el bien de Dios, casi nadie lo conoce. ¿Cuántas personas no actúan por sus propios intereses? ¿Cuántos no oprimen ni condenan al ostracismo a los demás con el propósito de proteger su propia posición?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los malvados deben ser castigados). Las palabras de Dios me perforaron el corazón como una espada afilada. En Sus palabras de juicio y castigo, vi que, por proteger mi estatus, había descuidado los intereses de la iglesia, suprimido y aislado a Li Ming y conspirado y competido por la fama y la ganancia, sin lugar para Dios en mi corazón. Pensé que cuando Li Ming recién llegó, yo pude ayudarlo con amor y tener un trato armonioso con él. Pero luego, al ver que trabajaba en las nuevas técnicas, temí que me superara y yo perdiera el estatus que había logrado en la mente de los hermanos y hermanas a lo largo de los años. Esto me había hecho sentir resentimiento hacia él y aislarlo, deseando con ansias que fracasara en su investigación. También evitaba hablar con él, e incluso traté por todos los medios posibles de hacerlo tropezar y aplacar su entusiasmo. ¡Mi naturaleza era verdaderamente malévola! Grabar himnos es enormemente edificante para la vida de los hermanos y hermanas y es importante para divulgar el evangelio y dar testimonio de Dios. Las viejas técnicas de grabación que yo usaba se habían vuelto obsoletas, y usar nuevas técnicas podía producir mejores resultados en la grabación de los himnos, lo cual beneficiaría el trabajo evangélico. Como yo no había encontrado una solución mejor, debería haber colaborado armoniosamente y siendo del mismo sentir con Li Ming en la investigación de las nuevas técnicas. Sin embargo, no había considerado los intereses de la casa de Dios e incluso había socavado un trabajo tan crucial para proteger mi reputación y estatus. Esto demostraba que no tenía ni una pizca de humanidad, ni de consciencia o razón. ¡Había sido sumamente egoísta! Al competir y conspirar constantemente contra Li Ming, había perturbado el trabajo de grabación de himnos, cegado por mi ansia de fama, ganancia y estatus, y había hecho cosas que se oponían a Dios. Había convertido el lugar donde cumplía con mi deber en un campo de batalla, y mi deber en una herramienta para asegurar mi estatus y mi sustento. ¡Dios verdaderamente detestaba y aborrecía esto! Pensé en Pablo, que también compitió por la fama y la ganancia. Cuando Dios le confió a Pedro la responsabilidad de guiar a las iglesias, y los hermanos y hermanas realmente respetaban y apoyaban a Pedro, Pablo se puso celoso y subestimó a Pedro adrede, y dio testimonio de sí mismo. Pablo se ganó el elogio y la admiración de las personas, y así cumplió su deseo de fama y estatus, pero estaba en la senda equivocada, llevando a la gente hacia él, y finalmente fue descartado y castigado por Dios. Mi opinión sobre lo que debía perseguir y la senda que seguía eran las mismas que las de Pablo, y si seguía así sin arrepentirme, ¡también enfrentaría el mismo castigo! Si seguía aferrándome con fuerza a la reputación y el estatus, sería sumamente tonto y lamentable.

Luego, leí más palabras de Dios: “Desde el comienzo de Su obra a lo largo del universo, Dios ha predestinado a muchas personas para que lo sirvan, incluyendo a aquellos de toda condición social. Su propósito es satisfacer Sus intenciones y asegurarse de que Su obra en la tierra se complete sin problemas. Este es el propósito de Dios al elegir a las personas para que lo sirvan. Toda persona que sirve a Dios debe entender Su intención. Esta obra suya hace más evidente para las personas la sabiduría y la omnipotencia de Dios, y los principios de Su obra en la tierra(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La necesidad de depurar el servicio religioso). A partir de las palabras de Dios, comprendí que Él selecciona a personas de todas las clases para difundir Su trabajo evangélico, y los dones y talentos de las personas provienen de Dios. Dios designa a las personas para ciertos deberes y les da los talentos correspondientes, para que puedan utilizar efectivamente sus especialidades al llevar a cabo su deber, lo cual beneficia el trabajo de la casa de Dios. Li Ming tenía un talento para investigar nuevas técnicas, mientras que yo tenía cierta experiencia técnica. Era por la soberanía y la disposición de Dios que podíamos cumplir con nuestros deberes juntos, y Él quería que complementáramos las fortalezas y debilidades de cada uno y colaboráramos armoniosamente para cumplir nuestros deberes bien. Esa era la intención de Dios. Al reconocer esto, ya no quise vivir en mi carácter corrupto. A medida que las habilidades de Li Ming mejoraban, noté que los resultados de usar las nuevas técnicas de grabación eran cada vez mejores, y reconocí que adoptar estos nuevos métodos era más beneficioso para el trabajo de la casa de Dios. Estaba dispuesto a dejar de lado mi orgullo y aprender de Li Ming. Sin embargo, también pensé: “Llevo a cabo este deber desde hace muchos años, y los hermanos y hermanas me tienen en gran estima. Pero Li Ming, que acaba de llegar, hizo avances en la técnica. Si ahora me humillo para aprender de él, ¿qué pensarían de mí los hermanos y hermanas? ¡Sería tan vergonzoso!”. Este pensamiento me hizo sentir muy incómodo, y me costaba desprenderme de mi ego, porque me daba cuenta de que estaba demasiado apegado a mi estatus. Reflexioné que Cristo vino a la tierra con humildad y escondido y nunca se elevó por Su estatus ni presumió. Me di cuenta de que mi habilidad y logros escasos me volvían demasiado orgulloso, y buscaba la admiración de los demás. No tenía autoconciencia y era demasiado arrogante. Las habilidades y talentos que tenía me los dio Dios, y no tenía nada de qué presumir. Si no estaba dispuesto a humillarme y aprender del hermano, tampoco mejoraría técnicamente. Entonces le oré a Dios: “Dios, estoy dispuesto a dejar de lado mi orgullo y estatus para aprender de Li Ming. Por favor, dame la fuerza para estar abierto y colaborar armoniosamente con el hermano”.

Un día, solo estábamos Li Ming y yo en el estudio, y tomé la iniciativa de sincerarme con él sobre mi estado. Le conté que había competido con él por la fama y la ganancia. Li Ming también compartió su propio estado conmigo. Después de hablar, la barrera en mi corazón desapareció y me sentí mucho más aliviado, como si hubiera desaparecido un muro que había entre nosotros. También leí dos pasajes de las palabras de Dios, que me dieron una guía práctica de cómo colaborar armoniosamente al cumplir con nuestro deber en el futuro. Dios Todopoderoso dice: “Seáis hermanos o hermanas más jóvenes o más mayores, sabéis la función que deberíais llevar a cabo. Los más jóvenes no son arrogantes; los más mayores no son negativos ni retroceden. Además, ellos son capaces de usar las fuerzas de los demás para compensar sus debilidades y pueden servirse los unos a los otros sin prejuicio alguno. Se construye un puente de amistad entre los hermanos y hermanas más jóvenes y los más mayores, y gracias al amor de Dios, sois capaces de entenderos mejor unos a otros. Los hermanos y hermanas más jóvenes no miran con desprecio a los más mayores ni estos son santurrones: ¿no es esto un armonioso compañerismo? Si todos tenéis tal determinación, entonces la voluntad de Dios se cumplirá sin duda en vuestra generación(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de que todos cumplan su función). “Debéis conseguir una cooperación armoniosa a efectos de la obra de Dios, para beneficio de la iglesia y para estimular a vuestros hermanos y hermanas. Debéis coordinaros con otros, corrigiéndoos mutuamente y alcanzando un mejor resultado de trabajo, con el fin de mostrar consideración con las intenciones de Dios. Esta es la verdadera cooperación y solo aquellos que se dediquen a ella lograrán la verdadera entrada(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Servid como lo hacían los israelitas). La intención de Dios es que los mayores no sean sentenciosos o se aferren a cosas obsoletas, y que los jóvenes no sean arrogantes. Deberían trabajar juntos armoniosamente para cumplir sus deberes bien. Aunque yo había llevado a cabo ese deber durante mucho tiempo, no había hecho mucho progreso con la tecnología de grabación. Li Ming estaba interesado en investigar nueva tecnología y ya había tenido algunos logros. Él tenía las habilidades que a mí me faltaban, de modo que colaborar con él podía compensar mis fallas y ser beneficioso para nuestros deberes. Debía humillarme y aprender nuevas técnicas de él, trabajando juntos para cumplir nuestros deberes bien. Después de eso, aprendí e investigué la nueva tecnología junto con Li Ming. Con la guía de Dios, nuestro pensamiento se aclaró mientras estudiábamos las habilidades, y algunos problemas que antes eran difíciles de resolver se arreglaban rápidamente.

A través de este período de experiencia, sentí en lo profundo que vivir para la fama y el estatus era increíblemente doloroso, y me llevaba a la oscuridad en mi corazón y a un sufrimiento indescriptible sin salida. Vi que estaba profundamente corrompido por Satanás, con un fuerte deseo de estatus, y era demasiado arrogante. Al mismo tiempo, también experimenté que el carácter de Dios es justo y santo, y no puede ofenderse, como Dios dijo: “Me aparezco ante el reino santo y me oculto de la tierra de la inmundicia(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 29). Cuando vivía en el carácter corrupto de buscar la fama y la ganancia, Dios me despreciaba y se escondía de mí, y yo vivía en la oscuridad y sufría mucho en mi alma. Sin embargo, cuando acepté el juicio y el castigo de las palabras de Dios y me dispuse a dejar de lado mi orgullo y estatus para colaborar con Li Ming, vi la obra y la guía del Espíritu Santo. Las palabras de Dios me dieron liberación y libertad, y sentí en lo profundo de mi corazón lo maravilloso que es practicar la verdad y vivir según las palabras de Dios.

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