Cómo tratar a los líderes según los principios
Por Xiaoqing, China En el verano de 2016, era bastante novata en un puesto de liderazgo de la iglesia. Un día, la hermana Wang, líder...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
Durante las elecciones de la iglesia en 2023, escuché que algunos hermanos y hermanas querían votar por mí, pero en mi interior no deseaba ser líder. Recordé que, tiempo atrás, un líder dispuso que algunos hermanos y hermanas trasladaran las ofrendas. Sin embargo, debido a que eligió a las personas equivocadas, el gran dragón rojo confiscó las ofrendas y varios hermanos y hermanas fueron arrestados. La iglesia estaba investigando las razones concretas y, aunque no se ha destituido al líder, sigue siendo una transgresión seria. También pensé en una hermana que conocí anteriormente, quien, mientras era líder, actuó conforme a sus propios deseos y retrasó el trabajo. Con el tiempo, se convirtió en una falsa líder y la destituyeron. Al reflexionar sobre todo eso, me sentí muy inquieta, pues creía que la responsabilidad de ser líder era significativa y que, en caso de violar los principios con sus acciones, era probable que los destituyeran en cualquier momento. Pensé: “Ahora la obra de Dios ha llegado a su etapa final, y también es el momento en que Dios determina el desenlace de cada persona. Si, en este momento crucial, no solo no logro preparar buenas obras, sino que además hago el mal y me condenan, ¿cómo podría tener un buen desenlace? Sería mejor ocuparme de un trabajo sencillo y sin riesgos”. Con esto en mente, ya no me sentí dispuesta a asumir el rol de líder. Unos días después, durante las elecciones de la iglesia, me eligieron líder. Al ver este resultado, no me sentí feliz; en cambio, me sentí reprimida y dolida. Pensé: “No aceptarlo mostraría falta de sumisión. Si lo acepto, no solo tendré que trabajar más y sufrir más que los demás, sino que, además, si echo a perder el trabajo, no sería un problema menor. En caso de que ofendiera el carácter de Dios, mi camino de fe en Él llegaría a su fin, y ¿no habrían sido en vano todos los años que he creído en Dios? Sería mejor que cumpliera bien con mi deber actual y de manera realista”. Cuando lo pensé de esa manera, muy dentro de mí, me sentí culpable, pero al pensar en la gran responsabilidad de ser líder y la rapidez con la que se los revela y descarta si cometen un error, seguía sin querer asumir el rol de líder. Sentía una lucha interna constante, como un tira y afloja. Entonces, oré a Dios y le pedí que me guiara y orientara.
Un día, leí un pasaje de las palabras de Dios y me conmovió profundamente. Dios Todopoderoso dice: “Si te parece que puedes cumplir con un determinado deber, pero también temes cometer un error y ser descartado, y entonces estás cohibido, estancado, y no puedes progresar, ¿acaso no es esa una actitud sumisa? Por ejemplo, si tus hermanos y hermanas te eligen como líder, puede que te sientas obligado a cumplir este deber porque te han elegido, pero no lo consideras con una actitud proactiva. ¿Por qué no eres proactivo? Porque piensas cosas al respecto y te parece que: ‘Ser líder no es nada bueno. Es como caminar por el filo de la navaja o pisar en hielo fino. Si hago un buen trabajo, no obtendré ninguna recompensa, pero si lo hago mal, se me podará. Y la poda no es siquiera lo peor de todo. ¿Y si me sustituyen o me descartan? Si eso ocurriera, ¿acaso no sería mi final?’. En ese momento, empiezas a sentirte en conflicto. ¿Qué es esta actitud? Eso es ser precavido y no comprender. Esta no es una actitud que la gente deba tener hacia su deber. Es una actitud desmoralizada y negativa. Entonces, ¿cómo debe ser una actitud positiva? (Deberíamos ser francos y sinceros, y tener el valor de asumir cargas). Debería ser una sumisión y una cooperación proactiva. Lo que decís resulta un poco vacío. ¿Cómo puedes ser franco y sincero si estás así de asustado? ¿Y qué significa tener valor para asumir cargas? ¿Qué mentalidad te concederá el valor de aceptarlas? Si siempre tienes miedo de que algo vaya mal y de que no vas a ser capaz de lidiar con ello y tienes muchos obstáculos internos, entonces en el fondo carecerás del valor para asumir las cargas. Eso que decís de ‘ser franco y sincero’, de ‘tener el valor de asumir cargas’ o ‘no retroceder ni siquiera ante la muerte’ suena un poco como las consignas que gritan los jóvenes furiosos. ¿Pueden estas resolver algún problema práctico? Lo que hace falta ahora es una actitud correcta. Para poseer una actitud correcta, debes entender este aspecto de la verdad. Esta es la única manera de resolver tus dificultades internas y permitir que aceptes sin reservas esta comisión, este deber. Esta es la senda de práctica, y solo esta es la verdad. Si utilizas términos como ‘ser franco y sincero’ y ‘tener el valor de asumir cargas’ para abordar el miedo que sientes, ¿será efectivo? (No). Eso indica que estas cosas no son la verdad ni son una senda de práctica. Puedes decir: ‘Soy franco y sincero, tengo una estatura indomable, no hay otros pensamientos ni contaminantes en mi corazón, y tengo el valor de asumir cargas’. Por fuera, tú asumes tu deber, pero más tarde, después de meditarlo durante un tiempo, sigues sintiendo que no puedes asumirlo. Puede que sigas sintiendo miedo. Además, puede que veas cómo podan a otros, y te vuelvas aún más temeroso, como un perro azotado que teme la correa. Sentirás cada vez más que tu estatura es demasiado pequeña, y que este deber es como un abismo inmenso e infranqueable, y finalmente seguirás siendo incapaz de asumir esta carga. Por eso entonar consignas no puede resolver los problemas prácticos. Entonces, ¿cómo puedes resolver realmente este problema? Debes buscar activamente la verdad y adoptar una actitud sumisa y cooperativa. Eso puede resolver completamente el problema. La timidez, el miedo y la preocupación resultan inútiles. ¿Existe alguna relación entre ser revelado y descartado y ser un líder? Si no eres un líder, ¿desaparecerá tu carácter corrupto? Tarde o temprano debes resolver el problema de tu carácter corrupto. Además, si no eres un líder, entonces no tendrás más oportunidades de practicar y progresarás lentamente en la vida, contando con pocas oportunidades para ser perfeccionado. Aunque se sufre un poco más al ser un líder o un obrero, también genera muchas ganancias, y si puedes recorrer la senda de la búsqueda de la verdad, puedes ser perfeccionado. ¡Qué gran bendición es esa! Así que debes someterte y colaborar activamente. Es tu deber y tu responsabilidad. Sin importar el camino que tengas por delante, deberías tener un corazón sumiso. Esta debe ser la actitud con la que has de cumplir con tu deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). Las palabras de Dios expusieron los pensamientos de mi corazón de manera tan exhaustiva que me sentí avergonzada y apenada. Reflexioné sobre mí misma acerca de por qué había tenido tanto miedo de ser líder. Fue porque había visto cómo un líder, al organizar el traslado de las ofrendas, eligió a las personas equivocadas. Esto resultó en la confiscación de las ofrendas por parte del gran dragón rojo, el arresto de varios hermanos y hermanas, y en cómo la casa de Dios estaba investigando y gestionando el asunto. Por lo tanto, me había preocupado que, si me convertía en líder y cometía un grave error en el trabajo, eso no solo le causaría pérdidas a la iglesia, sino que también retrasaría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Eso sería una transgresión enorme, quedaría en evidencia rapidamente y me descartarían de inmediato. Así que, en su lugar, sería más seguro asumir un trabajo que implicara una sola tarea. Siempre consideraba mis propios intereses y no me había atrevido a aceptar el deber de ser líder. Vi que había sido demasiado egoísta y no había mostrado ningún rastro de sumisión. Aunque ser líder implica más trabajo, brinda mayores posibilidades de formación, más oportunidades para adquirir la verdad y un crecimiento en la vida más rápido. Las intenciones sinceras de Dios estaban detrás de ello, pero no las comprendía. En cambio, albergaba reservas y malentendidos hacia Dios en mi corazón. ¿No era profundamente doloroso para Él? Debo someterme, cooperar activamente y buscar la verdad para resolver mi cautela y mis malentendidos respecto a Dios.
Luego, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Aunque se entreguen por completo a su deber, renuncien a su trabajo y a su familia, si no le dan a Dios su corazón y se guardan de Él, ¿es ese un buen estado? ¿Es ese el estado normal de entrar en la realidad-verdad? ¿No es aterrador en lo que puede llegar a convertirse este estado en el futuro? Si una persona continúa en este estado, ¿puede obtener la verdad? ¿Puede obtener la vida? ¿Puede entrar en la realidad-verdad? (No). ¿Sois conscientes de que vosotros mismos poseéis este mismo estado? Cuando os dais cuenta de ello, ¿pensáis para vosotros mismos: ‘¿Por qué siempre estoy en guardia contra Dios? ¿Por qué pienso siempre así? ¡Pensar así es tan espantoso! Es oponerse a Dios y rechazar la verdad. Ponerse en guardia contra Dios es lo mismo que resistirse a Él’? El estado de estar en guardia contra Dios es igual que ser un ladrón: no te atreves a vivir en la luz, tienes miedo de revelar tus rostros demoníacos y, al mismo tiempo, tienes miedo: ‘Con Dios no se juega. Él puede juzgar y castigar a la gente en todo momento y lugar. Si enfadas a Dios, en los casos leves te podará y en los graves te castigará, te enfermará o te hará sufrir. La gente no puede soportar esas cosas’. ¿Acaso la gente no tiene estos malentendidos? ¿Es este un corazón temeroso de Dios? (No). ¿No es aterrador este tipo de estado? Cuando una persona está en este estado, cuando se pone en guardia contra Dios, y siempre tiene estos pensamientos, cuando siempre tiene este tipo de actitud hacia Dios, ¿está tratando a Dios como tal? ¿Es esto creer en Dios? Cuando una persona cree en Dios de esta manera, cuando no trata a Dios como tal, ¿no es eso un problema? Como mínimo, las personas no aceptan el carácter justo de Dios ni aceptan el hecho de Su obra. Piensan: ‘Es cierto que Dios es misericordioso y amoroso, pero también es iracundo. Cuando la ira de Dios cae sobre una persona, es desastroso. Puede herir de muerte a la gente en cualquier momento, y destruir a quien quiera. No provoques la ira de Dios. Es cierto que Su majestad y Su ira no permiten ofensa alguna. Mantén las distancias con Él’. Si una persona tiene este tipo de actitud y estas ideas, ¿puede presentarse plena y sinceramente ante Dios? No puede” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo al practicar la verdad es posible despojarse de las cadenas de un carácter corrupto). Al meditar las palabras de Dios y reflexionar sobre mí misma, me di cuenta de que, aunque había creído en Dios durante muchos años y, en apariencia, había renunciado a mi familia y a mi carrera para cumplir con mi deber, jamás le había entregado realmente mi corazón a Dios. Siempre me había aferrado a las reglas de supervivencia de Satanás, como “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída” y “La cima es un lugar solitario”, y las consideraba máximas y palabras sabias. Había vivido según esas reglas y, como resultado, no creía en el carácter justo de Dios. Había pensado que la casa de Dios era igual al mundo, que carecía de equidad y justicia, y que Dios era como las personas corruptas, e incluso había creído que un error mínimo e involuntario llevaría a que me condenaran y me descartaran. Así que, cuando vi que a algunas personas las podaban o las destituían, internamente me volví aún más cautelosa con respecto a Dios. Me había preocupado que, si llegaba a ser líder y no hacía bien el trabajo, me destituirían y me descartarían, y consideraba que sería más seguro limitarme a llevar a cabo un trabajo que implicara una sola tarea. Debido a estas opiniones falaces, no pude someterme a la orquestación y los arreglos de Dios. En realidad, que una persona sea revelada o descartada no depende de su estatus, sino de la senda que recorre. Si alguien no persigue la verdad, aunque no tenga estatus, de todas formas lo revelarán y lo descartarán. Es posible que algunos líderes y obreros se desvíen del camino correcto y cometan errores en su trabajo. Sin embargo, pueden buscar la verdad, reflexionar sobre sí mismos y esforzarse por actuar conforme a los principios. Y cuanto más cumplen con su deber, más logran entender la verdad en profundidad. Para tales personas, asumir el rol de líder es un medio que les permite alcanzar la perfección. A la líder que había conocido antes, la destituyeron porque no dedicó tiempo ni energía a los principios-verdad, trastornó y perturbó el trabajo, y se negó firmemente a conocerse a sí misma. Incluso cuando expusieron sus problemas y se habló de ellos, en lugar de arrepentirse, discutió y se defendió, lo que llevó a su destitución. Asimismo, los anticristos que la casa de Dios expulsó no fracasaron debido a su estatus ni los descartaron por una sola transgresión, sino porque, durante el tiempo que fueron líderes, actuaron de manera imprudente y despótica, y formaron facciones para establecer reinos independientes, lo que perturbó seriamente el trabajo de la iglesia. Incluso después de ser podados y advertidos, se negaron tenazmente a arrepentirse. Los expulsaron y los descartaron porque pertenecen a la categoría de personas que sienten aversión por la verdad y la odian. Su esencia-naturaleza y el camino que habían recorrido determinaron su fracaso. En la casa de Dios, la decisión de destituir o descartar a alguien no se basa en un comportamiento pasajero ni en un único error cometido, sino en su esencia-naturaleza y un comportamiento constante. Además, Dios le ofrece a cada persona múltiples oportunidades de arrepentirse. No es cierto que se expulse o se descarte a todo aquel que comete un error. Al igual que con la líder de nuestra iglesia, aunque hubo un problema significativo con los arreglos para el traslado de las ofrendas, más tarde buscó la verdad, reflexionó sobre sí misma y se mostró dispuesta a arrepentirse. Como resultado, hasta ahora no la han destituido. Me di cuenta de que creer que “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída”, en esencia, no se ajusta a la verdad, ¡y entendí cuán distorsionada era mi forma de pensar! Me había preocupado constantemente por mi futuro y mi suerte; temía que si llegaba a ser líder y echaba a perder el trabajo, no tendría un buen desenlace ni un buen destino. Si esas búsquedas erróneas y puntos de vista incorrectos no se resolvían buscando la verdad, aunque no llegara a ser líder, debido a que mi naturaleza de resistirme a Dios estaba tan arraigada, a la larga me descartarían. En ese momento, sentí que vivir según la filosofía de Satanás era muy peligroso, porque podría hacer que me rebelara contra Dios y me apartara de Él en cualquier momento o lugar.
Después, leí estas palabras de Dios: “Los anticristos jamás obedecen lo que dispone la casa de Dios y siempre vinculan estrechamente su deber, fama, ganancias y estatus con su esperanza de recibir bendiciones y un destino futuro; como si una vez hubieran perdido su reputación y estatus no les quedara esperanza de recibir bendiciones y recompensas. A ellos eso les da la impresión de que desperdician sus vidas. Piensan: ‘He de ser prudente, no debo ser descuidado. No se puede confiar en la casa de dios, en los hermanos y hermanas, en los líderes y obreros, ni siquiera en dios. No puedo confiar en ninguno de ellos. La persona en la que más puedes confiar y más digna de confianza eres tú mismo. Si no haces planes para ti, entonces, ¿quién va a cuidar de ti? ¿Quién va a considerar tu futuro? ¿Quién va a considerar si vas a recibir o no bendiciones? Por tanto, tengo que hacer planes y cálculos cuidadosos por mi propio bien. No puedo cometer errores o ser levemente descuidado, de lo contrario, ¿qué haré si alguien trata de aprovecharse de mí?’. Así, se protegen de los líderes y obreros de la casa de Dios temiendo que alguien discierna o detecte cómo son y los acaben relegando y su sueño de bendiciones se estropee. Creen que deben mantener su reputación y estatus para tener esperanza de recibir bendiciones. Un anticristo considera que ser bendecido es más grande que los propios cielos, más grande que la vida, más importante que perseguir la verdad, que el cambio de carácter o la salvación personal y más relevante que desempeñar bien su deber y convertirse en un ser creado de calidad razonable. Les parece que convertirse en un ser creado dentro de lo normal, cumplir bien su deber y lograr la salvación son cosas nimias que ni merece la pena mencionar o comentar, mientras que obtener bendiciones es la única cosa en toda su vida que no se ha de descuidar. Todo lo que encuentran, sea grande o pequeño, lo relacionan con ser bendecidos, se muestran increíblemente precavidos y atentos y siempre se aseguran de tener un plan B” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones). A través de las palabras de Dios, me di cuenta de que, sin importar qué situación enfrenten los anticristos, primero analizan si pueden obtener bendiciones o no. Mientras algo sea beneficioso para obtener bendiciones, lo harán; pero si no lo es, no lo harán. Nunca piensan en sus responsabilidades, sus deberes ni en los intereses de la casa de Dios. Al reflexionar sobre mi propio comportamiento, me di cuenta de que había actuado de la misma manera. Los hermanos y hermanas me eligieron líder, lo que representó una exaltación de Dios y una oportunidad para formarme. Debí haber cooperado activamente, pero le daba demasiada importancia a obtener bendiciones y ponía primero mi propio futuro y mi porvenir. En cuanto pensé en las grandes responsabilidades de ser líder y en el posible impacto negativo que podría tener en mi futuro y mi destino en caso de cometer alguna transgresión, me volví reacia a asumir el rol. Había considerado que obtener bendiciones era más importante que mis propios deberes y responsabilidades. ¡Realmente fui egoísta y no tenía humanidad! Al darme cuenta, hice una oración de arrepentimiento a Dios y asumí el deber de ser líder de manera activa.
Poco después, me pusieron a cargo del traslado de las ofrendas. Aún sentía algo de temor en mi corazón y me preocupaba que, debido a una organización inadecuada de mi parte, pudiera ocurrir un error, y entonces quise echarme atrás. En ese momento, reconocí que ese estado no era correcto, así que me presenté ante Dios para orar: “¡Oh, Dios! Veo que soy demasiado egoísta y nuevamente me concentro en mi propio futuro y porvenir. Con este deber que he recibido hoy, deseas verificarme. No debo vivir con miedo ni tener en cuenta mis propios intereses. Debo confiar en Ti, cooperar de acuerdo con los principios, asumir esta carga de manera activa y dejar de pensar en mis ganancias o pérdidas”. Después de la oración, pensé en un pasaje de las palabras de Dios: “¿Qué clase de persona se atreve a asumir responsabilidades? ¿Qué clase de persona tiene el valor de llevar una pesada carga? Alguien que asume el liderazgo y da un paso adelante con valentía en el momento más crucial de la obra de la casa de Dios, que no teme cargar con una gran responsabilidad y soportar grandes dificultades, cuando ve la obra más importante y crucial. Se trata de alguien leal a Dios, un buen soldado de Cristo. ¿Es que todos los que temen asumir responsabilidades en su deber lo hacen porque no entienden la verdad? No; es un problema de su humanidad. No tienen sentido de la justicia ni de la responsabilidad. Son personas egoístas y viles, no son creyentes sinceros de Dios, y no aceptan la verdad en lo más mínimo. Por esta razón, no pueden ser salvados” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I)). Mientras pensaba en las palabras de Dios, comprendí que quienes creen en Él sinceramente y poseen una buena humanidad cumplen sus deberes con responsabilidad. Protegen los intereses de la casa de Dios sin considerar sus propias ganancias o pérdidas. Especialmente en los trabajos cruciales, enfrentan las dificultades sin evasivas, son capaces de asumir cargas pesadas y tienen en cuenta las intenciones de Dios. Sin importar cuán grandes sean los riesgos, no dan marcha atrás, sino que son capaces de confiar en Dios para afrontar las experiencias. Estas personas realmente tienen conciencia y razón. Son los pilares de la iglesia y en quienes Dios se complace. Sin embargo, los que al cumplir con sus deberes piensan constantemente en sus propias ganancias y pérdidas, y no protegen en absoluto los intereses de la casa de Dios, carecen de humanidad y son egoístas y despreciables. A los ojos de Dios, son incrédulos y no creyentes. Al reflexionar sobre todo esto, sentí angustia y remordimiento. Me sentí dispuesta a asumir esta responsabilidad y a cooperar activamente para trasladar las ofrendas a un lugar seguro lo antes posible. Después de practicar de esta manera, noté una sensación de paz y tranquilidad en mi corazón.
Si no hubiera sido por los entornos que Dios dispuso para revelarme, no habría conocido mi carácter corrupto, egoísta y despreciable, ni las perspectivas erróneas sobre lo que debo perseguir. Tampoco habría comprendido los esfuerzos meticulosos de Dios para salvar a las personas. Estoy agradecida con Dios por disponer esos entornos, y por el esclarecimiento y guía de Sus palabras que condujeron a este conocimiento y transformación.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.
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