El misterio de los nombres de Dios
“Aunque Jehová, Jesús y el Mesías representan todos a Mi Espíritu, estos nombres solo denotan las diferentes eras de Mi plan de gestión y no me representan en Mi totalidad. Los nombres por los cuales me llaman las personas en la tierra no pueden expresar todo Mi carácter y todo lo que Yo soy. Son simplemente nombres diferentes por los que se me llama durante las diferentes eras. Así pues, cuando la era final —la era de los últimos días— llegue, Mi nombre cambiará de nuevo. No se me llamará Jehová o Jesús, mucho menos el Mesías; se me llamará el potente Dios Todopoderoso mismo y bajo este nombre pondré fin a toda la era” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Este himno de las palabras de Dios me ha ayudado a comprender el significado del nombre de Dios en cada era. Ni el carácter de Dios ni lo que Él tiene y es puede representarse completamente con un solo nombre. Un nombre es la expresión de Su obra y Su carácter para esa era. El ser de Dios es abundante y universal. La gente no puede limitar a Dios o asegurar que Su nombre no cambia. No entendía el significado de los nombres de Dios en cada era, por lo que estaba seguro de que Su nombre no cambiaba. Me aferré ciegamente al nombre del Señor Jesús y me rehusé a aceptar la obra de Dios Todopoderoso. Casi pierdo la oportunidad de recibir al Señor.
He ido a la iglesia desde pequeño, con mi abuela. Allí, el pastor solía citar estos versículos a menudo: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Estaba seguro de que solo el Señor Jesús era el verdadero Dios y Salvador de la humanidad, y que, siempre y cuando siguiera Su nombre y enseñanzas, me elevaría a los cielos cuando Él volviera.
En 2017, mi esposa aceptó el evangelio del reino de Dios Todopoderoso. Un día, invitó a una hermana a compartir conmigo la obra de los últimos días de Dios Todopoderoso. Al principio, seguía sin entender, solo escuchaba su enseñanza. Pero cuando la oí decir que el Señor Jesús ya había vuelto como Dios Todopoderoso, me puse terco y no quise seguir oyéndola. Al saber que mi esposa creía en Dios Todopoderoso, comencé a interferir en su camino. Dije: “No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres. No seremos salvados a menos que sigamos fieles al nombre del Señor Jesús. ¿Cómo puedes dudar de esto después de tantos años de fe?”. Su respuesta fue: “Fuimos salvados en nombre del Señor Jesús. Eso significa que nuestros pecados fueron perdonados para no ser condenados ante la ley. Pero vivimos en estado perpetuo de pecado y confesión. No estamos libres de las ataduras del pecado. El Señor Jesús ha vuelto y ha iniciado la Era del Reino con el nombre de Dios Todopoderoso. Él lleva a cabo la obra del juicio, comenzando por la casa de Dios. Expresa verdades para revelar nuestra naturaleza satánica y pecadora que se opone a Dios, juzga la rebeldía humana y su deshonestidad y nos muestra el camino para enmendar nuestra naturaleza pecadora. Debemos aceptar la obra del juicio de Dios Todopoderoso durante los últimos días y purificar nuestra corrupción para poder ser salvados por completo y entrar al reino de Dios”. Pero, estaba impregnado de conceptos, no podía aceptar sus palabras. Sabía que ella siempre les hacía caso a sus padres, por lo que les pedí ayuda para detenerla, pero ella no cedió. Insistía en que el Señor Jesús había regresado como Dios Todopoderoso y nos animó a investigar, en vez de juzgarla y condenarla tan precipitadamente.
Intenté de todo para evitar que creyera en Dios Todopoderoso. Revisaba la Biblia cuando tenía un momento libre y encontré sermones en Internet de pastores famosos que solía descargar para que ella los escuchara. Creí que la haría cambiar de parecer, pero me respondió con sermones. Eso me enfureció, pero no podía hacer nada. Cada uno siguió practicando su fe. Más adelante, insistí en competir con ella. Cuando ella leía las palabras de Dios Todopoderoso, yo leía la Biblia. Cuando oía los himnos de su iglesia, yo tocaba los himnos de alabanza al Señor. Cuando oía los sermones de su iglesia, yo oía a los de los pastores. Discutíamos sobre la Biblia a menudo y, aunque nunca había estado a mi altura antes en términos de elocuencia, saber o experiencia, me sorprendió ver que todo lo que decía ahora era verdaderamente profundo. Sus palabras tenían mucho sentido y sus refutaciones me dejaban sin palabras y confundido. Supe que ya no podría seguir subestimándola. Pensé que, al no poder competir con ella con mi actual conocimiento sobre la Biblia, debía estudiarla sistemáticamente para ganar los debates contra ella.
Un día, leí esto en el capítulo 3 del Éxodo, en el Antiguo Testamento: “Y Dios dijo además a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel, Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros: este es mi nombre para siempre y este es mi recordatorio para todas las generaciones” (Éxodo 3:15).* Eso me hizo preguntarme: “Si la palabra de Dios dice claramente que Jehová es Su nombre para siempre, ¿por qué se hace llamar Jesús en la Era de la Gracia?”. Entonces, recordé esto del Antiguo Testamento: “Yo, incluso Yo, soy Jehová; y fuera de mí no hay Salvador” (Isaías 43:11).* Pero en el Nuevo Testamento dice: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12). ¿Qué significaba todo eso? Leí esos versículos una y otra vez, pero solo lograron confundirme aún más. Pensé: “¿No es el Señor Jesús nuestro Salvador? Si Jehová y Jesús son el mismo Dios, ¿por qué son Sus nombres diferentes? ¿Será cierto que el nombre de Dios puede cambiar como afirmaba mi esposa?”. Recordé cómo, durante nuestras discusiones, descubrí que la comprensión de mi esposa había aumentado al creer en Dios Todopoderoso. Sus palabras eran profundas y sustanciales. Sin la obra del Espíritu Santo, nadie habría progresado tan rápido por cuenta propia. Me pregunté: “¿Estoy equivocado? ¿Puede ser que el Señor Jesús haya vuelto como Dios Todopoderoso? ¿Será el Relámpago Oriental el verdadero camino? Si este es el verdadero camino y solo retraso a mi esposa, ¿no significa eso que voy en contra de Dios?”. Estaba confundido, entre la espada y la pared. Quería entenderlo con todo mi ser, pero no estaba dispuesto a abandonar mi orgullo y a preguntárselo a mi esposa.
En un intento por solucionar esto, me subscribí al canal de YouTube de la Iglesia de Dios Todopoderoso y comencé a visitarlo, en secreto, para investigar la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días. Un día, leí un pasaje de las palabras de Dios llamado: “El Salvador ya ha regresado sobre una ‘nube blanca’”. Dios Todopoderoso dice: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo y guiar su vida; el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. ‘Jesús’ es Emanuel, que significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión y que redime al hombre. Él hizo la obra de la Era de la Gracia y la representa, y solo puede representar una parte de la obra del plan de gestión. […] En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de fundamento, sino que tiene un sentido representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. ‘Jesús’ representa la Era de la Gracia y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia. Si el hombre sigue anhelando la llegada de Jesús el Salvador durante los últimos días, y sigue esperando que llegue con la imagen con la que apareció en Judea, entonces todo el plan de gestión de seis mil años se habría detenido en la Era de la Redención y no podría haber progresado más. Además, los últimos días nunca llegarían y la era nunca acabaría. Esto se debe a que Jesús el Salvador es solo para la redención y salvación de la humanidad. Yo adopté el nombre de Jesús solo por el bien de todos los pecadores en la Era de la Gracia, pero no es el nombre por el cual llevaré a su fin a toda la humanidad” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El Salvador ya ha regresado sobre una “nube blanca”). Pensé en esto una y otra vez. La explicación del significado de los nombres Jehová y Jesús de Dios Todopoderoso es clarísima. Comprendí que el nombre de Dios representa cada Era. “Jehová” fue el nombre que Dios tomó para Su obra durante la Era de la Ley. Representaba el carácter misericordioso y castigador de Dios. “Jesús” fue el nombre de Dios solo para la Era de la Gracia. Representaba el carácter de misericordia y amor de Dios. Al fin vi que el nombre de Dios puede cambiar. Cada vez que entra a una nueva etapa de Su obra, Él adopta un nuevo nombre. Es lógico que cuando el Señor regrese durante los últimos días, lo haga con un nuevo nombre.
Entonces, leí las palabras de Dios Todopoderoso: “Una vez se me conoció como Jehová. También se me llamó el Mesías, y las personas me llamaron una vez Jesús el Salvador con amor y aprecio. Hoy, sin embargo, ya no soy el Jehová o el Jesús que las personas conocieron en tiempos pasados; Yo soy el Dios que ha regresado en los últimos días, el que pondrá fin a la era. Soy el Dios mismo que surge del extremo de la tierra, repleto de todo Mi carácter y lleno de autoridad, honor y gloria. Las personas nunca se han relacionado conmigo, nunca me han conocido y siempre han sido ignorantes de Mi carácter. Desde la creación del mundo hasta hoy, ni una sola persona me ha visto. Este es el Dios que se le aparece al hombre en los últimos días, pero que está oculto entre los hombres. Él mora entre los hombres, verdadero y real, como el sol ardiente y la llama abrasadora, lleno de poder y rebosante de autoridad. No hay una sola persona o cosa que no será juzgada por Mis palabras y ni una sola persona o cosa que no será purificada por el fuego ardiente. Finalmente, todas las naciones serán bendecidas debido a Mis palabras y también serán hechas pedazos debido a ellas. De esta forma, todas las personas durante los últimos días verán que Yo soy el Salvador que ha regresado, y que Yo soy el Dios Todopoderoso que conquista a toda la humanidad. Y todos verán que una vez fui la ofrenda por el pecado para el hombre, pero que en los últimos días también me convierto en las llamas del sol que incineran todas las cosas, así como el Sol de la justicia que revela todas las cosas. Esta es Mi obra en los últimos días. Tomé este nombre y soy poseedor de este carácter para que todas las personas puedan ver que Yo soy un Dios justo, el sol ardiente, la llama abrasadora, y que todos puedan adorarme, al único Dios verdadero, y para que puedan ver Mi verdadero rostro: no soy solo el Dios de los israelitas ni soy solo el Redentor, soy el Dios de todas las criaturas en todos los cielos, la tierra y los mares” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El Salvador ya ha regresado sobre una “nube blanca”). Estas palabras tienen muchísima autoridad. Cada palabra me sacudió mi corazón. Sin duda son las palabras de Dios. ¿Quién otro podría revelar el misterio de los nombres de Dios con tan perfecta claridad? Cuanto más leía, más sentía que era cierto, que era la voz de Dios. Recordé a Juan, 16:13: “Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir”. ¿No sería Él, quien nos revela estas verdades y misterios, el mismísimo Dios? Había oído muchísimos sermones de predicadores famosos, pero ninguno me clarificó el significado de la utilización del nombre Jehová por Dios en el Antiguo Testamento, ni de Jesús en el Nuevo Testamento. ¡Realmente parecía que Dios Todopoderoso era la aparición del Señor Jesús! Sentí vergüenza al recordar las veces que había negado la obra de Dios Todopoderoso y que había intentado evitar que mi esposa lo investigara. Lamenté haber juzgado y condenado la obra de Dios tan ligeramente y sin haberlo investigado. ¡Qué ignorante y rebelde! Hace mucho tiempo, cuando los fariseos negaron y condenaron la obra del Señor Jesús en base a sus conceptos y al sentido literal de las Escrituras, ¿no fueron maldecidos y castigados por Dios al final? Tenía que aprender de ellos esa lección. Abandonar mis propios nociones e imaginaciones e investigar la obra de Dios durante los últimos días. No podía convertirme en un fariseo moderno, alguien que se opone a Dios.
Después de eso, y en cada momento libre, leía en secreto las palabras de Dios Todopoderoso y miraba los videos del evangelio de la iglesia. Algunos de ellos, incluyendo El misterio de la piedad y La Fe en Dios, fueron conmovedores. Las experiencias de los hermanos y hermanas eran muy genuinas y sus enseñanzas, claras como el agua. Me convencí aún más de que el Señor Jesús volvió como Dios Todopoderoso. Luego, quise contarle a mi esposa que aceptaría la obra de Dios Todopoderoso durante los últimos días, pero no pude hacerlo después de lo que la había hecho sufrir. Un día, al volver ella de una reunión, le pregunté: “¿Qué aprendieron hoy?”. Me lanzó una mirada de incredulidad y dijo: “¿Estás preguntándome sobre la reunión porque quieres recibir la enseñanza? ¿Qué te parece si invito a alguien de la iglesia para que hable contigo?”. Eso era, de hecho, lo que ansiaba que dijera. Pero de todas formas me sentí avergonzado. Le respondí: “Si eso deseas”.
Al día siguiente, dos hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso vinieron a compartir enseñanzas conmigo y les comenté sobre mi dilema. “He estado leyendo las palabras de Dios Todopoderoso en Internet y ahora sé que el nombre de Dios cambia con las eras, de todos modos, hay algo que aún no comprendo. Dice en la Biblia: ‘Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos’ (Hebreos 13:8). ‘Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos’ (Hechos 4:12). La Biblia dice claramente que el nombre del Señor Jesús no cambia, entonces, ¿por qué debemos llamarlo Dios Todopoderoso durante los últimos días y no Jesús?”. Las hermanas leyeron algunos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso: “Su esencia y lo que Él tiene y es nunca cambiarán. Sin embargo, Su obra siempre está progresando hacia adelante y siempre va profundizando, porque Él siempre es nuevo y nunca viejo. En cada era Dios adopta un nuevo nombre, hace una obra nueva y permite a Sus criaturas ver Su nueva voluntad y Su nuevo carácter” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)). “Algunos dicen que el nombre de Dios no cambia. ¿Por qué, entonces, pasó a ser Jesús el nombre de Jehová? Se profetizó la venida del Mesías, ¿por qué vino, entonces, un hombre con el nombre de Jesús? ¿Por qué cambió el nombre de Dios? ¿No se llevó a cabo esa obra hace mucho tiempo? ¿Acaso no puede realizar Dios una obra más nueva hoy? La obra de ayer puede alterarse y la obra de Jesús puede seguir a la de Jehová. ¿No puede, entonces, la obra de Jesús ser sucedida por otra obra? Si el nombre de Jehová puede cambiar al de Jesús, entonces, ¿no puede cambiarse también el nombre de Jesús? Nada de esto es extraño, es solo que las personas son así de simples. Dios siempre será Dios. Sin importar cómo cambie Su obra e independientemente de cómo pueda cambiar Su nombre, Su carácter y sabiduría nunca cambiarán. Si crees que solo se puede llamar a Dios por el nombre de Jesús, tu conocimiento es demasiado limitado” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Cómo puede el hombre que ha delimitado a Dios con sus nociones recibir Sus revelaciones?). “El nombre de Jesús se adoptó para la obra de redención, entonces ¿se le seguiría llamando por el mismo nombre cuando vuelva en los últimos días? ¿Seguiría haciendo Él la obra de redención? ¿Por qué son Jehová y Jesús uno, pero se les llama por nombres diferentes en eras diferentes? ¿Acaso no es porque las eras de Su obra son distintas? ¿Podría un solo nombre representar a Dios en Su totalidad? Siendo esto así, se debe llamar a Dios por un nombre diferente en una era diferente y Él debe usar el nombre para cambiar la era y representarla. Porque ningún nombre puede representar totalmente a Dios mismo y cada nombre sólo puede representar el aspecto temporal del carácter de Dios en una era dada; todo lo que necesita hacer es representar Su obra. Por tanto, Dios puede escoger cualquier nombre que encaje con Su carácter para representar a toda la era” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)).
Entonces, una de ellas compartió la siguiente enseñanza: “Al decir que Dios no cambia, nos referimos a Su carácter y esencia, no a Su nombre. Dios es siempre nuevo y nunca viejo, y Su obra siempre avanza. El nombre de Dios también cambia con Su obra y con el cambio de era. Cada nombre representa una de las eras y una etapa de la obra de Dios. Decir que el nombre de Dios no cambia significa que no lo hará mientras dure la era y, siempre que Su obra en ella aún no haya terminado, Su nombre se mantendrá durante esa era. Pero cuando Dios comienza Su obra en una nueva era, Él cambia Su nombre junto con Su obra. Usa el nombre para cambiar la era. Los nombres de Dios representan Su obra y Su carácter en cada era. El nombre de Dios era Jehová durante la Era de la Ley y realizó Su obra en esa era bajo ese nombre. Impartió la ley y los mandamientos para guiar a los primeros hombres a través de sus vidas en la tierra, para que supieran qué era el pecado, cómo adorar a Jehová Dios, cómo seguir Sus leyes y mandamientos y ser bendecidos por Dios. Cualquiera que violara la ley era apedreado hasta la muerte o fulminado por fuego divino. El nombre Jehová representaba la majestuosidad, ira, misericordia y castigo del carácter de Dios durante la Era de la Ley. Al finalizar esa era, la gente se volvió más y más corrupta y pecadora y ya no pudo acatar la ley. Vivían en constante peligro de morir por violar la ley. Dios se hizo carne y bajó a la tierra debido a Su plan de obra y a las necesidades de la humanidad corrupta. Comenzó la Era de la Gracia y terminó la Era de la Ley usando el nombre ‘Jesús’. Redimió a la humanidad y nos enseñó el camino del arrepentimiento. Eso demostró el carácter misericordioso y amoroso de Dios y le concedió una increíble gracia a la humanidad. Al final, fue crucificado para redimirnos de nuestros pecados. Desde entonces, solo tenemos que orar en nombre del Señor Jesús para perdonar nuestros pecados y disfrutar de la abundante gracia de Dios. El nombre Jesús solo representa la obra de redención y su significado es la ofrenda por el pecado que redime la corrupción humana, lleno de amor y misericordia. Podemos ver que existe un significado tras el nombre que Dios adopta para cada era. Cada nombre representa Su obra y Su carácter en esa era en particular. La obra de Dios siempre avanza y Su nombre cambia con cada etapa de Su obra. Durante la Era de la Gracia, cuando Dios estuvo entre los hombres, si hubiera mantenido el nombre de Jehová, Su obra habría sido igual a la de la Era de la Ley y la humanidad corrupta jamás podría haber obtenido la redención de Dios. Habría sido castigada y condenada por violar la ley. El Señor ahora ha regresado en los últimos días. Si mantuviera el nombre de Jesús, la humanidad no podría avanzar desde su lugar de expiación del pecado de la Era de la Gracia. Jamás nos liberaríamos del pecado, no seríamos purificados, salvados por completo, ni entraríamos al reino de Dios”.
La otra hermana siguió con más enseñanzas: “Aunque el Señor Jesús nos redimió de nuestros pecados durante la Era de la Gracia, nuestra naturaleza sigue siendo pecadora. Somos arrogantes, egoístas, viles, deshonestos, malvados y codiciosos. Nuestro carácter corrupto sigue muy arraigado dentro nuestro y nos impulsa a pecar y a resistirnos a Dios todo el tiempo. Vivimos en un estado de perpetuo pecado y confesión. No podemos poner en práctica las palabras del Señor. Aún no podemos entrar a Su reino. Porque Dios es santo y los seres humanos inmundos no son aptos para entrar a Su reino. Durante los últimos días, Dios se hace carne otra vez bajo el nombre de Dios Todopoderoso y comienza la Era del Reino para salvar por completo del pecado a la humanidad corrupta”. Dijo que el nombre del Señor durante los últimos días era Dios Todopoderoso y eso cumple las profecías del Apocalipsis: “Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, […] y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). “Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8). Y luego tenemos Apocalipsis 11:17: “Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar”. Y continuó: “Dios Todopoderoso se encarga de juicio durante los últimos días. Expresa la verdad para exponer la naturaleza corrupta de la humanidad para que podamos entender la raíz de nuestra corrupción, ver la realidad de nuestra corrupción causada por Satanás y descubrir el carácter justo de Dios y que no se le puede ofender. Al final, somos capaces de odiarnos y abandonarnos a nosotros mismos, poner en práctica las palabras de Dios, temerlo y evitar el mal. De a poco podremos liberarnos de nuestro carácter satánico, purificarnos y ser salvados por completo. Dios también separa a la gente de acuerdo a su tipo a través de Su juicio por el que revela Su carácter justo y majestuoso que no tolera ofensas. Al final, Él destruirá este viejo mundo y así terminará Su plan de gestión de 6 000 años. Todos los que acepten el nombre de Dios Todopoderoso y que sean juzgados y purificados serán llevados al reino de Dios. Aquellos que odien la verdad, que se opongan y condenen a Dios Todopoderoso serán expulsados y castigados en los grandes desastres. Así concluirá la obra de gestión de Dios. Entonces, Dios no adoptará ningún nombre en especial, sino que recuperará Su identidad original: el Creador. Es como Dios dijo: ‘Llegará un día en el que no se le llamará a Dios Jehová, Jesús o el Mesías; será tan sólo llamado el Creador. En ese momento, todos los nombres que adoptó en la tierra acabarán, porque Su obra en la tierra habrá tocado a su fin, y después de ello Él no tendrá nombre. Cuando todas las cosas pasen a estar bajo el dominio del Creador, ¿para qué llamarle por un nombre altamente adecuado, aunque incompleto? ¿Sigues buscando ahora el nombre de Dios? ¿Te atreves todavía a decir que a Dios sólo se le puede llamar Jehová? ¿Te atreves todavía a decir que a Dios sólo se le puede llamar Jesús? ¿Puedes llevar el pecado de blasfemia contra Dios?’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3))”. Oír las enseñanzas de las hermanas fue impresionante. Vi la profundidad del significado de los nombres de Dios. Él es el Creador que originalmente carecía de un nombre. Adoptó diferentes nombres para que Su obra salvara a la humanidad. Jehová, Jesús y Dios Todopoderoso son el mismo Dios. Ha realizado tres etapas de la obra durante tres eras distintas y los nombres que adopta en cada era tienen significados propios. Todos representan el carácter de Dios y Su obra en esa era. Cuando entendí todo eso, formalmente acepté la obra de Dios Todopoderoso durante los últimos días.
Al repasar lo sucedido, odio lo ciego, tonto y poco razonable que fui. Obedecí literalmente las Escrituras e imaginé que el nombre de Dios no podía cambiar. Que el Señor debía llamarse Jesús cuando regresara. Sin la expresión de la verdad de Dios Todopoderoso y Su revelación de los misterios de Su obra, me habría aferrado a la Biblia el resto de mi vida sin nunca comprender la verdad detrás de los nombres de Dios. En especial, jamás habría entendido la obra de Dios. Me habría aferrado al nombre de Jesús y resistido la obra de Dios Todopoderoso durante los últimos días, y habría sido eliminado. Ahora entiendo que le debo mucho a Dios por Su guía, aquella que me permitió oír Su voz y llegar ante Él. ¡Doy gracias a Dios Todopoderoso por salvarme!
Las citas bíblicas marcadas (*) han sido traducidas de AKJV.
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