Solo las vírgenes prudentes pueden recibir al Señor

3 Sep 2022

Por Mingzhi, China

El Señor Jesús habló de dos tipos de personas cuando profetizó Su regreso: las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas. Quienes oyen la voz del Señor, la aceptan y se someten, son vírgenes prudentes. Quienes no oyen Su voz, o la oyen pero no creen, o hasta lo niegan a Él y lo condenan, son vírgenes insensatas. Las vírgenes prudentes lo son porque buscan la voz del Señor cuando oyen el testimonio de Su regreso, y al escuchar Su voz, lo reconocen y lo reciben con alegría. Sin embargo, las vírgenes insensatas no escuchan la voz del Señor. Solo confían en lo que les dicen los pastores, los ancianos y los sacerdotes y se creen sus propias nociones. Puede que oigan la voz del Señor, pero no se atreven a aceptarla, por eso pierden la oportunidad de recibirlo. En esto fallan las vírgenes insensatas. Yo era como una virgen insensata. Creía ciegamente lo que los sacerdotes y obispos decían acerca de los falsos cristos que aparecerían para desorientar a las personas en los últimos días y pensaba que era mejor no investigar los testimonios que afirmaban que el Señor Jesús había regresado y expresaba la verdad para realizar la obra del juicio en los últimos días. Por lo tanto, casi pierdo la salvación del Señor en los últimos días.

De pequeño seguía la fe católica de mi familia, y siempre oía al sacerdote decir en la misa: “Se acerca el momento del regreso del Señor. No escuchéis sermones de nadie más. Según la Biblia: ‘En tal tiempo, si alguno os dice: El Cristo o Mesías está aquí o allí, no le creáis. Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error(Mateo 24:23-24).* Aparecerán falsos cristos en los últimos días. Vuestra estatura es escasa y carecéis de discernimiento, por eso os desorientan fácilmente. ¡Creer en el camino equivocado sería traicionar al Señor! Debemos permanecer en el camino del Señor y esperar Su venida para que nos lleve a Su reino. No podemos escuchar, leer ni investigar otras enseñanzas, sobre todo aquellas que afirman que el Señor ya ha regresado”. Pensaba que el sacerdote tenía razón. Era inmaduro en la vida y carecía de discernimiento, así que, si un falso cristo me descarriaba, mis años de fe serían en vano. Me juré que tendría cuidado y que no escucharía a nadie que predicara otras enseñanzas.

En abril de 2012, un feligrés llamado Mu Zheng dijo un día: “Ha vuelto el Señor Jesús. Es Dios Todopoderoso encarnado. Está realizando una nueva obra, la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, como profetizó la Biblia”. Al oírlo, me sorprendí y tuve dudas. Le pregunté: “¿Cómo sabes que el Señor ha regresado y está realizando una nueva obra? ¿Cómo puedes estar seguro?”. La respuesta de Mu Zheng fue: “El Señor Jesús declaró: ‘Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen(Juan 10:27).* ‘Llegada la medianoche, se oyó una voz que gritaba: Mirad que viene el esposo, salidle al encuentro(Mateo 25:6),* y ‘He aquí que estoy a la puerta de tu corazón, y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo(Apocalipsis 3:19).* El Señor Jesús nos dijo que regresaría y llamaría a nuestra puerta con Sus palabras. Sus ovejas reconocerán Su voz por las palabras que pronuncia. Recibirán el regreso del Señor y asistirán al banquete del Cordero. Son las vírgenes prudentes. Acuérdate de cuando el Señor Jesús apareció e hizo Su obra. Algunos, como Pedro, Juan y Felipe, escucharon Su voz y supieron que era el Mesías esperado. De inmediato siguieron al Señor Jesús y alcanzaron Su salvación. He leído muchas de las palabras de Dios Todopoderoso y comprobado que son la verdad. Poseen autoridad y son la voz del Señor. Por eso estoy seguro de que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. Si, en lugar de estar atentos a la voz del Señor, nos concentramos ciegamente en estar vigilantes contra los falsos cristos, nos aislamos por miedo a que nos desorienten, y no investigamos cuando oímos testimonios sobre la segunda venida del Señor, corremos el riesgo de excluirlo y perder Su salvación en los últimos días”.

La enseñanza de Mu Zheng me dio esclarecimiento. Estar atentos a la voz del Señor para recibirlo se ajusta a Sus palabras y a la Biblia. Si no lo estudiaba ni prestaba atención a la voz del Señor, cuando alguien afirmara que había regresado el Señor Jesús, ¿cómo lo recibiría yo? Nunca había oído a nadie compartir las palabras del Señor de esa manera y la encontré esclarecedora. Quería saber más, pero entonces recordé las constantes advertencias del sacerdote sobre la llegada de falsos cristos para desorientar a las personas en los últimos días y que en ninguna circunstancia podíamos escuchar sermones de otras iglesias. Enseguida me puse en alerta recordándome a mí mismo que no debía escuchar alegremente otras enseñanzas y que desperdiciaría mis años de fe si adoptaba una creencia equivocada. Así que desestimé lo que Mu Zheng había dicho. Me insistió algunas veces más en que debía leer las palabras de Dios Todopoderoso para ver si eran la voz de Dios, pero sentía recelo y siempre encontraba maneras para no hacerlo.

Dos meses después, mi esposa regresó de su ciudad natal con un ejemplar de La Palabra manifestada en carne. Según ella era, “lo que el Espíritu dice a las iglesias(Apocalipsis 2:6)* y que Dios Todopoderoso era el regreso del Señor Jesús. Me sugirió que lo leyera. Temí que la hubieran descarriado, así que le dije que debía tener más cuidado con las enseñanzas que escuchaba, pero ella estaba decidida a creer en Dios Todopoderoso. Temí que hubiera traicionado al Señor, y solo pude ayunar y orar por ella entre lágrimas. Días después, también vino mi suegra a predicar el regreso del Señor. Me dijo: “Dijo el Señor: ‘Yo vengo a toda prisa(Apocalipsis 22:7).* Si decidimos que todas las noticias sobre el regreso del Señor son falsas por miedo a que los falsos cristos nos desorienten, y nos negamos de manera categórica a escuchar, leer o investigar, ¿no estaríamos negando y condenando Su regreso? ¿No sería eso como dejar de comer por miedo a atragantarse? Si rechazamos al verdadero Cristo, será demasiado tarde para arrepentirnos. Al prevenirnos de los falsos cristos, el Señor nos dice que Cristo vendrá en los últimos días y que los falsos cristos también emergerán y fingirán ser Él para desorientar a las personas. Esto significa que hemos de aprender a discernir al Cristo verdadero de los falsos. Si no somos capaces de hacerlo y simplemente rechazamos y nos negamos a escuchar cualquier noticia de la venida del Señor, corremos el riesgo de perder la oportunidad de recibirlo y de que Él nos abandone”. Me conmovió lo que dijo mi suegra y pensé: “Es cierto. He aguardado día y noche para recibir al Señor. ¿Cómo voy a escuchar la voz de Dios y recibir al Señor si me niego categóricamente a escuchar, leer o investigar las noticias sobre Su regreso? Parece que estar siempre en guardia no es la solución a este problema. ¿Y si rechazara al Señor? ¡Qué insensatez!”. Cuando se fue mi suegra, vi que mi esposa leía atentamente La Palabra manifestada en carne. No pude evitar pensar en cuán desolada había estado la iglesia en los últimos años, y en que los feligreses se habían vuelto débiles, negativos y apáticos en su creencia en Dios. Hacía tiempo que no veía a mi esposa tan llena de fe. ¿Acaso tenían esas palabras tanto poder y tanta autoridad como se afirmaba? ¿Acaso eran la voz de Dios? También pensé en lo esclarecedor que había sido escuchar a Mu Zheng. ¿Y si realmente había regresado el Señor? Decidí que debía investigar más para asegurarme de no perder la ocasión de dar la bienvenida al regreso del Señor. Así que oré a Dios para que me concediera discernimiento y poder oír Su voz.

Tras la cena, mi esposa y yo leímos este pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “‘Creer en Dios’ significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Dios. Aún más, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Dios; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. La fe verdadera en Dios significa lo siguiente: con base en la creencia de que Dios tiene la soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra, purga su carácter corrupto, satisface las intenciones de Dios y llega a conocerlo. Solo un proceso de esta clase puede llamarse ‘fe en Dios(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). Estas palabras de Dios Todopoderoso eran maravillosas. Entendí que la fe no es solo una cuestión de recitar las escrituras e ir a reuniones y a misa con regularidad. También debemos centrarnos en practicar las palabras de Dios, despojarnos de nuestras actitudes corruptas y tener auténtico conocimiento del Señor. Solo esa clase de fe es acorde a la intención de Dios. Cuanto más pensaba en ello, más sentía que las palabras de Dios Todopoderoso eran realmente maravillosas, que eran la verdad y no algo dicho por el hombre. Parecía muy probable que fueran las palabras de Dios. Al darme cuenta de esto, me volví menos receloso.

Unos días más tarde, Mu Zheng se pasó por nuestra tienda para verme y le comenté lo que había estado pensando en los últimos días. Me contestó: “Antes me sentía igual que tú. Me daba miedo que me desorientara un falso cristo, así que creía ciegamente al sacerdote y no escuchaba a quien predicara el regreso del Señor. Sin embargo, nunca me planteé si las palabras del sacerdote coincidían con las del Señor. El Señor nos dijo que los falsos cristos vendrían a desorientar a la gente en los últimos días porque quería que aprendiéramos a discernirlos. Pero el sacerdote tergiversaba las palabras del Señor Jesús y nos dijo que no estudiáramos, ni leyéramos ni escucháramos ninguna noticia de Su regreso. ¿No era esto impedir que lo recibiéramos? Si realmente le importaba que nos desorientaran, ¿por qué no nos enseñó a discernir al Cristo verdadero de los falsos? Si sabíamos hacerlo, no nos descarriaríamos”. La explicación de Mu Zheng me pareció lógica. Si éramos pasivos y recelosos como quería el sacerdote, eso contravendría totalmente las palabras del Señor. Era una forma encubierta de impedir que recibiéramos Su regreso. Supe que ya no podía seguir obedeciendo al cura ciegamente. Tenía que ser una virgen prudente y buscar la voz del Señor para recibirlo. Le pedí encarecidamente a Mu Zheng que me explicara cómo discernir al Cristo verdadero de los falsos. Respondió: “De hecho, el Señor Jesús ya nos indicó los principios para discernirlos en Mateo 24:24. Dijo que los falsos cristos y profetas exhibirán grandes señales y prodigios. Esa es la manifestación principal de un falso cristo para desorientar a la gente en los últimos días”. Luego, Mu Zheng me leyó un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “Si durante la época actual emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería una falsificación producida por espíritus malignos que imitan a Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. La obra de Dios es irreconciliable con las nociones del hombre; por ejemplo, el Antiguo Testamento predijo la venida de un Mesías, y el resultado de esta profecía fue la venida de Jesús. Como esto ya había ocurrido, sería erróneo que viniera otro Mesías de nuevo. Jesús ya ha venido una vez, y sería incorrecto que viniera de nuevo en esta ocasión. Hay un nombre para cada era, y cada nombre contiene una caracterización de esa era. En las nociones del hombre, Dios siempre debe hacer señales y maravillas, siempre debe sanar a los enfermos y echar fuera demonios, y siempre debe ser como Jesús. Pero esta vez Dios no es así en absoluto. Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara a los enfermos —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría importancia ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empieza a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente. Una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claro esto(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra de Dios hoy). Tras leer las palabras de Dios Todopoderoso, Mu Zheng comentó: “Dios es eternamente nuevo. Nunca realiza la misma obra dos veces. Cada vez que viene a realizar Su obra, inicia una nueva era y concluye la anterior, introduciendo una etapa más nueva y elevada de Su obra. Cuando realizó Su obra, el Señor Jesús no repitió la obra de la Era de la Ley. La edificó con Su nueva obra: la redención de la humanidad. Inició la Era de la Gracia y concluyó la Era de la Ley. Si el Señor regresara en los últimos días para repetir la obra de redención, sanando a enfermos, expulsando demonios y mostrando señales y prodigios, la obra de Dios no avanzaría. Dios Todopoderoso ha venido en los últimos días; ha inaugurado la Era del Reino y concluido la Era de la Gracia. Está realizando la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención. Expresa la verdad para juzgar y purificar a la gente y que puedan liberarse de las limitaciones y ataduras del pecado, se purifiquen y alcancen la salvación. Pero los falsos cristos son espíritus malignos y diablos en su esencia. Sean cuales sean las señales y los prodigios que exhiban, o cuántas veces se llamen a sí mismos Dios, no pueden expresar la verdad ni pronunciar las palabras de Dios y por supuesto, no pueden iniciar una nueva era y concluir la anterior. Los falsos cristos solo imitan viejas palabras y obras del Señor, o muestran unas pocas señales y prodigios simples, o profieren unas cuantas falacias y herejías engañosas para desorientar a personas confundidas que carecen de discernimiento. Pero los falsos cristos no pueden jamás repetir los milagros del Señor Jesús, como dar de comer a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, reprender al viento y al mar y resucitar a Lázaro de entre los muertos”. El corazón se me iluminó más después de escuchar la enseñanza de Mu Zheng. Pensé: “Nunca he oído una explicación tan clara de cómo discernir al Cristo verdadero de los falsos. Las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad y proporcionan a las personas una senda a seguir. Ahora entiendo que los falsos cristos solamente copian las obras pasadas del Señor y muestran unas cuantas señales y prodigios para desorientar a la gente. Solo Dios puede iniciar una nueva era, concluir la anterior y expresar la verdad para sostenernos”.

Mu Zheng leyó entonces un par de pasajes más de las palabras de Dios Todopoderoso: “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto, porque Él posee la esencia de Dios, posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, carácter y sabiduría que el hombre no puede alcanzar. Los que a sí mismos se llaman cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es solo la manifestación de Dios en la tierra, sino que también es la carne particular asumida por Dios a medida que lleva a cabo y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no puede ser suplantada por cualquier hombre, sino que es una carne que tiene bastante capacidad para asumir la obra de Dios en la tierra, expresar el carácter de Dios y representarlo a Él bien, y proveer la vida al hombre. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser cristo, no poseen nada de Su esencia. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna). “Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, Él traerá la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia externa. Si el hombre solo analiza Su apariencia externa, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto muestra que el hombre es inculto e ignorante(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). Tras leerme las palabras de Dios Todopoderosos Mu Zheng señaló: “Cristo es Dios revestido de la carne del Hijo del hombre, que viene a aparecerse y obrar entre los hombres. Desde fuera parece una persona normal, pero Su esencia es divina. Por eso puede expresar la verdad y el carácter de Dios y realizar la obra de redención y salvación de la humanidad. Ningún ser humano podría lograr eso. La clave para discernir al Cristo verdadero es comprobar si Él puede expresar la verdad y realizar la obra de salvación. Este es el principio más fundamental y decisivo. Cuando el Señor Jesús apareció y realizó Su obra, parecía una persona normal. Pero reveló misterios del reino de los cielos y concedió a la humanidad el camino del arrepentimiento. Enseñó a la gente a amar al Señor con todo su corazón, su alma y su mente. Les enseñó a amar al prójimo como a sí mismos y a perdonarlo setenta veces siete. Expresó el carácter amable y misericordioso de Dios y acabó crucificado en eterna ofrenda por el pecado, con lo que concluyó la obra de redención de la humanidad. Por la obra y las palabras del Señor Jesús y el carácter que expresó, podemos estar seguros de que Él era Cristo, el propio Dios encarnado. Dios Todopoderoso ya ha llegado en los últimos días y lleva a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios. Expresa todas las verdades que pueden purificar y salvar a la humanidad. Dios Todopoderoso ha revelado los misterios del plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad, cómo Satanás corrompe a la gente y cómo nos salva Dios paso a paso. Ha revelado el misterio de las encarnaciones de Dios, la trascendencia de la obra del juicio de Dios en los últimos días, cómo decide Él el destino y el resultado para tipos distintos de personas, cómo se materializa el reino de Cristo en la tierra, etc. Dios Todopoderoso no solo desvela los misterios bíblicos, también expone y juzga el origen de nuestro pecado y resistencia contra Dios; es decir, la naturaleza satánica de la humanidad y sus diversas actitudes corruptas. Además, revela el carácter justo y santo de Dios, que no tolera ofensa y nos señala el camino para rechazar el pecado y purificarnos. Nos enseña cómo creer en Dios, cómo arrepentirnos para poder entrar en Su reino, cómo debemos someternos y amar a Dios, qué significa hacer Su voluntad, entre otras cosas. La obra de Dios Todopoderoso en los últimos días ya ha producido un grupo de vencedores, y un número cada vez mayor de los elegidos por Él han dado testimonio de haber vencido a Satanás. El evangelio del reino de Dios Todopoderoso se ha expandido a través de muchos países, de Oriente hasta Occidente, lo que cumple plenamente la profecía del Señor: ‘Porque como el relámpago sale del oriente y se deja ver en un instante hasta el occidente, así será el advenimiento del Hijo del hombre(Mateo 24:27).* Las verdades que expresa Dios Todopoderoso, la obra de juicio que realiza y el fruto de esta demuestran que Él es el regreso del Señor Jesús. Él es el Cristo de los últimos días. Es innegable. Como dice Dios Todopoderoso: ‘Deja que Su obra afirme Su identidad y permite que lo que Él revela dé testimonio de Su esencia. Su esencia no es infundada; Su identidad no ha sido tomada por Su mano; Su identidad está determinada por Su obra y Su esencia(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La esencia de Cristo es la sumisión a la voluntad del Padre celestial). Los falsos cristos no tienen esencia divina ni pueden expresar la verdad. Por más que insistan en que son dios, en que son cristo, todo es falso y está diseñado para desorientar a la gente. Seguirlos es como caer en las garras de un grupo de estafadores y solo lleva a la ruina. Por más que finjan ser Cristo, solamente pueden engañar a la gente durante un tiempo. Están destinados a ser delatados por los hechos y, finalmente, a perecer en la derrota. Solo Cristo puede expresar la verdad y realizar la obra de salvación de la humanidad. Por ello, la clave para discernir al Cristo verdadero es comprobar si Él puede expresar la verdad y la voz de Dios y realizar la obra de purificar y salvar a la gente. Eso es crucial”.

La enseñanza de Mu Zheng me aportó mucho esclarecimiento. La clave para discernir al Cristo verdadero es comprobar si Él puede expresar la verdad; en tal caso, se trata de Cristo, del regreso del Señor. Quienes no sepan expresar la verdad, por mucho que afirmen ser cristo, son un fraude, falsos cristos, desorientadores. Este método de discernimiento me pareció muy sencillo y práctico. ¡Maravilloso! Las palabras de Dios Todopoderoso dejan muy claro cómo distinguir al verdadero Cristo de los falsos. ¡Son la auténtica verdad! Recordé lo necio e ignorante que había sido al creer ciegamente lo que decía el sacerdote. Por miedo a ser desorientado por un falso cristo, no había indagado en la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. No había intentado escuchar la voz de Dios y, como consecuencia, casi pierdo la ocasión de recibir al Señor. De no ser por la misericordia y tolerancia del Señor y porque Él llamó a mi puerta por medio de mis seres queridos y de mi hermano quienes compartieron reiteradamente el evangelio conmigo, habría permanecido en la religión toda la vida, sin oír la voz de Dios ni recibir el regreso del Señor. ¡Doy sinceras gracias a Dios Todopoderoso por Su salvación!

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