Reflexión sobre devolver amabilidades

16 Abr 2023

Por Nathan, Corea del Sur

En 2022, recibí una carta de la iglesia de mi ciudad natal pidiendo una evaluación de una de las hermanas, Zhang Hua. La carta decía que ella estaba perturbando la vida de la iglesia, enfrentando a la gente entre sí y reuniendo partidarios propios. Los líderes intentaron hablarle varias veces en vano, y ella se defendió señalando los propios defectos de los líderes. La iglesia estaba preparando la información necesaria para expulsar a Zhang Hua y me pidieron que escribiera una evaluación de ella. Cuando vi la carta, me di cuenta de que era probable que Zhang Hua esta vez fuera expulsada porque ella había sido persistente en ese comportamiento y todavía no había cambiado. Era una situación muy grave. Cuando imaginé la expulsión de Zhang Hua, no me sentí muy bien. Ella me había promovido antes y siempre trató de cuidarme. Si se enteraba de que yo había puesto al descubierto sus malas acciones, ¿qué pensaría de mí? ¿Diría que era un desagradecido y un desalmado? Pensándolo así, quise evitar el asunto. Tenía otro trabajo que hacer y lo pospuse unos días.

El tema seguía rondando mi cabeza. Recordé algo que pasó diez años atrás. En aquel entonces, Zhang Hua era la líder de la iglesia y me había promovido a trabajo relacionado con textos para que pudiera obtener más práctica. Luego, me ascendieron varias veces y fui a cumplir con mi deber fuera de la ciudad. Había pensado que poder continuar con el trabajo relacionado con textos tenía que ver con que ella me hubiera ascendido esos años atrás. Pensé en la enseñanza, la ayuda y el apoyo que me prestó durante sus años de líder. Nos llevábamos muy bien y nos cuidaba mucho en nuestra vida diaria. No sólo nos preparaba mejores casas para recibirnos sino que, si nos faltaba ropa o cubrir necesidades diarias, también hacía que nos las llevaran inmediatamente. Recuerdo que una vez organizó una reunión. Cuando escuchó que yo tenía una enfermedad hepática, se contactó con un hermano médico y me consiguió una docena de botellas de medicamento para el hígado gratis. Aquello me conmovió mucho. Excepto mi familia, nadie se había preocupado tanto por mi enfermedad. Siempre sentí que me había apreciado y valorado, y le estaba eternamente agradecido. Así que fue muy incómodo que me pidieran una evaluación de Zhang Hua, porque yo sabía que ella tenía una lista de acciones malvadas; si se exponían, resultarían en su expulsión. Por ejemplo, en su deber como líder era irresponsable e imprudente, lo que dañaba gravemente el trabajo de la iglesia. Después de ser destituida como líder, ella fue a predicar el evangelio, pero comenzó a seguir anticristos, denunciando a los líderes como falsos líderes en su lucha por el liderazgo. Como resultado, los líderes y obreros no pudieron cumplir con su deber, y el trabajo de la iglesia fue gravemente perturbado. Su hermana era una persona malvada y, cuando fue expulsada, Zhang Hua no estaba contenta y salió en su defensa, difundiendo nociones. Y cosas así. No podía evitar preguntarme por qué Zhang Hua siempre apoyaba a la gente equivocada. Entonces pensé en la palabra de Dios: “Muchos en la iglesia no tienen discernimiento. Cuando sucede algo desorientador, inesperadamente se ponen del lado de Satanás; incluso se ofenden cuando se les llama lacayos de Satanás. Aunque las personas podrían decir que no tienen discernimiento, siempre se ponen del lado de la no-verdad, nunca se ponen del lado de la verdad en el momento crítico, nunca se ponen de pie y defienden la verdad. ¿Acaso carecen verdaderamente de discernimiento? ¿Por qué se ponen inesperadamente del lado de Satanás? ¿Por qué nunca dicen una palabra que sea justa y razonable a favor de la verdad? ¿Ha surgido esta situación auténticamente como resultado de su confusión momentánea? Cuanto menos discernimiento tienen las personas, menos capaces son de ponerse del lado de la verdad. ¿Qué muestra esto? ¿Acaso no muestra que los que no tienen discernimiento aman el pecado? ¿Acaso no muestra que son la simiente leal de Satanás? ¿Por qué siempre pueden ponerse del lado de Satanás y hablan su idioma? Todas sus palabras y acciones, la expresión en su rostro, todo ello es suficiente para probar que no son amantes de la verdad; más bien, son personas que detestan la verdad. Que puedan ponerse del lado de Satanás basta para probar que Satanás realmente ama a estos insignificantes demonios que pasan la vida luchando a favor de Satanás. ¿No son todos estos hechos sumamente claros?(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad). A través de la revelación de la palabra de Dios, y comparándola con las malvadas acciones pasadas de Zhang Hua y su comportamiento actual, vi que ella siempre estaba del lado de Satanás, perturbando el trabajo de la iglesia. Comprendí que era en verdad lacaya de Satanás, una persona malvada que trastornaba y perturbaba el trabajo de la iglesia. Si fuera a exponer todas las malas acciones y el comportamiento de Zhang Hua, según los principios de la iglesia ciertamente sería echada. Entonces, ella no tendría ningún papel que desempeñar en la casa de Dios y ninguna oportunidad de salvación. Ella ya era de mediana edad y no había formado una familia. Si la expulsaban, ¿tendría adónde ir? Cuando pensé en los cuidados y la promoción que ella me había dado, me vi en un dilema. Si la ponía en evidencia, seguramente la expulsarían por su mal comportamiento. Si no lo hacía, no estaría protegiendo el trabajo de la iglesia o siendo leal a Dios. Pensando en ello, se me ocurrió un arreglo. Los años habían pasado, y mi memoria no era tan buena. Ya había olvidado muchos detalles, así que no tenía sentido poner mucho esfuerzo en recordarlos. Me limitaría a apuntar algunos de los más evidentes y darlo por terminado. Cuando se me ocurrió esta idea, sentí algo de reproche en el corazón. ¿No era esto solo un engaño y un fraude? Ahora es la etapa final de la revelación en la obra de Dios, cuando las personas son clasificadas según su tipo. Sólo cuando las personas malvadas, los anticristos, los incrédulos y los espíritus malignos sean echados, la iglesia estará purificada y será capaz de llevar a cabo su obra sin problemas. Sabía muy bien que Zhang Hua era malvada, pero no quería exponerla; quería protegerla, encubrirla. Esto sería estar del lado de Satanás y resistirme a Dios. Al darme cuenta de esto, me asusté. Me esforcé por recordar todas sus acciones y las escribí para el líder.

Después de enviarlo, me sentí un poco más tranquilo, pero aún me quedaba un sentimiento de tristeza. Si un día volvía a mi ciudad natal y Zhang Hua supiera que fui yo quien expuso sus malas acciones, ¿me diría que no tenía afecto y que era un desagradecido? Durante días, cuando pensaba en esto, sentía que había hecho algo malo. Seguí reflexionando: sabía que exponer y denunciar a las personas malvadas está alineado con la intención de Dios y es el deber de todos los elegidos de Dios. Entonces, ¿por qué estaba tan triste y no quería denunciarla? ¿Por qué sentía que le debía algo? Reflexionando, recordé que cuando Dios diseccionó varios dichos sobre la conducta moral, Él tocó el tema de devolver amabilidades, así que empecé a leer la palabra de Dios. Las palabras de Dios dicen: “La idea de que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud es uno de los criterios clásicos de la cultura tradicional china para juzgar si la conducta de una persona es moral o inmoral. A la hora de evaluar si alguien tiene buena o mala humanidad y cómo de moral es su conducta, uno de los puntos de referencia es si devuelve los favores o la ayuda que recibe, si se trata de alguien que devuelve con gratitud la amabilidad recibida. En la cultura tradicional china y en la cultura tradicional de la humanidad, la gente lo considera una medida importante de la conducta moral. Si alguien no entiende eso de que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud y es un desagradecido, entonces se le considera carente de conciencia e indigno de que nadie se relacione con él, y debería ser despreciado, desdeñado o rechazado por todos. En cambio, si alguien entiende que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud, si es agradecido y devuelve los favores y la ayuda que recibe con todos los medios a su alcance, se le considera una persona de conciencia y humanidad. Si alguien recibe beneficios o ayuda de otra persona, pero no los devuelve, o solo le expresa un poco de gratitud con un simple ‘gracias’ y nada más, ¿qué pensará la otra persona? ¿Le resultará incómodo? ¿Pensará quizás: ‘Ese hombre no merece que le ayuden, no es una buena persona. Si responde así cuando le he ayudado tanto, es que no tiene conciencia ni humanidad, y no merece la pena relacionarse con él’? Si se volvieran a encontrar con ese tipo de persona, ¿seguirían ayudándoles? Al menos, no lo desearían. En circunstancias similares, ¿no os preguntaríais si realmente deberíais ayudar o no? La lección que habríais aprendido de vuestra experiencia anterior sería: ‘No puedo ayudar a cualquiera; tienen que entender que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud. Si son de los desagradecidos que no me devuelven la ayuda que les he prestado, entonces mejor no ayudarles’. ¿No sería esa vuestra opinión al respecto? (Sí)” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (7)). Después de leer la palabra de Dios, había encontrado la razón por la que me sentía tan triste, y sentía que le debía algo a ella. Había sido desorientado y envenenado por el dicho sobre devolver amabilidades. Desde mi infancia hasta mi adultez, cuando mis padres, ancianos, o los aldeanos hablaban, la frase “devolver amabilidades” aparecía con frecuencia en sus conversaciones. Cuando oían cómo alguien que había recibido ayuda más tarde devolvía el favor, elogiaban a esa persona y decían que era buena, que tenía conciencia y que valía la pena hacerse amigo de ella. Admiraban y respetaban a esas personas, y los saludaban alegremente cuando los veían. Pero cuando alguien no devolvía un favor, no querían relacionarse con esa persona. En privado tachaban a esas personas de desagradecidas, carentes de conciencia y humanidad, y no los saludaban en absoluto. Impregnado de mi entorno infantil, siempre traté de poner en práctica la idea de devolver amabilidades. Tenía que recordar a todos los que me habían ayudado a mí o a mi familia, y devolverles el favor lo antes posible. Si no era posible en ese momento, tenía que esperar y retribuirles cuando pudiera. Parecía la forma en la que una persona noble, consciente y recta debía actuar, y me ganó el favor de los que me rodeaban. Pero en cuanto a Zhang Hua, sentí que no había devuelto toda su promoción, preocupación y ayuda, y además había denunciado sus malas acciones. Tenía remordimientos de conciencia y me sentía desagradecido. Estas ideas todavía estaban tan aferradas en mí que, aunque sabía que la persona mala y los incrédulos sólo perturban el trabajo de la iglesia y los deberes de los hermanos y hermanas, seguía sin querer denunciar sus malas acciones. Estaba muy desorientado y restringido por el concepto de devolver las amabilidades.

Justo entonces, leí más de la palabra de Dios que decía: “Las afirmaciones sobre la conducta moral como ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’ no indican a las personas exactamente cuáles son sus responsabilidades en la sociedad y entre la humanidad. Por el contrario, son una forma de obligar o forzar a las personas a actuar y pensar de una determinada manera, independientemente de si quieren hacerlo o no, y sin importar las circunstancias o el contexto en el que les ocurren estos actos de amabilidad. En la antigua China, hay muchos ejemplos como este. Por ejemplo, un niño mendigo hambriento fue acogido por una familia que lo alimentó, lo vistió, lo entrenó en artes marciales y le enseñó todo tipo de conocimientos. Esperaron a que creciera y empezaron a utilizarlo como fuente de ingresos, enviándolo a hacer el mal, a matar gente, a hacer cosas que no quería hacer. Si consideras su historia a la luz de todos los favores que recibió, entonces que se salvara fue algo bueno. Pero si se considera lo que se vio obligado a hacer después, ¿fue realmente bueno o malo? (Fue malo). Pero con el condicionamiento de la cultura tradicional, como ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’, la gente no puede hacer esta distinción. A primera vista, parece que el chico no tenía más remedio que hacer el mal y herir a la gente, convertirse en un asesino, cosas que la mayoría de la gente no desearía hacer. Pero ¿acaso el hecho de que hiciera estas cosas malas y matara a instancias de su amo no provenía, en el fondo, de un deseo de devolverle su amabilidad? Sobre todo a causa del condicionamiento de la cultura tradicional china, como ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’, la gente no puede evitar verse influida y controlada por estas ideas. La forma en que actúan y las intenciones y motivaciones que hay detrás de sus actos están sin duda constreñidas por ellas. Cuando el chico se vio en esa situación, ¿qué habrá sido lo primero que pensó? ‘Esta familia me ha salvado y se ha portado bien conmigo. No puedo ser desagradecido, debo devolverles su amabilidad. Les debo la vida, así que debo dedicársela a ellos. Debo hacer todo lo que me pidan, aunque eso signifique hacer el mal y matar gente. No puedo considerar si está bien o mal, simplemente debo corresponder a su amabilidad. ¿Merecería que se me siguiera considerando humano si no lo hiciera?’. En consecuencia, cada vez que la familia quería que asesinara a alguien o hiciera algo malo, él lo hacía sin ninguna duda o reserva. Entonces, ¿acaso su conducta, sus acciones y su obediencia incondicional no estaban dictadas por la idea y el punto de vista de que ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’? ¿No estaba cumpliendo ese criterio de conducta moral? (Sí). ¿Qué observas en este ejemplo? ¿Es bueno o no el dicho de que ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’? (No lo es, no tiene ningún principio). En realidad, una persona que retribuye la amabilidad sí tiene un principio. A saber, que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud. Si alguien te hace un favor, tú debes devolvérselo. Si no lo haces, no eres humano y no hay nada que puedas decir si te condenan por ello. Ya lo dice el refrán: ‘La amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial’; pero, en este caso, el chico recibió un gesto de amabilidad que no era pequeño, pues incluso le salvó la vida, así que, con más razón, tuvo que devolverlo con una vida. No sabía cuáles eran los límites ni los principios para retribuir la amabilidad. Creía que esa familia le había dado la vida, por lo que tenía que dedicársela a cambio y hacer todo lo que le exigieran, incluido el asesinato u otros actos de maldad. Esta forma de devolver la amabilidad no tiene principios ni límites. Actuó como cómplice de los malhechores y, a la vez, se malogró a sí mismo. ¿Resultó correcto que devolviera la amabilidad de esta manera? Por supuesto que no. Fue una manera insensata de hacer las cosas(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (7)). A través del ejemplo de Dios del mendigo devolviendo una amabilidad, vi que la cultura tradicional de devolver las amabilidades es una falacia satánica destinada a envenenarnos. La idea de devolver amabilidades no sólo constriñe nuestra alma, sino que también distorsiona nuestros pensamientos, convirtiendo la ayuda ordinaria entre las personas en una deuda de gratitud que debe ser tenida en cuenta y retribuida, para no ser tachado de como alguien falto de conciencia y humanidad. ¿Cuántas personas han perdido el contacto con la conducta correcta a causa de esta cultura tradicional que desorienta y envenena? No importa quién haga el favor, aunque sea una persona malvada o alguien con segundas intenciones, quien recibe el beneficio debe devolverlo con todo su ser, incluso hasta el asesinato y otras maldades. Y así me di cuenta de que la falacia de devolver amabilidades envenena a la gente. Cuando pensé en Zhang Hua atacando a los líderes y obreros y perturbando el trabajo de la iglesia, supe que el objetivo del líder al pedir una evaluación era entender con claridad cómo Zhang Hua se comportaba normalmente, para juzgar si expulsarla o no. Pero bajo la desorientación y la influencia de “devolver amabilidades”, el mero pensamiento de Zhang Hua promoviéndome y cuidándome, y de todos sus favores, me hizo querer encubrir sus malas acciones. ¡Estaba demasiado confundido para distinguir entre el bien y el mal, entre el blanco y el negro! Llegado a este punto, pude discernir algunas cosas sobre la idea de retribuir amabilidades. Pude ver que no era algo positivo, sino una falacia que Satanás usa para desorientar y corromper a la gente. Sabía que no debía vivir así, que no debía tomarlo como un principio de conducta.

Más tarde, leí más de la palabra de Dios, que decía: “Hay que discernir el concepto cultural tradicional de que ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’. Lo más importante es la palabra ‘amabilidad’: ¿cómo hay que ver esta amabilidad? ¿A qué aspecto y naturaleza de la amabilidad se refiere? ¿Cuál es el significado de ‘La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud’? La gente ha de descubrir las respuestas a estas cuestiones y en ninguna circunstancia constreñirse a esta idea de devolver la amabilidad; se trata de algo absolutamente esencial para alguien que persiga la verdad. ¿Qué es la ‘amabilidad’ según las nociones humanas? En un nivel menor, la amabilidad es alguien que te ayuda cuando tienes problemas. Por ejemplo, alguien que te da un cuenco de arroz cuando estás hambriento, o una botella de agua cuando te mueres de sed, o que te ayuda a levantarte cuando te caes y no puedes levantarte. Todos estos son actos de amabilidad. Un gran acto de amabilidad es que alguien te rescate cuando estés en una situación desesperada, es decir, que te salve la vida. Cuando estás en peligro mortal y alguien te ayuda a evitar la muerte, en esencia te está salvando la vida. Estas son algunas de las cosas que la gente percibe como ‘amabilidad’. Este tipo de amabilidad supera con creces cualquier favor insignificante y material: es una gran amabilidad que no puede medirse en términos de dinero o cosas materiales. Quienes la reciben sienten un tipo de gratitud que es imposible expresar con unas pocas palabras de agradecimiento. Sin embargo, ¿es correcto que la gente mida la amabilidad de esta manera? (No). ¿Por qué dices que no es correcto? (Porque esta medida se basa en las normas de la cultura tradicional). Esta es una respuesta basada en la teoría y la doctrina, y aunque pueda parecer correcta, no llega a la esencia de la cuestión. Entonces, ¿cómo se puede explicar esto en términos prácticos? Pensadlo detenidamente. Hace un tiempo, oí hablar de un video en Internet en el que a un hombre se le cae la cartera sin darse cuenta. La cartera la recoge un perro pequeño que le persigue, y cuando el hombre ve esto, golpea al perro por robarle la cartera. Absurdo, ¿verdad? El hombre tiene menos moral que el perro. Las acciones del perro fueron totalmente acordes con las normas humanas de moralidad. Un ser humano le habría gritado: ‘¡Se te ha caído la cartera!’. Sin embargo, como el perro no podía hablar, se limitó a recogerla en silencio y a correr detrás del hombre. Por tanto, si un perro puede llevar a cabo algunos de los buenos comportamientos fomentados por la cultura tradicional, ¿qué dice eso de los seres humanos? Los seres humanos nacen con conciencia y razón, así que son mucho más capaces de hacer estas cosas. Mientras alguien posea el sentido de su conciencia, puede cumplir con este tipo de responsabilidades y obligaciones. No es necesario trabajar duro ni pagar un precio, requiere poco esfuerzo y se trata simplemente de hacer algo útil, algo que beneficie a los demás. Pero la naturaleza de este acto, ¿se puede calificar realmente de ‘amabilidad’? ¿Llega a ser un acto de amabilidad? (No). Puesto que no lo es, ¿debe la gente hablar de retribuirlo? Eso sería innecesario(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (7)). Mientras meditaba en Su palabra, mi corazón se esclareció. Dios dice: “Lo más importante es la palabra ‘amabilidad’: ¿cómo hay que ver esta amabilidad?”. En cuanto supiera cómo ver la idea de “amabilidad”, vería la verdad y ya no sería desorientado o limitado. Así que lo medité. Creía que Zhang Hua me había mostrado amabilidad de dos maneras principales. En primer lugar, me ascendió. Segundo, hizo que un hermano me proveyera de medicinas mientras ella era líder. Pero, ¿eran estas realmente amabilidades? En realidad, cuando alguien está enfermo o se enfrenta a alguna dificultad, echar una mano para proporcionar alivio es un comportamiento normal; es una responsabilidad de sentido común. Cualquier persona que tenga conciencia y razón puede hacerlo, y no constituye una amabilidad especial que deba ser retribuida. Pero yo tomé su ayuda a pecho y la etiqueté como una amabilidad especial que debía ser devuelta, incluso tratando de mantenerla en la iglesia al encubrir sus malas acciones. Al devolver su amabilidad de esta manera, ¿no estaba sacrificando los intereses de la iglesia por los míos? ¡Estaba totalmente confundido! También me preguntaba si el hecho de que Zhang Hua me promoviera contaba como una amabilidad especial. Pensé en esto en las palabras de Dios: “Tenéis que entender que, sin importar en qué momento o etapa esté Dios realizando Su obra, siempre necesita a un grupo de personas que trabajen junto a Él. Dios predestina que cooperen en Su obra o en difundir el evangelio. […] ¿Quién de vosotros está desempeñando ahora mismo su deber en la casa de Dios por accidente? Fuera cual fuera el trasfondo del que vinierais para cumplir con vuestro deber, nada de ello fue por casualidad. Este deber no se puede desempeñar solo buscando a unos cuantos creyentes al azar; esto fue algo que Dios predestinó antes de las eras. ¿Qué significa que algo fuera predestinado? ¿Qué en concreto? Significa que en Su plan de gestión al completo, hace mucho que Dios planeó cuántas veces estarías en la tierra, en qué linaje y familia nacerías en los últimos días, cuáles serían las circunstancias de esta familia, si serías hombre o mujer, cuáles serían tus puntos fuertes, qué nivel de educación tendrías, cómo de elocuente serías, cuál sería tu calibre y qué aspecto tendrías. Él planeó la edad en que llegarías a la casa de Dios y comenzarías a cumplir con tu deber, qué deber realizarías y en qué momento. Al principio, Dios predestinó cada uno de tus pasos. Cuando aún no habías nacido y cuando llegaste a la tierra en tus últimas vidas, Dios ya había arreglado para ti qué deber cumplirías en esta etapa final de la obra(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Cuanto más reflexionaba las palabras de Dios, más claras me quedaban las cosas. Puede parecer que mi trabajo relacionado con textos se debiera a la promoción de Zhang Hua pero, en realidad, es Dios quien organiza todo. Fue Él quien me condujo gradualmente a este papel. Si la casa de Dios no hubiera tenido este trabajo, yo no podría haber realizado este deber. Entonces, ¿no había sucedido todo esto como resultado de la obra de Dios? Es a Dios a quien debería haber estado agradecido y, sin embargo, yo había considerado a Zhang Hua como la fuente de este favor y quería devolverle por ello. No podía ver la gracia de Dios, sólo la amabilidad del hombre. Yo era verdaderamente ciego, ignorante, irracional y tonto. El deber de Zhang Hua como líder de la iglesia era entrenar y promover a la gente de acuerdo a los requerimientos de trabajo de la casa de Dios; debería haber agradecido a Dios, en lugar de asignar esta amabilidad a otra persona. Una vez que entendí esto, sentí alivio. La gratitud que había sentido hacia ella durante más de diez años, el agradecimiento que había sentido por su aprecio hacia mí y mi deseo de pagarle, todo desapareció. Ya no me sentía en deuda con ella ni arrepentido de haber expuesto sus maldades. También desapareció la culpa por ser desagradecido, y ya no había ninguna cuestión de amabilidad entre nosotros. Como Dios dice: “Para Mí, este tipo de ‘amabilidad’ simplemente no existe, y espero que también sea así para vosotros. Entonces, ¿cómo debes considerarlo? Simplemente como una obligación y una responsabilidad, y algo que una persona con instintos humanos debe hacer. Deberías tratarlo como tu responsabilidad y obligación como ser humano, y hacerlo lo mejor que puedas. Eso es todo(La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (7)). La palabra de Dios me liberó de la esclavitud de la idea de devolver amabilidades y corrigió mi perspectiva sobre estos asuntos. Le estoy muy agradecido a Él.

Así que, pensé que el asunto había terminado. Pero no mucho después, la iglesia de mi ciudad natal me escribió de nuevo, pidiéndome que escribiera claramente el comportamiento de Zhang Hua, así como las veces y los lugares en que ella había defendido a anticristos y personas malvadas, y había seguido a anticristos para hacer el mal. Sin tales pruebas, sería imposible expulsarla. Después de recibir la carta, todavía estaba un poco inquieto. Si escribía esto, Zhang Hua sin duda sería expulsada. Ella había sido tan buena conmigo y, si yo hacía esto, no estaría… Pero rápidamente me di cuenta de que el principio satánico de devolver las amabilidades estaba operando aquí. Tenía que ignorar esta idea y actuar según la palabra de Dios. Recordé que la palabra de Dios dice: “¿Según qué principio piden las palabras de Dios que la gente trate a los demás? Ama lo que Dios ama y odia lo que Dios odia. Ese es el principio al que hay que atenerse. Dios ama a los que persiguen la verdad y son capaces de seguir Su voluntad; esas son también las personas a las que debemos amar. Aquellos que no son capaces de seguir la voluntad de Dios, que lo odian y se rebelan contra Él, son personas detestadas por Dios, y nosotros también debemos detestarlas. Esto es lo que Dios pide del hombre. […] Durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús dijo: ‘¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?’. ‘Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre’. Estas palabras ya existían en la Era de la Gracia, y ahora las palabras de Dios son incluso más claras: ‘Ama lo que Dios ama, y odia lo que Dios odia’. Estas palabras van directas al grano, pero las personas a menudo son incapaces de captar su verdadero sentido(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo reconociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente). La palabra de Dios lo deja muy claro: Debemos tratar a las personas con principios, amar lo que Dios ama y odiar lo que Dios odia. Aquellos que persiguen y practican la verdad son nuestros hermanos y hermanas y deben ser tratados con amor. Los que no persiguen la verdad o no la practican en absoluto, o incluso cometen el mal que perturba el trabajo de la iglesia no son hermanos ni hermanas, sino lacayos de Satanás, personas malvadas. Necesitamos exponerlos, discernirlos y depurarlos de la iglesia. Sólo esto concuerda con la intención de Dios. No dudé después de entender esto. Con los documentos que había proporcionado anteriormente y con un cuidadoso recuerdo, elaboré un informe de sus malas acciones. Después de enviar mi respuesta, me sentí tranquilo y en paz. Finalmente había escapado de las restricciones del concepto de devolver amabilidades y mi corazón sintió alivio.

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