¿Quién trajo la ruina a mi familia?
Por Wang Zhiying, ChinaCuando era joven, trabajaba como funcionaria del gobierno, mi marido era profesor de escuela secundaria y nuestra...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
De todas mis experiencias, hay una en particular que me impresionó profundamente. Un año, Li Juan, una líder superior, vino a supervisar el trabajo de nuestra iglesia. En ese momento, había un miembro que propagaba prejuicios contra los líderes y obreros, y estaba formando un bando para perturbar la iglesia. Hablamos muchas veces con él, pero no se arrepentía. Dudábamos si debíamos calificarlo de anticristo, así que le preguntamos a Li Juan. Li Juan usó verdades sobre cómo discernir anticristos para enseñarnos a decidir, y eso nos dio una solución. En nuestras charlas también supe que, cuando Li Juan era una líder nueva, se ocupó en solo dos semanas de cierto caos en la iglesia que otros no habían resuelto en dos meses. Ya líder superior, había supervisado el trabajo de muchas iglesias y resuelto muchos de sus problemas. Sin darme cuenta, empecé a admirarla. Luego, mi compañera y yo nos topamos con unos asuntos que no entendíamos, así que esperamos a que viniera Li Juan a orientarnos. Un mes después, por fin volvió a nuestra iglesia. Le conté inmediatamente los asuntos y dificultades que afrontábamos, y pronto arregló de nuevo las cosas. Tras varios encuentros con Li Juan, la admiraba mucho. Para mí, merecía ser líder superior, comprendía la verdad y tenía discernimiento. Le resultaba fácil ocuparse de los problemas que yo, francamente, no podía resolver. Esperaba que pudiera venir a orientarnos más a menudo. Para mi sorpresa, destituyeron a Li Juan un par de meses más tarde por ser arrogante y autoritaria en el deber, por perturbar el trabajo de la iglesia, y porque no aceptaba recibir la poda. Me resultaba inconcebible su destitución, pero pensaba que podría ser buena para ella. Si era capaz de conocerse y transformarse, podría volver a asumir un trabajo importante. Así pues, aunque la habían destituido, no cambió para nada el lugar que ocupaba en mi corazón.
Meses después, la iglesia nos asignó a Li Juan y a mí la responsabilidad de la labor de depuración. Yo estaba encantada. Quería aprovechar esa oportunidad para aprender más de ella. Luego, cuando debatíamos ciertas cuestiones, ella siempre sabía encontrar principios pertinentes que enseñar para resolverlas. También hablaba mucho de que llegó a líder poco después de sumarse a la fe, de cómo había mejorado el trabajo gracias a su esfuerzo y de que se había conocido a sí misma tras su destitución, y que la iglesia le estaba dando otra vez un trabajo importante. Todo esto hacía que la admirara aún más, y siempre acudía a ella con mis preguntas. Ella siempre tenía respuesta. Con el tiempo dejé de centrarme en orar y buscar a Dios en el deber, y, en cambio, confiaba en Li Juan en todo, ya que creía que en todo tenía razón. Por entonces le daba mucha importancia a ella. La adulaba ciegamente, y a punto estuve de cometer una gran maldad junto con ella.
Un día me enteré de que antes, cuando Zhang Ping era líder, había criticado a su compañera ante su familia porque tenía prejuicios contra ella. Su familia contó estas cosas en una reunión de grupo. La líder de la iglesia calificó de anticristo a Zhang Ping solo por aquello. Para su familia, esa forma de abordarlo no era acorde con los principios, así que redactó una carta para denunciarlo, pero la líder de la iglesia calificó a la familia de Zhang Ping de banda de anticristos y los aisló. Al mirar los documentos de expulsión de Zhang Ping, vi que simplemente vivía inmersa en un carácter corrupto y que había manifestado ciertas críticas. No se la debió catalogar de anticristo. Su familia formuló esa denuncia para señalar un problema, no formó un bando ni perturbó la labor de la iglesia. No se les debería haber calificado de anticristos. Además, yo me había relacionado con Zhang Ping años antes. Tenía una humanidad aceptable y no parecía una malhechora. Me preguntaba si se había equivocado la líder al calificarla de anticristo y expulsarla. No es un asunto menor. Quería la ayuda de Li Juan para reconsiderarlo de nuevo, pero, sorprendentemente, me dijo, muy concluyente: “Zhang Ping criticó a su compañera, lo que es un acto malvado. Como su familia habló en su defensa y presentó una denuncia, es una banda de anticristos. Podemos revisar si hicieron más maldades”. No me pareció correcto que fuera tan concluyente, pero entonces pensé que, si Li Juan estaba tan segura, debía de tener muy controladas las cosas. A fin de cuentas, había sido líder superior y tenía mucha experiencia y gran discernimiento. Debía de conocer la verdad y ver las cosas mejor que yo. Así pues, cambié de tono: “Hace unos años que no tengo contacto con Zhang Ping. No sé si ha cometido otras maldades. Vamos a investigarlo, y entonces decidimos”. Pronto recibimos más información sobre Zhang Ping. No había cometido más maldades y, tras juzgar a su compañera, hizo introspección y se conoció a sí misma. Su familia tampoco hacía que otros defendieran a Zhang Ping. A tenor de su conducta, no se les debería haber catalogado de anticristos ni expulsado. Compartí esta información con Li Juan, pero ella fue muy displicente y creía correcto calificar a Zhang Ping de anticristo. Señaló: “Si dejamos a los anticristos en la iglesia y ellos siguen haciendo el mal y perturbando, ¡participamos de su maldad!”. Otra hermana tampoco estaba de acuerdo con Li Juan. También ella dijo que no eran una banda de anticristos, sino que solo habían exhibido algo de corrupción y que debíamos readmitirlos en la iglesia de inmediato. Li Juan sostuvo con confianza: “Aunque Zhang Ping no sea un anticristo, es una malhechora. Difamó a su colaboradora ante su familia, y luego esta lo contó en una reunión y presentó una denuncia. ¿Eso no es perturbar la iglesia? No podemos readmitirlos, sino que hemos de conocer mejor su maldad”. Yo dudé un poco tras oír hablar a Li Juan. Ella estaba muy segura de que había que expulsar a Zhang Ping. ¿Significaba eso que yo tenía una perspectiva limitada al respecto? ¿Realmente era una malhechora Zhang Ping? Li Juan había sido líder mucho tiempo, debía tener una visión más amplia que nosotras. Supuse que me faltaba discernimiento y que podíamos seguir investigando lo que había hecho Zhang Ping. Por tanto, pese a que no me sentía totalmente tranquila, me armé de valor y mandé a algunos hermanos y hermanas que indagaran más en el tema. Me sentí muy incómoda tras disponer eso, y mi corazón quedó en tinieblas. La verdad, no puedo describir cómo me sentó. Oré a Dios para pedirle que me guiara, a fin de conocerme a mí misma en esto y saber actuar según Su intención. Después de orar leí estas palabras de Dios: “Dios observa a cada iglesia y cada persona. Da igual cuántas personas haya cumpliendo un deber o siguiendo a Dios en una iglesia; en el momento en que se apartan de Sus palabras, en el momento que pierden la obra del Espíritu Santo dejan de experimentar la obra de Dios y, así, ellas y el deber que cumplen no tienen ninguna conexión ni forman parte de la obra de Dios, en cuyo caso esta iglesia se ha convertido en un grupo religioso. Decidme, ¿qué consecuencias tiene que una iglesia se convierta en un grupo religioso? ¿No diríais que estas personas están en grave peligro? Nunca buscan la verdad cuando se enfrentan a los problemas y no actúan según los principios-verdad, sino que están sujetas a las disposiciones y manipulaciones de los seres humanos. Incluso hay muchos que, durante el cumplimiento de su deber, nunca oran ni buscan los principios-verdad; se limitan a preguntarles a otros y a hacer lo que les dicen, a actuar según las indicaciones de los demás. Lo que sea que les indiquen los demás que hagan, ellos lo hacen. Creen que orar a Dios acerca de sus problemas y buscar la verdad resulta vago y difícil, así que buscan una solución simple y fácil. Suponen que confiar en los demás y hacer lo que les dicen es fácil y más realista, así que simplemente hacen lo que dicen los demás, preguntan a otros y hacen todo lo que les dicen. A consecuencia de ello, a pesar de llevar creyendo muchos años, al enfrentarse a un problema ni una sola vez se han presentado ante Dios, orando y buscando Sus deseos y la verdad, para luego alcanzar una comprensión de la verdad y actuar y comportarse de acuerdo con las intenciones de Dios; jamás han tenido tal experiencia. ¿Practican realmente esas personas la fe en Dios?” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación). Las palabras de Dios enseñan que, cuando alguien no lo lleva a Él en el corazón y no busca los principios-verdad, sino que en cambio escucha a otra gente y sigue sus propios planes, eso no es practicar la fe en Dios; Él no reconoce esa clase de fe. ¿No era ese precisamente mi estado? En cuanto a la familia de Zhang Ping, Li Juan afirmó estar segura de que era una banda de anticristos. Para mí, eso no concordaba con los hechos, pero la tenía en tan alta estima que no busqué los principios-verdad. Aceptaba todo lo que me mandara hacer. Con los resultados de la investigación vi que se había calificado incorrectamente a su familia, pero, ante la persistencia de Li Juan, ignoré mis opiniones. Aunque me sentía incómoda, seguí sin buscar los principios-verdad. Simplemente me obligué a hacer lo que dijera Li Juan. No llevaba a Dios en el corazón. ¿Qué tenía eso de fe? Cuanto más lo pensaba, peor me sentía. Siempre me había considerado una creyente sincera. Jamás imaginé que idolatraría y seguiría a una persona. Me sentía intranquila, lo que significaba que Dios ya me había desdeñado. Si no me arrepentía, Él podría descartarme de verdad. Asustada por esta idea, oré para pedirle a Dios que me ayudara a fin de cambiar de estado, buscar la verdad y ser capaz de considerar a Zhang Ping y a su familia según los principios.
Después busqué los principios-verdad relacionados con el asunto de Zhang Ping y aprendí la diferencia entre un anticristo y alguien con un carácter corrupto normal. El principal rasgo de los anticristos es que consideran como vida al poder y siempre quieren controlar a los escogidos de Dios. Castigan a la gente para conquistar poder. Hacen muchísimo mal y perturban gravemente la labor de la iglesia. Además, los anticristos sienten aversión por la verdad y la odian. Son, en esencia, gente malvada y carecen de toda conciencia y razón. No sienten pesar, por mucho mal que hayan hecho, y de ninguna manera se arrepienten. La gente corrupta normal no puede evitar decir y hacer cosas por la reputación y el estatus, pero puede aceptar la verdad y hacer introspección. Tras tomar la senda equivocada, puede tomar conciencia de sí y mostrarse arrepentida. Es tal como dice Dios: “Sean quienes sean, por muchas maldades que cometan o muy graves que sean sus errores, que una persona esté determinada a ser un anticristo o posea el carácter de un anticristo depende de que sea capaz de aceptar la verdad y la poden y de que sus remordimientos sean auténticos. Si puede aceptar la verdad y que la poden, si cuenta con verdadero arrepentimiento y está dispuesta a pasar toda su vida siendo mano de obra para Dios, esos son indicativos veraces de algo de arrepentimiento. A una persona así no se la puede catalogar de anticristo” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Sabía dentro de mí que Zhang Ping no era un anticristo y no podía continuar vacilando y escuchando ciegamente a Li Juan.
Continué buscando. ¿Por qué era que cuando Li Juan y yo veíamos las cosas de forma distinta, yo no buscaba los principios y le seguía el juego ciegamente? ¿Cuál era la raíz de este problema? Recordé que Dios dice: “Lo que tú admiras no es la humildad de Cristo, sino a esos falsos pastores de destacada posición. No adoras la belleza ni la sabiduría de Cristo, sino a esos licenciosos que se regodean en la inmundicia del mundo. Te ríes del dolor de Cristo, que no tiene lugar donde reclinar Su cabeza, pero admiras a esos cadáveres que cazan ofrendas y viven en el libertinaje. No estás dispuesto a sufrir junto a Cristo, pero te lanzas con gusto a los brazos de esos anticristos temerarios a pesar de que solo te suministran carne, palabras y control. Incluso ahora tu corazón sigue volviéndose a ellos, a su reputación, su estatus, su influencia. Además, continúas teniendo una actitud de encontrar la obra de Cristo difícil de soportar y no estar dispuesto a aceptarla. Por eso te digo que te falta fe para reconocer a Cristo” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Eres un verdadero creyente en Dios?). Al leer las palabras de Dios, vi que yo idolatraba y seguía a una persona porque no honraba a Cristo por ser grande en mi fe; en cambio, idolatraba el estatus y el poder. Como Li Juan había sido líder superior y tenía buenas soluciones cuando supervisaba el trabajo, yo creía que conocía la verdad y tenía discernimiento, así que la respetaba y admiraba. Por eso no tenía ideas ni opiniones propias cuando éramos compañeras. Hacía lo que ella dijera y consideraba por completo que sus palabras eran la verdad. Hasta en algo tan importante como si debía expulsarse o no a Zhang Ping y a su familia, seguí ciegamente a Li Juan. Eso demoró la readmisión de esa familia en la iglesia y su entrada en la vida. Dios valora la vida de toda persona. Los oprimidos por falsos líderes no pueden llevar una vida de iglesia durante mucho tiempo. Viven en tinieblas, desamparados y sufriendo. Pero yo no pensaba en las intenciones de Dios; no me responsabilizaba de la vida de nadie. En cuanto a la familia de Zhang Ping, yo siempre iba y venía y hacía caso a Li Juan. Estaba confundidísima. Sin esas tinieblas espirituales y ese dolor, no habría despertado; habría continuado haciendo el mal. Oré a Dios arrepentida: “¡Dios mío! No quiero continuar adulando y siguiendo a una persona. Quiero honrar Tu grandeza y actuar según los principios-verdad”. Después, le comenté mi opinión a Li Juan, y me dijo bruscamente: “Luego lo hablamos”. Entonces cambió de tema. Veía que aún se aferraba a su idea y no le importaba la vida de nadie. Me enojé. Decidí que, a toda costa, tenía que contarle a la líder la situación de la familia de Zhang Ping. Días más tarde vino la líder a llevar a cabo algo de trabajo, y reveló que Li Juan había sido autoritaria en la labor de depuración. Había calificado a la gente de forma arbitraria sin respetar los principios, y perturbó gravemente la labor de la iglesia. Por consiguiente, la líder destituyó a Li Juan. Aparentemente, en el caso de Zhang Ping, Li Juan era muy consciente de haberse equivocado, pero no lo quería admitir. Ordenó personalmente que se recabara información de Zhang Ping para criticarla. Estaba decidida a que a su familia y a Zhang Ping los expulsaran por anticristos. Yo estaba enojadísima. Con tal de preservar su estatus, no le importaba la vida de los hermanos y hermanas. Era algo sumamente despiadado. Al recordar mi época con Li Juan, veo que ella siempre hablaba de todo su esfuerzo, por lo que yo la consideraba alguien que perseguía la verdad. No utilizaba la verdad para analizar las motivaciones y la esencia de sus actos. Compartir realmente una experiencia implica hablar de lo que has llegado a saber de ti mismo gracias al juicio y castigo de Dios, de qué verdades has aprendido y de cómo has practicado la verdad para satisfacer a Dios, pero Li Juan no podía hablar del auténtico entendimiento. Esos tiempos duros de los que hablaba eran para enaltecerse y dar testimonio de sí misma, y para recibir admiración. Iba por la senda de un anticristo. En ese punto, aprendí a discernir un poco cómo era Li Juan y me detesté aún más. Yo era creyente desde hacía años, pero no veía a las personas o las cosas a través de las palabras de Dios. Solo veía los dones y la aptitud de la gente e idolatraba el estatus y el poder. Estuve a punto de hacer el mal con Li Juan, expulsando a la gente equivocadamente y causando un daño irreparable. ¡Qué ciega e ignorante! Al pensarlo empecé a tener miedo.
Después leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Cuando alguien es elegido líder por los hermanos y hermanas, o la casa de Dios lo asciende para que lleve a cabo determinado trabajo o deber, esto no significa que tenga un estatus o una posición especiales, que las verdades que comprenda sean más profundas y más numerosas que las de otras personas, y ni mucho menos que esta persona sea capaz de someterse a Dios y no traicionarlo. Desde luego, tampoco significa que conozca a Dios y que sea una persona temerosa de Él. De hecho, no ha logrado nada de esto. El ascenso y el cultivo son solamente ascenso y cultivo en el sentido simple, y no es lo mismo que Dios los haya predestinado y aprobado. Su ascenso y cultivo simplemente significan que ha sido ascendida y está a la espera de ser cultivada. El resultado final de este cultivo depende de si esta persona persigue la verdad, y de si es capaz de elegir la senda de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, cuando en la iglesia alguien es ascendido y cultivado para que sea líder, solo se le asciende y cultiva en sentido directo; no quiere decir que ya sea acorde al estándar y competente como líder, que ya sea capaz de asumir la labor de liderazgo y hacer un trabajo real; eso no es así. La mayoría de la gente no puede desenmascarar estas cosas y, sobre la base de sus propias figuraciones, admira a quienes han ascendido. Esto es un error. Independientemente de cuántos años lleve creyendo en Dios, ¿alguien que es ascendido realmente posee la realidad-verdad? No necesariamente. ¿Es capaz de implementar los arreglos del trabajo de la casa de Dios? No necesariamente. ¿Tiene sentido de la responsabilidad? ¿Es leal? ¿Es capaz de someterse? Ante un problema, ¿es capaz de buscar la verdad? No se sabe. ¿Tiene esta persona un corazón temeroso de Dios? ¿Y cómo es de grande este corazón? ¿Es capaz de evitar seguir su propia voluntad al hacer las cosas? ¿Es capaz de buscar a Dios? Durante el período en que lleva a cabo el trabajo de liderazgo, ¿es capaz de presentarse ante Dios con frecuencia para buscar Sus intenciones? ¿Es capaz de guiar a la gente hacia la realidad-verdad? Sin duda es incapaz de tales cosas. No ha recibido formación y no han tenido bastantes experiencias, así que no puede hacer esas cosas. Es por eso que ascender y cultivar a alguien no quiere decir que ya entienda la verdad ni que ya sepa cumplir su deber de manera acorde al estándar. […] ¿Por qué digo esto? Para que todos sepan que han de abordar correctamente los diversos tipos de personas con talento ascendidos y cultivados por parte de la casa de Dios, que no han de ser duros en las exigencias a estas personas y que, por supuesto, no deben tener una opinión poco realista de ellas. Es de necios admirarlas excesivamente y venerarlas; es inhumano y poco realista imponerles exigencias demasiado duras. Entonces, ¿cuál es la manera más razonable de tratarlas? Considerarlas como personas corrientes y, cuando debas buscar a alguien con relación a algún problema, hablar con ellas, aprender de los respectivos puntos fuertes y complementarse unos a otros” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (5)). Las palabras de Dios son muy claras. Ser elegido líder u obrero no implica que esa persona conozca la verdad y cumpla adecuadamente su deber. Los líderes y obreros también tienen un carácter corrupto. Puede que cumplan el deber según sus caprichos y experiencias y que hagan cosas que vulneren los principios. Tenemos que discernir a la gente según los principios-verdad y no seguir ciegamente a nadie. Además, aunque la verdad que enseñen los líderes aporte iluminación, se trata del esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo y tenemos que aceptarlos de parte de Dios. No debemos idolatrar y seguir ciegamente a los líderes. Si en el trabajo de un líder u obrero se dan errores o descuidos, o si ellos vulneran algún principio-verdad, hay que abordarlo correctamente. Con amor se pueden brindar consejos y ayuda para que ellos puedan cambiar y actuar según los principios. Pero yo, como idolatraba el estatus y el poder, creía falazmente que Li Juan, por haber sido líder superior, tenía que conocer la verdad mejor que nosotras. Tenía un concepto muy distorsionado. Si bien hacía años que ella era líder y tenía cierta experiencia de trabajo, y sabía hablar de doctrinas y resolver algunos problemas, eso no implicaba que comprendiera la verdad. La enseñanza y comprensión de Li Juan normalmente sonaban muy bien y, según ella, cuando no entendiéramos algo, debíamos buscar los principios-verdad, no aferrarnos a nuestras ideas, pero, ante los problemas, ella siempre hacía lo que quería. Ni de lejos aceptaba sugerencias de nadie ni tenía un corazón que buscara. Solamente hablaba de doctrina sin realidad alguna. No reflexionaba sobre su naturaleza satánica arrogante ni la entendía, y estaba dispuesta a expulsar a gente a la ligera a fin de conservar el estatus. Al observar a Li Juan a la luz de todo eso, era obvio que era de la misma clase que los falsos líderes y anticristos.
A Zhang Ping y a su familia los readmitieron después en la iglesia. Al recordar que durante más de dos meses no habían podido llevar una vida de iglesia, más todo el dolor espiritual que debían de haber padecido, me sentí tan mal que no lo sabría describir. Me odié por no buscar la verdad y tan solo escuchar a una persona. Si hubiera buscado los principios-verdad y los hubiera readmitido de inmediato en la iglesia, no se habría demorado tanto su entrada en la vida. Entendí entonces que, por idolatrar ciegamente a alguien, es muy fácil que hagas el mal y te resistas a Dios como esa persona. También odié lo confundida y ciega que estuve como para seguir a alguien y cometer semejante maldad. Luego leí estas palabras de Dios: “La forma más simple de describir la fe en Dios es confiar en que hay un Dios y, sobre esta base, seguirlo, someterse a Él, aceptar Su soberanía y Sus instrumentaciones y arreglos, prestar atención a Sus palabras, vivir y hacerlo todo de acuerdo con ellas, ser un verdadero ser creado, y temerlo y evitar el mal; solo esto es la verdadera fe en Dios. Esto es lo que significa seguir a Dios” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. No es posible salvarse por creer en la religión ni participar en ceremonias religiosas). Las palabras de Dios me enseñaron que temerle a Él, honrar Su grandeza y buscar los principios-verdad cuando se producen problemas es lo mínimo que debemos defender en nuestra fe en Dios. Sea quien sea, siempre que lo que diga concuerde con los principios-verdad, debes seguirlo y rechazar firmemente todo lo derivado de nociones y fantasías humanas. Todo debe hacerse de conformidad con las palabras de Dios. Eso es la fe verdadera, y seguir verdaderamente a Dios. ¡Gracias a Dios! Tuve clara mi futura senda para seguirlo a Dios.
Un día, mientras debatía la formación de personas con la líder de la iglesia, la hermana Mingyi, ella comentó que la hermana Zhao Xunzhen era capaz de conocerse a sí misma cuando surgían las cosas y que su enseñanza de la verdad era práctica, por lo que podría ser formada como supervisora del trabajo de riego. Sin embargo, en mi relación con Xunzhen había descubierto que le faltaba aptitud y que no comprendía la verdad con pureza. Era muy pasiva en el deber y no había obtenido buenos resultados durante varios meses seguidos. No era una buena candidata. Pero como la recomendaba Mingyi, me pregunté si yo apreciaba correctamente las cosas. Como Mingyi era líder de la iglesia desde hacía años, su discernimiento debía de superar el mío. Supuse que debía seguirle la corriente. Sin embargo, me sentí culpable al pensarlo de ese modo. Vi que me fijaba en el estatus de Mingyi y en sus años de servicio como líder. ¿No adulaba el estatus y el poder y estaba siguiendo a alguien otra vez? Pensé en el asunto de Zhang Ping y su familia. Me angustiaban las consecuencias de idolatrar el poder y no defender los principios. Detrás del hecho de enfrentar nuevamente algo estaba la intención de Dios. Si seguía siendo incapaz de defender los principios y ayudaba a ascender a supervisora a una candidata inadecuada, eso demoraría la entrada en la vida de los hermanos y hermanas. Mingyi era líder, pero eso no implicaba que conociera la verdad ni que entendiera a la gente a la perfección. Su sugerencia era solamente algo que yo debía considerar. Tenía que considerar si, según los principios, había que formar a Xunzhen. Después recabé unas evaluaciones de Xunzhen que confirmaron su falta de aptitud y que no hacía un trabajo real, por lo que no era buena candidata. Le comenté mi opinión a Mingyi, y ella se manifestó de acuerdo. En el fondo sentí que la única manera de estar en paz era no seguir ciegamente a nadie, sino practicar de acuerdo con los principios-verdad.
El incidente con Zhang Ping y su familia me ha quedado grabado en el corazón. Con esta memorable lección vi las consecuencias de adular y seguir a una persona cuando se tiene fe. También experimenté que buscar la verdad y hacer las cosas de acuerdo con ella es la única vía para seguir a Dios y recibir Su visto bueno.
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