La mentalidad correcta para compartir el evangelio
Una vez, un hermano me mencionó que Li Ping, su hermana menor, había sido creyente desde pequeña, y que había trabajado para el Señor con entusiasmo, que era sincera en su fe. Él quería que yo compartiera el evangelio con ella. Accedí con alegría. Pero cuando hablé con Li Ping, ella se puso de pie y, nerviosa, dijo: “Nuestro pastor dijo que los falsos Cristos aparecerán en los últimos días para engañar a la gente y que cualquier noticia del regreso del Señor es falsa. Tú predicas el Relámpago Oriental. No te escucharé. Podemos hablar de otras cosas, pero no me hables sobre cuestiones de fe”. Comprendí que había sido engañada por los rumores y mentiras del pastor, por lo que intenté decirle: “Hermana, ¿sabes a qué hace referencia ‘Relámpago Oriental’? El Señor Jesús profetizó con claridad: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Relámpago Oriental’ se refiere a la obra y a las palabras de Dios. Todas las verdades expresadas por Dios Todopoderoso son como una gran luz que aparece por el este, de ahí viene el nombre ‘Relámpago Oriental’. Esta luz de la verdad ya ha brillado de este a oeste. La profecía del Señor ha sido cumplida por completo. Analicemos ahora si el Relámpago Oriental es la aparición y obra del Señor”. No quería escuchar y dijo: “Nuestro pastor dijo que si alguien nos predica un camino diferente al nuestro, no podemos escuchar, no importa lo bien que suene. Ni siquiera podemos escuchar a nuestros propios padres o hermanos, y no podemos recibir a desconocidos en absoluto”. Esa no es la voluntad del Señor. Dice la Biblia: “No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hebreos 13:2). Con paciencia, respondí: “Hermana Li, la Biblia dice: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’ (Apocalipsis 2:7). ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”’ (Mateo 25:6). Estas profecías nos dicen que, para recibir al Señor, debemos escuchar su voz, Si alguien testifica que el Señor ha regresado, deberíamos salir a recibirlo. Es la única forma en que tendremos una oportunidad de dar la bienvenida al Señor. Si no escuchamos ni buscamos cuando oímos que alguien testifica que el Señor ha regresado, ¡perderemos nuestra oportunidad de darle la bienvenida!”. Pero ella se negaba a escuchar y halló una excusa para irse. La actitud de Li Ping me puso en una situación difícil. Si ella no quería escuchar, ¿cómo podía yo compartir el evangelio con ella? Pero yo sabía que esa no era la mentalidad correcta. Ni siquiera había testificado el regreso del Señor, entonces, ¿cómo podía rendirme tan fácilmente? Mientras ella fuera una verdadera creyente, yo debía abocarme a compartir el evangelio con ella.
Después fuimos a la casa de Li Ping a compartir el evangelio con ella, pero ella cerró la puerta en cuanto nos vio y, sin importar lo que dijéramos, se negó a abrir. No podíamos hacer nada, por lo que nos fuimos. Fuimos algunas veces más, pero ella no abría la puerta y decía: “Nuestro pastor dijo que ustedes quieren robar ovejas, y que debíamos matar a golpes a cualquiera del Relámpago Oriental, que debemos tirarlos al río o solo denunciarlos a la policía. Váyanse de aquí y asegúrense de que nuestro pastor no los vea”. Me incomodó mucho oírla decir eso, y quise renunciar. Pero, en ese momento, yo no estaba segura de si rendirme estaba de acuerdo con la voluntad de Dios o no, por lo que oré en silencio. Luego recordé un pasaje de las palabras de Dios: “Al difundir el evangelio debes cumplir con tu responsabilidad y tratar con seriedad a todos aquellos a quienes se lo difundas. Dios salva a la gente en la mayor medida posible, y debes estar atento a Su voluntad, no debes seguir de largo ante quien esté buscando y considerando el camino verdadero. […] Mientras estén dispuestos a considerar el camino verdadero y sean capaces de buscar la verdad, debes hacer todo lo que puedas para leerles más palabras de Dios y tener más comunicación con ellos sobre la verdad, y para dar testimonio de la obra de Dios y resolver sus nociones, de tal modo que puedas ganarlos y llevarlos ante Dios. Esto es lo que concuerda con los principios de la difusión del evangelio” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Difundir el evangelio es el deber al que están obligados por honor todos los creyentes). Cuando pensé en las palabras de Dios, sentí vergüenza. Dios salva a la gente todo lo que puede. Mientras haya un vestigio de esperanza, Dios no abandonará a alguien. Como alguien que compartía el evangelio, yo debía esforzarme. Si una persona encaja en los principios, yo debería predicarle con amor y paciencia, y cumplir mis responsabilidades. Ese es mi deber. Pero yo quería retirarme y renunciar cuando encontré la dificultad más mínima. No era nada devota en mi deber. Cuando comprendí eso, me sentí muy culpable. Oré y decidí que, sin importar cómo me tratara Li Ping, como ella tenía buena humanidad y era una verdadera creyente, yo no me rendiría, le daría testimonio de las palabras y la obra de Dios, y la llevaría ante Dios. Cuando empecé a investigar la obra de Dios de los últimos días, si los hermanos y hermanas no me hubieran enseñado con paciencia la verdad para corregir mis nociones, probablemente yo me hubiera quedado en la religión. Compartir el evangelio exige increíble amor y paciencia, que hagamos todo lo que podamos y que cumplamos nuestras responsabilidades. Esa es la voluntad de Dios.
Sorprendentemente, la siguiente vez que fuimos a la casa de Li Ping, nos abrió la puerta. Pero nos trató con mucha frialdad y no nos hablaba. Pensé que tendríamos una oportunidad de hablarle si nos abría la puerta, que ella gradualmente llegaría a entender las cosas si nos escuchaba un poco. Aprovechamos esta oportunidad para hablar con ella. Dije: “Hermana, es muy importante darle la bienvenida al Señor. Si no seguimos las palabras del Señor, sino que escuchamos a humanos ciegamente cuando investigamos el camino verdadero, es posible que vayamos contra Dios. Cuando el Señor Jesús apareció y obró, los creyentes judíos escucharon a sus líderes religiosos, condenaron y rechazaron al Señor junto con ellos. Al final, Dios los castigó. Hoy, los líderes religiosos y los pastores no buscan ni investigan la obra de Dios de los últimos días, e incluso hacen todo lo posible para sellar sus iglesias y difundir mentiras para engañar a los creyentes. Dicen que toda noticia de la llegada del Señor es falsa, e incluso si nuestros propios hermanos nos la cuentan, no debemos escuchar y debemos denunciarlos a la policía. Decir eso y actuar así, ¿va de acuerdo con las enseñanzas del Señor? ¿Alguien que dice algo así cuenta como creyente?”. Su actitud mejoró mucho cuando vio que todo lo que le decíamos era cierto, y estuvo dispuesta hablar con nosotros. También compartió lo que la confundía: “El Señor Jesús nos advirtió: ‘Entonces si alguno os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Allí está”, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos’ (Mateo 24:23-24). En los últimos días, cuando el Señor regrese, habrá falsos Cristos y falsos profetas que engañarán a la gente. Nuestro pastor dijo que cualquier prédica del regreso del Señor es sobre un falso Cristo que engaña gente. No conocemos bien la Biblia, por lo que nos dijo que tuviéramos cuidado, o nuestros años de fe podrían quedar en nada. Me preocupa lo que pasará si tengo fe en algo equivocado”. De inmediato le respondí: “Hermana, comprendemos tu miedo a ser engañada. Pero también comprendemos la voluntad del Señor. Dijo esto para que podamos discernir a los falsos Cristos y no seamos engañados por ellos, no para que estuviéramos a la defensiva ciegamente y no le diéramos la bienvenida al Señor. También explicó con claridad las manifestaciones de los falsos Cristos. Confían en mostrar señales y maravillas para engañar a la gente Conocemos las marcas de un falso Cristo, por eso no nos engañará, siempre y cuando estemos atentos a ellas. Si solo sacamos de contexto las palabras del Señor y creemos que cualquier testimonio del regreso del Señor es falso, nunca buscamos ni investigamos, ¿no condenaríamos el propio regreso del Señor Jesús? Entonces, ¿cómo podríamos darle la bienvenida? Entonces, si queremos determinar si este es el regreso del Señor Jesús, la clave es escuchar la voz del Señor y distinguir al verdadero Cristo de los falsos Cristos. Estar siempre a la defensiva y rechazar todo no soluciona el problema. La clave para dar la bienvenida al Señor es escuchar Su voz. El Señor Jesús dijo: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’ (Apocalipsis 3:20)”.
Después leímos un par de pasajes de las palabras de Dios sobre cómo distinguir al verdadero Cristo de los falsos Cristos. Dios Todopoderoso dice: “Si durante la época actual emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería una falsificación producida por espíritus malignos que imitan a Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. La obra de Dios es irreconciliable con las nociones del hombre; por ejemplo, el Antiguo Testamento predijo la venida de un Mesías, y el resultado de esta profecía fue la venida de Jesús. Como esto ya había ocurrido, sería erróneo que viniera otro Mesías de nuevo. Jesús ya ha venido una vez, y sería incorrecto que viniera de nuevo en esta ocasión. Hay un nombre para cada era, y cada nombre contiene una caracterización de esa era. En las nociones del hombre, Dios siempre debe hacer señales y maravillas, siempre debe sanar a los enfermos y echar fuera demonios, y siempre debe ser como Jesús. Pero esta vez Dios no es así en absoluto. Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara a los enfermos —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría importancia ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empieza a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente. Una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claro esto” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra de Dios hoy). “Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, Él traerá la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia externa. Si el hombre sólo analiza Su apariencia externa, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto muestra que el hombre es ignorante” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). Tras leer las palabras de Dios, dije: “Las palabras de Dios son muy claras. Se debe distinguir al Cristo verdadero de los falsos Cristos por la obra de Dios, Sus palabras y el carácter que Él expresa. Esto se debe a que la esencia de Cristo es el camino, la verdad y la vida. Él otorga la verdad a la humanidad y exuda el carácter de Dios. Realiza la obra de redención y salvación. Cuando el Señor Jesús obró, le dio a la humanidad el camino del arrepentimiento. Él nos enseñó a confesarnos y arrepentirnos, a amar a los demás como a nosotros mismos, a ser tolerantes y pacientes. También nos mostró muchas señales y maravillas, sanó a los enfermos, expulsó demonios, resucitó muertos, hizo que los cojos caminaran otra vez. Otorgó gracia infinita al hombre, nos dejó probar la misericordia y el amor de Dios, y nos dejó ver Su poder y autoridad. Al final, el Señor Jesús fue crucificado, completando la obra de redención. A través de las palabras y la obra del Señor, y del carácter que expresó, podemos ver que Él tenía una esencia divina, que era Dios encarnado. Ahora, Él ha regresado en los últimos días como Dios Todopoderoso. Expresa la verdad y está haciendo la obra de juzgar y purificar a la humanidad. Las palabras de Dios Todopoderoso son abundantes y copiosas, revelan muchos misterios y verdades, como por ejemplo, cómo podemos escapar de las ataduras del pecado, cómo buscar un cambio de carácter y ser plenamente salvados, y el resultado y destino del hombre. Nos ha encaminado hacia la senda para ser salvados y entrar en el reino de Dios. Dios Todopoderoso también juzga y expone la verdad de la corrupción de la humanidad por Satanás, desnuda las actitudes satánicas humanas que se oponen a Dios, como ser arrogante, taimado y malvado. También muestra Su carácter justo que no tolera ofensa. Sus palabras nos muestran las sendas para practicar y entrar, tales como cómo ser personas honestas, cómo entregarnos a nuestro deber, cómo someternos a Dios. Cuando el pueblo elegido de Dios come y bebe Sus palabras y experimenta Su juicio y castigo, su carácter cambia, y Su pueblo elegido tiene muchas experiencias y muchos testimonios. Gracias a la obra y a las palabras de Dios Todopoderoso podemos ver que Él es el Cristo de los últimos días, Él es Dios mismo. Dios Todopoderoso es el regreso del Señor. Pero los falsos Cristos son, en esencia, espíritus malvados. No poseen la verdad y no pueden salvar ni purificar a la gente. Solo pueden descarriar a la gente mostrando señales y maravillas. Podemos ver que los falsos Cristos no poseen la esencia de Cristo y no pueden hacer Su obra. Todos se llaman Dios a sí mismos, pero son falsos y solo pueden engañar a la gente temporalmente”.
Dijo: “Lo que leíste es fantástico, muy convincente. Con razón mi pastor dijo que nos sentiríamos atraídos en cuanto te oyéramos predicar. De verdad me gusta lo que dijiste, pero aún debo pensarlo un poco”. Respondí: “Hermana, durante todos estos años de fe, ¿no hemos estado esperando el regreso del Señor? Espero que abordes esto con precaución. Si pierdes tu oportunidad de salvación de Dios, te arrepentirás toda tu vida”. Después de eso, sin importar cómo enseñáramos, ella no reaccionaba ni decía una palabra. Me sentía agotada y me quedé sin paciencia. Pensaba que como ella no iba a aceptarlo después de tanta enseñanza nuestra, no había nada que pudiéramos hacer. Pero ese pensamiento me incomodó. Recordé algo que dijo Dios: “¿Eres consciente de la carga que llevas a cuestas, de tu comisión y tu responsabilidad? ¿Dónde está tu sentido de misión histórica? ¿Cómo servirás adecuadamente como señor en la próxima era? ¿Tienes un fuerte sentido del señorío? ¿Cómo describirías al señor de todas las cosas? ¿Es realmente el señor de todas las criaturas vivientes y todas las cosas físicas del mundo? ¿Qué planes tienes para el progreso de la siguiente fase de la obra? ¿Cuántas personas están esperando a que seas su pastor? ¿Es pesada tu tarea? Son pobres, lastimosos, ciegos, están confundidos, lamentándose en las tinieblas: ¿dónde está el camino? ¡Cómo anhelan que la luz, como una estrella fugaz, descienda repentinamente y disperse a las fuerzas de la oscuridad que han oprimido a los hombres durante tantos años! ¿Quién puede conocer el alcance total de la ansiedad con la que esperan, y cómo anhelan día y noche esto? Incluso cuando la luz les pase por delante, estas personas que sufren profundamente permanecen encarceladas en una mazmorra oscura, sin esperanza de liberación; ¿cuándo dejarán de llorar? Es terrible la desgracia de estos espíritus frágiles que nunca han tenido reposo y han estado mucho tiempo atrapados en este estado por ataduras despiadadas e historia congelada. Y ¿quién ha oído los sonidos de sus gemidos? ¿Quién ha contemplado su estado miserable? ¿Has pensado alguna vez cuán afligido e inquieto está el corazón de Dios? ¿Cómo puede soportar Él ver a la humanidad inocente, que creó con Sus propias manos, sufriendo tal tormento? Después de todo, los seres humanos son las víctimas que han sido envenenadas. Y, aunque el hombre ha sobrevivido hasta hoy, ¿quién habría sabido que el maligno envenenó a la humanidad hace mucho tiempo? ¿Has olvidado que eres una de las víctimas? ¿No estás dispuesto a esforzarte por salvar a estos sobrevivientes por tu amor a Dios? ¿No estás dispuesto a dedicar toda tu energía para retribuir a Dios, que ama a la humanidad como a Su propia carne y sangre? A fin de cuentas, ¿cómo interpretarías el ser usado por Dios para vivir tu vida extraordinaria? ¿Tienes realmente la determinación y la confianza para vivir la vida llena de sentido de una persona piadosa y que sirve a Dios?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Cómo deberías ocuparte de tu misión futura?). Las palabras de Dios nos dicen cuán afligido y ansioso está Él, que Él espera que todos los verdaderos creyentes de todas las denominaciones, todos los que están en la oscuridad, esperando amargamente el regreso del Señor, oigan la voz de Dios pronto y regresen a Su casa. Pero cuando tenía frente a mí a una potencial beneficiaria del evangelio, engañada por su pastor y regida por nociones religiosas, no podía enseñarle la verdad pacientemente y guiarla. La delimitaba sin pensarlo mucho y me rendía con ella. ¿Dónde estaban mi amor y mi sentido de la responsabilidad? Pensé en que solía ansiar el regreso del Señor a diario. Temía ser engañada por un falso Cristo, por lo que, cuando oía que alguien daba testimonio del regreso del Señor, no me atrevía a investigarlo. Era un camino difícil. Tuve la buena suerte de haber aceptado la obra de Dios de los últimos días antes que Li Ping, por lo que era mi responsabilidad y mi deber compartir el evangelio con ella. Además, no acepté esta etapa de la obra rápidamente. Al principio, también tenía muchas nociones. Los hermanos y las hermanas me enseñaron con paciencia una y otra vez antes de que tuviera la suerte suficiente de ir ante Dios. Pero yo no me ponía en sus zapatos y pensaba en las cosas desde su perspectiva. Carecía de amor y paciencia, y no cumplía mi responsabilidad. Mientras hubiera un mínimo de esperanza y ella tuviera cierta inclinación por buscar e investigar, yo debía buscar una forma de seguir compartiendo enseñanza con ella. Eso era cumplir con mi responsabilidad. Cuando lo pensaba así, me solidarizaba hacia ella. Recibir al Señor es algo importante con respecto a nuestro resultado final. Que ella lo abordara con cuidado era muy normal. Yo solo había hecho un par de viajes de más, y al ver que ella tenía muchas nociones, quise delimitarla y renunciar a ella. Era muy arrogante e irracional. Me sentí terrible y muy culpable cuando lo pensé así. Oré a Dios y le juré que seguiría compartiendo el evangelio con ella y me esforzaría por llevarla ante Dios.
Volví a la casa de Li Ping con la hermana Cheng Aizhen un par de días después. Nos saludo con amabilidad en cuanto nos vio, diciendo: “Hermanas, ¿ya han comido? Si no, puedo preparar algo. Hace mucho frío, siéntanse como en su casa”. ¿Su actitud cambió tanto tan rápido? Aizhen y yo también estábamos sorprendidas. Me había preocupado por si ella nos recibiría o no. El cambio de 180 grados en su actitud fue inesperado. Después de que nos sentáramos, Li Ping nos contó lo que estaba pensando: “Los últimos días, estuve pensando. Han venido a compartir el evangelio conmigo una y otra vez. Si su fe no estuviera en el camino verdadero, si no viniera del Espíritu Santo, ¿cómo podrían tener tanto amor y tanta paciencia? También pensaba que, en todas las veces que vinieron, nunca las escuché ni fui hospitalaria, solo escuché a mi pastor, por temor a que un falso Cristo me engañara. No estaba escuchando la voz de Dios. No investigaba su testimonio de que el Señor ha regresado, solo me escondía cuando las veía. ¿Cómo podría recibir así al Señor alguna vez? ¡He sido tan imprudente e ignorante!”. Me conmovió mucho oírla decir eso, y le agradecí a Dios una y otra vez en mi corazón. Pensé en algo que Dios dijo: “El corazón y el espíritu del hombre están en la mano de Dios; todo lo que hay en su vida es contemplado por los ojos de Dios. Independientemente de si crees esto o no, todas las cosas, vivas o muertas, se moverán, se transformarán, se renovarán y desaparecerán, de acuerdo con los pensamientos de Dios. Así es como Dios preside sobre todas las cosas” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre). Ese día también hablamos de que no podemos entrar en el reino de Dios si sólo se nos ha redimido del pecado, sin aceptar el juicio de Dios de los últimos días. Dije: “Creer en Dios, confesarnos y arrepentirnos solo significa que el Señor nos redime y que no nos ve como del pecado, pero no significa que estemos libres del pecado. Aún vivimos en el ciclo de pecar y confesar. Si nuestras actitudes corruptas no son corregidas, seguiremos pecando y resistiéndonos a Dios, y no podremos entrar en Su reino. La Biblia dice: ‘Sin santidad, ningún hombre contemplará al Señor’ (Hebreos 12:14)*. ‘Seréis, pues, santos porque yo soy santo’ (Levítico 11:45). ‘En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre’ (Juan 8:34-35). Dios es santo y no permitirá que sucios humanos ensucien la tierra santa, pero no podemos evitar pecar todo el tiempo. ¿Cómo podríamos entrar en el reino de Dios si estamos llenos de corrupción y regidos por el pecado? Solo Dios puede salvarnos. En los últimos días, Dios aparece y obra, expresa verdades y realiza la obra de juicio para corregir la corrupción de la humanidad, liberar por completo a la gente de los grilletes del pecado y purificarnos de la corrupción para que, al final, podamos entrar en la tierra santa de Dios”. Con emoción, Li Ping dijo: “Si queremos ser purificados, debemos experimentar el juicio de Dios de los últimos días, si no, nuestras actitudes corruptas nunca cambiarán”. Me alegró mucho que pudiera comprenderlo.
Después hablamos sobre cómo discernir a los pastores religiosos, a los fariseos. Leímos un par de pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “Mira a los líderes de cada denominación: son todos arrogantes y santurrones y sus interpretaciones de la Biblia carecen de contexto y están guiadas por sus propias nociones e imaginaciones. Todos confían en los dones y la erudición para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían las personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar sobre cierta doctrina o saben cómo ganarse a los demás y cómo usar algunos artificios. Los usan para engañar a las personas y llevarlas ante ellos. Esas personas creen en Dios sólo de nombre, pero, en realidad, siguen a sus líderes. Cuando se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: ‘Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a nuestra creencia’. Si la gente todavía necesita la aprobación y el consentimiento de los demás cuando creen en Dios y aceptan el camino verdadero, ¿no se considera esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero?” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). “Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a la voluntad de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para enseñar a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonios jefes que estorban deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de ‘buena constitución’, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios? ¿Cómo van a saber sus seguidores que son diablos vivientes dedicados a devorar a las almas humanas?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él). Dije: “Las palabras de Dios Todopoderoso revelan incisivamente la naturaleza y la esencia de los líderes religiosos contrarias a Dios. En el pasado, no teníamos nada de discernimiento sobre los miembros del clero. Pensábamos que ellos conocían bien la Biblia, que tenían estatura y que entendían la verdad, por lo que los escuchábamos ciegamente, Hacíamos lo que ellos organizaran. Considerábamos que las palabras de nuestros pastores eran más importantes que las del Señor, y algo tan importante como recibir al Señor debía tener su aprobación. Si no la tenía, no nos animábamos a buscar o aceptarlo, incluso si oíamos la voz del Señor. Los teníamos en muy alta estima. No éramos creyentes ni seguidores. Ahora, los hechos nos han demostrado que cuando los líderes del mundo religioso oyen testimonio del regreso del Señor Jesús, no guían a los creyentes para que lo investiguen, sino que los engañan con todo tipo de mentiras y evitan que investiguen el camino verdadero. Solo tienen un objetivo: evitar que los creyentes acepten la salvación de Dios de los últimos días, mantenerlos firmemente controlados en sus manos, y arrastrarlos al infierno junto con ellos. De esta conducta podemos ver que su esencia misma es contraria a Dios, que son demonios que devoran el alma de la gente. Tal y como dijo el Señor Jesús: ‘Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando’ (Mateo 23:13)”. Li Ping respondió: “Si Dios no hubiera encarnado en los últimos días, si no hubiera aparecido, obrado y expresado verdades, expuesto la hipocresía de estos líderes religiosos, nosotros nunca habríamos visto sus verdaderos rostros, su hipocresía y su malicia, sino que habríamos seguido engañados por ellos. ¡Qué imprudentes!”. Que tuviera discernimiento sobre su pastor fue en verdad gracias a Dios. Después de eso, Li Ping leyó muchas palabras de Dios Todopoderoso y hablamos juntas sobre las tres etapas de la obra de Dios, sobre por qué Dios ha encarnado para obrar en los últimos días, sobre cómo experimentar el juicio de Dios para ser purificados y sobre otros aspectos de la verdad.
Tras buscar e investigar durante un tiempo, ella estuvo segura de que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. Pero lo que no esperábamos era que justo después de que ella estuviera segura de la obra de Dios, su pastor se enterara.
Una noche, poco después de sentarnos, oímos que golpeaban la puerta con urgencia. Li Ping vio muchos pies por la rendija debajo de la puerta y, con pánico, dijo: “Oh, no, dijeron que las dejarían casi muertas si las atrapaban y las entregarían a la policía. No puedo permitir que las vean”. Nos escondió enseguida, y, de inmediato, entraron siete u ocho personas. Furiosos y hablando a la vez, dijeron: “¿Qué pasó con esa gente? Vimos que dos personas entraron en tu casa, y no han salido. Deben estar aquí. Cuando las atrapemos, les romperemos los brazos y las piernas”. A través de una pequeña hendija, pude ver las miradas desalmadas en sus ojos, parecían lobos. Empezaron a buscar por toda la casa, en el jardín, debajo de las camas, en el chiquero, en cada rincón. Cuando llegaron a donde estábamos escondidas, buscaban con linternas, y cuando estaban casi enfrente, mi corazón latía fuerte por el miedo. Si nos encontraban, si no nos mataban a golpes, nos dejarían discapacitadas. Oré rápido a Dios, no me atrevía a alejarme de Él ni siquiera un momento. Sabía que Dios era mi roca, y que lo que me hicieran ese día estaría en Sus manos. No podían hacerme nada si Dios no lo permitía. Ante ese pensamiento, ya no me sentí tan asustada. Buscaron en muchos lugares, pero nunca nos encontraron, ¡Esa fue la protección de Dios! Luego oí que alguien decía, furioso: “Qué raro. No hay dudas de que dos personas entraron en tu casa y no salieron. ¿Por qué no podemos hallarlas?”. Li Ping los regañó, enojada: “Por su conducta veo que no son como creyentes. Vinieron a compartir el evangelio, pero es como si se hubieran metido en la cueva del león, a enfrentar maldiciones o golpes. El Señor Jesús nos enseñó a amar al prójimo como a nosotros mismos. Con base en su conducta, ni siquiera son tan buenos como un incrédulo. Ahora los he visto como en verdad son. ¿Acaso son cristianos? Son fariseos”. Después de que ella dijera eso, se fueron resoplando. A Aizhen y a mí nos emocionó mucho oírla decir eso. Por fin tenía discernimiento sobre esos líderes religiosos, y ellos ya no podían engañarla ni perturbarla. Después de que se fueran, Li Ping dijo con emoción: “Tras su perturbación de hoy, los he visto por lo que son. Son anticristos, enemigos de Dios. Seguiré a Dios Todopoderoso, no importa cómo me molesten”. Oírla decir eso me conmovió mucho, y le agradecí a Dios una y otra vez.
Esa experiencia me dio una visión más clara de los rostros demoníacos que se resisten a Dios de los líderes religiosos No buscan ni investigan la obra de Dios en absoluto, y se enloquecen cuando oyen que alguien da testimonio del regreso del Señor, y lo dejarán a las puertas de la muerte. No son creyentes. Son anticristos, fariseos que están hartos de la verdad y que la odian. También vi las obras maravillosas de Dios, y esto fortaleció mi fe. Sin importar qué dificultades encuentre al compartir el evangelio, mientras haya un potencial receptor del evangelio, yo debería basarme en el amor y la paciencia para dar testimonio de la obra y las palabras de Dios para que ellos puedan oír la voz de Dios y aceptar Su salvación de los últimos días. Es la única forma de cumplir mi responsabilidad y mi deber.