El sufrimiento derivado de luchar por fama y ganancias

27 Mar 2025

Por Han Song, China

En noviembre de 2015, el líder me hizo responsable del trabajo de asuntos generales en la iglesia. Yo ayudaba activamente a resolver cualquier problema que tuviese el personal de asuntos generales Y todo el mundo me aprobaba, lo cual me hacía sentir un miembro indispensable de la iglesia. En octubre de 2017, se dispuso que la hermana Tian Yu y yo colaborásemos juntas para supervisar el trabajo de asuntos generales. Al principio, trabajábamos juntas bastante bien. Me ayudaba en mi entrada en la vida y yo estaba bastante contenta de colaborar con ella. Pero, pasado un tiempo, descubrí que el calibre de Tian Yu era bueno, que era lista y que era mejor que yo a la hora de compartir la verdad y solucionar problemas. Una vez, durante una reunión, una hermana mencionó ciertas dificultades que tenía en su trabajo. Yo aún no había averiguado cuál era el problema, pero Tian Yu tiró de sus propias experiencias para charlar con la hermana y también leyó algunos pasajes pertinentes de las palabras de Dios. Tras la charla, la hermana asentía repetidamente para mostrar que estaba de acuerdo. Racionalmente, era bueno que el problema de la hermana estuviese resuelto, pero yo no estaba satisfecha. Pensé: “Tian Yu tiene buen calibre y siempre puede aportar enseñanzas para solucionar problemas, así que ¿cómo me verán los hermanos y hermanas en comparación? ¿Pensarán que mi calibre no es tan bueno como el de ella? ¿Cómo voy a seguir acudiendo a reuniones con los hermanos y hermanas en el futuro?”. Más tarde, también vi que Tian Yu tenía algunos conocimientos informáticos y, cuando los hermanos y hermanas tenían problemas con sus computadoras o reproductores de video, siempre acudían a ella. Veía que Tian Yu era mejor que yo en todos los sentidos y sentía muchísimos celos y envidia. Incluso me sentía reprimida. Me quejaba por dentro: “Ambas somos supervisoras, pero ¿por qué la brecha entre nosotras es tan grande? ¿Cómo me verán en el futuro el líder y los hermanos y hermanas?”. Pensé en cuando yo era la única al mando, en cómo mi deber había producido algunos resultados y que los hermanos y hermanas también me admiraban. Pero, cuando llegó Tian Yu, era mejor que yo en todos los sentidos y yo no tenía forma de lucirme, así que sentí que me había robado el protagonismo. Comenzaba a sentir rencor hacia ella y pensaba: “Parece que eres buena en todo, pero veamos si hay algo que no sabes hacer”.

Poco después, el líder dispuso que Tian Yu y yo fuésemos a recoger a algunos hermanos y hermanas. Yo no estaba allí, así que Tian Yu lo arregló todo para que fuese otra persona. Sin embargo, no lo organizó bien y los hermanos y hermanas no fueron recibidos, y se quedaron esperando ansiosos. Aproveché la oportunidad para menospreciar a Tian Yu delante de una hermana porque quería que viese que no era capaz siquiera de gestionar una cosa tan insignificante. Debido a lo que dije, la hermana desarrolló algunas opiniones negativas sobre Tian Yu y se quejó de que no podía gestionar bien las cosas. En otra ocasión, supe que Xin Ru, una hermana de la que Tian Yu era responsable, solo era entusiasta en apariencia, pero no perseguía la verdad ni comía ni bebía mucho las palabras de Dios. Solo perseguía tendencias mundanas, comía, bebía y la pasaba bien. Tras hablar con ella, no hubo cambios y tendrían que haberla despedido. Pensé: “Tian Yu es responsable del trabajo de Xin Ru y no tiene mucho discernimiento de ella; parece que Tian Yu no es tan buena como yo en el discernimiento”. Sentí una sensación de superioridad, ya que, por fin, había algo en lo que yo era mejor que Tian Yu. Pensé: “Tú también tienes defectos y deficiencias. Ya que el líder está aquí, sacaré a relucir el comportamiento de Xin Ru y dejaré que él vea que no eres tan buena como yo discerniendo. Eso te bajará los humos”. Pero Tian Yu no mencionó su falta de discernimiento y, al ver que estaba oscureciendo y que el líder iba a marcharse, comencé a sentirme impaciente y enfadada, así que le dije a Tian Yu en un tono reprobador: “Solo hablas de tus fortalezas, no de tus defectos. ¡Veo que tampoco te reconoces a ti misma!”. Después de que dijera esto, el ambiente en la sala se volvió gélido al instante y nadie dijo nada. El líder se dio cuenta de que me pasaba algo y me preguntó qué ocurría, así que revelé mi verdadero estado y confesé que quería avergonzar a Tian Yu y hacerle ver que había cosas en las que no era tan buena como yo. Tian Yu rompió a llorar y me sentí muy incómoda y culpable, así que me disculpé con ella. En ese momento, solo tenía una comprensión simple de que valoraba mi imagen y de que tenía un gran deseo de estatus, pero mi carácter corrupto todavía no se había resuelto.

Más tarde, como los resultados de mi trabajo no fueron tan buenos como los de Tian Yu, sentí que no podía destacar ni presumir y me quedé aún más abatida, y, cuando había reunión, no quería asistir. Hacía caso omiso de las dificultades a las que se enfrentaban los hermanos y hermanas en su entrada en la vida y en sus deberes y Tian Yu hacía sola la mayor parte del trabajo. Tiempo después, sentí una opresión en el pecho, falta de aire y tenía tos y, tras hacerme una exploración, me diagnosticaron neumonía intersticial. El médico dijo que esta enfermedad avanzaba rápido y que necesitaba tratamiento inmediatamente. Tras enfermarme, seguía sin hacer mucha autorreflexión y continuaba cometiendo errores en mi deber, así que el líder me despidió. En aquel momento, me encontraba sumida en el dolor, y creía que Dios me había revelado y descartado, por lo que mi abatimiento aumentó todavía más. Una vez, escuché una lectura de las palabras de Dios: “Las personas que no practican la verdad no son dignas de escuchar el camino de la verdad ni de dar testimonio de ella. La verdad simplemente no es para sus oídos; más bien, está dirigida a quienes la practican(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Una advertencia a los que no practican la verdad). Este pasaje de las palabras de Dios me atravesó el corazón. Recordé que, cuando me despidieron, el líder puso al descubierto que yo siempre había perseguido la fama, las ganancias y el estatus, que no había conseguido cambiar a pesar de múltiples charlas y que no aceptaba la verdad en absoluto. También pensé en cómo había colaborado con Tian Yu durante casi tres años y que, aunque sabía que tenerle celos y competir con ella estaba mal, no busqué la verdad para resolver mis problemas. ¿No era yo exactamente el tipo de persona que no practica la verdad, tal como Dios la describe? En ese momento, no comprendí las intenciones de Dios, estaba negativa y emitía veredictos sobre mí misma. Durante esa época, no tenía apetito, no obtuve ningún esclarecimiento al comer y beber las palabras de Dios y no era capaz de reunir fuerzas para hacer nada. Más adelante, me di cuenta de que mi estado no era el correcto, así que busqué a Dios y le oré. Después de aquello, leí “Principios para abordar los propios fracasos y caídas”. Dios dice: “Si crees en la soberanía de Dios, entonces tienes que creer que los sucesos cotidianos, sean buenos o malos, no suceden al azar. No es que alguien esté siendo deliberadamente duro contigo o teniéndote en la mira; todo esto fue dispuesto y orquestado por Dios. ¿Por qué orquesta Dios estas cosas? No es para desenmascarar tal y como eres o para ponerte en evidencia y descartarte; ponerte en evidencia no es la meta final. La meta consiste en perfeccionarte y salvarte. ¿Cómo te perfecciona Dios? ¿Y cómo te salva? Comienza por hacerte consciente de tu propio carácter corrupto, y hacerte saber de tu esencia-naturaleza, de tus defectos y tus carencias. Solo si conoces estas cosas y tienes un claro entendimiento en tu corazón, puedes perseguir la verdad y, gradualmente, despojarte de tu carácter corrupto. Esto es Dios que te está brindando una oportunidad. Esta es la misericordia de Dios(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Para ganar la verdad, uno debe aprender de las personas, los acontecimientos y las cosas cercanas). Tras leer las palabras de Dios, me di cuenta de que mi despido no significaba que Dios me descartara, sino que ejercía su disciplina y castigo sobre mí. Esto ocurrió porque competía con la hermana por fama y ganancias, con lo que retrasé la obra de la iglesia y, en lugar de hacer autorreflexión, incluso ataqué y excluí a la hermana y ofendí el carácter de Dios. En tales circunstancias, la intención de Dios era que yo buscase la verdad, reflexionase y me conociese. Comprender la intención de Dios hizo que, de alguna manera, mi estado mejorase y estaba dispuesta a confiar en Dios y a reflexionar profundamente sobre mí misma y a arrepentirme ante Él.

Más adelante, pensé en un pasaje de las palabras de Dios que el líder me mostró: “Los anticristos buscan reputación y estatus, así que, sin duda, también hablan y trabajan para defender su reputación y estatus. Valoran ambas cosas por encima de todo lo demás. Si alguien a su alrededor tiene buen calibre y persigue la verdad y esta persona obtiene algo de prestigio entre los hermanos y hermanas y lo eligen jefe de equipo, y los hermanos y hermanas de veras admiran y aprueban a esta persona, ¿cómo reaccionarán los anticristos? Sin duda, no estarán contentos y en ellos surgirán celos. Si los anticristos albergan celos, decidme, ¿pueden comportarse bien? ¿Acaso no tendrán que hacer algo al respecto? (Sí). ¿Qué harán si de veras le tienen envidia a esta persona? En su mente, seguro que hacen este tipo de cálculo: ‘Esta persona tiene bastante buen calibre, posee algo de entendimiento de esta profesión y es más fuerte que yo. Esto es beneficioso para la obra de la casa de dios, ¡pero no para mí! ¿Ocupará mi puesto? Si de verdad me sustituye un día, ¿acaso no me supondrá un problema? Debería ser previsor. Si algún día es capaz de valerse por sí misma, no me resultará tan fácil reprenderle. Lo mejor es que yo ataque primero. Si me demoro y permito que me deje en evidencia, quién sabe cuáles serán las consecuencias. Por tanto, ¿cómo puedo atacar? Me hace falta una excusa, buscar una oportunidad’. Decidme, si la gente quiere castigar a alguien, ¿acaso no les resulta fácil encontrar una excusa y una oportunidad para hacerlo? ¿Cuál es una de las tácticas del diablo? (‘El que quiere culpar a alguien siempre encontrará un motivo’). Exacto, ‘El que quiere culpar a alguien siempre encontrará un motivo’. En el mundo de Satanás, existe esta clase de lógica y ocurren estas cosas. No se trata de algo que exista en absoluto para Dios. Los anticristos pertenecen a Satanás y tienen una gran habilidad para hacer estas cosas. Reflexionarán sobre esto: ‘El que quiere culpar a alguien siempre encontrará un motivo. Te culparé, buscaré la oportunidad de castigarte, reprimiré tu arrogancia y soberbia, e impediré que los hermanos y hermanas te estimen y te elijan la próxima vez como jefe de equipo. Entonces, ya no supondrás una amenaza para mí, ¿verdad? Si elimino este problema potencial y me deshago de este competidor, ¿acaso no me quedaré más tranquilo?’. Si su mente da tantas vueltas, ¿pueden refrenarse de cara al exterior a la hora de actuar? Dada la naturaleza de los anticristos, ¿pueden mantener esta idea enterrada dentro de ellos y no hacer nada? En absoluto. No cabe duda de que hallarán una manera de actuar. Esta es la crueldad de los anticristos. No es solo que piensen así, sino que también quieren lograr este objetivo. Por tanto, meditarán sobre este asunto a la desesperada, se devanarán los sesos. No tienen en cuenta los intereses de la casa de Dios ni la obra de la iglesia. Les importa incluso menos si sus acciones se conforman a la intención de Dios. En lo único que piensan es en cómo mantener su reputación y estatus, en cómo salvaguardar su poder. Creen que su rival ya ha supuesto una amenaza a su estatus, así que tratan de buscar una oportunidad para derribarlo. Cuando se enteran de que, sin consultárselo, su rival sustituyó a alguien que estaba haciendo su deber de una manera consistentemente superficial, ven esto como la ocasión perfecta para culpar de algo a su rival. Delante de los hermanos y hermanas, dicen: ‘Ya que todo el mundo está hoy aquí, vamos a diseccionar este asunto. ¿Acaso no es un acto dictatorial sustituir a alguien sin autorización, sin discutirlo con tus colaboradores o compañeros? ¿Por qué cometería alguien un error así? ¿Acaso no existe un problema en su carácter? ¿No se le debería podar? ¿No deberían abandonarlo los hermanos y hermanas?’. Se apropian de este asunto y lo exageran para denigrar a su rival y ensalzarse a sí mismos. En realidad, la situación no es tan grave. Es perfectamente aceptable realizar un informe cuando se ajusta o se sustituye el deber de un miembro del equipo, siempre y cuando ese ajuste o sustitución se atenga a los principios. Sin embargo, los anticristos magnifican este asunto. Atacan a propósito a su rival y se exaltan a sí mismos. ¿No es esto una manifestación de castigar a los demás? Podan cruelmente a su rival y lanzan acusaciones exageradas sobre él. […] Estos anticristos están armando mucho alboroto por nada, no es más que una simple represalia y venganza personal(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (II)). Ante la exposición de las palabras de Dios, mi corazón tembló de miedo. Al reflexionar sobre el tiempo en que Tian Yu y yo trabajamos juntas, vi que ella me superaba en todos los sentidos, así que quedé atrapada en el carácter corrupto de buscar fama y ganancias y sentí celos y odio hacia ella. Sentí que Tian Yu me había robado el protagonismo, así que busqué oportunidades para poner al descubierto sus defectos y así hacer que los otros le perdiesen el respeto. Para conseguirlo, esperé el momento adecuado, igual que un cazador espera a su presa. Cuando fracasaron los arreglos de Tian Yu para que alguien fuera a recibir a los hermanos y hermanas, la menosprecié intencionadamente delante de una hermana diciendo que no era capaz de gestionar bien las cosas. Cuando vi que Xin Ru, miembro del grupo a cargo de Tian Yu, no se estaba desempeñando bien, me sentí feliz, como si hubiese descubierto una oportunidad para hacer que Tian Yu admitiese sus defectos. Así que, cuando el líder se reunió con nosotras y vi que Tian Yu no hizo mención a su falta de discernimiento, la critiqué abiertamente por no conocerse a sí misma y esperaba opacar su espíritu y mostrarle al líder que yo era mejor que ella discerniendo a la gente. Estaba viviendo con un carácter corrupto y buscando fama y ganancias y, cuando vi que no podía superar a Tian Yu en nada, me volví negativa, holgazana e ignoré las dificultades a las que se estaban enfrentando los hermanos y hermanas en sus deberes y en la entrada en la vida, lo cual produjo retrasos en el trabajo. Pensé en que Tian Yu tenía sentimiento de carga en sus deberes, era responsable y podía solucionar los problemas reales de los hermanos y hermanas, lo cual era beneficioso para la obra de la iglesia, No obstante, yo me pasaba los días compitiendo y rivalizando con ella y, cuando no podía hacerlo mejor que ella, la atacaba y la excluía. Lo que estaba haciendo no era solamente ponerle las cosas difíciles a alguien; estaba minando y trastornando la obra de la iglesia. ¿Qué tipo de persona haría algo así? Al darme cuenta de esto, me sentí muy angustiada y no pude evitar llorar a mares. En el pasado, pensaba que era una persona que creía en Dios sinceramente y que podía sostener la obra de la iglesia, pero, a través de la revelación de estos hechos, vi lo despreciable que era y mi falta de humanidad. Cuanto más lo pensaba, más me daba cuenta de que no era una revelación menor de corrupción, sino que ya estaba en la senda de un anticristo. El miedo atenazó mi corazón y me di cuenta de lo peligrosa que era mi situación y de que, si no me arrepentía, me descartarían y castigarían.

Más adelante, leí otro pasaje de las palabras de Dios: “No paras de asegurar que sigues a Dios, que buscas la salvación, que aceptas el escrutinio y la guía de Dios, y que aceptas y te sometes a Su juicio y castigo; no obstante, al mismo tiempo que dices estas palabras, trastornas, perturbas y destruyes las diversas obras de la iglesia. A causa de tu perturbación, trastorno y destrucción, de tu negligencia o abandono del deber, así como de tus deseos egoístas y de que persigues tus propios intereses, se han visto perjudicados los intereses de la casa de Dios, los de la iglesia y multitud de otros aspectos, hasta tal punto que la obra de la casa de Dios ha acabado perturbada y destruida de manera grave. ¿Cómo debe Dios, entonces, sopesar tu desenlace en tu libro vital? ¿Cómo se te debe calificar? Para ser justos, se te debe castigar. Quien siembra vientos, recoge tempestades(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)). Tras leer las palabras de Dios, me di cuenta de que Su carácter no tolera la ofensa. No desempeñé un papel positivo en mi deber, ataqué y excluí a la hermana con la que estaba colaborando y trastorné la obra de la iglesia. Dios condena estas cosas. Desde que asumí mi deber, siempre proclamé que quería perseguir la verdad y satisfacer a Dios, pero, cuando me di de bruces con los hechos, vi que mis intenciones no eran cumplir bien mi deber ni satisfacer a Dios, sino organizar mi propio estatus. Siempre busqué que los demás me tuviesen en alta estima y, en cuanto alguien amenazaba mi estatus, buscaba oportunidades para destacar sus errores y sacar partido de sus defectos y luego hacer un mundo de ello usando estas cosas para atacarlo y excluirlo. La obra de la iglesia requiere más personas con buen calibre y que puedan hacer un trabajo real para cooperar, pero ataqué y excluí a otras personas y trastorné y arruiné la obra de la iglesia. ¡Esto es lo que hacen los diablos! Cuando me di cuenta de la naturaleza de mis acciones, me arrodillé y le oré a Dios: “¡Oh, Dios! He disfrutado de la provisión de muchas de Tus palabras, pero todavía no he practicado de acuerdo con ellas. En vez de eso, me he opuesto a Ti confiando en mi carácter satánico. He hecho muchísimo mal en mi búsqueda de fama, ganancias y estatus, pero estoy dispuesta a arrepentirme y a empezar de nuevo”.

Luego, reflexioné un poco más y me pregunté: “¿Por qué siempre persigo la fama, las ganancias y el estatus, incluso cuando no quiero?”. Más adelante, leí un pasaje de las palabras de Dios y mi corazón se iluminó. Dios Todopoderoso dice: “¿Qué usa Satanás para mantener al hombre firmemente bajo su control? (La fama y la ganancia). De modo que Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que todas las personas solo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y harán cualquier juicio o decisión en nombre de la fama y la ganancia. De esta forma, Satanás ata a las personas con cadenas invisibles y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Sin saberlo, llevan estas cadenas y siempre avanzan con gran dificultad. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad evita a Dios y le traiciona, y se vuelve más y más perversa. De esta forma, entonces, se destruye una generación tras otra en medio de la fama y la ganancia de Satanás(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI). A través de las palabras de Dios, comprendí que mi competición contra Tian Yu por fama y ganancias y los actos de maldad en oposición a Dios eran producto de la desorientación y la corrupción de Satanás. Satanás adoctrina a la gente con ideas como “Yo soy el único soberano del universo”, “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela” y “Solo puede haber un macho alfa”. Estas y otras ideas semejantes se habían arraigado profundamente en mi corazón y me habían estado atando y controlando. Desde la niñez, daba igual a dónde fuera, siempre me gustaba que me admirasen y me elogiasen y en mis deberes en la iglesia era igual. No importaba qué deber estuviese cumpliendo, siempre quería destacar y llamar la atención y, mientras pudiese ganarme la admiración y el apoyo de la gente, estaba dispuesta a soportar cualquier dificultad. Al ver que Tian Yu era mejor que yo en capacidad de trabajo, calibre y otros aspectos, me sentí como si estuviese a la sombra de un gran árbol que me impedía destacar o llamar la atención. Me sentí muy reprimida y asfixiada y sentí celos y rencor hacia ella en mi corazón. Deseaba que cometiese un desliz, que se pusiese en evidencia o incluso que la despidiesen de sus deberes. Era muy consciente de que la carga de trabajo era mucha para manejarla yo sola, que Tian Yu era una obrera competente y que nuestra colaboración era beneficiosa para la obra de la iglesia, pero, por el bien de mis propios intereses, no solo no apoyé su trabajo, sino que también la ataqué y la excluí. Esto no solo hizo daño a Tian Yu, sino que retrasó la obra de la iglesia. ¡Una verdadera falta de humanidad por mi parte! Me di cuenta de que al comportarme así, basándome en ideas como “Yo soy el único soberano del universo” y “Solo puede haber un macho alfa”, que Satanás utiliza para adoctrinar a las personas, me había convertido en una persona arrogante e irracional y que mi carácter se estaba volviendo más y más malévolo. También me hizo ser más corta de miras y perder mi humanidad. De hecho, cuando vi que había herido a Tian Yu, me sentí acusada, pero, siempre que la veía destacar y llamar la atención, no podía evitar sentir celos. Quería deshacerme de este estado, pero, sencillamente, no podía. Igual que dijo Dios: “Satanás ata a las personas con cadenas invisibles y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas”. Cuando leí estas palabras de Dios, no pude aguantar las lágrimas. Sentí como si Sus palabras me hablasen directamente al corazón y me vi profundamente reflejada en ellas. Llevaba colaborando con Tian Yu casi tres años y el líder había hablado conmigo en varias ocasiones sobre mi problema de codiciar fama y ganancias e incluso me expuso y me podó. En aquel momento, pude reconocerlo y me odié a mí misma. Sin embargo, cuando me enfrenté de nuevo al mismo tipo de situación, caí otra vez en los mismos malos hábitos. Como seguí persiguiendo la fama, las ganancias y el estatus, incluso minando y trastornando la obra de la iglesia entre bastidores, ofendí el carácter de Dios y Su escarmiento y disciplina cayeron sobre mí. Me enfermé, pero aun así, no hice autorreflexión y no tuve miedo hasta que no me despidieron. Vi que mi búsqueda de fama, ganancias y estatus se me había ido totalmente de las manos. Por fin comprendí por qué Dios no quiere que las personas persigan la fama, las ganancias y el estatus. Sin Su salvación, ¡no habría hecho otra cosa que hundirme más y más!

Le oré a Dios y quise buscar la verdad y despojarme de las ataduras de este carácter satánico. Más adelante, leí un pasaje de las palabras de Dios y gané algunas sendas de práctica. Dios Todopoderoso dice: “Desprenderse de la reputación y el estatus no es fácil; la gente solo puede conseguirlo si persigue la verdad. Solo si se entiende la verdad puede uno llegar a conocerse a sí mismo, ver con claridad el vacío de buscar fama, ganancias y estatus, así como la verdad de la corrupción de la especie humana. Solo cuando una persona llega a entenderse bien a sí misma puede abandonar el estatus y la reputación. No es fácil despojarse del carácter corrupto. Si has reconocido que careces de verdad, estás plagado de deficiencias y revelas demasiada corrupción, pero no dedicas esfuerzo a perseguir la verdad y te disfrazas y eres hipócrita, haciendo creer a la gente que puedes hacer cualquier cosa, eso te pondrá en peligro. Tarde o temprano llegará un momento en el que te encontrarás con un obstáculo y te caerás. Debes admitir que no tienes la verdad y ser lo bastante valiente para afrontar la realidad. Cuentas con debilidades, revelas corrupción y estás plagado de toda clase de deficiencias. Es normal, porque eres una persona corriente, no eres sobrehumano ni omnipotente y debes reconocerlo. Cuando otras personas se burlen de ti o te ridiculicen, no reacciones de inmediato con antipatía porque lo que digan sea desagradable, ni te resistas porque te creas competente y perfecto; esta no debería ser tu actitud hacia tales palabras. ¿Cuál debería ser? Deberías decirte a ti mismo: ‘Tengo mis defectos, todo en mí es corrupto y deficiente y yo solo soy una persona corriente. A pesar de que se burlan de mí y me ridiculizan, ¿hay algo de verdad en ello? Si algo de lo que dicen es cierto, debo aceptarlo de parte de Dios’. Si tienes esta actitud, eso prueba que eres capaz de manejar correctamente el estatus, la reputación y lo que los demás dicen de ti. […] Cuando tienes el pensamiento y el deseo constantes de competir por el estatus, debes darte cuenta de las consecuencias adversas a las que te llevará este tipo de estado si no lo resuelves. Así que debes buscar la verdad lo antes posible, supera tu deseo de competir por el estatus mientras está en una etapa incipiente, y reemplázalo con la práctica de la verdad. Cuando practiques la verdad, tu deseo y ambición de competir por el estatus disminuirán y no perturbarás el trabajo de la iglesia. De esta manera, Dios recordará tus acciones y las aprobará. ¿Qué es lo que estoy tratando de enfatizar? Es lo siguiente: debes deshacerte de tus deseos y ambiciones antes de que florezcan, fructifiquen y te conduzcan a una gran calamidad. Si no te ocupas de ellos cuando todavía están en su fase inicial, perderás una gran oportunidad; y una vez que te hayan llevado a una gran calamidad, será demasiado tarde para solucionarlos. Si no tienes ni siquiera la voluntad de rebelarte contra la carne, te será muy difícil encaminar tus pasos por la senda de la búsqueda de la verdad; si te topas con contratiempos y fracasos en tu búsqueda de fama, ganancias y estatus y no entras en razón, resultará peligroso. Existe la posibilidad de que seas descartado. Cuando los que aman la verdad experimentan uno o dos fracasos y contratiempos en cuanto a su reputación y estatus, pueden ver claramente que la reputación y el estatus no tienen ningún valor. Son capaces de renunciar por completo al estatus y a la reputación y deciden que, aunque nunca posean estatus, seguirán persiguiendo la verdad y realizando su deber correctamente, y compartirán su testimonio vivencial y lograrán así el resultado de dar testimonio de Dios. Incluso cuando son seguidores corrientes, son capaces de seguir hasta el final, y lo único que quieren es recibir la aprobación de Dios. Solo estas son personas que aman realmente la verdad y tienen determinación(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). A partir de las palabras de Dios, vi que, a fin de evitar perseguir la fama, las ganancias y el estatus, uno debe admitir primero sus propios defectos y carencias y también abrirse activamente a los hermanos y hermanas asumiendo su propia corrupción y sus deficiencias. Además, cuando resurge el carácter corrupto de alguien de competir por la fama y las ganancias, debe orar a Dios para rebelarse contra sí mismo, y reemplazar ese carácter por la práctica de la verdad para evitar cometer hechos malvados que trastornan y perturban la obra de la iglesia. Pensé en el buen calibre y en las capacidades de trabajo y de compartir la verdad que tenía Tian Yu para resolver los problemas de los hermanos y hermanas y en cómo la iglesia había dispuesto que ella y yo trabajásemos juntas para compensar mis defectos y en lo beneficioso que era tanto para la obra como para mi propia entrada en la vida. En el futuro, cuando me topase con hermanos y hermanas con mejor calibre que yo y superiores a mí, tendría que tratarlos correctamente y aprender de sus fortalezas para compensar mis propias deficiencias. Más adelante, el líder vio que había aprendido algunas lecciones y me asignó un deber. Mientras lo cumplía, me encontré de nuevo con Tian Yu. Me sentía bastante en deuda con ella, así que tomé la iniciativa de exponerle mi carácter corrupto y ella también se abrió conmigo sobre la corrupción que había revelado durante nuestra colaboración. Cuanto más compartía con ella, más aliviada y liberada me sentía.

En abril de 2024, me asignaron el deber de depuración de la iglesia en colaboración con la hermana Liu Xin. Liu Xin tenía buen calibre y capacidad de trabajo. En una ocasión, fuimos a reunirnos con dos hermanas y descubrimos que su actitud hacia el deber de depuración era bastante desganada. Entonces, Liu Xin utilizó las palabras pertinentes de Dios para hablar con ellas. Tras la charla, ambas hermanas estuvieron de acuerdo con lo que había dicho y, por un momento, me sentí como si no estuviese allí y pensé: “Liu Xin es la única que ha estado hablando con ellas esta mañana. ¿Qué van a pensar de mí?”. Me sentí un tanto molesta y pensé que, con Liu Xin allí, no podría ser el centro de atención. En ese momento, me di cuenta de que estaba viviendo otra vez en un estado de afán por la fama y las ganancias, así que le oré a Dios en mi corazón: “Dios, por favor, ayúdame a comportarme y a cumplir mi deber basándome en Tus palabras y a no vivir dependiendo de un carácter satánico”. Al reflexionar sobre el mal que había hecho por perseguir la fama y las ganancias y el sufrimiento que me había acarreado, pensé: “No puedo seguir por esta senda de fracaso. Tengo que centrarme en mi deber y tener en cuenta los intereses de la iglesia. He venido aquí hoy a poner en práctica el deber de depuración, no a competir con mi hermana ni a compararme con ella. Tengo que aprender a colaborar en armonía con mi hermana”. Teniendo esto presente, mi corazón se serenó. En las charlas, compensaba las áreas en las que Liu Xin tenía carencias y colaboraba con ella y compartíamos para solucionar problemas. Al final ambas hermanas ganaron cierta comprensión sobre sus problemas y se dispusieron a cambiar. También saboreé las bondades de poner mi corazón en mi deber.

A través del juicio, la exposición, el escarmiento y la disciplina de las palabras de Dios, vi con claridad el sufrimiento que me ocasionó la búsqueda de la fama, las ganancias y el estatus. Además, gané cierto discernimiento del modo en que Satanás utiliza la fama y las ganancias para atar a las personas. Ahora la fama, las ganancias y el estatus me resultan mucho más indiferentes y siento que cumplir bien mi deber es lo más importante. ¡Le doy gracias a Dios desde lo más profundo de mi corazón!

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