Aquellos días de lucha por la reputación y la ganancia
En junio de 2020 asumí la responsabilidad del trabajo de riego de la iglesia. Como nuestra labor se estaba viendo afectada por la falta de regadores, estaba realmente nerviosa. Pensaba que, si no suplía esa falta, tal vez los líderes creyeran que no hacía un trabajo práctico. Cuando estaba preocupada por ello, un líder me ofreció una candidata, diciendo que la hermana Xiaodan, recién trasladada allí, sabía regar. Me ilusioné y eso me tranquilizó mucho mentalmente. Organicé inmediatamente una reunión con Xiaodan para que regara a los recién llegados.
Para formar a la hermana y mejorar rápidamente el trabajo de riego, busqué a gente que la familiarizara acerca de las circunstancias de los nuevos fieles. Poco después, el líder me envió un mensaje en el que señalaba que la hermana Zhou Nuo, responsable de los trabajos en video, necesitaba que Xiaodan fuera a ayudar a hacer videos, y esta estaba de acuerdo. Me quedé de piedra: me había ocupado de todo, desde contactar con ella hasta organizar sus deberes, y quería que se pusiera al día enseguida para mejorar nuestro trabajo, pero Zhou Nuo se metió de por medio. Pensé que si Xiaodan se marchaba, tendría que buscar a otra persona que me ayudara y, si no encontraba a alguien adecuado, los nuevos fieles no recibirían riego. ¿Qué opinarían de mí los líderes si sucedía eso? ¿Sería en vano la formación previa que le había dado a Xiaodan? Eso no podía suceder. Quería hallar el modo de mantenerla. Así pues, de inmediato respondí al líder que estábamos muy necesitados de regadores y que deberíamos analizar la asignación de roles en función de las necesidades del trabajo y los puntos fuertes de la gente. Además, destaqué que Xiaodan había trabajado anteriormente en riego, por lo que quería que el líder hablara con Zhou Nuo de la posibilidad de dejar que Xiaodan continuara haciendo la labor de riego. Recibí respuesta dos días después: Xiaodan tenía la base para hacer producción de videos. Asimismo, estaba interesada, por lo que, en general, era más apta para la producción de videos. Estaba muy decepcionada y pensé que a Xiaodan jamás se le habría ocurrido hacer eso si Zhou Nuo no se lo hubiera pedido. Pero ya era un hecho, así que tenía que buscar a otra persona, y rápido; si no, nuestro trabajo se resentiría y el líder seguro que diría que yo no hacía un trabajo práctico. Examiné a los demás miembros de la iglesia y encontré a unas hermanas con aptitud, buenas en la búsqueda y que cumplían los requisitos. Entre ellas, la hermana Yang Mingyi era cordial y comunicativa, y a los nuevos fieles les gustaba reunirse con ella. Era una buena opción para el puesto. Contentísima, empecé a formar a aquellas hermanas, con especial atención a Mingyi. Creía que yo tenía que estar muy al tanto de esto y capacitarla lo antes posible para que todo el mundo me considerara capaz.
Si bien ya había encontrado a algunas hermanas más que llevaban a cabo la labor de riego, quería que Xiaodan regresara. Un día, en una reunión, otra líder preguntó por Xiaodan y me sentí ofendida para mis adentros y pensé: “Debo contarle que Zhou Nuo había dispuesto que Xiaodan hiciera videos para que ella tratara con Zhou Nuo y me ayudara a recuperar a Xiaodan. Así tendré dos manos más para el riego y nos irá mejor”. Por ello, le conté a esta líder que Zhou Nuo había dispuesto que Xiaodan hiciera videos y subrayé que yo la había formado primero, pero que Zhou Nuo me la quitó. Inesperadamente, me contestó: “La iglesia es una unidad y no puede dividirse. Allá donde la envíen, es por nuestro trabajo y la producción de videos necesita más gente, así que no deberíamos pelearnos. Como a Xiaodan la han asignado a eso, hemos de someternos”. Me decepcionó que la líder no se pusiera de mi parte.
Más tarde, un par de hermanas que habíamos capacitado recientemente sí terminaron en la labor de riego independiente de los nuevos fieles, cosa que me alegró y con lo que creí que no se habían desperdiciado mis esfuerzos y que, cuando los líderes se enteraran del trabajo, tendría buena imagen a sus ojos. Sin embargo, para mi sorpresa, un día, la hermana Li Xiangzhen, mi compañera, me contó que Zhou Nuo quería a Mingyi para la producción de videos. Sentí un torrente de enojo en mí, y repliqué: “Si yo ya he formado a Mingyi, ¿por qué se la va a llevar Zhou Nuo para que haga videos? Primero se había llevado a Xiaodan, y ahora a Mingyi. Se lleva todo aquello por lo que yo he trabajado y me deja sin nadie. ¿No es mi esfuerzo en balde?”. Estaba totalmente ofuscada y reaccioné ante Xiangzhen: “¿No le puedes decir a Zhou Nuo que Mingyi ya está en riego y que debería conseguir otra persona?”. Avergonzada, Xiangzhen me dijo: “Tanto el riego como la producción de videos son muy importantes, y es más difícil encontrar gente para lo segundo. Debemos debatir más a fondo cómo organizar el trabajo futuro”. Yo pensé: “¿Debatir más a fondo el qué? Zhou Nuo se lleva a la gente que yo quería. Ni siquiera puedo mantener a mis aspirantes. ¿Qué opinarán todos de mí entonces? Esto no puede ser. Pase lo que pase, esta vez tengo que hablar de ello con los líderes y conseguir que intervengan; si no, será muy humillante”.
Iba a escribirles una carta en cuanto llegara a casa, pero no sabía qué escribir. Pensé: “Olvídalo. Debería fijar una hora para charlar directamente con Mingyi y pedirle que siga trabajando en riego, de forma que pueda mantenerla”. A punto de escribir a Mingyi, me quedé totalmente en blanco y no supe qué decir. Me sentí muy incómoda y recordé todo lo que había sucedido. ¿Por qué me enojaba tanto cuando trasladaban a mis aspirantes con Zhou Nuo, hasta el punto de querer quejarme ante los líderes? ¿Por qué estaba tan empeñada en recuperar a Mingyi? Así que, oré a Dios, empecé a calmarme y entonces leí este pasaje de Sus palabras: “En la casa de Dios, todos los que persiguen la verdad están unidos ante Dios, no divididos. Todos trabajan con un objetivo común: cumplir bien con su deber, hacer el trabajo que les corresponde, actuar según los principios verdad, hacer lo que Dios requiere, y satisfacer Su voluntad. Si tu objetivo no va en ese sentido, sino en beneficio propio, en aras de satisfacer tus deseos egoístas, entonces se trata de la efusión de un carácter satánico corrupto. En la casa de Dios, los deberes se cumplen según los principios verdad, mientras que las acciones de los incrédulos se rigen por su carácter satánico. Son dos sendas muy diferentes. Los incrédulos siguen su propio consejo, cada uno tiene sus propios objetivos y planes, y todos viven para sus propios intereses. Es por eso que todos ellos luchan por su propio beneficio y no están dispuestos a renunciar ni a un ápice de lo que obtienen. Están divididos, no unidos, ya que no están orientados a un objetivo común. La intención y la naturaleza detrás de sus actos son las mismas. Están decididos a actuar para sí mismos. Aquí no reina la verdad; lo que sí reina y manda en ello es un carácter satánico corrupto. Están controlados por su carácter satánico corrupto y no lo pueden evitar, por lo cual se hunden cada vez más en el pecado. En la casa de Dios, si los principios, los métodos, la motivación y el punto de partida de vuestras acciones no fueran diferentes a los de los incrédulos, si un carácter satánico corrupto jugara con vosotros, os controlara y manipulara, y si el punto de partida de vuestros actos fueran vuestros propios intereses, reputación, orgullo y estatus, entonces no desempeñaríais vuestro deber en forma diferente a aquella en la cual hacen las cosas los incrédulos” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). Luego reflexioné acerca de mi comportamiento reciente. ¿No me hallaba en un estado de lucha con los demás por mi reputación y mi estatus? En cuanto me enteré de que Xiaodan iba a venir a nuestra iglesia, mi primer pensamiento fue que después de formarla, podrían mejorar los resultados del equipo y así podría demostrar mis habilidades, con lo que recibiría la aprobación de los líderes. Por ello, no escatimé esfuerzos en su formación. Cuando me enteré de que Zhou Nuo había dispuesto que la trasladaran a producción de videos, temí que nuestro trabajo se resintiera si no encontraba otro buen candidato, quedar mal ante los líderes y perder el puesto. Empecé a tener prejuicios contra Zhou Nuo e intenté que los líderes me devolvieran a Xiaodan. Después contesté bruscamente cuando supe que iban a trasladar a Mingyi, y hasta quise quejarme a los líderes y recuperarla para conservar mi reputación y estatus. Me comportaba como una incrédula, peleando por mi reputación y mi estatus, viviendo con semejanza satánica horrenda. La casa de Dios capacita a la gente para que los hermanos y hermanas puedan aprovechar sus puntos fuertes y poner su granito de arena en la difusión del evangelio. Pero yo trataba la capacitación de las personas como un refugio para mi reputación y mi estatus, y rivalizaba con los demás por preservar mi imagen y estatus. ¡Esa no es una humanidad normal! Tenía que preguntarme por qué luchaba siempre contra otros por mi imagen y estatus. Buscando, leí esto en las palabras de Dios: “Cuando los anticristos compiten por los puestos de liderazgo de la iglesia y por la fama entre el pueblo escogido de Dios, hacen uso de todos los medios que pueden para atacar a otros y elevarse a ellos mismos. No consideran cuánto daño pueden llegar a hacerle a la obra de la casa de Dios y a la entrada en la vida de Su pueblo escogido. Solo les preocupa si sus ambiciones y deseos pueden ser satisfechos, y si su propio estatus y reputación se pueden asegurar. Su papel en las iglesias y entre el pueblo escogido de Dios es como el de los demonios, como el de los malvados, los lacayos de Satanás. No son en absoluto personas que crean realmente en Dios ni son Sus seguidores, y mucho menos aman y aceptan la verdad. Cuando sus intenciones y objetivos aún no se han alcanzado, nunca reflexionan sobre sí mismos, jamás reflexionan sobre si sus motivaciones y objetivos se ajustan a la verdad, nunca buscan cómo recorrer la senda de la búsqueda de la verdad para alcanzar la salvación. No tienen un estado de ánimo obediente al creer en Dios y elegir la senda que deben tomar, sino que se devanan los sesos: ¿Cómo alcanzar la posición de líder u obrero? ¿Cómo competir con los líderes y obreros de la iglesia? ¿Cómo embaucar y controlar a los escogidos de Dios, y convertir a Cristo en una mera figura decorativa? ¿Cómo garantizarse un lugar en la iglesia? ¿Cómo asegurarse de que tienen una posición sólida en la iglesia, cómo ganar estatus, cómo no se permitirán fracasar en su lucha por ganar estatus, y cómo lograr en última instancia su objetivo de controlar sobre los escogidos de Dios y establecer su propio reino? Tales cosas son las que preocupan a los anticristos, de día y de noche” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). “Los anticristos consideran muy seriamente la manera de tratar los principios verdad, las comisiones de Dios y la obra de la casa de Dios, o cómo ocuparse de las cosas a las que se enfrentan. No les importa cómo cumplir la voluntad de Dios, cómo evitar dañar los intereses de Su casa, cómo satisfacerlo o cómo beneficiar a los hermanos y a las hermanas; no son esas las cosas que les interesan. ¿Qué les importa a los anticristos? Si su propio estatus y su reputación van a verse afectados, y si su prestigio va a disminuir. Si hacer algo de acuerdo con los principios verdad beneficia a la obra de la iglesia y a los hermanos y las hermanas, pero provocara que su propia reputación se viera afectada y causara que mucha gente se diera cuenta de su verdadera estatura y supiera qué tipo de esencia naturaleza tienen, entonces no cabe duda de que no van a actuar de acuerdo con los principios verdad. Si hacer trabajo práctico hará que más personas piensen bien de ellos, los respeten y los admiren, les permitirá obtener incluso un mayor prestigio o que sus palabras tengan autoridad y causará que más personas se sometan a ellos, entonces elegirán hacerlo así. De lo contrario, nunca elegirán renunciar a sus propios intereses por consideración hacia los intereses de la casa de Dios o de los hermanos y las hermanas. Esta es la esencia naturaleza de los anticristos. ¿Acaso no es egoísta y vil? En cualquier situación, los anticristos ven su estatus y reputación como algo de suma importancia. Nadie puede competir con ellos” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). La palabra de Dios delata a los anticristos como gente sumamente egoísta que prioriza sus intereses por encima de todo. Si alguien afecta a su reputación y estatus, se devanan los sesos para pelear con él sin pensar en qué sería beneficioso para la iglesia y para los hermanos y las hermanas. Hice introspección y me di cuenta de que actuaba como un anticristo. Quería disponer que Xiaodan y Mingyi regaran a los recién llegados, usarlas para mejorar mi desempeño en el trabajo y recibir la aprobación de los líderes. Cuando las trasladó Zhou Nuo, me preocupó que eso afectara a los resultados de mi trabajo, lo que a su vez haría peligrar mi reputación y estatus, así que quise enfrentarme cara a cara con ella para hacer volver a las dos hermanas, sin pensar en si mi conducta podría perjudicar a los intereses de la iglesia. No pensé más que en mi propia reputación y mi estatus. Fue algo muy egoísta y totalmente falto de humanidad y razón. Los hermanos y hermanas no propiedad privada de nadie. Dios determinó su aptitud y sus puntos fuertes y se los concedió para Su obra. No se trata de “este es mío y ese es tuyo” ni de un “orden de llegada”. La gente debe ir allá donde la necesiten en la iglesia. Está claro. Era razonable y adecuado que Zhou Nuo siguiera los principios y formara a gente para la iglesia según sus puntos fuertes. Pero yo pensaba que como había optado por formar a esas dos hermanas antes, nadie debía tocarlas. Hasta alardeaba con que formaba a personas para la iglesia, usando a los hermanos y las hermanas como mis asistentes personales, y utilizándolos para cumplir mis ambiciones y deseos para que la gente me admirara. Cuando los actos de Zhou Nuo afectaban a mi reputación y estatus, probaba tácticas para impedírselo y descargaba mi frustración. ¿Eso no es como cuando el clero de la iglesia afirma “estas son mis ovejas y nadie las puede robar”? Los pastores y ancianos se esfuerzan al máximo por oponerse y condenar la obra de Dios en los últimos días a fin de proteger su estatus y conservar su medio de vida, impidiendo que los creyentes estudien el camino verdadero y mantienen a los feligreses firmemente controlados en sus manos. Quería mantener firmemente en mis manos a quienes había formado para tener la aprobación de los líderes y la estima de los miembros de la iglesia, tratándolas como mi propiedad personal y no permitiendo que las trasladaran. ¿En qué me diferenciaba de aquellos miembros del clero? ¿No iba por la senda de un anticristo en contra de Dios? Me dio un sudor frío cuando me percaté de esto. Vi lo egoísta y despreciable que era, que no defendía para nada los intereses de la iglesia, sino solamente mi propio estatus. Me cegaba el deseo de reputación y estatus; ¡qué peligro! Me acordé de los anticristos que fueron expulsados porque perseguían obstinadamente la reputación y el estatus y terminaron cometiendo demasiado mal. Si continuaba por aquella senda, sabía que acabaría igual.
Leí este pasaje de las palabras de Dios: “Cuando tienes el impulso y el deseo constantes de competir por el estatus, debes darte cuenta de los males a los que te llevará este tipo de estado si no lo resuelves. Así que no pierdas tiempo en buscar la verdad, elimina tu deseo de competir por el estatus antes de que crezca y madure, y reemplázalo con la práctica de la verdad. Cuando practiques la verdad, tu deseo de competir por el estatus disminuirá y no perturbarás el trabajo de la iglesia. De esta manera, Dios recordará tus acciones y las elogiará” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). La palabra de Dios me brindó una senda de práctica. Cuando luchaba por mis intereses personales, tenía que orar inmediatamente a Dios y renunciar a mí misma, renunciar a mis deseos, buscar los principios verdad y seguirlos. De hecho, sin importar el lugar que asignaran a Xiaodan y Mingyi, eso era para capacitar a la gente para la iglesia, y su finalidad era hacer aflorar las fortalezas de cada una para que cumplieran con su deber de la mejor manera posible y dieran testimonio de Dios. Debía alegrarme, no luchar por mi reputación y estatus. La capacitación en la iglesia tiene unos principios. Se hace según las necesidades del trabajo de la iglesia y los puntos fuertes de la gente. La idoneidad de la gente para cualquier deber debe medirse en función de sus puntos fuertes. Si alguien tiene diversos talentos, se le deben asignar deberes según dónde sea más necesario, qué deber necesite más personal, qué tarea requiera de colaboración urgente y, además, según qué deber esté dispuesta a cumplir esa persona. No hay mucha gente con los puntos fuertes necesarios para producir videos. Sin embargo, en cuanto al riego, las personas de entendimiento puro, que tienen claras las verdades relativas a las visiones de la obra de Dios, que son amorosas y pacientes pueden prosperar. Tenemos más candidatos para la labor de riego que para el de producción de videos. Xiaodan tenía experiencia en edición de imágenes así que tenía algunas habilidades para la producción de videos. También le gustaba hacer videos, por lo que era razonable que la pusieran en ese deber. Aunque yo había perdido a Xiaodan y a Mingyi, aún podía buscar otros hermanos y hermanas a los que capacitar dentro de la iglesia. Solo requería un poco más de tiempo y esfuerzo. Oré a Dios después de haber entendido todo aquello. Estaba dispuesta a corregir mis motivaciones, seguir los principios en el deber y dejar de pelearme con Zhou Nuo por mi reputación y mi estatus.
Zhou Nuo me envió un mensaje un par de días más tarde para decirme que otra iglesia le había trasladado a un par de personas, con lo que podía dejar que volvieran Xiaodan y Mingyi. Decía que podían ser destinadas de nuevo a otros deberes según sus fortalezas. Al oír estas noticias, me sentí profundamente avergonzada. Después ordené que esas dos hermanas volvieran a regar a los recién llegados. Al poco tiempo, me enteré de que la líder de la iglesia iba a disponer que Mingyi dibujara. Pensé: “Si a Mingyi se le da tan bien regar, ¿por qué van a enviarla a ese deber? Si la trasladan, ¿no habrá sido en vano mi esfuerzo por formarla? Necesito hablar con ella y pedirle que se quede en riego”. Al aflorar estas cosas, comprendí que luchaba de nuevo por la reputación y el estatus, así que oré rápidamente ante Dios para pedirle que me guiara para renunciar a mí misma y priorizar los intereses de la iglesia. Allá adonde enviaran a Mingyi, seguro que era para lo que necesitara la iglesia. No podía trabajar por la reputación y el estatus, sino que debía someterme. Me sentí mucho más tranquila con esta reflexión. Más tarde vi a esa líder y me comentó que a Mingyi se le daba bien dibujar, por lo que, a tenor de los principios, era más adecuada para ese deber. No me enfadó ni decepcionó oír aquello, sino que sonreí y exclamé: “¡Gracias a Dios! Antes, sé que habría luchado por mi reputación y estatus, pero con lo revelado en las palabras de Dios he comprendido lo egoísta que he sido, que eso le disgusta a Dios, y sé que, se disponga lo que se disponga por la iglesia, se hace según los principios. Mingyi es buena dibujando, por lo que ponerla en ese deber está de acuerdo con los principios y no me molesta”. La líder sonrío tras oírme decir aquello.
Esta experiencia me enseñó realmente que pensar en los intereses de la iglesia y de los hermanos y hermanas, en vez de luchar por mi reputación y mi estatus, me hace sentir tranquila y en paz por dentro. ¡Gracias a Dios!
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