Ya sé cómo dar testimonio de Dios
Por Xu Lu, ChinaEn abril de 2021 comencé a difundir el evangelio con la hermana Chen Zhengxin. Como ya había difundido el evangelio...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
En mayo de 2020, me eligieron líder de iglesia. Un mes después, destituyeron a dos hermanas que eran compañeras. En las evaluaciones escritas por los hermanos y hermanas, vi que esas dos hermanas no resolvían problemas y reprendían a las personas, haciendo que estas se sintieran limitadas. Decían que ambas hacían sus deberes como si fueran funcionarias, y percibí que los hermanos y hermanas sentían antipatía por ellas. Pensé: “¿No es demasiado duro exponer y podar a los demás, hiriendo sus sentimientos? ¡No es nada amable! No puedo ser como ellas, podar y reprender a la gente a cada instante. Cuando veo que los hermanos y hermanas tienen problemas, debo tener tacto. De esa manera, todos sentirán que es fácil llevarse bien conmigo y que me preocupo, y que soy una buena líder que, además, es comprensiva”. En mis interacciones posteriores con los hermanos y hermanas, me centraba en hablar con amabilidad, tratando de no herir los sentimientos de los demás y, cuando había problemas, me comunicaba adecuadamente con ellos y se lo decía de manera suave y gentil. Casi nunca podaba a nadie ni exponía los problemas de los hermanos y hermanas. Después de un tiempo, muchos hermanos y hermanas comenzaron a elogiarme y a decir que era una líder sin pretensiones, que hablaba con gentileza y era fácil llevarse bien conmigo. Todos estos elogios de los hermanos y hermanas me hicieron sentir muy satisfecha y, después de eso, siempre me comporté con los demás de esa forma.
Después de interactuar por un tiempo con el hermano Li Liang, descubrí que siempre estaba persiguiendo la reputación y el estatus en sus deberes. Él estaba supervisando el trabajo de video y debería haber estudiado más sobre tecnología para hacer videos, pero creía que aprender técnicas era un trabajo detrás de escena, por lo que no le dedicaba nada de esfuerzo ya que no le servía para alardear. En cambio, se retrasaba en su trabajo porque solía ayudar a hermanos y hermanas con reparaciones electrónicas. Yo sabía que, como líder, debía señalar los problemas de Li Liang para que él los identificara y los corrigiera oportunamente. Pero luego, pensé: “Li Liang tiene una buena impresión de mí y es bastante entusiasta cuando voy a sus reuniones de equipo. Si expongo sus problemas justo después de haberme convertido en líder, pensará que es difícil llevarse bien conmigo y que carezco de amor, y esto dañaría la buena impresión que tiene de mí. No puedo ser demasiado directa al señalar problemas; tendré que ser más discreta”. Entonces, cuando vi a Li Liang, simplemente dije: “Como supervisores, necesitamos priorizar el estudio de la tecnología para realizar videos; de lo contrario, el progreso de nuestro trabajo se verá afectado”. Li Liang asintió y expresó su voluntad de cambiar. Sin embargo, luego me enteré de que seguía sin esforzarse en estudiar tecnología para hacer videos. Quería exponerlo, pero luego pensé: “Es joven y ya es admirable que haya sido capaz de dejar su empleo para cumplir sus deberes en la iglesia. ¿Y si después de podarlo y exponerlo se vuelve negativo? ¿No dirían los hermanos y hermanas que soy igual que las líderes anteriores que fueron destituidas, y que solo reprendo a la gente y carezco de amor? ¿Eso no arruinaría la buena impresión que los hermanos y hermanas tienen de mí?”. Con esto en mente, le busqué un testimonio vivencial en video que coincidía con su estado, con la esperanza de que entrara en razones por sí solo. Pero Li Liang solo admitió que perseguía la reputación y el estatus sin tomar dimensión de la gravedad del problema. En respuesta, le aconsejé amablemente que no persiguiera la reputación y el estatus y, después de eso, él siguió haciendo sus deberes como antes, por lo que el trabajo de video no progresaba. Poco después, los líderes superiores vinieron a investigar el trabajo y, basándose en el comportamiento habitual de Li Liang en sus deberes, lo destituyeron. Luego, los líderes me preguntaron: “¿Por qué no hablaste con Li Liang ni resolviste los problemas que descubriste en él? ¿Por qué no lo reasignaste por no ser adecuado para ese rol?”. Me sonrojé y me di cuenta de que no podía evadir la culpa por la destitución de Li Liang. Si hubiera expuesto a tiempo la naturaleza y las consecuencias de su persecución de reputación y estatus en el deber y lo hubiera ayudado a conocerse, es posible que esto no hubiera sucedido. Lo que pasó me hizo sentir muy arrepentida. Oré a Dios en silencio: “Dios, yo era muy consciente de que Li Liang estaba persiguiendo la reputación y el estatus, que carecía de principios en sus deberes y que debería haberlo expuesto y podado, pero me preocupaba que tuviera una mala impresión de mí, así que no señalé sus problemas ni lo expuse, y esto provocó pérdidas en el trabajo. Dios, por favor esclaréceme y guíame para conocer mi carácter corrupto”.
En mi búsqueda, recordé un testimonio vivencial en video que había visto, titulado: “Lo que oculta una ‘buena imagen’”; abrí el video y leí este pasaje de las palabras de Dios: “Cuando algunos líderes de la iglesia ven a los hermanos y hermanas llevar a cabo los deberes de manera superficial, no se lo recriminan, aunque deberían. Cuando tiene claro que se están menoscabando los intereses de la casa de Dios, no se preocupa por ello, no hace averiguaciones de ningún tipo ni hace la menor ofensa a los demás. De hecho, en realidad no muestra consideración por las debilidades de las personas; en lugar de eso, su intención y objetivo es ganarse el corazón de la gente. Es totalmente consciente de que: ‘Mientras haga esto y no ofenda a nadie, pensarán que soy un buen líder. Tendrán una opinión buena y elevada de mí. Me darán su aprobación y seré de su agrado’. No le importa cuánto daño se haga a los intereses de la casa de Dios, cuántas pérdidas sufra la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios ni en qué medida la vida de iglesia de este se vea perturbada, sino que se limita a insistir en su filosofía satánica y a no ofender a nadie. No existe nunca autorreproche en su corazón. Cuando ve que alguien causa trastornos y perturbaciones, como mucho puede intercambiar algunas palabras con esa persona al respecto, con lo que minimiza el asunto y se lo quita de encima. No hablará sobre la verdad ni le indicará a esa persona la esencia del problema, y menos aún diseccionará su estado ni compartirá nunca cuáles son las intenciones de Dios. Los falsos líderes nunca dejan en evidencia ni diseccionan los errores que las personas cometen a menudo ni las actitudes corruptas que estas suelen revelar. No resuelve ningún problema real, sino que siempre consiente las prácticas erróneas y revelaciones de corrupción de las personas, y por muy negativas o débiles que sean estas, no se lo toma en serio. Se limita a predicar algunas palabras y doctrinas y a pronunciar unas cuantas exhortaciones para gestionar la situación de manera superficial e intentar mantener la armonía. En consecuencia, el pueblo escogido de Dios no sabe cómo reflexionar sobre sí mismo ni autoconocerse, no se resuelven las actitudes corruptas que revelan, sean cuales sean, y viven entre palabras y doctrinas, nociones y figuraciones, sin ninguna entrada en la vida. En su fuero interno llegan a creer: ‘Nuestro líder tiene incluso una mayor comprensión de nuestras debilidades que Dios. Nuestra estatura es demasiado pequeña para estar a la altura de los requerimientos de Dios. Nos basta con cumplir con los requerimientos de nuestro líder; al someternos a él, nos estamos sometiendo a Dios. Si llega un día en el que lo Alto despida a nuestro líder, nos haremos oír; a fin de mantenerlo en su puesto e impedir que lo despidan, negociaremos con lo Alto y lo obligaremos a aceptar nuestras exigencias. Así es como haremos lo correcto por nuestro líder’. Cuando la gente tiene esos pensamientos en su interior, cuando han establecido esa relación con su líder y ha surgido en su corazón esa clase de dependencia, envidia y adoración hacia este, llegan a tener incluso mayor fe en el líder y siempre quieren escuchar sus palabras, en lugar de buscar la verdad en las palabras de Dios. Un líder semejante casi ha ocupado el lugar de Dios en el corazón de la gente. Si un líder está dispuesto a mantener este tipo de relación con el pueblo escogido de Dios, si eso le produce una sensación de gozo en el corazón y cree que el pueblo escogido de Dios debería tratarlo así, entonces no hay diferencia entre ese líder y Pablo, ya ha tomado la senda de un anticristo y este ya ha desorientado al pueblo escogido de Dios, que carece por completo de discernimiento” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente). Después de leer estas palabras de Dios, hice introspección. Era bien consciente de que había hermanos y hermanas que, impulsados por sus actitudes corruptas, dificultaban la obra de la iglesia en sus deberes; sin embargo, no los expuse ni los podé, y solo dije palabras amables para alentarlos. Hice esto para que la gente me viera como una líder empática y comprensiva. Esto era la manifestación de que trataba de ganarme los corazones de la gente, como expuso Dios. Reflexioné sobre mis interacciones con Li Liang. Hacía rato que había notado que él perseguía la reputación y el estatus, que se estaba desviando de sus deberes como supervisor y que estaba retrasando el progreso general del trabajo. También sabía que él necesitaba de guía y corrección a tiempo, pero me preocupaba que, si exponía sus problemas, dijera que no era amable y que mis demandas eran demasiado duras, así que le hablé con gentileza. Solo se lo recordé y lo alenté a no perseguir la reputación y el estatus y a centrarse en su deber principal. Li Liang no llegó a reconocer sus problemas pero, incluso entonces, yo seguí sin exponerlos ni diseccionarlos. En cambio, intenté un abordaje ambiguo y le envié un testimonio vivencial en video para que entrara en razones por su cuenta. Yo veía los problemas de mis hermanos y hermanas pero nunca los exponía, para que todos me vieran como una persona empática y de trato fácil, y una líder buena y comprensiva con los otros. Hice esto para ganarme sus corazones. ¡En verdad iba por la senda de un anticristo! Como líder, mi deber debía ser compartir la verdad, resolver los problemas de mis hermanos y hermanas y proteger la obra de la iglesia. Sin embargo, vi que Li Liang vivía con un carácter corrupto y retrasaba el trabajo pero no compartí con él, ni lo guié, expuse ni podé. No cumplí para nada con mis responsabilidades. ¿Cómo podía decirse que tuviera humanidad? A fin de mantener mi imagen de “buena líder” a los ojos de los demás, ignoré los intereses de la iglesia. ¡Era verdaderamente egoísta y despreciable! Al reconocer esto, me sentí profundamente arrepentida y culpable. Cuando vi nuevamente a Li Liang, me sinceré con él y expuse y diseccioné sus problemas. Él dijo: “Casi nunca veo que nos señales problemas, siempre eres tan amable al hablar y eso no nos beneficia a nosotros ni a la obra de la iglesia. Qué bueno que lo hayas mencionado hoy. He llegado a conocer la naturaleza y las consecuencias de perseguir la reputación y el estatus”. Oír esto me hizo sentir verdaderamente avergonzada. Li Liang no tenía una mala impresión de mí por señalar sus problemas. Por el contrario, fue capaz de aceptar esta guía y hacer introspección. ¡Me di cuenta de que evitar exponer y guiar a las personas cuando veía problemas era realmente dañino para ellas!
No mucho después, descubrí que la supervisora del trabajo de riego, Xue Mei, carecía de un sentido de carga en sus deberes y se dejaba llevar por las comodidades carnales. Derivaba a los regadores el trabajo que debía llevar a cabo ella misma, sin hacer un seguimiento ni supervisar los detalles específicos. Ni siquiera sabía cómo iban las reuniones de los nuevos fieles. Pensé para mis adentros: “Para hacer el trabajo de riego, hay que tener como mínimo sentido de carga y responsabilidad. La forma en la que realiza sus deberes retrasará la obra de la iglesia y obstaculizará el crecimiento de la vida de los nuevos fieles; entonces, necesito hablar con ella sobre la naturaleza y las consecuencias de ser indulgente en las comodidades para ayudarla a cambiar su actitud hacia los deberes”. Pero luego pensé: “Fui yo la que habló y la expuso cuando la destituyeron como líder de equipo. Desde su destitución, he sentido que ella es muy distante conmigo. Si expongo sus problemas nuevamente, ¿pensará que siempre estoy exponiéndola y podándola y que no soy amorosa? Si pasara eso, la impresión que tiene de mí sería todavía peor. Olvídalo. Mejor evitar más situaciones incómodas entre nosotras”. Cuando vi de nuevo a Xue Mei, solamente le dije al pasar: “Los resultados del trabajo de riego no han sido muy buenos últimamente. ¡Necesitamos cambiar nuestra actitud hacia nuestros deberes de forma urgente y asumir más responsabilidad!”. Después de oír esto, Xue Mei bajó la cabeza y dijo: “No he tenido un sentido de carga en mis deberes; tengo que cambiarlo de inmediato”. Vi su mirada de incomodidad y pensé darle tiempo para que reflexionara sobre ello. Luego, Xue Mei siguió actuando con lentitud en sus deberes sin ningún sentido de carga. Esto llevó a que un número cada vez mayor de nuevos fieles no se reunieran con regularidad, lo que retrasaba seriamente el trabajo de riego. Los líderes superiores investigaron mi reiterado comportamiento y descubrieron que, en mis deberes, yo solo cuidaba mi imagen y estatus y que, incluso cuando veía problemas en mis hermanos y hermanas, no los exponía ni los podaba. Vieron que no estaba protegiendo para nada los intereses de la casa de Dios, que no resolvía a tiempo la falta de progreso en varios aspectos de la obra de la iglesia y que no estaba haciendo ningún trabajo real. Como resultado, me destituyeron basándose en los principios. Después de ser destituida, me sentí muy arrepentida y culpable. Varios aspectos de la obra de la iglesia sufrieron pérdidas debido a mi persecución de la reputación y el estatus, y a que no protegí los intereses de la iglesia. Pensé en el comportamiento habitual de Xue Mei, y en que ella ya no era adecuada para ser supervisora y debía ser destituida de inmediato, así que lo discutí con los líderes y la destituí.
Luego, me encontré con dos hermanos en la casa de acogida. Uno de ellos me dijo abiertamente que yo era una persona con talento que podía ser cultivada, queriendo decir que podía soportar sufrimiento y pagar un precio en mis deberes, y que simplemente era joven, por lo que se entendía que no me hubiera desempeñado bien ante tan pesada carga de trabajo en la iglesia. El otro hermano también estuvo de acuerdo. Recordé que, antes de ser destituida, muchos hermanos y hermanas me habían elogiado cara a cara, diciendo que era una líder humilde que hablaba con amabilidad y que era fácil llevarse bien conmigo. Incluso ahora que había causado graves pérdidas en la obra de la iglesia, los hermanos y hermanas seguían sin ganar discernimiento sobre mí y me defendían. ¿Es que los había desorientado a todos? Me asusté al pensar esto, así que oré a Dios, pidiéndole que me esclareciera y me guiara para conocer mis problemas. Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios: “Hay quienes creen que escriben bien, que son escritores competentes; otros creen que son buenos líderes, los pilares que sostienen la iglesia; otros piensan que son buenas personas. En cuanto que, por una razón u otra, pierden la buena imagen que tienen de sí mismos, piensan mucho en ello y pagan un precio por recuperarla, devanándose los sesos para intentar remediar la situación. Sin embargo, nunca sienten vergüenza ni autorreproche, así como tampoco se sienten en deuda con Dios por las sendas equivocadas que han tomado ni por las diversas cosas que han hecho en contra de la verdad. Nunca tienen un sentimiento semejante. Se sirven de todo tipo de tácticas para desorientar a las personas y ganarse su corazón. ¿Es eso llevar a cabo el deber de un ser creado? De ningún modo. ¿Es esa la obra que los líderes de la iglesia deberían hacer? En absoluto. […] Estas personas enarbolan la bandera del cumplimiento del deber de un líder, pero no hacen lo que le corresponde a uno. Lo que hacen no es para nada cumplir con el deber de un líder, sino desempeñar el papel de un anticristo, representar a Satanás para perturbar y destruir la obra de la casa de Dios, y desorientar al pueblo escogido de Dios para que se aparte del camino verdadero y de Dios. Todas sus acciones y comportamientos revelan el carácter y la naturaleza de Satanás, y consiguen hacer que la gente evite a Dios y rechace la verdad y a Dios para, en su lugar, idolatrar y seguirlas a ellas. Un día, cuando hayan desorientado por completo a la gente y la hayan sometido a su control, esta empezará a idolatrarlas, seguirlas y obedecerlas. Entonces habrán conseguido su objetivo de atrapar el corazón de la gente. Son líderes de la iglesia, pero no llevan a cabo el trabajo que Dios les ha encomendado, no hacen el trabajo de los líderes y obreros. En su lugar, actúan sobre el pueblo escogido de Dios, lo desorientan, lo atrapan y lo controlan, se apoderan de las ovejas que pertenecen claramente a Dios y las someten a su control. ¿Acaso no son ladrones y bandidos? Al competir así con Dios por Su pueblo escogido, ¿no se comportan como lacayos de Satanás? ¿Acaso no son tales anticristos los enemigos de Dios? ¿No son los enemigos de Su pueblo escogido? (Sí). Lo son al cien por cien. Son enemigos de Dios y de Su pueblo escogido, no cabe duda alguna de ello” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente). Dios deja en evidencia que, si un líder u obrero fracasa al cumplir sus deberes y responsabilidades, no expone a los hermanos y hermanas cuando ve que toman la senda equivocada en sus deberes y provocan pérdidas en la obra de la iglesia, y, en cambio, se vale de trucos para ganarse a los demás, desorientarlos y erigir una imagen favorable en sus corazones para que la gente los admire y los respete, entonces, en esencia, está compitiendo con Dios por Su pueblo escogido y camina la senda de un anticristo. Reflexioné sobre la época en que fui líder. Para establecer la imagen de “buena líder” en los corazones de los hermanos y hermanas, y para hacer que todos me admiraran y respetaran, incluso cuando veía que los hermanos y hermanas vivían con actitudes corruptas y obstruían la obra de la iglesia, no los exponía ni podaba, y meramente les hablaba con gentileza, hacía un recordatorio de pasada y les daba aliento. Esto provocaba que los hermanos y hermanas me admiraran y me elogiaran como una líder buena y comprensiva. Incluso cuando provoqué graves pérdidas en la obra de la iglesia y me destituyeron, ellos seguían sin tener discernimiento sobre mí y llegaban a decir que no me desempeñaba bien solo se debía a que era joven. Algunos incluso se solidarizaron conmigo y me defendieron. Como líder, no guiaba a la gente ante Dios, sino que usaba mis deberes como una oportunidad para ganarme a las personas, conseguir su respeto y ocupar un lugar en sus corazones. ¿En qué se diferenciaban mis acciones de aquellas de los bandidos y ladrones que expuso Dios? Tal vez podría parecer que Li Liang y Xue Mei estaban dañando la obra de la iglesia al no practicar la verdad, pero, en realidad, era yo quien los consentía y los encubría. Prefería sacrificar los intereses de la iglesia para proteger mi reputación y mi estatus, y recorría la senda de un anticristo. ¡Esto es algo que ofende al carácter de Dios! Mi destitución fue la justicia de Dios y, si no me arrepentía, terminaría siendo condenada y descartada por Él. Al darme cuenta de todo esto, me asusté y oré a Dios: “Dios, he pronunciado palabras edulcoradas para ganarme a las personas y proteger mi orgullo y mi estatus. Estoy recorriendo la senda de un anticristo. ¡Dios! Ya no quiero hacer el mal y oponerme a Ti; deseo arrepentirme”.
Mientras reflexionaba, me di cuenta de que mantenía otra opinión falaz. Pensaba que hablar con gentileza, adoptar un acercamiento sutil y no exponer ni podar a las personas significaba que era amorosa con ellas, mientras que exponer y podar a la gente era duro y para nada comprensivo. En mi búsqueda y contemplación, leí un par de pasajes de las palabras de Dios: “El pueblo escogido de Dios debería, como mínimo, poseer conciencia y razón, así como interactuar, relacionarse y trabajar con los demás de acuerdo con los principios y los estándares que Dios exige de las personas. Esto constituye el mejor enfoque. Esto puede satisfacer a Dios. Así pues, ¿cuáles son los principios-verdad que exige Dios? Que la gente sea comprensiva con los demás cuando estos se muestren débiles y negativos, que tenga consideración por su dolor y dificultades, y entonces indague sobre estas cosas, les ofrezca ayuda y apoyo, y les lea las palabras de Dios para ayudarles a resolver sus problemas, con lo que les permite entender las intenciones de Dios y dejar de ser débiles, y los lleva ante Dios. ¿Acaso esta forma de practicar no concuerda con los principios? Practicar de esta manera está en consonancia con los principios-verdad. Naturalmente, las relaciones de este tipo guardan incluso mayor conformidad con ellos. Cuando las personas trastornan y perturban de manera deliberada, o son superficiales en su deber de manera intencionada, si te das cuenta de ello y eres capaz de señalarles estas cosas, reprenderlas y ayudarlas de acuerdo con los principios, esto concuerda entonces con los principios-verdad” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (14)). “Desde el lado proactivo, ¿cómo se expresa el discurso constructivo? Principalmente, se trata de animar, orientar, guiar, exhortar, comprender y reconfortar. Además, en casos especiales, se hace necesario sacar directamente a la luz los errores de otras personas y podarlas para que adquieran conocimiento de la verdad y deseen arrepentirse. Es entonces cuando se consigue el efecto pretendido. Esta forma de practicar beneficia enormemente a la gente. Le supone una verdadera ayuda y es muy constructiva, ¿verdad?” (La Palabra, Vol. VI. Sobre la búsqueda de la verdad. Qué significa perseguir la verdad (3)). Después de leer las palabras de Dios, comprendí que podar a las personas no es ser duro; por el contrario, es beneficioso para su entrada en la vida y para que hagan bien sus deberes y puedan ayudar a las personas a actuar de acuerdo con los principios. También llegué a entender que debemos tener principios al tratar con los hermanos y hermanas. Si la otra persona se encuentra negativa y débil momentáneamente, debemos hablarle y ayudarla con amor de acuerdo a su estatura, darle la posibilidad de no permanecer en las dificultades y brindarle una senda de práctica y entrada. Pero, en el caso de aquellos con actitudes corruptas graves quienes, a pesar de numerosas pláticas, continúan trastornando y perturbando la obra de la iglesia sin cambiar, debemos exponerlos y podarlos de acuerdo a las palabras de Dios, para que conozcan sus problemas y la naturaleza y las consecuencias de hacer sus deberes basándose en un carácter corrupto. Esto es lo que significa realmente ayudar a las personas. También comprendí que ser duro con las personas significa principalmente no tratarlas con justicia; como cuando una persona descubre una pequeña desviación o error sin averiguar el contexto ni considerar los estados y las dificultades de los hermanos y hermanas, y sin tener en cuenta su estatura, pierde los estribos indiscriminadamente y reprende a la gente. Sin embargo, exponer y podar a las personas significa que, al descubrir que los hermanos y hermanas actúan en contra de los principios o perturban la obra de la iglesia por actuar basándose en sus actitudes corruptas, uno es capaz de recurrir a las palabras de Dios para guiarlos, podarlos y compartir con ellos y ayudarlos; de esta forma, los hermanos y hermanas pueden conocer sus problemas, corregir a tiempo sus estados y hacer bien sus deberes. Esto beneficia tanto a la entrada en la vida de los hermanos y hermanas como a la obra de la iglesia, y no es ser duro con la gente. Al igual que cuando traté a Li Liang y a Xue Mei, pensé que podarlos y exponerlos sería demasiado duro e insensible y que solo debía darles aliento amablemente. Como resultado, no ganaron ninguna comprensión sobre sus actitudes corruptas y esto ocasionó pérdidas en la obra de la iglesia. Comprendí que estas acciones no los ayudaron, sino que los dañaron. Esto no era amor verdadero. Las opiniones que sostenía eran realmente absurdas ¡y no estaban de acuerdo con la verdad!
Luego, leí más de las palabras de Dios: “Si solo haces las cosas para que otros las vean, y siempre quieres ganarte los elogios y la admiración de los demás, y no aceptas el escrutinio de Dios, ¿sigue estando Dios en tu corazón? Estas personas no tienen un corazón temeroso de Dios. No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con las intenciones de Dios y empezar por contemplar si ha habido impurezas en el cumplimiento de tu deber, si has sido leal, has cumplido con tus responsabilidades y lo has dado todo, y si has estado pensando de todo corazón en tu deber y en la obra de la iglesia. Debes meditar sobre estas cosas. Si piensas en ellas con frecuencia y las comprendes, te será más fácil cumplir bien con el deber” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). “A algunos líderes y obreros les gusta ayudar a las personas por medio de la exhortación, a otros por medio de la motivación, y a otros por medio de la exposición, la acusación y la poda. Al margen del método que usen, si este puede llevarte de veras a entrar en la realidad-verdad, a resolver tus dificultades reales, a hacerte entender las intenciones de Dios y, a partir de ahí, puede permitirte conocerte a ti mismo y encontrar una senda de práctica, cuando te enfrentes a situaciones similares en el futuro, tendrás una senda a seguir. Por tanto, el criterio más básico para valorar si un líder u obrero cumple con el estándar es que pueda usar la verdad para resolver los problemas y las dificultades de las personas, lo que les permitirá entender la verdad y obtener una senda de práctica” (La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (2)). Después de leer las palabras de Dios, encontré una senda de práctica. Debía priorizar los intereses de la iglesia en mis deberes y no considerar mi estatus ni mi imagen personales. Tenía que ser capaz de guiar a los hermanos y hermanas para que buscaran la verdad, reflexionaran sobre sus defectos y los reconocieran al enfrentar problemas, para que pudieran hacer sus deberes de acuerdo a los principios. Cuando descubro que alguien trastorna y perturba la obra de la iglesia, debo compartirle la verdad a tiempo para solucionar el problema, y debo podar y exponer a las personas cuando sea necesario para asegurar que el trabajo progrese sin contratiempos. Solo esto es cumplir bien mis responsabilidades como líder. Pensé en cómo Dios, para salvarnos, no solo usa palabras reconfortantes y alentadoras, sino que también habla de acuerdo con las necesidades de nuestra humanidad corrupta, expresando la verdad para juzgar y exponer nuestra rebelión a fin de que conozcamos nuestra naturaleza corrupta y nos confesemos y arrepintamos ante Él. Sin importar que las palabras de Dios sean recordatorios y exhortaciones, o exposiciones y juicios severos, el fin último es purificarnos y transformarnos para que podamos alcanzar la salvación. En adelante, debía practicar la verdad, dejar de tener consideración por mi imagen y priorizar la obra de la iglesia y la entrada en la vida de mis hermanos y hermanas.
No mucho después, me eligieron como líder nuevamente. Una vez, me encontraba en una reunión con varios líderes de equipo y me percaté de que una de ellos era lenta al poner en práctica el trabajo. Cuando le pregunté el motivo, le echó la culpa a otro. Vi que la actitud de esta líder hacia sus deberes era despectiva y que, aunque su trabajo estaba retrasado, ella seguía sin reconocer su problema. Sabía que tenía que exponer sus problemas para que ella pudiera conocer su carácter corrupto y cambiar su actitud hacia sus deberes. Pero luego pensé que acababa de ser elegida como líder y me pregunté: “¿Qué pensará de mí si expongo sus problemas justo después de ser nombrada líder? En el pasado, ambas éramos líderes de equipo y, cuando hacíamos nuestros deberes juntas, ella tenía una buena impresión de mí. Tal vez sería mejor que solo mencionara su problema brevemente?”. Pero luego pensé en mi fracaso anterior como líder, que se había producido por mis constantes esfuerzos por proteger mi imagen y por no exponer y podar a la gente, y que había dañado la obra de la iglesia. ¿Por qué seguía queriendo protegerme y no practicaba la verdad ante los problemas? Recordé algunas de las palabras de Dios: “No hagas siempre las cosas para tu propio beneficio y no consideres constantemente tus propios intereses; no consideres los intereses humanos ni tengas en cuenta tu propio orgullo, reputación y estatus. Primero debes considerar los intereses de la casa de Dios y hacer de ellos tu prioridad. Debes ser considerado con las intenciones de Dios […]” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La libertad y la liberación solo se obtienen desechando la propia corrupción). Con esto en mente, recurrí a las palabras de Dios y expuse y diseccioné la naturaleza y las consecuencias de la forma superficial con la que esta líder encaraba sus deberes. Después de mi enseñanza, la líder de equipo admitió que en verdad había sido negligente en sus deberes y que no era que no pudiera hacerlos, pero no los había hecho de todo corazón sino por inercia. También dijo que, de allí en adelante, estaba dispuesta a cambiar las cosas y hacer sus deberes de forma adecuada. Cuando vi que la líder de equipo había sido capaz de ganar algo de entendimiento sobre sí misma, ¡me di cuenta de qué maravilloso era practicar conforme a las palabras de Dios! Más tarde, cuando me sorprendía queriendo proteger mi imagen al hacer mis deberes, oraba a Dios conscientemente para rebelarme contra mi carne y recurría a las palabras de Dios para brindar guía y ayuda a tiempo, llevando a los hermanos y hermanas a hacer introspección y conocerse. Después de practicar de esta forma por un tiempo, vi que los hermanos y hermanas no solo no me veían negativamente por señalar y exponer problemas, sino que eran capaces de hacer introspección y conocerse, y que sus actitudes hacia sus deberes también mejoraban. También sentí que yo había hecho mucho más progreso que antes. Que yo fuera capaz de alcanzar estas comprensiones y cambios se debió enteramente a la guía de las palabras de Dios. ¡Gracias a Dios!
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