He dado la bienvenida al regreso del Señor
El invierno de 2010 en Estados Unidos me dejó con una sensación gélida. Además del intenso frío, del viento y la nieve, lo peor era que mi corazón parecía haber sido invadido por una especie de “ola de frío”. Para los que trabajamos en el negocio de decoración de interiores, el invierno es la época más difícil del año, pues desde que empieza hay muy poco trabajo. Incluso corremos el riesgo de perder nuestros empleos. Aquel fue mi primer año en los Estados Unidos, era un recién llegado y todo me resultaba desconocido. No era fácil alquilar un apartamento ni encontrar trabajo, y mis días estaban llenos de dificultades. La situación se puso tan mal que tuve que pedir dinero prestado para pagar el alquiler de mi apartamento. Ante aquello, me puse melancólico y sentí que mi vida era realmente difícil de soportar. Por la noche me enfrentaba a la frialdad de las cuatro paredes, me sentía tan triste que solo quería llorar. Un día, mientras vagaba sumido en mi tristeza y ansiedad, una persona que estaba difundiendo el evangelio del Señor Jesús me dio una tarjeta y me dijo: “El Señor Jesús te ama. Hermano, ven a nuestra iglesia y escucha el evangelio del Señor”. Pensé para mis adentros: “Supongo que no tengo nada que hacer ahora mismo, así que no hace mal a nadie si entro a escuchar esto. Podría hacerlo, ¿por qué no?”. Entonces, entré en la iglesia. Escuché al pastor leer en voz alta algo que el Señor Jesús había dicho: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Cuando escuché aquello, me sentí profundamente conmovido por el amor del Señor. No puedo explicar claramente lo que sentí, pero me parecía que el amor del Señor era real, y que superaba a cualquier otro que se pudiera hallar en el mundo. Mi corazón, lleno de dolor, se sintió muy consolado. A consecuencia de ello, decidí poner toda mi confianza en el Señor Jesús. Después, empecé a participar con entusiasmo en las reuniones de cada domingo y, debido a mi apasionada búsqueda, me convertí rápidamente en colaborador de la obra de la iglesia.
Tras servir en la iglesia durante dos años, cada vez percibía menos la presencia del Señor. No me sentía esclarecido cuando leía la Biblia ni conmovido cuando oraba, y no me parecía que obtuviera nada al asistir a las reuniones. Además, veía que todos en la iglesia vivían una vida en la que pecaban de día para luego confesarse de noche y que todos, ya fueran pastores, ancianos o creyentes comunes, estaban atados por el pecado, participaban en disputas por celos, conspiraban entre sí para formar facciones, luchaban por fama y ganancias y codiciaban cosas mundanas. Cada vez se cometían más actos ilícitos de todo tipo. También noté que la gente, la sociedad en general, se volvía más depravada, malvada y egoísta cada día que pasaba, y que estaban ocurriendo desastres en todo el mundo: constantemente se desencadenaban terremotos, hambrunas y epidemias. Señales de todo tipo que dejaban claro que los últimos días habían llegado y el Señor Jesús volvería pronto. Los pastores y los ancianos a menudo nos predicaban acerca de estos versículos bíblicos: “Entonces si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o ‘Allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:23-24). En sus sermones, afirmaban con imprudencia que aparecerían falsos Cristos en los últimos días, y nos dijeron que en ningún caso debíamos escuchar las predicaciones de gente desconocida. Incluso decían que, quitando los de nuestra iglesia, los creyentes de otras denominaciones estaban equivocados, y que debíamos cuidarnos y ser prudentes respecto a otras personas para no dejarnos engañar y terminar siguiendo el camino equivocado. Como a menudo oía a los pastores predicar de esta manera, me dije: “No debo desviarme del camino en este momento crucial de la inminente llegada del Señor, y debo asegurarme de mantener mi fe en Él”.
Un día, a mediados de septiembre de 2016, recibí una llamada telefónica inesperada. Se trataba de la hermana Zhu, creyente durante muchos años y buscadora entusiasta de nuestra iglesia con la que siempre me había llevado bien, así que me alegró mucho recibir su llamada. Escuché a la hermana Zhu hablar con pasión: “Hermano, tengo buenas noticias que darte: ¡el Señor Jesús ha regresado como Dios Todopoderoso! Esta vez Dios se ha encarnado para llevar a cabo la obra de juzgar, purificar y salvar al hombre”. Me sorprendió un poco oír estas palabras, y pensé: “¿No ha seguido la hermana Zhu el camino del Señor? ¿Se ha unido a otra denominación? ¿Cómo puede ser tan tonta? Los pastores y ancianos han enfatizado repetidamente que surgirán falsos Cristos en los últimos días, ¿por qué no los has escuchado? Si nos descarriamos de nuestra fe en este momento crucial cuando el Señor está a punto de venir, entonces ¿no habremos practicado nuestra fe en vano todos estos años?” Mientras pensaba esto, le pregunté nervioso a la hermana Zhu: “Hermana, en la Biblia dice que en los últimos días habrá falsos…” pero la hermana Zhu intervino sin esperar a que yo terminara de hablar: “Hermano, el Señor Jesús nos advirtió que ‘No juzguéis’, y no debemos juzgar a nuestro antojo para no ser condenados por Dios”. La advertencia de la hermana me hizo pensar en estas palabras del Señor: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados” (Lucas 6:37). No me atreví a decir nada más. Sin embargo, en relación a un suceso tan importante como el regreso del Señor, la hermana Zhu y yo teníamos opiniones diferentes, y ambos queríamos persuadir al otro. Por lo tanto, nos turnamos para explicar nuestros puntos de vista, pero al final ninguno de los dos convenció al otro.
Después de aquel día, la hermana Zhu me llamó en diversas ocasiones durante un mes para predicarme el evangelio del reino de Dios Todopoderoso, pero siempre me negué a aceptarlo y le seguí insistiendo para que regresara a nuestra iglesia y continuara creyendo en el Señor. Con el paso del tiempo, vi que ella se mantenía muy firme en su fe en Dios Todopoderoso y no vacilaba en lo más mínimo, así que tuve que rendirme y dejé de tratar de persuadirla. Le dije: “De ahora en adelante seguiré creyendo en mi Señor Jesús y tú puedes creer en tu Dios Todopoderoso, y ninguno interferirá en la fe del otro”. Después de eso, cada vez que la hermana Zhu me llamaba para dar testimonio de la obra de Dios de los últimos días, buscaba una excusa para evitarla. Seguí negándome a aceptar la obra de Dios de los últimos días, pero ella nunca dejó de intentar difundirme el evangelio.
Una mañana de noviembre, poco después de las 5 de la mañana, antes de que se hiciera de día, alguien llamó al timbre de mi casa. Abrí la puerta y allí estaba la hermana Zhu, acompañada de un hermano y una hermana. Al verla, me puse bastante a la defensiva. Pensé: “¿Acaso no he sido claro contigo? ¿A qué viene viajar tan lejos para venir a mi casa? Digas lo que digas, no voy a creer en Dios Todopoderoso”. Obviando todos los años que hacía que nos conocíamos como miembros de la misma iglesia, les dije algunas palabras desagradables y me negué a dejarlos entrar. Cuando la hermana Zhu vio lo decidido que estaba, una mirada abatida asomó a su rostro y con la voz llena de emoción me dijo: “Hermano, la razón por la que he venido a predicarte el evangelio del reino es que he sido inspirada por el Espíritu Santo. Si no fuera por el amor de Dios, no habría podido tragarme mi orgullo y seguir tratando de predicarte el Evangelio una y otra vez. Hermano, el Señor Jesús realmente ha regresado. En este momento, el Espíritu Santo está obrando en aquellos que han aceptado la nueva obra de Dios. Si no fuera por la obra del Espíritu Santo, ¿cómo podría alguien tener tanta fe y fuerza de voluntad para venir a predicarte el Evangelio? Tú has visto la situación actual de nuestra iglesia. Todos nuestros hermanos y hermanas viven atados por el pecado y carecen de la fortaleza para liberarse. Dios ha venido esta vez con el fin de expresar Sus palabras para juzgar al hombre y llevar a cabo la obra de librarnos del pecado y purificarnos. Si nos perdemos la obra de Dios de los últimos días, no tendremos otra oportunidad de alcanzar la salvación de Dios”. Las sinceras palabras de la hermana me conmovieron y cedí un poco. En concreto, cuando mencionó la situación de nuestra iglesia, todas las cosas que había visto suceder en las iglesias empezaron de repente a reproducirse en mi mente. En la primera en la que serví, los pastores decían una cosa y hacían otra, y al que contribuía mucho dinero lo recibían con caras sonrientes y lo colmaban de atenciones. Cualquiera que no aportara grandes cantidades de dinero, sin embargo, era ignorado y despreciado por los pastores. Me resultaba insoportable que pasara aquello, así que me uní a otra iglesia. En esa fui testigo de cómo los compañeros de obra se excluían unos a otros, entraban en disputas por celos, conspiraban entre sí para formar diferentes facciones, y no eran diferentes de la gente del mundo secular. Me decepcionó mucho aquello. Al principio, quería cambiarme a otra iglesia, pero un hermano me contó que había pasado por muchas y daba igual donde fuera, siempre encontraba la misma desolación y oscuridad… También pensé en los diversos comportamientos que yo mismo exhibía mientras vivía en pecado, lo que me hizo comenzar a vacilar en mi corazón. Pensé: “¿Será que el Señor Jesús ha regresado en la carne para llevar a cabo la obra de erradicar el pecado?”. En ese momento, la hermana Zhu siguió diciendo: “Respecto a si Dios Todopoderoso es o no el Señor que ha regresado, lo único que tienes que hacer es leer la palabra de Dios Todopoderoso, y entonces lo sabrás. En el momento en que el Señor Jesús vino a realizar Su obra, Sus discípulos le siguieron porque reconocieron en Sus palabras y Su obra que Él era el Mesías que había sido anunciado. Ahora, con el fin de determinar si Dios Todopoderoso es o no la aparición del Señor Jesús que ha venido a llevar a cabo Su obra, también debemos observar la obra y las palabras de Dios Todopoderoso. Si después de leer las palabras de Dios Todopoderoso todavía crees que Él no es el regreso del Señor, no trataré de obligarte a creer y dejaré de predicarte el evangelio, porque Dios nunca ha forzado a nadie a aceptar Su evangelio”.
Después de que la hermana Zhu dijera esto, dudé un momento y pensé: “Puedo leerlas y ver cuáles son exactamente las verdades que se dicen en las palabras de Dios Todopoderoso y que le han aportado a la hermana Zhu una creencia tan firme en Él”. Entonces, abrí la puerta y dejé entrar a la hermana Zhu y los demás en mi casa. Me los presentó, se trataba de la hermana Zhang Qing y el hermano Liu Kaiming de la Iglesia de Dios Todopoderoso. La hermana Zhu dijo: “Hermano Chuanyang, han pasado varios meses desde que acepté la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Acudi a la Iglesia de Dios Todopoderoso para comprobarlo por mí misma, y he participado en su vida de iglesia. A través de mis experiencias personales y un estudio sincero, he visto que la Iglesia de Dios Todopoderoso posee realmente la obra del Espíritu Santo. Es una iglesia auténtica, y sin duda surgió de Dios. Los dos hemos pertenecido a la iglesia durante años, y como colaborador que eres, sabes mejor que yo lo que está sucediendo ahora en ella. El Espíritu Santo dejó de actuar en nuestra iglesia hace mucho tiempo, y eso es algo que todo el mundo sabe. Los pastores no pueden predicar sermones que nos den vida. Solo predican sobre cómo atacar o estar en guardia contra otras denominaciones, nos dicen que debemos guardar el nombre del Señor y seremos salvados mientras no salgamos de nuestra iglesia. Pero en realidad no hay ninguna base en la palabra del Señor para que ellos actúen de esta manera. Solo lo hacen para proteger su posición y mantener su medio de vida, no piensan en nosotros. Si de verdad se sintieran responsables de nuestras vidas, entonces deberían tomar la iniciativa y guiarnos en la búsqueda de una iglesia donde esté obrando el Espíritu Santo, en lugar de dejarnos permanecer tercamente en una religión en la que el Espíritu Santo dejó de obrar hace mucho tiempo, a la espera de morir de hambre o atrapados en una iglesia sin la obra del Espíritu Santo”. Después de escuchar esto pensé para mí mismo: “La hermana Zhu está describiendo bien lo que pasa. La iglesia de hoy en día no tiene la obra del Espíritu Santo, lo que hacen los pastores y ancianos no es en realidad por consideración a la vida de nosotros los creyentes, y mientras más años he pasado en esta iglesia más he sentido que el Señor no estaba con nosotros. Mi alma se ha sentido seca y lejos de la luz, como si hubiera alcanzado un callejón sin salida”. Al escucharla hablar de este modo tan razonable y bien fundamentado, su visita dejó de causarme rechazo.
En ese momento, el hermano que había venido con ella, el hermano Liu, dijo: “Hermano, la razón por la que el mundo religioso está tan desolado es que Dios ha venido a llevar a cabo una nueva obra, pues la obra del Espíritu Santo ha avanzado, pero la gente no ha seguido el ritmo de la nueva obra que Dios está haciendo. Una razón aún más grande es que los pastores y ancianos no han obedecido los mandamientos del Señor ni han puesto en práctica Sus palabras, sino que han llevado a los creyentes a seguir las tendencias malvadas del mundo, e incluso se han opuesto y han condenado la nueva obra de Dios. Fue igual cuando el Señor Jesús vino a realizar Su obra; el templo se había convertido en un lugar donde se vendía ganado, ovejas y palomas y se intercambiaba dinero. Los sacerdotes infringían las leyes y ofrecían animales con defectos como sacrificio para engañar a Dios, los fariseos codiciaban la riqueza y disfrutaban del botín de su posición, y se cometían otros pecados semejantes. Incluso aquellos que servían a Dios vivían en pecado, sin la menor reverencia a Él en sus corazones. Esto era suficiente para demostrar que el Espíritu Santo ya no obraba en el templo, que la obra del Espíritu Santo había seguido adelante y que la obra de Dios en la Era de la Ley había llegado a su fin. El Señor Jesús había venido para llevar a cabo la obra de redención sobre la base de la obra de la Era de la Ley, y el Espíritu Santo ya no obraba en aquellos que guardaban el nombre de Jehová Dios y se aferraban con terquedad a las leyes. En cambio, la obra del Espíritu Santo se trasladó a aquellos que aceptaron la nueva obra del Señor Jesús. Como Dios ya no estaba presente en el templo, este se volvió cada vez más desolado, hasta que al final se convirtió en una cueva de ladrones. Los discípulos del Señor Jesús, en cambio, recibieron la salvación del Señor, pusieron en práctica Sus enseñanzas, lo siguieron con fe y fuerza, abandonaron sus hogares y sus trabajos para dar testimonio y difundir el evangelio del Señor, sin temer la persecución ni la adversidad. ¿Acaso no fue todo eso el efecto que causó en ellos la obra del Espíritu Santo? De la misma manera, el regreso ahora del Señor significa que la antigua era ha llegado a su fin y ha comenzado una nueva. El Espíritu Santo hace mucho que dejó de obrar en las iglesias de la Era de la Gracia; en su lugar, ha comenzado a obrar en aquellos que han aceptado la nueva obra de Dios, lo que cumple estas profecías de la Biblia: ‘Y también les he quitado la lluvia cuando faltaban todavía tres meses para la cosecha; e hice llover sobre una ciudad y no sobre otra, llovió sobre una parte y ese pedazo de tierra donde no llovió se marchitó’ (Amós 4:7).* ‘Mirad, los días vienen, […] cuando mandaré hambruna a la tierra, no un hambre de pan ni el deseo de beber agua, sino de escuchar las palabras de Jehová’ (Amós 8:11).* Dios Todopoderoso dice también: ‘Dios cumplirá este hecho: Él hará que todas las personas en todo el universo vengan ante Él y adoren al Dios que está en la tierra, y Su obra en otros lugares cesará y las personas se verán obligadas a buscar el camino verdadero. Será como José: todos fueron a él por comida y se postraron ante él porque él tenía cosas para comer. Con el fin de evitar la hambruna, las personas serán obligadas a buscar el camino verdadero. Toda la comunidad religiosa sufrirá una severa hambruna y solo el Dios de hoy es la fuente de agua viva, que posee la fuente que siempre fluye provista para el disfrute del hombre, y las personas vendrán y dependerán de Él’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El Reino Milenario ha llegado). ‘Dios ha hecho de este grupo de personas el único foco de Su obra a través de todo el universo. Él ha sacrificado toda la sangre de Su corazón por vosotros; Él ha reclamado y os ha dado toda la obra del Espíritu en todo el universo. Por eso os digo que sois los afortunados. Más aun, Él ha trasladado Su gloria de Israel, Su pueblo elegido, a vosotros, y hará que el propósito de Su plan se manifieste completamente a través de este grupo. Por lo tanto, vosotros sois los que vais a recibir la herencia de Dios y, es más, sois los herederos de la gloria de Dios’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?). ‘Ya que los que están en la religión no pueden aceptar la nueva obra de Dios y solo se aferran a la antigua obra del pasado, Dios ha abandonado a estas personas y hace Su nueva obra en las personas que aceptan esta nueva obra. Estas son personas que cooperan en Su nueva obra y solo de esta manera se puede lograr Su gestión’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre). A partir de estas palabras de Dios, podemos ver que el Espíritu Santo ya no obra en las iglesias de la Era de la Gracia, así que no importa cuánto se esfuerce la gente o qué tipo de métodos humanos usen para revivir dichas iglesias, no sirve de nada. La Iglesia Católica y las denominaciones protestantes son todas iguales; las almas de sus creyentes están secas y hambrientas, su fe y su amor se enfrían poco a poco, son incapaces de guardar las enseñanzas del Señor, y muchos de ellos siguen las malas tendencias del mundo, buscan la riqueza y codician las cosas mundanas. Las iglesias se han convertido en lugares de desolación. Por otro lado, los hermanos y hermanas en la Iglesia de Dios Todopoderoso son aquellos que han abandonado otras denominaciones y vienen de profesiones diferentes para aceptar la obra de Dios de los últimos días. Son las vírgenes prudentes que, al oír la voz de Dios, han regresado ante su trono. Están recibiendo el suministro del agua viva de vida que fluye del trono de Dios, están siendo pastoreados y guiados por Dios mismo, y están difundiendo y dando testimonio del evangelio del reino de Dios, unánimes. Soportan ser ridiculizados y calumniados por el mundo, sufren el abuso y la condena de los líderes de varias denominaciones, e incluso se someten a ser golpeados, arrestados, a que registren sus casas, confisquen sus posesiones y que el gobierno del PCCh los torture cruelmente y los encarcele, entre otras cosas. Aún así, tienen fe, fuerza, amor, y son tenaces e inflexibles respecto a seguir a Dios Todopoderoso y dar testimonio de la obra de Dios de los últimos días. Que sean capaces de hacer todo eso no se debe a su propia fortaleza. ¡Es gracias a la obra del Espíritu Santo! Además, la voluntad de Dios se ve en que envía el hambre al mundo religioso. Su propósito al hacer esto es obligar a aquellos que verdaderamente creen en Dios y que tienen sed de la verdad a romper con la religión, a librarse del engaño y control de los anticristos religiosos, y a alejarse de la religión. Al hacer esto, pueden entonces buscar las huellas de Dios y Su aparición, aceptar la obra de juicio de Dios en los últimos días, y ser purificados y perfeccionados por Dios. Al mismo tiempo, aquellos incrédulos que permanecen en la religión, que buscan comer hasta saciarse y que no creen en Dios con un corazón sincero, sino que idolatran y siguen a la gente, serán expuestos y eliminados. De esta manera, todas las personas serán separadas de acuerdo a su especie. ¿Acaso no es esto la sabiduría y la omnipotencia de Dios?”.
Después de escuchar las palabras de Dios y la comunión de este hermano, sentí que todo sonaba muy práctico, y que estaba completamente de acuerdo con cómo eran las cosas. Me sentía como si me hubiera despertado de un sueño, y comprendí la fuente de la desolación de las diversas iglesias. En ese momento, al fin vi lo insensible que había sido. Aunque había visto que, desde los pastores y ancianos hasta los creyentes corrientes, todos estaban atados por el pecado, y que la iglesia estaba llena de anarquía y maldad, todavía no había buscado la voluntad de Dios ni la obra del Espíritu Santo. Tampoco había prestado atención a escuchar la voz de Dios y, como consecuencia, había sido eliminado por la obra del Espíritu Santo sin siquiera darme cuenta de ello. Me di cuenta de que necesitaba leer con atención la palabra de Dios Todopoderoso. Aquel día, cuando la hermana Zhu y sus acompañantes se marchaban, fijaron una fecha para volver a comunicar conmigo, y también me dejaron un ejemplar de El Rollo Abierto por el Cordero, que me alegró mucho recibir.
Más tarde, cuando leí El Rollo Abierto por el Cordero, un libro de la palabra de Dios Todopoderoso, vi que esta revela muchos misterios, tales como las tres etapas de la obra llevadas a cabo por Dios para salvar a la humanidad, la obra de Su juicio en los últimos días, la belleza de Su reino, y más cosas, lo cual me proporcionó una comprensión más profunda de la obra de Dios. Mi espíritu sediento se sentía saciado, y cuanto más leía aquel libro, más me gustaba. Solía levantarme a las cinco y media de la mañana, pero después de recibir mi copia de El Rollo Abierto por el Cordero, empecé a levantarme a las cuatro y media para leer la palabra de Dios Todopoderoso y reflexionar sobre Sus palabras, y mi alma sentía gran satisfacción. Una mañana, mientras leía el capítulo “¿Eres un verdadero creyente en Dios?”, sentí una tremenda conmoción en mi corazón. Dios Todopoderoso es el Dios que escrutina a fondo lo más íntimo de los corazones de la gente y ha expuesto nuestra naturaleza corrupta, que nunca podríamos conocer por nosotros mismos. De esta manera logré ver la verdad de la corrupción causada en mí por Satanás. Esto resultó especialmente cierto cuando leí estas palabras de Dios Todopoderoso: “En cualquier caso, Yo digo que todos los que no valoran la verdad son incrédulos y traidores de la verdad. Tales hombres nunca recibirán la aprobación de Cristo. […] Debes entender que Dios no pertenece al mundo ni a ninguna persona, sino a todos aquellos que creen verdaderamente en Él, a todos los que lo adoran y a todos aquellos que se consagran a Él y le son fieles”. Mientras contemplaba estas palabras, no dejaba de preguntarme: ¿Soy alguien que cree de verdad en Dios? ¿Estimo la verdad? ¿Qué he estimado estos últimos años de mi fe en el Señor? Pensé que era igual que la mayoría de los hermanos y hermanas: externamente, leía la Biblia y asistía a reuniones, pero no prestaba atención a experimentar o practicar la palabra del Señor; más bien, apreciaba los sermones predicados por los pastores y el significado literal de las cartas en la Biblia. Ponía una fe incondicional en el conocimiento bíblico y en las doctrinas teológicas predicadas por los pastores. Nunca pensé si había algo de verdad en lo que predicaban o si se ajustaba o no a la voluntad del Señor y, sin duda, nunca usé las palabras del Señor para examinar y medir lo que estaban diciendo. Nosotros los creyentes simplemente creíamos lo que predicaban. Pensando ahora en ello, me di cuenta de lo tonto e ignorante que había sido al idolatrar ciegamente a la gente. Me acordé de los sermones de los pastores y ancianos. Trataban sobre hacer ofrendas o sobre protegerse de otras denominaciones y sellar la iglesia, o simplemente acerca de las mismas cosas que habían estado predicando durante años. No había ningún nuevo esclarecimiento, ninguna nueva luz, no tenían absolutamente nada que proveernos, no podían resolver el problema de la esterilidad en nuestras almas, y desde luego no podían resolver la desolación en la iglesia. Esto llevaba a los hermanos y hermanas a simplemente seguir los pasos cuando participaban en las reuniones. Durante estas, algunos charlaban, otros se dormían o jugaban con el teléfono. Yo había vivido en esta iglesia oscura y desolada, pero no había sabido buscar la voluntad de Dios ni la obra del Espíritu Santo. Al parecer, yo no era alguien que buscaba la verdad o que creyera realmente en Dios. Dios Todopoderoso dice: “Todos los que no valoran la verdad son incrédulos y traidores de la verdad”. “Dios no pertenece al mundo ni a ninguna persona, sino a todos aquellos que creen verdaderamente en Él, a todos los que lo adoran”. Estas palabras eran muy reales, y me hicieron pensar de repente en las palabras del Señor Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Comprendí entonces que Dios es la verdad, que lleva a cabo Su obra para proporcionale al hombre la verdad, el camino y la vida, y que las personas que creen realmente en Dios prestan atención a la búsqueda y la obtención de la verdad. Como creyente en Dios, no había estado prestando atención a la búsqueda de la verdad, así que, ¿acaso no había estado muy confuso en mi fe? Si creía en Dios de esta manera, entonces, ¿cómo podría haber recibido nunca la aprobación de Dios? ¡Las palabras de Dios Todopoderoso me beneficiaron tanto! Cuanto más leía la palabra de Dios Todopoderoso, más sentía que me faltaba de muchas maneras. Y así, excepto cuando tenía que trabajar, dedicaba todo mi tiempo libre a leer la palabra de Dios Todopoderoso. Desde el fondo de mi corazón, me sentía seguro de que este era el verdadero camino. Pero todavía me sentía perplejo por estas palabras pronunciadas por el Señor Jesús: “Entonces si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o ‘Allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:23-24). No sabía cuál era el significado oculto en esas palabras, así que decidí estudiarlo cuando la hermana Zhu y los otros vinieron de nuevo.
La hermana Zhu y los otros hermanos se pasaron por mi casa el día que habíamos acordado, y le dije a la hermana Zhang: “Estos últimos días he estado leyendo mucho de la palabra de Dios Todopoderoso, y siento que cada palabra expresada por Dios Todopoderoso es la verdad y es realmente lo que necesito. Antes, la hermana Zhu trató una y otra vez de invitarme a estudiar la obra de Dios Todopoderoso, pero debido a que mis pastores habían predicado que aparecerían falsos Cristos en los últimos días para engañar a la gente, me negué a estudiar el verdadero camino, y ahora lo lamento de verdad. Sin embargo, sigo sintiéndome confundido al respecto, por lo que me gustaría estudiar con vosotros. El Señor Jesús dijo: ‘Entonces si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o ‘Allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos’ (Mateo 24:23-24). ¿Cómo entendéis vosotros estas palabras?”.
La hermana Zhang dijo: “Gracias a Dios, y que Él nos guíe en esta comunicación. En cuanto a la pregunta que has planteado, primero debemos entender cuál era el propósito de que el Señor Jesús dijera estas palabras, y lo que Él quiso decir al pronunciarlas. El Señor Jesús nos dijo que, cuando regresara, se haría carne de nuevo como Cristo, el Hijo del hombre, y en este pasaje el Señor dijo que también aparecerían falsos Cristos, mostrando señales y maravillas para engañar a la gente. Es decir, la próxima vez que Dios aparezca en la carne, estos falsos Cristos también aparecerán. Con esto, podemos ver que el Señor dijo estas palabras para prevenirnos de que debíamos desarrollar discernimiento para evitar que nos engañen estos falsos Cristos. No pronunció estas palabras para que nos negáramos a escuchar a cualquiera que difunda la buena nueva de la llegada del Señor y les cerremos siempre las puertas. Sería un error actuar así, y sería confundir totalmente la intención del Señor. El Señor Jesús profetizó: ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo»’ (Mateo 25:6). ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’ (Apocalipsis 3:20). ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). Las palabras del Señor dejan muy claro que cuando el Señor regrese, Él usará Su voz para llamar a las ovejas de Dios, y a través de Su voz las ovejas de Dios lo reconocerán y regresarán a Él. Es decir, para dar la bienvenida al regreso del Señor es crucial ser capaces de reconocer la voz de Dios. Si no nos esforzamos por escuchar la voz de Dios y rechazamos constantemente a los que difunden el Evangelio del regreso del Señor, ¿no tenderemos a cerrar la puerta al Señor y a dejarlo fuera? A partir de las palabras del Señor entendemos que la característica distintiva de los falsos Cristos es la habilidad para obrar señales y hacer milagros, emulando la obra que el Señor Jesús ha realizado en el pasado y obrando algunas señales y maravillas para engañar al hombre, como sanar a los enfermos y expulsar a los demonios. Sin embargo, los falsos Cristos son la encarnación de los espíritus malignos, así que da igual qué tipo de señales obren, no pueden expresar ninguna verdad. Esto es irrefutable. Las palabras de Dios Todopoderoso hacen que las expresiones y la sustancia de los falsos Cristos sean muy claras. Veamos varios pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso y lo comprenderás. Dios Todopoderoso dice: ‘Si, durante los últimos días, apareciera un “Dios” igual a Jesús, uno que sanara a los enfermos, echara fuera a los demonios y fuera crucificado por el hombre, aunque ese “Dios” fuera idéntico a la descripción de Dios en la Biblia y fácil de aceptar para el hombre, no sería, en su esencia, la carne que vestiría el Espíritu de Dios, sino un espíritu maligno. Y es que el principio de la obra de Dios es no repetir nunca lo que Él ya ha completado. Así pues, la obra de la segunda encarnación es diferente a la de la primera’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La esencia de la carne habitada por Dios). ‘Si durante la época actual emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería una falsificación producida por espíritus malignos que imitan a Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. […] Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara a los enfermos —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría importancia ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empieza a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente. Una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claro esto’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer la obra de Dios hoy). Las palabras de Dios Todopoderoso dejan muy claro que los falsos Cristos son todos espíritus malignos que se hacen pasar por Cristo. Aunque se llamen Dios a sí mismos, no poseen la más mínima verdad y desde luego no pueden llevar a cabo la obra de Dios, ya que no tienen la sustancia de Cristo. Lo único que pueden hacer para engañar a la gente es seguir las huellas de Dios para imitar la obra ya realizada del Señor Jesús. Los falsos Cristos nunca serán capaces de llevar la verdad o un nuevo camino de práctica a la gente. Todo el mundo sabe que todos los productos de imitación de este mundo se hacen como copia de los reales. Los falsos Cristos son exactamente iguales. Sanan a los enfermos, expulsan demonios y hacen algunos milagros sencillos para engañar a la gente copiando la obra llevada a cabo por el Señor Jesús, pero no hay manera de que los falsos Cristos puedan realizar milagros tales como devolver la vida a los muertos y alimentar a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Así que, cualquiera que se llame a sí mismo Cristo, que diga que es el Señor Jesús retornado, muestre señales y maravillas, sane a los enfermos y expulse demonios, es sin duda un falso cristo que engaña a la gente. Sin embargo, Cristo es la encarnación de Dios mismo, es el Espíritu de Dios hecho carne, tiene una humanidad normal y una divinidad completa, y es sin duda Dios mismo. Dios Todopoderoso dice: ‘El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto, porque Él posee la esencia de Dios, y posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, que el hombre no puede alcanzar. Los que así mismos se llaman Cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino que también es la carne particular asumida por Dios a medida que lleva a cabo y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no puede ser suplantada por cualquier hombre, sino que es una carne que puede soportar adecuadamente la obra de Dios en la tierra, expresar el carácter de Dios y representarlo bien, y proveer la vida al hombre. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser Cristo, no poseen nada de Su esencia. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna). Entonces, solo Cristo puede llevar a cabo la propia obra de Dios, expresar la verdad y el carácter de Dios y proveer y pastorear al hombre. Solo Cristo puede llevar a cabo la obra de redimir y salvar a la humanidad, solo Él puede poner fin a la vieja era y dar paso a la nueva. Es más, la obra de Dios es siempre nueva y nunca vieja, y Dios nunca repite la misma obra. Por lo tanto, cada vez que Cristo viene a realizar una obra, Él siempre trae una nueva, expresando el carácter de Dios y lo que Él tiene y es. Cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo la obra, por ejemplo, terminó la Era de la Ley e inauguró la Era de la Gracia, dio los sermones que permitieron a la gente confesar sus pecados y arrepentirse, y enseñó a la gente a amar a sus enemigos, a ser humildes, a ser pacientes y a perdonar a los demás. Estas fueron solo algunas de las cosas que hizo el Señor Jesús. El Señor Jesús reveló al hombre el carácter amoroso y misericordioso de Dios. De manera similar, Dios Todopoderoso ha venido en los últimos días y ha concluido la Era de la Gracia y ha marcado el comienzo de la Era del Reino. Él está llevando a cabo la obra de juzgar y purificar al hombre con Sus palabras sobre el fundamento de la obra de redención del Señor Jesús, proporcionándonos todas las verdades que necesitamos para ser purificados y alcanzar la salvación, mostrándonos el camino para librarnos del pecado y alcanzar la salvación, y expresando el carácter justo, majestuoso e iracundo de Dios. A través de la obra y las palabras de Dios Todopoderoso, somos completamente capaces de reconocer que Dios Todopoderoso es Dios encarnado y que Él es Dios Mismo apareciendo entre la humanidad en los últimos días”.
Después de escuchar las palabras de Dios y la comunicación de esta hermana, me sentí como si hubiera despertado de un sueño, y finalmente entendí cómo distinguir al verdadero Cristo de los falsos. Esto me hizo sentirme tan feliz como avergonzado, al darme cuenta de lo penoso que era no tener la verdad. Pensé en cómo había rechazado una y otra vez la obra de Dios de los últimos días, y supe que se había debido a que había sido engañado por los falsos Cristos, lo que provocó que rechazara al verdadero; actué como alguien que no comía por temor a ahogarse. Cuando el Señor regresó y llamó a mi puerta, me negué a escuchar la voz de Dios, le cerré una y otra vez la puerta al Señor. Pero Dios no renunció a salvarme, sino que incitó a estos hermanos y hermanas a venir a mi casa a difundir el Evangelio. En realidad, Dios nunca me había abandonado: ¡el amor de Dios es tan grande! Como creía en lo que mis pastores decían, había decidido que todos los que daban testimonio de que el Señor había regresado estaban predicando a un falso cristo. Había malinterpretado la palabra del Señor, había rechazado y condenado a Dios Todopoderoso y me había opuesto a Él, creyendo que las nociones a las que me aferraba eran correctas: ¡había sido tan ridículo! Si no hubiera leído la palabra de Dios Todopoderoso y escuchado a los hermanos y hermanas comunicar sobre las diferencias entre el verdadero Cristo y los falsos Cristos, nunca hubiera podido distinguir entre el verdadero Cristo y los falsos, habría seguido engañado por lo que decían los pastores y ancianos. Los habría seguido en su oposición y rechazo a la llegada de Dios, y por lo tanto habría perdido esta oportunidad extremadamente rara de alcanzar la salvación de Dios. Mientras pensaba en esto, le dije a la hermana Zhu y a los demás: “Mediante la lectura de la palabra de Dios Todopoderoso y al escuchar vuestra comunicación, ahora sé cómo distinguir al verdadero Cristo de los falsos. Ahora estoy convencido de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado, y estoy dispuesto a aceptar la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días”.
Desde que empecé a participar en la vida de iglesia, me di cuenta de que los hermanos y hermanas entendían muchas verdades y que en comparación yo carecía totalmente de ellas. Pensé: “Debo comunicar más con la hermana Zhu y los demás sobre la palabra de Dios para que me ayuden a entender más rápido la verdad”. Hablé de esto con la hermana Zhu, le pregunté si podíamos convertir mi casa en un lugar de reunión y ella aceptó de inmediato. Después de eso, nos reuníamos cada semana para leer la palabra de Dios y compartir sobre la verdad. Poco a poco tuve más conocimiento de las palabras de Dios y comprendí cada vez más verdades. Sentía desde el fondo de mi corazón que estas palabras eran la expresión de la verdad. En ese momento, pensé en las palabras que había dicho el Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Me sentí aún más conmovido, y vi que todas estas palabras del Señor se habían cumplido. La palabra de Dios Todopoderoso es “que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). Dios Todopoderoso está ahora guiando al hombre para que entienda y logre entrar en todas las verdades. Solo aceptando la obra de Dios en los últimos días y las verdades expresadas por Dios puede uno purificarse, alcanzar la salvación y llegar a ser alguien que busca el corazón de Dios. Fue la palabra de Dios Todopoderoso la que me trajo de vuelta a la casa de Dios y la que me llevó ante Su trono. Ahora, tengo cada día Sus palabrass para proveerme y guiarme, y me siento tranquilo y alegre, a gusto y lleno de luz. ¡Anhelo hacer todo lo que pueda para buscar la verdad y seguir a Dios Todopoderoso hasta el final!
Las citas bíblicas marcadas (*) han sido traducidas de AKJV.
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