¿Quién se interpone entre el reino de los cielos y yo?
Yo era católica. De joven fui a una escuela católica y siempre participé activamente en la iglesia. Cada semana iba a oraciones o a catequesis. Sin embargo, en los últimos años no aprendía nada de los sermones del sacerdote y aún tenía muchas preguntas sin respuesta, así que busqué respuesta en internet.
En agosto de 2018 estaba mirando la web de la Iglesia de Dios Todopoderoso, cuando vi que había muchas películas evangélicas, como La ciudad será destruida, Quién es el que ha regresado, El misterio de la piedad, Revelar el misterio de la Biblia, ¡¿Ha cambiado el nombre de Dios?!, Libres de la trampa, Ser arrebatados en el peligro y muchas más. Me llamaron la atención los títulos de estas películas. Pensé: “Mi iglesia está muy desolada actualmente y el sacerdote predica lo mismo de siempre. No nos sustenta espiritualmente y todos anhelamos el regreso del Señor Jesús. Igual estas películas me ayudan a recibir al Señor”. Acabé viendo estas películas y anotando todas las enseñanzas importantes de los personajes. Con estas películas aprendí que el Señor ya ha vuelto como Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, y está expresando la verdad y obrando para juzgar y purificar al hombre. Conocí el misterio de los nombres de Dios, el de Sus encarnaciones, la verdad interna de la Biblia, cómo distinguir al Cristo y el camino verdaderos de los falsos, a quiénes salva y descarta Dios, quiénes pueden entrar en el reino de los cielos y muchas otras cosas. Nunca había oído estas verdades y estos misterios. Además, hallé respuesta a muchas de mis preguntas y sentía realmente que mi espíritu se elevaba. Tras seis meses de estudio por internet, comprobé que se trataba de la voz de Dios y que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor. Entonces acepté gozosa la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.
Un día de marzo de 2019, al verme compartir en Facebook películas e himnos de la Iglesia de Dios Todopoderoso, mi prima se dio cuenta de que ahora creía en Dios Todopoderoso. Acudió a mi padre y ambos vinieron a hablarme de ello. Al pensar que mi padre y mi prima eran un anciano y una pastora cristianos, siempre firmemente opuestos a la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, me preocupó no dar un buen testimonio de la nueva obra de Dios porque yo solo acababa de aceptarla. Temía que trataran de impedirme creer en Dios Todopoderoso. Así pues, oré a Dios en el silencio de mi corazón para pedirle fortaleza, fe y las palabras apropiadas, de modo que supiera dar testimonio de Su obra de los últimos días.
Con rostro severo, mi padre me preguntó: “¿Por qué has pasado de creer en el Señor a creer en Dios Todopoderoso?”. Le dije que el Señor Jesús ha regresado como Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, que ha expresado muchas verdades, está llevando a cabo una nueva etapa de Su obra y ha abierto el pequeño rollo profetizado en el Apocalipsis. Quería que se informara más. Mi padre, en cambio, me dijo airadamente: “¿Nueva obra? ¿Nuevas palabras? Todas las obras y palabras de Dios están en la Biblia. Fuera de ella no hay ninguna obra ni palabra nueva de Dios. Todo lo que trascienda la Biblia es herejía. ¿No te das cuenta?”. Mi prima se hizo eco de lo dicho por mi padre.
Al ver tan enfadado a mi padre, mantuve la calma y le contesté: “Papá, tú afirmas que todas las obras y palabras de Dios están en la Biblia, que fuera de ella no hay ninguna palabra ni obra de Dios y que todo lo que trascienda la Biblia es herejía. Ahora bien ¿lo corroboran los hechos? Sabemos que el Señor Jesús obró oficialmente tres años y medio. Predicaba y obraba allá donde iba y debió de decir y hacer muchísimas cosas. Aquellas cosas que dijo que están recogidas en los cuatro Evangelios solo le habrían llevado unas horas. Entonces, ¿cómo puedes afirmar que el Nuevo Testamento recoge todo cuanto dijo el Señor?”. Mi padre y mi prima se quedaron sin respuesta. Continué: “Dice la Biblia: ‘Muchas otras cosas hay que hizo Jesús, que si se escribieran una por una, me parece que no cabrían en el mundo los libros que se habrían de escribir’ (Juan 21:25). Este versículo nos indica que en la Biblia no se registró mucho de lo que dijo el Señor. Por tanto, tus afirmaciones de que todas las obras y palabras de Dios están en la Biblia y fuera de ella no hay ninguna obra ni palabra de Dios hacen muchas aguas. Además, ni siquiera existía el Nuevo Testamento cuando obró el Señor en la Era de la Gracia. Enseñó a la gente a confesarse y arrepentirse e hizo muchos milagros. Todo fueron nuevas palabras y obras. El Antiguo Testamento no recogió nada de eso, pues trascendía a él. Si decimos que todo lo que trascienda las Escrituras es herejía, ¿no estamos condenando la obra y las palabras del Señor Jesús?”.
A continuación abrí los apuntes sobre las palabras de Dios Todopoderoso tomados de aquellas películas y se los leí. Dios Todopoderoso dice: “Durante Su época, Jesús guio a los judíos y a aquellos que le seguían según la obra del Espíritu Santo en Él en ese momento. Él no tomó la Biblia como base para lo que llevaba a cabo, sino que hablaba de acuerdo con Su obra; no prestó atención a lo que la Biblia decía ni buscó en ella una senda para guiar a Sus seguidores. Desde el mismo momento en el que empezó a obrar, difundió el camino del arrepentimiento, una palabra sobre la cual las profecías del Antiguo Testamento no mencionan una sola palabra. No solo no actuó según la Biblia, sino que también guio por una nueva senda, y realizó una obra nueva. Nunca consultaba la Biblia cuando predicaba. Durante la Era de la Ley, nadie fue nunca capaz de llevar a cabo Sus milagros de sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios. Su obra, Sus enseñanzas, la autoridad y el poder de Sus palabras, también estaban por encima de cualquier hombre en la Era de la Ley. Jesús simplemente llevó a cabo Su obra más nueva, y aunque muchas personas lo condenaron usando la Biblia, e incluso usaron el Antiguo Testamento para crucificarlo, Su obra sobrepasó al Antiguo Testamento; si esto no fue así, ¿por qué lo clavaron en la cruz? ¿No fue porque el Antiguo Testamento no decía nada de Su enseñanza ni de Su capacidad para sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios? Su obra se llevó a cabo para guiar por un nuevo camino, no para buscar deliberadamente un enfrentamiento con la Biblia o para prescindir deliberadamente del Antiguo Testamento. Él vino simplemente a desarrollar Su ministerio, a traer la nueva obra a aquellos que lo anhelaban y lo buscaban. No vino a explicar el Antiguo Testamento ni a sostener su obra. La obra de Jesús no tenía como fin permitir que la Era de la Ley continuara desarrollándose, porque Su obra no tomó en consideración si tenía o no la Biblia como su base; Jesús simplemente vino a llevar a cabo la obra que debía realizar. Por tanto, no explicó las profecías del Antiguo Testamento ni obró según las palabras de la Era de la Ley del Antiguo Testamento. Ignoró lo que decía el Antiguo Testamento, no le importó si concordaba o no con Su obra, ni lo que los demás conocieran de esta o que la condenaran. Simplemente siguió realizando la obra que debía llevar a cabo, aunque muchas personas usaron las predicciones de los profetas del Antiguo Testamento para condenarlo. Para las personas, parecía como si Su obra no tuviera base, y gran parte de esta entraba en conflicto con los registros del Antiguo Testamento. ¿No fue esto un error del hombre? ¿Debe aplicarse la doctrina a la obra de Dios? ¿Y debe obrar Dios según las predicciones de los profetas? Después de todo, ¿quién es más grande: Dios o la Biblia? ¿Por qué debe obrar Dios de acuerdo con la Biblia? ¿Podría ser que Dios no tuviera derecho a actuar más allá de la Biblia? ¿No puede apartarse Dios de la Biblia y realizar otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía practicar a la luz del día de reposo y según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué Jesús no respetó el día de reposo después de venir, sino que, en su lugar, lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús respetaba el Antiguo Testamento, ¿por qué rompió con estas doctrinas? Deberías saber qué fue primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el Señor de la Biblia?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Relativo a la Biblia (1)). Después de leer esto, le dije a mi padre: “Dios no obra de acuerdo con las Escrituras. De hecho, la obra de Dios vino antes y luego se recogió en las Escrituras. En el principio Dios creó todas las cosas. Creó a Adán y Eva y destruyó el mundo con un diluvio. Sacó a los israelitas de Egipto, dictó las leyes y los mandamientos y muchas más cosas, y no hizo nada de ello de acuerdo con las Escrituras. Entonces no existía el Antiguo Testamento. Cuando el Señor Jesús vino a obrar en la Era de la Gracia, enseñó a la gente a amarlo de todo corazón, a amar al prójimo como a uno mismo y a perdonar setenta veces siete. Sanaba a los enfermos, expulsaba los demonios, hizo muchos milagros y demás. El Antiguo Testamento no recogió ninguna de Sus palabras u obras, que, por el contrario, lo trascendían. Sin embargo, los fariseos no entendieron la obra del Señor Jesús. Al ver que Su obra trascendía las Escrituras, la condenaron empleando las palabras textuales de las aquellas. Alegaban que no guardaba el Sabbat y que decía a la gente que no había que circuncidar a los chicos, etc. Incluso blasfemaban contra Él diciendo que expulsaba los demonios por el príncipe de los demonios. Al final crucificaron al Señor y cometieron el abominable pecado de oponerse a Dios. Papá, ¡hemos de aprender las lecciones de esta antigua tragedia! Ya estamos en los últimos días y el Señor profetizó: ‘Aún tengo otras muchas cosas que deciros; mas por ahora no podéis comprenderlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, él os enseñará todas las verdades necesarias para la salvación; pues no hablará de suyo, sino que dirá todas las cosas que habrá oído, y os anunciará las venideras’ (Juan 16:12-13). La Biblia también profetiza esto: ‘Quien tiene oído, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias’ (Apocalipsis Capítulos 2, 3). ‘Pues tiempo es de que comience el juicio por la casa de Dios’ (1 Pedro 4:16). El Apocalipsis dice en muchas ocasiones que el Espíritu hablará a las iglesias en los últimos días para que oigamos las declaraciones del Espíritu Santo. Es preciso que el Señor exprese más verdades en los últimos días y realice la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios. ¿Cómo podría haber recogido de antemano la Biblia la obra y las palabras de Dios de los últimos días? Si Su obra de los últimos días no trascendiera la Biblia, ¿cómo se cumplirían las profecías sobre lo que el Señor Jesús diría y haría a Su regreso? Dios es omnipotente y sabio. Es el Señor del Sabbat y de la Biblia. Es absolutamente capaz de realizar una nueva obra que trascienda lo recogido en la Biblia. Por tanto, alegar que todas las palabras y obras de Dios están en la Biblia, exclusivamente en ella, y que todo lo que trascienda la Biblia es herejía, ¡es una noción nuestra totalmente reñida con los hechos de la obra de Dios! Papá, no podemos seguir aferrados a esta perspectiva errónea; si lo hacemos, terminaremos oponiéndonos a Dios y ofendiendo Su carácter”. Mi padre y mi prima no respondieron a eso, sino que aún insistían en que todas las obras y palabras de Dios estaban en la Biblia y se negaron a estudiar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días. Llegaron a decir palabras de condena y oposición a Dios Todopoderoso.
Les pedí que no blasfemaran contra Dios y, de pronto, mi padre se enfadó mucho y me gritó: “¡Si te empeñas en creer en Dios Todopoderoso, dejarás de ser mi hija!”. Me sorprendió que me dijera eso. Era anciano de la iglesia y siempre había anhelado el regreso del Señor. Sin embargo, cuando se enteró de Su regreso, se negó a renunciar a sus nociones y no tuvo interés por informarse más. Hasta quería repudiarme. Aquella noche estaba en la cama sin poder dormir. Jamás pensé que mi padre se opondría tanto que estaría dispuesto a cortar toda relación conmigo. Estaba muy triste y decepcionada con mi padre. Tenía el corazón agitado y sentía que necesitaba hablar con alguien, así que envié un mensaje a los de la Iglesia de Dios Todopoderoso para contarles los intentos de mi padre y mi prima por obstaculizar mi fe. Una hermana me mandó entonces un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso. “Dios hace Su obra, se preocupa por la persona, la escudriña, y mientras tanto Satanás sigue de cerca cada uno de Sus pasos. A quienquiera que Dios favorece, Satanás también le observa y va a la zaga. Si Dios quiere a esa persona, Satanás hará todo lo que pueda para estorbarle usando diversas tácticas malvadas para tentarle, para alterar y estropear la obra que Dios hace, todo ello con el fin de lograr su objetivo oculto. ¿Cuál es este objetivo? No quiere que Dios gane a nadie; él quiere para sí a todos a los que quiere Dios, para ocuparlos, controlarlos, hacerse cargo de ellos para que le adoren y entonces se le unan para cometer actos malvados. ¿Acaso no es esta su siniestra motivación?” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV). A continuación, la hermana habló conmigo: “Cuando la familia trata de estorbarnos, se libra una batalla espiritual encubierta. Dios quiere llevar ante Él en los últimos días a todos los que creen sinceramente en Él y aman la verdad para que puedan aceptar el juicio y castigo de Sus palabras, purificarse, salvarse y entrar en Su reino. Satanás, por su parte, quiere poseer y controlar a la gente para siempre. Se interpone en nuestro camino con todo tipo de personas, acontecimientos y cosas, con la esperanza de impedir que nos salve Dios y, por tanto, terminemos pereciendo con él”. Al escuchar a la hermana, por fin lo entendí. Parecía que mi padre y mi prima trataban de impedirme creer en Dios Todopoderoso y hasta que mi padre quería cortar toda relación conmigo, pero la astuta trama de Satanás estaba detrás de todo. Satanás quería utilizar la amenaza de mi padre para forzarme a dejar el camino verdadero y perder la salvación de Dios en los últimos días. ¡Satanás es sumamente malvado! No podía hacer lo que él quería. Por muy doloroso que fuera, ¡tenía que mantenerme firme en el camino verdadero!
Mi padre llamó a dos pastores de su iglesia y a tres curas católicos y vinieron a acosarme. Al recordar cómo me había guiado Dios para que me mantuviera firme ante mi padre y mi prima, no me sentía cohibida ni temerosa ante estos pastores y curas. Sabía que tenía que ampararme en Dios para predicar aquellas palabras suyas que entendiera y derrotar a Satanás con la verdad. No dejaría que me amilanaran ni en broma. Oré a Dios en el silencio de mi corazón para pedirle ayuda y sabiduría para poder mantenerme firme en esta batalla espiritual. El pastor Liu comenzó diciendo: “El Señor Jesús fue crucificado para redimirnos de nuestros pecados. Hemos recibido la redención del Señor y gozado de la abundancia de Su gracia y Sus bendiciones. ¡Abandonarlo para creer en Dios Todopoderoso es una traición al Señor!”. Le respondí: “Pastor Liu, he estudiado la obra de Dios Todopoderoso durante más de seis meses y leo muchas de Sus palabras. He descubierto que Sus palabras tienen autoridad y poder; son la verdad. Dentro de mí sé que estas palabras son la voz de Dios ¡y que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús! Mi fe en Dios Todopoderoso implica que he recibido al Señor. Por tanto, ¿por qué habría de ser mi fe en Dios Todopoderoso una traición al Señor? Jehová, el Señor Jesús y Dios Todopoderoso son realmente un solo Dios. Estos son solo los nombres que adopta para realizar una obra en cada era. La gente de la Era de la Ley creía en Jehová Dios. Lo adoraba y ensalzaba Su grandeza. El Señor Jesús vino a realizar la obra de redención en la Era de la Gracia y quienes dejaron de lado la ley para seguir al Señor Jesús no traicionaron a Jehová Dios, sino que siguieron las huellas del Señor y recibieron Su redención. Los fariseos que se negaron a aceptar la obra del Señor Jesús fueron quienes, efectivamente, traicionaron a Jehová Dios”. Justo entonces me acordé de una película que había visto, titulada ¡¿Ha cambiado el nombre de Dios?!, y de un vídeo de una lectura de las palabras de Dios titulado El Salvador ya ha regresado sobre una “nube blanca”. Estos vídeos hablaban de verdades relativas a las tres etapas de la obra de Dios. Dije: “Puesto que Satanás corrompió al hombre, Dios ha realizado tres etapas de Su obra para salvarlo. La primera etapa fue la obra de la Era de la Ley, cuando Jehová Dios dictó las leyes y los mandamientos y guio al hombre en la tierra enseñándolo a adorar a Dios. Le mostró a la gente qué era el pecado. La segunda etapa tuvo lugar en la Era de la Gracia. El Señor Jesús realizó la obra de redención del hombre y trajo el camino del arrepentimiento. Enseñó a la gente a confesarse y arrepentirse. La tercera etapa es la Era del Reino, en los últimos días. Sobre la base de la obra del Señor Jesús, Dios Todopoderoso realiza una obra más nueva y elevada. Expresa la verdad, juzga y purifica la corrupción del hombre y nos salva definitivamente de las cadenas del pecado. Elimina todo pecado de nosotros para purificarnos de la corrupción y hacernos aptos para entrar en Su reino. La obra de Dios siempre avanza. Las tres etapas son esenciales y cada una es más elevada y profunda que la anterior. Pese a que la obra de Dios cambia en los últimos días junto con Su nombre, sigue siendo obra de un único Dios. Por eso, aceptar la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días es ir al ritmo de las huellas de Dios. No es una traición al Señor. Si nos detenemos en la Era de la Gracia y nos negamos a aceptar la obra de la Era del Reino, traicionaremos de veras al Señor y terminaremos condenados y descartados como los fariseos”.
Después leí unas palabras de Dios Todopoderoso que había escrito durante la película: “Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra solo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre; es decir que solo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy. […] Si el hombre puede ver en las tres etapas de la obra que Dios mismo las llevó a cabo en momentos diferentes, en lugares diferentes y en personas diferentes; si el hombre puede ver que aunque la obra sea diferente, toda ella está realizada por un solo Dios y que como es obra hecha por un solo Dios, entonces debe ser correcta y sin error, y que aunque entre en conflicto con las nociones del hombre, no se puede negar que es la obra de un solo Dios; si el hombre puede asegurar que es la obra de un solo Dios, sus nociones pasarán a ser simples nimiedades, indignas de mención” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios). Antes de que acabara de leer, me interrumpieron los pastores. Serios, me dijeron: “Creemos que el Señor Jesús es nuestro único Señor. ¡No creeremos en Dios Todopoderoso!”. Mi padre añadió airadamente: “Respaldo tu fe en el Señor, pero me opongo totalmente a tu fe en Dios Todopoderoso. ¡Mejor te lo vuelves a pensar!”. Al ver que aún se oponía a mi fe en Dios Todopoderoso, pensé: “Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús. Creeré en Él digas lo que digas”. Así pues, contesté resueltamente: “Papá, estoy segura de que las palabras de Dios Todopoderoso son la verdad, Su voz. No cambiaré de idea en lo que se refiere a seguirlo. Soy adulta y tengo derecho a elegir en qué creer. Deberías informarte y estudiar más las palabras y la obra de Dios Todopoderoso, en vez de sacar conclusiones precipitadas”. Los pastores se miraron cuando dije esto. Sabían que no podrían convencerme de lo contrario, así que se fueron.
Cuando se hubieron marchado, recordé la desolación de la iglesia. Muchísima gente estaba perdiendo la fe y volviéndose negativa y débil, pero a estos pastores y sacerdotes no les importaba. No tenían nada de amor ni guiaban a los creyentes para que buscaran una iglesia con la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, cuando supieron que yo había aceptado la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, se compincharon todos para tratar de impedírmelo. Malinterpretaron la Biblia con sus nociones y difundieron falacias para extraviarme y perturbarme. Su conducta me dejó amargamente decepcionada, sobre todo la de mi padre… Generalmente era muy devoto del Señor Jesús y siempre fue bueno conmigo. Me animaba a seguir las enseñanzas del Señor y decía que lo recibiríamos juntos a Su llegada. Nunca imaginé que, cuando yo diera testimonio de la obra del regreso del Señor, a él no le interesaría en absoluto, sino que haría todo lo posible por estorbarme y acosarme, a la vez que condenaría la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y amenazaría con cortar toda relación conmigo. Era una persona totalmente distinta. ¿Qué le había pasado a mi padre? ¿Acaso no era ahora un escollo en mi senda al reino de los cielos? Se había vuelto un fariseo hipócrita, ¡un anticristo! Al seguir a estos pastores, ancianos y sacerdotes en su fe en el Señor, ¿no se iban a pique las oportunidades de los creyentes de recibir al Señor y entrar en Su reino? Esto me hizo recordar la reprensión del Señor Jesús a los fariseos: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de los cielos a los hombres; porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que entrarían!” (Mateo 23:13). Y también recordé las palabras de Dios Todopoderoso al respecto. “Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a la voluntad de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para enseñar a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonio jefes que estorban a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de ‘buena constitución’, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios? ¿Cómo van a saber sus seguidores que son diablos vivientes dedicados a devorar a las almas humanas?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él). Gracias a este encuentro empecé a discernir la esencia de anticristos de estos pastores y sacerdotes y me di cuenta de que eran escollos que impedían que la gente entrara en el reino de Dios. También sentí que Dios siempre me protegía y me dio fe, fortaleza, las palabras correctas y confianza para refutar a los pastores y sacerdotes. Doy gracias a Dios por guiarme para que venciera las tentaciones de Satanás, lo que me permitió mantenerme firme en el camino verdadero. ¡Mi fe para seguir a Dios Todopoderoso hasta el final se fortaleció todavía más!