¿Por qué siempre quiero que me asciendan?

27 Mar 2025

Por Qingtian, China

En 2017, hacía videos en la iglesia y me eligieron como líder del equipo. Un día, me enteré de que habían nombrado supervisores a la hermana Li Min y al hermano Chen Bin. Tuve una sensación de amargura y pensé: “No han estado haciendo videos tanto tiempo como yo, y sus habilidades no son tan buenas como las mías. Entonces, ¿por qué los nombraron supervisores, y el líder ni siquiera me tomó en cuenta a mí? Yo solía ser la líder del equipo de Li Min, y ahora ella supervisa mi trabajo. ¿Con qué cara la enfrentaré de ahora en más? ¿Pensarán los hermanos y hermanas que no soy tan buena como ella? ¿Esto no me hará parecer totalmente incompetente?”. Al pensar en eso, me desanimé mucho, me volví negativa y no podía reunir la energía para hacer nada. Más adelante, en una reunión, el líder dijo que era necesario elegir a otro supervisor más, y, al final, eligieron al hermano Lin Hui. Ese resultado me dejó estupefacta. Habían ascendido y cultivado uno tras otro a todos los que habían estado cooperando conmigo en mis deberes, pero yo seguía estancada donde estaba. ¿No estaba estancada en el mismísimo fondo? Lin Hui ni siquiera había estado haciendo videos tanto tiempo como yo, pero ahora lo habían elegido como supervisor. Me sentía tan avergonzada. ¿Podría ser realmente cierto que yo era simplemente inepta? Cuanto más pensaba en ello, peor me sentía y no pude evitar llorar. De pronto, recordé que el líder había dicho que Lin Hui había obtenido buenos resultados en su deber y me pregunté: “¿Podría ser que eligieron a Lin Hui como supervisor porque su deber dio buenos resultados? Si me esfuerzo más y pago un precio mayor para mejorar los resultados del trabajo, tal vez a mí también me asciendan y me cultiven. Así, las personas no me menospreciarán”. Cuando pensé en eso, recuperé mi motivación.

A partir de entonces, me lancé a hacer videos todos los días. Trabajaba horas extra para impulsar el progreso. Un día, después de ver los videos que habíamos hecho, el líder dijo que eran bastante buenos y que habíamos mejorado. El líder incluso nos dio algunas tareas importantes para completar y nos pidió que las termináramos a tiempo. Al ver que el trabajo al fin mejoraba y que el líder nos valoraba, me sentí realmente feliz. Pensé que, si seguía esforzándome y producía más videos de calidad rápidamente, tal vez yo también tendría la oportunidad de que me ascendieran y cultivaran. Para acelerar las cosas, incluso pedía a las hermanas del equipo que trabajaran horas extra conmigo todos los días. Sin embargo, como estaba demasiado ansiosa por lograr el éxito rápido, no buscaba los principios en mis deberes, ni hacía que nos reuniéramos para estudiar las técnicas o resumir los problemas del trabajo, y solo presionaba para avanzar más rápido. Como resultado, la calidad de los videos era mala y debían modificarlos reiteradamente. La moral de las hermanas también era baja. Como no había resúmenes ni capacitación, las hermanas no mejoraban sus habilidades, y, cuando surgían dificultades en sus deberes, no tenían una senda a seguir, sus estados siguieron empeorando y se volvieron cada vez más lentas. En lugar de reflexionar sobre mí o buscar la verdad para resolver estos problemas, culpé a las hermanas por no producir buenos resultados, retrasar el progreso en sus deberes y afectar mi oportunidad de destacarme. Incluso tenía una mala actitud hacia ellas. A veces me daba cuenta de que mi estado era incorrecto y que necesitaba reflexionar y modificarlo, pero, cuando pensaba en los malos resultados del trabajo, sentía que, si no trabajaba arduamente para mejorarlos, el líder seguramente pensaría que yo era una líder de equipo incompetente, y que, no solo no me ascenderían, sino que me despedirían. Cuando pensaba en eso, corría como un trompo y presionaba sin parar para que avanzáramos. Simplemente, no podía detenerme.

Como no buscaba los principios en mi deber ni realizaba ningún trabajo real, afectaba gravemente el progreso del trabajo de video. Poco después, el líder me despidió. Me sentí un poco agraviada. Pensé que había estado pagando un gran precio en mi deber, entonces, ¿por qué me decían que no hacía un trabajo real? Tras mi despido, estaba llena de dolor y oré: “Dios, me han despedido y he perdido la oportunidad de trabajar en los videos. Por favor, guíame para entender Tu intención”. Durante una de mis prácticas devocionales, encontré un pasaje de las palabras de Dios: “Independientemente de los entornos que aparezcan, sobre todo ante la adversidad y cuando Dios revela o expone a las personas, lo primero que uno debe hacer es presentarse ante Dios para reflexionar sobre sí mismo y examinar sus palabras y actos y su carácter corrupto, en lugar de examinar, estudiar y juzgar si las palabras y los actos de Dios están bien o mal. Si te mantienes en tu posición adecuada, deberías saber exactamente qué es lo que has de hacer. La gente tiene un carácter corrupto y no entiende la verdad. Esto no es un problema tan grande. Pero, cuando las personas tienen un carácter corrupto y no entienden la verdad, y aun así no la buscan, entonces tienen un gran problema(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 10 (III)). A partir de las palabras de Dios, comprendí que mi despido era parte de Su soberanía y Sus planes, y, aunque todavía no comprendía del todo la intención de Dios, tenía que someterme, buscar la verdad seriamente y reflexionar sobre mí misma.

Más tarde, leí un pasaje de las palabras de Dios y comprendí un poco mis problemas. Dios dice: “Para los anticristos, que se les ataque y se les quite su reputación o estatus es algo incluso más grave que intentar quitarles la vida. Da igual cuántos sermones escuchen o cuántas palabras de Dios lean, no sienten tristeza o arrepentimiento por no haber practicado nunca la verdad y haber tomado la senda de los anticristos, ni por poseer la esencia-naturaleza de los anticristos. Por el contrario, siempre se devanan los sesos buscando formas de ganar estatus y mejorar su reputación. Se puede decir que todo lo que hacen los anticristos es para alardear delante de los demás, y no lo hacen ante Dios. ¿Por qué lo digo? Porque estas personas están tan enamoradas del estatus que lo consideran como su propia vida, como su objetivo en la vida. Además, como aman tanto el estatus, nunca creen en la existencia de la verdad, e incluso puede decirse que no albergan en absoluto ninguna creencia en la existencia de Dios. Por tanto, da igual cómo calculen para obtener reputación y estatus y cómo traten de usar las falsas apariencias para engañar a la gente y a Dios, en lo más profundo de su corazón no sienten ninguna consciencia o reproche, y mucho menos ansiedad alguna. En su búsqueda constante de reputación y estatus, también niegan deliberadamente lo que Dios ha hecho. ¿Por qué digo eso? En el fondo del corazón, los anticristos creen: ‘Toda la reputación y todo el estatus se obtienen mediante el propio esfuerzo. La única manera de gozar de las bendiciones de dios es logrando una posición firme entre las personas y obteniendo reputación y estatus. La vida solo tiene valor cuando la gente logra poder y estatus absolutos. Solo eso es vivir como un ser humano. Por el contrario, sería inútil vivir de la manera de la que habla la palabra de dios, someterse a la soberanía y las disposiciones de dios en todo, ponerse voluntariamente en la posición de un ser creado y vivir como una persona normal. Nadie admiraría a alguien así. El estatus, la reputación y la felicidad de una persona deben ser ganados a través de sus propias batallas, se debe luchar por ellos y acometerlos con una actitud positiva y proactiva. Nadie más te los va a dar, esperar de manera pasiva solo puede llevar al fracaso’. Así es como calculan los anticristos. Este es el carácter de los anticristos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (III)). Dios expone que, para los anticristos, la reputación y el estatus son su vida. En todo lo que hacen, solo consideran cómo ganar estatus y la estima y admiración de los demás. No importa cuánto obstruyan o perjudiquen la obra de la iglesia, nunca reflexionan ni se arrepienten. Al reflexionar sobre mi propio comportamiento, vi que también me centraba mucho en la reputación y el estatus. Cuando vi que habían seleccionado como supervisores a los hermanos y hermanas con los que cooperaba, me sentí desequilibrada. Pensé que, si me esforzaba más, pagaba un precio más alto y producía buenos resultados, a mí también me ascenderían y valorarían. Como perseguía la reputación y el estatus, no buscaba los principios en mi deber ni organizaba sesiones de estudio para que todos mejoraran sus habilidades y, como insistía en que todos trabajaran hasta altas horas de la noche todos los días por mi deseo de obtener resultados rápidos, los videos requerían varias modificaciones y el trabajo se retrasaba muchísimo. Además, como líder del equipo, cuando veía problemas en el trabajo, debería haber tomado la iniciativa de orientar a los hermanos y hermanas para sintetizar estas desviaciones, y buscar los principios-verdad para resolver los problemas reales. Cuando las hermanas estaban en mal estado debería haber brindado enseñanza para ayudarlas, ya que esa era mi responsabilidad. Sin embargo, no hacía ningún trabajo real. Todo lo que me importaba era lograr resultados y que los demás me admiraran, y no me importaba para nada la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, ni tampoco si la obra de la iglesia sufría pérdidas. Vivía en un estado de búsqueda de reputación y estatus, y mi corazón estaba lleno de oscuridad, opresión y dolor. Para mantener el ritmo, incluso llegué a pensar que las prácticas devocionales y la reflexión eran una pérdida de tiempo, y simplemente seguí trabajando obstinadamente. Sin importar cuánto intentaron recordármelo, permanecí indiferente hasta que me despidieron. Vi que mi corazón se había vuelto completamente intransigente. Mi deseo de reputación y estatus era tan grande que me hacía sentir aversión a la verdad y atesorar la fama, las ganancias y el estatus. La senda que recorría era la de un anticristo. Al darme cuenta de esto, me sentí profundamente en deuda, así que oré: “Dios, no quiero vivir más bajo este carácter corrupto. Estoy dispuesta a arrepentirme ante Ti”.

Después, leí más de las palabras de Dios y comprendí un poco la raíz de mi constante búsqueda de reputación y estatus. Dios Todopoderoso dice: “Satanás usa fama y ganancia para controlar los pensamientos del hombre hasta que todas las personas solo puedan pensar en ellas. Por la fama y la ganancia luchan, sufren dificultades, soportan humillación, y sacrifican todo lo que tienen, y harán cualquier juicio o decisión en nombre de la fama y la ganancia. De esta forma, Satanás ata a las personas con cadenas invisibles y no tienen la fuerza ni el valor de deshacerse de ellas. Sin saberlo, llevan estas cadenas y siempre avanzan con gran dificultad. En aras de esta fama y ganancia, la humanidad evita a Dios y le traiciona, y se vuelve más y más perversa. De esta forma, entonces, se destruye una generación tras otra en medio de la fama y la ganancia de Satanás. Consideremos ahora las acciones de Satanás, ¿no son sus siniestros motivos completamente detestables? Tal vez hoy no podáis calar todavía sus motivos siniestros, porque pensáis que uno no puede vivir sin fama y ganancia. Creéis que, si las personas dejan atrás la fama y la ganancia, ya no serán capaces de ver el camino que tienen por delante ni sus metas, que su futuro se volverá oscuro, tenue y sombrío. Sin embargo, poco a poco, todos reconoceréis un día que la fama y la ganancia son grilletes enormes que Satanás usa para atar al hombre. Cuando llegue ese día, te resistirás por completo al control de Satanás y a los grilletes que Satanás usa para atarte. Cuando llegue el momento en que desees deshacerte de todas las cosas que Satanás ha inculcado en ti, romperás definitivamente con Satanás y detestarás verdaderamente todo lo que él te ha traído. Sólo entonces la humanidad sentirá verdadero amor y anhelo por Dios(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VI). A partir de la exposición de las palabras de Dios, comprendí un poco los métodos despreciables y las intenciones perversas de Satanás de corromper a las personas a través de la fama y las ganancias. Satanás usa la fama y las ganancias para atar y perjudicar a las personas. Hace que se alejen de Dios y lo traicionen. Al mirar atrás, me di cuenta de que había estado bajo la influencia de la educación y el condicionamiento de Satanás desde mi infancia. Adopté filosofías como: “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela” y “El hombre lucha hacia arriba; el agua fluye hacia abajo” como mis lemas. Mi carácter se volvió cada vez más arrogante, y, sin importar dónde estuviera, siempre quería que los demás me admiraran y me negaba a quedarme atrás. Recordé que, en mi trabajo anterior, al ver que había personas de mi edad con una educación superior a la mía que podían trabajar como empleados de oficina en la empresa, mientras que yo, por mi nivel educativo inferior, solo podía hacer algunos trabajos menores, me resistía a vivir una vida tan mediocre. Así que estudié mucho en mi tiempo libre, con la esperanza de algún día obtener un diploma estudiando por mi cuenta y conseguir un buen trabajo para impresionar a los demás. Incluso después de encontrar a Dios, todavía vivía según esas filosofías satánicas para los asuntos mundanos. Pensaba que ser líder o supervisora en la iglesia, y ganar la aprobación y estima de los hermanos y hermanas era la única manera de tener una vida significativa. Por eso, cuando veía que ascendían a los hermanos y hermanas, sentía envidia y celos. Trabajaba arduamente en los videos, con la esperanza de lograr algo rápidamente para que los líderes también me cultivaran. Para lograr mis ambiciones y deseos, no tenía problema en hacer que las hermanas se quedaran conmigo hasta altas horas en la noche para agilizar el progreso, y, cuando veía que mis hermanas estaban en mal estado, en vez de ayudarlas, las desdeñaba. A veces incluso me enojaba y tenía una mala actitud hacia ellas. En verdad, era completamente egoísta e indiferente. En mi búsqueda de reputación y estatus, vivía sin ninguna semejanza humana. No solo lastimaba a los hermanos y hermanas, sino que también causaba pérdidas a la obra de la iglesia. Como no hacía ningún trabajo real, solo buscaba reputación y estatus, y me impulsaba el deseo de obtener un éxito rápido, retrasaba muchísimo el progreso del trabajo de video, y, con el tiempo, me despidieron. Entendí que vivir conforme a las filosofías y mentiras de Satanás, y que buscar prominencia solo conduciría a una corrupción, rebelión y resistencia a Dios cada vez más profundas. Al final, solo me haría daño a mí misma. Ahora al mirar atrás, sentí que buscar destacarme y la forma en que me aferraba fuertemente a la reputación y el estatus era verdaderamente ridícula.

Después, leí más de las palabras de Dios y pude aceptar racionalmente que no me eligieran como supervisora. Dios dice: “Si te crees apto para ser líder, poseedor de talento, aptitud y humanidad para el liderazgo, pero la casa de Dios no te ha ascendido y los hermanos y las hermanas no te han elegido, ¿cómo debes abordar el asunto? Aquí hay una senda de práctica que puedes seguir. Debes conocerte a fondo. Comprueba si todo se reduce a que tienes un problema de humanidad o que la revelación de algún aspecto de tu carácter corrupto repele a la gente; o si se trata de que no posees la realidad-verdad y eres poco convincente para los demás, o que el cumplimiento de tu deber no es acorde al estándar. Debes reflexionar sobre todas estas cosas y descubrir en qué te quedas corto exactamente. […] Si realmente tienes una carga, tienes ese sentido de la responsabilidad y deseas llevar una carga, apresúrate a formarte. Céntrate en practicar la verdad y logra actuar con principios. Una vez que tengas experiencia de vida y puedas escribir artículos de testimonio, habrás crecido verdaderamente. Y si puedes dar testimonio de Dios, sin duda puedes recibir la obra del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo está obrando en ti, eso quiere decir que Dios te mira con favor, y con la guía del Espíritu Santo, pronto se presentará tu oportunidad. Puede que ahora tengas una carga, pero tu estatura sea insuficiente y tu experiencia de vida demasiado superficial, por lo que, aunque llegaras a líder, serías susceptible de caer. Debes buscar la entrada en la vida, corregir primero tus deseos extravagantes, ser un seguidor de buena gana y llegar a someterte a Dios realmente, sin quejas por lo que Él orqueste o disponga. Cuando tengas esta estatura, tu oportunidad llegará. Es bueno que desees asumir una carga pesada, que tengas esta carga. Indica que tienes un corazón proactivo que busca progresar y que quieres tener en consideración las intenciones de Dios y seguir Su voluntad. Esto no es una ambición, sino una verdadera carga, la responsabilidad de aquellos que persiguen la verdad y el objeto de su búsqueda. No tienes motivos egoístas ni vas a lo tuyo, sino a dar testimonio de Dios y a satisfacerlo; esto es lo que más bendice Dios y Él dispondrá lo más adecuado para ti. […] La intención de Dios es ganarse a más gente capaz de dar testimonio de Él, perfeccionar a todos los que lo aman y hacer un grupo de personas completas que compartan un mismo corazón y mente con Él lo antes posible. Por tanto, en la casa de Dios, todos los que persiguen la verdad tienen grandes perspectivas futuras, y las perspectivas de los que aman a Dios sinceramente son ilimitadas. Todos deben comprender Su intención. En efecto, es positivo tener esta carga, algo que deben poseer los que tengan conciencia y razón, pero no todos serán necesariamente capaces de asumir una carga pesada. ¿De dónde viene esta discrepancia? Sean cuales sean tus fortalezas o capacidades, y por muy alto que sea tu cociente intelectual, lo crucial es tu búsqueda y la senda que recorras(La Palabra, Vol. V. Las responsabilidades de los líderes y obreros. Las responsabilidades de los líderes y obreros (6)). A partir de las palabras de Dios, comprendí que la iglesia tiene principios para ascender y cultivar a los supervisores de varias tareas de trabajo. No se trata de ascender o cultivar a alguien sólo porque muestra un poco de entusiasmo o tiene ciertos dones. Como mínimo, deben tener un corazón correcto, un sentido de responsabilidad por su deber y la capacidad de proteger la obra de la iglesia. También deben tener un determinado calibre y la capacidad de resolver problemas reales. Esas personas, cuando trabajan como supervisores, son beneficiosas para la obra y cumplen con los criterios para el ascenso y el cultivo. Por ejemplo, Chen Bin y Lin Hui pudieron convertirse en supervisores no solo porque eran eficientes en sus deberes, sino también porque tenían un sentido de la carga en su trabajo, y podían resolver algunos problemas reales y actuar de acuerdo con los principios. Cuando una persona tiene un calibre inadecuado, no protege la obra de la iglesia y, en cambio, solo busca ganancias personales, entonces, si es elegida como supervisora, solo demorará el trabajo de la iglesia y perjudicará a los hermanos y hermanas. Así como cuando cumplía mi deber, siempre buscaba reputación y estatus, y cuando no lograba mi deseo de estatus, me volvía negativa y débil, y cumplía mis deberes de manera superficial, sin tener en cuenta los intereses de la iglesia. Los hermanos y hermanas me eligieron como líder del equipo, pero, en vez de ayudarles con su entrada en la vida, los llevé a vulnerar los principios en sus deberes. Con esa clase de humanidad, si realmente me eligieran como supervisora, terminaría en la senda de un anticristo y Dios me descartaría. El hecho de que no me eligieran como supervisora fue una protección de Dios hacia mí. En realidad, no me conocía a mí misma y me faltaba autoconciencia. Después de comprender estas cosas, me invadió una sensación de liberación.

Unos meses después, la iglesia hizo arreglos para que volviera a hacer videos, y me pidieron que les enseñara cómo hacer videos a algunas hermanas. El líder dijo que esas hermanas tenían un buen calibre y podían recibir un cultivo enfocado, así que me pidieron que les diera más orientación sobre la producción de videos. Oír eso me hizo sentir un poco disgustada. Sentía que las priorizaban en el cultivo, mientras que yo, sin importar lo bien que lo hiciera, solo jugaba un papel secundario. Cuando pensé de esta manera, de repente me di cuenta de que mi estado no era correcto. Entonces, busqué las palabras de Dios sobre este asunto. Leí estas palabras de Dios: “No importa qué deber recibas, da igual cuál recaiga sobre ti, ya sea un deber que conlleve una gran responsabilidad o uno más simple; incluso si no es muy destacable, si eres capaz de buscar la verdad y tratarlo de acuerdo con los principios-verdad, podrás cumplirlo bien. Asimismo, durante el proceso de cumplir con tus deberes, experimentarás diversos grados de crecimiento, tanto en tu entrada en la vida como en el cambio de carácter. Sin embargo, si no persigues la verdad y tratas simplemente tu deber como tu propia empresa, tu propia tarea, o lo consideras tu preferencia o trabajo personal, tendrás problemas(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. ¿Cuál es el adecuado cumplimiento del deber?). A partir de las palabras de Dios, llegué a comprender la intención de Dios. No importa qué deber esté cumpliendo, lo más importante es centrarme en mi entrada en la vida en mi deber y perseguir la verdad para lograr un cambio de carácter. Este es la senda correcta para cumplir nuestro deber. Esta oportunidad de cumplir mi deber era difícil de obtener, y ya no podía pensar en mi reputación o estatus. Tenía que considerar la intención de Dios, asumir esta responsabilidad y confiar en Él para cumplir bien mi deber. Más adelante, a menudo me comunicaba y tenía conversaciones francas con las hermanas, y examinaba conscientemente las dificultades que encontraban en sus deberes. También proporcionaba orientación detallada según los defectos de cada persona. Las tres hermanas progresaron rápidamente en sus habilidades técnicas, y, en poco tiempo, pudieron hacer videos por sí mismas. Agradecí a Dios desde el fondo de mi corazón por Su guía.

Seis meses después, también me eligieron como supervisora, pero no me volví vanidosa por el puesto. Al contrario, sentí una gran responsabilidad. El hecho de que haya podido obtener este conocimiento y experimentar esta transformación ha sido el resultado de las palabras de Dios. ¡Gracias a Dios!

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