Por qué no me atrevía a sincerarme

23 Oct 2022

Por Christina, Estados Unidos

A mediados de mayo de 2021, Jen, nuestra líder, me pidió una evaluación escrita de Laura. Decía que ella era arrogante, sentenciosa y que siempre juzgaba a líderes y obreros. No era una persona adecuada. La evaluación de Jen sobre Laura difería de la mía. Cuando yo había interactuado con Laura en el pasado, no había sido como dijo Jen. Pero me preocupaba que, si decía la verdad, Jen dijera que me faltaba discernimiento y tuviera una mala impresión de mí. Entonces, tal vez no me asignaría proyectos importantes en el futuro. Por eso, me plegué a la voluntad de Jen, me alineé con su valoración y dije que Laura juzgaba a los demás arbitrariamente. Poco después, reemplazaron a Laura. Más tarde, supe que Laura había informado que Jen no hacía trabajo real y era una falsa líder, lo que llevó a Jen a suprimirla y castigarla, asegurando que hacía juicios de los líderes y obreros. Jen acabó siendo expuesta como falsa líder y fue reemplazada. Tras oír esto, recordé mi conducta al escribir la evaluación y sentí remordimientos. Tras leer la palabra de Dios y hacer introspección, me di cuenta de que había estado dispuesta a mentir y seguir la corriente al condenar a Laura para causarle una buena impresión a la líder. De verdad carecía de humanidad. Cuanto más reflexionaba, más disgusto y odio sentía hacia mí misma. Pensé en escribir un ensayo sobre mi fracaso para compartir con los hermanos y hermanas, a modo de advertencia. Pero estaba preocupada. Pensé: “Si escribo todo sobre mi corrupción y lo equivocado de mis motivos durante la evaluación, ¿qué pensarán de mí los hermanos y hermanas? Si me desprecian y me desdeñan, mi reputación quedará reducida a la nada, y a mí me dará demasiada vergüenza volver a estar ante ellos”. También recordé que solía ser muy cercana a Laura, y que ella solía confiar en mí si tenía problemas. ¿Qué pensaría ella si descubriera que hice aquella evaluación con un carácter corrupto? ¿Quedaría decepcionada y rompería la comunicación? Si los líderes se dieran cuenta, ¿dirían que tenía una pobre calidad humana y me asignarían un deber diferente? Al pensar en todo esto, me sentí fatal. Había hecho algo en verdad vergonzoso, y era difícil hablar de ello. No quería enfrentar lo que había hecho, solo quería seguir adelante. No quería escribir sobre eso.

Después, empecé a pensar otra vez en el asunto. ¿Por qué no estaba dispuesta a mencionar este fracaso? ¿Por qué no estaba dispuesta a sincerarme y exponerme? ¿Qué carácter corrupto me constreñía? Un día, mientras miraba un vídeo de testimonio vivencial, vi un pasaje de las palabras de Dios: “Independientemente del contexto, sea cual sea el deber que desempeñe, el anticristo tratará de dar la impresión de que no es débil, de que siempre es fuerte, que está lleno de fe y que nunca es negativo, de modo que las personas nunca vean su verdadera estatura o su auténtica actitud hacia Dios. En realidad, en el fondo de su corazón, ¿de verdad creen que no hay nada que no puedan hacer? ¿De verdad piensan que no tienen debilidad, negatividad ni revelaciones de corrupción? Por supuesto que no. Se les da bien fingir, son expertos en ocultar cosas. Les gusta mostrar a la gente su lado fuerte y espléndido, no quieren que perciban su lado débil y verdadero. Su propósito es obvio, sencillamente mantener su vanidad y orgullo, proteger el lugar que ocupan en el corazón de las personas. Piensan que si se abren a los demás sobre su propia negatividad y debilidad, si revelan su lado rebelde y corrupto, esto supondrá un daño grave para su estatus y reputación, causará más problemas de los necesarios. Así que prefieren morir antes que admitir que por momentos son débiles, rebeldes y negativos. Y si llega un día en el que todo el mundo percibe su lado débil y rebelde, cuando vean que son corruptos y que no han cambiado en absoluto, seguirán fingiendo. Consideran que si admiten que tienen un carácter corrupto, que son personas normales e insignificantes, perderán entonces su lugar en el corazón de los demás, la idolatría y adoración de todos, y así habrán fracasado por completo. Por eso, pase lo que pase, no se abrirán a la gente. En ningún caso entregarán a nadie su poder y su estatus. En cambio, se esfuerzan al máximo por competir y nunca se darán por vencidos(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (X)). De las palabras de Dios aprendí que los anticristos saben fingir bien. No quieren que nadie vea su lado oscuro y no se sinceran sobre su corrupción ni sobre su rebeldía. También evitan siempre hablar sobre sus fracasos y errores, en lugar de eso, muestran una fachada positiva, tenaz e impresionante para ganarse el respeto de la gente y un lugar en su corazón. Me di cuenta de que lo que había hecho y revelado no me distinguía mucho de un anticristo. Había reconocido mi carácter corrupto al seguirle la corriente a la falsa líder y condenar a Laura, pero no estaba dispuesta a sincerarme con nadie, porque eso era un fracaso. Si daba a conocer mis motivos y corrupción durante esa época, todos verían que carecía de discernimiento y que cedía con facilidad. Temía que todos me despreciaran y desdeñaran, e incluso podría perder mi deber. Vi que valoraba la reputación y el estatus más que practicar la verdad y ser honesta. Simplemente, no amaba la verdad ni las cosas positivas. En cambio, amaba la reputación, el estatus, y era experta en fingir, igual que un anticristo. Era una persona falsa.

Después, encontré dos pasajes más de las palabras de Dios: “Todo el mundo comete errores. Todo el mundo tiene fallos y defectos. Y en realidad, todo el mundo tiene el mismo carácter corrupto. No te creas más noble, perfecto y bondadoso que los demás; eso es ser totalmente irracional. Una vez que tengas claro el carácter corrupto de la gente y la esencia y el verdadero rostro de su corrupción, no intentarás cubrir tus propios errores ni les reprocharás a los demás los suyos; podrás afrontar ambas cosas correctamente. Solo entonces te volverás perspicaz y no harás necedades, lo cual te convertirá en prudente. Aquellos que no son prudentes son gente necia y siempre insisten en sus pequeños errores mientras se esconden entre bastidores. Es repugnante de presenciar(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). “¿De qué clase de carácter se trata cuando la gente monta siempre una fachada, se blanquean a sí mismos, se dan aires para que los demás los tengan en alta estima y no detecten sus defectos o carencias, cuando siempre tratan de presentar a los demás su mejor lado? Eso es arrogancia, falsedad, hipocresía, es el carácter de Satanás, es algo perverso. Tomemos como ejemplo a los miembros del régimen satánico: por mucho que se peleen, se enemisten o se maten en la oscuridad, nadie puede denunciarlos o exponerlos. Temen que la gente vea su rostro demoniaco, y hacen todo lo posible para encubrirlo. En público, se esfuerzan al máximo para blanquearse, diciendo lo mucho que aman al pueblo, lo grandes, gloriosos e infalibles que son. Esta es la naturaleza de Satanás. La característica más notable de la naturaleza de Satanás son las artimañas y los engaños. ¿Y cuál es el objetivo de estas artimañas y engaños? Engañar a la gente, impedir que vean su esencia y su verdadera cara, y lograr así el objetivo de prolongar su gobierno. Puede que la gente común carezca de tal poder y estatus, pero ellos también desean hacer que los demás tengan una visión favorable de ellos, que los tengan en alta estima y les otorguen un estatus elevado en su corazón. Eso es un carácter corrupto, y si las personas no entienden la verdad, son incapaces de reconocerlo(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Los principios que deben guiar el comportamiento de una persona). Por las palabras de Dios, me di cuenta de que nadie es perfecto; todos tenemos deficiencias, podemos cometer errores y revelar nuestro carácter corrupto. Quienes en verdad tienen humanidad y razón pueden confrontar adecuadamente sus deficiencias y problemas. Tras hacer el mal, pueden enfrentar sus errores y buscar la verdad para corregir su corrupción. Los deshonestos y falsos son aquellos que, tras cometer errores o revelar su corrupción, no pueden enfrentar sus problemas o admitir sus errores, siempre actúan para encubrir su verdadero ser, para que su carácter parezca inmaculado. Satanás me había corrompido profundamente, y estaba plagada de carácter corrupto. Es normal experimentar desviaciones y mostrar corrupción. Incluso si no me sinceraba, este carácter corrupto seguiría escondido adentro, entonces, ¿no seguiría siendo una persona corrupta? Cuando evalué a Laura, seguí a la falsa líder al juzgarla y condenarla, a fin de mantener mi imagen ante la líder, eso no lo podía negar. Si fuera una persona con humanidad y razón, habría enfrentado este problema, revelando a los otros que había mostrado corrupción, que había sido expuesta y juzgada por las palabras de Dios, lo que había aprendido sobre mi carácter corrupto, para que todos pudieran ver cómo era de verdad. Pero siempre fingía tras mostrar corrupción, con la esperanza de salvaguardar mi reputación e imagen en la cabeza de los demás. ¡Qué desvergonzada y desagradable era! Siempre pensé que, si la corrupción que revelaba era solo un pequeño problema, un obvio carácter corrupto común en mucha gente, incluso si me sinceraba, no dañaría mucho mi reputación, por lo que podía exponerme ante la gente. Pero esta vez, había seguido a una falsa líder al condenar a alguien. Era una transgresión grave, no era algo fácil de mencionar. Le mostraría a la gente que tenía una calidad humana pobre y que no era digna, y eso dañaría gravemente mi reputación. Por eso no estaba dispuesta a sincerarme. En cambio, hacía juegos mentales con los demás, guardaba silencio sobre el asunto. ¡Sin duda era falsa! Justo entonces supe que el no estar dispuesta a sincerarme sobre mi corrupción no era solo señal de vanidad y orgullo, también revelaba mi oculto carácter satánico falso y malvado.

Después, continué reflexionando sobre este problema y leí este pasaje de las palabras de Dios: “Cuando algo sucede, es posible que no diga lo que piensa ni exprese ninguna opinión a la ligera, sino que siempre permanezca en silencio. Esto no significa que sea razonable; al contrario, muestra que disimula muy bien, que esconde cosas, que su astucia es profunda. Si no te abres a nadie más, ¿puedes abrirte a Dios? Y si no eres auténtico, ni siquiera con Dios, y no puedes abrirte a Él, ¿puedes entonces entregarle tu corazón? Desde luego que no. No puedes ser uno con Dios de corazón, pues tu corazón está separado del Suyo. ¿Sois capaces de abriros y decir lo que realmente hay en vuestro corazón cuando habláis con otros? Si alguien siempre dice lo que hay verdaderamente en su corazón, si habla con honestidad, si habla claro, si es sincero y nada superficial en el deber y sabe practicar la verdad que comprende, esta persona tiene esperanzas de alcanzar la verdad. Si una persona siempre disimula y oculta su interior para que nadie la pueda apreciar de forma clara, si da una falsa impresión para engañar a los demás, entonces corre grave peligro, está en grandes problemas, le resultará muy difícil obtener la verdad. En la vida diaria de una persona y en sus palabras y actos podéis ver cuáles son sus expectativas. Si esta persona siempre finge, siempre está dándose aires, entonces no es una persona que acepte la verdad y será revelada y descartada tarde o temprano(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad). Dios revelaba que quienes fingen no pueden enfrentar sus propios problemas, no se sinceran cuando cometen errores y siempre engañan a otros para cubrir esos errores. Sus corazones están cerrados. Tales personas son especialmente malvadas, son completamente falsas. A Dios le agradan las personas honestas, y detesta a los falsos. Todos los falsos serán, al final, expuestos y descartados. Solía pensar que fingir era solo señal del deseo de reputación y estatus, y que no significaba que uno era una persona malvada o un anticristo que comete maldades, perturba la obra de la iglesia y daña a otros. No pensaba que podía conducirte a ser descartado. Pero, por las palabras de Dios, vi que solo eran mis nociones e imaginaciones, y que tenía una visión distorsionada de las cosas. Había ignorado mi conciencia al condenar a Laura junto con la falsa líder, ayudando así a una malhechora. Dios ya estaba muy al tanto de mi transgresión, pero yo no estaba dispuesta a mencionarla tras cometerla, e intentaba fingir para ganar la admiración de los demás. Esto revelaba que no amaba la verdad y mi arrepentimiento no era sincero. No practicaba la verdad, e incluso caía en la falsedad y el engaño: ¿por qué Dios no habría de detestarme? Si seguía así, de seguro sería expuesta y descartada. A través de la reflexión, vi que no practicar la honestidad y no sincerarse tiene consecuencias severas. Me sentí muy asustada, por lo que quise darme prisa en revertir las cosas.

Luego, hallé más palabras de Dios: “Debes ser capaz de reflexionar y conocerte a ti mismo. Debes tener el valor de abrirte y exponerte en presencia de los hermanos y hermanas, y de hablar sobre tu verdadero estado. Si no te atreves a exponer o diseccionar tu carácter corrupto, si no te atreves a admitir tus errores, entonces no estás en la búsqueda de la verdad, y mucho menos te conoces a ti mismo(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La práctica más fundamental de ser una persona honesta). “Independientemente del deber que cumplan o de lo que hagan las personas, ¿qué es más importante, su vanidad y orgullo o la gloria de Dios? ¿Qué deberían elegir? (La gloria de Dios). ¿Qué es más importante, tus responsabilidades o tus intereses? Tus responsabilidades son lo más importante y estás obligado a cumplirlas. […] Cuando practiques de acuerdo con los principios-verdad, se producirá un efecto positivo y darás testimonio de Dios, lo cual es una forma de avergonzar a Satanás y dar testimonio de Dios. Usar varios métodos para dar testimonio de Él y hacer que Satanás vea tu determinación de rebelarte contra él y rechazarlo: esto es avergonzar a Satanás y dar testimonio de Dios, es algo positivo que coincide con Sus intenciones(La comunión de Dios). Encontré una senda de práctica a partir de las palabras de Dios. Sin importar la corrupción que revelemos o los errores que cometamos, deberíamos tener el valor de admitirlos, sincerarnos y diseccionar las actitudes corruptas comunicando con otros. Es la forma de cortar los vínculos con Satanás, usar acciones reales para avergonzar a Satanás, y dar testimonio para Dios. Esto demuestra verdadero arrepentimiento. Sin importar si tu vanidad, orgullo, reputación y estatus se ven afectados, después de abrirnos debemos rebelarnos contra nosotros mismos para poder practicar la verdad y priorizar dar testimonio para Dios. En mi evaluación de Laura, contradije los hechos y la condené para seguirle la corriente a una falsa líder. A través de esta experiencia, entendí un poco mi carácter corrupto. Sabía que debía sincerarme y exponerme ante mis hermanos y hermanas. Eso era lo que debía hacer. Si fracasaba en sincerarme ante todos para proteger mi vanidad y reputación, y era incapaz de dar testimonio de las lecciones que aprendí al leer la palabra de Dios, estaría cayendo en la conspiración de Satanás y perdería mi testimonio. Además, antes había tenido esta noción falaz de que hablar de mis fracasos era vergonzoso y no era una clase de testimonio. Después, entendí que si podía abandonar mi vanidad y mi orgullo, no estar atada por mi carácter corrupto, sincerarme al hablar sobre mi fracaso y arrepentirme de verdad, eso era ciertamente una clase de testimonio. Al darme cuenta de esto, desaparecieron todas mis preocupaciones.

Después, me abrí en comunión con todos, fui sincera sobre mi experiencia y, para mi sorpresa, los hermanos y hermanas dijeron: “Saber de tu experiencia es muy útil. Solemos revelar el mismo tipo de carácter corrupto, salvo que no nos damos cuenta a tiempo y pasa desapercibido. Tu comunicación sobre cómo has reconocido tu corrupción y has entendido su esencia a través del juicio y revelación de las palabras de Dios ha sido muy edificante para nosotros”. Después, los hermanos y hermanas compartieron conmigo sobre dos pasajes de las palabras de Dios. Me ayudaron a entender aún más la esencia y las consecuencias de que no evaluara objetivamente a la gente. No evaluar objetivamente a la gente es lo mismo que acusarla en falso o tenderle una trampa, es una forma de exclusión y represión. Si condeno a alguien arbitrariamente y por eso se vuelve negativo, o si un falso líder usa esa condena como base para castigar a alguien, lo que le impide continuar en su deber y obstaculiza su entrada en la vida, entonces he cometido el mal. También entendí más claramente qué principios se deben practicar al evaluar a las personas. Más adelante, cuando Laura se enteró de esto, no pensó mal de mí. Si acudía a ella con preguntas, me las respondía tan sinceramente como antes. La iglesia no me reasignó ni me destituyó. Estos resultados superaron por completo mis nociones e imaginaciones originales. Me sentí increíblemente avergonzada. Esto me hizo mucho más consciente de la lealtad y justicia de Dios. Si practicamos de acuerdo con las palabras de Dios, tendremos una senda. ¡Gracias a Dios!

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