Los motivos ocultos del miedo a la responsabilidad
Por George, JapónMe encargaba del trabajo de riego en la iglesia. Conforme más gente aceptó la obra de Dios Todopoderoso de los últimos...
¡Damos la bienvenida a todos los buscadores que anhelan la aparición de Dios!
En marzo de 2023, estaba a cargo del trabajo de sermones en la iglesia. En ese momento trabajaba sola, por lo que la carga de trabajo era bastante pesada. Un día, los líderes asignaron a Li Qing para colaborar conmigo en ese deber. Cuando me enteré, me alegré mucho. Después de cultivarla por un tiempo, Li Qing comenzó a trabajar de a poco de forma independiente. Mi carga se aligeró considerablemente y no podía estar más feliz. Pensé: “Trabajar así no será tan agotador y tendré más tiempo para estudiar principios. Asimismo, la calidad de los sermones mejorará”. Todavía me sentía encantada cuando, inesperadamente, nuestra líder, Li Jin, programó una reunión con Li Qing. Me sorprendió y pensé: “¿Por qué se va a reunir con Li Qing? Últimamente ha habido una verdadera escasez de regadores y falta un supervisor. Los líderes han dicho que es necesario transferir a miembros de otros equipos. Dado que Li Qing es buena en el trabajo de riego de nuevos fieles, ¿Li Jin estará planeando reasignarla a ese deber? He trabajado muy duro para cultivar a Li Qing y que trabaje de forma independiente, así que, si la transfieren, ¿no habrán sido en vano todo el tiempo y esfuerzo que he dedicado a cultivarla? Si se va, todo el trabajo volverá a recaer sobre mí y tendré que buscar y cultivar a alguien nuevo. En ese caso, puede que algunos sermones valiosos no se revisen ni envíen a tiempo, entonces ¿cómo podrá tener eficacia el trabajo?”. Al pensar en todo esto, sentí mucha reticencia. “Tengo que escribir una carta a los líderes sobre el tema para ver si es posible evitar que reasignen a Li Qing”, pensé. En la carta, hacía hincapié de forma reiterada en que Li Qing era muy apta para los deberes relacionados con textos e insinuaba que los líderes deberían mantenerla en nuestro equipo. También les dije: “No pueden transferir a los miembros del equipo a ciegas. Una decisión así no está de acuerdo con los principios”. Luego, reflexioné más sobre el asunto y pensé: “Actualmente, hay escasez de personal en el trabajo de riego y falta un supervisor. Quizá los líderes hayan notado que el trabajo relacionado con textos avanza con normalidad y tomaron esa decisión basándose en su evaluación del trabajo en su totalidad. Ahora mismo no hay suficientes regadores para apoyar a los nuevos fieles y, si me sigo negando a dejar que Li Qing se vaya, ¿no parecerá que carezco de humanidad?”. Con eso en mente, ya no me sentí tan reticente. Más tarde, los líderes terminaron transfiriendo a Li Qing para que asumiera los deberes de riego, y me sentí un poco decepcionada.
Después de que Li Qing se fuera, tuve que programar mis tareas tan ajustadas como antes y estaba siempre ocupada resolviendo las dificultades y los problemas que los miembros del equipo relacionado con textos encontraban en su trabajo, respondiendo a cartas y revisando sermones. Vi que, con la partida de Li Qing, el trabajo empezó a acumularse de inmediato. Los sermones que había que evaluar no se revisaban ni enviaban a tiempo, así que me preocupaba que la eficacia del trabajo decayera, lo que podría hacer que los líderes pensaran que yo carecía de sentido de carga por el trabajo. Esos pensamientos despertaron en mí sentimientos de resistencia: “Durante el último año, aproximadamente, he colaborado con varios hermanos y hermanas. Algunos de ellos recibieron ascensos, mientras que a otros los asignaron a otros deberes y, al final, siempre soy la única que se queda. Vienen y van, pero yo simplemente me quedo aquí, sola, firme como un roble. Me he convertido en una especialista en cultivo. Se me está acumulando mucho trabajo solo a mí, ¿por qué los líderes no tienen en consideración las dificultades que estoy enfrentando? Ninguna de las personas que he cultivado ha terminado compartiendo mi carga de trabajo. Incluso si cultivara a alguien más, ¿qué pasará si también lo transfieren? ¡Sería todo en vano!”. Después de todo esto, ya no tuve más prisa por reclutar o cultivar a nadie más. Incluso cuando me encontraba con alguien con potencial, no tenía ganas de esforzarme en cultivlarlo. Durante esa época, conocí a una hermana llamada Dong Fei, obrera del trabajo relacionado con textos. Ella podía captar algunos principios, tenía buen sentido de la carga por su deber y era alguien a quien podía cultivar. Si la ascendían a líder de equipo, era probable que avanzara aún más rápido. Pero pensé: “Si la asciendo, la cultivo y mejora sus capacidades, puede que los líderes reconozcan su talento y la asciendan más todavía. ¿No sería todo el esfuerzo que pongo en cultivarla en vano entonces? No quiero hacer algo que requiera tanto esfuerzo, pero que no me beneficie”. Con ese pensamiento, decidí no mencionar a los líderes la posibilidad de ascender a Dong Fei. Más tarde, cuando los líderes me escribieron para preguntarme sobre el trabajo de cultivo de personas, puse excusas y dije que la carga de trabajo era tan pesada que no podía encargarme de todo. Por mi culpa, el trabajo de cultivo de personas se dejó de lado. Me di cuenta de que mi estado no era el correcto y que, si seguía así, el trabajo se retrasaría. Así que fui a orar ante Dios y le pedí que me esclareciera para reconocer mi problema y que me ayudara a salir de ese estado erróneo.
Un día, leí estas palabras de Dios: “Si se traslada a alguien de buen calibre y que depende de un anticristo para que realice otro deber, en su corazón el anticristo se resiste y lo rechaza con obstinación: quiere abandonar, ya no tiene entusiasmo por ser líder o jefe de grupo. ¿Qué problema es este? ¿Por qué los anticristos carecen de obediencia hacia los arreglos de la iglesia? Piensan que el traslado de su ‘mano derecha’ tendrá un impacto en los resultados y el progreso de su trabajo, y que en consecuencia su estatus y reputación se verán afectados, lo que les obligará a trabajar con más empeño y a sufrir más para garantizar resultados, cosa que es lo último que quieren hacer. Se han acostumbrado a la comodidad y no quieren trabajar ni sufrir más, por lo que no quieren dejar escapar a esa persona. Si la casa de Dios insiste en el traslado, se quejan mucho e incluso quieren abandonar su propio trabajo. ¿Acaso no es esto egoísta y vil? La casa de Dios debe distribuir de forma centralizada al pueblo escogido de Dios. Esto no tiene nada que ver con ningún líder, jefe de grupo o individuo. Todos deben actuar de acuerdo con los principios; esta es la regla de la casa de Dios. Los anticristos no actúan de acuerdo con los principios de la casa de Dios, intrigan constantemente en aras de su propio estatus e intereses, y hacen que hermanos y hermanas de buen calibre les sirvan para consolidar su poder y estatus. ¿No es esto egoísta y vil? En apariencia, al mantener a las personas de buen calibre a su lado y no permitir que la casa de Dios las traslade, parece que están pensando en la obra de la iglesia, pero en realidad solo están pensando en su propio poder y estatus, y en absoluto en la obra de la iglesia. Tienen miedo de hacer mal el trabajo de la iglesia, ser reemplazados y perder su estatus. Los anticristos no piensan en la obra más amplia de la casa de Dios, solo piensan en su propio estatus, lo protegen sin preocuparse por el costo de los intereses de la casa de Dios, y defienden su propio estatus e intereses en detrimento de la obra de la iglesia. Esto es egoísta y vil. Al enfrentarte a una situación así, como mínimo uno debe pensar con su conciencia: ‘Estas personas son de la casa de Dios, no son mi propiedad personal. Yo también soy miembro de la casa de Dios. ¿Qué derecho tengo a impedir que la casa de Dios transfiera personas? Debería considerar los intereses generales de la casa de Dios, en lugar de concentrarme solo en el trabajo dentro del ámbito de mis propias responsabilidades’. Tales son los pensamientos que deberían tener las personas que poseen conciencia y razón, y la razón que deberían poseer los que creen en Dios. La casa de Dios participa en la obra del todo y las iglesias se encargan del trabajo de las partes. Por lo tanto, cuando la casa de Dios tiene una necesidad especial de parte de la iglesia, lo más importante para los líderes y obreros es obedecer los arreglos de la casa de Dios. Los falsos líderes y anticristos no poseen esa conciencia y razón. Son todos bastante egoístas, solo piensan en ellos mismos, no tienen consideración hacia la obra de la iglesia. Solo consideran los beneficios que tienen ante sus propios ojos, no el marco completo de la obra de la casa de Dios, así que son absolutamente incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios. Son extremadamente egoístas y viles. En la casa de Dios son incluso tan audaces como para ser obstructivos, e incluso se atreven a atrincherarse con sus ideas. Así son las personas más carentes de humanidad, son personas malvadas. De esta clase de personas son los anticristos. Siempre tratan la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, e incluso a todos los bienes de la casa de Dios que corresponden al ámbito de su responsabilidad, como propiedad privada que les pertenece. Creen que depende de ellos cómo se distribuyen, transfieren y utilizan estas cosas, y que a la casa de Dios no se le permite intervenir. Una vez que están en sus manos, es como si estuvieran en posesión de Satanás, a nadie se le permite tocarlos. Son el pez gordo, el mandamás, y cualquiera que vaya a su territorio tiene que obedecer sus órdenes y disposiciones de manera educada y dócil, así como seguir sus indicaciones. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza dentro de la calidad humana de los anticristos. No tienen ninguna consideración hacia la obra de la casa de Dios, no siguen en absoluto los principios y solo piensan en sus propios intereses y en su propio estatus, que son todos rasgos distintivos del egoísmo y la vileza de los anticristos” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)). Cuando leí frases del desenmascaramiento de Dios, como “el pez gordo”, “el mandamás” y “como si estuvieran en posesión de Satanás”, sentí como si me hubieran atravesado el corazón. Los anticristos solo consideran sus propias ganancias y pérdidas personales en su trabajo y nunca tienen en consideración las intenciones de Dios. Cuando ven que personas dentro de su ámbito de responsabilidad han sido cultivadas, y que eso beneficia su propia carne, reputación y estatus, quieren mantener a esas personas cerca de ellos y las tratan como su propiedad privada. Nadie tiene permitido transferir a esas personas sin su permiso, aunque sea necesario para el trabajo. Si la casa de Dios transfiere a personas de su ámbito de responsabilidad basándose en los principios, intentarán oponerse a ello. Preferirían retrasar el trabajo global de la iglesia antes que poner en riesgo su propia reputación y estatus. Las personas así son como “el pez gordo” y “el mandamás” que Dios menciona: son egoístas, despreciables y carecen de humanidad. Mis comportamientos eran exactamente como los de los anticristos que Dios deja en evidencia. Quería cultivar a los obreros del trabajo relacionado con textos no por el bien del trabajo de la iglesia ni para satisfacer a Dios, sino para satisfacer mis propios deseos egoístas. Tener a alguien que compartiera mi carga de trabajo me facilitaría las cosas y, si la eficacia del trabajo mejoraba, haría que los demás pensaran bien de mí. Así que, cuando transfirieron a las personas que había cultivado, no fui capaz de aceptarlo. Sentí que aquellos que me había costado tanto trabajo cultivar debían asumir su parte del trabajo y que los líderes no podían transferirlos sin más ni sin mi consentimiento. Aunque acepté a regañadientes que transfirieran a Li Qing, cuando la eficacia del trabajo decayó, empecé a quejarme de que el líder no debería haberla transferido e incluso descargué mi frustración en el trabajo. Aunque tenía claro que podía ascender y cultivar a Dong Fei, temía que, una vez cultivada, los líderes también la transferirían y me dejarían de nuevo sin una asistente capacitada. Entonces, no les dije a los líderes que Dong Fei era alguien que valía la pena cultivar y la mantuve dentro de mi ámbito de responsabilidad para que siguiera beneficiando mi reputación y estatus. La iglesia asigna a las personas y dispone las cosas basándose en las necesidades del trabajo. Por ejemplo, a Li Qing la reasignaron porque los nuevos fieles no tenían gente que los regara. Al reasignar a Li Qing, ella podía asumir esa responsabilidad y regar y apoyar a los nuevos fieles a tiempo. Los líderes hicieron esto basándose en lo que el trabajo global de la iglesia necesitaba, lo que estaba de acuerdo con los principios. Pero yo no tuve en consideración nada de esto y solo me preocupaban los beneficios que tenía a la vista. Mientras el trabajo no me agotara y pudiera ganarme el respeto de los demás, estaba bien por mí y no me importaba nada más. ¡Había sido realmente egoísta y despreciable! En realidad, se cultiva a las personas con talento para beneficiar el trabajo global de la casa de Dios. Cuando un área de trabajo carece de personal, se debe asignar a las personas con habilidades especiales al deber adecuado en función de dichas habilidades y de las necesidades del trabajo, lo que permite que el trabajo de la iglesia avance de manera organizada y ordenada. Las personas con conciencia y razón tienen en consideración los intereses de la casa de Dios y ascienden a quienes tienen buena aptitud, los instruyen y cultivan con diligencia para que puedan ser de utilidad en el trabajo de la casa de Dios. Pero yo no tuve en consideración el trabajo de la iglesia. Era como si los hermanos y hermanas me pertenecieran apenas se unían al equipo que estaba dentro de mi ámbito de responsabilidad, como si estuvieran a mi disposición para que los usara y como si nadie tuviera derecho a transferirlos. Trataba a esos hermanos y hermanas como mi propiedad privada. ¿No estaba comportándome justo como Dios expone que se comportan “el pez gordo” y “el mandamás”? Al reflexionar sobre estas cosas, sentí un poco de miedo.
Entonces, recordé otro pasaje de las palabras de Dios y lo busqué para leerlo. Dios dice: “Dios está llevando a cabo la obra de Su plan de gestión de 6000 años, y todo Su meticuloso esfuerzo va dirigido a ello. Si alguien se opone a Dios, daña de manera deliberada los intereses de Su casa y busca a conciencia sus intereses personales, además de su prestigio y estatus personales a expensas de dañar los intereses de la casa de Dios, sin dudar en destrozar la obra de la iglesia, lo cual provoca que la obra de la casa de Dios se vea impedida y destruida, e incluso que se produzca un tremendo daño material y financiero en la casa de Dios, ¿creéis que a esas personas se las debería perdonar? (No). Todos decís que no se las puede perdonar; por tanto, ¿está Dios enfadado con ellas? No cabe duda de que lo está. […] No paras de asegurar que sigues a Dios, que buscas la salvación, que aceptas el escrutinio y la guía de Dios, y que aceptas y te sometes a Su juicio y castigo; no obstante, al mismo tiempo que dices estas palabras, trastornas, perturbas y destruyes las diversas obras de la iglesia. A causa de tu perturbación, trastorno y destrucción, de tu negligencia o abandono del deber, así como de tus deseos egoístas y de que persigues tus propios intereses, se han visto perjudicados los intereses de la casa de Dios, los de la iglesia y multitud de otros aspectos, hasta tal punto que la obra de la casa de Dios ha acabado perturbada y destruida de manera grave. ¿Cómo debe Dios, entonces, sopesar tu desenlace en tu libro vital? ¿Cómo se te debe calificar? Para ser justos, se te debe castigar. Quien siembra vientos, recoge tempestades” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Punto 9 (I)). Me sentí como si Dios me estuviera juzgando cara a cara con Sus severas palabras y percibí que el carácter de Dios no permite ofensa. La casa de Dios requiere el cultivo de personas con talento para garantizar que los distintos aspectos del trabajo puedan avanzar de manera más efectiva. Pero yo solo cultivaba a las personas para facilitar mi propio trabajo y obtener reconocimiento. Cuando transfirieron a las personas que había cultivado, empecé a quejarme, refunfuñaba contra los líderes por no tener en consideración mis dificultades e incluso desahogué mi frustración en mi deber al negarme a cultivar a nadie más. Sabía muy bien que Dong Fei era apta para que la cultivara y que eso sería beneficioso tanto para su crecimiento en la vida como para el trabajo de la iglesia. Sin embargo, me preocupaba que, si la cultivaba, era posible que también la transfirieran, así que impedí que se desarrollara y decidí no formarla. Al obstaculizar de forma intencionada el trabajo de cultivo de personas talentosas en la iglesia, sacrifiqué los intereses de la iglesia para satisfacer los míos, lo que era una rebelión descarada contra Dios. Si seguía así, era seguro que Dios me descartaría. Al darme cuenta de esto, sentí un gran temor y me arrodillé ante Dios para confesar y arrepentirme.
Más tarde, leí estas palabras de Dios: “Cuando el egoísmo y las maquinaciones para tu propio beneficio aparecen en ti y te das cuenta de ello, debes orar a Dios y buscar la verdad para poder ocuparte de ellos. Lo primero que debes tener en cuenta es que, en esencia, actuar de esta manera es una violación de los principios-verdad, es perjudicial para la obra de la iglesia, se trata de un comportamiento egoísta y despreciable, no es lo que la gente de conciencia y razón debería hacer. Deberías dejar de lado tus propios intereses y tu egoísmo, y pensar en la obra de la iglesia, eso concuerda con las intenciones de Dios. Después de orar y reflexionar sobre ti mismo, si te das cuenta realmente de que actuar así es egoísta y despreciable, dejar de lado tu propio egoísmo será fácil. Una vez que dejes de lado tu egoísmo y maquinaciones para el beneficio, te sentirás con los pies en la tierra, estarás en paz, alegre, y te parecerá que una persona de conciencia y razón debe pensar en el trabajo de la iglesia, que no debe obsesionarse con sus propios intereses, lo cual sería muy egoísta, despreciable y carente de conciencia o razón. Actuar desinteresadamente, pensar en la obra de la iglesia y hacer cosas exclusivamente para satisfacer a Dios es lo recto y honorable, y aportará valor a tu existencia. Al vivir así en la tierra, estás siendo abierto y honesto, viviendo la humanidad normal y la verdadera imagen del hombre, y no solo tienes la conciencia tranquila, sino que también eres digno de todas las cosas que Dios te ha concedido. Cuanto más vivas así, más sentirás que tienes los pies en la tierra, te sentirás más en paz y alegre, y estarás más radiante. De este modo, ¿acaso no habrás puesto ya el pie en el camino correcto de la fe en Dios?” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad). Dios dice que, cuando revelamos nuestro egoísmo y buscamos satisfacer nuestros propios intereses, debemos buscar la verdad y rebelarnos contra nosotros mismos. Actuar de esa manera nos hace personas íntegras y rectas, y vivimos de manera honesta y franca. Después de leer las palabras de Dios, me sentí esclarecida y encontré una senda de práctica. Recordé que, cuando transfirieron a la hermana Li Qing, reaccioné con quejas y negatividad, y urdí tramas para impedir que una persona talentosa progresara. ¡Actuar así era demasiado despreciable y sórdido! Si volvía a afrontar asuntos que afectaban mis propios intereses, no debía pensar solo en mí misma. En su lugar, debía practicar conforme a las palabras de Dios, aprender a dejar de lado mis propios intereses y proporcionar personas talentosas a la iglesia. Tras resumir, luego, me di cuenta de que mi trabajo se acumulaba y que no conseguía seleccionar ni enviar buenos sermones a tiempo, y esto estaba relacionado con mi incapacidad para priorizar las tareas con eficacia. Necesitaba organizar mi trabajo de forma más razonable y eficaz, dar prioridad a las tareas importantes y dejar para más adelante las menos urgentes. De esa manera, el trabajo no se retrasaría. Al reconocer todo esto, hablé con los líderes sobre ascender a Dong Fei a líder de equipo. Los líderes estuvieron de acuerdo en que Dong Fei era apta para ser cultivada, así que me esforcé en ser su mentora. Cuando me rebelé contra la carne y practiqué la verdad, sentí una sensación de paz y tranquilidad en mi corazón, y estaba de muy buen ánimo.
En septiembre de 2023, Chen Jing comenzó a formarse en el deber relacionado con textos. Al principio, ella no estaba familiarizada con el trabajo y sentía que era extraordinariamente difícil, así que no quería realizar ese deber. Organicé para hablar con ella cara a cara. Después de recibir cierta formación, de a poco, empezó a estar dispuesta a realizar ese deber con diligencia. Ver ese resultado me hizo muy feliz. De manera inesperada, pocos días después, debido a la falta de personal para el trabajo de riego, los líderes se dieron cuenta de que Chen Jing había regado nuevos fieles antes y pensaron en reasignarla a ese deber. Cuando oí la noticia, me sorprendí y pensé: “Chen Jing es una miembro del equipo de trabajo relacionado con textos que nos hemos esforzado mucho por cultivar. Si la transfieren, tendré que buscar a otra persona para cultivar nuevamente. Si no encuentro a nadie, es seguro que la eficacia del trabajo decaerá”. Empecé a tener algunas quejas hacia los líderes. Entonces, me di cuenta de repente de que mi estado no era el correcto y recordé las palabras de Dios: “Cuando la obra de la casa de Dios lo requiera, sin importar quiénes sean, todos deben someterse a la coordinación y los arreglos de la casa de Dios, y en absoluto deben ser controlados por ningún líder u obrero individual como si fueran de su propiedad o estuvieran sujetos a sus decisiones. La obediencia del pueblo escogido de Dios a los arreglos centralizados de la casa de Dios es perfectamente natural y está justificada, y nadie puede desafiar tales arreglos, a menos que un líder u obrero individual realice un traslado arbitrario que no esté de acuerdo con los principios, en cuyo caso se podrá desobedecer tal arreglo. Si se realiza un traslado normal conforme a los principios, entonces todo el pueblo escogido de Dios debe obedecer, y ningún líder u obrero tiene derecho o razón alguna para tratar de controlar a nadie. ¿Diríais que hay algún trabajo que no sea obra de la casa de Dios? ¿Hay alguna obra que no implique la expansión del evangelio del reino de Dios? Todo es obra de la casa de Dios, toda obra es igual, y no hay ‘tuya’ y ‘mía’. Si el traslado se ajusta a los principios y se basa en los requisitos del trabajo de la iglesia, entonces estas personas deben ir a donde más se las necesita” (La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I)). Las palabras de Dios me permitieron entender que los hermanos y hermanas pertenecen a la casa de Dios y no son propiedad de nadie. Siempre que se transfiera a una persona de acuerdo con los principios, nadie tiene derecho a interferir y todos debemos someternos a ello. Reflexioné sobre cómo antes había impedido que Dong Fei progresara debido a mis propios intereses. Me sentía inquieta cada vez que pensaba en ello. En ese momento, se necesitaban regadores con urgencia para apoyar a los nuevos fieles y Chen Jing tenía algo de experiencia en ese ámbito. Me di cuenta de que los líderes lo habían dispuesto en función de las necesidades del trabajo. No podía centrarme únicamente en mis propios intereses, sino que tenía que colaborar activamente con el trabajo de la iglesia y asegurarme de que Chen Jing cumpliera con su deber donde más se la necesitara. Luego, la transfirieron al trabajo de riego. Antes de irse, recomendó a dos hermanas que eran aptas para el trabajo relacionado con textos. Después de cultivarlas por un tiempo, ambas pudieron asumir parte de las tareas, por lo que el trabajo relacionado con textos no se retrasó debido a la transferencia de ningún miembro del equipo. Cuando dejé de vivir según mi naturaleza satánica, egoísta y despreciable, y en cambio practiqué conforme a las palabras de Dios, sentí una profunda sensación de paz y tranquilidad en mi corazón.
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