Ⅰ

Dios ha estado en este mundo por muchos años, pero ¿quién lo conoce?

No es de sorprender que castigue a las personas,

no es de sorprender que castigue a las personas.

Parece que son los objetos sobre los cuales ejerce Su autoridad;

parece que son balas en Su pistola,

las cuales, una vez que han sido disparadas, “escaparán” en su totalidad.

Así lo imaginan las personas.

Dios siempre ha respetado a los seres humanos;

nunca los ha explotado ni ha comerciado con ellos

de manera arbitraria como esclavos.

Pues ni Él puede abandonarlos ni ellos pueden abandonar a Dios.

Por tanto, entre Dios y la gente se ha formado un vínculo de vida o muerte.

Ⅱ

Dios siempre ha apreciado a la humanidad.

Aunque la humanidad nunca lo ha apreciado, siempre ha recurrido a Él,

razón por la que sigue esforzándose con ellos.

Dios ama a las personas como Su propio tesoro,

porque son el “capital” de Su gestión en la tierra;

por tanto, ciertamente no las descartará.

Sus intenciones hacia los seres humanos nunca cambiarán.

¿Acaso pueden realmente confiar en Su promesa?

¿Cómo pueden satisfacer a Dios para Su beneficio?

Es la tarea establecida para toda la humanidad;

es la “tarea” que Él les ha asignado.

Dios espera que trabajen duro para completarla.

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 35