Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 414
1 Oct 2020
La fe en Dios requiere de una vida espiritual normal, que es la base para experimentar las palabras de Dios y entrar en la realidad. ¿Equivale a una “vida espiritual normal” toda vuestra práctica actual de oraciones, acercarse a Dios, cantar himnos, alabanzas, meditación, y de reflexionar sobre las palabras de Dios? Ninguno de vosotros parece saberlo. Una vida espiritual normal no se limita a prácticas como orar, cantar himnos, participar en la vida de la iglesia y comer y beber de las palabras de Dios. Más bien, implica vivir una nueva y dinámica vida espiritual. Lo que importa no es cómo se practica, sino qué fruto da la práctica. La mayoría de la gente cree que una vida espiritual normal implica necesariamente orar, cantar himnos, comer y beber de las palabras de Dios o reflexionar sobre ellas, sin que importe que tales prácticas tengan algún efecto o conduzcan a un verdadero entendimiento. Estas personas se centran en seguir procedimientos superficiales sin preocuparse por los resultados; viven en los rituales religiosos, no dentro de la iglesia, y ni mucho menos son personas del reino. Al orar, cantar himnos, y comer y beber de las palabras de Dios solo siguen reglas, lo hacen por obligación y para estar al día con las tendencias, no por voluntad propia ni de corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, sus esfuerzos no darán ningún fruto, ya que solo practican las reglas y los rituales de la religión, no las palabras de Dios. Se centran solo en darle importancia a cómo practican, y tratan las palabras de Dios como reglas a seguir. Estas personas no están poniendo en práctica las palabras de Dios, solo están satisfaciendo la carne y actuando para que otras personas las vean. Todas estas reglas y rituales religiosos tienen un origen humano; no provienen de Dios. Dios no sigue reglas ni está sujeto a ninguna ley. En su lugar, Él hace cosas nuevas cada día, y así logra una obra práctica. Lo mismo sucede con la gente de la Iglesia de las Tres Autonomías, que se limitan a prácticas como asistir a diario a los servicios matutinos, ofrecer oraciones por la tarde y oraciones de gratitud antes de las comidas, y a dar gracias por todo; hagan lo que hagan y por mucho tiempo que lo hagan, no tendrán la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas viven entre reglas y anclan sus corazones a métodos de práctica, el Espíritu Santo no puede obrar, ya que sus corazones están ocupados por reglas y nociones humanas. Por lo tanto, Dios es incapaz de intervenir y obrar en ellas, y solo pueden seguir viviendo bajo el control de las leyes. Tales personas nunca podrán recibir el elogio de Dios.
Una vida espiritual normal es una vida vivida ante Dios. Al orar, uno puede aquietar su corazón ante Dios y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, conocer las palabras de Dios, y entender Su voluntad. Al comer y beber de Sus palabras, la gente puede obtener una comprensión más clara y completa de la obra actual de Dios. También pueden obtener una nueva senda de práctica, y no se aferrarán a lo viejo; lo que practican tendrá como objetivo lograr el crecimiento en la vida. En cuanto a la oración, no se trata de decir unas pocas palabras bonitas o echarse a llorar ante Dios para mostrar la deuda que tienes con Él. Más bien, su propósito es entrenarse en el uso del espíritu, permitiéndole a uno aquietar su corazón ante Dios, entrenarse para buscar la guía de las palabras de Dios en todos los asuntos, para que el corazón pueda ser atraído cada día a una nueva luz y para que uno no sea pasivo o perezoso y pueda tomar el camino correcto de poner en práctica las palabras de Dios. Hoy en día la mayoría de la gente se centra en los métodos de práctica, pero no lo hacen para buscar la verdad y lograr el crecimiento vital. Aquí es donde se han desviado. También hay algunos que son capaces de recibir nueva luz, pero sus métodos de práctica no cambian. Traen sus viejas nociones religiosas con ellos mientras buscan recibir las palabras actuales de Dios, así que lo que reciben sigue siendo doctrina pintada con nociones religiosas; no están recibiendo la luz actual simplemente. Como resultado, sus prácticas están contaminadas, son las mismas viejas prácticas en un nuevo envase. Por muy bien que practiquen, son hipócritas. Cada día, Dios guía a la gente a hacer cosas nuevas, les exige que obtengan una nueva comprensión y entendimiento, que no sean anticuados y repetitivos. Si has creído en Dios durante muchos años, pero tus métodos de práctica no han cambiado en absoluto, y si todavía sientes fervor y te entretienes con asuntos externos pero no tienes un corazón tranquilo que puedas llevar ante Dios para disfrutar de Sus palabras, entonces no obtendrás nada. Cuando se trata de aceptar la nueva obra de Dios, si no haces planes diferentes, no prácticas de una manera nueva y no buscas nuevos entendimientos, sino que te aferras a lo antiguo y solo recibes cierta luz limitada, al no cambiar la manera en la que practicas, entonces las personas como tú estáis en esta corriente solo de manera nominal. En realidad, son fariseos religiosos ajenos a la corriente del Espíritu Santo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal
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