Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 16

15 Feb 2021

La actitud de Dios hacia quienes huyen durante Su obra

Existen personas como estas en todas partes: después de haber tenido certeza respecto al camino de Dios, por diversas razones se marchan en silencio, sin decir adiós, para ir y hacer lo que su corazón desea. Por el momento no nos detendremos en las razones por las que se van estas personas. Primero echaremos un vistazo a la actitud de Dios hacia este tipo de personas. ¡Está muy claro! Desde el momento en que estas personas se van, a los ojos de Dios su fe ha llegado a su fin. No la finalizó el individuo, sino Dios. Que esta persona dejase a Dios significa que ya lo había rechazado, que ya no lo quería y que ya no acepta la salvación de Dios. Como este tipo de persona no quiere a Dios, ¿puede Él seguir queriéndola? Además, cuando estas personas poseen esta clase de actitud, esta opinión, y se han decidido a abandonar a Dios, ya han ofendido Su carácter. Esto, a pesar de que tal vez no han huido montados en cólera ni maldiciendo a Dios ni se han involucrado en conducta vil o excesiva alguna, y a pesar del hecho de que esta persona esté pensando: “Si llega un día en que ya esté harto de divertirme fuera, o cuando siga necesitando a Dios para algo, volveré. O si Dios me lo pide, regresaré”. O dice: “Cuando me lastimen en el exterior, o cuando vea que el mundo exterior es demasiado oscuro y malvado, y ya no quiera ir con la corriente, retornaré a Dios”. Aunque estas personas hayan calculado en su mente cuándo van a volver con exactitud, y aunque hayan intentado dejar abierta la puerta para su regreso, no son conscientes de que, independientemente de lo que crean o cómo planifiquen, todo esto no son más que ilusiones. Su mayor error consiste en no tener claro cómo hace sentir a Dios su deseo de marcharse. Desde el momento mismo en que decidieron dejar a Dios, Él las abandonó por completo; para entonces, ya ha determinado el desenlace de una persona así en Su corazón. Y ¿cuál es ese desenlace? Que esta persona será uno de los ratones y por tanto perecerá con ellos. Así pues, las personas ven a menudo este tipo de situación: alguien abandona a Dios, pero luego no recibe ningún castigo. Dios opera según Sus propios principios; algunas cosas se pueden ver, mientras que otras solo se deciden en el corazón de Dios, por lo que las personas no pueden ver los resultados. La parte que es visible para los seres humanos no es necesariamente el lado verdadero de las cosas, pero ese otro lado, el que tú no ves, de hecho contiene los verdaderos y sinceros pensamientos y conclusiones de Dios.

Las personas que huyen durante la obra de Dios son los que abandonan el camino verdadero

¿Cómo puede Dios propinar un castigo tan grave a las personas que huyen durante Su obra? ¿Por qué está tan enojado con ellas? En primer lugar, sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la que cualquiera puede matar; menos aún, un muñeco para que las personas lo controlen como quieran. Tampoco es un soplo de aire vacío que se pueda mangonear. Si verdaderamente crees que Dios existe, entonces debes tener un corazón que teme a Dios y debes saber que no hay que hacer enojar a Su esencia. Este enojo puede ser causado por una palabra, o tal vez por un pensamiento o por cierto tipo de comportamiento vil; quizá, incluso, por un comportamiento moderado; una conducta que sea aceptable a los ojos de los hombres y a la ética humana, o quizás sea causado por una doctrina o una teoría. Sin embargo, una vez que has hecho enojar a Dios, has perdido tu oportunidad y han llegado tus últimos días. ¡Esto es algo terrible! Si no entiendes que no se debe ofender a Dios, es posible que no le tengas miedo, y quizá le ofendas rutinariamente. Si no sabes cómo temer a Dios, eres incapaz de hacerlo, y no sabrás cómo andar por Su camino: el camino de temer a Dios y apartarte del mal. Una vez que te des cuenta de ello y seas consciente de que a Dios no se le debe ofender, sabrás lo que es temer a Dios y apartarte del mal.

Andar por el camino de temer a Dios y apartarse del mal no tiene que ver necesariamente con cuánta verdad conozcas, con cuántas pruebas hayas experimentado ni con qué tanto hayas sido disciplinado. Más bien, depende de la clase de actitud que tengas hacia Dios en tu corazón y de qué esencia expreses. La esencia de las personas y su actitud subjetiva son muy importantes y cruciales. En cuanto a quienes han renunciado y han abandonado a Dios, sus actitudes despreciables hacia Él y su corazón que desprecia la verdad ya han ofendido el carácter de Dios; por tanto, en lo que a Él respecta nunca serán perdonados. Han sabido de la existencia de Dios, se les ha informado que Él ya ha llegado y han experimentado Su nueva obra. Su partida no constituyó un caso en el que estaban engañados o confundidos, y, menos aún, se les obligó a irse. Más bien, ellos eligieron dejar a Dios de forma consciente y con una mente clara. Su partida no se debe a que hayan perdido el rumbo ni a que hayan sido abandonados. A los ojos de Dios, no son, pues, corderos que se alejaron del rebaño, y, mucho menos, hijos pródigos que han perdido el rumbo. Se marcharon con impunidad, y esa condición, esa situación, ofende el carácter de Dios, y es a partir de esta ofensa que Él les otorga un desenlace desesperanzador. ¿Acaso no es terrible ese tipo de desenlace? Por tanto, si las personas no conocen a Dios, pueden ofenderlo. ¡Este no es un asunto trivial! Si las personas no se toman en serio la actitud de Dios y siguen creyendo que Él está esperando su regreso porque son algunos de Sus corderos perdidos y que Él sigue esperando que cambien de parecer, entonces no están muy lejos de su día de castigo. Dios no se limitará a negarse a aceptarlos; dado que es la segunda vez que ofenden Su carácter, ¡es un tema aún más terrible! La actitud irreverente de estas personas ya ha infringido los decretos administrativos de Dios. ¿Las aceptará Dios igualmente? En su corazón, los principios de Dios respecto a este asunto son que si alguien ha alcanzado la certeza de cuál es el camino verdadero, pero, aun así, conscientemente y con una mente clara rechaza a Dios y se aparta de Él, Dios bloqueará el camino hacia la salvación de esa persona, y para este individuo la puerta del reino quedará cerrada a partir de ese momento. Cuando esta persona venga y llame a la puerta una vez más, Dios no se la abrirá y la dejará afuera por siempre. Quizás algunos de vosotros hayáis leído la historia de Moisés en la Biblia. Después de que Dios lo ungiese, los 250 líderes expresaron su desobediencia a Moisés debido a sus actos y por razones diversas. ¿A quién se negaron a someterse? No fue a Moisés. Se negaron a someterse a las disposiciones de Dios; se negaron a someterse a Su obra en lo referente a este asunto. Dijeron lo siguiente: “Os hacéis cargo de demasiadas cosas y veis que toda la congregación es santa, cada uno de ellos, y que Jehová está entre ellos […]”. ¿Son muy serias estas palabras y frases desde un punto de vista humano? ¡No lo son! Al menos, su significado literal no lo es. En un sentido legal, no quebrantan ley alguna, porque en apariencia no es un lenguaje o un vocabulario hostil, y, mucho menos, tiene una connotación de blasfemia. Son frases comunes y corrientes, nada más. ¿Por qué desatan, entonces, semejante furia en Dios? Es porque no iban dirigidas a personas, sino a Dios. La actitud y el carácter que expresan son, precisamente, lo que ofende el carácter de Dios, y ofenden el carácter de Dios, que no se debe ofender. Todos conocemos cuál fue, al final, el desenlace de esos líderes. Respecto a las personas que abandonaron a Dios, ¿cuál es su punto de vista? ¿Cuál es su actitud? Y ¿por qué su punto de vista y su actitud hacen que Dios trate con ellos de esa forma? La razón es que, aunque saben claramente que Él es Dios, aun así eligen traicionarlo, y por eso se les despoja por completo de la oportunidad de ser salvos. Como está escrito en la Biblia: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26). ¿Tenéis ahora un entendimiento claro sobre este asunto?

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra

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