I

¡Oh, Dios! Hoy asisto al banquete del reino celestial,

y paso mis días y noches en el entrenamiento del reino.

A diario, leo la palabra de Dios, comprendo la verdad y cumplo mi deber.

Crezco en la vida cada día, y esto es amor de Dios.

Dios Todopoderoso, te amaré sin importar lo que hagan los demás.

Sé que Tú anhelas que yo cambie de verdad;

ya no puedo ser débil, negativo u ocioso.

Sólo deseo cumplir bien con mi deber y satisfacerte.

II

¡Oh, Dios! Hoy estoy recorriendo el camino hacia el reino.

He encontrado muchos obstáculos, pero Tú siempre me has guiado.

Tú permites mi sufrimiento y mis tribulaciones,

y estás a mi lado.

Me he enfrentado muchas veces a la angustia, la debilidad, el dolor y el desgarro,

y otras tantas he caído en las trampas de Satanás,

pero Tu palabra siempre me ha dado fe y me ha animado.

¿Cómo no voy a estar agradecido o derramar lágrimas?

¿Cómo no voy a amarte, aunque soy pequeño y débil?

Quiero darte amor, verdadero y puro.

Aun con pruebas o tribulaciones, estaré satisfecho con Tu palabra.

No importa cuán grandes sean los peligros o las tribulaciones,

confiaré en Ti para seguir adelante.

Siempre te amaré, más allá del tiempo o el lugar.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos