26. Cómo abrí la puerta de mi corazón para recibir el regreso del Señor
En noviembre de 1982, toda mi familia emigró a EE. UU. Teníamos fe en el Señor desde la generación de mi abuelo, por lo que, al poco de llegar a Estados Unidos, buscamos una iglesia china en Chinatown (Nueva York) para poder asistir a misa. Nunca nos perdíamos ni una misa, y sobre todo mi madre y mi hermana no tenían inconveniente en leer las escrituras siempre que tenían tiempo para suplicar la bendición y protección de Dios. El sacerdote solía decir: “Cuando venga el Señor, juzgará públicamente a las personas y las dividirá por categorías: las que sinceramente se arrepientan, confiesen y practiquen la fe podrán ir al cielo; las que cometan pecados veniales, no graves, sufrirán la pena del purgatorio, pese a lo cual podrán salvarse y ascender al cielo; quienes no crean en Dios o cometan pecados demasiado graves sufrirán el castigo del infierno”. Estas palabras me dejaban una honda impresión en el corazón, como si me las hubieran marcado a fuego en él. Me animaban a creer en Dios con entusiasmo y, por muy ocupada que estuviera, nunca faltaba a misa.
En un abrir y cerrar de ojos llegó 2014. De repente, un día un feligrés me contó: “Ahora tu hermana cree en Dios Todopoderoso...”. Y me dijo muchas más cosas que calumniaban y condenaban tanto a Dios Todopoderoso como a la Iglesia de Dios Todopoderoso. Al enterarme de esta inesperada noticia, me puse muy nerviosa y empezó a preocuparme mucho que mi hermana se hubiera descarriado. La noticia de que mi hermana había aceptado la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días se propagó rápidamente en toda la iglesia. El sacerdote me aconsejó que mantuviera la distancia con ella y, asimismo, varios miembros más de la iglesia me dijeron a la cara numerosas calumnias y condenas contra Dios Todopoderoso. Después de varias ocasiones en que el padre y otros feligreses me “ayudaron”, empecé a creerme sus palabras y constaté que mi hermana se había descarriado. Les dije al padre y a los feligreses que ya no haría caso a mi hermana y que, si tenía oportunidad, trataría de devolverla al redil para que se arrepintiera ante el Señor. Cuando llegué a casa llamé a mis hermanos y me apoyaron. Intentamos convencer a mi hermana todos juntos, pero no solo estaba firme en su fe en Dios Todopoderoso, sino que, además, nos dio testimonio de que Dios Todopoderoso es el retorno del Señor. Trató de convencernos de que aceptáramos la obra de Dios en los últimos días para que no perdiéramos la oportunidad de alcanzar Su salvación. Sin embargo, yo ya tenía el corazón lleno de ideas negativas que me habían inculcado el padre y los feligreses. Hiciera lo que hiciera mi hermana para enseñarme o dar testimonio, yo, simplemente, no la escuchaba.
Más adelante, mi madre y yo tuvimos varias discusiones con mi hermana por su fe en Dios Todopoderoso; no obstante, pese a lo que ella dijera, yo seguí creyendo al padre y los rumores que había leído en Internet sin atreverme a buscar ni a estudiar la obra de Dios Todopoderoso. No parábamos de discutir, pero me daba cuenta de que, poco a poco, mi madre empezaba a estar de acuerdo con las enseñanzas y el testimonio de mi hermana. De hecho, formó un “frente unido” con mi hermana y acabó aceptando la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, en vista de lo cual comencé a preocuparme. Si las cosas realmente eran como afirmaban el padre y los feligreses, ¿qué pasaría si le sucedía algo a mi familia? Desesperada, fui a buscar a la hermana Qianhe, que tenía buena relación con mi hermana y conmigo, para que intentara convencer a mi madre y a mi hermana. Sin embargo, no solo no las convenció, sino que también ella empezó a creer en Dios Todopoderoso. Esto me desconcertó enormemente: esta hermana era formal y buscaba con entusiasmo, así que ¿cómo era posible que no pudiera convencerlas y, de hecho, comenzara a creer en Dios Todopoderoso? ¿Tanto es el poder real de la palabra de Dios Todopoderoso? ¿Acaso la palabra de Dios Todopoderoso puede sostener de verdad la vida humana? No obstante, en cuanto recordé las palabras del padre y los feligreses contra Dios Todopoderoso, así como la oposición y condena que había visto en Internet hacia la Iglesia de Dios Todopoderoso, volví a sentir miedo en mi corazón y ya no seguí en contacto con ellas. Después de aquello, rara vez iba a ver a mi madre. De vez en cuando solamente iba de visita, me marchaba con prisa y me negaba a escuchar las enseñanzas de mi madre y mi hermana. Esta “guerra fría” con mi madre y mi hermana continuó así durante año y medio.
Un día de marzo de 2016 me enteré de que algunos miembros importantes de la iglesia también habían ido a convencer a mi hermana, por lo que quise ir a comprobar si había cambiado de parecer. Cuando la vi, le pregunté qué pensaba. Me contestó: “He llegado hasta las huellas del Cordero y me he cerciorado de que el camino de Dios Todopoderoso es el verdadero. Dios Todopoderoso es el retorno del Señor y de ninguna manera me apartaré de Él”. La mirada fija de mi hermana y su respuesta rotunda y fuerte hicieron que mi corazón vacilara un poco y se despertara mi curiosidad. Pensé: “De los creyentes de nuestra familia, mi hermana era la que buscaba con mayor fervor y, en la iglesia, la hermana Qianhe también buscaba y tenía discernimiento. Mi madre, asimismo, siempre había tenido una fe firme en el Señor”. En ese momento todas eran creyentes en Dios Todopoderoso y su fe había aumentado aún más desde que lo seguían. Hablaban con una agudeza cada vez mayor y nadie era capaz de hacerlas tambalear ni de refutarlas. ¿Qué poder les permitía mantener una fe tan grande frente a la oposición de tantos? ¿Realmente la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días era el camino verdadero? ¿Acaso Dios Todopoderoso era en realidad la segunda venida del Señor? Habían pasado casi dos años desde que mi hermana, la hermana Qianhe y mi madre habían aceptado la obra de Dios Todopoderoso, pero cuando comprobé que todo les iba bien, vi que el alarmismo y las tácticas de intimidación del padre y lo que yo había leído en Internet no se habían hecho realidad en su caso... Al darme cuenta de ello, se me ablandó un poco el corazón y yo también quise investigar la palabra y obra de Dios Todopoderoso. Le conté a mi hermana lo que pensaba. Se mostró de acuerdo con mucho gusto y me invitó a casa de mi madre para que una hermana de la Iglesia de Dios Todopoderoso me hablara y diera testimonio de la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días.
Aquel fin de semana fui a casa de mi madre. Allí estaban mi hermana, la hermana Qianhe y Zhang Xiao, hermana de la Iglesia de Dios Todopoderoso. La hermana Qianhe se alegró especialmente al saber que yo quería buscar e investigar. Me enseñó lo siguiente: “El motivo principal de la venida de Dios en los últimos días es el de expresar la palabra y realizar la obra de juicio y purificación de las personas, a fin de salvarnos de la esclavitud del pecado. En la actualidad, quienes se encuentran en la Era de la Gracia viven en un bucle de cometer pecados y luego confesarlos. Aunque perseveremos en la asistencia a misa, en la lectura de las escrituras y en la confesión ante el padre, continuamos mintiendo, engañando y viviendo con actitudes corruptas como la arrogancia, la codicia y el egoísmo. A nuestro pesar, cometemos pecados y nos oponemos a Dios y nadie puede liberarse de la esclavitud de esta naturaleza pecaminosa ni alcanzar la pureza y la santidad por medio de la confesión y el arrepentimiento. Por eso sigue siendo preciso que aceptemos la obra de juicio y purificación de las personas que Dios ha venido a realizar en los últimos días. Solo así podremos liberarnos completamente de la esclavitud del pecado, purificarnos, transformarnos y alcanzar la salvación de Dios”. Al oír esto, le pregunté, confundida: “El padre suele decir: ‘Si las personas cometen pecados veniales, cuando el Señor regrese para juzgarlas públicamente, una vez que terminen de sufrir en el purgatorio, podrán ascender al cielo. Quienes cometan pecados mortales irán directamente al infierno para ser castigados’. ¿Cómo puedes afirmar que la obra del juicio que Dios llevará a cabo a Su regreso pretende purificar y salvar a las personas?”. La hermana Qianhe dijo: “Yo también me creía las palabras del padre. Tenía las mismas nociones que tú acerca de cómo el Señor va a regresar para realizar la obra del juicio, pero, ahora que lo pienso, ¿realmente concuerdan las palabras del padre con la Biblia? ¿Se basan en la palabra de Dios? ¿Declaró el Señor Jesús que existe el purgatorio? ¿Afirmó que las personas que cometen pecados veniales pueden ascender al cielo cuando terminen de sufrir en el purgatorio y que únicamente aquellas que cometen pecados mortales van al infierno? ¡Por supuesto que no! Entonces, ¿de dónde vienen estas palabras? Obviamente, han salido de las nociones y fantasías de la gente y son meras especulaciones y conjeturas del hombre. No concuerdan en absoluto con las palabras de Dios ni están en consonancia con la realidad de la obra de Dios. ¿De qué nos sirve defender esto?”. Mientras escuchaba sus enseñanzas, asentía con la cabeza en silencio. Prosiguió: “En la actualidad, todos estamos llenos de pecados y no hay nadie puro. Según las afirmaciones del padre, cuando el Señor regrese para juzgar públicamente a todas las personas, aquellas que cometan pecados veniales irán al purgatorio, mientras que las que cometan pecados mortales irán al infierno. En ese caso, ¿no nos condenaríamos y sufriríamos todos el castigo de ir al infierno? ¿No sería en vano la obra de Dios de salvar a la humanidad? ¿Tendría alguna relevancia la venida del Señor?”. La enseñanza de la hermana me llegó al corazón. Es cierto: aunque creamos en Dios, si lo único que hacemos es cometer pecados y confesarlos constantemente, nadie se purificará. Efectivamente, nadie será apto para contemplar a Dios y, si Dios ha venido a juzgar, condenar y castigar públicamente a las personas, todas tendrán que ir al infierno. Nadie podría alcanzar la salvación... Fue entonces cuando me di cuenta de lo poco realista que es alegar que “cuando el Señor regrese para juzgar públicamente a todas las personas, las que cometan pecados mortales irán directamente al infierno, mientras que las que cometan pecados veniales irán al purgatorio y, cuando terminen de sufrir, ascenderán al cielo”. Eso no concuerda en absoluto con la voluntad de Dios de salvar a la humanidad. La hermana Qianhe dijo entonces: “En cuanto a la obra del juicio de Dios en los últimos días, veamos cómo la describe la palabra de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: ‘Dios no ha venido ni a matar ni a destruir sino a juzgar, maldecir, castigar y salvar. Hasta que Su plan de gestión de 6000 años llegue a su término —antes de que revele el destino de cada categoría del hombre— la obra de Dios en la tierra será en aras de la salvación; el único propósito es hacer totalmente completos a aquellos que lo aman y hacerlos someterse bajo Su dominio. No importa cómo Dios salve a las personas, todo se logra haciéndolas escapar de su antigua naturaleza satánica; es decir, Él las salva haciéndolas buscar la vida. Si ellas no buscan la vida, entonces no tendrán manera de aceptar la salvación de Dios’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre). ‘En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios’ (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad)”.
Después de la lectura de la palabra de Dios, la hermana Zhang Xiao me enseñó lo siguiente: “La palabra de Dios Todopoderoso deja totalmente clara la relevancia de la obra del juicio en los últimos días, la naturaleza exacta del juicio y los resultados de dicha obra entre los hombres. La obra del juicio de Dios no consiste en matar o castigar a la gente como en nuestras nociones y fantasías. Por el contrario, esta obra se sirve de la palabra para revelar los pensamientos, palabras y acciones de las personas y para erradicar nuestra naturaleza satánica y nuestras actitudes corruptas, hondamente arraigadas y opuestas a Dios. Nos permite reconocer la verdad de cómo nos ha corrompido Satanás y también conocer el carácter justo y santo de Dios. Cuando entendemos estas cosas, comenzamos a odiarnos a nosotros mismos, lo que provoca que verdaderamente nos arrepintamos y veneremos de corazón a Dios. Con el juicio de la palabra de Dios podemos entender mejor y acceder a la verdad y, por supuesto, vivir amparados en la verdad. Así nos desharemos poco a poco de cualquier cosa satánica que llevemos dentro y podremos estar en armonía con Dios. A partir de ese momento ya no nos rebelaremos ni opondremos a Dios, sino que seremos capaces de obedecerlo sinceramente; solamente así se alcanza la salvación. Tras ser corrompidos por Satanás, ya no tenemos semejanza humana y perdemos la conciencia y razón que una persona recta debe tener. Más bien rebosamos arrogancia, seguridad en nosotros mismos, egoísmo y demás aspectos de un carácter satánico. También nuestras actitudes y nociones sobre las cosas dejan de ser compatibles con Dios. Por ejemplo, ante la obra del juicio de Dios en los últimos días, todos aceptamos cosas distintas y nos aferramos a nuestras nociones, se basen o no en la palabra de Dios. No buscamos la voluntad de Dios, sino que creemos a pies juntillas que nuestra forma de pensar es correcta. Cuando la obra de Dios no se ajusta a nuestras nociones y fantasías, emitimos juicios acerca de Dios y lo negamos, atacamos y condenamos. Este es el resultado de nuestro carácter arrogante. Con semejante naturaleza satánica, todos somos demasiado propensos a oponernos a Dios, por lo que necesitamos perentoriamente que venga a llevar a cabo una etapa de la obra del juicio y que purifique y transforme nuestro carácter satánico. Sin eso, nadie podrá liberarse de la corrupción y alcanzar la salvación”.
Tras escuchar la palabra de Dios Todopoderoso y las enseñanzas de esta hermana, de pronto mi corazón quedó despejado y libre, y me pareció que estaban muy bien dichas. Aunque había cosas que no entendía muy bien, me daban una idea de la sabiduría de la obra de Dios y de lo mucho que ama Dios al hombre. Antes, en lo referente a la venida de Dios para juzgar a la humanidad, pensaba que la gente iría al infierno o sufriría la pena del purgatorio. De hecho, la obra del juicio de Dios no es en absoluto lo que imaginábamos, sino que más bien consiste en que Dios viene encarnado a expresar la verdad y llevar a cabo la obra del juicio de manera práctica. Así purifica y salva a las personas. La obra del juicio de Dios tiene enorme relevancia. Es justo lo que necesitamos nosotros, ¡la humanidad corrupta!
Mientras escuchaba todo esto con gran interés, de repente me llamó mi esposo para decirme que quería usar el auto. En vista de que en aquella ocasión había sido capaz de escuchar todo esto, justo cuando estaba a punto de marcharme, la hermana me dio un libro titulado El Rollo Abierto por el Cordero y me dijo que las palabras que contenía eran la voz del propio Dios. También me aconsejó encarecidamente que leyera la palabra de Dios Todopoderoso. De vuelta en casa, leía ese libro siempre que tenía tiempo. Leyendo la palabra de Dios Todopoderoso comprendí muchas verdades y aprendí bastante. Al mismo tiempo, también experimenté de veras el examen de Dios a las profundidades del alma del hombre. Cada palabra de Dios Todopoderoso me atravesaba el corazón al revelar mi corrupta naturaleza interior. A veces, cuando comprobaba cómo la palabra de Dios revela nuestra corrupción, notaba que Él la aborrece especialmente. Pareciera que Dios estuviera expresándonos Su ira y mi corazón entumecido e insensible se conmovía inmediatamente. Cultivé el temor de Dios en mi corazón y ya no era como antes, cuando había cometido pecados sin temor. Por medio de muchas experiencias y del esclarecimiento y guía de las palabras de Dios, comprendí que la obra del juicio de Dios Todopoderoso sí podía salvar a la gente del pecado y permitir que se liberara de él. ¡Qué prácticas son la obra y las palabras de Dios! Sentía un gran remordimiento al recordar cómo me había opuesto a la obra de Dios de los últimos días en los dos años anteriores. Me odiaba por haber sido tan necia e ignorante de no haber intentado entender ni investigar un asunto de la magnitud de la segunda venida del Señor. Pero no, hice caso a pies juntillas a aquellos rumores y excluí, condené y me opuse a Dios. Estuve a punto de perder la salvación del Señor en los últimos días. ¡Qué ciega estaba realmente! Tuve claro que las calumnias, los juicios y las blasfemias contra Dios Todopoderoso, así como la difamación contra la Iglesia de Dios Todopoderoso, eran puras mentiras de Satanás. Son trucos empleados por Satanás para, sobre todo, confundir a la gente, enredarla e impedirle aceptar la obra de Dios en los últimos días. Ya no creeré en las mentiras de Satanás. Sin importar lo que me encuentre u oiga en el futuro, siempre distinguiré el bien del mal de acuerdo con la palabra de Dios y la realidad. Ya no escucharé las mentiras y los engaños de Satanás; ese es el único modo de estar en consonancia con la voluntad de Dios. Teniéndolo presente, agradecí sinceramente a Dios Todopoderoso la misericordia y la salvación que me ha brindado. Dios no dejó mi salvación por imposible a consecuencia de mi rebeldía y oposición, sino que siguió disponiendo que hubiera personas que me predicaran el evangelio y me devolvieran a la casa de Dios. ¡Qué grande es el amor de Dios! Cada vez que oigo la letra del video musical “Canción de apego sincero”, que dice “Hay Uno que es Dios encarnado. Todo lo que Él dice, todo lo que Él hace, es la verdad. Amo Su justicia, Su sabiduría. Verlo, obedecerlo, es realmente una bendición”, me llega al corazón y lo inspira extraordinariamente. Percibo la suerte que tengo de recibir el regreso del Señor y encontrarme directamente con la palabra de Dios. ¡Qué enorme bendición!
Después comencé a participar en la vida de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Los hermanos y hermanas cantan himnos, bailan y alaban a Dios juntos. Leen la palabra de Dios y, si tienen corrupción que manifestar, abren su corazón para hablarlo. Todos conversan de su conocimiento y experiencia de la palabra de Dios Todopoderoso y buscan una senda de práctica y entrada. Esta clase de vida en la iglesia es especialmente liberadora y recibo mucho sustento de ella. Realmente me he dado cuenta de que solo una iglesia así, en la que obra el Espíritu Santo, puede ser la casa de Dios. Este es mi sitio. Ya he comprobado absolutamente que Dios Todopoderoso es la segunda venida del Señor ¡y estoy decidida a seguir a Dios Todopoderoso hasta el final!