¿Qué es practicar la verdad?

Multitud de personas escuchan sermones durante muchos años, pero no entienden qué es la verdad ni en qué aspecto de esta deben concentrar sus esfuerzos. Se limitan a escuchar y ya está, siempre descuidadas, como personas irreflexivas sin corazón. No es de extrañar que hayan creído en Dios durante varios años, y sin embargo sigan carentes de testimonio vivencial. Alguien que realmente persiga la verdad debe reflexionar sobre sí mismo: ¿Está de acuerdo con la verdad lo que digo y hago? ¿Qué me falta? ¿Qué deficiencias debo subsanar? ¿Hasta qué punto cumplo mi deber? ¿Soy capaz de actuar de acuerdo con los principios? Si no tienes claras esas cosas, no eres alguien que persiga la verdad. Si deseas perseguir y obtener la verdad, debes leer y meditar con frecuencia sobre las palabras de Dios. No importa qué deber realices, debes considerar y averiguar las verdades que necesitas comprender, y tienes que ser capaz de practicar y experimentar cuantas verdades comprendas. Siempre debes pensar: “¿He practicado y entrado en esta verdad? ¿A qué aspectos de la vida se refiere esta verdad? ¿A qué entornos? ¿A qué circunstancias?”. Estas preguntas deben estar grabadas en tu corazón, y debes intentar reflexionar sobre ellas en tu tiempo libre. Si piensas en ello pero no lo entiendes, debes orar-leer, presentarte ante Dios y abrirle tu corazón. La mayoría de la gente no tiene el corazón centrado en la verdad en lo referente a su fe en Dios. ¿Dónde se halla el corazón de esas personas? Su corazón está siempre orientado hacia asuntos externos, siempre preocupado por cuestiones de vanidad y orgullo, por lo que está bien y lo que está mal. No saben qué cosas se relacionan con la verdad y cuáles no, y piensan: “Mientras esté haciendo cosas en la casa de Dios, yendo de aquí para allá y soportando adversidades para cumplir mi deber, estaré practicando la verdad”. Eso es incorrecto. ¿Practica uno la verdad haciendo cosas para la casa de Dios, yendo de aquí para allá y soportando adversidades? ¿Hay alguna base para afirmarlo? Soportar adversidades mientras se hacen cosas y practicar la verdad son dos cosas diferentes. Si no sabes lo que es la verdad, ¿cómo podrás practicarla? ¿No es absurdo? Estás actuando conforme a las nociones y figuraciones humanas, te encuentras en un estado confuso, haciendo las cosas según tus propias ideas. Tienes el corazón confundido, sin metas, dirección ni principios. Te limitas a hacer cosas y a pasar adversidades mientras las llevas a cabo. ¿Cómo se relaciona eso con la práctica de la verdad? Si las personas no comprenden la verdad, no importa lo que hagan ni las dificultades que soporten, están lejos de practicar la verdad. La gente siempre hace las cosas según su propia voluntad y con el único fin de terminarlas; no consideran en absoluto si sus acciones están de acuerdo con los principios-verdad o no. Si no sabes si lo que haces está de acuerdo con la verdad, no cabe duda de que no la estás practicando. Algunos pueden decir: “Estoy haciendo cosas para la iglesia. ¿No es eso practicar la verdad?”. Eso es sencillamente incorrecto. ¿Qué alguien haga cosas para la iglesia implica que esté practicando la verdad? No necesariamente; eso solo se puede determinar mediante un análisis para ver si hay o no principios en las acciones de esa persona. Si no hay principios en lo que hace, entonces no importa para quién lo haga, no está practicando la verdad. Incluso si hace algo bueno, debe hacerlo de acuerdo con los principios-verdad para que se considere que practica la verdad. Si vulnera los principios, cualquier cosa buena que haga no es más que una buena conducta y no es suficiente para practicar la verdad. Ahora hay muchas personas que nunca se esfuerzan por seguir los principios-verdad en el cumplimiento de su deber, lo que significa que solo contribuyen con mano de obra. Si una persona nunca se esfuerza respecto a la verdad, no puede realizar su deber adecuadamente; desde luego, esa clase de persona no pertenece al pueblo de Dios, solo se le puede llamar mano de obra. Si puede persistir en ser mano de obra hasta el final, se le puede considerar un leal contribuyente de mano de obra y permitir quedarse. Sin embargo, si ha hecho alguna cosa mala en el transcurso de la mano de obra, se le descartará sobre la marcha, como a un trabajador temporal que deja de ser necesario. La mayoría de los contribuyentes son descartados de esa manera. Su mano de obra no está a la altura, así que indudablemente no podrán mantenerse firmes.

¿Qué es la práctica de la verdad? ¿Cómo practica o no practica alguien la verdad al realizar una tarea o cumplir un deber? No practicar la verdad significa que lo que uno hace no está relacionado con la verdad. Esa persona puede que esté cumpliendo un deber, pero el hecho de que lo realice tiene poca relación con la verdad. Es solo una especie de buen comportamiento, y se puede considerar una buena obra, pero sigue estando lejos de practicar la verdad; existe una distinción entre estas cosas. ¿Cuál es la distinción? Solo te estás adhiriendo a un ámbito o a unos preceptos a la hora de hacer algo. No permites que los intereses de la casa de Dios sufran ninguna pérdida, corres un poco más de aquí para allá y padeces algunas adversidades adicionales; has logrado tales cosas y, si los requerimientos que se te hacen no son particularmente altos, puede que estés cumpliendo tu deber de un modo adecuado. Sin embargo, hay algo más que considerar: ¿has investigado y descubierto qué actitudes corruptas, pensamientos y cosas que desagradan a Dios albergas cuando haces eso? ¿Has llegado a un verdadero autoconocimiento a través de hacer eso y de cumplir tu deber? ¿Has encontrado la verdad que necesitas practicar y en la que debes entrar? (Rara vez. A veces simplemente me comparo con las palabras de Dios, me conozco un poco y ya está). Entonces la mayoría de las veces solo tienes un conocimiento teórico y formulista de ti mismo, no un conocimiento práctico. Si no persigues la verdad, aunque no hayas cometido grandes errores ni vulnerado principios importantes, no hayas hecho activamente el mal y parezcas una buena persona con un poco de humanidad, todavía no has practicado ni adquirido la verdad, y tu carencia de errores y tu apariencia de humanidad siguen sin ser equivalentes a estar de acuerdo con la verdad o practicarla. Esas cosas están alejadas y son distintas de practicar la verdad. Después de creer en Dios durante varios años, muchas personas descubren que son los típicos contribuyentes de mano de obra. Se preguntan cómo es que se convirtieron en mano de obra, pero no encuentran la respuesta por más que reflexionan sobre ello. Cuando las personas acaban de empezar a creer en Dios, no aspiran a ser contribuyentes de mano de obra. Aspiran a ser buenos creyentes, a llegar a comprender la verdad y, en última instancia, a salvarse y entrar en el reino de los cielos, o al menos a poder sobrevivir. También piensan que, como creyentes, deben temer a Dios y evitar el mal, y someterse a Él. ¿Cómo se convierten en mano de obra sin darse cuenta? Esto se debe a que nunca eres capaz de practicar la verdad o entrar en la realidad-verdad en tu deber ni en los ambientes que Dios ha dispuesto para ti; siempre te esfuerzas en lugar de cumplir tu deber. Esa es la razón. Así que, después de haber cumplido tu deber durante un tiempo, te calmas y piensas: “¿Qué he ganado durante este tiempo? Una vez, cuando salí, estuve a punto de correr peligro, pero Dios me protegió”. ¿Acaso saber que Dios te ha protegido significa que lo conozcas? Esas cosas no pueden inspirarte a aumentar tu fe en Dios, ni permitirte tener una verdadera comprensión de tu propio carácter corrupto y esencia-naturaleza. Al pensar en cómo has cumplido tu deber durante este tiempo, pregúntate: ¿has realizado algún progreso en tu entrada en la vida? Si has puesto en práctica la verdad en el cumplimiento de tu deber y has actuado de acuerdo con los principios, sin duda habrás progresado. Si dices: “En cuanto al lado positivo de las cosas, la verdad de conocer a Dios es profunda; en realidad aún no la he entendido ni he aprendido mucho de ella. Sin embargo, en lo que se refiere al lado negativo de las cosas, sé que las actitudes corruptas más difíciles de identificar son el carácter corrupto de la gente que Dios pone al descubierto: su esencia que es hostil a Dios y se resiste a Él, su naturaleza perversa y su falsedad, así como el carácter corrupto oculto en lo más profundo del corazón de las personas que Dios ha dejado en evidencia. Antes no podía vincular eso a mí mismo, pero ahora me he dado cuenta y he encontrado la relación, y mi corazón lo ha percibido en cierta manera”. Eso es progresar. Tienes esos sentimientos, y cuando te tranquilices y trates de pensar en ello detenidamente, te darás cuenta de que tu experiencia de creer en Dios durante varios años es demasiado superficial, y verás que te faltan demasiadas cosas. Tienes cierta comprensión de la verdad de tu propia corrupción, pero acabas de empezar a arrepentirte. Pecas menos y muestras pequeños cambios en tu conducta, pero sigue distando mucho de un cambio en tu carácter-vida. Cuando tengas unos cuantos años más de experiencia, poseas un entendimiento más profundo de tu carácter corrupto y sufras algunos cambios en tu carácter-vida, finalmente sentirás que has obtenido la gran salvación de Dios y dirás: “Las palabras de Dios que desenmascaran al hombre son verdaderas, y yo digo amén a las palabras de Dios. Sus palabras son la verdad y son muy ciertas”. Cuando la gente no se conoce a sí misma, dicen: “Otros podrían traicionar a Dios, pero yo nunca lo haré. Otros podrían renunciar a Dios, pero yo nunca lo haré”. ¿Acaso no son palabras vacías? Al quedar en evidencia por los hechos, las personas pueden sentir que son demasiado poco fiables, que necesitan que Dios las cuide y las proteja, que en realidad no pueden abandonar el resguardo de Dios, que solo a través de Su gracia y Su misericordia ha podido la gente llegar hasta hoy, y que no tienen nada de lo que jactarse. Si tienes ese sentimiento, es porque lo has experimentado y no porque te lo hayan inculcado otros. Proviene de lo que has vivido y experimentado personalmente. Esas cosas son muy prácticas y profundas; mucho más prácticas que las grandes palabras vacías que la gente dice tan a menudo. Cuando tengas ese tipo de experiencia y albergues ese sentimiento en tu corazón, este tendrá sed de Dios, de Sus palabras y de la verdad. Te sentirás inspirado a valorar las palabras de Dios, a practicarlas y experimentarlas, y te hallarás un paso más cerca de Dios en tu relación con Él. Eso es prueba de que ya estás en el camino correcto de la fe en Dios y que has comenzado a entrar en la realidad-verdad. A los que solo predican palabras y doctrinas y teorías vacías se les aparta cada vez más lejos, de manera que se van quedando más aislados y avergonzados en la casa de Dios. Deben reflexionar sobre sí mismos, y ya es hora de que despierten.

¿Cuáles son los criterios para medir si alguien tiene la realidad-verdad o para ver si alguien está practicando la verdad? Cuando algo les sucede, debes fijarte en la actitud que adoptan hacia Dios, si pueden buscar la verdad, si tienen un verdadero conocimiento de ellos mismos y si pueden temer a Dios y evitar el mal. A través de una perspectiva clara de esas cosas, puedes determinar si están practicando la verdad o poseen la realidad-verdad. Si alguien siempre predica palabras y doctrinas y pronuncia palabras altisonantes cuando le suceden cosas, está claro que no posee la realidad-verdad. Cuando le ocurren cosas a alguien que no posee la realidad-verdad, ¿puede poner la verdad en práctica? No hay forma posible de que lo haga. Puede que diga: “Acaba de pasar esto. Me someto a Dios”. ¿Por qué te quieres someter a Dios? El principio es correcto, pero puede que estés actuando según tus propios sentimientos, con un método que has sopesado y decidido por tu cuenta. Hablas de someterte a Dios, pero en tu corazón siempre dudas de todo lo que Él hace. No entiendes por qué actúa de la manera en que lo hace, si bien sigues diciéndote que debes someterte a Él, cuando de hecho no tienes intención de hacerlo. Desde fuera solo parece que no te resistes, que no te quejas y que haces lo que te mandan. Parece que te has sometido, pero ese tipo de sumisión no es más que palabrería, una mera adhesión a los preceptos. No estás practicando la sumisión. Debes encontrar y diseccionar el carácter corrupto que te impide someterte y compararlo con las palabras de Dios. Si llegas a conocer verdaderamente tu carácter corrupto, si puedes entender de verdad a Dios y saber por qué actúa de la manera en que lo hace, si puedes comprender esto completamente, podrás someterte a Dios. Dirás: “Por grande que sea la dificultad, por débil o triste que me sienta, no seré negativo y me someteré a Dios, porque sé que lo que Dios hace es bueno, que todo lo que hace es correcto. Él no haría nada malo”. Cuando lo consigas, tu problema se habrá resuelto por completo. Algunas personas no buscan la verdad ni resuelven los problemas de esta manera. Se limitan a predicar palabras y doctrinas, y parece que lo entienden todo, pero cuando les sobreviene una dificultad real, no pueden poner en práctica la verdad, aunque les gustaría hacerlo. Las quejas y los malentendidos persisten en su corazón, pero no buscan la verdad para resolver el problema. Esas quejas y malentendidos están ocultos en el interior de las personas. Son, de hecho, un cáncer, y estallarán en el entorno adecuado. Antes de que eso ocurra, las personas son incapaces de sentirlos y creen que comprenden toda la verdad y que no se enfrentan a ninguna dificultad. Pero cuando más tarde les ocurre algo, son incapaces de poner en práctica la verdad. Eso demuestra que no tienes verdadera fe en Dios y que en realidad no entiendes la verdad. ¿Qué significa eso? Significa que puedes predicar unas cuantas palabras y doctrinas y limitarte a adherirte a algunos preceptos. Aunque a veces puedas someterte, se trata de una sumisión que consiste en acatar los preceptos y es muy limitada. Si te ocurre algo que no encaje con tus nociones, serás incapaz de someterte. Eso demuestra que no eres una persona que pueda someterse verdaderamente a Dios y que tu carácter corrupto no se ha resuelto ni ha cambiado. Debes conocer tu carácter corrupto a la luz de las cosas que te suceden, y debes conocer, comprender y ser considerado con todo lo que hace Dios. Después de eso, debes alcanzar la sumisión verdadera y voluntaria, y no importa lo que te suceda, o hasta qué punto no encaje con tus nociones, debes ser capaz de someterte. Ese es el nivel que hay que alcanzar para ser alguien que realmente se somete a Dios y ha cambiado.

La mayoría de las personas que llevan años creyendo en Dios no saben qué es someterse a Él. Solo saben pronunciar palabras y doctrinas, desconocen qué es practicar la verdad o cómo hacerlo para llegar a someterse a Dios. ¿A qué se debe? Algunas personas siempre se someten a Dios según sus propias nociones y figuraciones, y cuando lo que dice Dios no se ajusta a sus nociones, no pueden obligarse a sí mismas a someterse. Entonces surgen en ellas nociones y malentendidos respecto a Dios, y no buscan la verdad. Si en realidad fueran personas que se someten a Dios, serían capaces de hacerlo independientemente de que las palabras de Dios concordaran o no con las nociones humanas, porque la sumisión del hombre a Dios es perfectamente natural y está justificada. Si uno practica de esa manera, se está sometiendo a Dios, y si llega a entender la verdad mediante esa práctica, entonces posee la realidad de la sumisión a Dios. Cuando la mayoría de la gente trata de practicar la verdad, solo practican la doctrina literal de las palabras de Dios, y piensan que están practicando la verdad. Lo cierto es que hacer eso dista de practicar la verdad. Han de existir principios para la práctica de la verdad. Si alguien no puede encontrar los principios de práctica, estará solo siguiendo los preceptos, y esa práctica carecerá del aspecto necesario de actuar de acuerdo con los principios. Muchas personas solo se aferran a los preceptos de las palabras y doctrinas, y no tienen principios para su práctica. Eso no está a la altura de los estándares para la práctica de la verdad. Todo el mundo en la religión actúa según sus propias nociones y figuraciones y cree que está practicando la verdad. Pueden predicar sobre el amor, por ejemplo, o sobre la humildad, pero lo único que hacen es repetir como loros palabras que suenan bien. Su práctica carece de principios y no pueden comprender las cosas más fundamentales. ¿Cómo se puede entrar en la realidad-verdad si se practica así? La verdad es la palabra de Dios; la realidad la vive el hombre. Cuando alguien puede practicar la verdad y vivir las palabras de Dios, posee la realidad-verdad. A través de la práctica y la experiencia de las palabras de Dios, las personas obtienen el esclarecimiento del Espíritu Santo y el verdadero conocimiento de las palabras de Dios. Solo entonces comprenden la verdad. Las personas que realmente comprenden la verdad son capaces de determinar los principios de práctica. Cuando hayas captado los principios de práctica, tu discurso y tus acciones tendrán principios, y el cumplimiento de tu deber estará en consonancia con los principios-verdad. Eso es practicar la verdad; eso es poseer la realidad-verdad. Hasta que no vivas la realidad-verdad, no estarás practicando la verdad, y tampoco la estarás practicando si no vives la realidad-verdad. Practicar la verdad no consiste simplemente en adherirse a los preceptos, como la gente se imagina, y uno no debe practicar de cualquier manera en que le gustaría hacerlo. Dios se fija en si realmente entiendes la verdad en el transcurso de la práctica y la experiencia de Sus palabras, y en si tus palabras y acciones tienen los principios-verdad. Si entiendes la verdad y puedes ponerla en práctica, tendrás entrada en la vida. Cualquier experiencia y conocimiento que poseas de las palabras de Dios, cualquier apreciación que tengas, todo eso está directamente relacionado con tu entrada en la vida. Si has experimentado muchas cosas, fallado muchas veces, aprendido lecciones reales y tenido experiencias prácticas, es posible que sientas que posees la realidad-verdad. ¿Es eso correcto? No lo es. ¿Es fiable esa sensación? Tampoco es fiable. Las personas que poseen la realidad-verdad pueden someterse a Dios y dar testimonio de Él, y es muy edificante para otros escuchar semejante testimonio. Solo de esas personas se puede decir que poseen la realidad-verdad. Solo una persona que puede obtener el reconocimiento y la aprobación de aquellos que entienden la verdad posee la realidad-verdad. Que tengas o no la realidad-verdad depende fundamentalmente de que puedas comprender la verdad y llegar a conocer a Dios en tu práctica y experiencia de Sus palabras. Si tu práctica y experiencia no están relacionadas con las palabras de Dios ni con la verdad, entonces no tienes una verdadera experiencia de vida. Eso también prueba que tu relación con Dios es anormal. ¿Por qué digo que tu relación con Dios es anormal? Porque no tienes práctica ni experiencia de Sus palabras, y no has alcanzado un entendimiento de la verdad. Eso demuestra que no eres una persona que experimenta la obra de Dios, y mucho menos alguien que se somete a Él. Solo si llevas creyendo en Dios muchos años, has pasado por muchas pruebas y tribulaciones, tu fe y amor por Dios han crecido, y te has mantenido firme en tu testimonio, se demostrará que tienes verdadera fe en Dios. Dicha verdadera fe se debe demostrar manteniéndote firme en tu testimonio; que seas capaz o no de hacerlo resulta fundamental. Esta verificación determina si estás practicando la verdad o no, y revela si tienes o no verdadera fe. Por ejemplo, ¿cuál sería tu actitud si Dios dispone una situación y ves que tiene la intención de quitarte a la persona que más amas y por la que más te preocupas, o las cosas que más aprecias? No se trata simplemente de decir: “Oh, Dios, todo lo que Tú haces es bueno. Te doy gracias y te alabo”, y que con eso ya puedas superar la prueba. Cuando veas a la persona que más amas exhalar su último aliento, tu corazón se sumirá en la agonía y la turbación, y dirás: “No puedo vivir si esa persona muere. Moriré con ella porque no puedo estar sin ella. Si muere, dejaré de creer en Dios”. En ese caso, no posees la realidad-verdad y has sido revelado por completo. ¿Es auténtica tu fe? Tu ser querido ha muerto y ya no puedes vivir; ni siquiera quieres a Dios. Tu ser querido ha muerto y ni siquiera te sometes a Dios. Eso prueba que lo que amas y a lo que te sometes es al hombre. ¿Acaso no has sido revelado a través de ese hecho? En el fondo no eres alguien que se somete a Dios, y mucho menos que lo ama. Tus charlas normales con otros deben estar llenas de palabras vacías y doctrina, no de palabras prácticas y sinceras. Que las doctrinas de las que hablas y las consignas que proclamas provengan o no de tu fe y sean o no tu verdadero entendimiento, se revelará cuando seas sometido a prueba. Resulta que eres un falso creyente, un impostor y un incrédulo. Solo crees en Dios de palabra; Sus palabras no han arraigado en tu corazón. La forma más espantosa de creer en Dios es cuando una persona entiende todas las doctrinas, pero no tiene ni la más mínima fe auténtica en Dios. ¿Cómo se puede verificar la auténtica fe? En primer lugar, viendo si alguien es capaz de aceptar la verdad y ponerla en práctica cuando le suceden cosas. Si nunca ha aceptado la verdad ni la ha puesto en práctica, entonces en realidad ya ha sido revelado, y no hay necesidad de esperar a ninguna prueba para revelarlo. Cuando a alguien le suceden cosas en la vida cotidiana, se puede observar claramente si posee la realidad-verdad. Hay muchas personas que no suelen perseguir la verdad ni ponerla en práctica cuando les ocurren cosas. ¿Necesitan las personas así esperar a alguna prueba para ser reveladas? En absoluto. Después de un tiempo, si nada cambia en ellas, significa que ya han sido reveladas. Si se les poda, pero siguen sin aceptar la verdad y permanecen firmes sin arrepentirse, habrán sido reveladas todavía más y deberán ser echadas y descartadas. Aquellos que no suelen centrarse en aceptar la verdad o en ponerla en práctica son todos unos incrédulos, y no se les debe confiar ningún trabajo ni ninguna responsabilidad. ¿Puede mantenerse firme alguien que no posee la verdad? ¿Es importante poner en práctica la verdad? Basta con fijarse en esas personas que nunca han practicado la verdad: no tardarán muchos años en ser todas reveladas. No tienen testimonio vivencial alguno. ¡Qué miserables y lamentables son, y qué avergonzadas deben sentirse!

¿Cómo surge en alguien la auténtica fe en Dios? Proviene de la experiencia. ¿Cómo surge de la experiencia? Si eres capaz de buscar y reflexionar sobre las intenciones de Dios en todas las personas, acontecimientos y cosas con las que te encuentres, y comprender a Dios a través de esto, entonces, tras mucha experiencia, poco a poco llegarás a una comprensión real de Dios; no a una comprensión verbal, sino a un conocimiento en tu profundo interior. El Dios en el que cree tu corazón y al que tu boca reconoce vive en tu corazón, y nadie puede sacarlo de allí. Igual que Job, que cuando se le puso a prueba, sus amigos dijeron: “Has pecado y ofendido a Dios. ¡Rápido, pídele a Jehová Dios que te perdone!”. Job no pensaba igual, ¿pero por qué? Se debe a que, tras décadas de vida, su comprensión de Dios no se basaba en su experiencia. Él no decía: “Dios bendice y es misericordioso con el hombre, y nunca le quita”. Lo que experimentó fue que Dios da al hombre, pero también le quita. Cuando le da cosas al hombre, a veces al mismo tiempo también lo reprende, disciplina y castiga. Lo que Dios le hace a la gente no está dictado por la mente, el pensamiento o la imaginación de los humanos. Por tanto, las décadas de experiencias vitales de Job lo llevaron a la conclusión de que “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* Es decir, todo lo que hace Dios, sin importar si se considera bueno o malo a ojos del hombre, forma parte de Sus instrumentaciones. Aunque sucedan cosas malas, Satanás no se atreve a actuar contra el hombre sin el permiso de Dios. La humanidad está en manos de Dios, y bajo Su soberanía no tienen nada que temer. Aunque cayeras en manos de Satanás, eso seguiría estando bajo la soberanía de Dios, y Satanás no se atrevería a tocarte sin Su permiso. Job tenía ese nivel de comprensión y por eso no se quejaba, hiciera lo que hiciera Dios. Entendía claramente que solo Jehová Dios es el verdadero Dios que tiene soberanía sobre todo, y que todos esos ángeles, espíritus malignos y demonios no son Dios. ¿Quién tiene soberanía sobre todo? ¿Quién tiene soberanía sobre la humanidad y sobre todo lo que existe? Dios. Dicho con una expresión común: Dios es el más grande. La familia de una persona, su grado de riqueza, el hecho de que pase o no sus días con comodidad o con dolor, y su esperanza de vida, todo ello está en manos de Dios. Job gozó de una profunda experiencia a este respecto, y no solo una o dos veces en su vida. Cada vez que sucedía algo, si era capaz de comprender que lo ocurrido formaba parte de la soberanía de Dios, quedaba grabado profundamente en su memoria. Eso le infundía el profundo sentimiento y la sensación de que esas cosas no sucedían por casualidad, ni por voluntad del hombre o de Satanás, sino que eran obra de Dios, y no podía quejarse. ¿De qué se dio cuenta Job cuando pasó por pruebas tan grandes? De que Dios es supremo, Dios es sabio. Siempre podía alabar a Dios, hiciera Él lo que hiciera. Si te suceden cosas así, pero no puedes entenderlas, no juzgues ni impongas tus propias conclusiones. Si no sabes cuál es la buena voluntad de Dios, búscala, espera y sométete. Esa es la mejor manera de practicar, y la mejor senda de práctica; de lo contrario serás humillado y avergonzado. Job tenía un conocimiento vivencial muy profundo de esas cosas. Si siempre malinterpretas a Dios, no serás capaz de obtener la verdad y perderás las bendiciones de Dios. Aunque sufras muchas dificultades, no ganarás nada porque tu relación con Dios es anormal. No tratas a Dios como tal, no entiendes Su obra y no te sometes sinceramente a Él. Debido a esto, no podrás alcanzar el verdadero conocimiento de Dios. Dios habla y obra, y no importa qué clase de arduos esfuerzos haga por ti, ni qué tipo de entorno cree para ti, todo ello es, en última instancia, para que puedas conocer a Dios. Una vez que lo conozcas, tu relación con Él será más estrecha y normal. Dios no actúa sin razón, y mucho menos juega con alguien por aburrimiento, y es normal que las personas no entiendan cómo Él obra. No obstante, deben buscar la verdad y, como mínimo, no encasillar a Dios; eso es lo que significa ser una persona razonable. Como dijo Pedro, no importa si Dios trata a las personas como juguetes, y no importa de qué manera las trate, Él siempre está en lo correcto. “Si Dios me tratara como a un juguete, ¿cómo no iba a estar listo y dispuesto?”. ¿Qué llevó a Pedro a decir estas palabras? (La experiencia de Pedro le llevó a decir tales palabras. Se dio cuenta de que, haga lo que haga Dios, Sus intenciones son siempre buenas). A veces no percibirás las intenciones de Dios, entonces, ¿qué debes hacer? Debes esperar, buscarlas y tratar de reconocerlas. Aunque Job y Pedro vivieron en épocas diferentes, tenían trasfondos distintos, experimentaron cosas dispares y hablaron con palabras desiguales, sus sendas y maneras de practicar eran las mismas, así como también lo era su actitud hacia Dios cuando sucedían cosas. Simplemente utilizaban un lenguaje diferente para expresar esa idea. Pero ¿qué entiende la gente con esto? Que debes practicar la sumisión, mientras buscas y esperas ver qué es aquello que Dios desea. No te inquietes. Lo correcto es simplemente tener primero esa actitud. Si te inquietas demasiado cuando suceden cosas y no sabes buscar la verdad, sino que sigues quejándote de Dios, entonces surgirán problemas. Algunas personas dicen: “¡Es que no lo entiendo! ¿Por qué nos trata así Dios? No puedo someterme si se nos trata como a diablos y satanases. ¡Es irracional e injustificable!”. ¿Sigues mereciendo la guía de Dios cuando tu mente, tus nociones, tus figuraciones, tu rebeldía y tu desobediencia humanas están desatadas? La sumisión no es tan simple como decir que te sometes, o predicar doctrina, o expresar un poco de determinación y tener cierto autocontrol. No es así de simple. Si te sometes a Dios, tu recompensa final es tener conocimiento de Él, entender los ambientes que Él dispone para ti y poseer conocimiento vivencial real. Es decir, comprenderás el corazón de Dios y Su sincera intención, y que está decepcionado porque no se han hecho realidad las expectativas que tenía hacia ti. Dios no quiere verte vivir en actitudes corruptas, sino que quiere que escapes de estas. Así que debe usar métodos como juzgarte y castigarte, podarte, reprocharte y disciplinarte, tanto que parece que esté siendo insensible hacia tus sentimientos, como si te estuviera condenando y castigando, o jugando contigo. ¿Qué debes hacer entonces? Será suficiente con que puedas desentrañar la sincera intención de Dios, incluso cuando actúe de esa manera; te someterás de verdad. Mientras se le estaba poniendo a prueba, Job dijo: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”.* ¿Cuál era su entendimiento de la cuestión? “Todo lo que tengo me lo ha dado Jehová Dios, y puede quitármelo si lo desea, porque Él es Dios y Él tiene ese poder. No tengo derecho a negarme, porque todo lo que tengo proviene de Él”. Eso es lo que Job comprendió y experimentó. ¿Cuál era su determinación en ese momento? “Debo entender a Dios, hacer cosas razonables y ser una persona razonable. Dios me ha dado todo esto, y Él me lo puede quitar en cualquier momento. No puedo tratar de razonar con Dios respecto a eso; hacer tal cosa sería rebelarme contra Él. Rechazar los actos de Dios heriría Su corazón, y yo no sería una verdadera buena persona ni un auténtico ser creado si lo hiciera”. Así era como practicaba siempre, ¿y qué resultados le aportó esta práctica? De hecho, el auténtico resultado no fue que se hiciera más rico o tuviera más ganado y ovejas, o más preciosos hijos que antes. Esas son solo cosas concedidas por la gracia de Dios. Mediante esa experiencia, lo que Dios le concedió en realidad fue un mejor entendimiento de Él, sumisión, una relación más estrecha con Él y una mayor proximidad a Su corazón. Job fue capaz de entender cualquier cosa que hiciera Dios, y dejó de decir palabras absurdas o presuntuosas, así como otras que hirieran el corazón de Dios. ¿No es eso lo que significa liberarte de tu carácter corrupto? Satanás ya no puede controlarte, ya no estás bajo su control, sino bajo el de Dios. Puedes someterte haga lo que haga Dios, y le perteneces a Él. Ese era el estado en el que se hallaba Job en aquel momento, y la actitud que tenía. Además, dado que actuó de ese modo y entró en esa realidad, al final Dios se apareció ante él. ¿Permitió la aparición de Dios, fuera cual fuera Su forma, aumentar su comprensión de Dios? (Sí). En efecto, desde luego permitió aumentar su comprensión. De oír hablar de Dios en leyendas, a confirmar Su existencia, a verlo. ¿Cuál de esas cosas diríais que es la mayor bendición para la humanidad, comparada con la gracia que Dios concede? (Ver a Dios es la mayor bendición). Sin duda. Cuando las personas creen en Dios pero no comprenden la verdad, siempre piden que Dios las proteja, les conceda su gracia, las eleve por encima de los demás y bendiga a toda su familia con seguridad y felicidad. Piden poder predicar dondequiera que vayan y que los demás las envidien y admiren. Eso es lo que la gente quiere, pero no son conscientes de la mayor bendición que Dios quiere otorgar. Solo piden gozar de gracia material externa, pero todas sus peticiones no hacen más que alejarlos del corazón de Dios. Pierden la mayor fortuna de todas, y pierden la bendición de Dios. Si no puedes obtener el conocimiento de Dios y tampoco la verdad, ¿eres capaz de vivir en Su presencia? ¿Puedes realmente someterte a todos los arreglos de Dios? Eso es absolutamente imposible.

El proceso de poner la verdad en práctica y entrar en la realidad-verdad es efectivamente un proceso de entenderte a ti mismo y desechar tu carácter corrupto. Es además un proceso de interactuar con Dios cara a cara y llegar a conocerlo. Dices que pones la verdad en práctica, pero ¿cómo es que no conoces a Dios? ¿Cómo es que tu relación con Él no se ha estrechado? Dices que oras y le abres tu corazón todos los días, entonces, ¿te sientes más cerca de Él en esta etapa temporal? ¿Sientes que tu fe en Dios se ha incrementado? Durante este tiempo, ¿piensas que has adquirido una mayor comprensión de Dios, que tienes menos quejas de Él y que le malinterpretas y te rebelas menos contra Él? Si no ves nada de eso en ti y estás igual que antes, es que no has puesto la verdad en práctica y has perdido el tiempo simplemente esforzándote. Nadie te obliga a ser mano de obra ni a esforzarte, y del mismo modo nadie te impide poner en práctica la verdad. Es tu propia elección, y caminas por la senda de ser mano de obra. Si la gente no pone en práctica ni persigue la verdad, no pueden evitar más que convertirse en contribuyentes de mano de obra. A la gente le resulta muy difícil poner en práctica la verdad. No saben cómo someterse a Dios y siempre se contentan con simplemente esforzarse y ser mano de obra. Cuando finalmente logran entender algunas de las doctrinas, no saben cómo poner la verdad en práctica. En lugar de eso, se limitan de nuevo a ser mano de obra, pero ni siquiera se dan cuenta de ello. Por tanto, debes dedicar periódicamente algún tiempo a reflexionar, examinarte y hablar con tus hermanos y hermanas sobre lo que has ganado durante ese tiempo. Dices: “Todavía albergo numerosos malentendidos sobre Dios y aún no he resuelto muchos de ellos”. Otra persona dice: “Siento que he adquirido algo de comprensión del corazón de Dios en estos días. Es bueno que Dios permita que la humanidad sufra. Antes temía el sufrimiento y quería esconderme o huir cuando me topaba con él. Ahora pienso que las personas solo pueden calmarse ante Dios e impedir que su atención se desvíe hacia asuntos externos después de haber sufrido un poco. El sufrimiento es bueno, por eso Dios siempre crea entornos difíciles para probar y refinar a las personas. Me parece que comprendo y percibo en parte el propósito y la sincera intención de Dios. ¡Todo lo que Dios hace es bueno!”. Así es como debes compartir. Cosecharás beneficios por medio de la charla. Cuando unos pocos se reúnen en su tiempo libre para chismear, juzgar o decir otras cosas susceptibles de causar discusiones, puede parecer que estén hablando acerca de su fe en Dios o de experiencias de vida, pero si no tienen el corazón en paz, deberán practicar sobre cómo buscar y esforzarse por la verdad, y sobre cómo cumplir con los requisitos de Dios. Si siempre persigues la verdad de esa manera, el Espíritu Santo obrará en ti y te esclarecerá. Considera las verdades que te faltan como una carga para perseguir, practicar y experimentar la verdad, y para esforzarte por ella. ¿Cómo debes poner esto en práctica? Debes buscar y pedir orientación a alguien que entienda la verdad sobre las cosas que tú no entiendes o no puedes captar. Si practicas así todo el tiempo, podrás comprender más de la verdad y ganar mucho. La mayoría de las veces no sabéis cómo hablar sobre la verdad, solo os centráis en discutir sobre el trabajo, o siempre habláis de métodos y no de principios. Esto es una desviación, pues en realidad deberíais hablar sobre asuntos relacionados con los principios-verdad cuando habláis de trabajo; eso beneficiará a vuestra propia entrada en la vida. Una vez que hayáis hablado claramente sobre asuntos relacionados con los principios-verdad, tendréis una senda de entrada en la vida. Esto resulta beneficioso para hacer vuestro trabajo y cumplir con vuestro deber, así como para vuestra propia entrada en la vida. ¿No es eso lo mejor de ambos mundos? Para obtener resultados y lograr la entrada en la vida, debéis hablar de manera pura y abierta sobre vuestra experiencia de creer en Dios. Estar siempre chismorreando o juzgando no beneficia en nada a la entrada en la vida, y hace que uno pierda su oportunidad de salvación a través de la fe en Dios. La fe en Dios implica que siempre hay que centrarse en poner en práctica la verdad. Cuanto más la pongáis en práctica, mayores serán vuestras posibilidades de salvación. Si entendéis demasiado poco de la verdad, debéis buscarla aún más. Solo si comprendéis la verdad y la ponéis en práctica, podréis experimentar un auténtico cambio y alcanzar una mayor y más segura esperanza de salvación.

16 de julio de 2017

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