Ⅰ

Las personas no saben cómo mostrar consideración con las intenciones de Dios,

no pueden ver Sus acciones

ni pueden moverse dentro de la luz y que esta brille sobre ellas.

Aunque el hombre alguna vez valoró las palabras de Dios,

es incapaz de desentrañar los ardides engañosos de Satanás;

como la estatura del hombre es demasiado pequeña,

es incapaz de hacer lo que su corazón desea.

El hombre nunca ha amado a Dios sinceramente.

Cuando Él lo exalta, se siente indigno, pero esto no hace que intente satisfacerlo.

Simplemente mantiene en sus manos la “posición” que Dios le ha dado y la escruta;

insensible a Su belleza,

persiste, en cambio, en llenarse con los beneficios de su posición.

¿Acaso no es esta la deficiencia del hombre?

Ⅱ

Cuando las montañas se mueven,

¿acaso podrían desviarse por causa de tu posición?

Cuando las aguas fluyen, ¿podrían detenerse ante la posición del hombre?

¿Podría esta posición revertir los cielos y la tierra?

Dios una vez fue misericordioso hacia el hombre, una y otra vez,

pero nadie aprecia o valora esto.

Simplemente lo escucharon como una historia o lo leyeron como una novela.

¿Acaso en verdad Sus palabras no tocan el corazón del hombre?

¿En verdad no tienen ninguna repercusión Sus declaraciones?

¿Podría ser que nadie cree en Su existencia?

El hombre no se ama a sí mismo;

en cambio, se une a Satanás para atacar a Dios

y lo usa como un “activo” para servir a Dios.

Él penetrará en todos los ardides engañosos de Satanás

y evitará que las personas de la tierra sean desorientadas por este,

de forma que no se opongan a Dios debido a su existencia.

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 22