La obra del Espíritu Santo y la obra de Satanás

¿Cómo llega a comprender una persona los detalles del espíritu? ¿Cómo obra el Espíritu Santo en el hombre? ¿Cómo obra Satanás en el hombre? ¿Cómo obran los malos espíritus en el hombre? ¿Cuáles son las manifestaciones? Cuando algo te pasa, ¿viene del Espíritu Santo y debes someterte a Él o rechazarlo? En la práctica real de las personas surgen muchas cosas que proceden de la voluntad humana que las personas invariablemente creen que provienen del Espíritu Santo. Algunas cosas vienen de los espíritus malignos, pero la gente sigue pensando que han venido del Espíritu Santo, y, algunas veces, el Espíritu Santo guía a las personas desde dentro, pero estas temen que tal guía venga de Satanás y, así, no se atreven a someterse, cuando, en realidad, esa guía es el esclarecimiento del Espíritu Santo. Así pues, a menos que una persona practique la diferenciación, no hay forma de experimentar en la propia experiencia práctica; sin diferenciación, no hay forma de obtener la vida. ¿Cómo obra el Espíritu Santo? ¿Cómo obran los malos espíritus? ¿Qué proviene de la voluntad del hombre? ¿Y qué nace de la guía y el esclarecimiento del Espíritu Santo? Si comprendes los patrones de la obra del Espíritu Santo dentro del hombre, entonces, en tu vida diaria y durante tus experiencias prácticas, podrás aumentar tu conocimiento y hacer distinciones; llegarás a conocer a Dios, podrás entender y distinguir a Satanás, no te confundirás en tu sumisión ni en tu búsqueda y serás alguien cuyos pensamientos son claros, que se somete a la obra del Espíritu Santo.

La obra del Espíritu Santo es una guía proactiva y un esclarecimiento positivo, es no permitirles a las personas ser negativas, trayéndoles consuelo, dándoles fe y resolución y permitiéndoles buscar que Dios las perfeccione. Cuando el Espíritu Santo obra, las personas pueden entrar de un modo activo; no son pasivas ni son forzadas, sino que actúan por iniciativa propia. Cuando el Espíritu Santo obra, las personas están contentas y dispuestas, están dispuestas a someterse y son felices de humillarse. Aunque sufran y sean frágiles por dentro, tienen la determinación de cooperar; sufren voluntariamente, pueden someterse y la voluntad humana no las contamina, son sin mancha del pensamiento del hombre y ciertamente son sin mancha de los deseos y motivaciones del hombre. Cuando las personas experimentan la obra del Espíritu Santo son especialmente santas por dentro. Aquellos que poseen la obra del Espíritu Santo viven el amor a Dios y el amor a sus hermanos y hermanas; se deleitan en las cosas que deleitan a Dios y aborrecen las cosas que Dios aborrece. Las personas a las que toca la obra del Espíritu Santo son las que tienen una humanidad normal y constantemente persiguen la verdad y poseen humanidad. Cuando el Espíritu Santo obra dentro de las personas, su condición se vuelve cada vez mejor y su humanidad se vuelve más y más normal y, aunque algo de su cooperación pueda ser imprudente, sus motivos son correctos, su entrada es positiva, no tratan de provocar perturbaciones y no hay malevolencia en ellas. La obra del Espíritu Santo es normal y práctica, el Espíritu Santo obra en el hombre de acuerdo con las reglas de la vida normal del hombre y Él lleva a cabo el esclarecimiento y la guía dentro de las personas de acuerdo con la búsqueda real de las personas normales. Cuando el Espíritu Santo obra en las personas, Él las guía y las esclarece de acuerdo con las necesidades de las personas normales. Él las provee de acuerdo con sus necesidades y las guía y esclarece de manera positiva según lo que carecen y según sus deficiencias. La obra del Espíritu Santo sirve para esclarecer y guiar a las personas en la vida real; solo si experimentan las palabras de Dios en sus vidas reales pueden ver la obra del Espíritu Santo. Si en sus vidas diarias las personas están en un estado positivo y tienen una vida espiritual normal, entonces poseen la obra del Espíritu Santo. En tal estado, cuando comen y beben las palabras de Dios, tienen fe; cuando oran, son inspiradas; cuando se topan con algo, no son negativas, y, a medida que las cosas suceden, dentro de esas cosas pueden ver las lecciones que Dios les exige que aprendan. No son negativas ni débiles y, aunque tengan dificultades reales, están dispuestas a someterse a todos los arreglos de Dios.

¿Qué efectos logra la obra del Espíritu Santo? Puedes ser necio y puedes carecer de discernimiento, pero cuando el Espíritu Santo obre habrá fe en ti, y siempre sentirás que no puedes amar lo suficiente a Dios. Estarás dispuesto a cooperar, sin importar qué tan grandes sean las dificultades venideras. Te pasarán cosas y no te quedará claro si vienen de Dios o de Satanás, pero podrás esperar y no serás ni negativo ni negligente. Esta es la obra normal del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo obra dentro de ti, sigues topándote con dificultades reales; algunas veces se te llenarán los ojos de lágrimas y, otras, habrá cosas que eres incapaz de vencer, pero todo esto no es más que una etapa de la obra ordinaria del Espíritu Santo. Aunque no venciste esas dificultades y aunque en aquel momento fuiste débil y estabas lleno de quejas, posteriormente seguiste siendo capaz de amar a Dios con fe absoluta. Tu negatividad no puede impedirte tener experiencias normales y, sin importar lo que las demás personas digan y cómo te ataquen, sigues pudiendo amar a Dios. Durante la oración, siempre sientes que en el pasado estuviste muy en deuda con Dios y tomas la decisión de satisfacer a Dios y rebelarte comtra la carne cuandoquiera que te encuentras nuevamente con tales cosas. Esta fortaleza muestra que la obra del Espíritu Santo está dentro de ti. Este es el estado normal de la obra del Espíritu Santo.

¿Cuál es la obra que proviene de Satanás? En la obra que proviene de Satanás, las visiones dentro de las personas son vagas; las personas no tienen una humanidad normal, los motivos detrás de sus acciones están equivocados y, aunque desean amar a Dios, siempre hay acusaciones en su interior y estas acusaciones y pensamientos provocan una perturbación constante en su interior, restringiendo el crecimiento de su vida e impidiéndoles ir delante de Dios en la condición normal. Es decir, tan pronto como la obra de Satanás está dentro de las personas, su corazón ya no puede estar en paz delante de Dios. Tales personas no saben qué hacer consigo mismas: cuando ven que las personas se reúnen, quieren huir y no pueden cerrar los ojos cuando otros oran. La obra de los malos espíritus arruina la relación normal entre el hombre y Dios y trastorna las visiones anteriores de las personas o su antigua senda de entrada en la vida; en su corazón nunca se pueden acercar a Dios, y siempre pasan cosas que les causan perturbaciones y las constriñen. Su corazón no puede encontrar la paz y se quedan sin fuerza para amar a Dios y su espíritu se hunde. Tales son las manifestaciones de la obra de Satanás. Las manifestaciones de la obra de Satanás son: que no puedas mantenerte firme y dar testimonio, lo que hace que te conviertas en alguien que está en falta delante de Dios y que no tiene lealtad hacia Él. Cuando Satanás perturba, pierdes el amor y la lealtad hacia Dios en tu interior, se te despoja de una relación normal con Él, no buscas la verdad ni el mejoramiento de ti mismo, involucionas, te vuelves negativo, te complaces a ti mismo, das rienda suelta a la propagación del pecado y no aborreces el pecado; además, la interferencia de Satanás te vuelve disoluto, hace que el toque de Dios desaparezca dentro de ti y que te quejes de Él y te pongas en Su contra, lo que te lleva a cuestionar a Dios; incluso existe el riesgo de que lo abandones. Todo esto viene de Satanás.

Cuando algo te pasa en tu vida diaria, ¿cómo debes distinguir si viene de la obra del Espíritu Santo o de la obra de Satanás? Cuando las condiciones de las personas son normales, su vida espiritual y su vida en la carne son normales y su razón es normal y ordenada. Puede decirse que, cuando están en esta condición, lo que experimentan y llegan a conocer dentro de sí mismas viene porque el Espíritu Santo las tocó (tener discernimiento o poseer un conocimiento básico cuando comen y beben las palabras de Dios o ser fieles en algunas cosas o tener la fuerza para amar a Dios en algunas cosas: todo esto viene del Espíritu Santo). La obra del Espíritu Santo en el hombre es especialmente normal; el hombre es incapaz de sentirla y parece que viene a través del hombre mismo, aunque, de hecho, es la obra del Espíritu Santo. En la vida diaria, el Espíritu Santo obra en todos tanto en una medida grande como pequeña, y lo único que varía es el alcance de esta obra. Algunas personas son de buen calibre y entienden las cosas con rapidez y el esclarecimiento del Espíritu Santo es especialmente grande en su interior. Mientras tanto, algunas personas son de un calibre pobre y les lleva más tiempo entender las cosas, pero el Espíritu Santo las toca por dentro y ellas, también, pueden alcanzar la fidelidad a Dios; el Espíritu Santo obra en todos los que buscan a Dios. Cuando en la vida diaria las personas no están en contra de Dios o no se rebelan contra Él, no hacen cosas que interrumpen la gestión de Dios y no perturban Su obra, en cada una de ellas el Espíritu de Dios obra en un mayor o menor grado; Él las toca, las esclarece, les da fe, les da fortaleza y las moviliza para que entren proactivamente, sin ser flojas o codiciosas de los placeres de la carne, dispuestas a practicar la verdad y anhelantes de las palabras de Dios. Todo esto es la obra que proviene del Espíritu Santo.

Cuando el estado de las personas no es normal, el Espíritu Santo las abandona; son proclives a quejarse en su mente, sus motivos están equivocados, son flojas, le dan gusto a la carne y sus corazones traicionan la verdad. Todo esto proviene de Satanás. Cuando las condiciones de las personas no son normales, cuando son oscuras por dentro y han perdido su razón normal, el Espíritu Santo las ha abandonado y no pueden sentir a Dios en su interior: ahí es cuando Satanás está obrando dentro de ellas. Si las personas siempre tienen fortaleza en su interior y siempre aman a Dios, entonces, por lo general, cuando les pasan cosas, estas vienen del Espíritu Santo y a quienquiera que se encuentren es el resultado de la instrumentación de Dios. Es decir, cuando te encuentras en una situación normal, cuando te encuentras dentro de la gran obra del Espíritu Santo, es imposible que Satanás te haga titubear. Sobre este fundamento se puede decir que todo proviene del Espíritu Santo y, aunque puedes tener pensamientos incorrectos, puedes rebelarte contra ellos y no seguirlos. Todo esto proviene de la obra del Espíritu Santo. ¿En qué situaciones interfiere Satanás? Es fácil que Satanás obre dentro de ti cuando tus condiciones no son normales, cuando Dios no te ha tocado y no tienes la obra de Dios; cuando estás seco y estéril por dentro, cuando oras a Dios pero no comprendes nada y cuando comes y bebes las palabras de Dios pero no eres esclarecido ni iluminado. En otras palabras, cuando el Espíritu Santo te ha abandonado y no puedes sentir a Dios, entonces te pasan muchas cosas que proceden de la tentación de Satanás. A medida que el Espíritu Santo obra, Satanás obra al mismo tiempo. El Espíritu Santo toca el interior del hombre, mientras, al mismo tiempo, Satanás lo perturba. Sin embargo, la obra del Espíritu Santo toma la delantera y las personas cuyas condiciones son normales pueden triunfar; se trata del triunfo de la obra del Espíritu Santo sobre la obra de Satanás. Mientras obra el Espíritu Santo, todavía existe en la gente un carácter corrupto; sin embargo, durante la obra del Espíritu Santo, a las personas les resulta fácil descubrir y reconocer su rebeldía, motivaciones y adulteraciones. Solo entonces la gente siente remordimientos y adquiere la voluntad de arrepentirse. Como tal, sus actitudes rebeldes y corruptas son gradualmente desechadas dentro de la obra de Dios. La obra del Espíritu Santo es especialmente normal; a medida que Él obra en las personas, ellas siguen teniendo problemas, siguen llorando, siguen sufriendo, siguen siendo débiles y todavía hay muchas cosas que no les quedan claras; sin embargo, en este estado pueden evitar retroceder y pueden amar a Dios, y aunque lloran y están angustiadas, todavía pueden alabar a Dios; la obra del Espíritu Santo es especialmente normal y no es sobrenatural en lo más mínimo. La mayoría de las personas creen que, tan pronto como el Espíritu Santo comienza a obrar, ocurren cambios en el estado de las personas y se eliminan las cosas que son sustanciales para ellas. Tales creencias están distorsionadas. Cuando el Espíritu Santo obra dentro del hombre, las cosas negativas del hombre siguen estando ahí y su estatura permanece igual, pero él obtiene la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo, y, así, su estado se vuelve más positivo, las condiciones en su interior se vuelven normales y él cambia rápidamente. En las experiencias reales de las personas, ellas principalmente experimentan la obra ya sea del Espíritu Santo o de Satanás y si son incapaces de comprender estos estados y no distinguen, entonces entrar en las experiencias reales es algo que está fuera de toda discusión, por no decir nada de los cambios en el carácter. Por lo tanto, la clave para experimentar la obra de Dios es poder comprender tales cosas; de esta manera, a ellas les será más fácil experimentarla.

La obra del Espíritu Santo le permite a la gente hacer un progreso positivo, mientras que la obra de Satanás hace que esta se vuelva negativa y retroceda, que se rebele contra Dios y se resista a Él, pierda la fe en Él y se debilite en el cumplimiento del deber. Todo lo que proviene del esclarecimiento del Espíritu Santo es bastante natural, no se fuerza en ti. Si te sometes a ello, entonces tendrás paz, si no, se te reprenderá después. Con el esclarecimiento del Espíritu Santo, no se perturbará ni se constreñirá nada de lo que hagas; serás liberado, habrá un camino para practicar en tus acciones y no estarás sujeto a ninguna restricción, sino que podrás actuar de acuerdo con las intenciones de Dios. La obra de Satanás te causa perturbación en muchas cosas, hace que no te den ganas de orar, que seas muy flojo para comer y beber las palabras de Dios, que no estés dispuesto a vivir la vida de la iglesia y te aleja de la vida espiritual. La obra del Espíritu Santo no interfiere con tu vida diaria y no interfiere con tu vida espiritual normal. Eres incapaz de discernir muchas cosas en el momento mismo en el que suceden; sin embargo, pasados unos días, tu corazón se ilumina y tu mente se aclara. Llegas a tener cierta percepción de las cosas del espíritu y poco a poco puedes discernir si un pensamiento proviene de Dios o de Satanás. Algunas cosas claramente hacen que te pongas en contra de Dios y que te rebeles contra Dios, o que dejes de poner en práctica Sus palabras; todas estas cosas vienen de Satanás. Algunas cosas no son evidentes y no puedes distinguir qué son en ese momento; posteriormente, puedes ver sus manifestaciones y entonces emplear el discernimiento. Si puedes distinguir claramente qué cosas vienen de Satanás y cuáles son dirigidas por el Espíritu Santo, entonces no te vas a desviar fácilmente en tus experiencias. A veces, cuando tu condición no es buena, tienes ciertos pensamientos que te sacan de tu estado negativo. Esto muestra que, aun cuando tu condición sea desfavorable, algunos de tus pensamientos todavía pueden venir del Espíritu Santo. No es el caso que cuando eres negativo todos tus pensamientos los envía Satanás; si eso fuera cierto, entonces ¿podrías hacer la transición a un estado positivo? Después de haber sido negativo por un tiempo, el Espíritu Santo te da una oportunidad para perfeccionarte; te toca, te saca de tu estado negativo y entras en un estado normal.

Cuando sabes cuál es la obra del Espíritu Santo y cuál la de Satanás, las puedes comparar con tu propio estado durante tus experiencias y con tus propias experiencias y de esta manera habrá muchas más verdades en ellas que se relacionen con el principio. Después de haber entendido estas verdades respecto al principio, serás capaz de dominar tu estado real, podrás diferenciar entre las personas y los sucesos, y no tendrás que invertir tanto esfuerzo para obtener la obra del Espíritu Santo. Por supuesto, esto depende de que tus motivaciones sean correctas y de tu disposición a buscar y practicar. Este tipo de lenguaje —el lenguaje que se relacione con los principios— debe destacarse en tus experiencias. Sin él, tus experiencias van a estar llenas de la perturbación de Satanás y de conocimiento insensato. Si no entiendes cómo obra el Espíritu Santo, entonces no entiendes cómo orar a Dios o cómo debes entrar, y si no entiendes cómo actúa Satanás para desorientar y perturbar a la gente, entonces no sabes cómo rechazar a Satanás y mantenerte firme en tu testimonio. La gente debe entender cómo obra el Espíritu Santo y cómo actúa Satanás, pues son cosas que se deben experimentar en la fe de la gente en Dios.

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