Decís que los que creen en Dios deben aceptar la obra de juicio de Dios en los últimos días, y sólo entonces su carácter corrupto puede ser purificado y ellos mismos podrán ser salvados por Dios. Pero, de acuerdo con los requerimientos del Señor, nosotros practicamos la humildad y la paciencia, amamos a nuestros enemigos, llevamos nuestras cruces, abandonamos las cosas terrenales, trabajamos y predicamos el evangelio para el Señor y así sucesivamente. Así que ¿no son todos estos nuestros cambios? Siempre hemos buscado de esta manera, así que ¿acaso no podemos también alcanzar la purificación, y ser arrebatados para entrar al reino de los cielos?
Respuesta:
Podemos amar a nuestros enemigos, cargar una cruz, vencer a nuestro cuerpo y difundir el evangelio del Señor. Estas son conductas positivas que provienen de nuestra creencia en el Señor, y si somos capaces de comportarnos así, nuestra fe en el Señor es auténtica. A los demás, estas buenas conductas pueden parecerles correctas y acordes con la palabra de Dios, pero esto no implica que estemos poniendo en práctica las palabras de Dios y obedeciendo la voluntad del Padre celestial ni que hayamos abandonado nuestra naturaleza pecaminosa y nos hayamos purificado. Al observar el buen comportamiento de otros no podemos fijarnos simplemente en su manifestación externa; también debemos fijarnos en sus intenciones y fines últimos. Si la intención de una persona es la de obedecer, amar y satisfacer a Dios, esta clase de buena conducta implica practicar la verdad y obedecer la voluntad del Padre celestial. Por otro lado, si con su buena conducta sólo pretende conseguir bendiciones, ser coronada y premiada, y no proviene de un corazón que ame a Dios, entonces esta clase de “buena conducta” tiene más de la hipocresía de los fariseos que de puesta en práctica de la voluntad del Padre celestial. Si la mera demostración de buen comportamiento significa que obedecemos la voluntad del Padre celestial y estamos purificados, ¿por qué a menudo pecamos y nos oponemos a Dios? ¿Por qué seguimos pecando de día y confesándonos de noche en nuestra vida diaria? Esto es indicador suficiente de que la demostración de buenas conductas no implica que estemos practicando la verdad y viviendo la realidad de la palabra de Dios ni que conozcamos a Dios o lo veneremos de corazón; menos aún que tengamos la capacidad de amarlo y obedecerlo. Como dicen las palabras de Dios Todopoderoso: “Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano su lado agresivo se pondrá de manifiesto. Como la fuente de los cambios en su conducta es el fervor, acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, resulta extremadamente fácil para ellas el volverse fervientes o mostrar bondad temporalmente. Como afirman los incrédulos: ‘Hacer una buena obra es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras’. Las personas son incapaces de hacer buenas obras durante toda su vida. La vida dirige su conducta; tal como es su vida, así es su conducta, y solo aquello que se revela de forma natural representa la vida y la naturaleza de una persona. Las cosas falsas no pueden perdurar. […] Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo dirige algo de lo que las personas hacen, esto no es una expresión de la vida; mucho menos es lo mismo que conocer a Dios. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que esta se haya sometido a Dios ni que ponga en práctica la verdad” (‘La diferencia entre los cambios externos y los cambios en el carácter’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Las palabras de Dios Todopoderoso nos explican claramente la esencia y el origen del buen comportamiento. El buen comportamiento del hombre proviene del entusiasmo y es una práctica basada en la doctrina y las normas; no proviene de nuestra comprensión de los principios de la práctica tras conocer muchas verdades ni del deseo de amar y satisfacer a Dios porque conozcamos Su voluntad. El buen comportamiento proviene de las nociones e imaginaciones del hombre, las cuales nacen de sus opiniones y su naturaleza corrupta. Por tanto, sean cuales sean los actos del hombre, sus sufrimientos o las consecuencias que pague, eso no es practicar la verdad. No es someterse a Dios ni proviene de la obra del Espíritu Santo. Incluso cuando demostramos un buen comportamiento y somos capaces de seguir algunas normas aparentando ser muy piadosos y espirituales, todavía somos propensos a pecar y a oponernos a Dios debido a nuestro contumaz y corrupto carácter satánico, a nuestra naturaleza pecaminosa irresuelta y a nuestra falta de verdadero conocimiento de Dios. Hemos visto que muchas personas de buena conducta siguen cometiendo pecados y confesándolos con frecuencia porque creen en Dios. Esto es innegable. Su buena conducta mientras continúan pecando y oponiéndose a Dios es demostración suficiente de que no obedecen la voluntad del Padre celestial, y no pueden recibir el elogio de Dios. Los judíos fariseos eran personas respetuosas de la ley y de comportamientos aparentemente impecables. Sin embargo, cuando el Señor Jesús vino a obrar, ¿por qué se opusieron frenéticamente a Él, lo condenaron, tramaron contra Él y luego lo crucificaron? Esto indica que la naturaleza de oposición a Dios era inherente a ellos. Pese a lo bien que se comportaban de puertas para fuera, eso no quería decir que conocieran a Dios, lo obedecieran o fueran compatibles con Él, y menos aún que obedecieran Su voluntad y se purificaran. Si queremos resolver nuestra naturaleza pecaminosa y purificarnos, debemos experimentar la obra de juicio y castigo de Dios en los últimos días, entender las abundantes verdades de la misma y adquirir verdadero conocimiento de Dios, de modo que nazcan en nosotros la verdadera obediencia y el temor de Dios. Si no, el carácter corrupto de Satanás, hondamente arraigado en nuestro interior, jamás podrá purificarse ni transformarse y nunca seremos conforme al corazón de Dios ni admitidos en Su reino.
El Señor Jesús simplemente hizo la obra de la redención. Por tanto, durante la Era de la Gracia, no pudimos librarnos de nuestros pecados y, además, no pudimos alcanzar la purificación, por mucho que nos esforzáramos o leyéramos la Biblia. Según los pasos de Su plan de gestión para salvar a la humanidad, Dios predestinó la obra de juicio que comienza desde Su casa para purificar y transformar a los hombres, ayudarles a salir del pecado y lograr la purificación. Como dice Dios Todopoderoso: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio). “A través de la ofrenda por el pecado, al hombre se le han perdonado sus pecados, porque la obra de la crucifixión ya ha llegado a su fin y Dios ha vencido a Satanás. Pero el carácter corrupto del hombre sigue en él y este todavía puede pecar y resistirse a Dios y Dios no ha ganado a la humanidad. Esa es la razón por la que en esta etapa de la obra Dios usa la palabra para revelar el carácter corrupto del hombre y hace que este practique según la senda correcta. Esta etapa es más significativa que la anterior y también más fructífera, porque, ahora, la palabra es la que provee directamente la vida del hombre y permite que su carácter sea completamente renovado; es una etapa de obra mucho más concienzuda. Así pues, la encarnación en los últimos días ha completado el sentido de la encarnación de Dios y ha finalizado plenamente el plan de gestión de Dios para la salvación del hombre” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)). Por las palabras de Dios, podemos ver que la obra de redención del Señor Jesús sentó las bases para la obra de salvación de Dios en los últimos días y la obra de juicio en los últimos días es el núcleo, el foco central, de la obra de salvación de Dios. Es la clave, la parte más importante de la salvación de la humanidad. A través de experimentar la obra de Dios en la Era de la Gracia, somos perdonados de nuestros pecados, pero no podemos ser liberados de ellos ni podemos alcanzar la purificación. Solo la obra de juicio de Dios en los últimos días puede obrar la verdad necesaria en nosotros, nos permite conocer realmente a Dios, cambiar nuestro carácter de vida, obedecer y adorar a Dios y seguir Su corazón. Así es como Dios completará Su plan de gestión para salvar a la humanidad.
Extracto de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino”
Si solo aceptamos la obra redentora del Señor Jesús en la Era de la Gracia, pero no aceptamos la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso en los últimos días, no podremos liberarnos del pecado, hacer la voluntad del Padre celestial y entrar en el reino de Dios. ¡Eso está fuera de toda duda! Es así porque durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús hizo Su obra de redención. Debido a la estatura de la gente de aquel entonces, el Señor Jesús solo les dio el camino del arrepentimiento, y pidió a la gente que entendiera algunas verdades y senderos rudimentarios para practicarlos. Por ejemplo, Él le pidió a la gente que confesaran sus pecados y se arrepintieran y cargaran con la cruz. Él les enseñó la humildad, la paciencia, el amor, el ayuno, el bautismo, etc. Estas son algunas verdades muy limitadas que la gente de esa época podía entender y alcanzar. El Señor Jesús nunca expresó otras verdades más profundas que tienen que ver con cambiar el carácter de vida, ser salvados, purificados, perfeccionados, etc., porque en aquella época a la gente le faltaba la estatura necesaria para soportar tales verdades. El hombre debe esperar a que el Señor Jesús regrese para hacer Su obra en los últimos días. Él otorgará a la humanidad corrupta todas las verdades que necesita para poder ser salvada y perfeccionada según el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad y las necesidades de la humanidad corrupta. Es tal y como dijo el Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Las palabras del Señor Jesús son muy claras. Durante la Era de la Gracia, el Señor Jesús nunca les dio a los humanos corruptos todas las verdades que necesitaban para ser salvados. Todavía quedan muchas verdades más profundas y elevadas, es decir, hay muchas verdades que el Señor Jesús no reveló a la humanidad que permitirán a las personas ser liberadas del carácter satánico corrupto y alcanzar la purificación, así como verdades que el hombre requiere para obedecer y conocer a Dios. Por tanto, en los últimos días, Dios Todopoderoso expresa todas las verdades necesarias para salvar a la humanidad. Él usa estas verdades para juzgar, castigar, purificar y perfeccionar a todos los que aceptan la salvación de Dios Todopoderoso en los últimos días. Al final, estas personas serán completadas y llevadas al reino de Dios. Así es como se completará el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad. Si solo aceptamos la obra redentora del Señor Jesús, pero no aceptamos la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días, nunca podremos obtener las verdades y cambiar nuestro carácter. Nunca llegaremos a ser alguien que hace la voluntad de Dios y desde luego nunca seremos aptos para entrar en el reino de Dios.
La gente de los últimos días ha sido profundamente corrompida por Satanás; están llenos del veneno de Satanás. Nuestros puntos de vista, principios de supervivencia, visión de la vida, valores, etcétera, van en contra de la verdad y están enemistados con Dios. Todos nosotros adoramos el mal y nos hemos convertido en enemigos de Dios. Si la humanidad, que está llena del carácter satánico corrupto, no experimenta el juicio y castigo de Dios Todopoderoso y la quema y purificación por medio de las palabras, ¿cómo pueden rebelarse contra Satanás y liberarse de su influencia? ¿Cómo pueden venerar a Dios, evitar el mal y hacer la voluntad de Dios? Comprobamos que muchas personas han creído en el Señor Jesús durante años, pero a pesar del hecho de que dan testimonio con entusiasmo de que Jesús es el Salvador y trabajan arduamente durante muchos años, su falta de conocimiento del carácter justo de Dios y la reverencia a Dios todavía hace que juzguen y condenen la obra de Dios y que nieguen y rechacen Su regreso cuando Dios Todopoderoso lleva a cabo Su obra en los últimos días. Incluso vuelven a crucificar a Cristo en la cruz cuando Él regresa en los últimos días. Esto es suficiente para demostrar que, si los hombres no aceptan la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso en los últimos días, la fuente del pecado de los hombres y la naturaleza satánica nunca se resolverá. Nuestra resistencia a Dios hará que perezcamos. ¡Este es un hecho que nadie puede negar! Entre nosotros, los creyentes, solo aquellos que honestamente aceptan el juicio y castigo de Dios en los últimos días obtendrán la verdad como vida, se convertirán en los que hacen la voluntad del Padre celestial y en los que conocen a Dios y son compatibles con Él. Ellos son los que serán aptos para participar en la promesa de Dios y ser aceptados en Su reino.
Extracto de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino”
Esta purificación de la que las personas de la religión hablan y la purificación que Dios demanda, ¿son la misma cosa? No son lo mismo. La purificación de la que el hombre habla no es verdadera purificación. Si de verdad alcanzas la purificación al creer en Jesús, ¿todavía necesitaría Dios hacer la obra de los últimos días? Has sido un creyente en el Señor Jesús por apenas un puñado de años y sin embargo dices que has cambiado y que alcanzarás la purificación al buscar de esta manera. Entonces echa un vistazo a todos los pastores que creen en el Señor Jesús y a los que han creído en el Señor Jesús durante toda su vida: ¿están ellos purificados? ¿Quién de ellos está purificado? ¿Quién entre ellos se atreve a decir que por haber creído en el Señor Jesús durante toda su vida está purificado y ha sido completamente salvado? No encontrarás ni a una sola persona como esta. Han creído en el Señor su vida entera, pero no se atreven a decir que están purificados. ¿Tiene sentido decir que alcanzarás la purificación al practicar la fe de esta manera? Si un hijo o hija dijeran: “He estado afuera en la sociedad por varios años y he visto las intenciones de la sociedad”, ¿acaso no sería esto ingenuo? Les puedes preguntar a tu padre y madre y los que son mucho más viejos que tú, si ellos han visto las intenciones de la sociedad. Si ninguno de ellos lo ha hecho, ¿eres capaz tú de hacerlo? El hombre no entiende la verdad y no sabe lo que es la verdadera purificación. Cree que si él exhibe comportamientos buenos, tiene fe en Dios y no se mete en peleas, no roba cosas, no maldice a las personas y no bebe, entonces está purificado. Esto no representa la purificación. ¿A qué se refiere la purificación genuina? Esto implica una verdad. La verdadera purificación se refiere a estar libre de las toxinas de Satanás. La lógica satánica en los corazones de los hombres, la filosofía de Satanás, varias falacias de Satanás, las leyes de Satanás para la vida del hombre, y la perspectiva y valores para la vida que pertenecen a Satanás, ¿acaso no son estas las toxinas de Satanás? ¿Qué gobierna el pecar del hombre y su resistencia a Dios? Son las toxinas de Satanás dentro del hombre las que lo conducen a pecar, las que llevan al hombre a juzgar, malinterpretar y desobedecer a Dios. La naturaleza de Satanás dentro de los humanos es el origen de sus pecados. A los ojos de Dios, todas las cosas que pertenecen a Satanás son sucias y malvadas, y el hombre tiene toda clase de toxinas de Satanás dentro de sí. Estas toxinas de Satanás se han enraizado dentro del hombre, han florecido y producido fruto, por lo que la humanidad se ha vuelto una humanidad corrupta, una humanidad sucia, una humanidad malvada y, por lo tanto, la humanidad es capaz de resistirse a Dios y de ser enemiga de Dios. Esto es un hecho. Así que, de acuerdo con este hecho, ¿qué problema vemos que el hombre debe resolver para alcanzar la purificación genuina? Necesita resolver las toxinas de Satanás, resolver los valores y la perspectiva de vida de Satanás, la lógica y leyes de Satanás y los diversos tipos de falacias de Satanás. Si estas cosas se sacan completamente de los corazones de los hombres, es ser verdaderamente purificado. Si estas cosas no son desechadas, el hombre todavía será capaz de resistirse a Dios, de juzgar a Dios, de ser un enemigo de Dios y de traicionar a Dios. Sólo cuando se hayan desechado las cosas de Satanás, cuando estas se hayan resuelto, podrá la humanidad ser considerada como una humanidad verdaderamente purificada. ¿Es posible resolver las toxinas de Satanás mediante la fe en el Señor Jesús? ¿Puede la fe en el Señor Jesús cambiar la perspectiva de vida y los valores del hombre? ¿Puede esa fe llevar al hombre a verdaderamente obedecer a Dios y a no resistirse a Él? ¿Puede ella llevar al hombre a conocer verdaderamente a Dios, a adorar a Dios? Al creer en el Señor Jesús sólo has conseguido el perdón de tus pecados; para resolver verdaderamente la corrupción del hombre y permitirle alcanzar la purificación, Dios necesita llevar a cabo Su obra de juicio y castigo en los últimos días. Sin la obra de los últimos días, la humanidad corrupta no puede obtener la purificación. Es decir, la purificación no sólo se obtiene por medio del perdón del pecado, sino que más bien, la verdadera purificación se obtiene por medio de librar al hombre de su carácter corrupto a través del juicio y el castigo. Cuando el carácter corrupto del hombre se resuelva, ya no se resistirá a Dios, podrá obedecer a Dios, podrá amar a Dios en su corazón y podrá amar la verdad; sólo esto es la humanidad purificada. Algunos fracasan en entender lo que se llama purificación, creyendo que ser purificado es no robar ni saquear, no destruir las cosas y no golpear ni maldecir a los demás. ¿Es esto correcto? Esto está totalmente alejado de la realidad; sólo están considerando la superficie del problema. Sin la verdad, las personas ven las cosas de manera demasiado simplista. No ven el origen o la esencia; por lo tanto, no es sorprendente que las personas religiosas puedan pensar de esta manera.
Extracto de La comunicación desde lo alto
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