Por qué debería creer en Dios la humanidad
Las palabras relevantes de Dios:Dios es el que gobierna sobre todas las cosas y las administra. Él creó todo lo que hay, lo administra, y...
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Las palabras relevantes de Dios:
Ahora bien, ¿qué conocimientos y experiencia tenéis del concepto de la fe en Dios? ¿En qué se diferencian del entendimiento de la fe en Dios que teníais en la religión? Ahora mismo, ¿entendéis verdaderamente qué son en realidad la creencia en la religión y la fe en Dios? ¿Hay alguna diferencia entre la creencia en la religión y la fe en Dios? ¿Dónde radica tal diferencia? ¿Habéis llegado al fondo de estas cuestiones? ¿Qué tipo de persona es el creyente en la religión habitual? ¿En qué se centra? ¿Cómo se debe definir la creencia en la religión? La creencia en la religión consiste en reconocer que existe un Dios, y los creyentes en la religión introducen ciertos cambios en su comportamiento; no golpean ni insultan a nadie, no hacen cosas malas que perjudiquen a la gente ni cometen diversos delitos ni infringen la ley. Los domingos van a la iglesia. Estas personas son creyentes en la religión. Esto quiere decir que comportarse bien y asistir a menudo a las reuniones es una prueba de que alguien cree en la religión. Cuando alguien cree en la religión, reconoce que existe un Dios, y piensa que creer en Él conlleva ser una buena persona; mientras no peque o haga cosas malas, podrá ir al cielo al morir y tendrá un buen final. Su fe le proporciona sustento en el ámbito espiritual. Por tanto, creer en la religión también puede definirse de la siguiente manera: creer en la religión es que uno reconozca, en el corazón, que existe un Dios, crea que podrá ir al cielo al morir, tenga un pilar espiritual en el corazón, cambie un poco el comportamiento y sea bueno. Eso es todo. La gente no tiene ni idea de si el Dios en el que cree existe o no, de si Él puede expresar la verdad ni de qué le requiere. Las personas infieren e imaginan todo esto basándose en las enseñanzas de la Biblia. Esto es la creencia en la religión. La creencia en la religión es principalmente la búsqueda de cambios de comportamiento y de sustento espiritual. Pero la senda que estas personas recorren —la senda de la búsqueda de bendiciones— no ha cambiado. Sus ideas, nociones y figuraciones erróneas sobre la fe en Dios no han cambiado. El fundamento de su existencia y los objetivos y la dirección que buscan en la vida se sustentan en las ideas y opiniones de la cultura tradicional y no han cambiado en absoluto. Tal es el estado de todos los que creen en la religión. Por tanto, ¿qué es la fe en Dios? ¿Cómo define Dios la fe en Dios? (La creencia en Su soberanía). Se trata de creer en la existencia de Dios y en Su soberanía: eso es lo más fundamental. Creer en Dios es prestar atención a las palabras de Dios, existir, vivir, realizar el deber y participar en todas las actividades de la humanidad normal como requieren las palabras de Dios. La implicación es que creer en Dios es seguirlo, hacer lo que Él pide, vivir como Él lo exige; creer en Dios es seguir Su senda. ¿Acaso no son los objetivos y la dirección de la vida de las personas que creen en Dios completamente diferentes de los de las personas que creen en la religión? ¿Qué implica la fe en Dios? Implica el hecho de si las personas son capaces o no de escuchar las palabras de Dios, de aceptar la verdad, de despojarse de las actitudes corruptas, de renunciar a todo para seguir a Dios y de ser devotos en sus deberes. Estas cosas se correlacionan directamente con la posibilidad de que se salven o no. Ahora conocéis la definición de la fe en Dios; así pues, ¿cómo se debería practicar la fe en Dios? ¿Qué requiere Dios a quienes creen en Él? (Que sean honestos y persigan la verdad, la transformación del carácter y el conocimiento de Dios). ¿Cuáles son Sus requisitos por lo que respecta a la conducta externa de las personas? (Que sean devotas, no depravadas, y que vivan una humanidad normal). La gente debe tener el decoro básico de un santo y vivir una humanidad normal. Entonces, ¿qué debe poseer alguien para tener una humanidad normal? Esto está relacionado con muchas verdades que uno debe practicar como creyente. Solo al poseer todas esas realidades-verdad se tiene una humanidad normal. ¿Cree alguien en Dios si no practica la verdad? ¿Qué consecuencias tiene no practicar la verdad? ¿Cómo debe la gente creer en Dios para alcanzar la salvación y someterse y adorar a Dios? Todas estas cosas están relacionadas con la práctica de las palabras de Dios y de muchas verdades. Por tanto, uno debe creer en Dios según Sus palabras y exigencias y practicar de acuerdo con Sus requisitos; solo esa es la fe verdadera en Dios. Esto lleva a la raíz del asunto. Practicar la verdad, seguir las palabras de Dios y vivir de acuerdo con ellas: ese es el camino correcto de la vida humana; la fe en Dios está relacionada con la senda de la vida humana y con muchísimas verdades, y los seguidores de Dios deben entender esas verdades. ¿Cómo podrían seguir a Dios si no entendieran ni aceptaran la verdad? Las personas que creen en la religión solo reconocen que existe un Dios y confían en Su existencia, pero no entienden ni aceptan esas verdades, por lo que no son seguidoras de Dios. Para creer en la religión, basta solo con comportarse bien exteriormente, refrenarse, acatar los preceptos y tener sustento espiritual. Si alguien se comporta bien y cuenta con un pilar y un sustento para su espíritu, ¿cambia su senda en la vida? (No). Algunos dicen que la creencia en la religión y la fe en Dios es lo mismo. ¿Siguen esas personas a Dios? ¿Creen en Dios según Sus requisitos? ¿Han aceptado la verdad? Si alguien no hace nada de todo eso, no es un creyente en Dios ni lo sigue. La manera más obvia en la que la creencia en la religión se manifiesta en alguien es no aceptar la obra actual de Dios ni la verdad que Él expresa. Este es el rasgo que caracteriza a los creyentes en la religión; no son seguidores de Dios en absoluto. La creencia en la religión solo es una búsqueda de un cambio conductual y de sustento espiritual; no implica ninguna verdad. Por tanto, quienes crean en la religión no cambiarán su carácter-vida, así como tampoco practicarán la verdad ni serán capaces de escuchar las palabras de Dios ni de someterse a Él. Esto determina que tampoco conocerán verdaderamente a Dios. Cuando una persona cree en la religión, por muy bien que se comporte, por muy firmemente que reconozca a Dios y por muy elevada que sea su teoría de la fe en Él, no es una seguidora de Dios. ¿A quién sigue, pues? Todavía sigue a Satanás. ¿Cuál es la base de lo que vive, persigue, anhela y practica? ¿De qué depende su existencia? Sin duda, no de la verdad presente en las palabras de Dios. Sigue viviendo de acuerdo con el carácter corrupto de Satanás, se comporta y lidia con el mundo según la lógica y filosofía satánicas. Todo lo que dice es mentira, sin siquiera un ápice de verdad. Su carácter satánico no ha sufrido ningún cambio, y aún es Satanás a quien sigue. Su perspectiva de la vida, sus valores, su manera de afrontar el mundo y sus principios de conducta son revelaciones de la naturaleza de Satanás. Solo su conducta externa ha cambiado ligeramente, pero su senda de vida, su forma de existir y su punto de vista sobre las cosas no han cambiado en absoluto. Si alguien cree verdaderamente en Dios, ¿qué cambio puede experimentar en el transcurso de unos pocos años? (Su perspectiva de la vida y sus valores cambiarán). Los cimientos de la existencia de esa persona cambiarán. Si los cimientos de su existencia cambian, ¿en qué se basará su vida? (En las palabras de Dios y en la verdad). Así pues, ¿vivís ahora en vuestro día a día según las palabras de Dios a la hora de hablar y actuar? Por ejemplo, has dejado de mentir: ¿a qué es debido? ¿En qué te basas para hacer eso? (El requisito de Dios de que uno debe ser una persona honesta). El hecho de que ya no mientas ni engañes se basa en las palabras de Dios, en el requisito de ser una persona honesta y en la verdad. Y en ese caso, ¿no es distinta la senda que recorres en la vida?
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. No es posible salvarse por creer en la religión ni participar en ceremonias religiosas
Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa creer en Él y cómo deben actuar exactamente para conformarse a Sus intenciones. Esto se debe a que, aunque las personas conocen la palabra “Dios” y expresiones como “la obra de Dios”, no conocen a Dios y, menos aún, Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios estén confundidos al creer en Él. Las personas no se toman en serio el creer en Dios, y esto se debe, totalmente, a que creer en Dios les es muy poco familiar; es demasiado extraño para ellas. De esta forma, no están para nada a la altura de los requisitos de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y, menos aún, pueden satisfacer Sus intenciones. “Creer en Dios” significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Dios. Si vamos un paso más allá, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Dios; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. Creer de verdad en Dios significa lo siguiente: sobre la base de creer que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra y, de este modo, se despoja de sus actitudes corruptas, satisface las intenciones de Dios y llega a conocerlo. Solo un proceso de esta clase puede llamarse “creer en Dios”. Sin embargo, las personas consideran a menudo que creer en Dios es un asunto muy simple y frívolo. Cuando creen en Dios de esta manera, el creer pierde su significado y, aunque pueden seguir creyendo hasta el final, jamás obtendrán Su aprobación, porque marchan por la senda equivocada. Aquellos que, a día de hoy, creen en Dios según palabras y doctrinas huecas, siguen sin saber que carecen de la esencia de creer en Dios y que no pueden obtener Su aprobación. Aun así, oran para que Dios los bendiga con paz y suficiente gracia. Calmemos nuestro corazón y pensémoslo a conciencia: ¿puede ser que creer en Dios sea la cosa más fácil en la tierra? ¿Puede ser que creer en Dios no signifique nada más que recibir mucha gracia de Él? Las personas que creen en Dios sin conocerlo o que creen en Dios y, sin embargo, se oponen a Él, ¿son realmente capaces de satisfacer las intenciones de Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio
Algunos contemplan la cuestión de la fe en Dios en términos muy simples. Piensan: “Creer en Dios significa asistir a reuniones, orar, escuchar sermones, compartir, cantar y alabar a Dios, y hacer algunos deberes. ¿Acaso creer en Dios no consiste en todo eso?”. En estos momentos, independientemente de la cantidad de años que habéis creído en Dios, todavía no habéis entendido por completo el sentido de la fe en Dios. De hecho, el significado de la fe en Dios es tan profundo que, si las experiencias de una persona son demasiado superficiales, no será capaz de comprenderlo. Cuando experimenta hasta el mismo final, es necesario purificar y transformar el carácter de Satanás y las ponzoñas satánicas que alberga en su interior. La gente debe dotarse de muchas verdades, cumplir los estándares que Dios requiere al hombre y poder someterse a Él y adorarlo verdaderamente. Solo entonces logrará la salvación de verdad. Si sigues siendo como antes, cuando formabas parte de una religión, y te limitas a recitar algunas palabras y doctrinas y a corear algunas consignas, te comportas bien y realizas algunas buenas acciones, y te abstienes de ciertas cosas pecaminosas, al menos de las obvias, esto no supone que hayas entrado en la senda correcta en tu fe en Dios. ¿Seguir los preceptos significa que estás en la senda adecuada? ¿Quiere decir que elegiste bien? Si las cosas que conforman tu naturaleza no cambian, todavía puedes acabar resistiéndote a Dios y ofendiéndolo. Este es el mayor problema. Si en tu fe en Dios no lo resuelves, ¿se puede decir que hayas logrado verdaderamente la salvación?
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Elegir la senda correcta es lo más importante para creer en Dios
Los cambios que son meramente de comportamiento son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter-vida de las personas, tarde o temprano muestran su verdadera cara. Esto se debe a que los cambios de conducta proceden de su fervor y, unido a algo de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, se vuelve extremadamente fácil para ellas ser fervientes o mostrar buenas intenciones por poco tiempo. Como afirman los no creyentes: “Hacer algo bueno es fácil; lo difícil es llevar toda una vida de hacer cosas buenas”. ¿Por qué son las personas incapaces de hacer cosas buenas a lo largo de su vida? Porque son por naturaleza malvadas, egoístas y corruptas. Su naturaleza dirige su conducta; sea cual sea su naturaleza, así es la conducta que revelan, y solo aquello que se revela de forma natural representa la propia naturaleza. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en transformar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. El juicio, el castigo, las pruebas de Dios y Su refinamiento para el hombre sirven para cambiar su carácter, de forma que pueda lograr una sumisión y una lealtad absolutas respecto a Él, así como llegar a la adoración normal hacia Él. Este es el objetivo de la obra de Dios. Comportarse bien no es lo mismo que someterse a Él, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la guía del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo esclarece o guía algo de lo que las personas hacen, esto no es una revelación de su vida. No han entrado todavía en las realidades-verdad y su carácter-vida no ha cambiado en absoluto. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que se someta a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta no representan un cambio en el carácter-vida y no pueden considerarse revelaciones de ella.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte
Existen varias religiones importantes en el mundo, y cada una de ellas tiene su propia cabeza o líder, y los seguidores están esparcidos por diferentes países y regiones del mundo; casi cada país, grande o pequeño, tiene diferentes religiones. Sin embargo, independientemente de cuántas religiones existan en todo el mundo, todas las personas del universo existen, en última instancia, bajo la guía de un solo Dios, y no bajo la guía de las cabezas o líderes de las religiones. Es decir, ninguna cabeza o líder religioso específico guía a la humanidad, sino que la dirige el Creador, que creó los cielos y la tierra y todas las cosas, y también a la humanidad; esto es una realidad. Aunque el mundo tiene varias religiones principales, por muy grandes que sean, todas existen bajo el dominio del Creador y ninguna de ellas puede sobrepasar el ámbito de ese dominio. El desarrollo de la humanidad, la sucesión de la sociedad, el desarrollo de las ciencias naturales, cada uno de estos aspectos es inseparable de las disposiciones del Creador, y esta obra no es algo que cualquier líder religioso particular pueda hacer. Un líder religioso es simplemente la cabeza de una religión particular, y no puede representar a Dios ni a Aquel que creó los cielos, la tierra y todas las cosas. Un líder religioso puede guiar a todos los que están dentro de la religión, pero no puede dominar a todos los seres creados bajo el cielo; este es un hecho universalmente reconocido. Un líder religioso es simplemente un líder, y no puede equipararse a Dios (el Creador). Todas las cosas están en manos del Creador, y, al final, volverán a ellas. La humanidad fue creada por Dios, e independientemente de la religión, todas las personas volverán bajo Su dominio; es inevitable. Solo Dios es el Altísimo entre todas las cosas, y el gobernante de mayor rango entre todos los seres creados también debe volver bajo Su dominio. No importa cuán elevado sea el estatus de un hombre, este no puede llevar a la especie humana a un destino adecuado, y nadie es capaz de ordenar todas las cosas según su tipo. El propio Jehová creó a la especie humana y ordenó a cada cual según su tipo, y cuando llegue el tiempo final Él seguirá haciendo Su propia obra por sí mismo, ordenando todas las cosas según su tipo; esta obra no puede hacerla nadie, excepto Dios. Él mismo llevó a cabo las tres etapas de la obra desde el principio hasta hoy, y las llevó a cabo el único Dios. La realidad de las tres etapas de la obra es la realidad del liderazgo de toda la humanidad por parte de Dios, un hecho que nadie puede negar. Al final de las tres etapas de la obra, todas las cosas serán clasificadas según su tipo y volverán bajo el dominio de Dios, porque a lo largo de todo el universo solo existe este único Dios, y no hay otras religiones. El que es incapaz de crear el mundo será incapaz de llevarlo a su fin, mientras que Él, quien creó el mundo, será capaz sin duda de llevarlo a su fin. Por tanto, si alguien es incapaz de ponerle fin a una era y solo puede ayudar al hombre a cultivarse y refinar su calidad humana, no cabe duda de que no es Dios; no es el Señor de la especie humana. Será incapaz de realizar esa gran obra; solo hay uno que puede hacerla, y todos los que no pueden llevarla a cabo son, sin duda, enemigos, y no son Dios. En la medida de que se trate de una religión malvada, es incompatible con Dios, y aquello que es incompatible con Dios es Su enemigo. Este único Dios verdadero ha llevado a cabo toda la obra, y domina todo el universo. Independientemente de si es Su obra en Israel o en China, de que sea el Espíritu o la carne quien lleve a cabo la obra, Dios mismo lo ha hecho todo, y nadie más puede hacerlo. Precisamente porque Él es el Dios de toda la especie humana, obra libremente, sin estar limitado por ninguna condición. Esta es la mayor de todas las visiones.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios
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