Diferencias entre la vida de iglesia en la Era de la Gracia y en la Era del Reino

30 May 2018

Las palabras relevantes de Dios:

Cuando Dios retornó al tercer cielo en la Era de la Gracia, Su obra de redimir a toda la humanidad ya había pasado a su parte final. Lo único que quedó en la tierra fue la cruz que Jesús cargaba a Su espalda, el lino fino con el que lo envolvieron, la corona de espinas y la túnica escarlata que Él vistió (los objetos con los que los judíos se burlaron de Él). Es decir, después de que la obra de la crucifixión de Jesús provocara un gran revuelo, las cosas se volvieron a calmar. Desde entonces, los discípulos de Jesús continuaron Su obra, con el pastoreo y el riego de las iglesias en todas partes. El contenido de su obra era el siguiente: le pidieron a todas las personas que se arrepintieran, confesaran sus pecados, y se bautizaran; y todos los apóstoles salieron a difundir la historia íntima, la versión sin adornos, de la crucifixión de Jesús, y así nadie podía evitar sino postrarse ante Jesús para confesar sus pecados; y además, los apóstoles fueron a todas partes a transmitir las palabras de Jesús. A partir de entonces comenzó la edificación de las iglesias en la Era de la Gracia.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (6)

En el pasado, durante las reuniones especiales o las grandes asambleas que se llevaban a cabo en varios lugares, solo se hablaba de un aspecto del camino de la práctica. Esta era la que se debía poner en práctica durante la Era de la Gracia y rara vez tenía relación con el conocimiento de Dios, porque la visión de la Era de la Gracia solo era la visión de la crucifixión de Jesús y no había mayores visiones. Se suponía que el hombre no conocía otra cosa sino la obra de Su redención de la humanidad por medio de la crucifixión; así pues, durante la Era de la Gracia no hubo otras visiones que el hombre conociera. De esta manera, el hombre solo tenía un conocimiento escaso de Dios y, aparte del conocimiento del amor y la compasión de Jesús, solo había unas cuantas cosas simples y escasas que él podía poner en práctica, cosas que estaban muy lejos de la actualidad. En el pasado, no importa qué forma tomara su asamblea, el hombre no podía hablar de un conocimiento práctico de la obra de Dios, mucho menos podía decir con claridad cuál era el camino de la práctica más adecuado para que el hombre entrara. El hombre solo agregaba unos cuantos detalles simples a un fundamento de tolerancia y paciencia; simplemente no había un cambio en la esencia de su práctica, porque dentro de la misma era, Dios no hizo ninguna obra nueva y las únicas exigencias que le hizo al hombre fueron la tolerancia y la paciencia, o llevar la cruz. Excepto por esas prácticas, no había visiones más elevadas que la crucifixión de Jesús.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

Una vida espiritual normal no se limita a prácticas como orar, cantar himnos, participar en la vida de la iglesia y comer y beber de las palabras de Dios. Más bien, implica vivir una nueva y dinámica vida espiritual. Lo que importa no es cómo se practica, sino qué fruto da la práctica. La mayoría de la gente cree que una vida espiritual normal implica necesariamente orar, cantar himnos, comer y beber de las palabras de Dios o reflexionar sobre ellas, sin que importe que tales prácticas tengan algún efecto o conduzcan a un verdadero entendimiento. Estas personas se centran en seguir procedimientos superficiales sin preocuparse por los resultados; viven en los rituales religiosos, no dentro de la iglesia, y ni mucho menos son personas del reino. Al orar, cantar himnos, y comer y beber de las palabras de Dios solo siguen reglas, lo hacen por obligación y para estar al día con las tendencias, no por voluntad propia ni de corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, sus esfuerzos no darán ningún fruto, ya que solo practican las reglas y los rituales de la religión, no las palabras de Dios. Se centran solo en darle importancia a cómo practican, y tratan las palabras de Dios como reglas a seguir. Estas personas no están poniendo en práctica las palabras de Dios, solo están satisfaciendo la carne y actuando para que otras personas las vean. Todas estas reglas y rituales religiosos tienen un origen humano; no provienen de Dios. Dios no sigue reglas ni está sujeto a ninguna ley. En su lugar, Él hace cosas nuevas cada día, y así logra una obra práctica. Lo mismo sucede con la gente de la Iglesia de las Tres Autonomías, que se limitan a prácticas como asistir a diario a los servicios matutinos, ofrecer oraciones por la tarde y oraciones de gratitud antes de las comidas, y a dar gracias por todo; hagan lo que hagan y por mucho tiempo que lo hagan, no tendrán la obra del Espíritu Santo. Cuando las personas viven entre reglas y anclan su corazón a métodos de práctica, el Espíritu Santo no puede obrar, ya que su corazón está ocupado por reglas y nociones humanas. Por lo tanto, Dios es incapaz de intervenir y obrar en ellas, y solo pueden seguir viviendo bajo el control de las leyes. Tales personas nunca podrán recibir el elogio de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de una vida espiritual normal

Durante el curso de la entrada del hombre, la vida siempre es aburrida, está llena de los elementos monótonos de la vida espiritual, como orar, comer y beber las palabras de Dios, o reunirse, y así las personas sientan siempre que creer en Dios no produce un gran disfrute. Tales actividades espirituales siempre se llevan a cabo sobre la base del carácter original de la humanidad, que Satanás ha corrompido. Aunque las personas pueden recibir en ocasiones el esclarecimiento del Espíritu Santo, su pensamiento, su carácter, su estilo de vida y sus hábitos originales siguen enraizados en su interior y, por tanto, su naturaleza sigue sin cambiar. […] De hecho, cuando una etapa de la obra de Dios ha acabado, Él ya ha destruido las herramientas y el estilo de ese tiempo, sin dejar rastro alguno. Sin embargo, los “creyentes devotos” siguen adorando a esos objetos materiales tangibles, pero relegan al fondo de su mente lo que Dios tiene sin estudiarlo más, aparentemente llenos del amor a Dios, pero habiéndole echado en realidad fuera de la casa mucho antes y habiendo sentado a Satanás en la mesa para adorarlo. Los retratos de Jesús, la Cruz, María, el Bautismo de Jesús y la Última Cena, son cosas que las personas veneran como al Señor de los Cielos, mientras claman una y otra vez “Señor, Padre celestial”. ¿No es todo esto una broma? Hasta hoy, Dios odia muchos dichos y actos similares que se han transmitido entre la humanidad; le obstruyen gravemente a Dios el camino por delante y, además, causan inmensos reveses a la entrada de la humanidad. Dejando a un lado la extensión hasta la que Satanás ha corrompido a la humanidad, la ley de Witness Lee, las experiencias de Lawrence, los estudios por Watchman Nee y la obra de Pablo han ocupado por completo el interior de las personas. Dios sencillamente no tiene forma de trabajar en los seres humanos, porque en ellos hay demasiado individualismo, leyes, normas, regulaciones, sistemas, y cosas como esas; tales cosas, además de las tendencias supersticiosas feudales de las personas, han capturado y devorado a la humanidad. Es como si los pensamientos de las personas fueran una estupenda película de cuento de hadas en color, con seres fantásticos cabalgando sobre las nubes, tan imaginativa que asombra a la gente, dejándola deslumbrada y enmudecida. A decir verdad, la obra que Dios viene a hacer hoy consiste, principalmente, en ocuparse de los atributos supersticiosos de los seres humanos, y disiparlos, así como de transformar por completo su perspectiva mental. La obra de Dios no ha durado hasta la actualidad debido a la herencia que se ha transmitido durante generaciones por la humanidad; es la obra iniciada y completada por Él personalmente, sin necesidad alguna de suceder al legado de determinado gran hombre espiritual ni de heredar obra alguna de naturaleza representativa realizada por Dios en alguna otra era. Los seres humanos no deben preocuparse por ninguna de estas cosas. Hoy, Dios tiene otro estilo de hablar y obrar; ¿por qué deberían crearse problemas los propios seres humanos? Si los seres humanos recorren la senda de hoy en la corriente actual, mientras continúan el legado de sus “ancestros”, no alcanzarán su destino. Dios siente una profunda repugnancia por este modo particular de conducta humana, del mismo modo que abomina los años, meses y días del mundo humano.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra y la entrada (3)

Ha llegado alabanza a Sion, y la morada de Dios ha aparecido. El glorioso y santo nombre, alabado por todos los pueblos, se difunde. ¡Ah, Dios Todopoderoso! La Cabeza del universo, Cristo de los últimos días, Él es el Sol brillante que se ha levantado sobre el Monte Sion, que se eleva con majestad y grandeza por encima de todo el universo…

¡Dios Todopoderoso! Clamamos a Ti con júbilo; bailamos y cantamos. ¡Tú eres verdaderamente nuestro Redentor, el gran Rey del universo! Has hecho un grupo de vencedores y has cumplido el plan de gestión de Dios. Todos los pueblos correrán a este monte. ¡Todos los pueblos se arrodillarán delante del trono! Tú eres el único y solo Dios verdadero y mereces la gloria y el honor. ¡Toda la gloria, la alabanza y la autoridad sean para el trono! La fuente de vida fluye del trono, regando y alimentando a las multitudes del pueblo de Dios. La vida cambia cada día; nueva luz y revelaciones nos siguen, ofreciendo constantemente nuevos entendimientos sobre Dios. En medio de las experiencias, llegamos a la certidumbre completa acerca de Dios. Sus palabras se manifiestan constantemente, se manifiestan dentro de quienes están en lo correcto. ¡Somos, en verdad, sumamente bendecidos! Estamos cara a cara con Dios cada día, nos comunicamos con Él en todas las cosas y le damos la soberanía sobre todo. Ponderamos con cuidado la palabra de Dios, nuestro corazón descansa en Dios y, así, vamos ante Dios, donde recibimos Su luz. Todos los días, en nuestras vidas, acciones, palabras, pensamientos e ideas, vivimos dentro de la palabra de Dios, podemos ejercer el discernimiento en todo momento. La palabra de Dios guía la hebra por el ojo de la aguja; las cosas ocultas adentro de nosotros, de forma inesperada, aparecen una tras otra. La comunicación con Dios no acepta retraso; Dios pone al descubierto nuestros pensamientos e ideas. En cada momento, estamos viviendo ante el trono de Cristo, donde se nos somete a juicio. Cada lugar de nuestro cuerpo permanece ocupado por Satanás. El día de hoy, el templo de Dios debe ser purificado con el fin de recuperar Su soberanía. Para ser completamente poseídos por Dios, debemos pasar por una batalla de vida o muerte. Solo cuando nuestros antiguos yos han sido crucificados puede reinar soberana la vida resucitada de Cristo.

¡Ahora, el Espíritu Santo prepara una carga en cada uno de nuestros rincones para lanzar una batalla por la recuperación! Siempre que estemos listos para negarnos a nosotros mismos y dispuestos para cooperar con Dios, Dios nos iluminará y purificará desde adentro en todo momento y reclamará de nuevo eso que Satanás ha ocupado, para que podamos ser completados por Dios tan rápido como sea posible. No perdamos tiempo y siempre vivamos dentro de la palabra de Dios. Seamos edificados con los santos, seamos introducidos al reino y entremos a la gloria junto con Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 1

Hoy, Tú has hecho completas a todas las iglesias —la iglesia de Filadelfia— y, así, has cumplido Tu plan de gestión de 6000 años. Los santos pueden someterse humildemente delante de Ti, conectados en espíritu y siguiéndose en amor, unidos al origen de la fuente. El agua viva de vida fluye sin cesar, limpia y purifica todo el lodo y el agua inmunda que hay en la iglesia, y así purifica, una vez más, Tu templo. Hemos llegado a conocer al verdadero Dios práctico, hemos caminado dentro de Sus palabras, reconocido nuestras propias funciones y deberes y hemos hecho todo lo posible por esforzarnos en aras de la iglesia. Siempre en silencio delante de Ti, debemos prestar atención a la obra del Espíritu Santo para que Tu voluntad no se obstruya en nosotros. Entre los santos hay amor mutuo, y las fortalezas de algunos compensarán los defectos de otros. Pueden caminar en el espíritu en todo momento, esclarecidos e iluminados por el Espíritu Santo. Ellos ponen en práctica la verdad inmediatamente después de comprenderla. Van al compás de la nueva luz y siguen los pasos de Dios.

Coopera con Dios de manera activa; dejarlo tomar el control es caminar con Él. Todas nuestras ideas, nociones, opiniones y enredos seculares desaparecen en el aire como humo. Dejamos que Dios reine en nuestro espíritu, caminamos con Él, y, así, obtenemos trascendencia, venciendo al mundo, y nuestro espíritu vuela libre y alcanza la liberación: este es el resultado de que Dios Todopoderoso sea Rey. ¿Cómo podemos no bailar y cantar alabanzas, ofreciendo nuestras alabanzas, ofreciendo nuevos himnos?

En verdad hay muchas maneras de alabar a Dios: clamar Su nombre, acercarse a Él, pensar en Él, orar-leer, participar en enseñanza, contemplar y ponderar, orar y, también, cantar alabanzas. En este tipo de alabanzas hay gozo y hay unción; hay poder en la alabanza, y también hay una carga. Hay fe en la alabanza y un nuevo discernimiento.

Coopera de manera activa con Dios, sirve en coordinación y conviértete en uno, satisface las intenciones de Dios Todopoderoso, apresúrate a convertirte en un cuerpo espiritual santo, pisotea a Satanás y ponle fin a su destino. La iglesia de Filadelfia ha sido arrebatada a la presencia de Dios y se manifiesta en Su gloria.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 2

¡Todas las naciones vitorean, todos los pueblos cantan, el monte Sion ríe con alegría, y la gloria de Dios ha surgido! Ni siquiera en sueños he pensado que vería el rostro de Dios, pero hoy lo he visto. Cara a cara con Él, cada día, le pongo al descubierto mi corazón. Él provee con abundancia comida y bebida. La vida, las palabras, las acciones, los pensamientos, las ideas; Su gloriosa luz los ilumina a todos. Él guía cada paso del camino y Su juicio sobreviene de inmediato a todo corazón rebelde.

Comer, morar y vivir junto a Dios, estar junto a Él, caminar juntos, disfrutar juntos, obtener gloria y bendiciones juntos, compartir el reinado con Dios y existir juntos en el reino; ¡oh, qué placer! ¡Oh, cuán dulce! Estamos cara a cara con Él cada día, hablando con Él cada día, conversando constantemente, y recibiendo nuevo esclarecimiento y nuevas perspectivas cada día. Nuestros ojos espirituales se abren y lo vemos todo, todos los misterios del espíritu nos son revelados. La vida santa es muy tranquila. Corre rápido y no te detengas, sigue adelante continuamente, hay una vida más maravillosa por delante. No te sientas satisfecho con tan solo probar algo dulce, sino busca siempre entrar en Dios. Él lo abarca todo y es abundante, y tiene todas las cosas de las que carecemos. Coopera proactivamente y entra en Él, y nada será lo mismo de nuevo. Nuestra vida será trascendente y ninguna persona, problema, o cosa podrá perturbarnos.

¡Transcendencia! ¡Transcendencia! ¡Verdadera trascendencia! ¡La vida trascendente de Dios está en el interior y todas las cosas se han vuelto realmente relajadas! Trascendemos el mundo y las cosas mundanas, sin sentir apego alguno a esposos o hijos. Trascendemos el control de la enfermedad y de los entornos. Satanás no se atreve a molestarnos. Trascendemos completamente todos los desastres. ¡Esto es permitir que Dios tome posesión del reinado! Pisoteamos a Satanás bajo nuestros pies, somos testigos por la iglesia, y exponemos totalmente el feo rostro de Satanás. La construcción de la iglesia está en Cristo, y el cuerpo glorioso ha surgido; ¡esto es vivir en el arrebatamiento!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 15

Entrar al entrenamiento del reino quiere decir comenzar la vida del pueblo de Dios, ¿estás dispuesto a aceptar tal entrenamiento? ¿Estás dispuesto a sentir una sensación de urgencia? ¿Estás dispuesto a vivir bajo la disciplina de Dios? ¿Estás dispuesto a vivir bajo el castigo de Dios? Cuando las palabras de Dios vengan a ti y te prueben, ¿cómo actuarás? Y ¿qué harás cuando te enfrentes con toda clase de hechos? En el pasado, tu enfoque no era en la vida; hoy, debes enfocarte en entrar en la realidad-vida y buscar los cambios en tu carácter de vida. Esto es lo que debe lograr el pueblo del reino. Todos los que son del pueblo de Dios deben tener vida, deben aceptar el entrenamiento del reino y deben buscar los cambios en su carácter de vida. Esto es lo que Dios exige del pueblo del reino.

Las exigencias que Dios le hace al pueblo del reino son las siguientes:

1. Deben aceptar las comisiones de Dios. Es decir, deben aceptar todas las palabras que se hablan en la obra de Dios de los últimos días.

2. Deben entrar en el entrenamiento del reino.

3. Deben buscar que Dios haya tocado sus corazones. Cuando tu corazón se haya vuelto por completo a Dios, y tengas una vida espiritual normal, vivirás en el reino de la libertad, lo que quiere decir que vivirás bajo el cuidado y la protección del amor de Dios. Solo cuando vivas bajo el cuidado y la protección de Dios le pertenecerás a Dios.

4. Deben ser ganados por Dios.

5. Se deben convertir en una manifestación de la gloria de Dios en la tierra.

Estos cinco puntos son Mis comisiones para vosotros. Mis palabras son dichas al pueblo de Dios, y si no estás dispuesto a aceptar estas comisiones, Yo no te obligaré, pero si verdaderamente las aceptas, entonces serás capaz de hacer la voluntad de Dios. En la actualidad, comenzáis a aceptar las comisiones de Dios y a buscar convertiros el pueblo del reino y a alcanzar los estándares que se exigen para ser el pueblo del reino. Este es el primer paso para la entrada. Si quieres hacer la voluntad de Dios por completo, entonces debes aceptar estas cinco comisiones y, si las puedes lograr, vivirás según al corazón de Dios y con toda seguridad Dios hará un gran uso de ti. Lo que es crucial hoy es entrar al entrenamiento del reino. La entrada al entrenamiento del reino supone la vida espiritual. Antes, no se hablaba de la vida espiritual, pero ahora, al emprender la entrada al entrenamiento del reino, entras oficialmente a la vida espiritual.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Conoce la obra más reciente de Dios y sigue Sus huellas

Esta es la Era del Reino. Si has entrado en esta nueva era depende de si has entrado en la realidad de las palabras de Dios y de si Sus palabras se han convertido la realidad-vida. Las palabras de Dios se dan a conocer a cada persona para que, al final, todos vivan en el mundo de las palabras de Dios, y Sus palabras esclarecerán e iluminarán a cada persona desde dentro. Si, durante este período, eres descuidado en la lectura de las palabras de Dios y no tienes interés en ellas, eso demuestra que tu condición es equivocada. Si eres incapaz de entrar en la Era de la Palabra, entonces el Espíritu Santo no obra en ti; si has entrado en esta era, Él llevará a cabo Su obra. ¿Qué puedes hacer al inicio de la Era de la Palabra para ganar la obra del Espíritu Santo? En esta era, y entre vosotros, Dios logrará lo siguiente: que cada persona vivirá las palabras de Dios, será capaz de poner en práctica la verdad y amará a Dios fervientemente; que todas las personas usarán las palabras de Dios como una base y como su realidad y tendrán un corazón que venere a Dios, y que, a través de la práctica de las palabras de Dios, el hombre ejercerá el poder monárquico junto con Dios. Esta es la obra que Dios ha de llevar a cabo. ¿Puedes continuar sin leer las palabras de Dios? Hoy, hay muchos que sienten que no pueden pasar ni un día o dos sin leer Sus palabras. Ellos deben leer Sus palabras todos los días, y, si el tiempo no se lo permite, les basta con escucharlas. Este es el sentimiento que el Espíritu Santo otorga a las personas y es la manera en la que Él comienza a moverlas. Es decir, Él gobierna al hombre a través de las palabras para que este pueda entrar en la realidad de las palabras de Dios. Si, después de tan solo un día de no comer y beber las palabras de Dios, sientes oscuridad y sed, y no puedes soportarlo, esto muestra que has sido movido por el Espíritu Santo y que Él no se ha apartado de ti. Entonces, eres alguien que está dentro de esta corriente. Sin embargo, si después de uno o dos días sin comer y beber las palabras de Dios no sientes nada; si no tienes sed y no te sientes movido en absoluto, esto es muestra de que el Espíritu Santo se ha alejado de ti. Entonces, esto significa que hay algo equivocado en tu estado interior; no has entrado en la Era de la Palabra y eres alguien que se ha quedado atrás. Dios usa las palabras para gobernar a las personas; te sientes bien si comes y bebes las palabras de Dios y, si no lo haces, no tienes una senda a seguir. Las palabras de Dios se convierten en el alimento de las personas y en la fuerza que las impulsa. La Biblia dice que “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Hoy, Dios completará esta obra y la cumplirá en vosotros. ¿Cómo es que, en el pasado, las personas podían estar muchos días sin leer las palabras de Dios y, sin embargo, podían seguir comiendo y trabajando como siempre, pero eso no ocurre en el presente? En esta era, Dios usa, primordialmente, las palabras para gobernar a todos. A través de las palabras de Dios, el hombre es juzgado y perfeccionado, y, luego, finalmente, es llevado al reino. Solo las palabras de Dios pueden proveer la vida del hombre, y solo las palabras de Dios pueden dar luz al hombre y una senda de práctica, especialmente en la Era del Reino. Siempre que no te apartes de la realidad de las palabras de Dios, y comas y bebas a diario Sus palabras, Dios podrá perfeccionarte.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La Era del Reino es la Era de la Palabra

Ahora bien, la creencia en Dios ha entrado en la Era de la Palabra de Dios. Relativamente hablando, las personas no oran tanto como lo hicieron anteriormente; las palabras de Dios han comunicado de una manera explícita todos los aspectos de la verdad y todas las formas de práctica, así que ya no es necesario que las personas busquen y anden a tientas. En la vida de la Era del Reino, las palabras de Dios guían a las personas hacia delante y es una vida en la que todo queda claro para que ellas lo vean, pues Dios ha expuesto todo de manera explícita y al hombre ya no se le deja para que siga caminando a tientas por la vida. En cuanto al matrimonio, los asuntos mundanos, la vida, la comida, la ropa y la vivienda, las relaciones interpersonales, la manera como uno puede servir de un modo que cumpla la voluntad de Dios, la manera como uno debe renunciar a la carne, etcétera, ¿cuál de estas cosas no os ha explicado Dios? ¿Seguís teniendo necesidad de ir a orar y buscar? ¡En realidad no hay necesidad! Si todavía haces estas cosas, simplemente estás actuando de forma superflua. Es ignorante e insensato ¡y totalmente innecesario! […] Las palabras de Dios son claras como el agua, particularmente las pronunciadas en relación con Su voluntad, Su carácter y la manera como Él trata a los distintos tipos de personas. Si no comprendes la verdad, entonces deberías leer más las palabras de Dios; el resultado de hacerlo es mucho mejores que orar y buscar a ciegas. Existen muchos ejemplos en los que buscar y orar deben sustituirse por una leer más las palabras de Dios y comunicar la verdad. En tus oraciones cotidianas debes reflexionar y tratar de conocerte más a ti mismo a partir de las palabras de Dios. Esto es más beneficioso para tu progreso en la vida. Si ahora sigues buscando, levantando los ojos al cielo, ¿no muestra eso que sigues creyendo en un Dios vago? Anteriormente viste el resultado de tu búsqueda y tu oración y el Espíritu Santo conmovió de algún modo tu espíritu, porque ese era el tiempo de la Era de la Gracia. No podías ver a Dios, así que no te quedó más remedio que avanzar a tientas y buscar de ese modo. Ahora, Dios ha venido entre los hombres, la Palabra ha aparecido en la carne y has visto a Dios; así pues, el Espíritu Santo ya no obra como antes. La era ha cambiado y también lo ha hecho la forma de obrar del Espíritu Santo. Aunque tal vez las personas ya no oran tanto como lo hicieron en el pasado, como Dios está en la tierra, el hombre tiene ahora una oportunidad de amarlo. Los seres humanos han entrado en la era de amar a Dios y pueden acercarse con normalidad a Él en su interior: “¡Oh, Dios! ¡En verdad eres muy bueno y yo deseo amarte!”. Solo unas cuantas palabras claras y sencillas dan voz al amor a Dios dentro del corazón de las personas; esta oración se dice solo en aras de profundizar el amor entre el hombre y Dios. A veces puedes ver que manifiestas cierta rebeldía, y dices: “¡Oh, Dios! ¿Por qué soy tan corrupto?”. Sientes un fuerte impulso de darte de golpes algunas veces y se te llenan los ojos de lágrimas. En esos momentos, sientes arrepentimiento y angustia en tu corazón, pero no tienes forma de expresar estos sentimientos. Esta es la obra actual del Espíritu Santo, pero solo aquellos que buscan la vida pueden alcanzarla. Sientes que Dios tiene un gran amor por ti y tienes una clase de sentimiento especial. Aunque no posees las palabras para orar con claridad, siempre sientes que el amor de Dios es tan profundo como el océano. No hay palabras apropiadas para expresar este estado del ser, y este es un estado que a menudo surge dentro del espíritu. Este tipo de oración y de comunicación, que tiene por objetivo acercar a la persona más a Dios en su corazón, es normal.

Aunque el tiempo en el que la gente tenía que ir a tientas y buscar es ahora cosa del pasado, esto no quiere decir que las personas no deban orar ni buscar más ni que no necesiten esperar a que la voluntad de Dios se revele antes de continuar con la obra; estos son solo conceptos erróneos del hombre. Dios ha venido entre los hombres a vivir con ellos, a ser su luz, su vida y su camino: esto es un hecho. Por supuesto, en la venida de Dios a la tierra Él sin duda alguna trae a la humanidad un camino y una vida prácticos que se adaptan a su estatura para que la disfruten. Él no ha venido a deshacer todas las formas de práctica del hombre. Este ya no vive tanteando y buscando porque todo esto ha sido reemplazado por la venida de Dios a la tierra para obrar y pronunciar Su palabra. Él ha venido a liberar al hombre de la vida de oscuridad y tinieblas que ha estado llevando y a permitirle tener una vida llena de luz. La obra actual consiste en señalar las cosas con claridad, hablar claramente, informar directamente y definir las cosas explícitamente para que las personas puedan ponerlas en práctica, así como Jehová Dios condujo al pueblo de Israel, indicándoles cómo ofrecer sacrificios y cómo edificar el templo. Por tanto, ya no necesitáis vivir una vida de búsqueda intensa como lo hicisteis después de que el Señor Jesús partiera. ¿Deberíais andar a tientas en la obra de difundir el evangelio en el futuro? ¿Debéis buscar a tientas tratando de encontrar una forma apropiada de vivir? ¿Debéis andar a tientas para discernir cómo debéis llevar a cabo vuestros propios deberes? ¿Es necesario que os postréis en el suelo, buscando, para saber cómo debéis dar testimonio? ¿Es necesario que ayunéis y oréis para saber cómo debéis vestiros o vivir? ¿Es necesario que oréis sin cesar a Dios en el cielo para saber cómo debéis aceptar ser conquistados por Dios? ¿Es necesario que oréis constantemente, día y noche, para saber cómo debéis obedecer a Dios? Hay muchos de entre vosotros que decís que sois incapaces de practicar, porque no entendéis. ¡La gente simplemente no presta atención a la obra de Dios en el presente! Pronuncié muchas palabras hace mucho tiempo, pero vosotros jamás prestasteis la más mínima atención a leerlas, así que no es de sorprender que no sepáis cómo practicar. Por supuesto, en la era actual, el Espíritu Santo sigue conmoviendo a las personas para permitirles sentir gozo y vive con el hombre. Esta es la fuente de esos[a] sentimientos especiales y agradables que suelen producirse en tu vida. De vez en cuando, llega un día en el que sientes que Dios es verdaderamente encantador, y no puedes evitar orarle: “¡Oh, Dios! Tu amor es realmente hermoso y, Tu imagen, verdaderamente extraordinaria. Deseo amarte más profundamente. Deseo dedicar todo mi ser a esforzarme durante toda mi vida. A Ti te dedicaré todo siempre que sea por Ti, siempre que, al hacerlo, pueda amarte…”. Este es un sentimiento de placer que te ha dado el Espíritu Santo. No es esclarecimiento ni iluminación; es la experiencia de ser conmovido. Experiencias similares a esta sucederán de vez en cuando: algunas veces, cuando vayas de camino al trabajo, orarás y te acercarás a Dios, y te sentirás conmovido, al punto en el que las lágrimas humedecerán tu rostro, y perderás todo autocontrol y te sentirás ansioso por hallar un lugar adecuado donde puedas expresar todo el fervor que hay dentro de tu corazón… Habrá veces en las que estés en un lugar público y sentirás que disfrutas mucho el amor de Dios, que tu suerte es todo menos común y corriente, y, aún más, que estás viviendo tu vida con más sentido que cualquiera. Sabrás profundamente que Dios te ha exaltado y que este es el gran amor de Dios por ti. En los lugares más recónditos de tu corazón sentirás que en Dios existe una clase de amor inexpresable e insondable hacia el hombre, como si lo conocieras, pero no tuvieras forma de describirlo, y que siempre te ofrece un momento para reflexionar, pero te deja incapaz de expresarlo por completo. En momentos como este, incluso llegarás a olvidar dónde estás y exclamarás: “¡Oh, Dios! ¡Eres tan insondable y tan amado!”. Esto deja a la gente desconcertada, pero todas esas cosas ocurren con bastante frecuencia. Habéis experimentado semejante cosa muchas veces. Esta es la vida que el Espíritu Santo te ha dado hoy y la que ahora deberías estar viviendo. No es para impedirte vivir la vida, sino, más bien, para cambiar la forma en la que la vives. Es un sentimiento que no se puede describir ni expresar. Es, asimismo, el verdadero sentimiento del hombre y, aún más, es la obra del Espíritu Santo. Puedes entenderlo en tu corazón, pero no tienes forma de expresárselo con claridad a nadie más. Esto no se debe a que seas tardo en hablar ni a que tartamudees, sino a que es un tipo de sentimiento que no se puede describir con palabras. Se te permite disfrutar estas cosas hoy y esta es la vida que deberías estar viviendo. Por supuesto, los demás aspectos de tu vida no están vacíos; es solo que esta experiencia de ser conmovido se convierte en una especie de gozo en tu vida que hace que siempre estés dispuesto a disfrutar tales experiencias del Espíritu Santo. Sin embargo, debes saber que ser conmovido de esta forma no ocurre para que puedas trascender la carne e ir al tercer cielo o viajar por todo el mundo. Más bien, es para que puedas sentir y probar el amor de Dios que disfrutas hoy, experimentar el significado de la obra actual de Dios y volver a familiarizarte con el cuidado y la protección de Dios. Todo esto es para que puedas llegar a tener un conocimiento mayor de la obra que Dios hace hoy: este es el objetivo de Dios al realizar esta obra.

Buscar y andar a tientas fue el modo de vida previo a la encarnación de Dios. En esa época, las personas no podían ver a Dios; por tanto, no tenían más elección que buscar y andar a tientas. Hoy has visto a Dios y Él te dice directamente cómo deberías practicar; es por eso que ya no necesitas andar a tientas o buscar. La senda por la cual Él dirige al hombre es el camino de la verdad, y las cosas que Él le dice al hombre y lo que el hombre recibe son la vida y la verdad. Tienes el camino, la verdad-vida, así pues ¿qué necesidad hay de andar buscando por todas partes? El Espíritu Santo no llevará a cabo dos etapas de la obra simultáneamente. Si, para cuando Yo haya terminado de pronunciar Mi palabra, las personas no comen ni beben cuidadosamente las palabras de Dios y buscan la verdad de forma apropiada, y siguen actuando como lo hicieron en la Era de la Gracia, andando a tientas como si fueran ciegas, orando y buscando constantemente, ¿no significaría esto que esta etapa de Mi obra —la obra de las palabras—está siendo en vano? Aunque Yo pueda haber acabado de pronunciar Mi palabra, las personas aún no comprenden del todo, y esto se debe a que carecen de calibre. Este problema se puede resolver al vivir la vida de iglesia y a través de la comunión los unos con los otros. Antes, en la Era de la Gracia, aunque Dios estaba encarnado, Él no llevó a cabo la obra de las palabras, razón por la cual el Espíritu Santo obró de esa manera en aquella época para mantener la obra. En ese tiempo, fue primordialmente el Espíritu Santo quien realizó la obra, pero ahora es Dios encarnado mismo quien la lleva a cabo, habiendo ocupado el lugar de la obra del Espíritu Santo. Anteriormente, siempre que las personas oraran frecuentemente, experimentaban paz y alegría; había recriminación, así como disciplina. Todo esto fue la obra del Espíritu Santo. Ahora, estos estados son contados. El Espíritu Santo solo puede hacer un tipo de obra en cada era. Si realizara dos clases de obra de manera simultánea, donde la carne, por un lado, realiza un tipo de obra, y el Espíritu Santo realiza otra dentro de las personas, y si lo que la carne dijo no contó y solo contó lo que el Espíritu hizo, entonces Cristo no tendría verdad, camino, ni vida algunos de los cuales hablar. Esto sería una autocontradicción. ¿Podría el Espíritu Santo obrar así? Dios es todopoderoso y omnisciente, santo y justo, y no comete ningún error en absoluto.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (1)

En el tiempo de la creencia en Jesús, porque no entendían la verdad, las personas hicieron muchas cosas que Dios no amaba; sin embargo, Dios tiene amor y misericordia, y ha traído al hombre hasta aquí y aunque el hombre no entiende nada, Dios le sigue permitiendo seguirlo y, además, ha guiado al hombre hasta hoy. ¿No es este el amor de Dios? Lo que se manifiesta en el carácter de Dios es el amor de Dios: ¡esto es absolutamente cierto! Cuando la edificación de la iglesia alcanzó su culminación, Dios llevó a cabo el paso de la obra de los “hacedores de servicio” y arrojó al hombre al abismo. Todas las palabras del tiempo de los hacedores de servicio fueron maldiciones: las maldiciones de tu carne, las maldiciones de tu carácter satánico corrupto y las maldiciones de las cosas sobre ti que no satisfacen la voluntad de Dios. La obra que Dios realizó en ese paso se manifestó como majestad, poco después de lo cual Dios llevó a cabo el paso de la obra de castigo y ahí vino la prueba de la muerte. En esa obra el hombre vio la ira, la majestad, el juicio y el castigo de Dios, pero también vio la gracia de Dios, Su amor y Su misericordia. Todo lo que Dios hizo, y todo lo que se manifestó como Su carácter, fue el amor de Dios por el hombre, y todo lo que Dios hizo pudo satisfacer las necesidades del hombre. Lo hizo con el fin de perfeccionar al hombre y Él lo proveyó de acuerdo con su estatura. Si Dios no hubiera hecho esto, el hombre no sería capaz de presentarse ante Dios y no tendría manera de conocer el verdadero rostro de Dios. Desde el momento en que el hombre comenzó a creer en Dios hasta el día de hoy, Dios lo ha provisto gradualmente de acuerdo con su estatura, para que, en su interior, el hombre poco a poco llegue a conocerlo. Sólo después de haber llegado hasta hoy, el hombre se da cuenta de cuán maravilloso es el juicio de Dios. El paso de la obra de los hacedores de servicio fue el primer episodio de la obra de maldición desde el tiempo de la creación hasta hoy. El hombre fue maldecido y arrojado al abismo. Si Dios no hubiera hecho eso, hoy el hombre no tendría un verdadero conocimiento de Dios; fue sólo por medio de la maldición de Dios que el hombre oficialmente se topó con Su carácter. El hombre fue revelado a través de las pruebas de los hacedores de servicio. Él vio que su lealtad era inaceptable, que su estatura era demasiado pequeña, que era incapaz de satisfacer la voluntad de Dios y que sus reclamos de que satisfacía a Dios todo el tiempo no eran nada más que palabras. Aunque Dios maldijo al hombre en la etapa de la obra de los hacedores de servicio, viéndolo en retrospectiva, ese paso de la obra de Dios fue maravilloso: le trajo al hombre un gran punto de inflexión y provocó un gran cambio en su carácter de vida. Antes del tiempo de los hacedores de servicio, el hombre no entendía nada de la búsqueda de la vida, de lo que significa creer en Dios o de la sabiduría de la obra de Dios ni tampoco entendía que la obra de Dios puede poner a prueba al hombre. Desde el tiempo de los hacedores de servicio hasta hoy, el hombre ve cuán maravillosa es la obra de Dios; es insondable para el hombre. Este es incapaz de imaginar con su cerebro cómo obra Dios y también ve qué pequeña es su estatura y la mucha desobediencia que hay en él. Cuando Dios maldijo al hombre, fue con el fin de lograr un efecto y no ejecutó al hombre. Aunque lo maldijo, lo hizo a través de palabras, y las maldiciones de Dios en realidad no le sobrevinieron al hombre, porque lo que Dios maldijo fue la desobediencia del hombre y por eso las palabras de Sus maldiciones también se emitieron para perfeccionar al hombre. Ya sea que Dios juzgue al hombre o lo maldiga, ambas cosas perfeccionan al hombre: ambas se hacen con el propósito de perfeccionar lo que es impuro dentro del hombre. A través de este medio, el hombre es refinado y Sus palabras y Su obra perfeccionan aquello de lo que carece el hombre en su interior. Cada paso de la obra de Dios —ya sean las palabras ásperas o el juicio o el castigo— perfeccionan al hombre y es absolutamente apropiado. Nunca a lo largo de las eras ha llevado a cabo Dios una obra como esta; en la actualidad, Él obra dentro de vosotros para que apreciéis Su sabiduría. Aunque hayáis sufrido algo de dolor en vuestro interior, vuestro corazón se siente firme y en paz; es vuestra bendición poder disfrutar esta etapa de la obra de Dios. Independientemente de lo que podáis ganar en el futuro, todo lo que veis de la obra de Dios en vosotros hoy es amor. Si el hombre no experimenta el juicio y el refinamiento de Dios, sus acciones y su fervor siempre serán superficiales y su carácter siempre permanecerá inalterado. ¿Acaso esto cuenta como ser ganado por Dios? Hoy, aunque todavía hay mucha arrogancia y soberbia dentro del hombre, su carácter es mucho más estable que antes. El tratamiento que Dios lleva a cabo contigo lo hace con el fin de salvarte, y aunque puedas sentir algo de dolor en el momento, vendrá el día cuando ocurra un cambio en tu carácter. En ese momento, mirarás en retrospectiva y verás cuán sabia es la obra de Dios, y en ese instante podrás entender realmente la voluntad de Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios

Que el hombre pueda sufrir por Dios y que haya podido llegar hasta aquí se debe, en un sentido, al amor de Dios y, en otro, a la salvación de Dios; además, se debe al juicio y a la obra de castigo que Dios ha llevado a cabo en el hombre. Si no tenéis el juicio, el castigo y las pruebas de Dios, y si Dios no os ha hecho sufrir, entonces, con toda franqueza, vosotros no amáis sinceramente a Dios. Cuanto mayor sea la obra que Dios lleva a cabo en el hombre y cuanto mayor sea el sufrimiento del hombre, más evidente es cuán significativa es la obra de Dios y más puede el corazón del hombre amar a Dios sinceramente. ¿Cómo aprendéis a amar a Dios? Sin el tormento y el refinamiento, sin las pruebas dolorosas —y si, además, todo lo que Dios le diera al hombre fuera gracia, amor y misericordia— ¿serías capaz de alcanzar el punto de amar a Dios sinceramente? Por un lado, durante las pruebas de Dios, el hombre llega a conocer sus deficiencias y a ver que es insignificante, despreciable y vil; que no tiene nada y que no es nada; por el otro, durante Sus pruebas Dios crea para el hombre entornos diferentes que hacen que el hombre sea más capaz de experimentar la hermosura de Dios. Aunque el dolor es grande y, a veces, insuperable —e incluso llega al nivel de un dolor abrumador—, después de haberlo experimentado, el hombre ve cuán preciosa es la obra de Dios en él y solo con base en esto nace en el hombre el amor verdadero por Dios. Hoy el hombre ve que no es capaz de conocerse a sí mismo verdaderamente solo con la gracia, el amor y la misericordia de Dios y, mucho menos, puede conocer la sustancia del hombre. Solo por medio del refinamiento y el juicio de Dios y durante el proceso de refinamiento mismo puede el hombre conocer sus deficiencias y saber que no tiene nada. De esta manera, el amor del hombre por Dios se construye sobre la base del refinamiento y el juicio de Dios. Si solo disfrutas la gracia de Dios y tienes una vida familiar tranquila o con bendiciones materiales, entonces no has ganado a Dios y tu creencia en Él no se puede considerar exitosa. Dios ya ha llevado a cabo una etapa de la obra de la gracia en la carne y le ha otorgado al hombre bendiciones materiales, pero el hombre no puede ser perfeccionado sólo con la gracia, el amor y la misericordia. En las experiencias del hombre, este encuentra algo del amor de Dios y ve el amor y la misericordia de Dios, pero después de experimentar por un tiempo, ve que la gracia de Dios y Su amor y misericordia no pueden perfeccionar al hombre, no pueden revelar lo que está corrupto dentro del hombre y no pueden librar al hombre de su carácter corrupto o perfeccionar su amor y su fe. La obra de la gracia de Dios fue la obra de un periodo y el hombre no puede depender del disfrute de la gracia de Dios para conocer a Dios.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios

Nota al pie:

a. El texto original dice “Estos son algunos”.

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.

Contenido relacionado

Las diferencias entre el camino del arrepentimiento en la Era de la Gracia y el camino de la vida eterna en los últimos días

En la Era de la Gracia, Jesús hizo mucho de esa obra, como curar enfermedades, expulsar demonios, imponer Sus manos sobre el hombre para orar por él y bendecirlo. Sin embargo, continuar haciéndolo no serviría para nada en el presente. El Espíritu Santo obraba de esa forma en ese momento, porque era la Era de la Gracia, y se mostró suficiente gracia al hombre para su disfrute.

Deja un comentario