Antes, no tenía discernimiento. Seguía a los pastores y ancianos en su oposición y condena de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, y les seguía la corriente diciendo blasfemias. ¿Me salvará Dios?

2 Mar 2021

Versículos bíblicos como referencia:

“Cuando el justo se aparta de su justicia, comete iniquidad y muere a causa de ello, por la iniquidad que ha cometido, morirá. Y cuando el impío se aparta de la maldad que ha cometido y practica el derecho y la justicia, salvará su vida. Porque consideró y se apartó de todas las transgresiones que había cometido, ciertamente vivirá, no morirá” (Ezequiel 18:26-28).

“Y la palabra de Jehová vino a Jonás por segunda vez diciendo: Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad y predícales el mensaje que Yo te doy. Entonces, Jonás se levantó y fue a Nínive, de acuerdo con la palabra de Jehová. Nínive era una ciudad extremadamente grande a tres días de camino. Y Jonás comenzó a entrar a la ciudad a un día de camino y gritó y dijo: En cuarenta días Nínive será destruida. Entonces la gente de Nínive creyó a Dios, y declararon un ayuno, y se pusieron un hábito de penitencia, desde el más importante hasta el menor de ellos. Porque el rey de Nínive se enteró y se levantó de su trono, se quitó su vestidura y se puso un hábito de penitencia y se sentó sobre cenizas. Y mandó que se proclamara y publicara mediante decreto del rey y sus nobles, ordenó a todo Nínive diciendo: Que ningún hombre ni bestia, manada o bandada, coman nada, ni siquiera que beban agua. Pero que todos los hombres y las bestias estén cubiertos con hábito de penitencia y que clamen con todas sus fuerzas a Dios; que todos se arrepientan de sus caminos de maldad y se despojen de toda la violencia de sus manos. ¿Cómo saber si Dios no cambiará y se arrepentirá, y se alejará de su gran ira, y no permitirá que muramos? Y Dios vio sus obras que ellos se habían arrepentido de su maldad; y Dios se arrepintió del mal que Él había anunciado para ellos y no lo cumplió” (Jonás 3:1-10).

Las palabras relevantes de Dios:

El propósito de la obra de Dios sobre el hombre es permitirle cumplir la voluntad de Dios y se hace para traerle la salvación. Por lo tanto, durante el tiempo de Su salvación del hombre Él no lleva a cabo la obra de castigarlo. Mientras trae la salvación al hombre, Dios no castiga el mal ni recompensa el bien, ni tampoco revela los destinos de varias clases de personas. En cambio, solo después de que la etapa final de Su obra esté completa, Él llevará a cabo la obra de castigar el mal y recompensar el bien y solo entonces revelará el final de todas las diferentes clases de personas. Los que son castigados serán aquellos que realmente son incapaces de ser salvados, mientras que los que son salvados serán aquellos que han obtenido la salvación de Dios durante el tiempo de Su salvación del hombre. Mientras la obra de salvación de Dios se lleva a cabo, todos los que puedan ser salvados serán salvados, en todo lo posible, sin descartar a ninguno de ellos, ya que el propósito de la obra de Dios es salvar al hombre. Todos aquellos que durante el tiempo de la salvación del hombre por parte de Dios no puedan alcanzar un cambio en su carácter, además de todos aquellos que no puedan someterse completamente a Dios, se convertirán en objetos de castigo. Esta etapa de la obra —la obra de las palabras— desbloqueará para las personas todos los caminos y misterios que no entienden para que puedan entender la voluntad y los requisitos de Dios hacia el hombre, para que puedan tener los requisitos previos para poner en práctica las palabras de Dios y lograr cambios en su carácter. Dios solo usa palabras para hacer Su obra y no castiga a las personas por ser un poco rebeldes. Esto es porque ahora es el tiempo de la obra de salvación. Si cualquiera que actúa con rebeldía fuera castigado, entonces nadie tendría la oportunidad de ser salvado; todos serían castigados y caerían en el Hades. El propósito de las palabras que juzgan al hombre es permitirle conocerse y someterse a Dios, no es para castigar por medio de ese juicio. Durante el tiempo de la obra de las palabras, muchas personas expondrán su rebeldía y resistencia, además de su desobediencia hacia el Dios encarnado. Sin embargo, Él no castigará a todas estas personas a consecuencia de ello; en lugar de eso, solo descartará a los que son corruptos hasta la médula y que no pueden ser salvados. Él le dará su carne a Satanás y, en unos pocos casos, pondrá fin a su carne. Los que hayan quedado continuarán siguiendo y experimentando el trato y la poda. Si, mientras siguen, esas personas todavía no son capaces de aceptar ser tratados y podados y se vuelven cada vez más degenerados, entonces habrán perdido su oportunidad de salvación. Todas las personas que se hayan sometido a la conquista de las palabras tendrán una amplia oportunidad de salvación. La salvación de Dios de cada una de estas personas les mostrará Su máxima indulgencia. En otras palabras, se les mostrará la máxima tolerancia. Siempre que las personas regresen de la senda equivocada y siempre que se puedan arrepentir, Dios les dará oportunidades de obtener Su salvación. Cuando los humanos se rebelan contra Dios por primera vez, Él no tiene deseos de hacerles morir, sino que hará todo lo posible por salvarlos. Si alguien realmente no tiene cabida en la salvación, entonces Dios lo descartará. La razón por la cual Dios es lento para castigar a ciertas personas es que quiere salvar a todas las personas que pueden ser salvadas. Él las juzga, ilumina y guía solo con palabras y no usa una vara para hacerlas morir. Emplear palabras para traer salvación a los seres humanos es el propósito y el significado de la etapa final de la obra.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre

“La blasfemia y la calumnia contra Dios es un pecado que no será perdonado en esta era ni en la venidera, y aquellos que cometen este pecado no se reencarnarán nunca”. Esto significa que el carácter de Dios no tolera que el hombre lo ofenda. Cuando en una situación no entienden, o cuando son engañadas, controladas o reprimidas por otros, algunas personas pueden decir palabras que son desagradables o feas. Sin embargo, más adelante, cuando han aceptado el camino verdadero, los invadirá el pesar. Entonces preparan bastantes buenas obras, obtienen conocimiento y experimentan transformación en este aspecto, y por eso Dios no se fija en ninguna de sus anteriores trasgresiones. Vosotros deberíais conocer a Dios plenamente, deberíais saber a quién van dirigidas estas palabras de Dios, así como cuál es su contexto, y no deberíais aplicarlas de forma aleatoria ni definirlas arbitrariamente. Las personas que no tienen experiencia alguna no están a la altura de las palabras de Dios en nada, mientras que las que tienen poca experiencia o alguna percepción tienden a ser hipersensibles. Cuando escuchan las declaraciones de Dios que maldicen o que odian o descartan a las personas, se lo toman como algo personal indiscriminadamente. Esto demuestra que no entienden las palabras de Dios y que siempre lo malinterpretan. Algunas personas juzgan a Dios antes de haber leído ninguna de Sus declaraciones nuevas, de hacer ninguna investigación, de oír ninguna enseñanza de las personas que entienden la nueva obra de Dios o, menos aún, de ganar algún esclarecimiento del Espíritu Santo. Después de esto, alguien les predica el evangelio y lo aceptan. Más tarde, se sienten apesadumbradas por haber juzgado a Dios y desean arrepentirse. Después, depende de cómo se comporten en el futuro. Si, después de haber tenido fe, su conducta es particularmente mala, se autoexcluyen diciendo: “Bueno, después de todo, he pronunciado palabras de blasfemia y desagradables antes, y Dios ha declarado que las personas como yo serán condenadas, así que mi vida ha acabado”, tales personas están de verdad acabadas.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Algunas personas que han cometido una pequeña transgresión se preguntan: “¿Me ha desenmascarado y eliminado Dios? ¿Me abatirá?”. Esta vez Dios no ha venido a obrar para abatir a las personas, sino para salvarlas en la mayor medida posible. ¿Quién está totalmente libre del error? Si todos fueran abatidos, entonces ¿cómo podría ser “salvación”? Algunas transgresiones se cometen a propósito, mientras que otras se hacen de forma involuntaria. Si puedes cambiar después de reconocer las transgresiones que cometes de manera involuntaria; ¿te abatiría Dios antes de que cambiaras? ¿Así salva Dios a las personas? ¡No es así cómo obra Dios! Independientemente de que transgredas sin querer o guiado por una naturaleza rebelde, debes recordar que, después de haber cometido la transgresión, debes darte prisa, despertar a la realidad y seguir adelante, no importa qué situación surja, debes continuar avanzando. La obra que está haciendo Dios es la de la salvación, y Él no abate de manera casual a aquellos a los que quiere salvar. Independientemente del grado en que seas capaz de transformarte, aunque Dios finalmente te abatiera, sería ciertamente justo que lo hiciera y te lo haría entender a su debido tiempo. Por ahora os debéis preocupar de esforzaros por la verdad, de centraros en la entrada en la vida y de tratar de cumplir adecuadamente con el deber. ¡En esto no hay equivocación! En última instancia, independientemente de cómo te trate Dios, siempre es justo; no deberías poner esto en duda ni preocuparte. Aunque no puedas entender la justicia de Dios en este momento llegará un día en que quedarás convencido. Dios hace Su obra a la luz y con justicia: todo lo da a conocer abiertamente. Si consideráis detenidamente este asunto, llegaréis a la conclusión de que la obra de Dios consiste en salvar a las personas y transformar su carácter. Como Su obra es la obra de transformación del carácter de las personas, si estas no revelan su corrupción, no se puede hacer nada y no se conseguirá nada. Si después de que la gente haya revelado su corrupción no se arrepienten en lo más mínimo y siguen actuando de la misma manera, ofenderán el carácter de Dios. Él infligirá diferentes grados de retribución sobre ellos y pagarán el precio por sus transgresiones. […]

Como he citado anteriormente, los acontecimientos del pasado pueden borrarse de golpe; es posible hacer que el futuro sustituya al pasado; la tolerancia de Dios es infinita como el mar. No obstante, también hay unos principios en estas palabras. No es que Dios borre cualquier pecado que hayas cometido por muy grande que sea. Toda la obra de Dios tiene principios. Tiempo atrás se estableció un decreto administrativo sobre esta cuestión: Dios perdona y absuelve todos los pecados que uno cometa antes de aceptar Su nombre, y hay un sistema que se ocupa de aquellos que continúan pecando ya dentro de la iglesia: a quien cometa un pecado venial se le da la oportunidad de arrepentirse, mientras que los reincidentes son expulsados. Dios siempre ha sido tolerante con la gente en la medida de lo posible dentro de Su obra, lo que evidencia que la obra de Dios es, en verdad, la de la salvación de las personas. Ahora bien, si en esta etapa final de Su obra cometes pecados imperdonables, entonces eres realmente irredimible y no puedes transformarte.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Muchos son los que se oponen a Dios, y entre ellos, existen muchas maneras en las que se oponen a Dios. Del mismo modo que hay toda clase de creyentes, también hay toda clase de aquellos que se oponen a Dios, cada una diferente de los demás. Ninguno de esos que no reconoce claramente el propósito de la obra de Dios puede salvarse. Independientemente de cómo se haya opuesto el hombre a Dios en el pasado, cuando llega a entender el propósito de Su obra y dedica sus esfuerzos a satisfacerlo, Él hará borrón y cuenta nueva de sus pecados anteriores. Mientras el hombre busque la verdad y la practique, Dios no tendrá en cuenta lo que ha hecho. Además, es en base a la práctica de la verdad por parte del hombre como Dios lo justifica. Esta es la justicia de Dios. Antes de que el hombre haya visto a Dios o experimentado Su obra, independientemente de cómo actúe hacia Él, Dios no lo tiene en cuenta. Sin embargo, una vez que el hombre ha visto a Dios y experimentado Su obra, Dios escribe todos sus hechos y acciones en los “anales”, porque el hombre ha visto a Dios y vivido en Su obra.

Cuando el hombre haya visto verdaderamente lo que Dios tiene y es, cuando haya visto Su supremacía y haya llegado a conocer realmente la obra de Dios; además, cuando su carácter anterior se haya transformado, entonces habrá desechado completamente su carácter rebelde que se opone a Dios. Puede decirse que todos se han opuesto alguna vez a Dios y se han rebelado alguna vez contra Él. Sin embargo, si obedeces de buen grado al Dios encarnado y a partir de entonces satisfaces Su corazón con tu lealtad, practicas la verdad que deberías, cumples tu deber como deberías y sigues las normas que deberías, entonces eres alguien dispuesto a dejar de lado su rebeldía para satisfacer a Dios y alguien que puede ser perfeccionado por Él. Si te niegas obstinadamente a darte cuenta de tus errores y no tienes intención de arrepentirte, si persistes en tu conducta rebelde sin la más mínima intención de colaborar con Dios y satisfacerlo, entonces una persona tan obstinada e incorregible como tú será castigada sin duda y nunca será perfeccionada por Dios. Como tal, eres Su enemigo hoy, mañana lo seguirás siendo y pasado mañana también; siempre serás un oponente y el enemigo de Dios. En ese caso, ¿cómo iba Dios a dejarte ir?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él

Mientras ahora tengáis alguna esperanza, independientemente de que Dios recuerde o no las cosas del pasado, ¿qué mentalidad deberíais mantener? “Debo buscar un cambio en mi carácter, procurar entender a Dios, que Satanás no me engañe de nuevo y no hacer nada que deshonre el nombre de Dios”. ¿Qué ámbitos fundamentales determinan si alguien puede o no ser salvado y si tiene o no alguna esperanza? El quid de la cuestión, después de haber oído un sermón, es que puedas o no entender la verdad, que puedas o no ponerla en práctica y que puedas o no cambiar. Estos son los ámbitos fundamentales. Si solo sientes remordimientos, si solo si solo sigues actuando con dependencia en tus actitudes satánicas cuando es hora de que actúes, pensando de la misma forma antigua, y si no tienes entendimiento en absoluto sobre este asunto y, en su lugar, empeoras cada vez más, no tendrás remedio y se te debería dar por perdido. Cuanto más entiendas a Dios, y cuanto más te entiendas a ti mismo y más comprendas tu propia naturaleza, más capaz serás de dominarte. Cuando hayas recapitulado tu experiencia, nunca más fracasarás en este aspecto. En realidad, todo el mundo tiene defectos, pero, sencillamente no se les ha hecho responsable. Todos las tienen; las de algunos son pequeñas, las de otros son grandes; algunos hablan con claridad, y otros ocultan cosas. Algunas personas hacen cosas de las que otros están al tanto y otras actúan sin que los demás lo sepan. Hay manchas en todos y todos manifiestan ciertas actitudes corruptas, como la arrogancia o el engreimiento, cometen algunas transgresiones o equivocaciones en su trabajo, o manifiestan alguna pequeña rebeldía. Todas estas cosas son perdonables, porque son cosas que ninguna persona corrupta puede evitar. Pero deberían eludirse una vez que se ha entendido la verdad, y ya no será necesario estar siempre atribulado por cosas ocurridas en el pasado. En su lugar, lo temible es que sigas sin cambiar aún después de haber entendido, que sigas haciendo algo aun sabiendo que es incorrecto, incluso después de que se te haya dicho que no es correcto. Estas personas están fuera de la redención.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

Debemos decidir que, independientemente de la gravedad de nuestras circunstancias, del tipo de dificultades que nos sucedan y de nuestro grado de debilidad o negatividad, no hemos de perder la fe en la transformación del carácter ni en las palabras pronunciadas por Dios. Dios le dio al hombre una promesa y el hombre debe tener determinación y perseverancia para recibir esta promesa. A Dios no le agradan los cobardes, sino los decididos. Puede que hayas revelado mucha corrupción, tomado muchos senderos torcidos, cometido numerosas transgresiones o desafiado anteriormente a Dios; por otra parte, es posible que en el corazón de algunas personas haya blasfemias, quejas o rebeldía hacia Dios, pero Él no se fija en estas cosas, sino en si algún día se transformarán. En la Biblia hay una historia sobre el regreso del hijo pródigo. ¿Por qué contó esa parábola el Señor Jesús? La voluntad de Dios de salvar a la humanidad es sincera. Le da a la gente oportunidades de arrepentimiento y de transformación. Durante este proceso, entiende a la gente y conoce a fondo sus debilidades y el alcance de su corrupción. Sabe que tropezará y fallará. Es como cuando los niños aprenden a andar: por muy fuerte que sea tu cuerpo, habrá momentos en que tropieces y otros en que caminarás a trompicones. Dios comprende a cada persona como una madre comprende a su hijo. Entiende las dificultades, las debilidades y, asimismo, las necesidades de cada persona; entiende, además, con qué problemas se topará la gente durante su entrada en la transformación del carácter, qué debilidades sufrirán, qué fracasos tendrán lugar; Dios posee un perfecto entendimiento sobre esto. Dios escruta así lo más hondo del corazón del hombre. Por muy débil que seas, mientras no renuncies al nombre de Dios, no lo abandones a Él y no te apartes de este camino, siempre tendrás la oportunidad de alcanzar la transformación del carácter. Que tengamos la oportunidad de alcanzar la transformación de nuestro carácter significa que tenemos esperanza de perdurar, y esto significa que tenemos esperanza de que Dios nos salve.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. La senda de práctica para la transformación del carácter

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