Una victoria en plena prueba de Satanás
Me llamo David y nací en una familia cristiana. Desde niño creí en el Señor como mis padres. Cuando crecí, serví como secretario de juventud y como intérprete del pastor. También participé en el coro y en otras labores pastorales diversas, pero luego me di cuenta de que, aunque la iglesia parecía muy dinámica, todos estaban yermos espiritualmente. Los sermones del pastor y de los ancianos eran huecos y sin esclarecimiento nuevo, y nadie recibía sustento. Muchos habían perdido la fe y hasta se dormían en los sermones. Algunos incluso traían a la iglesia objetos para vender y hablaban de cosas laicas. Veía que no había ningún sustento real que recibir en la iglesia. Tan solo podía buscar videos cristianos en internet.
En enero de 2019, navegando por los videos de YouTube como siempre, vi un fragmento de El anhelo, una película de la Iglesia de Dios Todopoderoso, titulado Entonces es así como el Señor regresa. Estaba muy emocionado: ¿decía este video que había vuelto el Señor Jesús? Pulsé sin demora sobre él. Con este video aprendí que el Señor Jesús vuelve de dos formas en los últimos días. Primero se encarna en el Hijo del hombre y viene en secreto, y luego aparece públicamente sobre una nube a la vista de todos. El video también daba testimonio de que el Señor Jesús ya ha regresado, de que se ha encarnado como Dios Todopoderoso. Me ilusionó saber del regreso del Señor y tenía bastante curiosidad. Sus enseñanza me parecía llena de esclarecimiento y quería profundizar en ella. Luego miré más películas, como La fe en Dios, Salvación, Ignorancia mortal y Libres de la trampa. Me resutaron muy reveladoras. Con estas películas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, descubrí por qué estaba tan desolada nuestra iglesia y aprendí muchos aspectos de la verdad, como qué es la auténtica fe, qué clase de persona puede entrar al reino de los cielos y que, en los últimos días, Dios Todopoderoso purifica y salva al hombre con el juicio de Sus palabras. Todos estos eran misterios y verdades que jamás había oído y de gran sustento para mí. Me gustaron mucho las películas, me ayudaron mucho. En esas películas observé que leían un libro, La Palabra manifestada en carne, así que intenté buscarlo en internet. Después descubrí la aplicación de la Iglesia de Dios Todopoderoso, la descargué y leí muchas palabras de Dios Todopoderoso. Sus palabras tienen gran autoridad y, cuanto más las leía, más creía que eran las palabras de Dios, que en verdad se trataba de Su voz, una expresión de la verdad sin duda alguna. Gratamente sorprendido, pronto contacté con la Iglesia de Dios Todopoderoso en la aplicación. Tras unos días leyendo las palabras de Dios Todopoderoso en las reuniones y escuchando enseñanzas y testimonios de los hermanos y hermanas, di por seguro que el Señor Jesús había vuelto y que Dios Todopoderoso era el regreso del Señor Jesús. ¡El Señor ha vuelto realmente! Encantado, y muy emocionado, me sentí muy bendecido. En ese momento solo quería una cosa: anunciar Su regreso por todas partes para que todo creyente conociera la fabulosa noticia. Recordé que el clero de la iglesia solía decirnos que veláramos y aguardáramos el regreso del Señor y supuse que les ilusionaría saber que el Señor Jesús había vuelto. Quería acudir corriendo a predicarles el evangelio para que oyeran la voz de Dios y lo recibieran ya. Me acordé primero del pastor Gilbert y el anciano Romain, de nuestra iglesia. Se esforzaban mucho por el Señor en ella y eran cálidos, afectuosos y pacientes con los hermanos y hermanas, a quienes ayudaban mucho. En concreto, el pastor Gilbert dejó su empleo mundano para ir a una escuela bíblica a estudiar para pastor. Creía que, al ser buenos predicadores, sabrían aceptar la obra de Dios. Primero le prediqué el evangelio del regreso del Señor al hermano Romain.
Ese día miramos juntos una película evangélica de la Iglesia de Dios Todopoderoso y le di testimonio del regreso del Señor Jesús. Pensaba que me haría un montón de preguntas, pero, sorprendentemente, no, sino que estuvo muy frío y sin deseos de buscar ni de hablar de ello. Por si no lo había explicado claramente, le pedí que se instalara la aplicación de la Iglesia de Dios Todopoderoso para que pudiera investigarla, pero él no quería. Después de invitarlo reiteradamente a sermones de la Iglesia de Dios Todopoderoso, accedió a regañadientes, pero se sumó a una reunión virtual con indiferencia y se marchó sin decir nada. No volvió a sumarse a ninguna reunión más. Romain empezó a evitarme adrede luego de aquello y nunca más pasó por delante de mi casa. Su actitud me desconcertó un poco. Antes nos habíamos llevado bastante bien; entonces, ¿por qué se distanció tanto de mí en cuanto le dije que el Señor había vuelto? En los sermones siempre nos decía que veláramos y aguardáramos la venida del Señor. ¿Por qué no buscaba e investigaba ahora que había vuelto el Señor Jesús? Sin haber podido encontrarle lógica a esto, sucedió algo que no había previsto.
Días después, de pronto, el pastor Gilbert me pidió que fuera a su despacho. Sentí cierta cautela. Nada más llegar, el pastor Gilbert me preguntó: “David, al parecer has hecho algunos amigos y te comunicas con ellos por internet. Muy interesante. ¿Quiénes son? ¿De qué iglesia?”. Por su actitud cálida, pensé que quería investigarlo, así que le conté que era la Iglesia de Dios Todopoderoso. Escribió el nombre de la iglesia y me contestó, orgulloso: “Los he visto, y no debemos hacerles caso. La Biblia nos dice claramente que en los últimos días surgirán muchos falsos Cristos que descarriarán a mucha gente”. Dicho esto, abrió una Biblia y leyó esto, de 1 Tesalonicenses 4:16-17: “Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre”. Tras leer estos versículos, me explicó altivamente: “Estos versículos nos dicen claramente que, cuando venga el Señor, los ángeles tocarán trompetas, los muertos resucitarán y seremos ascendidos a las nubes para ver al Señor. Si alguien afirma que el Señor ha vuelto, pero seguimos en la tierra y no hemos sido ascendidos al cielo, ¡eso es falso! Cuando Él venga, dejaremos la tierra e iremos al cielo a vivir con Él por siempre”. Sin embargo, me quedé helado al oírle decir eso. Según los versículos que leyó, el Señor descendería sobre nubes, pero las películas de la Iglesia de Dios Todopoderoso enseñaban Su encarnación en secreto. ¿Qué pasaba ahí? Estaba algo confundido. En la Biblia, el Señor Jesús profetizó muchas veces “la venida del Hijo del hombre” y que “vendrá el Hijo del hombre”. Se trataba de que Señor se convertía en el Hijo del hombre y venía en secreto. El Señor Jesús jamás dijo que nos ascendería a las nubes. ¿Y por qué lo afirmado por Pablo no concordaba con lo afirmado por el Señor Jesús? ¿De qué se trataba realmente? ¿Era Dios Todopoderoso el auténtico regreso del Señor Jesús? Si no lo era, ¿cómo podían tener Sus palabras tanta verdad, tanta autoridad y tanto poder? En serio, no lo entendía. Justo después, el pastor Gilbert empezó a preguntarme e hizo que le hablara más de lo que había aprendido con la Iglesia de Dios Todopoderoso. También manifestó cosas despectivas y difamatorias. Me di cuenta entonces de que no me preguntaba para buscar e investigar, sino para informarse mejor a fin de impedirme estudiar el camino verdadero. Me acordé entonces de Libres de la trampa, una película de la Iglesia de Dios Todopoderoso sobre los fariseos contemporáneos. En la película, los pastores y ancianos no estudiaban la obra de Dios Todopoderoso, sino que la condenaban a ciegas y se inventaban bulos para que la gente no investigara el camino verdadero y no siguiera a Dios. Ahora también hacía lo mismo el pastor Gilbert. Quería más información para luego difundir rumores e impedir que las ovejas de Dios oyeran Su voz y recibieran al Señor. Pedí a Dios en mi interior sabiduría para contestarle. Le comenté: “No puedo contarte nada ahora. Aún lo estoy investigando. Podré decirte algo cuando tenga más información”. Al final dijo que no buscaría conmigo y terminó la conversación, pero yo seguía algo confundido por la afirmación de que el Señor iba a llegar y a ascendernos al cielo.
Ese día, cuando salí del despacho del pastor, oré a Dios en mi interior para pedirle guía y esclarecimiento. Más tarde, continué pensando en aquellos versículos de 1 Tesalonicenses 4:16-17. Después de mucho pensar, entendí que esos versículos que leyó el pastor Gilbert eran de Pablo, cosas señaladas por Pablo. El Señor Jesús jamás dijo que ascendería a los creyentes a las nubes a Su regreso ni que el reino de los cielos estaría en el firmamento. Luego, en mi continuo proceso de oración y búsqueda, vi otra película de la Iglesia de Dios Todopoderoso, El despertar del sueño, de gran esclarecimiento. Algunos contenidos de la película explicaban claramente cuestiones en torno al arrebatamiento y si el reino está o no en el cielo. En la película, los que predicaban el evangelio enseñaban que todo el mundo cree que el reino de los cielos está en el firmamento debido a sus nociones. Sin embargo, ¿es así? Vemos que el Señor Jesús manifestó: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:9-10). El Señor Jesús nos dijo claramente que el reino de Dios está en la tierra, no en el cielo: Su voluntad se hará en la tierra como en el cielo. Miremos ahora Apocalipsis 21:2-3: “Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, […] He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”. Y Apocalipsis 11:15: “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos”. Estas profecías señalan que “el tabernáculo de Dios está entre los hombres”, “la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios” y que “el reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de Su Cristo”. Esto demuestra que Dios creará Su reino en la tierra, que vivirá entre los hombres. El reino de la tierra debe venir a ser el reino de Cristo, la eternidad. Si, por nuestras fantasías, creemos que el reino de Dios estará en los cielos y que el Señor nos ascenderá hasta allí cuando venga, ¿no quedarán en nada todas estas palabras de Dios? ¿Y qué es ser arrebatados? La mayoría no lo sabe. El misterio del arrebatamiento de los santos no se reveló hasta que llegó Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “‘Ser arrebatado’ no significa ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas podrían imaginar; es una idea completamente equivocada. ‘Ser arrebatado’ se refiere a Mi predestinación y posterior selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. […] Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Aquellas que tengan participación en Mi casa en el futuro son los que han sido arrebatados delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y es irrefutable. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 104). Dios Todopoderoso es muy claro. El arrebatamiento no es lo que hemos imaginado: ser ascendidos de la tierra al cielo a encontrarnos con el Señor en las nubes. Se trata de que, cuando regrese Dios a hablar y obrar en la tierra, la gente oiga Su voz, se levante a seguirlo y se someta a Su obra de los últimos días. Este es el significado real de la ascensión ante el trono de Dios. Todos aquellos capaces de reconocer la voz del Señor, de descubrir y aceptar la verdad de las palabras de Dios Todopoderoso y de volverse a Él, son las vírgenes prudentes. Estas personas son esas “piedras preciosas” “robadas” de vuelta a la casa de Dios, capaces de aceptar la verdad y de entender la voz de Dios. Son verdaderamente arrebatadas y un grupo al que Dios perfecciona para convertirlas en vencedoras cuando venga en secreto a obrar en los últimos días. Desde el inicio de la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, cada vez son más aquellos que realmente anhelan la aparición de Dios que han reconocido Su voz en las palabras de Dios Todopoderoso y aceptado la obra del juicio de Dios de los últimos días. Han sido ascendidos ante el trono de Dios para encontrarse con Él y Sus palabras los alimentan y riegan. Han llegado a comprender de verdad a Dios, su carácter corrupto se ha purificado y viven la realidad de las palabras de Dios. Han recibido una gran salvación de Dios. Ya son vencedores antes de los desastres. Se han convertido en las primicias ganadas por Dios. Pero quienes se aferran a sus nociones y fantasías, esperan neciamente a que el Señor los ascienda al cielo y se niegan a aceptar la obra del juicio de Dios de los últimos días son las vírgenes insensatas, y Dios las descartará a todas. Al final caerán en los desastres, entre el llanto y el crujir de dientes. Eso es así.
Tras la película descubrí que no podemos interpretar literalmente el “arrebatamiento”. Este alude, principalmente, a que la gente oiga la voz de Dios, reciba al Señor y se presente ante el trono de Dios. Eso es el arrebatamiento. Quienes aceptan la obra de Dios de los últimos días son las vírgenes prudentes arrebatadas ante Su trono. Comen y beben las palabras de Dios Todopoderoso y aceptan Su juicio y purificación. Esto supone asistir al banquete del Cordero. Es muy práctico ser arrebatados de este modo. ¡Qué sabia y profunda la obra de Dios! Vi que, realmente, así era el tiempo que pasaba reunido y comunicándome con los de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Llevan una vida normal en la tierra como el resto. Lo distinto es que comen y beben de las palabras de Dios y que su enseñanza de la verdad tiene agudeza y esclarecimiento. Su perspectiva de las cosas y de la fe es muy renovadora. Cuando se topan con problemas, no piensan en implorar la gracia de Dios, sino que buscan y hablan de cómo amarlo y someterse a Él, de cómo reconocer y corregir su carácter corrupto y de practicar la verdad y vivir las palabras de Dios. Realmente me parecía que estaban en un mundo nuevo, que habían entrado en una nueva era y tenían una vida totalmente nueva. Nunca me había encontrado con nadie así. Nos han dejado muy atrás a aquellos de nosotros que creíamos en el Señor. Esto hizo que ansiara aún más leer las palabras de Dios Todopoderoso, experimentar Su obra de juicio, vivir como ellos. Me quedó todavía más claro que Pablo dijo estas cosas únicamente por de sus nociones y que tenía que creer que las palabras de Dios, no las de Pablo, eran la verdad, pues Pablo era un hombre. En algo tan importante como el recibimiento al Señor, es peligrosísimo creer en una persona. Sobre todo cuando chocan las palabras del hombre y las del Señor, no podemos adoptar como fundamento las del hombre. Que el pastor empleara las palabras de Pablo estuvo a punto de engañarme, de descarriarme. En todos esos años, nadie comprendió el misterio del arrebatamiento de los santos ni tuvo discernimiento de las palabras de Pablo, rebosantes de fantasías. Resulta que eran totalmente opuestas a las del Señor Jesús. Esto me aclaró las cosas.
Con las reuniones y enseñanzas aprendí a discernir al clero. Eran conocedores de la Biblia, pero no sabían si el recibimiento al Señor debía basarse en las palabras de Dios o en las del hombre. No conocían nada a Dios. Días después, una noche me topé con el pastor Gilbert cerca de un campo de fútbol de la aldea. Continuó tratando de hacerme cambiar de idea. Esta vez lo intentaba con demostraciones, como si hiciera una parodia. Levantó las manos, miró al cielo y se puso a pisotear el suelo como si subiera unas escaleras. Me dijo: “Podremos caminar sobre las nubes, pero si ese día tú no estás lleno del Espíritu Santo, no podrás”. Esta actuación infantil del pastor Gilbert me convenció aún más de que la historia del ascenso a las nubes es una simple fantasía humana. Fue tan absurda y graciosa que me dio ganas de reír. Fue tan infantil como creer que Santa Claus viene realmente el 25 de diciembre a traer regalos a los niños. Desde ese día dejé de creer en esa fantasía, solo me centré en la realidad y seguí estudiando la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días.
Más adelante, el hermano menor del pastor Gilbert y yo aceptamos la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días y recibimos libros de las palabras de Dios Todopoderoso. Ambos estábamos muy contentos y emocionados. El pastor Gilbert estaba furioso cuando se enteró, y no solo se interpuso en la fe de su hermano, sino que le quitó los libros y envió algunos al anciano Romain. Yo sabía que no habían tomado los libros de las palabras de Dios Todopoderoso para buscar la verdad, sino para criticarla, para así condenar la aparición y obra de Dios Todopoderoso y, al fin, convencernos de que traicionáramos a Dios Todopoderoso. No tenían buenas intenciones. Y, de hecho, eso ocurrió.
Un día me dijo el anciano Romain: “Este libro no tiene nada de especial. Todo son cosas de la Biblia, nada nuevo”. Me decepcionó una vez más cuando le oí decir aquello. Me dije a mí mismo que las palabras de Dios Todopoderoso son muy autorizadas y poderosas y hablan de los misterios de la verdad. Mentir de esa forma, alegando que no había nada nuevo, ¿no era algo que solo podía decir alguien demoníaco? Las palabras de Dios Todopoderoso revelan los misterios de la obra de gestión de 6000 años de Dios, de la encarnación, de los nombres de Dios, de cómo Él realiza la obra del juicio, etc. También hay muchos otros misterios y verdades. Todo son cosas que no hay en la Biblia y que no habíamos comprendido en nuestros años de fe. ¿Cómo podía alegar que no había visto nada nuevo en el libro? Era absurdo. No iba a dejarme engañar por él. Eso también me demostró que estaba harto de la verdad y que no entendía para nada la voz de Dios. Igual que el pastor Gilbert. No solo no lo estudió, sino que se opuso y lo condenó todavía más, intensificó la difusión de nociones religiosas en los servicios y les contó a los hermanos y hermanas que toda palabra de Dios está en la Biblia y que no hay palabras Suyas fuera de ella. Según él, el Señor Jesús había de venir en una nube y quien afirmara que el Señor había llegado estaba mintiendo. Por entonces yo aún servía como intérprete en la iglesia. Me sentía fatal. Pensaba que traducir esas falacias que engañan y descarrían a la gente debía de suponer participar en el mal. ¿No estaba participando en la resistencia y blasfemia del clero? Las cosas que hacían me recordaban un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso: “Mira a los líderes de cada denominación: son todos arrogantes y santurrones y sus interpretaciones de la Biblia carecen de contexto y están guiadas por sus propias nociones e imaginaciones. Todos confían en los dones y la erudición para hacer su obra. Si fueran incapaces de predicar nada, ¿les seguirían las personas? Después de todo, poseen cierto conocimiento y pueden predicar sobre cierta doctrina o saben cómo ganarse a los demás y cómo usar algunos artificios. Los usan para engañar a las personas y llevarlas ante ellos. Esas personas creen en Dios sólo de nombre, pero, en realidad, siguen a sus líderes. Cuando se encuentran con alguien que predica el camino verdadero, algunos de ellos dicen: ‘Tenemos que consultarle a nuestro líder respecto a nuestra creencia’. Si la gente todavía necesita la aprobación y el consentimiento de los demás cuando creen en Dios y aceptan el camino verdadero, ¿no se considera esto un problema? ¿En qué se han convertido, pues, esos líderes? ¿Acaso no se han vuelto fariseos, falsos pastores, anticristos y obstáculos para que las personas acepten el camino verdadero?” (La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte). En las palabras de Dios vi que el clero impide que la gente busque y estudie la obra de Dios de los últimos días aparentando que predica y trabaja para el Señor, que protege Su rebaño. Atrapan a los miembros de la iglesia y los controlan en sus manos para alcanzar su objetivo de dominarlos. No anhelan sinceramente el regreso del Señor Jesús, sino que son los fariseos contemporáneos. Por naturaleza, odian la verdad y se oponen a Dios. Me alejé del pastor luego de eso y dejé de servirlo como intérprete. Percibí esta decisión como muy liberadora, como un pajarillo que salía de la jaula.
Sin embargo, el clero no dejó de perturbarme. Un domingo, tras el servicio, el anciano Romain vino a casa a preguntarme por qué había decidido dejar de ser el intérprete de la iglesia. Le respondí que discrepaba de algunas cosas que había predicado el pastor últimamente. Me dijo que el Señor vendrá en una nube y que, si alguien afirma que ha llegado Cristo, pero no hemos sido ascendidos al cielo, se trata de un falso Cristo. Pero ¿tenía eso alguna base en las palabras del Señor Jesús? Si no, ¿no estaba negando que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor? Eso era difundir rumores para descarriar a la gente. El anciano Romain preguntó: “¿Qué tiene eso de incorrecto? La Biblia sí afirma que el Señor vendrá sobre las nubes en los últimos días”. Le dije: “La Biblia sí afirma que el Señor vendrá sobre las nubes en los últimos días, pero también hay muchas profecías en la Biblia de la encarnación del Señor como Hijo del hombre y de Su venida en secreto en los últimos días”. Agarré una Biblia y le leí unos versículos: “Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27). “Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre” (Mateo 24:44). “Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). Le expliqué: “‘La venida del Hijo del hombre’ hace referencia a que el Señor viene en la carne en secreto. ‘Hijo del hombre’ hace referencia a que nació del hombre, a que es de carne y tiene una humanidad normal. Al Señor Jesús lo llamaban Hijo del hombre y Cristo. Por fuera parecía una persona completamente normal. Comía, vestía y vivía como una persona normal. Ni el Espíritu de Dios ni el cuerpo espiritual del Señor Jesús tras Su resurrección se denominan ‘Hijo del hombre’. Por ello, ‘la venida del Hijo del hombre’, citada en estas profecías, significa que el Señor regresará encarnado en secreto como Hijo del hombre”. El anciano Romain replicó: “Es verdad”. Así pues, proseguí: “De hecho, vino en secreto hace mucho: es Dios Todopoderoso. Ha expresado verdades, realiza la obra del juicio y ya ha formado un grupo de vencedores antes de los desastres. Los grandes desastres ya han comenzado y, una vez que pasen, Dios vendrá públicamente sobre una nube para aparecer ante todo pueblo y nación. Entonces se cumplirán todas las profecías de la venida del Hijo del hombre y de la aparición de Dios en una nube. Si esto concuerda plenamente con la Biblia, ¿por qué no lo buscas y estudias? ¿Por qué solo lees las profecías de la venida del Señor sobre una nube? ¿Eso no es sacar las palabras del Señor de contexto, malinterpretarlas? Al explicar siempre las profecías en función de tu fantasía, creyendo que el Señor solo puede venir en una nube, eres como los fariseos, que explicaban las profecías de la venida del Mesías en función de sus nociones y fantasías. Pensaban que el Mesías sería como un rey, de aspecto noble, nacido en una familia real, y que libraría al pueblo del régimen romano, pero, cuando llegó el Mesías, era una persona normal, nacida en un pesebre. Su familia era normal, sin prestigio social, y tampoco Él libró al pueblo del régimen romano. Llegó a ser crucificado. La aparición y obra del Señor Jesús no encajaron para nada con las nociones de los fariseos. Igualmente, ¿cómo podemos atenernos nosotros a nuestras fantasías y decir que el Señor va a venir en una nube?”. Le leí otro pasaje bíblico: “Ya que Mis pensamientos no son los de vosotros, ni vuestros caminos son los míos, dijo Jehová. Ya que los cielos son más altos que la tierra y Mis caminos más altos que los de vosotros y Mis pensamientos que los de vosotros” (Isaías 55:8-9).* “La escritura evidencia que la gente jamás imaginará de antemano lo que va a hacer Dios porque Él es un Dios sabio, y Sus profecías, veladas. La gente no puede interpretarlas y comprenderlas hasta que no suceden. Los fariseos interpretaron las profecías de acuerdo con sus nociones y llegaron a la conclusión equivocada sobre la venida del Mesías. Por eso, cuando vino el Señor Jesús, se resistieron a Él, lo condenaron y terminaron castigados y maldecidos por Dios. Hoy día, es un error interpretar las profecías de acuerdo con nuestras nociones. De hecho, solo podemos entenderlas una vez cumplidas. Ahora que el Señor Jesús ha regresado y han tenido lugar todas las profecías de Su venida, podemos entender de qué trataban realmente”. Le hablé mucho al anciano Romain ese día, pero no me hacía caso alguno.
Lo que me sorprendió mucho fue que el pastor Gilbert y el anciano Romain no solo se negaron a buscar, sino que se opusieron aún más a mi fe. Un domingo, cuando estaban en la iglesia el pastor y todos los ancianos, me preguntaron por el estado de mi fe en Dios Todopoderoso. No les di información sobre la Iglesia de Dios Todopoderoso porque sabía que intentarían buscar algo malo en ella para inventarse rumores. No les dije mucho, solo que aún la estaba investigando. El pastor discrepó y me mandó elegir: si no dejaba de estudiar la obra de Dios Todopoderoso, escribirían a todas las iglesias para contarles que me habían echado. Pensé que, si me echaban, todo mi entorno creería que había tomado la senda equivocada y todos me despreciarían y rechazarían. Me asustó pensar en estas consecuencias, pero sabía que, si renunciaba a aceptar a Dios Todopoderoso por miedo a la humillación, perdería la ocasión de recibir al Señor y jamás alcanzaría la verdad ni me salvaría. Son unas consecuencias graves. Sentí un pequeño conflicto interno. El pastor me amenazó entonces con que me maldecirían si no hacía lo que me decían. Esto me pareció una afirmación demoníaca y no di respuesta alguna. Recordé unos versículos de la Biblia: “Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia!” (Apocalipsis 18:2). “Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no recibáis de sus plagas” (Apocalipsis 18:4). Me acordé de una película de la Iglesia de Dios Todopoderoso que había mirado y supe que Babilonia la Grande hacía referencia al mundo religioso. Estos versículos son muy claros: para abandonar Babilonia, deja el mundo religioso y no participes de su pecado. A esas alturas entendí que debía irme de la iglesia, dejar el mundo religioso y seguir a Dios. Había visto la desolación del mundo religioso, que nadie buscaba la verdad, que el clero peleaba por la reputación y el estatus, y que la iglesia carecía de la obra del Espíritu Santo y rebosaba pecado e inmundicia. Ante la noticia del regreso del Señor, los líderes religiosos no lo buscaron, sino que se resistieron a él y lo condenaron con toda clase de tácticas para que los creyentes no estudiaran el camino verdadero. Nada de eso era acorde a las enseñanzas del Señor. Sentí que mi iglesia, en realidad, era Babilonia, y que debía irme ya; si no, no podría recibir al Señor y entrar al reino de los cielos. Perdería la obra del Espíritu Santo, caería en la perversidad con ellos y perdería la ocasión de salvarme. Decidí que, aunque no me echaran, me iría de ese páramo religioso de todos modos. Jamás volví a esa iglesia.
Para que me reincorporara a ella, el pastor Gilbert vino a casa, les contó a mis padres que ya no asistía a la iglesia y les pidió que me mandaran volver. También mi padre era anciano de la iglesia. Mi mamá y él ya conocían mi fe en Dios Todopoderoso y, aunque no iban a renunciar a sus nociones, no me oprimían. Sí empezaron a hacerlo después de que el pastor hablara con ellos para exigirme que volviera a la iglesia. Me negué. Mi papá me interrumpía adrede a la hora de las reuniones de la Iglesia de Dios Todopoderoso y me criticaba a diario con toda clase de cosas horrendas. Mi mamá me impedía asistir a las reuniones por medio de la violencia, tratando de quitarme el teléfono siempre que estaba reunido y diciéndome que lo iba a romper para que no pudiera sumarme a ellas. Una vez, mi papá me escondió el teléfono cuando yo no estaba y amenazó con cortar la electricidad. Confome se agravaba la opresión de mis padres, se me hacía más difícil de soportar, pero, con la constante guía de las palabras de Dios, nunca cedí ante ellos. Un día dijeron que iban a romper la relación conmigo y a echarme de casa. Busqué las palabras de Dios frente a esta persecución de mis padres. Sus palabras me dieron esclarecimiento y discernimiento claro al respecto. Dios dice: “Cuando Dios obra, se preocupa por la persona y la escudriña, y cuando la favorece y aprueba, Satanás sigue de cerca, intentando embaucar a la persona y hacerle daño. Si Dios desea ganar a esta persona, Satanás hará todo lo que pueda para estorbarle usando diversas tácticas malvadas para tentar, para alterar y socavar la obra de Dios, todo ello con el fin de lograr su objetivo oculto. ¿Cuál es este objetivo? No quiere que Dios gane a nadie; él quiere robar la posesión de aquellos a los que Dios desea ganar, quiere controlarlos, hacerse cargo de ellos para que le adoren y entonces se le unan para cometer actos malvados y oponerse a Dios. ¿Acaso no es esta su siniestra motivación?” (La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IV).
“En cada paso de la obra que Dios hace en las personas, externamente parece que se producen interacciones entre ellas, como nacidas de disposiciones humanas o de la interferencia humana. Sin embargo, detrás de bambalinas, cada etapa de la obra y todo lo que acontece es una apuesta hecha por Satanás ante Dios y exige que las personas se mantengan firmes en su testimonio de Dios. Mira cuando Job fue probado, por ejemplo: detrás de escena, Satanás estaba haciendo una apuesta con Dios, y lo que aconteció a Job fue obra de los hombres y la interferencia de estos. Detrás de cada paso de la obra que Dios hace en vosotros está la apuesta de Satanás con Él, detrás de todo ello hay una batalla. […] Cuando Él y Satanás luchan en el ámbito espiritual, ¿cómo deberías satisfacer a Dios? Y ¿cómo deberías mantenerte firme en el testimonio de Él? Deberías saber que todo lo que te ocurre es una gran prueba y es el momento en que Dios necesita que des testimonio. Aunque parezcan no ser importantes desde fuera, cuando estas cosas ocurren muestran si amas o no a Dios. Si lo haces, serás capaz de mantenerte firme en tu testimonio de Él y, si no has puesto en práctica el amor a Dios, esto muestra que no eres alguien que pone en práctica la verdad, que no tienes la verdad ni tienes la vida, ¡que eres cascarilla! Todo lo que acontece a las personas tiene lugar cuando Dios necesita que se mantengan firmes en el testimonio que dan de Él. Aunque, de momento, no te está ocurriendo nada importante y no estás dando un gran testimonio, cada detalle de tu vida diaria tiene relación con el testimonio de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo amar a Dios es realmente creer en Él). Con las palabras de Dios entendí por qué me enfrentaba a tantos obstáculos. A simple vista parecía algo entre mis padres y yo, pero no era así. Por detrás había interrupciones y manipulaciones de Satanás. Satanás utilizaba a mi familia para tratar de impedirme creer en Dios Todopoderoso, de impedirme aceptar la salvación de Dios. Era una batalla espiritual. Supe entonces que la voluntad de Dios era que me mantuviera firme en el testimonio. Por ello decidí que, hiciera lo que hiciera mi familia por frenarme, seguiría sumándome a las reuniones con los hermanos y hermanas, leyendo las palabras de Dios Todopoderoso y cumpliendo mi deber, y me mantendría firme para humillar a Satanás.
Mis padres continuaron oprimiéndome y estorbándome, pero, sin importar qué hicieran o dijeran, yo me amparaba en Dios frente a sus ataques verbales y seguía asistiendo a reuniones y leyendo las palabras de Dios Todopoderoso. Poco a poco dejaron de criticarme. Alabé a Dios de corazón por ello. Las palabras de Dios Todopoderoso realmente son la verdad y, con estas verdades, nadie puede atacarme ni disipar mi fe en Dios Todopoderoso.
Luego, el clero impidió aún más a los hermanos y hermanas estudiar el camino verdadero. El pastor Gilbert presionó mucho a su hermano pequeño exigiéndole que celebrara ceremonias en la iglesia y que no se fuera de ella. Había una feroz guerra fría entre ambos hermanos. A su hermano pequeño le daba miedo salir de casa. Tenía que hacer lo que le dijera su hermano y no podía sumarse a las reuniones. Sentía lástima por este hermano y apreciaba todavía con mayor nitidez el auténtico rostro del clero religioso. Son, verdaderamente, los fariseos contemporáneos. No buscan el camino verdadero, y dificultan que lo estudien los demás. Empujan a la gente al infierno y hacen que pierda la salvación de Dios de los últimos días. ¿No se convierten en enemigos de Dios? Como exclamó el Señor Jesús: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13). Dios Todopoderoso dice: “Hay algunos que leen la Biblia en grandes iglesias y la recitan todo el día, pero ninguno de ellos entiende el propósito de la obra de Dios. Ninguno de ellos es capaz de conocer a Dios y mucho menos es conforme a la voluntad de Dios. Son todos personas inútiles y viles, que se ponen en alto para enseñar a Dios. Se oponen deliberadamente a Él mientras llevan Su estandarte. Afirman tener fe en Dios, pero aun así comen la carne y beben la sangre del hombre. Todas esas personas son diablos que devoran el alma del hombre, demonios jefes que estorban deliberadamente a aquellos que tratan de entrar en la senda correcta y obstáculos en el camino de quienes buscan a Dios. Pueden parecer de ‘buena constitución’, pero ¿cómo van a saber sus seguidores que no son más que anticristos que llevan a la gente a levantarse contra Dios?” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Todas las personas que no conocen a Dios son las que se oponen a Él). Con la revelación de las palabras de Dios y mis experiencias personales en esa época, vi de verdad los rostros hipócritas y despreciables del clero religioso. Parece que explican muy bien la Biblia, que viven humilde y devotamente y que les dicen a los creyentes que estén alerta a la venida del Señor, pero, ahora que ha vuelto el Señor Jesús, no solo no oyen la voz de Dios, sino que se resisten a ella, la condenan y luchan por impedir que los creyentes estudien el camino verdadero. Obviamente, son como los fariseos, que crucificaron al Señor Jesús en aquel tiempo. Todos ellos son malvados, odian la verdad por naturaleza y son unos anticristos expuestos por la obra de Dios. ¡Son malos siervos contrarios a Él! Ya claras la naturaleza y la esencia del clero, contrarias a Dios y de odio por la verdad, aprendí a discernir cómo eran de veras. Su buena conducta superficial ya no me confundía y engañaba. Me liberé por completo de las ataduras de las fuerzas de los anticristos religiosos. ¡Gracias a Dios Todopoderoso!