I

Para perseguir la verdad, debemos ser personas honestas, atrevernos a ponernos al descubierto y diseccionar nuestra corrupción.

No importa lo que otros piensen de nosotros, debemos tener un corazón que viva ante Dios.

Buscamos la verdad en todas las cosas y nos sentimos liberados al entenderla.

Quienes aman la verdad y tienen el corazón puro reciben las bendiciones de Dios, pero aquellos que siempre simulan solo se hacen daño a sí mismos.

Me preguntas por qué elijo vivir como una persona honesta.

Las personas honestas obtienen la alegría de Dios, pueden ser salvadas y vivir en la luz.

II

Para cumplir bien nuestro deber, debemos ser personas honestas, ser considerados con el corazón de Dios en todas las cosas y actuar con principios.

Debemos practicar la verdad que entendemos, aceptar el escrutinio de Dios en todas las cosas, cumplir nuestro deber de forma diligente y meticulosa y nunca ser superficiales con Dios.

Debemos perseguir la verdad y desempeñar deberes adecuados para que Dios esté en paz, y tomar la comisión de Dios como nuestra prioridad.

Dios nos ha dado tantas verdades, por lo tanto, ¿cómo podríamos decepcionarlo?

Debemos cumplir bien nuestro deber para retribuir el amor de Dios.

III

Para amar de verdad a Dios, debemos ser personas honestas, no pedirle nada ni hacer tratos con Él.

Debemos someternos por completo a Sus arreglos, ya sea que tengamos bendiciones o desgracias.

Si aceptamos la verdad y nos sometemos a Dios, podremos dar testimonio de Él.

Al pasar por el juicio, somos purificados y nuestro carácter se transforma.

Amo a Dios con el corazón y estoy dispuesto a vivir mi vida por Él; le dedicaré todo el tiempo que me queda.

Las personas honestas pueden esforzarse de verdad por Dios, cumplir bien sus deberes y recibir la aprobación de Dios.

de Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos