Ningún país ni ningún poder puede interponerse en el camino de lo que Dios quiere lograr.

I

Hoy, Dios ha regresado al mundo para realizar Su obra. Su primera parada es el exponente del régimen dictatorial: China, el acérrimo bastión del ateísmo. Dios ha ganado un grupo de personas con Su sabiduría y poder. Durante este período, el partido gobernante en China lo ha perseguido por todos los medios y lo ha sometido a un gran sufrimiento, sin un lugar donde poder apoyar la cabeza, incapaz de encontrar refugio. A pesar de esto, Dios aún continúa la obra que pretende hacer: alza Su voz y difunde el evangelio.

II

Nadie puede desentrañar la omnipotencia de Dios. En China, un país que considera a Dios como enemigo, Él no ha cesado nunca Su obra. Por el contrario, más personas han aceptado Su obra y Su palabra, porque Dios salva a todos y cada uno de los miembros de la humanidad en la mayor medida posible. Ningún país ni ningún poder puede interponerse en el camino de lo que Dios quiere lograr. Aquellos que obstruyen Su obra, se resisten a Su palabra y perturban y perjudican Su plan terminarán castigados por Él.

III

El que se resista a la obra de Dios será enviado al infierno; cualquier país que se resista a la obra de Dios, será destruido; cualquier nación que se levante para oponerse a la obra de Dios será barrida de esta tierra y dejará de existir. Ningún país ni ningún poder puede interponerse en el camino de lo que Dios quiere lograr. Aquellos que obstruyen Su obra, se resisten a Su palabra y perturban y perjudican Su plan terminarán castigados por Él.

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice II: Dios preside el destino de toda la humanidad